Goblin Slayer – Side Story: Year One

Volumen 1

Capítulo 4: Fase Intermedia

Parte 1

La Vaquera se paró junto a la puerta de su habitación. Inhaló profundamente, luego exhaló, su pecho subiendo y bajando.

El sol envió sus rayos a través de la ventana, y ella pudo oír a un gallo cantando majestuosamente. Hoy se había levantado más temprano de lo habitual, vestida y lista para salir. Todo estaba listo. Todo lo que necesitaba ahora era su determinación.

“¡O-okay…!”

Ella apretó el puño en una muestra de determinación, luego giró la perilla de la puerta y abrió la puerta.

“¡B-buenos días! ¡Ya salió el sol! …Erk.”

Ella irrumpió en la habitación tan brillantemente como pudo… sólo para encontrarla vacía.

Una “habitación ordenada” suena como una buena idea, pero es fácil ser ordenado cuando las únicas cosas en una habitación son una cama hecha con un montón de paja y una silla.

La manta estaba cuidadosamente doblada sobre el montón de paja; no mostraba signos de haber sido usada.

La Vaquera se rascó la mejilla avergonzada. Parecía que ella lo había perdido completamente.

“Supongo que él ya salió…”

¿O aún no ha regresado?

Se asentó sobre la pila de paja y suspiró. Él salía en cualquier momento y volvía en cualquier momento. Casi nunca lo veía.

“…Hay tantas cosas de las que me gustaría hablar con él.”

Como estaban las cosas, era como si sólo le estuvieran alquilando una habitación.

“¿Los aventureros están tan ocupados?”

Ella no lo sabía.

Ella vivía al final de la calle de una ciudad que albergaba una rama del Gremio de Aventureros, pero no sabía nada de ellos.

Había demasiadas cosas que ella no sabía. ¿Por qué era así? Aquí había estado, viviendo en esta ciudad durante cinco años.

Es porque nunca salgo.

La Vaquera se mordió el labio y se levantó. Rápidamente alisó las sábanas donde las había perturbado, luego abrió la puerta y se coló en la cocina. La determinación comienza desde los pies hacia arriba.

Su tío estaba poniendo un poco de tabaco en su pipa, relajándose por un momento después del desayuno. “Bueno, te has levantado temprano”, dijo, mirándola.

“Tío, ¿tienes alguna entrega que hacer en la ciudad hoy?” Ella balbuceó las palabras, sintiendo que si hablaba de otra cosa al principio, podría perder su valor.

“Hmm. Bueno, sí, tengo…” Parecía ligeramente sorprendido por la impetuosidad de su sobrina. Su silla tembló mientras asentía. “¿Por qué lo preguntas?”

“¡Voy a ir contigo!”

Tenías que empezar con el primer paso. Su tío la miró boquiabierto mientras la Vaquera apretaba el puño con determinación.

***

“Uggggh…”

La nueva chica del Gremio suspiró exhausta y presionó su frente contra el mostrador. A su alrededor había una montaña de papeleo. Todas eran peticiones de aventureros traídos ese día. Algunos, habían sido escritos por la propia Chica del Gremio, mientras que otros eran de otros empleados.

Agarró una página al azar cerca de su cabeza y vio las inevitables palabras: matanza de goblins.

Era suficiente para hacer suspirar a cualquiera.

“¡Oye, no holgazanes!”, dijo su compañera de trabajo, dándole un golpe en la cabeza.

“Pero…”

Su compañera de trabajo también era una clériga, y ella siempre parecía estar alerta. La Chica del Gremio no pudo evitar sentir celos. Ella asumió que a su compañera de trabajo también se le daría oficialmente el puesto de inspectora en algún momento.

En cuanto a ella, la Chica del Gremio no creía que le fuera posible pedir a los dioses con el fervor suficiente para evocar un milagro.

“Hay tantas misiones de goblins aquí, que nunca vamos a poder terminarlas todas.”

“¿Hay tantas? Diría que hay tantas como siempre.”

“Bueno, eso es cierto, pero…” La Chica del Gremio frunció los labios y enderezó la pila de papeles.

El proverbio sostenía que cada vez que se formaba un grupo de nuevos aventureros, aparecía un nido de goblins. Las misiones de goblins eran tan comunes y tan interminables que incluso podían dar lugar a una sabiduría popular como esa.

Había muchas misiones que trataban con bandidos, o trolls, o lamias, o arpías. Pero desglosadas por tipo de monstruo, las misiones de goblins parecían ser, por mucho, las más frecuentes según la Chica del Gremio.

” Sólo deja que los novatos se encarguen de ellos”, dijo su compañera de trabajo.

“Podría, pero…” La Chica del Gremio sin ganas cogió un bolígrafo. “No hay ninguna garantía de que les vaya a ir bien.”

“Tienen que asumir la responsabilidad de sí mismos.”

Esta vez, ella le dio a la Chica del Gremio una suave bofetada en la mejilla, ¡lo que provocó un pequeño “yeep”!

“De acuerdo, así que no iré tan lejos. Pero el riesgo es parte de la aventura, ¿no es así?”

“Cierto…”

“Nosotras sólo tomamos las misiones, las asignamos a los aventureros, y si tienen éxito, les damos sus recompensas y nuestra confianza. ¿Verdad?”

“Supongo que sí”.

Bueno, siempre y cuando lo entiendas. Su compañera de trabajo se volvió rápidamente hacia su propio mostrador.

El Gremio ya estaba lleno de aventureros que habían venido en busca de trabajo. No había tiempo para sentarse a charlar.

La Chica del Gremio hojeó las páginas que aún no había publicado en el tablón de anuncios y suspiró una vez más.

Esta recompensa es apenas suficiente… No es que una aldea como esa pueda permitirse ofrecer mucho más….

Hubo peticiones de lugares indigentes, aldeas agrícolas, pueblos pioneros. Estaban ofreciendo todas las monedas que podían juntar, y aun así era muy poco para los aventureros experimentados.

Como resultado, el trabajo a menudo caía en manos de cazadores de monstruos recién contratados, aquellos con el rango más bajo, Porcelana, o el noveno rango, Obsidiana. Podrían fracasar, pero los goblins seguirían siendo eliminados. El segundo, o quizás el tercer grupo, destruiría el nido.

Parte de lo que hacía que un aventurero fuera bueno en su trabajo era la capacidad de elegir misiones que se ajustaban a su fuerza, equipamiento y la composición de su grupo. En última instancia, eran responsables de su propio éxito o fracaso. El Gremio no tenía los recursos para mimar a cada uno de los soñadores que se presentaban a registrarse.

Es una forma de descartarlos, supongo…

Pero si eso era cierto, entonces se planteaba la cuestión de si podían dejar que los anarquistas y los violentos siguieran prosperando.

Sin importar a quien eligiera, estaba enviando a alguien a enfrentar su perdición.

Tal vez estoy en la línea de trabajo equivocada.

Aún sin poder controlar sus emociones, la Chica del Gremio trató de forzar una sonrisa en su rostro. Justo en frente de ella estaba un enorme aventurero, presumiblemente viniendo a buscar trabajo para el día. Acercó su cara a la de ella.

” Oye, tú. ¿Tienes alguna misión de trolls? Esa es una forma de ganar dinero rápido”.

“Lo siento mucho, hoy no hay trolls…” La Chica del Gremio frunció el ceño y revisó sus papeles. Una tenue esperanza apareció en su mente.

“¿Quizás una misión de goblins…?”

“¿Goblins?” El aventurero corpulento no estaba impresionado. “Los goblins no pagan nada y no son divertidos. Deja que los Porcelana se encarguen de ellos.”

Por un segundo, la Chica del Gremio se mordió el labio. Era acerca de la reacción que esperaba. Ella no podía… ni debía… forzar el asunto.

“Lo siento, señor…”

Estaba inclinando la cabeza para disculparse cuando una voz irrumpió.

“¿Goblins?”

La Chica del Gremio no tenía idea de cuánto tiempo él había estado allí. El aventurero salió de atrás del enorme hombre, su voz baja y mecánica. Llevaba una sucia armadura de cuero y un casco de acero con un cuerno roto, junto con un pequeño escudo redondo en el brazo y una espada de una extraña longitud en la cadera. Todo el equipo parecía muy usado, sugiriendo que ya había pasado por varias aventuras.

La Chica del Gremio había tratado con él varias veces y ya lo había reconocido. ¿Cómo podría no hacerlo? El shock que había recibido cuando él regresó de ese nido de goblins por si solo lo había grabado en su memoria.

Pero ella nunca había visto que él se metiera en una conversación como ésta. Ella parpadeó varias veces.

La pregunta se repitió: “¿Goblins?”

“Er, sí.” Todo lo que la Chica del Gremio podía hacer era asentir con la cabeza.

“Ya veo”, susurró desapasionadamente. “Si hay goblins involucrados, iré.”

“Oh-ho, mira a este pequeño muchacho de porcelana”, dijo el enorme aventurero, mirando dubitativamente al chico de la armadura. “¿No tomaste una misión de goblins el otro día?”

“Sí.” Asintió con la cabeza. “Lo hice.”

El enorme aventurero dejó escapar un suspiro y asintió desinteresadamente, pero luego una sonrisa apareció en su rostro. “Bueno, eso funciona para mí. Me llevaré esta, entonces.” Miró los papeles en el mostrador de la Chica del Gremio y agarró uno. “¿Deshacerse del mago de la Montaña Cima de Fuego? Suena bien.”

“Er, sí, señor! Entiendo que está en un laberinto subterráneo, así que por favor, tenga cuidado”. La Chica del Gremio se encargó de la aceptación de la misión con cierta urgencia. Ella tenía que explicar la recompensa, describir el contenido de la misión, y luego asegurarse de que el aventurero realmente quería y aceptaba la misión. Entonces su parte había terminado.

Recientemente, ella finalmente había empezado a sentirse acostumbrada a la rutina, y esta vez fue capaz de llenar el papeleo sin ningún problema.

Uf. Un suspiro de alivio.

“Los goblins o las ratas gigantes son una buena manera de afilar los dientes”, dijo el enorme aventurero mientras se marchaba. “Buena suerte, chico”.

El aventurero en el casco lo vio irse sin mucho interés, y luego se volvió hacia el mostrador.

“Entonces, ¿los goblins?”

Ay….

Por un momento, ella se encontró sobre sus talones: en lo profundo de esa máscara de acero sin expresión, podía ver un ojo rojo brillante.

La Chica del Gremio agitó la cabeza para despejarla. Tenía que recuperar la sonrisa en su rostro.

“¿No hay goblins?”

“N-no, si los hay…” No pudo evitar sonreír un poco, con toda sinceridad, ante su reacción. Ella se aclaró la garganta, forzándose a concentrarse. “Tenemos misiones de caza de goblins. Varias de ellas, de hecho.”

“Ya veo. Así que hay goblins.”

¿Qué le pasa a este tipo?

Ella no sabía la respuesta, pero mientras lo miraba con perplejidad, sacó varios papeles de la pila de misiones.

Ella se había encontrado con una amplia gama de aventureros, tanto durante su entrenamiento en la capital y desde que fue asignada a esta ciudad. Algunos eran extraños, otros tenían sus obsesiones particulares, otros eran engreídos. Toda una plétora de personalidades.

Pero él es…. diferente de alguna manera.

“E-em, así que aquí hay una para empezar. Los goblins se llevaron el ganado de la aldea e hirieron a un joven que estaba de guardia…”

“Acepto.”

Asintió, su respuesta fue instantánea. No preguntó por la recompensa, sino que tomó el papel de la mano de la Chica Guild, casi como si fuera a robarlo.

“¿Dos o tres de ellos?”

“¿Puedo explicarle lo de la recompensa?”

“Sí.” No parecía muy interesado.

“Hmm”, dijo la Chica del Gremio, frunciendo el ceño un poco. “Necesito que me escuches, o yo misma podría meterme en problemas.”

“¿Es eso cierto?”

“Sí, lo es.” Ella asintió, poniendo una cara seria. Estaba tratando con alguien que estaba acostumbrado a pelear un poco. Si había una disputa sobre la recompensa, eran las chicas del Gremio las que estaban en la línea de fuego. Incluso en la capital, habían subrayado la importancia de no parecer intimidadas.

“Confianza y buena voluntad”, dijo ella. “Este es un trabajo, y te estamos pagando, así que por favor complétalo lo mejor que puedas.” Levantó el dedo índice como si estuviera dando una lección, pero la verdad era que la propia Chica del Gremio no entendía completamente lo que estaba diciendo. “Y piensa en esto: sin una recompensa, no podrías pagar tu alquiler o comprar comida o equipo, ¿verdad?”

Por lo tanto, ella agregó un comentario sobre la recompensa lo mejor que pudo. No era nada revelador; era el tipo de cosas que cualquiera hubiera sabido. Pero él se puso a pensar, hasta que finalmente, un suave gruñido salió del interior del casco.

“…En ese caso, escucharé.” ÉI asintió. La Chica del Gremio se puso una mano en su pecho con alivio.

Gracias a los Dioses, me entendió.

Esta no era la primera vez que trabajaba con él. En cada ocasión, eligió matar goblins.

Tal vez era porque era un principiante. Ella todavía estaba sorprendida de que él no hubiera formado un grupo, pero a pesar de todo, él fue una gran ayuda para ella. Pero aún así, ella sabía que algún día su rango aumentaría, y él pasaría a luchar contra monstruos más grandes y poderosos.

Así son las cosas por aquí.

“¡Gracias por su continuo apoyo!”

Él iba a salir por esa puerta y, muy posiblemente, entraría en las fauces de la muerte. Esta podría ser su única oportunidad de expresar su gratitud.

Ella se inclinó, sus trenzas rebotaban, pero él solo ladeó la cabeza. Era casi como si él no pudiera entender por qué ella le estaba dando las gracias.

Él parece sorprendentemente… decente.

El pensamiento pasajero fue un poco frívolo, y lo dejó pasar mientras se dedicaba a explicarle a este aventurero cada vez más familiar.