Goblin Slayer – Side Story: Year One

Volumen 1

Capítulo 4: Fase Intermedia

Parte 5

La Vaquera se despertó debido a un sonido antes del amanecer, mientras el cielo aún era azul oscuro.

“Hr…nn…”

Se retorció en su cama, hasta que su cabeza se asomó por debajo de su manta, y miró por la ventana.

La salida del sol estaba todavía lejos; era ese momento numinoso entre la plena oscuridad y el amanecer. Incluso los gallos seguían durmiendo.

Sin embargo, estaba segura de que había oído algo. Pisadas. Débiles pero… audaces, indiferentes.

“¿Está él… en casa?”

Con cuidado de no hacer ningún ruido que pudiera despertar a su tío, la Vaquera se levantó de la cama.

Restos de la noche aún flotaban en el aire, aferrándose a su desnuda piel sin piedad, haciéndola temblar.

Se puso una camiseta que no le quedaba bien y encendió la mecha de una vela. Se metió silenciosamente en el pasillo y empezó a caminar con vacilación por la silenciosa casa.

Ya estaba en camino cuando le invadió el miedo a equivocarse sobre el ruido; cogió un trozo de leña y lo sostuvo con una mano.

“Um, uh…”

Finalmente, ella llegó a su habitación. La puerta estaba bien cerrada; tragó saliva con fuerza. Tocó suavemente, con renuencia, a la puerta, y luego la abrió un poquito y se asomó.

“¿Bienvenido… a casa…?”

No hubo respuesta. De hecho, no se sentía que hubiera alguien dentro.

La cama seguía sin mostrar signos de haber sido utilizada. La manta estaba perfectamente doblada. Apenas había pertenencias en su interior.

La Vaquera dio un paso cuidadoso dentro de la habitación, removiendo una fina capa de polvo en el suelo.

“… ¿Él no está aquí?”

Pero entonces el sonido tenue volvió a aparecer. Podría no haber sido nada más que su imaginación, un fantasma de esperanza, pero estaba segura de que lo había oído.

Dentro de la casa… no.

“Afuera… Tal vez.”

Ahora que lo pienso, ¿no dijo que tomaría prestado el cobertizo…?

El cobertizo era antiguo y hacía tiempo que no se usaba. ¿Podría ser de ahí de donde venía el sonido?

La Vaquera levantó el cuello de la camisa que era todo lo que llevaba puesto sobre su piel desnuda, luego salió por la puerta principal y entró en la noche.

Inmediatamente, fue atrapada por el viento silbante de la madrugada que se sentía como un cuchillo sobre su piel. Se suponía que ahora era primavera, pero la ráfaga de viento parecía el último suspiro del invierno.

La vela casi se apaga; la Vaquera la resguardó apresuradamente con su mano y sopló sobre ella.

Tal vez no es del todo apropiado, estar afuera vestida así….

Ella desestimó ese pensamiento; no era como si hubiera alguien allí para verla.

El cobertizo se elevaba como una sombra contra un cielo de color ultramarino. El techo y las paredes estaban llenos de agujeros, y con el viento azotando el césped a su alrededor, parecía desierto.

Supongo que nunca he estado ahí…

Tenía la sensación de que el cobertizo siempre había sido así, desde que llegó a la granja cinco años antes. ¿Había entrado en el cobertizo cuando estaba explorando durante su primer día aquí?

“Oof…”

¿Quizás ella realmente se había imaginado el sonido? La Vaquera dio un paso atrás.

No había nadie allí. No podía haberlo. Estaba loca por venir aquí sola. El cobertizo parecía un lugar que atraería goblins.

Goblins: “los pequeños demonios”.

Nunca había visto a los monstruos, pero el pensar en ellos hizo que sacudiera la cabeza, su pelo volando de un lado a otro.

Ella puso su mano suavemente sobre la puerta, y luego la abrió con un crujido.

“Hey… ¿Estás… aquí?” murmuró, pero no hubo respuesta desde el interior.

Miró alrededor del cobertizo, parpadeando, y luego llevó su vela hacia el interior.

“¡¿…?!”

Inmediatamente recobró el aliento.

Ahí estaba él, en un rincón oscuro.

¿Estaba muerto o, tal vez, era un fantasma? La luz de las velas reveló una armadura aparentemente arruinada. Un cuerno estaba roto en el casco de acero; la armadura de cuero estaba sucia, y el usuario tenía un escudo redondo atado a un brazo y una espada en la cadera.

Él estaba acurrucado en la esquina del edificio abandonado. El corazón de ella latía con fuerza. Ella podía detectar el olor metálico del acero, mezclado con un ligero hedor. Estaba acostumbrada a eso ya que trabajaba en la granja: sangre y suciedad.

La expresión de la Vaquera se endureció. Ella se agachó y se le acercó, mirándolo a la cara.

“Hey-hey, ¡¿estás bien?! ¡¿Estas herido?!”

“……”

Él no dio ninguna respuesta.

El casco se movió torpemente, mirando hacia ella. Dentro de la visera, pensó que podía ver un ojo rojo.

“No”, dijo en voz baja y luego se puso de pie lentamente. “No lo estoy”.

La Vaquera, abrumada, cayó hacia atrás sobre su trasero. Ahora ella lo estaba mirando hacia arriba, y en un pequeño estado de pánico, se apresuró a cubrir la parte delantera de su camisa. Era un poco tarde para eso. Le ardían las mejillas.

“Er, ah, um…”

“Sólo estaba descansando.”

La voz sonaba débil y tensa. ¿Era porque acababa de despertar? La Vaquera se preguntaba.

Tomó una cantimplora que se encontraba en un rincón del cobertizo y bebió mucho de ella. ¿Quién sabía cuánto tiempo llevaba el agua ahí?

La Vaquera, que todavía presionaba una mano contra la parte delantera de su camisa, se puso de pie de forma inestable.

“¿Descansando? ¿Quieres decir…?”

¿Aquí?

El lugar estaba en tan mal estado que apenas podía mantener a raya a los elementos.

No había cama, sólo estaba tirado en el suelo.

¿Y estaba descansando?

“Puedo dormir incluso con un ojo abierto.”

Esa no fue realmente una respuesta. Al menos, no es la respuesta que la Vaquera esperaba.

Mientras ella miraba, estupefacta, él ajustó las correas previamente aflojadas de su armadura.

“Ya he descansado.”

“Has has… ¿qué…?”

Ella tomó nota de su equipo de un vistazo: espada, escudo, armadura, casco. Ella no sabía mucho de aventuras, por supuesto, pero incluso para una inexperta como ella, era obvio que acababa de regresar de una aventura y que ni siquiera se había cambiado de equipo.

Intentó hablar, pero su garganta se contrajo. Ella apretó su mano frente a su generoso busto.

“¿Dónde…? ¿Adónde vas?”

“Goblins”. Eso fue todo lo que dijo. El cascabeleo de sus objetos y equipos sonó en el oscuro cobertizo.

La Vaquera se dio cuenta de que la vela en su mano se había consumido, pero no pensó que podría volver a encenderla.

Ahora lo entiendo.

Con él de vuelta, ella había pensado egoístamente que las cosas habían empezado a cambiar. Pero ella no era diferente de lo que había sido hace cinco años, y….

… él tampoco lo es. Todavía es ese día para él.

¿Qué debería hacer ella entonces? La Vaquera apretó más fuerte su puño.

Su equipo ya estaba listo. Todas las piezas estaban allí, las correas estaban abrochadas, y él estaba cargando su bolsa de objetos.

“Ah…” Ella abrió la boca para decir algo, pero él pasó de largo sin hablar.

Ella se giró, pero él ya había salido por la puerta, que crujió cuando se marchó.

Su espalda se estaba alejando cada vez más. Una vez más, estaba a punto de ir a alguna parte, solo.

La Vaquera simplemente no soportaba la idea. Todos los músculos de su cara se movieron mientras gritaba: “¡Te estaré esperando!”

Un recuerdo apareció en su mente como el amanecer.

Una pelea infantil. Lágrimas brotando en sus ojos, luego en los de él.

La mañana. Cabalgando en un carruaje, sus padres despidiéndola. Mirando atrás desde su asiento. Sin rastro de él.

Las palabras que ella quería decirle cuando regresó. El lugar al que nunca podría volver.

Ella no podía ir a casa. Ella no había ido a casa, y nunca lo haría.

No, eso no era verdad. Estaba harta de pensar así.

“Estaré esperando, así que esta vez… esta vez…”

Quiero que vuelvas a casa.

Ella no sabía si él la había oído o no.

Ella pensó que él le había devuelto la mirada, pero debe haber sido su imaginación.

Seguramente, era un truco de la luz de la mañana que hacía que su visión se volviera borrosa, lo que hacía que fuera imposible saberlo.