Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Dragón Tiranosaurio Rex

 

 

―Oh… oh…

Un enorme monstruo apareció en el cielo, pero no le he llamado dragón intencionalmente. Se veía exactamente como un dinosaurio. Para ser más específico, era como un Tiranosaurio Rex gigante, pero de aspecto más malvado y aterrador.

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No era como un monstruo normal del campo. Era un dinosaurio. Una brecha se abrió en el cielo sobre nosotros y la bestia masiva descendió derrumbando la mansión.

―¡Ja, ja, ja! ¡Por la gloria de Dios!

La mansión se vino abajo bajo el peso del dinosaurio. Después, con la locura aún en sus ojos, el noble fue aplastado bajo la pata de la bestia.

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 4 Capítulo 3 Novela Ligera

 

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Estuvo loco todo el tiempo, hasta el final, e hizo locuras hasta el último momento.

¿Cómo se supone que vamos a derrotar a un monstruo tan grande?

―¡Vamos a escapar! ¡Filo, ¿lo has entendido?!

―¡Sí!

Filo corrió hacia la entrada del patio y recogió al Filántropo y a Keel antes de huir. Raphtalia, Melty y yo salimos corriendo al unísono. Nos dirigimos a la salida de la propiedad.

―¡GUIAOOOOOOOOOO!

El dinosaurio rugió y comenzó a destruir lo que quedaba de la mansión.

―¡¿He venido a otro mundo y tengo que enfrentarme a DINOSAURIOS?!

No creí que hubiese monstruos como ése aquí. Pero, pensándolo un poco más, aquí HABÍA dragones. Así que supongo que los dinosaurios no eran una exageración. Dragones y dinosaurios pertenecían a categorías muy similares, después de todo.

―¡¿Por qué invocaría algo como eso sólo para matar a Naofumi?!

―Ese idiota… No lo pensó lo más mínimo.

¿Le daba igual ver cómo era destruido todo su pueblo sólo para matar a una persona? ¿Entonces prefería verme morir antes que sobrevivir él mismo? ¿Qué le pasaba? ¿Cuánto me odiaba?

―¡Deprisa! ¡Si no os apresuráis, vendrá tras nosotros!

Raphtalia tenía razón.

―Filo.

―¿Qué?

―¿Puedes hacerte lo bastante grande para que todos montemos sobre ti?

―¡Naofumi! ¡No pidas cosas imposibles!

―No lo estoy haciendo. Creo que Filo puede hacerlo.

―¿De verdad? ¿Puedes hacer eso, Filo?

―Sí… Filo podría ser capaz de hacerlo.

Filo, con el Filántropo y Keel sobre su espalda, corrió hacia nosotros.

―Um… no creo que pueda… No puedo hacerme mucho más grande que esto.

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―Maldición.

Supongo que debería habérmelo esperado.

―¿Y si fueses más grande?

―No sé.

¿Acaso no estaba creciendo todavía?

―¿Ves?, no es imposible.

―¿No crees que podría?

―¡GUIAOOOOOOOO!

Melty se dio la vuelta para mirar a la bestia, y después se giró hacia mí. Entonces asintió.

Había escuchado que a los dinosaurios les gustan las presas que se mueven… Estábamos huyendo, pero eso sólo lo atraía. Ahora nos estaba persiguiendo, así que no teníamos tiempo para sentarnos y charlar. Estábamos a punto de convertirnos en comida de dinosaurio.

Con un monstruo tan grande persiguiéndonos, se sentía como si nos encontráramos en medio de un terremoto. El suelo temblaba con cada paso que daba. Ahora empezaba a entender por qué la gente se caía al suelo en las películas en este tipo de escenas. Correr era bastante difícil. Sentía constantemente que perdía el equilibrio, y si nos caíamos, sería nuestro final.

Los escombros de la mansión destruida bloqueaban el camino, lo cual ralentizaba el avance del dinosaurio. Pero una vez que pasáramos los escombros, Filo sería la única que tendría una oportunidad de dejar atrás a la bestia.

―¿Qué deberíamos hacer? ¿Luchar?

―¡¿Aquí?! ¿En mitad del pueblo? ¡Piensa en todo el daño que causaríamos!

―Eso es cierto, pero…

No estaba seguro de que pudiésemos ganar, pero también sabía que corriendo no teníamos ninguna posibilidad.

―De acuerdo, entonces correremos y atraeremos a la bestia. Una vez lleguemos a algún sitio en el que podamos combatir sin poner a otros en peligro, lo haremos.

Salimos de los terrenos de la mansión para encontrar las calles llenas de aldeanos en pánico. Ya me podía imaginar los titulares: “El Demonio del Escudo destruye un pueblo y causa una conmoción”.

¡Maldita sea!

Éstas eran todas las pruebas que necesité para saber que Ren e Itsuki no estaban cerca.

El dinosaurio se puso a olfatear para descubrir dónde se había escondido su presa. No tenía buena pinta. Desde allí divisé su nombre: Dragón Tiranosaurio Rex.

Algo en el pecho del dinosaurio empezó a brillar. Al mismo tiempo, el estómago de Filo también comenzó a hacer lo mismo.

―Um… ¿Filo?

―¿Qué?

―El dinosaurio está mirando directamente hacia nosotros, y creo que podría tener algo que ver con tu estómago brillante.

―Um… bueno, ¿sabes qué? ¡Creo que esa gran lagartija quiere comerme!

―¡Muy bien, Filo, corre! ¡Atrae al monstruo fuera del pueblo!

―¿Qué? ¿Naofumi? ¿Vas a abandonar a Filo?

―¡No, quiero que atraiga al monstruo a algún lugar lejos de la gente y que después vuelva!

―¡Pero está persiguiendo a Filo, por lo que no creo que vaya a dejarla marchar sin más!

―…Tienes razón.

Sabía que Filo era lo suficiente rápida para conseguirlo, pero no debía usarla como cebo.

―¡No! ¡Quiero quedarme contigo, Maestro!

―Naofumi-sama, no deberías pedirle algo así.

―Lo sé, pero…

―Debe resultar difícil ser el Héroe del Escudo.

El Filántropo intervino como si no estuviera pasando nada.

―Aun así, Filo es la que está atrayendo a ese monstruo. Tenemos que llevarlo fuera del pueblo y después luchar contra él y derrotarlo.

Si peleábamos en el centro del pueblo, el daño sería tremendo.

A ver, la salida más cercana es… En realidad no estamos muy lejos. Y Filo puede saltar por encima de los muros.

―Vale, entonces vamos a atraer al monstruo fuera del pueblo para mantener a salvo a los civiles. ¿Qué vais a hacer vosotros? Probablemente deberíamos separarnos.

Les estaba preguntando al Filántropo y a Melty. Keel estaba inconsciente, por lo que no podía preguntarle qué quería. Aunque no tenía esperanzas en que pudiéramos llevarle con nosotros.

―Yo voy a huir con este niño… Pero primero me gustaría ayudar a evacuar el pueblo.

―¿Puedes hacer eso?

―Los demi-humanos de mi aldea están aquí, así que creo que podemos hacerlo juntos.

El Filántropo se bajó de Filo.

―Siento como si te estuviéramos abandonando aquí. Me gustaría no tener que hacerlo.

―No es eso. Todo esto ha pasado porque yo le ayudé, Héroe del Escudo. No se preocupe por ello.

―De acuerdo, no lo haré. Melty, ¿tú qué?

―Voy a ir con vosotros, obviamente.

Cuando estábamos en casa del Filántropo, ella pensaba que podría volver con su padre y arreglar las cosas, pero después de que ese noble demente hubiese puesto su vida en peligro, en realidad tenía sentido que se quedase con nosotros. Confiársela a un noble influyente la puso en tanto peligro como si se hubiera quedado con nosotros, así que no cambiaba nada.

―Parece que todos estamos listos.

―Ugh…

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Keel gimió, y sus párpados se abrieron. Tal vez no estaba totalmente inconsciente. Sus ojos parecían tener dificultades para enfocar. Movió la mano hacia Raphtalia.

―Keel. Ahora mismo están ocurriendo unas cosas terribles. Pero nosotros nos ocuparemos de ello, así que tú tienes que esforzarte en seguir viviendo.

―Raphtalia… no… no vayas…

―Keel, estaré bien. Tengo que hacer todo lo que pueda. Recuperaré nuestra bandera, Keel. ¡Espera por mí!

Se quitó el brazalete que yo había hecho para ella y lo puso en el brazo de Keel.

―Vamos, Naofumi-sama. Tenemos que detener esto antes de que alguien más salga herido.

―Sí… ¿Pero estás segura de que quieres darle ese brazalete?

―Debería haberte preguntado primero. Lo siento.

―No hace falta. Es tuyo. Puedes hacer lo que quieras con él.

Su intención debía ser la de expresar que estaba haciéndole una promesa. Si era así, yo no iba a intervenir y arruinarlo.

―¡Keel! ¡Adiós!

―Pero… ¡pero Raphtalia!

―¡GUIAOOOOOOOOOOOO!

El rugido del Dragón Tiranosaurio Rex era tan poderoso que hizo que me zumbara la cabeza.

―¡Vamos!

―¡Vale!

―¡Sí!

Inmediatamente todos emprendimos nuestros deberes.

Como para romper el silencio, el dinosaurio vino tras nosotros arrasándolo todo a su paso. No podía ver a dónde había ido el Filántropo. Subimos a la espalda de Filo y salimos corriendo. Atravesamos el pueblo y saltamos sobre la empalizada para escapar.

―¡GUIAOOOOOOOO!

El Dragón Tiranosaurio Rex estaba justo detrás de nosotros. Chocó contra el muro y lo quebró. Corrimos por una llanura bañada por la luz de la luna. En el pueblo, detrás de nosotros, se veían varias columnas de humo.

Esto no es mi culpa. No me pueden echar la culpa por ello.

―Menos mal que ha seguido persiguiendo a Filo.

―Sí.

―¡Naofumi! ¡Si no corremos nos alcanzará!

―¡Lo sé! ¡Filo, ¿no puedes ir más deprisa?!

Teníamos que alejarnos tanto como pudiésemos del pueblo. Incluso si luchábamos lo bastante bien como para derrotarlo, si se escapaba e iba a otra aldea, las víctimas aumentarían. Así que corrimos con el dinosaurio pisándonos los talones.

―¿Creéis que nos hemos alejado suficiente?

El pueblo se veía ahora a lo lejos.

¿Habremos puesto suficiente distancia entre nosotros?

―Será mejor que empecemos a luchar pronto. ¿Estáis todas preparadas?

―Sí. Estoy lista.

―¡Si sigo con vosotros, mi vida será muy corta!

―Filo, ¿estás lista?

―¡Sí! ¡Me esforzaré todo lo que pueda!

―¡Bien!

Cuando grité, Filo dejó de correr y se dio la vuelta para hacer frente al monstruo. El Dragón Tiranosaurio Rex nos estaba persiguiendo, haciendo temblar la tierra con cada paso. De su boca salía un aliento blanco y sus dientes chorreaban saliva.

Si me clavaba esos dientes, no habría forma de sobrevivir… aunque no era como si fuese a permitir que eso ocurriera. Nos bajamos del lomo de Filo y nos preparamos para el combate.

―¡GUIAOOOOOOOOOO!

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La bestia no redujo la velocidad en absoluto. Siguió corriendo hacia nosotros, pero bajó la cabeza para atacar.

―¡No me lo creo! ¡Escudo de Ataque Aéreo!

El Dragón Tiranosaurio Rex estaba corriendo directamente hacia mí cuando el escudo se materializó ante él. Algo de esto me recordó la forma en que peleamos contra el dragón zombi.

En aquel momento nos las arreglamos bastante bien, así que también debería salir bien esta vez… ¿verdad?

Con un retumbante crujido, la bestia mordió mi Escudo de Ataque Aéreo. El escudo se desmoronó y cayó… pero eso me dejó un hueco para atacar.

―¡Iyah!

Filo lideró la carga. Giró hacia atrás y asestó una poderosa patada en la mandíbula del dinosaurio. Pero ahora estaba llevando sus garras de metal, por lo que su poder de ataque era mayor que cuando nos enfrentamos al dragón zombi.

Aun así, la patada no pareció afectar al dinosaurio tanto como lo hizo con el otro monstruo. Ni siquiera titubeó.

―¡Ugh! ¡Es muy duro!

―¡Ten cuidado!

Cuando Filo peleó con el dragón, quedó expuesta durante un momento y éste se la tragó. Afortunadamente el dragón no tenía dientes y sus órganos estaban podridos. ¿Qué pasaría esta vez?

―¡Sí!

Tras dar la patada a la mandíbula de la bestia, inmediatamente saltó hacia atrás, ganando distancia antes de precipitarse de nuevo hacia delante en un instante y patear el estómago del monstruo.

Ahora estaba actuando como una hábil luchadora.

―¡Corte Acuático Zweite!

Melty dirigió volando un hechizo mágico hacia el Dragón Tiranosaurio Rex. Era una de sus cuchillas afiladas de agua.

―¡Toma eso!

Raphtalia estaba ahora con ellas, y apuñaló a la bestia con la espada mágica.

Todos los ataques produjeron un sonido indicando que habían acertado, pero el monstruo era demasiado grande… Ninguno fue capaz de hacer caer a la bestia.

―¡Maestro! ¡Plataforma!

―¡Entendido! ¡Escudo de Ataque Aéreo! ¡Segundo Escudo!

Aparecieron dos escudos distintos frente al dinosaurio. Mi Escudo de Ataque Aéreo duraría desplegado quince segundos. Sinceramente no era mucho tiempo, pero Filo era rápida…

―¡Iyah! ¡Huu! ¡Pop!

Giraba y saltaba de escudo en escudo, asestando poderosas patadas con cada salto.

―¡GUIAOOOOOOOOO!

Finalmente, enervado, el Dragón Tiranosaurio Rex soltó un grito enfurecido y empezó a sacudir violentamente la cabeza y la cola. Filo saltó fuera de su trayectoria antes de que los ataques la golpearan.

Ahora era Raphtalia la que corría peligro. Me lancé hacia delante y bloqueé la cola antes de que pudiera alcanzarla.

―Ugh…

―¡Naofumi-sama!

Era muy pesado. Por ahora me veía capaz de aguantar, pero si la cola era así de fuerte, jamás podría sobrevivir a un mordisco de su mandíbula.

Esto no es bueno.

El monstruo era muy grande, pero suficientemente lento como para que pudiéramos defendernos. No obstante, ninguno de nuestros ataques era lo bastante poderoso para acabar con él. Filo estaba asestándole muchos golpes, pero si ella no tenía fuerza para derribarle, Raphtalia también sería incapaz de hacerlo. La magia de Melty tampoco estaba teniendo mucho efecto. En este momento se encontraba lanzando hechizos para apoyar a Filo, pero no eran suficientes para causar daño por su cuenta.

Si esto fuese alguna clase de juego, sería el tipo de batalla en la que sólo necesitabas que se acabase el tiempo… lástima que no fuese así.

Si averiguásemos su debilidad, la bestia huiría. Claro, eso sería bueno para nosotros, pero entonces tendríamos que preocuparnos por hacia DÓNDE huía. A un pueblo lleno de gente, sin duda.

Por otra parte, me había dado cuenta de esto cuando bloqueé su cola: esa cosa tenía un gran poder de ataque. Probablemente yo era el único con una defensa lo suficiente alta para sobrevivir a uno de sus ataques. Incluso podría tener que confiar en el Escudo de la Ira. Era lo bastante fuerte para bloquear los ataques de la bestia, y además tenía sus propios contraataques.

El Escudo de la Ira era el escudo más fuerte que tenía, pero también muy peligroso. Estaba compuesto del odio que sentía hacia este mundo. La primera vez que lo utilicé fue en la batalla contra el dragón zombi, después de que se comiera a Filo. Cuando lo hice, la ira dominó mi cuerpo y me volví violento. Debido a ello, accidentalmente maldije a Raphtalia, que había estado tratando de ayudarme.

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Era la clase de escudo que me concedía una gran cantidad de fuerza pero pedía algo a cambio. No era el tipo de cosa que pudiera sacar por capricho. Pero también era cierto que hubo momentos en los que, si no lo hubiese usado, todos habríamos acabado muertos.

―Estoy bien.

―Entonces me voy.

―Ten cuidado.

―¡Sí!

Raphtalia blandió su espada y corrió hacia el Dragón Tiranosaurio Rex. Pero su ataque no pareció ser muy efectivo.

Filo estaba luchando bien y arreglándoselas por su cuenta, pero podría no ser capaz de seguir así por mucho tiempo. Su resistencia física tenía límites después de todo.

No sabía cuánta resistencia tenía el Dragón Tiranosaurio Rex, pero parecía razonable asumir que tenía más que nosotros. Si seguíamos luchando así, esto no iba a terminar bien. ¿Pero qué otra opción teníamos? Después de conseguir el núcleo de dragón zombi, mi Escudo de la Ira se fortaleció. A causa de ello, debido a que Filo también se comió parte del núcleo, cada vez que usaba este escudo, ella enloquecía. ¿Merecía la pena correr el riesgo?

―Naofumi.

―¿Qué?

Melty estaba llamándome desde la retaguardia.

¿Habrá podido ver algo desde su posición en la parte trasera?

―¡Está pasando algo raro!

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―¿Eh?

Miré alrededor para ver de qué estaba hablando. En la distancia escuché el grito de alguna clase de animal.

¿Qué es?

La zona empezó a llenarse de pequeñas luces flotantes, como luciérnagas.

―¿Eh?

Filo puso sus alas contra su cabeza, como si estuviese intentando concentrarse.

―¿Qué pasa?

―Puedo oír a alguien hablando. Dicen que estarán aquí pronto y que deberíamos esperar.

―¿Quién lo dice?

―¡No lo sé!

¿Qué está pasando? ¡Estamos en mitad de una batalla!

El Dragón Tiranosaurio Rex también pareció notar que estaba ocurriendo algo. Había levantado la cabeza y miraba a su alrededor.

―Naofumi.


―¿Qué?

―Hay algún tipo de campo de fuerza.

―¿Campo de fuerza?

―Sí. ¿No puedes verlo? Es como una bruma que se cierne sobre nosotros.

Intenté mirar a lo lejos, pero el aire se estaba volviendo cada vez más denso y no pude ver a mucha distancia.

―Parece un campo de fuerza muy poderoso.

―¿Qué sucede?

―He oído historias sobre un bosque misterioso. Hay leyendas sobre él. Oí que las antiguas armas de los Héroes de antaño duermen allí y que está protegido por un campo de fuerza que mantiene lejos a la gente.

―Suena como si lo supieras todo sobre ello.

―A mi madre le gustan las leyendas, y me llevó a ver el bosque misterioso. El campo se fuerza se veía igual que esto.

¿Qué se supone que significa eso? ¿Quiere decir que no vamos a ser capaces de escapar aunque lo intentemos?

―Cuando intentas atravesarlo, te lleva de regreso al lugar en el que empezaste. Creo que alguien ha creado un campo de fuerza sobre nosotros.

¿Alguien nos está reteniendo? Eso no suena nada bien.

Me imaginé que la Zorra o la Basura habían contratado a un asesino para que nos hiciera esto. Los vi en mi mente reclinándose en su asiento y observándonos para asegurarse de que moríamos a manos del Dragón Tiranosaurio Rex.

Esto era lo que significaba: no había ninguna forma de escapar. Miré alrededor. La hierba y los árboles estaban llenos de luces extrañas.

¿Qué demonios está pasando?

De repente, apareció una enorme manada de filolials y vinieron corriendo directamente hacia nosotros. Toda la llanura estaba cubierta de esos pájaros. Esto se estaba convirtiendo en una experiencia traumática.

―Guau… ¡filolials!

Los ojos de Melty estaban brillando. Se veía muy feliz.

¡¿Por qué le gustan tanto los filolials?! Qué más da, éste no es momento para entretenerse con sus aficiones.

―¡GUIAOOOOOOOOO!

El dinosaurio rugió furioso ante los nuevos acontecimientos. Después bajó la cabeza para atacar.

Maldita sea… No tenemos otra opción.

Me preparé para cambiar al Escudo de la Ira.

―No.

Mi brazo fue repelido hacia atrás, asaltado por un dolor agudo. Miré abajo para encontrarme con que el propio escudo estaba brillando, aunque todavía era capaz de cambiar de escudo si quería.

Intenté otra vez cambiar al Escudo de la Ira. Pero…

 

Debido a las interferencias, no puedes cambiar tu arma.

 

Apareció un icono parpadeante en mi campo de visión y ya no era capaz de cambiar de escudo. También había un pequeño reloj mostrando el tiempo restante antes de que pudiera cambiar. Probablemente podría hacerlo cuando el contador llegase a cero.

―¡¿Quién está ahí?!

Una voz que nunca antes había escuchado intervino y evitó que cambiase de escudo.

¿Por qué me detiene? ¿Qué pretende?

―Todos estaréis bien, sólo esperad. No necesitas recurrir a ese poder.

―Maldición…

―¡Iyah!

Filo giró en el aire y asestó una sólida patada a la mandíbula del dinosaurio antes de aterrizar con destreza en la hierba y correr en dirección contraria, levantándome a mí y a Raphtalia y llevándonos con Melty.

―¿Qué está ocurriendo?

―Han dicho que retrocedamos.

Yo no había escuchado eso. ¿O se refería a esa extraña voz?

Estábamos completamente rodeados de filolials. Había demasiados como para contarlos. Sus ojos brillaban en la oscuridad. La cantidad tan grande que había de ellos resultaba increíble.

¿Qué está pasando?

Sólo se me ocurría que de algún modo estuviesen intentando atrapar aquí al monstruo.

¿Pudiera ser que los filolials formen manadas gigantes para cazar monstruos gigantes? ¿O tal vez tratan de conseguir que Filo se una a su grupo?

La horda de filolials se dividió alrededor del monstruo. Era como la división del Mar Rojo.

―¡Gah!

Uno de ellos dio un paso por delante del grupo y empezó a caminar en nuestra dirección. Se parecía mucho a Filo cuando estaba en su forma de filolial normal, pero éste era azul claro. Medía unos dos metros de altura y se veía como un avestruz gigante. Pero parecía… más esponjoso que los demás filolials, como si sus plumas fueran más suaves. También tenía una pluma que se levantaba verticalmente desde la corona sobre su cabeza.

La mayoría de los filolials eran rosas, pero éste era azul claro. También estaba salpicado de manchas blancas, pero era principalmente azul. Venía arrastrando un magnífico carruaje, en cuyo centro se encontraba una gran piedra preciosa. La joya me recordó a una piedra preciosa que había visto antes… pero no podía recordar dónde.

Miré mi escudo y entonces me di cuenta… Tenía la misma forma que la joya del centro de mi escudo.

―¡Hey! ¡Es ese filolial de aquella vez!

―¿Conoces a esta cosa?

―Sí. Lo conocí antes de encontrarme con vosotros.

―¿En serio?

Daba una sensación de autoridad. Era claramente el líder de la manada. Y no parecía tan lerdo como un filolial típico.

El Dragón Tiranosaurio Rex pareció reconocer también estas cualidades. La bestia se había puesto en guardia. Daba la impresión de estar preparado para atacar en cualquier momento, pero se encontraba esperando para ver qué hacía el filolial azul.

―¡Guau! ¡Ese carruaje es genial! Estoy celosa…

Los ojos de Filo brillaron cuando vio el carruaje.

A mí no me gustaba. Lo último que quería era desfilar por ahí como si fuese un rico. Además, podía imaginar lo que diría la gente si me vieran en esa cosa.

―¡Gah!

El filolial azul se quitó las riendas y caminó hacia delante. Apareció otro por detrás de él y se llevó el carruaje.

―¿Qué está pasando?

―¡Gueeeeeeeeeeeh!

El filolial azul soltó un prolongado grito. Todas las hojas de los árboles y de los arbustos empezaron a resplandecer con una luz verde brillante, y un poderoso viento sopló por toda la zona.

¿Qué estaba ocurriendo?

El líder comenzó a crecer de repente. Se expandió hasta convertirse en una gran silueta negra. Era enorme…

La silueta era grande e hinchada. Se estaba transformando, pero era capaz de hacerse mucho más grande que Filo. Cuando dio el primer paso hacia delante medía unos dos metros, pero ahora era de seis por lo menos. Siguió creciendo hasta ser del mismo tamaño que el Dragón Tiranosaurio Rex. Entonces dejó de aumentar su tamaño.

―¡Vaya! ¡Es muy grande!

Melty era incapaz de ocultar su alegría. Murmuraba para sí misma como una niña pequeña.

Comparado con los filolials rosas y blancos de atrás, esta reina filolial era claramente de color azul claro. La mayor diferencia era la pluma vertical que se levantaba desde la corona de su cabeza.

―Te he hecho esperar, Héroe del Escudo. Y a ti también, pequeña chica a la que le gustan los filolials.

La enorme reina filolial terminó de saludarnos y entonces dirigió la mirada hacia el Dragón Tiranosaurio Rex. El sonido de su voz era muy similar a la de Filo, aunque tal vez un poco más profundo.





―¡Ha hablado!

―Filo también habla.

―¡Ya lo sé!

―¡Gauuuu! ¡Es muy grande!

―Uh… uh…

Me quedé allí de pie, con la boca abierta. Mientras, el enorme filolial avanzó hacia el Dragón Tiranosaurio Rex.

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 4 Capítulo 3 Novela Ligera

 

―Parece que el Fragmento del Rey Dragón te ha hinchado un poco. Creo que no te sienta bien, es por eso que eres tan grande. Podrías serlo realmente, pero no eres más que un monstruo cualquiera.

El enorme filolial habló con el dinosaurio.

―Si me das el fragmento ahora, te permitiré vivir. Entrégalo y márchate.

El Dragón Tiranosaurio Rex bajó la cabeza y rugió en respuesta. Pretendiendo aplastar a la reina con sus fauces, el dinosaurio corrió hacia delante.

―Entonces no me dejas otra opción…

La enorme reina filolial levantó el pie y pateó al dinosaurio. Pero pareció estar conteniéndose, ya que no puso todo su peso en ello. Aun así, cuando la patada le golpeó, el Dragón Tiranosaurio Rex salió volando como un balón.

El dinosaurio se desplomó y después se levantó tambaleándose. Entonces, rápidamente, giró e intentó balancear su poderosa cola hacia el filolial.

―Qué débil.

El filolial levantó el ala para bloquear fácilmente la cola. El Dragón Tiranosaurio Rex rugió furioso, mostró los dientes y se precipitó hacia la reina filolial.

―¡Iyah!

El pájaro azul se inclinó hacia detrás y pateó con fuerza la mandíbula del dinosaurio. Volando como una muñeca de trapo, el dinosaurio colapsó finalmente en el suelo. En un instante, el filolial estaba una vez más junto a él, dándole otra patada en el torso. El dinosaurio salió volando.

¡La enorme bestia estaba suspendida en el aire!

―¡Iyah! ¡Iyah! ¡Iyah!

Sin tocar el suelo, el filolial le asestó una serie de patadas que lo mantuvo suspendido en el aire. Era tan rápida que no se le podía seguir con la mirada.

¡¿Qué demonios?!

Me consideraba a mí mismo un jugador experimentado, pero nunca había visto un combo como ése. Era como un combo aéreo en un juego de lucha. Ante mis ojos apareció un contador que indicaba el número de golpes sucesivos. ¡Al final mostró treinta y cinco golpes! La diferencia de fuerza era evidente, mejor diría aplastante.

Con un último golpe, el dinosaurio se derrumbó. El combo había terminado. La bestia se levantó sobre sus inestables patas. Inmediatamente después, un gran círculo mágico apareció en el aire.

―¿Va a lanzar un hechizo?

La reina filolial se preparó. Entonces, la bestia se inclinó hacia delante. Creía que iba a conjurar un hechizo, pero en su lugar abrió la boca; una columna gigantesca de fuego salió de ella.

Guah.

Podía sentir el calor en mi piel desde el otro lado de la llanura. Si hubiese sido golpeado por un ataque como ése, creo que ni siquiera el Escudo de la Ira podría haberlo soportado.

El Dragón Tiranosaurio Rex estaba corriendo hacia el filolial y escupiendo fuego. No importaba lo grande que fuera, si ese pilar de fuego la golpeaba, se asaría viva.

―Demasiado fresco.

El filolial elevó el ala, o eso creo que hizo, y detuvo la columna de llamas sin parpadear.

¿Qué es esto? ¿Algún tipo de batalla entre monstruos?

Estábamos parados en la llanura, observando, pero no teníamos nada con lo que poder contribuir.

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―Terminemos esto.

La reina filolial levantó las alas y las cruzó ante ella. Había visto algo como esto antes. En el momento que pensé eso, la colosal reina filolial pareció volverse borrosa antes de aparecer inmediatamente detrás del dinosaurio.

Síp, ése era el as en la manga de Filo, un ataque mágico llamado Haikuikku.

―¡GUIAAAAAAAAAAAA!

Sus zarpas desgarraron al monstruo una y otra vez hasta que, finalmente, el dinosaurio se cayó a pedazos y murió.

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