Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 6

Bonus 6: Cuentos De Hadas Comunes: El Honesto Leñador

Un día, un leñador estaba talando árboles cerca de cierta fuente. Tenía con él su fiel motosierra Azantium de poder mágico. Su motosierra hizo un fuerte zumbido mientras cortaba árboles como un cuchillo caliente a través de la mantequilla. Con su fiel motosierra, el joven podía cortar todo lo que quisiera, ya fueran piedras o paredes de acero. Una herramienta como esta sería tan útil en un campo de batalla como lo fue en un bosque. Cualquiera que lo manejara podría derribar hordas de soldados con facilidad. Espadas, escudos, e incluso armaduras de placas serían incapaces de resistir su poder.

En cuanto a por qué un simple leñador poseía una herramienta tan poderosa, bueno, no es importante. Tampoco era importante por qué seguía siendo un leñador a pesar de tener la capacidad de ser mucho más.

Con un estruendo resonante, uno de los árboles cayó al suelo.

“Uf, parece que el trabajo también ha ido bien hoy.” El trabajo de hoy estaba hecho. Solo le había llevado al joven cinco minutos, pero aún así se limpió una gota de sudor imaginario de su frente. ¡En ese momento, sintió que algo intentaba matarlo!

“¡Muere, perro inútil!” Soltó una serie de maldiciones violentas que uno no esperaría escuchar de un leñador de la aldea. El joven sacó un trozo de metal en forma de L de su bolsillo y apuntó. Un segundo más tarde, un rayo de luz roja se desató entre los árboles. Había un montón de cosas que se estaban desatando hoy.

Lo último que se soltó fue la cabeza del “perro callejero” al que había disparado, un monstruo parecido a un lobo que había estado escondido en un matorral cercano. En el momento en que la ráfaga de luz golpeó su cabeza, se voló por los aires.

Sin embargo, no había un solo lobo que buscara la vida del joven. Disparó una serie de destellos que destruyeron brutalmente a toda la manada. La escena era tan espantosa que debería haber sido censurada. El pacífico bosque estaba teñido de rojo con la sangre de los monstruos.

“Tch, como siempre, todo lo que tienes de tu lado son números. ¿Hm? ¡Mierda, la mercancía!” Hasta ahora, el joven demonio que había estado pintando de rojo el bosque estaba perfectamente tranquilo. Sin embargo, perdió la calma cuando se dio cuenta de que uno de los lobos se acercaba sigilosamente a sus preciosos bienes.

Por bienes se refería al espléndido árbol que acababa de talar. El monstruo entonces activó sin corazón su magia especial y disparó una bola de fuego contra el árbol. Incluso si el leñador masacrara al monstruo ahora, su árbol sería quemado hasta el punto de no ser reconocido. El leñador lanzó su arma en forma de L a un lado, levantó su motosierra con ambas manos y corrió hacia la bola de fuego.

“¡Y una mierda que te dejaré!” Con un grito enérgico, el leñador bajó su motosierra y partió la bola de fuego en dos. Luego lo giró hacia arriba, cortando el estómago del lobo. Otra flor roja floreció entre los verdes árboles.

“Uf, lo hice… Oh, sí…” Una vez más, limpiando una gota de sudor imaginario de su frente, el leñador miró a su alrededor buscando el arma que había lanzado antes. Cuando su mirada pasó sobre el manantial, notó que había ondulaciones en el agua que antes estaba quieta.

“¡Mierda! No puedo creer que lo haya tirado en el manantial”.

El leñador caminó hasta el borde del manantial. Viendo que no podía encontrar su arma en ningún otro lugar, era probable que se hubiera caído. Se desplomó de los hombros y suspiró.

“Hombre, ¿qué hago? Sin eso, llevará más tiempo aniquilar monstruos y ladrones. Dios, qué dolor.”

El manantial era ancho y profundo. Bucear hasta el fondo para buscar su arma llevaría mucho tiempo y esfuerzo.

“Tal vez debería tirar un montón de taurinas ardientes y vaporizar el manantial.”

El leñador murmuró siniestramente. El Taur se quemaba a unos impresionantes 3000 grados centígrados, así que sin duda sería posible. La primavera de repente empezó a brillar, como si reaccionara a los aterradores comentarios del leñador. Sorprendido, el hombre encendió su motosierra y se preparó para luchar. De entre las profundidades de la fuente surgió una persona.

“Wow…” El usualmente cortante y cruel leñador se quedó boquiabierto de asombro. Así de bella era la diosa que había salido de la fuente. Nada podría igualar su esplendor. Su cabello rubio dorado brillaba a la luz del sol. Sus largas pestañas y sus profundos ojos carmesí cautivaron a todos los que la miraban. Su piel blanca como la porcelana estaba teñida con el más tenue de los rubores. Parecía no tener más de doce o trece años, pero su mirada apasionada y su sonrisa seductora la hacían parecer mucho mayor. Era una diosa muy cautivadora. Sus esbeltas extremidades se asomaron de un vestido blanco puro. Cuando vio al leñador, la diosa se agachó frente a él. Luego metió ambas manos en el resorte y sacó algo con cada una. El leñador esperaba que usase magia, no algo tan mundano como sus propias manos.

“¿Este es tu conejo astuto? ¿O es tu pervertida sacerdotisa?”

El leñador no sabía cómo responder. La diosa acababa de sacar a dos personas del manantial. Una tenía orejas de conejo que le salían de la cabeza, mientras que la otra estaba vestida con túnicas de sacerdotisa. Ambos estaban empapados y parecían bastante molestos por haber sido sostenidos por sus cuellos. Por lo que parecía, la diosa los había sumergido en el manantial en contra de su voluntad. Parecía que era una diosa que secuestraba gente.

“Oiga, usted, señor de la motosierra. Por favor, ¿no vas a recoger a este pobre coneja? Si lo haces, te dedicaré estas orejas de conejo de por vida”.

El leñador no estaba muy seguro de lo que significaba tener orejas de conejo dedicadas a él, pero ciertamente fue tentado. La conejita tenía un busto impresionante, y se aseguró de enfatizarlo mientras suplicaba al joven.

Ahora veo que es muy astuta.

“U-Umm, ¡tú, el de allá! El tipo que convirtió este pacífico bosque en un campo de batalla, quiero decir. ¿Crees que podrías ayudarme? ¡Si me escoges, haré lo que me pidas!”

El leñador no estaba seguro de lo que ella esperaba que le pidiera, pero se dio cuenta por su sonrojo e inquietud de que no era nada sano. La sacerdotisa enterró su cara en sus manos, pero siguió mirando tímidamente entre sus dedos al leñador.

Ahora veo que es una pervertida.

“No dejé caer nada viviendo en el manantial, sabes.”

“¿¡Huh!?”

La astuta conejita y la sacerdotisa pervertida lo miraron con asombro.

“Mmm…. Supongo que es comprensible. No necesitamos esto, entonces.”

“Oye, ¿no crees que eso es un poco grosero?”

“Eres tan malo, Ha-”

La diosa las devolvió a la fuente. No volvieron a subir.

“Entonces, ¿este es tu…”

“Oh, ¿ya es mi turno? Muy bien, amo. Por favor, insulta…”

“Siguiente”. La diosa dejó caer lo que recogió antes de que el leñador tuviera una buena oportunidad de mirarla. Por el rápido vistazo que había tenido, asumió que era una criatura extraña. La diosa volvió a meter la mano en el manantial y pescó por todas partes. Después de un rato, pareció que encontró lo que estaba buscando y sacó la mano.

“Mmm…. ¿Este es tu revólver de seis disparos de treinta y cinco centímetros de largo, hecho con tecnología taur, recubierto de azantium, que funciona con [Campo Electrico] y es capaz de disparar con cañón de riel, y que lleva el nombre de la palabra alemana para “[trueno]”, también conocida como “[Donner]”?

Qué descripción tan espantosamente detallada. Era difícil de creer que lo hubiera visto por primera vez con lo preciso que era. Era casi como si esta diosa hubiera estado observando al leñador todo este tiempo.

La expresión del leñador se endureció. Se estaba dando cuenta, quizás demasiado tarde, de que esta diosa era peligrosa. Los escalofríos bajaron por su espina dorsal, y abrió la boca para decir que era suya. Sin embargo, la diosa lo interrumpió antes de que pudiera.

“O.…” Tomó su mano vacía y la colocó elegantemente sobre su propio pecho. “¿Esta es tu diosa?”

“Como dije, no se me cayó nada viviendo en ese manantial.” El leñador respondió. La diosa entrecerró los ojos. Esa era la mirada de un cazador mirando a su presa.

“Esta es tu diosa, ¿no?” Ahora se empujaba a sí misma hacia el leñador. Sin embargo, no era de los que se dejaban influenciar tan fácilmente.

“No, dejé caer a [Donner] allí. El arma que escondes detrás de tu espalda. Por favor, devuélvemela. ¡Eh, espera, no lo tires! ¿Qué? ¿Tengo que elegirte a ti si quiero que me lo devuelvas? ¡Ahora me estás chantajeando!”

La diosa intentó arrojar a [Donner] de vuelta a la fuente, con lágrimas en los ojos, mientras el leñador hacía todo lo que estaba en su mano para detenerla. Los sonidos de su lucha por la vida y la muerte resonaron por todo el bosque. Al final, su historia terminó tal y como debía ser según el folclore. Por su honestidad, el leñador recibió todo lo que la diosa le había ofrecido antes. Eso, por supuesto, significaba que recibió su revólver y una diosa sonriente

– FIN DEL VOLUMEN 6 –