Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 4

Capítulo 11: La Reina

 

 

Pasaron dos días.

―Ugh… Estoy agotado.

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―*ronquido*… *ronquido*…

―Munya… ¡Maestro!

―Yo… pue… ¿Fi… lo?

Cuando finalmente abrí los ojos, me di cuenta de que estaba en una cama gigante con Raphtalia, Filo y Melty.

―¡¿Qué demonios?! ¡Quitaos de encima!

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Las tiré de la cama e inmediatamente las regañé. Las tres se quedaron quietas, sonriendo de un modo extraño.

Había sido trasladado en un carro médico y tratado en una ciudad cercana al palacio. La maldición de Sacrificio de Sangre era muy poderosa, por lo que me habían llevado a una instalación especializada en su tratamiento, pero ni siquiera ellos fueron capaces de eliminarla por completo. Les pregunté qué podía hacer para curarme, pero al parecer era el tipo de maldición que no podía ser eliminada con medicinas ni magia. Tendría que tratarla como una herida, y se curaría lentamente con el paso del tiempo… o eso dijeron.

Las heridas reales y las quemaduras ya habían sido curadas. Había recuperado la mayor parte de mi fuerza, pero dijeron que probablemente seguiría sintiéndome débil durante un tiempo. Comprobé mi estado, y todas mis estadísticas a excepción de la defensa habían caído aproximadamente un treinta por cierto. Aparentemente, la maldición de Sacrificio de Sangre reduciría mis estadísticas hasta que me curase por completo. Había sido suficientemente eficaz como para que siguiera habiendo merecido la pena usarla, pero tenía que admitir que venía con una etiqueta de un alto precio.

―¿Cuánto tiempo me llevará curarme?

―Creemos que necesitará cerca de un mes.

Un mes… era mucho tiempo. Eso significaba que estaría recuperado justo a tiempo para la próxima ola.

―¿Y cómo se siente?

El mundo entero estaba en medio de una crisis absurda, pero la reina vino a hablar conmigo antes de mi tratamiento. Parecía expresar preocupación por mi bienestar.

―…

Todavía no sabía si podía confiar en ella. Además, había estado dando órdenes a los médicos durante todo el tiempo que estuve inconsciente.

La reina se giró hacia un médico, con el que empezó a discutir sobre mi condición.

―¿De verdad? ¿Entonces podrá acompañarnos?

―¿Adónde vas a ir?

―De regreso al palacio, por supuesto.

Se cubrió la boca con su abanico, pero una vena se le estaba marcando en la frente.
Había una extraña y opresiva sensación de autoridad a su alrededor.

―Madre está muy enfadada…

Melty estaba temblando y escondiéndose detrás de mí. Parecía estar un poco nerviosa, pero supongo que se debía a su enfado.

―Espero que no estés planeando ejecutarme o algo por el estilo.

―Yo nunca haría algo tan estúpido. Pero me encantaría que usted estuviese allí cuando… mis planes sean puestos en práctica, Iwatani-sama.

―¿De qué estás hablando?

―Sólo tiene que esperar hasta que lleguemos al palacio. Y tengo muchas preguntas que deseo hacerle. Pronto tendremos la oportunidad de hablar.

La maldita reina estaba haciendo que me fuese imposible negarme. Mi mayor prioridad era demostrar mi inocencia, e iba a necesitarla a ella para que eso ocurriese. Melty lo había dicho antes. Al parecer, la reina estaba furiosa con la Basura y la Zorra. Dijo que había estado destrozando y quemando sus retratos. Me hacía preguntarme en qué estaba pensando.

¿Pudiera ser…? Da igual, no tengo ninguna buena razón para rechazarla.

Aunque podía imaginar que el hecho de que fuese la mujer de la Basura y la madre de la Zorra crearía una brecha entre nosotros con el tiempo.

―Um…

Melty todavía estaba detrás de mí.

―Oh, vamos… ¿De verdad tengo que llevarte con nosotros?

―¿Naofumi-sama?

Raphtalia sonaba muy preocupada.

―No creo que pueda negarme, así que ¿qué otra opción tengo aparte de ir? Han estado cuidando de mí todo este tiempo, por lo que dudo que tengamos algo de lo que preocuparnos.

―Sí, en efecto, a mí también me gustaría que viniese.

Podía ver lo que estaba tramando. Estaba esperando a ver cuánto podían coincidir nuestros intereses. No sabía cuál era su plan, pero eso no importaba… Si iba a entregarme al enemigo, solo tendría que volver a usar el Escudo de la Furia.

―También nos estamos encargando del carruaje del dios pájaro. Llevémoslo de vuelta con toda su carga.

―¿De verdad?

Filo intervino cuando la reina mencionó el carruaje.

―Sí. Está aparcado en frente del hospital. Puedes ir a verlo por ti misma.

―¡Vale! ¡Sííí! ¡Mel, vamos!

―¡Sí!

Filo y Melty salieron corriendo de la habitación.

A esa chica sí que le gustaban los carruajes. Después de que se fueran, me giré hacia la reina.

―Hay algo que me molesta.

No sabía lo que quería, pero tenía la impresión de que había algo más que no me estaba diciendo, algo detrás de sus supuestas buenas intenciones. Si había alguna buena razón para no sólo desafiar a la Iglesia, sino además tratar amablemente al Demonio del Escudo, entonces quería saber cuál era. Y tampoco aceptaría ninguna explicación pretenciosa como “por el bien del mundo”. Tratando de descubrir sus verdaderas intenciones, empecé a mirar atentamente su rostro. Cuando lo hice, su mano empezó a temblar. El abanico estaba balanceándose en su mano.

¿Qué está pasando?

―Aultcray… Malty… Éste no es el final…

No había ninguna duda… Estaba furiosa.

De repente, apareció una sombra. Llevaba retratos de la Basura y la Zorra, y rápidamente los pegó a la pared. En un instante, la reina hizo aparecer carámbanos mágicos. Los lanzó contra los retratos, clavándolos en la pared antes de invocar llamas para quemarlos y reducirlos a cenizas.

―Eso no es suficiente… no es suficiente. Quiero ver sus expresiones retorcidas por el miedo.

Deseé que se buscase algún otro lugar para tener un ataque de locura privado. Se veía un poco inestable. Realmente debía albergar unas emociones muy intensas hacia ellos, su marido y su hija. Sabía cómo se sentía; sí, confiaría en ella… por ahora.

―Haré lo que digas.

―Gracias, Iwatani-sama.

La reina sonrió. Pude sentir su fuerza de voluntad en las comisuras levantadas de sus labios.

***

 

 

―¡Bueno, bueno! ¡Si son Malty y Melty! Me alegra mucho que hayáis podido derrotar al Escudo y regresar conmigo a salvo. ¿Pero por qué está Malty atada? ¿Y eso que tiene en la boca es una mordaza?

De camino al castillo, la reina ordenó que la Zorra y Melty liderasen la fila y que el resto de nosotros las siguiésemos manteniendo mucha distancia. Los demás Héroes estaban con nosotros en la parte de atrás. No me gustó que me diese la orden de estar al frente de ellos. Aunque por otro lado, la reina había sido muy insistente diciendo que yo había hecho todo el trabajo y que era el que más había sufrido. Así que cedí.

Por cierto, después de que todo esto terminara, los discípulos restantes de la Iglesia me pusieron al corriente de algunos de los acontecimientos que estaban teniendo lugar. La noticia sobre la muerte del Sumo Sacerdote aún no había alcanzado a la mayor parte de la población, por lo que la Iglesia seguía actuando como si no hubiese ocurrido nada. Lo cierto era que algunos miembros de la Iglesia que fueron cómplices en la conspiración ya habían sido arrestados.

―Porque no sabe cómo cerrar la boca, ésa es la razón.

Los pasos de la reina resonaban en los muros de piedra mientras caminaba hacia delante y se acercaba al trono. La Basura notó que yo también la estaba siguiendo al interior de la sala, y su rostro se deformó por la ira.

―¿Qué está haciendo ÉL aquí? ¡Apresadle! ¡Debe ser ejecutado!

―¡No te lo permitiré!

Los caballeros ignoraron las órdenes del rey, con toda probabilidad debido a que técnicamente la reina tenía más poder que la Basura, aunque todavía parecían un poco confundidos. Los caballeros alrededor de la reina me estaban fulminando con la mirada.

―Ella… ¡Ésa no es la auténtica reina! ¡Arrestadla!

―Tú… ¿no eres capaz de RECONOCERME? ¡No puedo seguir tolerando este comportamiento!

―Yo soy la reina y la fuente de todo poder…

―Ese hechizo… ¡¿No será…?!

―Escucha la verdad y obedécela. ¡Enciérralo con una jaula de hielo!

―¡Prisión de Estalagmitas Drifa!


Una jaula de hielo apareció alrededor de la Basura. Parecía que estaba gritando, pero su voz no llegaba al exterior de la jaula.

―No me puedo creer lo bajo que has caído.

La reina cerró su abanico con un chasquido y la jaula se desvaneció al mismo tiempo.

―¡Una magia tan poderosa! ¡Sin duda, realmente eres mi mujer! ¡¿Qué te ha ocurrido?!

La Basura la estaba mirando de arriba abajo como si no pudiese creer a propios sus ojos.

―… ¡Y con el Escudo!

En serio, cada vez que pasaba algo que no le gustaba, me culpaba a mí de ello. Necesitaba calmarse. Estaba dejando muy claro por qué nunca quise volver a visitar el castillo.

―Te equivocas, absolutamente además. ¿De verdad crees que el Héroe del Escudo tiene la clase de poderes que le atribuyes?

Caminó hacia el trono y le dio una fuerte bofetada en la cara. La Basura se quedó sin habla. Estaba temblando mientras me miraba fijamente.

―¡Nada de esto es culpa de Iwatani-sama! ¡¿Me estás escuchando?!

―¡Ugh!

Le abofeteó otra vez. La Basura abrió la boca para hablar, pero antes de que pudiese decir una sola palabra, le volvió a dar otra bofetada.

―Te dije que dispondrías de autoridad sobre Melromarc mientras yo estuviese en otras tierras. Te dije una y otra vez que no tratases mal a los Héroes. ¡Pero me ignoraste! ¡¿Estás INTENTANDO iniciar una guerra?!

―Pero yo…

―¡No quiero oír tus excusas! El mundo entero se encuentra bajo la amenaza de las Olas. ¡Y ahora… durante estos tiempos en que debemos unir fuerzas… tú… tú!

La reina continuó reprendiéndole, y él no dijo ni una palabra. Viendo el desarrollo de la escena, no pude ignorar la clara sensación que tenía de que estaba haciendo todo esto para que los otros Héroes comprendieran que ella era quien estaba al mando.

―Ahora, con este problema resuelto, permítanme volver a presentarme. Soy la reina regente de este país, Mirellia Q. Melromarc. Puede parecer que Aultcray posee autoridad, pero no es así… ya no. No creáis lo que él diga.

―Um… uh…

―¿Encantado de… conocerla?

―Guah…

Los demás Héroes expresaron sus emociones por turnos. Todos tenían problemas para encontrar las palabras correctas.

―Héroes, me complacería mucho disponer hoy de un poco de su tiempo.

―¿Qué está pasando?

―Discutámoslo durante el banquete.

―Um… ¿Myne?

Motoyasu parecía encontrarse un poco preocupado por Myne, que todavía estaba amordazada y no podía hablar.

―No tiene ninguna razón para hablar, así que la he silenciado por ahora. ¿Entendido?

―Sí, pero… ¿No es demasiado?

―No, no lo es. Pero si quiere escuchar sus protestas, supongo que no tengo otra opción…

La reina chasqueó los dedos y las cuerdas que rodeaban a la Zorra se aflojaron. Ella se movió inmediatamente para quitarse la mordaza de la boca.

―Sniff…

Debía sentirse avergonzada por que la estuvieran viendo de una forma tan indefensa. La Basura pareció empatizar con ella; la miraba con ojos tristes.

―¿Qué se supone que significa eso? ¡No hemos terminado de hablar!

―¡No es culpa mía! ¡Todo esto es culpa del Escudo!

―¡Sí! ¡Tiene razón!

Intervino la Zorra.

―¡Mamá! ¡Este despreciable demonio intentó violarme!

―¿Y…?

―¿Qué quieres decir? Mamá… yo nunca… ¡¿Qué estás diciendo?!

―No es que fueses virgen, ¿verdad? ¿Creías que no lo sabía? Pues lo sé…

―¡¿Qué?!

Gritó Motoyasu, como si no pudiese creer a sus propios oídos.

―No… Madre… ¡Mi primera vez fue con Motoyasu-sama!

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―Qué presuntuosa. ¿Realmente creías que no lo sabía? Aunque, si de verdad tuviste relaciones con el Héroe del Escudo, podría haber alguna forma de salvarte…

La reina me miró.

¿YO? ¿Con la Zorra?

―¡No me hagas vomitar!

―Bueno, éste es el fin para ti. Supongo que sólo me queda poner mis esperanzas en Melty. Será difícil, pero estoy segura de que hay muchas razones para mantener la esperanza.

Ahora la reina estaba haciendo declaraciones muy importantes como si no fuesen nada.

―¿Qué estás diciendo? ¡Melty es sólo una niña!

―¡Silencio!

Ciertamente nunca creí que estaría de acuerdo en algo con la Basura. ¿Pero por qué tenía que tener una relación con Melty?

¿Eh? ¿Qué pasa?

Ren e Itsuki me estaban mirando con unas expresiones extrañas.

No necesito esto. No soy un lolicón. ¡No soy tan pervertido como para excitarme con una niña pequeña!

―¡Sí! ¡¿Qué estás diciendo?!

―¿De qué estáis hablando?

―¡Nada de lo que necesites preocuparte, Filo!

Tendría que dejar pasar esto.

―¡Lo siento! Pero es natural que Melty deba casarse con Iwatani-sama.

―¡¿Qué?!

―¿No lo entiendes? No hay mejor forma de derrotar a nuestro antiguo enemigo.

―¿Qué se supone que significa eso?

―¿Qué quieres decir?

―Sí… Nosotros también tenemos curiosidad.

La Basura estaba evidentemente enfadado, y Ren e Itsuki siguieron a su pregunta con las suyas propias.

―Bueno…

Creo que lo entendí. La reina empezó a explicar y confirmó mis sospechas.

Siltvelt veneraba al Héroe del Escudo, y ese reino era además enemigo de Melromarc. Si la familia real me admitía en su linaje, Melromarc se convertiría en una nación sagrada desde la perspectiva de Siltvelt. No fui capaz de averiguar mucho más sobre sus planes, pero por lo menos el pueblo de Siltvelt pensaría mejor de Melromarc. Era un plan que favorecería al Héroe del Escudo, y si terminasen teniendo hijos, todo se consolidaría. Después sólo tendrían que mantener una relación amistosa. Si lo lograban, serían auténticos aliados.

―¿No tienes vergüenza? ¿Usarás a tu propia hija de esa forma?

Itsuki dio un paso adelante y gritó con ira.

―¿Usarla? Muy bien… ¿Está diciendo que en su mundo no hay matrimonios políticos?

―Escuché que solía haberlos, pero eso no significa que no sean problemáticos.

―No hay ningún problema. Sé que Melty e Iwatani-sama ya están en buenos términos. Melty, haz todo lo que puedas para llevarte bien con Iwatani-sama.

―¡N-No!

La cara de Melty estaba de un color rojo intenso. Parecía que realmente odiaba la idea. Aunque era razonable; ¿quién querría ser utilizado con fines políticos, especialmente a esa edad? Y, por supuesto, a mí no me apetecía hacer algo que beneficiara a Melromarc.

―¿De veras? Las sombras me hicieron creer que todavía había esperanzas para ti. Lástima.

―¿Qué has dicho? ¡¿Estás diciendo que no soy atractiva?! Qu-…

―¿Cuál es el problema? ¡¿Quieres decir que no debería verte como una niña?!

Estaba en esa edad tan molesta.

―Muy bien. Si eso es todo, supongo que no puedo interferir.

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Por alguna razón, Itsuki estaba satisfecho y volvió a su sitio.

―¡Héroe del Arco! ¡¿Por qué te estás rindiendo?!

―Creo que ella tiene razón en que todavía hay esperanzas para ti. ¿Qué se supone que vas a hacer? Vas a ser la reina.

―Tampoco planeo quedarme el resto de mi vida en este mundo de mierda.

―Eso no será necesario siempre y cuando Melty quede embarazada con su hijo.

No me gustaba la dirección que estaba tomando esto. Básicamente, estaba diciendo que si entraba mediante matrimonio en la familia real de Melromarc y le daba un hijo a Melty, sería libre de regresar a mi mundo. Supongo que tenía un poco de sentido. Había oído que la reina era una diplomática experimentada, y claramente no se andaba con rodeos.

¿De dónde saca esas ideas? ¿Es que lee demasiado manga?

―Todo esto se debe a que los estúpidos de mi marido y mi hija destruyeron nuestras otras oportunidades. Todo estaba bien cuando eras parte del grupo de Iwatani-sama. Podrías haber conseguido a más gente para el grupo y haberle domesticado, tenerle para ti sola. Si hubieses hecho eso, el trono habría sido prácticamente tuyo.

―¿Quién haría eso con alguien tan feo como él? ¡Intentó violarme!

Ugh…

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Ya estaba la Zorra otra vez. No podía dejar pasar eso… Tendría que ayudarla a entender su posición…

―¡No es feo!

Raphtalia, Filo, y por alguna razón Melty, gritaron al unísono.

¿De qué trata todo esto? Especialmente por Melty.

―¿Cuál es el problema? Sólo estoy diciendo la verdad. ¡Si os molesta, eso demuestra que estáis de acuerdo!

―Sí, demuéstralo. Prueba que ya no te queda ni un poco de pureza.

―¿De qué prueba estás hablando? Pregúntale a Motoyasu-sama. ¡Yo era virgen!

―Malty, si vas a mentir, será mejor que estés preparada para hacerlo hasta el final. Puede que hubieras sido capaz de engañar al Héroe de la Lanza, pero no puedes engañarme a mí. Te conozco desde hace mucho tiempo, y siempre has tenido el desagradable hábito de disfrutar de la miseria de otros. Además…

La reina realmente estaba gritándole ahora. Aunque estaba claro para todos que la Zorra ya no la estaba escuchando. Dejó de prestar atención y simplemente esperó a que el discurso de su madre terminase. Me pregunté cuántas veces había sido sermoneada por su madre hasta ahora.

―¡Te enteraste de que tu hermana había quedado envuelta en la conspiración, pero en lugar de intentar protegerla, te aprovechaste de la situación incluso llegando tan lejos como para entregársela tú misma a la Iglesia!

¿Eh? ¿Entonces la Zorra sólo se había aprovechado de la situación con la Iglesia? Creía que estaba trabajando con ellos. ¿No será porque en realidad ambos son idiotas?

―Probablemente pensaste que tú serías la próxima persona en sentarse en el trono.

―¡N-No lo hice!

Recordé todas las cosas por las que habíamos pasado. ¿Cuántas veces se había referido a sí misma como “la futura reina”? Todos lo habíamos oído salir de sus labios una y otra vez. Si realmente no hubiese pensado que iba a ser la futura reina, no habría dicho ese tipo de cosas, ¿verdad? Por otra parte, tartamudeó cuando la reina lo mencionó.

―¡Sí! ¡Myne no es así!

Gritó Motoyasu para apoyarla, pero la reina no estaba escuchándole.

―¡Estás mintiendo!

―¡No, es verdad!

―Si es verdad, nos mostrarás una prueba.

La reina chasqueó los dedos y unos caballeros pusieron sus manos sobre los hombros de la Zorra. Luego aparecieron algunos magos portando un objeto con el que yo estaba familiarizado. Era el tintero que se utilizaba en el rito para registrar esclavos.

―¡¿Qué estáis haciendo?!

Motoyasu notó que algo andaba mal y empezó a gritar. Los soldados acudieron para controlar a Motoyasu y la Zorra. Los magos se giraron hacia ella y comenzaron con la ceremonia.

La reina sacó una aguja, se pinchó el dedo y dejó caer un poco de su sangre en el tintero. Yo… sabía lo que estaba haciendo.

―¡N-No! ¡Soltadme!

―Te liberaré una vez que haya verificado tu inocencia. Espero que los Héroes lo comprendan.

No, no lo harían. O eso creía. Para mi sorpresa, Itsuki y Ren estaban observando en silencio. Incluso la ignorante de la Zorra sabía lo que estaba pasando. Intentó forcejear para liberarse de los soldados, pero no la permitieron escapar. Yo estaba más preocupado por cómo reaccionaría Motoyasu. Seguramente al darse cuenta de que no había ninguna otra salida, preparó su lanza.

―¡¡Deteneos!!

No le permitiría interferir.

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―¡Escudo Prisión!

Cambié mi escudo al Escudo de la Furia y, reprimiendo mi ira, o debería decir controlándola, le encerré dentro de un Escudo Prisión. Ren e Itsuki estuvieron a punto de intervenir para detenerme, pero percatándose de la multitud de soldados que había en la sala, se contuvieron.

―¡N-No! ¡No os acerquéis! ¡¿Quién creéis que soy?!

―La primera princesa… si puedes demostrar tu inocencia, por supuesto.

La reina bajó una mano y dio una orden. Vertieron tinta del frasco sobre el pecho de la Zorra. El sello de esclavo apareció ahí, quemándola.

―¡NOOOOOOOOOOO!

La Zorra gritó así durante aproximadamente un minuto, pero una vez que se tranquilizó, el sello desapareció como si no hubiese ocurrido nada. Era diferente del que tenía Raphtalia. El suyo permanecía como un tatuaje, mientras que el de la Zorra desapareció completamente.

―Éste es un poderoso sello de esclavo. Normalmente es invisible, pero cuando se cumplen ciertas condiciones, volverá, castigando al sujeto.

En ese sentido, era más parecido a la magia de control de Filo.

―La condición es que no debes atacar a Iwatani-sama. ¡No levantes la mano contra él!

La Zorra fulminó con la mirada a la reina. Tenía lágrimas en los ojos.

―Ahora, Malty, responde a la siguiente pregunta: ¿fuiste violada por Iwatani-sama?

Era un buen plan sonsacarle esa confesión debido a que no podría mentir si tenía el sello de esclavo. Yo hice lo mismo una vez con Raphtalia. Si trataba de mentir, el sello se activaría y la castigaría. Por supuesto que solamente funcionaría si la reina y el sello eran auténticos.

―¡Sí!

La Zorra arqueó las cejas y asintió. Casi al mismo tiempo, el sello de esclavo reapareció, quemándola y ejerciendo una poderosa presión en su pecho.

―¡AUCH! ¡Duele!

No pudo soportar el dolor y cayó al suelo.

―¡M-Myne!

Motoyasu corrió hacia ella y la ayudó a sentarse, pero los efectos del sello de esclavo no se habían ido.

―Los efectos no desaparecerán hasta que digas la verdad.

―Está… ¡Está bien! El Héroe del Escudo no me violó. ¡Todo era mentira!

En el momento que la Zorra admitió su mentira, el sello se desvaneció.

―¿Veis? Mirad todos. Era una mentira.

―¡¿Cómo puedes decir eso cuando TÚ la obligaste a decirlo?!

Motoyasu estaba furioso con la reina. Podía ver de dónde había sacado eso. Desde su punto de vista, ella era definitivamente una enemiga.

―¡No sé qué clase de magia era, pero la has forzado a mentir!

―Si eso es lo que cree, Héroe de la Lanza, ¿por qué no registra también a Malty como su esclava temporalmente? Si lo hace, entenderá rápidamente cómo funciona el sello de esclavo.

―¡Sí! ¡De acuerdo! ¡Probaré su inocencia!

Al igual que había hecho la reina, Motoyasu dejó caer una gota de su sangre en el tintero. Volvieron a derramar la tinta sobre la Zorra y fue registrada como su esclava.

―Ahora puede ver por sí mismo cómo funciona la magia de esclavo. Mire su pantalla de estado para comprobarlo.

Los ojos de Motoyasu se movieron como si estuviera leyendo algo. Entonces asintió y se giró hacia la Zorra.

―Myne… casi fuiste violada por Naofumi, ¿cierto?

―S… ¡Ouch! ¡Ay!

Estuvo a punto de mentir otra vez cuando el sello de esclavo se activó. Cayó de nuevo al suelo.

―P-Pero…

Su rostro perdió todo su color.

―Aunque aún hay más, ¿verdad? Robaste todas las posesiones de Iwatani-sama, ¿no es así?

―¡NO lo hice! ¡Ay! ¡AAAAAYYYY!

Esa mujer realmente no puede mentir…

Me quedé ahí un poco atónito, viendo a la Zorra rodar en el suelo debido al dolor.

―¡Y fuiste tú la que prendió fuego al bosque mientras estabais persiguiendo a Iwatani-sama, ¿verdad?!

Ella lo sabía. Claro que lo sabía. Si estaba al tanto de qué tipo de persona era su hija, era una suposición fácil de hacer.

―Yo no lo hice, yo… ¡AAAAAAAAH!

Sus gritos estaban cada vez más llenos de miedo. Si no empezaba a decir la verdad, moriría. Ella debía saber eso, y aun así seguía mintiendo… Menuda mujer.

―¡¿TÚ provocaste esos incendios?!

Motoyasu estaba temblando.

―¡No puede ser cierto! ¡Myne nunca haría algo así!

―Kitamura-sama, debe entenderlo. Esta chica siempre ha sido una mentirosa. Siempre se escondía en las sombras e intentaba meter a otros en problemas. Ha sido así desde que era pequeña.

―¡No, ella no es así! Es ÉL. Es SU culpa.

Motoyasu estaba señalándome con el dedo. No comprendía la diferencia entre confianza y fe ciega. Tarde o temprano, eso acabaría con él.

―Todo esto se debe a mi hija Malty. Ella tiró de los hilos e incitó a mi marido, Aultcray, para que persiguiese a Iwatani-sama.

Motoyasu todavía estaba señalándome furiosamente con el dedo, pero Ren e Itsuki asintieron. Ellos parecían comprenderlo.

―Sabes que…

―¿No hay alguna otra prueba?

―Hay gran cantidad de ellas. Si quiere saber algo, simplemente pregunte.

―¿Tanta confianza tienes? Es cierto que algunos aspectos del comportamiento de Myne durante el último incidente me hicieron dudar. Se suponía que debíamos proteger a Melty, pero ella la atacó. ¿Cuál era su intención?

―Melty es la primera en la línea de sucesión al trono de Melromarc. Por consiguiente, si ella desapareciese, Malty pasaría a ser la primera en la línea.

―Ahora lo entiendo.

Ren también estaba asintiendo. Había estado escuchando durante un tiempo. Hasta Itsuki, al que le gustaba fingir ser un brillante caballero de la justicia, estaba asintiendo.

―¿Deberíamos apoyar a Naofumi?

―Sí. Incluso cuando Motoyasu estaba teniendo un duelo con él, Naofumi fue golpeado con magia por la espalda. ¿Qué fue eso? Todavía me sigue pareciendo extraño cuando pienso en ello.

―Sí, y al día siguiente, cuando se suponía que íbamos a recibir nuestros fondos para el próximo mes, ella le despojó de ellos. Es muy difícil no tener dudas en una situación así.

Había tomado mucho tiempo, pero sus verdaderas intenciones finalmente fueron evidentes para todos. Se sentía como si los vientos del destino estuvieran soplando en mi dirección. Ahora podía asumir que había demostrado mi inocencia.

―Aultcray, eres el siguiente.

La reina puso su mirada en la Basura, que pareció estremecerse en el trono.

―¿Qué estabas haciendo? Ni siquiera intentaste descubrir la verdad. Se suponía que debíamos tener especial cuidado con el Héroe del Escudo, pero tú le lanzaste desnudo a este mundo. No sé ni qué decir. En el pasado, sin importar cuáles fuesen mis sentimientos personales hacia ti, era capaz de mantenerte domesticado, pero…

―¡Todo es culpa del Escudo!

―Malty no fue violada. Sus mentiras acaban de ser desveladas. ¿Qué tienes que decir sobre ello?

―Urg… ¡Es el Escudo! ¡Él es culpable!

¿Eso era todo lo que podía decir? ¡¿Hasta qué punto creía poder culparme de todo?! Basura… A estas alturas, sólo estaba añadiendo leña al fuego.

―En serio… Habrías actuado de manera inteligente respecto a esto en el pasado. ¡Antes eras más listo!

La reina se puso la mano en la frente. Claramente no podría soportar todo esto mucho más.

―Parece que no eres capaz de defenderte.

Como si hubiese viento soplando contra ellos, tanto la Basura como la Zorra miraron al suelo. Aun así, tenía la impresión de que no iban a disculparse conmigo. No parecía posible. Eran muy irritantes. ¿Por qué la reina me obligaba a estar delante de ellos? Quería pasar con esos dos el menor tiempo posible. No es como si esperase que fuesen a reevaluar su comportamiento de forma significativa.

Me pregunto por qué no convierte también a la Basura en un esclavo. ¿Hay algún tipo de razón detrás de ello? Bueno… supongo que no está mintiendo del mismo modo que lo estaba haciendo la Zorra.

―He pensado durante mucho tiempo en formas de evitar tener que decir esto, pero ahora creo que no hay otra opción.

La reina estaba abriendo y cerrando su abanico distraídamente mientras hablaba, pero entonces lo cerró autoritariamente y les señaló con él.

―Os desheredo oficialmente a los dos. Desde este momento y por toda la eternidad, ninguno de vosotros será considerado parte de la familia real.

―¡¿Qué?!

―¡¿Mamá?!

La Zorra y la Basura gritaron conmocionados y protestaron. No podían aceptar la severidad de sus transgresiones.

No estaba tan mal. ¡Estaba empezando a disfrutarlo! Deseaba que tuviese más cosas para mostrarme.

―Naofumi-sama, ¿por qué estás sonriendo?

―Venga… Ya lo sabes.

―Sé la razón, pero…

―Madre… lo dice en serio.

―¿Eh?

Filo inclinó la cabeza hacia un lado. No parecía entender lo que estaba pasando. Podía llegar a ser muy estúpida cuando quería. Lo único de lo que sabía era de comida, carruajes y Melty.

Espera. ¿Por qué estoy pensando en Filo? ¡Están ocurriendo muchas otras cosas interesantes!

―¡¿Por qué?!

―Ambos habéis actuado de manera imperdonable. Si os hubieseis arrepentido con sinceridad, podría haber encontrado alguna forma de pedir el perdón de Iwatani-sama. Sin embargo…

―¿Crees que les perdonaría?

―Tenía pensadas varias maneras de ganarme su confianza después de que estos dos admitiesen sus crímenes y se disculparan…

¡Confianza, disculpas, ja! Preferiría simplemente ver en qué acaba todo esto.

―¡¿Qué pasará con Melromarc si me expulsas del linaje real?!

―Nada malo. Para ser sincera, los dos sois basura, la escoria de este país.

―Qu-…

―¡¿Cómo puedes hablarle así a tu propia hija?!

Motoyasu estaba gritando enfurecido.

―¿No lo entiende? Cosechas lo que siembras. Y ahora está más que claro que Melty es la única capaz de gobernar el país. Malty, has perdido.

Tenía razón; el país estaría en mejores manos con Melty. Podía ser un poco histérica, pero había madurado mucho después de todo por lo que pasamos. Aunque sólo actuaba así conmigo.

―Si me destituyes del trono, muchas personas y organizaciones se molestarán.

―Ya los he silenciado. ¿Creías que me había limitado a estar de brazos cruzados observando en silencio durante los últimos tres meses? Si es así, te equivocas.

―Pe…

La Basura estaba tan impactado que no podía hablar. Tan sólo siguió moviendo los labios sin decir nada.

―¡Además, por qué invocaste a los Héroes por tu cuenta! Necesitamos discutir eso.

―¿Qué quieres decir?

―¿No les extrañó que les invocaran a este mundo sin la aprobación o la presencia de la mayor autoridad de esta nación?

―Naturalmente.

Como había dicho, ella realmente no parecía el tipo de persona que dejaría esa clase de asuntos importantes a sus subordinados. Por otra parte, si nos hubiesen invocado siendo un poco más diplomáticos, si realmente hubieran hecho un esfuerzo para ponernos de su parte, podrían habernos utilizado mejor.

No quería admitirlo, pero eso se aplicaba el doble sobre mí considerando lo poco que sabía de este mundo cuando fui invocado. Podrían haber hecho que me enamorase y haber arreglado algún matrimonio político que fuese conveniente.

―Antes de seguir con esto, hay algo que debemos dejar muy claro. Supuestamente, nuestro país iba a ser el cuarto en invocar a los Héroes. Esto se decidió en una conferencia diplomática internacional.

―¡Espera un segundo!

Ahora estaba soltando algo importante.

¿Diferentes países pueden invocar a los Héroes? ¿Hay un convenio sobre el orden? ¿Qué estaba tramando Melromarc?

―Explícate.

―De acuerdo.

La reina empezó a explicar las cosas.

Las Olas habían llegado, y muchos países distintos sufrieron grandes pérdidas. Para discutir sus opciones, los reyes y reinas de varias naciones acordaron reunirse.

Evidentemente, expresaron sus diversos intereses, e incluso algunos países eran enemigos naturales (como Melromarc y Siltvelt), pero nadie podía evadir la realidad: el mundo se acercaba a la completa destrucción. Si algunos de los países tenían disputas entre sí, acordaron dejarlas de lado hasta que se garantizase la seguridad relativa del mundo.

Durante la reunión, se aprobó que Melromarc sería la cuarta nación en invocar a los Héroes. También sonaba como si el procedimiento típico fuese invocar a un Héroe cada vez. La mayor parte de las veces que intentaban invocarlos, no aparecía ninguno. Asimismo, y esto se suponía que era obvio, se esperaba que los Héroes viajaran por todos los países.

―Entonces ¿por qué este país los invocó por su cuenta?

―Normalmente, los Héroes son invocados usando partes de antiguas reliquias sagradas. La ceremonia sólo puede realizarse en un momento específico, pero…

Quería decir que habían invocado a todos los Héroes mientras la reina estaba fuera del país.

―La Iglesia de los Tres Héroes ha existido desde hace mucho tiempo, y está profundamente arraigada en estas tierras. Hasta donde yo sé, son una organización muy conservadora. De todos modos, parece que tenían planes inesperadamente ambiciosos.

―Eso suena como un gran problema.

Se suponía que los Héroes salvarían el mundo entero, pero todos habíamos sido invocados en el mismo lugar.

―Sí, es por eso que hemos sido tan criticados.

―¿Por qué dejaste el país en manos de un halcón de guerra como éste?

Esto era un gran problema. Le había dado demasiada autoridad. Ren e Itsuki parecían pensar lo mismo y asintieron, aunque los miembros de sus grupos parecían querer decir algo.

Melty me había contado un poco sobre ello. Dijo que algunos miembros realmente amables de la nobleza, aquéllos que habían estado a cargo de la aldea de Raphtalia, fueron asesinados en la Ola.

―¡¿Qué estás diciendo?!

―¡Silencio!

La reina gritó a su marido para que se callara.

―¡El padre de Myne no es tan malo!

Al parecer, Motoyasu todavía tenía ganas de contribuir.

―Motoyasu, sólo te sientes de esa forma por el tratamiento especial que has recibido. Para nosotros, todo esto tiene sentido.

―Sí. Todo este tiempo he sentido que las cosas eran injustas.

―Ése es precisamente el problema. La primera Ola llegó mientras yo estaba fuera. Asigné a alguien en quien confiaba, mi mano derecha, para que cuidase del reino durante mi ausencia… pero…

―…¿Pero?

―Murió durante la Ola… Y había estado tanto tiempo ganándose la confianza de los demi-humanos…

―¿Puedo hacer una pregunta?

―¿De qué se trata, Amaki-sama?

―¿Por qué Melromarc, un país con supremacía humana, albergaba nobles que querían colaborar con los demi-humanos?

La reina abrió su abanicó y ocultó su boca cuando contestó la pregunta de Ren.

―Queríamos evitar la guerra con Siltvelt, de modo que arreglar nuestras relaciones con los demi-humanos era parte de nuestra estrategia. Siltvelt era consciente de esto, y estaban haciendo lo mismo por los humanos en su país.

Estaba empezando a entenderlo. La nobleza había sido amable con los demi- humanos como muestra de buena voluntad para evitar la guerra con Siltvelt.

―Es extraño lo franca que está siendo sobre esto.

Le dijo Itsuki a la reina, expresando sus sospechas.

―Después de haberles invocado a este mundo por la fuerza, tomen como una muestra de mi honestidad que yo, la mayor autoridad de este país, hablaré sinceramente con ustedes. Si no hago lo posible por ganarme su confianza, ¿cómo podría pedir su cooperación?

Ren e Itsuki se miraron el uno al otro y asintieron.

―No obstante… Aultcray ya ha mostrado demasiado tratamiento preferente hacia el Héroe de la Lanza. Los Héroes del Arco y la Espada también han demostrado su lealtad. Pero, de ahora en adelante, si les da la impresión que trato con preferencia al Héroe del Escudo, ruego que entiendan que únicamente estoy intentando equilibrar y corregir los errores pasados.

―De acuerdo.

―Tienes razón. Si Naofumi realmente era inocente de todo, las balanzas deben ser equilibradas. Lo entiendo.

―Volviendo al asunto que nos ocupa… Parece que la incompetencia de Aultcray ha llevado a la destrucción del distrito protegido de los demi-humanos.

La reina retrocedió y pisó el pie de Basura con todas sus fuerzas.

―Ayyyyy.

―¡Y descubrí esto al mismo tiempo que me enteré de tu ceremonia de invocación secreta!

La reina abofeteó a la Basura una y otra vez.

―Ugh…

―¡Esto es lo que consigo por permitir a un idiota como éste reinar en mi lugar! ¡Una serie interminable de eventos ridículos durante mi ausencia! Incluso cuando el verdadero enemigo ERA la Iglesia…

―¡Ugh!

―¡Y al día siguiente de que los Héroes empezasen su misión, convocaste al Escudo y le juzgaste como un criminal!

―¡UGH!

―¡Entonces seguiste discriminándolo! ¡¿Tienes idea de lo cerca que has estado de llevarnos a la guerra?!

―¡UGH!

―Y luego, inmediatamente después de la segunda Ola, ¿intentaste robarle a su esclava? ¡¿En qué estabas pensando?!

Estaba realmente exaltada…

―A causa de tu estúpido comportamiento, Siltvelt y Shieldfreeden están enfurecidos. ¡Podrían atacar en cualquier momento!

Estaba empezando a comprender la situación de la reina. Todos aquellos a los que les había confiado el reino habían muerto o desaparecido, y ella sola tuvo que conseguir que el mundo no entrase en guerra.

Estaba impresionado. Debía ser una diplomática muy habilidosa. Y todo pese a que sólo se veía como una mujer histérica en sus veinte desahogándose con su marido.

¿Y es la madre de Melty y la Zorra? Definitivamente parece demasiado joven para su edad.

―A continuación, para colmo, ¿escribes diciendo que quieres ver a Melty? ¡¿Hasta dónde llega tu egoísmo?!

―¡Ugh!

―La gente que te usaba para lograr sus propios fines… estaba justo delante de ti, ¿y no te diste cuenta? ¡Todo esto es culpa tuya!

Estaba echando humo a causa de la ira. Pero continuó.

―¡Por la presente declaro hereje a la Iglesia de los Tres Héroes! ¡De ahora en adelante, Melromarc se atendrá a la Iglesia de los Cuatro Guerreros Sagrados!

―¡¿Q-Qué?! ¡¿Abandonarás las propias tradiciones que dieron lugar a nuestro reino?!

―¡No hay ninguna razón para mantener una tradición que no causa más que problemas!

¿La Iglesia de los Cuatro Guerreros Sagrados?

―¿Qué es eso?

―Una religión que adora por igual a los cuatro Héroes Sagrados.

Explicó Melty.

Supongo que era natural. Si había cuatro personas que salvaban al mundo, esperarías que una religión surgiese por todos ellos tarde o temprano.

―Originalmente, la Iglesia de los Tres Héroes era una rama de la Iglesia de los Cuatro Guerreros Sagrados. Para explicar la razón por la que se separaron, tendríamos que regresar hasta la fundación de Melromarc.

―Uuh…

Si Siltvelt adoraba al Héroe del Escudo, entonces es lógico asumir que otros países adorarían a los Héroes de distintas formas. Es bastante fácil imaginarse la razón. Si Melromarc y Siltvelt no estaban en buenos términos y este último rendía culto al Héroe del Escudo… tenía sentido que ellos saliesen con algo para decir que la religión del otro país era falsa, que su dios era un demonio, etc. Eso explicaría el comienzo de la Iglesia de los Tres Héroes.

―Aah…

La reina terminó de regañar a la Basura. Renovada tras haberle abofeteado tantas veces, abrió su abanico, se tapó la boca y se giró hacia mí. Qué pena que yo no hubiese tenido la oportunidad de golpearle.

―Quedan muchas cosas por discutir, Iwatani-sama. Pero tendrán que esperar hasta más tarde.

―Preferiría no tener que escucharlas.

―¡Myne y el rey no son malas personas! ¡Todo esto es un malentendido!

Motoyasu había permanecido en silencio durante un rato, pero finalmente dio un paso adelante y comenzó a gritar de nuevo.

¿Qué es lo que quiere?

―Pero todo tiene sentido, ¿verdad? Casi fuimos asesinados, y la realidad detrás de todos estos eventos ha salido a la luz y se ha demostrado.

―Sí. Investigamos todo tipo de cosas y empecé a tener sospechas. Realmente parece que Naofumi estaba siendo discriminado. De hecho, es impresionante que haya sido capaz de ganarse la confianza de alguien. Nada de eso se debió al Escudo de Lavado de Cerebro. Es todo gracias a Naofumi y sus amigas. Ellos se ganaron la confianza de la gente.


Ambos, Itsuki y Ren, hablaron a mi favor.

―Cuando accidentalmente desaté una epidemia en esa aldea de las montañas, fue Naofumi el que lo solucionó. Hay multitud de razones para confiar en él.

―Sí, y después de ver el arma que el sumo sacerdote utilizó contra nosotros, está bastante claro quién estaba detrás de todo esto.

―Ugh…

Los dedos de Motoyasu estaban cerrados en un puño tembloroso. Todavía me miraba con furia.

―Kitamura-sama, si desea seguir protestando, tendrá que hacerlo cuando pueda proveer alguna prueba de sus afirmaciones.

―Está bien. Volveré con las pruebas. ¡Myne! Vamos.

―Desafortunadamente no he terminado de hablar con Malty. Tendrá que esperar hasta que hayamos terminado aquí.

Cuando la reina acabó de hablar, una gran cantidad de caballeros del castillo aparecieron detrás del trono y empezaron a caminar hacia el héroe.

―¡Pe-Pero! ¡Pero Myne…!

―Héroe de la Lanza, por favor, espere fuera.

Fueron muy educados cuando le instaron a abandonar la sala del trono. Esperaba que no fuese tan idiota como para causar un alboroto en la sala del trono.

―Deja de cambiar de tema.

―Lo siento mucho.

―En realidad es culpa de Motoyasu, así que no me disculparé por ello.

Itsuki parecía sospechar que Motoyasu estaba recibiendo un trato privilegiado. No veía ninguna razón para corregirle.

―De todos modos… aún hay muchos castigos que necesito aplicar a mi marido y a mi hija.

La Zorra y la Basura se pusieron pálidos. Era el momento de sufrir las consecuencias.

―¿Estáis disgustados?


―¡Por supuesto!

―¡Sí! ¡Mamá, yo no soy malvada!

―Creo que ya te he desheredado, así que haz el favor de dejar de llamarme mamá. En cuanto a qué hacer con vosotros… Ah, sí, tal vez haga que paguéis algunas de las deudas del país. Aquí tenéis.

La reina hizo una pequeña pausa. Le dio a la Zorra una hoja de papel con un número escrito. Su rostro se puso aún más pálido.

La Zorra era fiel a su naturaleza. Aparentemente también había estado jugando con los fondos del país, aunque no puedo decir que me sorprendiera.

―¡¿Cómo se supone que voy a pagar esto?!

―Ésta es la cantidad de dinero que le pediste al gremio. No puedes coger sin más lo que quieras de la tesorería esperando no tener que devolverlo luego. También me he tomado la libertad de añadir los fondos que fueron necesarios para extinguir los incendios forestales que iniciaste. Tal y como dice el papel, ahora trabajarás como esclava para pagar tus deudas a la Corona.

―¡Pero no puede ser!

―Si no te gusta, entonces trabaja con los Héroes para salvar al mundo. Si realmente contribuyes, pensaré en ello.

La Zorra se calló por fin, de modo que la reina se giró hacia la Basura.

―¡Y mírate, sintiéndote tan seguro de que tu hija es la única en problemas! Lo mismo va para ti, Aultcray.

La Basura estaba tan sorprendido que se tropezó. Ese maldito idiota no podía ni levantar la cabeza para mirar a la reina.

¿No puede actuar un poco más como un rey?

―Tú lucharás por el futuro de nuestro país en el frente de batalla contra las Olas, o si no, abandonarás tus responsabilidades y te convertirás en un aventurero normal. Toma una decisión.

―Ugh… Esposa mía… mi REINA. Fui engañado. Eso es todo. Te suplico que tengas piedad.

¿Y quién le engañó? ¿La Iglesia? ¿Yo? ¿Está a punto de vender a la Zorra?

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―Sí, mamá, perdóname…

―Ya no me queda compasión ni indulgencia… Ah, tengo una idea.

La reina me hizo señas para que me acercase. Di un paso adelante.

―Iwatani-sama. ¿Cómo deberíamos castigar a estos dos? Le doy el derecho de decidir.

―¡Muerte! ¡Que sean ejecutados!

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