Tate no Yuusha no Nariagari (NL)
Volumen 3
Prólogo: Una Chica de Cabello Azul
―Esto va a ser una molestia. Deberíamos haberlo rechazado.
Todo ocurrió debido a una simple petición de los aldeanos. Querían que hiciésemos algo con los monstruos que había alrededor de la aldea.
El cadáver putrefacto del dragón zombi había contaminado gravemente las montañas circundantes. Una vez que nos encargamos de ese problema, los monstruos que habían estado prosperando en las montañas contaminadas pusieron su mira en la aldea. La idea consistía en que, cuando los monstruos se dieran cuenta de que la aldea era un lugar peligroso para ellos, sencillamente se mantendrían alejados. Así que los aldeanos nos contrataron como guardias temporales para mantener a los monstruos a raya y que fueran conscientes de la amenaza que planteaba la aldea.
Sinceramente quise rechazar el trabajo, pero habían hecho tanto por nosotros que terminé aceptando por mi sentido de la obligación. Considerando todo lo que estaban haciendo para ayudar a Raphtalia con su enfermedad, sencillamente no podíamos dejarlos en la estacada, por tanto nos dirigimos de nuevo hacia las montañas.
―Oh bueno, terminemos con esto de una vez.
Mi nombre es Naofumi Iwatani, y soy un estudiante universitario de Japón. También soy un poco otaku. Estaba en la biblioteca leyendo un libro llamado Los Registros de las Cuatro Armas Sagradas cuando de pronto perdí el conocimiento. Al despertar, me encontré a mí mismo en el mismo mundo que describía el libro, y me asignaron el rol del Héroe del Escudo.
Me invocaron a su mundo porque éste se encontraba bajo la amenaza de un desastre llamado “Las Olas de la Destrucción”. Estas olas consistían en una grieta que
se abría entre dos dimensiones y desde la cual aparecían grandes hordas de monstruos. Al parecer necesitaban la ayuda de los Cuatro Héroes Legendarios para sobreponerse a la destrucción de las olas.
Fui obligado a asumir el rol del Héroe del Escudo, y no tenía más opción que enfrentarme a las olas cuando aparecían. Al principio todo parecía un sueño, demasiado bueno para ser verdad, pero resultó que el escudo que estaba forzado a llevar encima tenía también otras propiedades, algunas de las cuales eran realmente molestas. Me hacía completamente incapaz de infligir daño a los monstruos de forma intencionada.
Al principio ponía toda mi fuerza en los golpes, pero los monstruos simplemente los ignoraban, como si yo no fuese nada más que un insecto molesto. Al poco tiempo descubrí que era totalmente incapaz de atacar. Sin embargo lo compensé con mi poder defensivo, que estaba por las nubes. Se podía decir que la única forma con la que yo era capaz de luchar era mediante la defensa.
Pasado un tiempo me las arreglé para formar un grupo, y comenzamos a viajar por el mundo. A lo largo del camino libramos muchas batallas, y justo ahora estábamos en medio de una.
―¡¿…?!
Una enorme libélula voló hacia mí, blandiendo su aguijón. Pero rebotó en mi escudo con un sonido metálico de forma inefectiva.
El escudo era capaz de absorber distintos monstruos y materiales, que a su vez desbloquearían nuevas formas del escudo y diversas habilidades. Se podía decir que el escudo iba subiendo de nivel conmigo. Así es como aprendía nuevas habilidades. De todas formas, había un montón de dificultades que venían acompañadas de su uso, pero también estaba resultando ser una gran ayuda. Me servía para componer complicadas medicinas y mejoraba la calidad de mi comida, así que supongo que era bastante útil en varios aspectos.
En cuanto al escudo en sí, realmente me habría encantado quitármelo algunas veces, pero estaba maldito o algo, y era completamente incapaz de desprenderme de él. Estaba siempre ahí, pegado a mi brazo. Por lo tanto tenía que depender mucho del resto de mi grupo, en concreto, dejarles todo el ataque a ellas.
―¡Naofumi-sama! ¡¿Estás bien?!
La chica con orejas y cola de mapache cortó a una mosca venenosa por la mitad y se giró hacia mí.
Su nombre era Raphtalia, una demi-humana de tipo mapache. Después de que yo fuese incriminado y expulsado del castillo la compré como esclava. Al principio, cuando la compré, se veía como si tuviese unos diez años de edad, pero los cuerpos de los demi-humanos se desarrollan al mismo tiempo que suben de nivel. Maduró muy rápido mientras combatíamos diferentes monstruos, y ahora se veía más como una chica de diecisiete años. Era muy guapa. Bueno, era linda de todos modos.
En cuanto a su personalidad, era bastante seria. Al mirarla daba la impresión de que estaba constantemente evaluando posibles rutas de acción, o que siempre estaba intentando determinar el camino “correcto”.
Antes de que fuese invocado a este mundo, hubo una gran ola de la destrucción y ella perdió a su familia y su aldea en el consiguiente caos. Creo que probablemente ésa era la razón por la que se mostraba tan motivada a la hora de combatir las olas junto a mí.
―¡Te dejo la defensa a ti!
―¡Lo sé!
Afortunadamente, Raphtalia confiaba en mí. La había visto crecer ante mis ojos, lo cual me despertó algunos sentimientos paternos. Con tan sólo veinte años me parecía un poco extraño albergar esa clase de sentimientos, pero habiéndola visto crecer así, no podía negar que me sentía responsable hacia ella. Creo que ella probablemente se sentía de la misma manera. Había estado conmigo desde que era una niña, así que con toda probabilidad me veía como algún tipo de figura paterna. En resumidas cuentas, ella confiaba en mí y yo quería cuidar de ella.
Fue entonces cuando ocurrió. Una sombra apareció ante mí.
―¡Guah!
Un gran monstruo con aspecto de pájaro llamado filolial se precipitó hacia el árbol venenoso que se aproximaba, echó su cuerpo hacia atrás y entonces dio rienda suelta a un furioso bombardeo de patadas.
Ese filolial también era una de mis amigas. Su nombre era Filo, un filolial hembra que había crecido apegada a mí. Tenía un poder misterioso: podía convertirse en una humana. Cuando se encontraba en dicha forma era como una niña pequeña con pelo rubio, ojos azules y unas diminutas alas de ángel a su espalda. Pero su forma real… Bueno, ella era un filolial, pero no uno normal. Su forma de monstruo era como una mezcla entre un avestruz y un búho gigante.
Al parecer se trataba en realidad era una Reina Filolial. Era lo bastante fuerte como para tirar de un carruaje completamente cargado, y comía más que suficiente para compensar el esfuerzo. Siempre estaba metiéndose cosas en la boca. No dejes que su encanto te engañe; realmente puede dar un buen golpe.
Su personalidad era… inocente, libre y pura… Pura probablemente la describe mejor. Siempre tenía una mirada feliz en su rostro.
El traficante de esclavos que me había vendido a Raphtalia también comerciaba con huevos de monstruo, así que allí fue donde la conseguí. La gané en un tipo de juego de lotería de huevos. Todos se veían igual, y un boleto costaba cien monedas de plata. Elegí uno que me gustó, y cuando eclosionó, apareció Filo. Ella tenía… dos semanas ahora. Aunque no lo parecía, se veía mucho mayor. Yo la crié también.
―Parece que ya casi hemos terminado aquí, Naofumi-sama.
―¡Pero yo quiero seguir peleando!
Una vez que empezamos a luchar, el plan dio sus frutos en tan sólo una hora. La mayoría de los monstruos huyeron a las montañas y aprendieron a mantener las distancias con la aldea.
―¿Estás bien, Raphtalia?
Se movía más despacio de lo normal por culpa de la maldición, y ésta parecía ser bastante poderosa.
La maldición que sufría la recibió el día anterior. Estábamos luchando contra un dragón zombi aquí en las montañas, y yo… yo usé un poder maldito. Pero si se piensa detenidamente, había sido por culpa los OTROS TRES HÉROES. Ellos comenzaron este embrollo.
Cuando estábamos combatiendo contra el dragón zombi, el Escudo de la Ira de la “Serie Maldita” se desbloqueó por sí solo y yo lo usé dejándome llevar. La maldición resultó ser muy poderosa y difícil de manejar, lo que me condujo a dirigir mis colmillos contra Raphtalia, mi amiga. La maldición me engulló completamente y ella tuvo que sacrificarse para liberarme de su control. Durante el proceso resultó gravemente herida. A consecuencia de esto, aunque yo no podía atacar por mi cuenta, había empezado a situarme en la primera línea de batalla para proteger a Raphtalia.
―Si te refieres a mis heridas, en realidad no están tan mal, Naofumi-sama.
―Bien.
―Jeh, jeh… Es bastante agradable el hecho de que estés preocupado por mí.
―De verdad que lo siento.
―Promete que no volverás a decir eso.
Sonrió para indicar que no le importaba, pero eso sólo me hizo sentir aún más culpable.
―¿Estás bien, Onee-chan?
―Sí, estoy bien. ¿Verdad, Naofumi-sama?
―Sí, eso parece… pero no te excedas.
―No tienes que… De todas formas… gracias por preocuparte.
Al parecer, sus heridas no eran de extrema gravedad, y eso era algo bueno.
―Perfecto, aquí acaba nuestro trabajo por hoy. Mañana nos dirigiremos de vuelta al castillo de Melromarc para que Raphtalia pueda recibir un tratamiento en condiciones.
Nos pusimos en camino para volver a la aldea. Cuando dejamos las montañas, pasamos por un camino que recorría unos campos ondulados hasta llegar a la aldea.
―¡Maestro! ¡¿Qué es eso?!
¡Filolial salvaje A ha aparecido!
¡Filolial salvaje B ha aparecido!
¡Filolial salvaje C ha aparecido!
¡Una chica de cabello azul ha aparecido entre los filolials!
¡Maldición…! ¡¿Qué está haciendo una chica con los filolials salvajes?!
Maldije en voz baja y miré detenidamente la escena. Ella se veía como una niña normal.
―¡Eh, tú! ¡¿Eres de la aldea?!
Pensé en preguntarle sólo para estar seguro, pero los filolials respondieron antes que ella.
―¡¿Gah?!
Los monstruos miraron a Filo. ¡Estaban estupefactos!
¡Los filolials A, B y C han salido corriendo!
―Aah…
La chica estiró la mano en dirección a los filolials, que ahora huían por las praderas.
¿Qué pasa con esta chica? ¿Acaso estaba jugando con los filolials?
Bueno, después de pasar todo este tiempo con Filo, tenía una idea bastante buena de cómo podía esperar que se comportasen los filolials. Probablemente les estaba alimentando o algo, ya que les gusta mucho comer.
A primera vista, la chica parecía ser bastante adinerada.
¿Tal vez sea la hija de un mercader rico?
―¿Qué ha sido eso?
Los filolials huyeron y la dejaron sola, así que deduje que ella no era su dueña.
Supongo que eran salvajes.
Si los monstruos huían en el mismo momento que te acercabas, podían ser del tipo de monstruo poco común que deja atrás objetos valiosos y muchos puntos de experiencia cuando se le da caza. Sin embargo, acabar con un filolial al azar probablemente no daría demasiados.
Seguramente salieron corriendo porque vieron a Filo, nuestra reina filolial.
―¡Maestro, esos pájaros se ven deliciosos! Cada vez que paso al lado de uno no puedo evitar pensar en la buena pinta que tienen.
―Tú eres uno de esos pájaros.
Filo se estaba lamiendo el pico y babeando con anticipación.
Supongo que para ella todo puede considerarse comida. Así que se ha vuelto caníbal así de rápido, ¿eh? Horripilante.
―¡Si les perseguimos ahora, todavía podríamos alcanzarlos, Maestro!
―Déjalos.
Realmente sabe cómo echar por tierra toda la tensión del momento. En cuanto a la experiencia, supongo que no he comprobado aún nuestros niveles después de la batalla contra el dragón zombi.
Naofumi LV 38 ★
Raphtalia LV 40 ★
Filo LV 40 ★
¿Qué es esa estrella?
―Oye, hay una estrella al lado de mi indicador de nivel. ¿Alguna sabe lo que significa?
¿Qué puede ser? Tengo un mal presentimiento.
―Um…
―¡No sé!
Decidí comprobar la pantalla de ayuda.
Aún no lo entendía. La información seguramente estaba allí enterrada en alguna parte, pero no fui capaz de encontrar ninguna explicación para la estrella.
Supongo que no nos queda más remedio que volver a ello más tarde. ¿Eh?
La niña que antes estaba con los filolials se había dado cuenta de nuestra presencia y ahora estaba caminando en nuestra dirección.
―Guau, ¿eso es un filolial?
―¿Te refieres a Filo?
―¿Puede hablar?
La chica y Filo se estaban mirando fijamente a los ojos.
―Sí.
―¡Mi sueño siempre ha sido hablar con los filolials! ¡Espero que podamos charlar un montón!
La chica, que por lo visto estaba muy interesada en Filo, siguió hablando con ella. Parecía tener unos diez años. Su pelo era azul, pero todo lo demás tenía unos colores algo apagados. ¿Tal vez era en realidad azul marino? Llevaba el pelo recogido en dos coletas y emitía un aura excéntrica y poderosa. Se podía decir sin temor a equivocarse que provenía de una buena familia.
―Maestro, ¿qué deberíamos hacer?
Buena pregunta. ¿Qué deberíamos hacer?
Casi sonaba como si esta chica rica quisiera quedarse a Filo. Si me las arreglaba para llevarme bien con su familia, entonces tal vez pudiese dirigir esta situación por una dirección más rentable. Y eso no sería tan malo.
No me presenté como el Héroe del Escudo, sino como un santo con un carro arrastrado por el dios pájaro. La gente se me había acercado muchas veces para comprobar si podían comprarnos a Filo. Por supuesto no planeaba venderla, pero utilizaba eso como punto de partida para otro tipo de negocios y dirigía la conversación de una forma en la que normalmente podía conseguir que el cliente se llevase algún accesorio nuevo (y caro).
Y debido a que yo ocultaba el hecho de que era el Héroe del Escudo, la mayoría de las personas se mostraba muy amistosa cuando me acercaba a ellas. Desde esa perspectiva, podría ser inteligente intentar encaminar mis negocios de forma que mantuviera al público de mi lado. No hacía daño tener algunas personas que me debiesen algo.
Ahora bien, esta chica supo determinar que Filo era un filolial. ¡Lo supo con tan sólo echarle un vistazo!
―Un filolial parlante, ¿verdad? ¿Cuál es tu nombre?
―Filo.
―Filo, ¿lo he dicho bien? ¡Mi nombre es Mel!
―Encantada de conocerte, Mel.
―¡Sííí! Eh, Filo, ¿quieres comer esto?
La chica llamada Mel sacó algún tipo de carne seca de su bolsillo y se la ofreció a Filo.
Ella debe de saber cuánto les gusta comer a los filolials.
―¡Sííí! ¡Gracias!
Filo se metió la carne seca en la boca con avidez.
―Jeh, jeh, jeh.
Mel rió felizmente al ver las mejillas hinchadas de Filo. Entonces empezó a acariciarlas suavemente.
Le gustaban los filolials; eso lo podía asegurar. Pude ver que ella era diferente de esas otras personas que habían estado interesadas en Filo, ya que ELLOS sólo mostraron interés porque era un monstruo raro.
La chica parecía que realmente quería ser amiga de Filo. Honestamente no perdíamos nada por establecer relaciones, así que animaría a Filo para que se hiciese su amiga si podía.
―Filo, todavía tenemos algo de trabajo que hacer en la aldea, así que puedes pasar el rato aquí en los campos si quieres. Diviértete.
―¡Vale! ¿Quieres venir conmigo?
―¡Sí!
Entonces Filo y Mel corrieron a los campos para jugar.
Regresamos a la aldea y continuamos haciendo todo lo que pudimos para erradicar la enfermedad. Le pregunté al doctor si necesitaba ayuda por nuestra parte, y él me puso a trabajar en componer medicinas. Una vez que terminé de ordenar mis materiales, me puse a trabajar. La elaboración de medicinas fue más rápida de lo que me esperaba, y muy pronto hube terminado. Había una parte de mí que deseaba con sinceridad poder aliviar el sufrimiento de los aldeanos. Tenía la esperanza de que la aldea regresaría pronto a sus días de paz.
Miré hacia los campos y pude ver a Filo jugando con varios niños allí.
―Um… querido Santo… ¿le importa si…?
El jefe de la aldea apareció a mi lado y me dio una bolsa de dinero.
―Querido Santo, gracias por su ayuda. Por favor, acepte nuestro agradecimiento.
Eso me recuerda que esta gente aún no sabe quién soy yo. Para ellos, no soy el temible y criminal Héroe del Escudo, no. Tan sólo un santo viajando en compañía de un dios pájaro.
―Um…
Cogí la bolsa, la abrí y empecé a calcular el contenido. Después saqué la mitad del dinero y lo puse en una bolsa aparte.
―¿Qué?
―Yo no he trabajado tanto para ganarme todo esto. El doctor hizo la mayor parte, así que dale esto a él.
―Oh, sí…
Si el doctor no hubiese estado ahí, nos habríamos visto en serios problemas. No creo que hubiese podido detener la propagación de la enfermedad yo solo, así que todo en realidad era gracias a él.
―De acuerdo.
Para curar apropiadamente las heridas de Raphtalia teníamos que visitar una gran iglesia, pero ya era bastante tarde. Habría que pasar una noche más en la aldea antes de partir.
Estábamos relajándonos en la aldea cuando Filo volvió corriendo.
―¡Eh! ¡He hecho una nueva amiga!
―Eso es estupendo. ¿Es esa chica que conocimos por el camino de vuelta desde las montañas?
Espera. ¿Ya tenía una amiga antes de ésta? ¿No se supone que esta chica debería ser su primera y no su NUEVA amiga?
Raphtalia no era tanto como una amiga, sino más bien como una madre, o por lo menos una hermana mayor.
―¡Sí! Es esa chica, ¿sabes? ¡Ha estado viajando a los mismos sitios que nosotros!
―¿De verdad? Así que es una viajera, ¿eh? Pues yo diría que iba demasiado bien vestida para ser sólo una trotamundos.
Tal vez era la hija de un comerciante rico y simplemente se encontraba de paso por la aldea cuando la enfermedad cayó sobre su familia. De todas formas, Filo tenía una personalidad que le facilitaba el ser popular entre los niños, supongo. Quiero decir, ella era realmente popular con todo el mundo. Y además, aparentemente a esa chica no le importó mucho cuando Filo se convirtió en una humana, así que supongo que era una persona bastante adaptable.
―¿Y sabes qué? ¡Me ha enseñado un montón de cosas que no sabía! ¡Como por ejemplo qué tipo de monstruos son los filolials y qué clase de leyendas hay sobre ellos!
―Guau.
Tan sólo necesitaba intervenir de vez en cuando con alguna expresión de sorpresa para mantenerla satisfecha. Filo no era la mejor conversadora, así que algunas veces resultaba difícil entender lo que quería decir. Aquí va un ejemplo: cuando le pregunté cómo usar magia, ella dijo lo primero que se le ocurrió; fue algo así como “¡simplemente haces puuuueeeep!”.
―Pero cuando estaba jugando con los otros filolials que nos encontramos, se separó de su gente y se perdió. ¡Fue entonces cuando nosotros la encontramos!
―Oh.
―Um… ¿Naofumi-sama? ¿Estás escuchando su historia?
―¿Eh?
Sinceramente no había estado prestando atención, pero probablemente podría recordar lo que había dicho si lo necesitara.
Filo se hizo amiga de esa chica que se presentó como Mel. ¿Y dijo que se había separado de sus acompañantes? Sonaba como una historia extraña, y por eso miré a Filo sólo para encontrarme con que la chica estaba allí también, de pie, justo a su lado.
―Siento molestar a estas horas. Me… me preguntaba si no le importa… que viaje con usted.
―Espera, sólo será un segundo. Necesito aclarar todo esto. Tú eras… Mel, ¿verdad? ¿Por qué has venido aquí con Filo? Si te separaste de tu grupo, ¿por qué no ir a buscar a tus amigos?
―Sí, bueno… Un filolial me trajo hasta aquí, pero no sé dónde estoy exactamente. Sé a dónde tengo que ir, pero me separé de mis protectores hace bastante tiempo.
―¿Protectores? ¿Eres de la nobleza o algo así? ¿La hija de un mercader quizá?
―Yo… um…
Mel apartó los ojos por un momento y entonces asintió.
―Estaba en lo cierto cuando dijo que pertenezco a la nobleza, pero por favor, llámeme Mel. He estado hablando con Filo sobre el dueño de su carro. ¿Es usted algún tipo de santo? Y también he oído que mañana se dirigirá al Castillo de Melromarc. ¿Me permitiría acompañarle?
Fue muy cortés a la hora de hablarme.
Me pregunto si… en caso de que la lleváramos de vuelta a Melromarc, conseguiríamos algo de dinero a modo de agradecimiento. Estaríamos devolviendo una chica perdida a sus padres, que además son miembros de la nobleza. Me apuesto lo que sea a que se asegurarían de mostrar su reconocimiento.
Pero aun así, si el Héroe del Escudo era la persona que la devuelve, probablemente terminaría siendo acusado de secuestrarla. Encontrarían alguna forma de arruinar mi vida otra vez.
―Bueno…
―¡Maestro, quiero que venga con nosotros! ¡Se encuentra en problemas!
―Si la ayudamos, podríamos ser nosotros los que acabásemos en problemas.
―Naofumi-sama, yo también creo que deberíamos llevarla. ¡No podemos abandonar a una niña perdida a merced del destino!
―Muchas gracias por su apoyo. ¿Puedo acompañarle en su viaje entonces?
Tanto Raphtalia como Filo me apelan a su favor. Y podríamos ganar algo de dinero en el proceso. De todos modos, en el peor de los casos sencillamente puedo saltar sobre Filo y huir.
―Tendremos que solicitar una recompensa. Filo visitará a tu familia para recogerla. ¿Eso te parece bien?
―¡Claro! Se lo pediré a mi padre y seguro que él estará de acuerdo.
Supongo que no hay más remedio. De todas formas, si su familia posee una casa en la Ciudad del Castillo de Melromarc, deben de ser bastante adinerados.
¿Por qué estaría una chica adinerada como ésa jugando con filolials salvajes? ¿Qué pasaría si no pudiésemos vigilarla todo el tiempo y se perdía? ¿Y si se metía a ella misma, y a nosotros, en alguna clase de problema?
―Será mejor que te comportes bien, o si no te abandonaremos a un lado del camino.
―Lo entiendo. Muchas gracias, Santo-sama.
Y así es como terminamos recorriendo el camino junto a la amiga de Filo, Mel, en nuestro viaje de vuelta a la Ciudad del Castillo de Melromarc.
Subimos al carro del que Filo estaba tirando y partimos en nuestro viaje de vuelta a la Ciudad del Castillo.
―¡Muchas gracias por todo lo que ha hecho! Por favor, vuelva de nuevo a visitarnos.
―Hasta otra.
Toda la aldea vino para despedirnos.
En el camino a la ciudad no pude evitar preguntarme si nos seguirían tratando de esa forma en caso de que supieran quién era yo en realidad. Solo plantearme esa cuestión me hacía sentirme extraño.
―Mel, estoy deseando empezar a viajar juntas. Me llamo Raphtalia. No será un viaje largo, pero estoy segura de que lo pasaremos bien.
―Sí. Estoy segura de que así será, Raphtalia-san.
Realmente quería asegurarme de que Raphtalia estuviese sana, así que tenía prisa por llegar a la ciudad y conseguirle un poco de esa agua bendita curativa.
―Mel, ten en mente que curar a Raphtalia es nuestra mayor prioridad.
“¿Qué le pasó a Raphtalia-san?”, preguntó Mel.
―Estábamos combatiendo contra un monstruo malvado y atroz en aquellas montañas, y ella terminó con una maldición.
―Así que eso es lo que pasó… ¿eh?
Yo estaba ganando dinero fabricando medicina y vendiéndola, pero me decidí a convertir a Raphtalia en mi mayor prioridad. Sinceramente, en realidad quería ganar dinero para que pudiésemos comprar un buen equipamiento en vistas a cuando llegara la ola. Pero si comparaba este objetivo con las heridas de Raphtalia, obviamente su salud era más importante. Quiero decir, yo fui quien la maldijo, y si la ola se encontraba próxima, entonces necesitaba estar en las mejores condiciones para enfrentarla. Del equipamiento podríamos encargarnos más tarde, pero Raphtalia tenía una enfermedad que necesitaba ser curada ya mismo; había que tratarla tan pronto como fuera posible.
―Necesitamos agua bendita de una iglesia importante.
―La maldición es tan fuerte que habéis decidido acudir a la catedral de la capital, ¿verdad?
―Sí.
El doctor de la aldea nos dijo que necesitaríamos el agua bendita de una iglesia, que al parecer era muy efectiva para eliminar maldiciones. Es por eso que decidí dirigirme de vuelta a la capital. Seguramente era el lugar que tenía la iglesia más grande.
―Filo, nos dirigimos a la capital. ¡Rápido!
―¡Entendido, capitán!
―¡Yujuuu!
Filo alcanzó tal velocidad que Mel dejó salir un pequeño grito.
Olvidé mencionar que Filo tendía a sacudir mucho el carro cuando corría, por lo que la mayoría de la gente que se subía terminaba realmente mareada.
¿Estará bien Mel?
―¡Ajajajajajajaja! ¡Filo es muy rápidaaaaa!
―¡Ajajaja! ¡Pues puedo ir todavía más rápido!
Supongo que estará bien.
―¡No te vuelvas loca ahora! ¡Es peligroso! Tranquilízate.
Raphtalia reprendió a Filo mientras ésta aceleraba, pero nuestra filolial no mostró ningún indicio de estar escuchándola. La verdad es que estaba corriendo más rápido de lo normal. Probablemente intentaba impresionar a Mel, pero si seguía de ese modo, Raphtalia podría marearse.
―Naofumi-sama, ¿te importa si me tumbo un rato?
―No, adelante.
¿Lo estaremos empeorando?
―Esto se está convirtiendo en una auténtica pesadilla. Debería habérselo prohibido.
Murmuré para mí mismo.
Nos encontramos con Mel porque aceptamos el favor de ahuyentar a los monstruos de la aldea. Estaba empezando a arrepentirme, aunque sólo un poco.
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