Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 4

Capítulo 6: La Paz del Dios Pájaro

 

 

Todo el día transcurrió como un sueño, y en poco tiempo cayó la noche. Raphtalia, Filo y Melty cayeron dormidas sobre un enorme nido que los filolials habían preparado para ellas. Al igual que la noche anterior, Fitoria se mantuvo despierta para hablar conmigo en privado.

―¿De qué se trata?

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―Sobre lo que discutimos anoche…

―Maldición, eres muy persistente. Lo que es imposible es imposible.

Y eso que esta mañana iba en serio al intentar matarnos. Me di cuenta de que había sido gracias a los esfuerzos de Filo que salimos de aquélla.

¿Pero por qué era tan poderosa? ¿Cómo se había hecho tan fuerte como para jugar con Filo como si fuese una muñeca? Es más, era lo bastante para enfrentarse a todos los Héroes a la vez.

―¿De verdad… has tratado de ser su amigo? ¿Lo has intentado?

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No respondí de inmediato. Si no pensaba en mi respuesta, podría matarme.

Motoyasu tenía claro lo que pensaba sobre mí. No estaba seguro de lo que pensaban Ren e Itsuki. Desde la pelea por Melty, no nos habíamos vuelto a encontrar. No tenía forma de saber dónde estaban, pero recordaba que cuando nos separamos por última vez, parecían tener sospechas sobre las cosas de las que se me acusaba.

―¿Has intentado limpiar tu nombre?

Se había dado cuenta de que en realidad no había hecho nada. Especialmente en lo que respecta a la violación de la que me acusaba la Zorra, le había dado prioridad a liberar mi ira porque no había posibilidades de que alguien creyera en mí. Les dije que había sido incriminado injustamente, pero no me creyeron. Es por eso que yo no confiaba en ellos. Y si hubiese sido capaz de mostrarles pruebas, ¿habrían pensado de otro modo?

No éramos suficientemente cercanos como para sentarnos a charlar. Ellos lo sabían todo sobre este mundo, y también que yo no, pero aun así me dejaron por mi cuenta, sin ninguna intención de ayudarme. ¿Por qué debería acudir a ellos? Lo único que querían era jugar en su mundo y actuar como si fuesen geniales.

¿Cómo se suponía que iba a saber lo que pensaban? Ya había reflexionado antes sobre ello. Traté de imaginar lo que pensaba Ren. Él sabía que todos enloquecieron cuando yo fui acusado de violar a la Zorra. Ren no sabía mucho sobre ella, pero entendía que era hermosa. ¿A quién debía creer? ¿Al hombre acusado del crimen o a la mujer que clamaba ser la víctima? Si yo fuera él y realmente no supiese nada de ninguno de ellos, tendría que ponerme de parte de la mujer que afirmaba ser la víctima. Era similar a algunas cosas que escuché en mi mundo.

Un día, en un tren, una mujer agarró el brazo de un hombre y gritó, “¡este hombre me ha tocado!” Incluso si no lo había hecho, todos los del tren le mirarían de inmediato de distinta forma, sospechando de él. Y aun en el caso de que pudiera demostrar que estaba siendo incriminado falsamente, la posición social del hombre quedaría dañada para siempre. Lo que la Zorra me había hecho era similar a eso.

―Aah…

Mi ira estaba empezando a calmarse, al menos un poco. Al igual que yo no sabía nada sobre Ren e Itsuki, ellos no sabían nada sobre mí. Lo mismo era cierto para Motoyasu. Bueno, Motoyasu claramente pensaba sólo en las mujeres.

Me sentía como si hubiese comprendido algo importante. Si Ren y los demás estaban replanteándose su opinión sobre lo que había ocurrido, podría merecer la pena intentar hablar con ellos. Aunque sólo en el caso de que nos volviéramos a encontrar.

Sí… Bueno, trataré de hablar con ellos la próxima vez que los vea. Si todo sale bien, podríamos lograr algunas mejoras significativas.

Por supuesto, esto no sería posible hasta que la Zorra y la Basura fuesen castigados.

―¿Recuerdas nuestra conversación anterior? ¿Dónde debería llevaros cuando dejéis este lugar?

―Sí.

―Estaba pensando en dejaros en algún lugar cerca de los Héroes Sagrados.

―Tú también vendrás, ¿no?

Si era tan poderosa como parecía, probablemente podría ayudar a resolver el malentendido. Su mayor preocupación era que los Héroes trabajásemos juntos. Teniendo eso en cuenta, parecía una petición justa.

―Ya no me entrometeré en vuestros asuntos. Por favor, muéstrame que hay una razón por la que debo preocuparme por ti.

―Eres muy autocomplaciente, ¿verdad?

―Ése es el problema. No he encontrado ninguna razón para valorar a los Héroes actuales. La única a la que he conocido que tenga potencial es Filo. Demuéstrame que me equivoco.

Realmente se consideraba superior a mí, pero si pensaba que lo hacía por el bien del mundo, podría matar a todos los Héroes debido a sus luchas internas. No podía decir que estuviera equivocada, pero aun así tenía la sensación de que no salvaría el mundo matando personas que estaban luchando entre ellas.

En realidad, tal vez yo, o no yo, sino nosotros… los Héroes… tal vez estábamos equivocados sobre la seriedad de la amenaza.

―Además, tengo muchas cosas que me mantienen ocupada.

―¿Como qué?

―Como salvar al mundo de las Olas. No es como si las sólo apareciesen en lugares en los que vive la gente.

―¿Hay relojes de arena en zonas que no están pobladas?

Fitoria asintió. Habría preferido no saberlo. Entonces ¿la civilización no era lo único que se encontraba bajo amenaza?

―Yo soy la que está a cargo de esas áreas. Me encantaría que me ayudaseis, pero primero necesitáis haceros más fuertes.

Así que estaba diciendo que se había salido de su camino para conocernos y probarnos… ahora que ella disponía de algo de tiempo para hacerlo. Quería saber si teníamos suficiente fuerza para hacer frente a lo que se avecinaba. Si no era así, nos mataría.

―Si puedes, mantén una conversación seria con ellos. El mundo no tiene tiempo para las disputas insignificantes entre los Héroes.

―Haces que suene como si los Héroes siempre estuvieran peleando.

―He visto cómo ocurría lo mismo muchas veces.

―Está bien. Tengo que hacer todo lo que pueda para remendar nuestra relación, ¿no?

―Hay algo más.

―¿Qué?

―Si falta alguno de los Héroes cuando lleguen las Olas, éstas se volverán más fuertes. Si eso ocurre, los Héroes deberán ser asesinados para que se pueda invocar a otros. Debe hacerse por el bien del mundo.

Maldición… Tampoco quería saber eso. Está diciendo que el peligro aumentará si alguno de los Héroes muere. Pero si todos desaparecen, se podrá invocar a unos nuevos. Menuda situación.

Nos estaba diciendo que hiciésemos las paces. Y si no, nos mataría. Esta Reina filolial sí que sabía cómo dar órdenes molestas.

Me perdí en mis pensamientos durante un momento, así que Fitoria se levantó y se giró hacia mí.

―No sé cuántas olas requerirá, pero llegará un momento en que toda la vida de este mundo se verá obligada a sacrificar algo importante.

―…

―Entonces, los Héroes estarán obligados a tomar una decisión. En ese momento, os estaré esperando.

―¿Decisión?

―La de si pelearéis por el mundo o por las personas. Si no quieres llevarte bien con los otros Héroes y tan sólo ser liberado de tu cometido, por lo menos sobrevive hasta ese momento. Si eliges luchar por el mundo, tendrás que hacer un gran sacrificio, pero al menos serás capaz de cumplir tu objetivo.

―¿Qué pasa si eliges pelear por las personas?

―Ése es un camino espinoso. Los anteriores Héroes lo desearon, pero ya no es posible. Es un camino que no puedes recorrer solo. Nunca lo conseguirías.

―Umm… ¿Qué más sabes? Dímelo todo.

―Ya he olvidado muchas cosas. Pero recuerdo algo: salvar al mundo y salvar a la humanidad no son lo mismo.

El mundo y su gente eran distintos. Por la forma en que hablaba, estaba claro que ella se encontraba de parte del mundo. En general, parecía indiferente a lo que le pasara a su gente. ¿Entonces qué significaba luchar por el mundo? Sabía que se refería a las Olas, pero no podía deducir el resto. No obstante, quería volver a vernos, y podría ser después de la última Ola.

Me pregunto… qué ELEGIRÍA yo.

Incluso si era en beneficio de la gente, si podía hacer algo para proteger a Raphtalia y los demás, probablemente elegiría ayudar a las personas.

―Por eso, te ruego que trates de llevarte bien con los otros Héroes.

―Lo único que puedo decir es que lo intentaré. No puedo adivinar cómo reaccionarán ellos, pero tú nos diste esas recompensas. Lo menos que puedo hacer es esforzarme.

A Filo le dio una tiara y a mí un escudo. Lo mínimo que podía hacer era escucharla.

―Has pasado la prueba. Tengo más esperanzas puestas en ti que en los otros Héroes.

―¿Por qué?

―El Héroe del Escudo que ha criado a la nueva Reina Filolial no puede ser tan malo.

―Aunque lo soy. Soy malo.

Lo dije sin pensar. Quiero decir… compré a una niña pequeña como esclava y la obligué a luchar por mí. Sin duda no era una BUENA persona.

―…

Fitoria miró al cielo y suspiró profundamente.

―Piensa lo que quieras por ahora. Pero no olvides que estamos conectados a través de Filo.

Si ella no hubiese superado su prueba… me habría asesinado. Era lo bastante poderosa para hacerlo; incluso yo había resultado herido.

―Está bien.

―Héroe del Escudo, creo que tienes la fuerza necesaria para arreglar las cosas con los demás Héroes. Y, sinceramente… todos ellos son demasiado débiles. Con las cosas como están, no tendré que intervenir para encargarme de vosotros. Acabaréis con vosotros mismos.

―¿Será tan difícil?

―Así es. Y si tienes que utilizar ese Escudo…

Fitoria estiró el brazo hacia mi armadura.

De repente me sentí más ligero. El núcleo de dragón que había sido incrustado en mi armadura de bárbaro cambió en cierto modo. Ahora parecía un símbolo taoísta del ying-yang.

 


Armadura de Bárbaro +1 (Protección del Dios Pájaro)

Aumento de defensa: resistencia a los impactos (media), resistencia al fuego (grande), resistencia al viento (grande), resistencia a la oscuridad (grande), recuperación de HP (muy pequeña), aumento de maná (medio), aumento de agilidad (medio), manufacturación de defensa mágica, resistencia a la contaminación espiritual, recuperación automática.


 

―¿Qué es esto?

―Te ayudará a resistir la Serie Maldita. Aun así, no te mantendrá totalmente a salvo… No uses ese escudo si puedes evitarlo.

―Haré lo que pueda, pero no te hagas ilusiones. Ni sobre esto ni sobre llevarme bien con los otros Héroes.

―Por favor…

Al acercarse y apoyarse en mí, Fitoria mostró la sonrisa más sincera que había visto hasta ahora.

―Pesas mucho. Quítate.

Pero ella no mostró señales de que fuera a moverse.

―…

Siguió apoyada contra mí en silencio.

¿Qué está haciendo? Parece una niña pequeña a punto de romper a llorar.

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¿Por qué?, fue mi primer pensamiento. ¿Por qué, qué quería? Entonces pensé en algunas razones.

Ha dicho que un héroe la había criado. ¿Dónde está ese héroe ahora? Puede que haya vuelto a su mundo o que muriese mucho tiempo atrás. ¿Se pensará que ahora yo soy como su nuevo padre? ¿Ve a su antiguo héroe en mí?

No había nada que yo pudiese hacer al respecto. Pasé la mano por su cabeza, y cuando lo hice, enterró la cara en mi hombro y me abrazó.

Parecía que la única razón que tenía para vivir era la promesa que le hizo al héroe en el pasado. ¿Eso era todo lo que tenía? Había prometido proteger el mundo… ¿cuántos años habían pasado?

Pensando en cuánto tiempo había estado trabajando por el mundo, sentí que lo mínimo que podía hacer era aceptar su petición. Durante todos esos años, ¿cuánta gente había conocido y con cuántos había trabajado en este mundo? Debió haberse hundido en la decepción y la desesperación muchas veces. ¿Era por eso que no confiaba en nadie excepto en los Héroes?

Era una chica bastante torpe. Parecía ser muy poderosa, pero probablemente eso se debía a que se estaba esforzando mucho. Cuando una niña pequeña te pide que hagas algo, es difícil decir que no. Yo al menos haría lo que pudiese.

Pasó un rato y la respiración de Fitoria se volvió más regular. Me di cuenta de que
se había dormido sobre mi hombro. Sus ronquidos sonaban como los de Filo. Algún día, cuando yo me hubiese ido, ¿Filo se apoyaría sobre el hombro de otro héroe y caería dormida? Mientras pensaba en ello, mis párpados se volvieron más pesados, y pronto yo también estaba dormido.

***

 

 

―¡Muchas gracias!

Melty y Filo estaban agitando el brazo enérgicamente. Llegó la mañana y Fitoria nos dejó claro que probablemente ya era hora de que nos pusiéramos en marcha. Nos instó a subir al carruaje.

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Una vez estuvimos todos en el carruaje, Fitoria nos teletransportó de vuelta a llanura en la que luchamos contra el Dragón Tiranosaurio Rex, y todos nos bajamos. ¿Estarían los otros Héroes cerca?

―¿Los demás Héroes están en algún lugar cercano?

Siento algún tipo de reacción en las proximidades…

Fitoria estaba mirando fijamente el carruaje. Eso no era una buena señal. Pasó un rato. Entonces, Fitoria cambió a su forma filolial normal antes de levantar las alas y marcharse.

―Ha sido una experiencia interesante, ¿verdad, Naofumi-sama?

―Sin duda. Muy bien, Filo…

―¿Uh, eh?

Oh, olvidaba mencionar que Fitoria le dio a Filo un regalo de despedida. Era un carruaje nuevo. Estaba hecho de madera, aunque no era de una calidad excepcional.

Todo se está complicando mucho. ¿Por qué ha puesto tanto peso sobre mis hombros?

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Filo prefería el carruaje que compré yo, pero no había más opción que ceder.
Cambió a su forma de reina filolial y empezó a tirar del carruaje.

―¡Vamos!

―¡Bien!

―¡Sí!

―¡Podemos hacerlo, ¿cierto, Filo?!

Nos habíamos alejado mucho de nuestro rumbo, pero ahora habíamos vuelto. Nos dirigimos hacia la frontera del sudoeste.

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***

 

 

―No creí que fuese a estar tan lejos…

Llegamos a la frontera. Desde donde estábamos podíamos ver una pequeña estructura parecida a una fortaleza desde la que los guardias vigilaban la frontera durante su patrulla sobre el tejado. No había mucha gente cruzando la frontera, y los guardias estaban inspeccionado el contenido de unos grandes carros de carga.

―Maldición. Están manteniendo una vigilancia muy concienzuda.

―Es porque nos están buscando, ¿verdad? Por lo menos aquí hay menos guardias de los que había en la frontera noreste.

―Es cierto…

Motoyasu se encontraba cerca del paso fronterizo. El demonio pirómano estaba con él.

Desearía que se hubiese ido a otro sitio. Él nunca me escuchará.

O eso estaba pensando cuando las palabras de Fitoria regresaron a mi mente. ¿Podría ser que mis propios prejuicios estuviesen evitando que nos reconciliáramos? No obstante, la Zorra también estaba ahí, y no había forma de que ella fuese a escucharme.

De todos modos, no parecía haber alguna forma de cruzar que no fuera simplemente cargar hacia delante. Me tenía que aferrar a la pequeña esperanza de que tal vez escucharan a Filo, Melty o Raphtalia.

Si buscásemos otro paso fronterizo, deambularíamos durante al menos varios días. Y, además, nuestro objetivo estaba justo delante. El problema principal era Motoyasu. Habíamos logrado escapar de todos nuestros enfrentamientos hasta la fecha. Si no escuchaba lo que teníamos que decir, no tendríamos más que abrirnos paso.

Exacto, sólo tenemos que abrir un camino a la fuerza.

―Melty, el objetivo está justo ahí. Tenemos que abrirnos paso sin importar lo que ocurra. Aun así, voy a intentar hablar con Motoyasu.

Supuse que iba a darle algún tipo de ataque de histeria, por lo que era importante asegurarse de que todos estábamos de acuerdo.

―Me parece bien.

―¿Eh? ¿Qué has dicho?

―¿Qué pasa?

―Creía que ibas a decirme que no porque nos daría una mala imagen.

―…

Se dio la vuelta y suspiró frustrada.

―Si el país está actuando tan irracionalmente, entonces es necesario un tratamiento irracional.

Sabía qué quería decir. Estaba pensando en el noble que tenía tantas ganas de vernos muertos y que por ese motivo llegó a liberar el sello de un monstruo ancestral. Habría incendiado el país con tal de acabar con nosotros.

Melty estaba determinada. Eso era bueno. Abrirnos paso por la fuerza a través de la frontera probablemente causaría menos destrucción que seguir huyendo.

―Bien. ¡En marcha! ¿Estáis todas preparadas?

―Completamente.

―¡Síp!

―Haré todo lo que pueda.

―¡De acuerdo!

Levanté la mano y Filo movió su peso hacia delante, corriendo a toda velocidad con el carruaje. Nos lanzamos directamente hacia el paso fronterizo.

―¡Es el Demonio del Escudo!

Menudo recibimiento… Tenía planeado ceder e intentar hablar las cosas, ¿y así es como me saludan?

Había reconsiderado mi actitud después de hablar con Fitoria, pero ¿estaba equivocado?

―¡Deteneos justo ahí!

Antes del verdadero paso fronterizo había una especie de lona extendida. Estaba cubierta de pinchos. Nunca pasaríamos sobre ella con el carruaje. Pero Filo no mostró signos de querer reducir la velocidad.

―¡Aquí vienen!

Motoyasu apuntó su lanza en nuestra dirección.

Es un feminista. No levantaría su lanza contra Filo… ¿verdad?

Su lanza comenzó a brillar.

―¡Myne!

―¡Sí!

La Zorra empezó a conjurar un hechizo.

―¡Fuego Zweite!

―¡Jabalina de Ataque Aéreo! Y…

Cuando Myne terminó de preparar su hechizo, Motoyasu levantó su brillante lanza y la arrojó hacia nosotros.

―¡Habilidad combinada, Lanza Ígnea de Ataque Aéreo!

Una lanza de fuego estaba volando directamente hacia nosotros.

¡Mierda!

Inmediatamente salté sobre la espalda de Filo y empecé a preparar mi propio hechizo.

―¡Escudo de Ataque Aéreo! ¡Segundo Escudo!

Los dos Escudos de Ataque Aéreo aparecieron en el aire y detuvieron la lanza en llamas de Motoyasu, pero no fueron capaces de hacerlo por completo. Rebotó y siguió volando hacia nosotros. Filo se soltó del carruaje para esquivarla. Me giré hacia atrás y vi a Raphtalia y Melty agarrase de las manos y saltar fuera justo a tiempo.

¿Ahora Motoyasu nos está lanzando habilidades sin dudar? Además, ¿qué FUE eso? ¿La magia y las habilidades pueden unirse creando una habilidad combinada? Supongo que sí. Es como la espada mágica. ¿Se habían estado conteniendo todo este tiempo? ¿Por eso no lo habían usado hasta ahora?

―¡¿Qué estáis haciendo?!

Planteaba intentar hablar con él antes de huir, pero empezó a atacarnos sin más.

―¡Myne!

―¡Lo sé!

La Zorra, que era la princesa, miró a los soldados. Cuando lo hizo, una jaula mágica ondulante y crepitante por la energía apareció a nuestro alrededor.

―¡¿Qué?!

―¿Qué demonios…? ¡¿Qué es esto?!

―¿Qué está pasando?

Era muy grande, de unos cuarenta metros de ancho. Parecía estar hecha de electricidad.

Es… ¿magia? ¿O está hecha de otra cosa?

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―Por fin te encontramos, Naofumi. Esta vez no escaparás.

―Motoyasu…

Nos estaba mirando, inconfundiblemente deleitado.

¿Qué se supone que significa eso?

Su indiferencia habitual había desaparecido.

―Naofumi, éste es un dispositivo mágico llamado Jaula Eléctrica.

Melty miró la jaula y explicó su propósito.

―Es una trampa instalada a lo largo de una zona específica. Está diseñada para retener a magos y usuarios de magia.

―¿Para magos? ¿Con qué objetivo la han usado?

―Se supone que mantiene a los objetivos atrapados en su interior.

Ahora tenía sentido. Ya nos habían visto escapar sobre Filo, así que querían luchar en una zona que impidiese eso.

―Puedo romperla, pero necesitaré algo de tiempo.

―¿Cuál es el método habitual para salir?

―Necesitas la llave de la persona que la ha instalado.

Bajé de la espalda de Filo y miré a Motoyasu.

―¿Vas a pelear?

―Bueno, quería discutir unas cosas antes de llegar a eso, pero parece que un combate es más apropiado.

Raphtalia desenvainó su espada y se preparó.

―Raphtalia, tu deberías centrarte en la defensa. Quédate atrás si puedes.

―Pero yo…

―¿Yo voy a luchar?

―Sí. Si es necesario.

Motoyasu era débil cuando se trataba de chicas hermosas. Acababa de atacar sin dudar, pero debió asumir que nosotros lo esquivaríamos.

―Melty, ¿puedes centrarte en romper la jaula?

―Puedo intentarlo… pero no prometo nada.

―Perfecto. Entonces… Raphtalia, tú céntrate en proteger a Melty mientras trabaja en romper la jaula.

―¡De acuerdo!

Cuando terminé de asignar los cometidos de cada uno, caminé en dirección a Motoyasu.

―Motoyasu, escúchame.

Puede que fuera por la conversación que había tenido con Fitoria, pero estaba empezando a sospechar que en realidad Motoyasu estaba siendo engañado por la Zorra. Si ése no fuese el caso, no habría intentado salvar a Raphtalia de mí hace tiempo.

Podría resultar un poco lento hacerle comprender, pero por el momento asumiría que en realidad nunca había intentado incriminarme.

―¡¿Crees que puedes lavarme el cerebro con tu Escudo de Lavado de Cerebro?!

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Oh, Dios… Está convencido de que el Escudo de Lavado de Cerebro es real.

Aunque, sinceramente, era su completa falta de pensamiento crítico lo que apestaba a lavado de cerebro. Pero él era el Héroe de la Lanza. Si podía confiar en lo que leí en Los Registros de las Cuatro Armas Sagradas, se suponía que él tenía un corazón leal. La lealtad, en este caso, se refería claramente a que no dudaba de aquellos a los que consideraba sus amigos. Y la Zorra, que era la princesa, y la Basura, que era el rey, estaban justo detrás de él. Si creía en sus supuestos amigos sin pensárselo dos veces, no era más que un idiota.

―¡Motoyasu-sama! ¡Tenemos que darnos prisa y salvar a Melty y a las otras víctimas que han sufrido el lavado de cerebro del Demonio del Escudo!

La Zorra siempre estaba preparada para echar más leña al fuego. ¿Cómo de podrida estaba esta mujer?

―Ya no voy a seguir conteniéndome.

―…Yo tampoco.

Tras ser invocado a este mundo, tuve que aguantar los disparates de Motoyasu el segundo día, y otra vez el primer día del segundo mes. El pensamiento de querer terminar con todo eso parecía bastante razonable.

¡Maldita sea! Ahí está, cayendo de nuevo en el mismo patrón. ¡¿Por qué no aprende?!

―De todas formas, escúchame. ¿Es este realmente el momento para que los Héroes estemos peleando entre nosotros? ¿Dónde están Ren e Itsuki? ¡Si no piensas en una buena razón para ser el único que dedica todo su tiempo a perseguirme, estarás actuando como un simple idiota!

Si estaba convencido de que yo era malvado, mis opciones pasaban por llevar la conversación hacia Ren e Itsuki, ya que ellos no estaban persiguiéndome. Si hablábamos lo suficiente de ellos, quizá Motoyasu despertaría sus propias sospechas.

―¡Aunque estén muertos, no voy a creer nada de lo que digas!

―¿Eh?

¿Muertos? ¿De qué está hablando? ¿Ren e Itsuki? ¿Nosotros? ¿Quién? ¿Qué?

―Eh, Motoyasu, ¿de qué estás hablando? ¿Quién está muerto?

―¡¿Así es como engañaste también a Ren e Itsuki?! ¡¿Así fue como los mataste?!

―¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¡Explícate!

―¡Estás intentando engañarme! ¡No voy a escucharte! ¡Lo sé todo! ¡Después de que ese monstruo fuese liberado en un pueblo en el que TÚ estabas, te acercaste sigilosamente a Ren e Itsuki y los asesinaste!

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¿Qué demonios había pasado en Melromarc mientras estábamos con Fitoria? Lo único que se me ocurría era que Ren e Itsuki habían ido a investigar la eliminación del sello. Se estaban acercando demasiado a la verdad, por lo que alguien los mandó asesinar.

¡No sé si fue la Basura o la Iglesia, pero alguien estaba intentando culparme de todo ello y había convencido a Motoyasu de que era cierto!

―¡Te equivocas! ¡Piensa en ello! ¡No tengo ninguna razón para matar a Ren y a Itsuki!

―Cállate. No te creo. ¡Estoy harto de contenerme! ¡Incluso si una chica tuviese que ser el nuevo Escudo, tendré que ensuciarme las manos para vengarles!

No estaba funcionando. Motoyasu estaba seguro de que yo había asesinado a los otros héroes.

Maldición. Alguien se me ha adelantado. Fitoria, lo siento. Al final los Héroes no parecen preocuparse lo más mínimo por salvar el mundo.

De todos los héroes necesarios para oponerse de algún modo a la crisis que se cernía sobre el mundo… por alguna razón… sólo quedaban dos. Y viendo su comportamiento, Motoyasu no iba a estar satisfecho hasta que yo también cayese. Pero no podía morir aquí.

Cambié mi escudo al Escudo Víbora de Quimera y me enfrenté a Motoyasu. Él tenía a la Zorra y a otras dos chicas en su grupo. También había soldados viniendo desde el paso fronterizo. La jaula evitaba que interfiriesen directamente, pero también nos impedía escapar.

De mi lado, Filo y yo estábamos en la línea frontal. Melty se encontraba en la retaguardia intentando romper la jaula mientras Raphtalia la protegía.

―¡Cobrémonos nuestra venganza!

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―Motoyasu, estás loco. Es hora de que te des cuenta.

Está bien.

Ahora las cosas eran distintas. Melty no podía luchar, pero todavía tenía a Filo y a Raphtalia. Si usaba mi escudo en serio, no perderíamos. Íbamos a solucionar esto de una vez por todas.

―¡AAAAAAAAAAAH!

Nos precipitamos hacia la batalla por el futuro.

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