Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 3

Capítulo Extra: Antes de Conocer a mi Mejor Amiga

 

 

Mi nombre es Melty Melromarc. Soy la segunda princesa de Melromarc, y la primera en la línea de sucesión. Con el objetivo de conocer el mundo y ver más cosas de él, he estado viajando con mi madre. El trabajo de mi madre es recorrer el mundo y reunirse con gente para asegurarse de que Melromarc nunca vaya a la guerra. Tengo que aprender cómo hacer ese trabajo, y es por eso que en parte he estado viajando con ella.

Un día estaba realmente emocionada porque mi madre iba a enseñarme algo nuevo sobre su trabajo. Había llegado una carta de mi padre, y cuando mi ella la abrió, pude hacerme una buena idea de qué tipo de trabajo iba a encargarme. Siendo sincera, no odio a mi padre, pero pienso que es un poco desagradable. Había escuchado toda clase de leyendas sobre el fuerte guerrero que fue en su día, pero crecí viéndole mimar a mi hermana mayor. Le daba todo lo que quería, y resultó difícil respetarle después de eso. Costaba creer que se hubiera convertido en ese tipo de hombre.

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Aun así, tenía una mente brillante para los temas militares. Cualquiera se daría cuenta de ello al verle jugar juegos de estrategia con mi madre. Mi madre se rascaba la cabeza, pensando, mientras que él sólo bostezaba y ganaba. Y mi madre no era para nada mala jugando. Nunca la había visto perder contra nadie aparte de él. No importa cuánto estudie, nunca podré compararme con las habilidades de mi madre. Y, sin embargo, mi padre la ganaba fácilmente.

Quería a mi padre. Se preocupaba por su familia, pero simplemente no puedo entender por qué siempre cedía y le daba a mi hermana todo lo que quería.

Hablando de juegos de estrategia, mi hermana era la peor de la familia. Mi padre se contenía para dejarla ganar, lo cual estaba bien. Pero luego, cuando jugaba contra otros, mentía, hacía trampa y robaba, lo que fuera con tal de ganar. Los juegos de estrategia tenían distintos nombres en cada parte del mundo. Al que jugábamos nosotros fue traído a Melromarc en el pasado por un héroe de otro mundo. Mi madre decía que él lo llamó “ajedrez”. Yo no era buena presionando al rival, ni haciendo trampa. Así que, ¿qué me hacía mi hermana?

―Cada vez que esta pieza esté en problemas, hay una regla que me permite cambiar la posición de las otras piezas del tablero.

Entonces movía todas las piezas a unas posiciones más favorables para ella. E incluso después de eso, ganaba yo. Ella le daba la vuelta al tablero, hecha una furia.





―¡Es un movimiento especial! ¡La posición de todas las piezas ha cambiado! ¡Y el mismo movimiento especial hace que sea mi turno!

Le dejaba hacer incluso eso. Pero entonces, cuando llegaba mi turno e iba a coger una pieza…

―¡Ésta puede saltar sobre todas las demás piezas e ir directamente a por el rey!

Decía, golpeando con una pieza aleatoria el lugar en que se encontraba mi rey.

―Vale, ahora es mi turno para usar ese movimiento especial.

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¿Se pensaba que yo no iba a seguir sus propias reglas?

―Bueno…

―Es mi turno, ¿verdad? Entonces…

Cogía la pieza que ella había dicho que tenía el poder, declaraba que lo usaba y la sacaba del tablero.

―…

Ella me miraba llena de odio. ¿Pensaba que iba a ignorar las reglas que se había inventado?

―¡Yo soy la única que puede hacer eso! Vuelvo a poner la pieza en el tablero.

―Entonces este juego no es justo. Si quieres jugar así, hazlo con Padre.

Me levantaba y me iba, y ella cogía el tablero y lo lanzaba al otro lado de la habitación. ¿En qué estaba pensando? La sola idea de que el país cayese en sus manos era suficiente para hacer que cualquiera se pusiera nervioso.

Bien, volvamos a mi historia.

Hace aproximadamente dos meses, nuestro mundo fue afectado por un extraño fenómeno conocido como las Olas de la Destrucción. La primera vez que ocurrió, yo me encontraba fuera, viajando con mi madre. Antes de poder volver a casa, debíamos asistir a una conferencia internacional sobre las olas. Estábamos de camino hacia un país llamado Faubrey para la conferencia. Teníamos que participar en la mesa redonda sobre la defensa del país.

Nuestra habilidad para invocar a los Héroes nos daba autoridad, lo cual era muy útil en el contexto diplomático. Así que discutimos sobre la ceremonia para invocar a los Héroes. Los representantes de cada país se reunieron con el fin de ver cómo se realizaba la ceremonia en diferentes lugares. La primera invocación iba a ser en Faubrey, pero terminó en fracaso. Los Héroes nunca llegaron.

―Madre, ¿por qué no posponen la conferencia hasta después de que hayan llegado los Héroes?

―Algunas cosas son demasiado difíciles de decidir simplemente desde el punto de vista práctico, ya sea entre personas o entre países.

Todos los países asistirían a la ceremonia, y nosotras íbamos a participar aunque fuese sólo parcialmente. Al final quedó claro que nuestro país, Melromarc, había realizado la ceremonia sin notificárselo a las demás naciones. El mundo ya era bastante complicado y hostil antes de que esto pasara. Cuando Melromarc invocó a los Héroes, comenzó una seria disputa internacional. Las cosas se pusieron difíciles después de eso. Enviaron asesinos a por mi madre, y la conferencia cayó en el caos.
Pensé que estaba claro que mi padre y algunos colaboradores de la Iglesia eran los culpables, pero tal vez mi hermana también estaba involucrada.

―¡Malditas sabandijas de Melromarc! ¡Queríais tener control exclusivo sobre los Héroes, ¿verdad?!

Alguien estaba señalando acusadoramente a mi madre. Ella no retrocedió, pero se cubrió la boca con un abanico plegado. Quedé impactada cuando respondió con absoluta tranquilidad.

―¿Le gustaría que dijera que nuestro objetivo es dominar el mundo?

―¡¿Qué ha sido eso?!

―¿O quizá pretende declararle la guerra a mí país, que cuenta con los Cuatro Guerreros Sagrados? Piense en ello con cuidado.

―Ugh…

La conocía lo suficiente para saber que en realidad se sentía muy preocupada.

Pronto cayó enferma. Tenía fiebre y le costaba tragar, pero ocultó su malestar. Participó en las reuniones y dijo que habíamos invocado a los Héroes para protegernos a nosotros mismos. Mi madre tenía una fuerza de voluntad inigualable. La respetaba mucho.

―Sin embargo, dependiendo de las condiciones que propongan, no nos oponemos a compartir los Héroes. Repito, dependiendo de las condiciones, naturalmente.

―¡No podemos confiar en usted!

―Ah, ¿no? El mundo se encuentra en una grave crisis, ¿y va a acusar a mi país de protegerse sólo a sí mismo? ¿Acaso no hay más países aquí que desean adelantarse a los demás?

El acusador se tragó su respuesta.

Mi madre elaboró un informe recopilado de forma confidencial por sus espías.

―Rey Faubrey, ¿usted qué opina?

Mi madre dirigió la conversación hacia el rey. Para ser honesta, el Rey Faubrey era un hombre muy desconcertante. Era como una bola de carne que se retorcía. Como un cerdo monstruoso que nunca querrías tener cerca.

―Ajajaja… Reina Melromarc, usted sabe muy bien lo que deseo.

―Sí. ¿Lo único que debo hacer es aceptar sus condiciones?

Todos los delegados quedaron conmocionados ante las condiciones que propuso. Sabía que mi madre tenía que tomar una difícil decisión a fin de satisfacer esas demandas. Había recorrido un camino muy tortuoso para llegar hasta estas negociaciones.

―Muy bien. Todas sus grandes naciones enviarán embajadores a Melromarc. Ellos se reunirán con los Héroes, respetarán los deseos de los Héroes, y si se produce el caso, éstos les acompañarán de vuelta a vuestras tierras.

Todos los delegados asintieron de acuerdo con mi madre.

Esto ocurrió unos días después de que Melromarc invocase a los Héroes. Pasó una semana, y el resultado sorprendió a todos los presentes, incluyéndome a mí. Los cuatro Héroes se habían negado a reunirse con los embajadores.

―¡Eso no es lo que acordamos!

Los distintos países habían estado haciendo preparativos para las visitas de los Héroes. Ahora se sentían molestos y culpaban a mi madre.

Aparentemente, el problema principal era que el trato que se le había dado al Héroe del Escudo era terrible. Durante la ausencia de mi madre, parecía que Melromarc había reprendido y castigado al Héroe del Escudo, y estaban haciendo todo lo posible por oprimirle. Se esforzaban en discriminarle.

―Al parecer, los Héroes han descubierto una enfermedad en nuestro reino, y actualmente están intentando purgarla. Necesitan un poco más de tiempo.

―¡Mentirosa!

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Un representante de Siltvelt saltó sobre la mesa; los demi-humanos de Siltvelt adoraban al Héroe del Escudo.

―¿En serio? ¿No han oído que el Héroe del Escudo ha pedido que le dejen solo?

―Ummm…

―Ajaja… muy bien. Entonces dejémosles hacer lo que quieran. Por lo visto todavía están dedicando sus esfuerzos a hacerse más fuertes.

El Rey Faubrey se rió y habló a favor de mi madre.

―Para el representante de Siltvelt, ¿cree que no hay registros sobre cuánto tiempo pasó el último Héroe del Escudo dentro de sus fronteras?

El delegado de Siltvelt cerró la mano en un puño.

Los Héroes deben ser tratados con respeto, así es como siempre ha sido. Pero la última vez que fueron invocados, el Héroe del Escudo permaneció en Siltvelt durante varios meses antes de morir misteriosamente. Ya fuese un accidente o una conspiración, o simplemente que el Héroe del Escudo era débil, nadie lo sabía, pero era un incidente difícil de ignorar para Siltvelt.

―Lo único que podemos hacer es esperar al momento apropiado. Si quieren prepararse, lo único que puedo decir es que llegará una vez que la suciedad del reino haya sido eliminada.

―Ugh…

Los delegados parecían molestos; nos miraron fijamente mientras nos sentábamos.

Y así Melromarc se ganó las sospechas de las naciones vecinas. Parecía que la guerra podía estallar en cualquier momento. Mi madre argumentó con pasión y justicia en un intento de evitar la guerra inminente. Pasaron dos meses.

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No sé por qué el Héroe del Escudo rechazó reunirse con los embajadores, siendo tan favorables las condiciones. Especialmente considerando lo mal que le habían tratado en Melromarc… Cuando mi madre se enteró de su negativa, pareció muy preocupada.

―Melty, tengo un trabajo para ti.

―¡Claro! ¿De qué se trata?

―Me gustaría que entres en secreto en Melromarc, y convenzas a Aultcray para que detenga este injusto trato hacia el Héroe del Escudo.

Me enteré un poco sobre lo que estaba pasando cuando llegué. Oí que Padre y Aneue estaban conspirando contra el Héroe del Escudo, que tenían muchos planes para mantenerle en desventaja. El número de cosas que habían evitado que hiciese era casi incontable. Madre ya había enviado a varios soldados a hablar con mi padre, pero todos fueron ignorados. Mi padre me escuchaba y respetaba mi opinión, por lo que ella quiso enviarme a razonar con él.


Por la noche, mi madre encontró algunos retratos de mi padre y los quemó con magia. Si las cosas seguían así, con mi padre actuando como un loco, su relación no soportaría la tensión. A mi ella se le acabaría la paciencia. No podía permitir que ocurriera.

―¡Déjamelo a mí!

Me puse firme y anuncié que me encargaría de esa tarea.

―Gracias, Melty.

―¡Sí, Madre!

Y así subí al carruaje con destino a Melromarc.

***

 

 

Nos deteníamos a menudo. Teníamos que dejar descansar a los filolials, y además me daba una oportunidad para enviar informes a Madre.

―Ahora entregaré este informe. No requerirá mucho tiempo, pero mientras yo no esté, no debéis moveros, princesa Melty.

―Entendido.

Me habían proporcionado una sombra para que me protegiera. Las sombras pertenecían al servicio secreto, y se les encargaban trabajos de esta índole como por ejemplo la protección. Normalmente, un grupo de ellos se turnaba para vigilar, pero estos días estaban ocurriendo tantas cosas que sólo quedaba uno disponible. Así que tenía que arreglármelas sola mientras la sombra entregaba los informes.

Aah.

No era que no me gustase viajar en carruaje, pero llegaba a ser un poco aburrido.
No tenía nada que hacer mientras él no estaba. Me di cuenta de que empezaba a bostezar.

Estaba aburrida, mirando por la ventana, cuando vi una criatura interesante.

―¡Ah!

―¿Qu…Qué pasa?

Asusté a mi asistente cuando grité. Salté fuera del carruaje y caminé por un prado cercano, separando la hierba mientras avanzaba.

―¡Gah, gah!

Había filolials salvajes allí, tirando de un carro vacío. Los filolials son monstruos parecidos a pájaros gigantes que arrastran remolques. Son famosos por tirar de los carruajes de los Héroes, y eran venerados como criaturas sagradas en varios lugares. Todavía se les podía encontrar viviendo libres en la naturaleza, como estos. Mi madre me contó toda clase de leyendas sobre los Héroes, pero siempre me atrajo el personaje de los filolials. ¡Me encantan!

Al parecer, todos los filolials compartían el deseo de arrastrar carros. En realidad no lo entendía, pero por lo visto se sentían ansiosos si no tenían algo pesado de lo que tirar.

En el transcurso de mi viaje de vuelta a Melromarc, realmente empecé a disfrutar de jugar con los ellos. Fue entonces cuando me di cuenta de cuánto amaba a estas criaturas.

―¿De qué tipo es ése? Nunca había visto uno así.

Me encontraba escondida entre la hierba, observando a un extraño filolial. Sus alas eran azules como el cielo. Con una sola mirada, era evidente que se trataba de un filolial, pero yo nunca había visto uno de ese color. Tanto la forma de las propias alas como de su cuerpo se veían diferentes de lo normal. La diferencia más obvia era una única pluma que se elevaba sobre su cabeza, como una corona.

¿Podría hacerme su amiga? Debía ser de un tipo muy raro. ¡Quería montar a lomos de ese filolial raro!

Los filolials salvajes eran bastante tímidos con los humanos, pero también tenían un gran apetito, y podías ganártelos con un poco de cecina o césped. Es por eso que siempre llevaba algo de cecina en mi bolsa.

Saqué un poco, y el filolial salió de la arboleda.

―¿Gah?

Lo vio. No quería asustarle, por lo que sostuve la cecina frente a mí y avancé lentamente.

―Vamos, filolial.

El pájaro obviamente se mostraba cauto, pero empezó a acercarse a mí. Me di cuenta de que estaba olisqueando la cecina. Pero…

―¡Gah!

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¡Nonono! El filolial salió corriendo por la hierba.

―¡Espera!

Realmente quería hacerme amiga de esa criatura tan rara. También sabía que había clases de filolials que sólo te respetaban si corrías detrás de ellos (porque a ellos les encanta correr).

Corrí de vuelta al carruaje y rápidamente le dije a mi asistente qué hacer.

―¡Sigue a ese filolial!

―¡P-Pero!

―¡Por favor!

El asistente dudó durante un momento, pero después asintió y cogió las riendas. Nuestro carruaje también era arrastrado por un filolial.

―¡Gah!

Con una sacudida, enseguida estuvimos corriendo detrás del extraño pájaro azul.

―¡Espera!

Todavía estábamos persiguiendo al filolial azul. Aunque el camino se había vuelto más empinado en el bosque, ya estaba empezando a adentrarse en las montañas.

―¡Espera! ¡Por favor, espera!

El filolial azul estaba corriendo a toda velocidad. Parecía que se estaba divirtiendo.

Era muy rápido. Nuestra propia filolial se estaba cansando.

―Para.

―¿Eh? Um… ¡A la orden!

―Gah… gah…

Bajé del carruaje y dejé que nuestra filolial bebiese agua, y después lancé un hechizo del mismo elemento sobre ella para refrescarla.

―¿Estás bien?

―¡Gah!

La había presionado demasiado. Probablemente debería haber renunciado a la persecución. Empecé a pensar en eso mientras veía huir al filolial azul. Pero entonces se detuvo y nos miró, como si quisiera que continuáramos persiguiéndolo.

―¿Quieres seguir?

―¡Gah!

Parecía alegre y entusiasmada.

―¡Entonces vamos allá!

Volví al carruaje, y la persecución se reanudó. El filolial azul estaba corriendo y parecía disfrutar además. Era difícil mantener el ritmo. Resultaba increíble que un pájaro tan raro pudiese también ser así de rápido.

―¡Oh no!

Recordé algo que había olvidado. Ahora estábamos corriendo en zigzag. Cada curva llevaba a una pendiente más empinada. El filolial azul corría cerca de la base de la montaña, pero se estaba dirigiendo a un lugar que los humanos debían evitar. Estaba habitado por monstruos peligrosos y dragones.

Los filolials y los dragones nunca se habían llevado bien, y éste estaba corriendo directamente hacia su territorio. Se encontraba tan concentrado en la persecución que no debió haberse dado cuenta.

―¡Tenemos que detenerle!

De algún modo era hacer trampa, pero me bajé del carruaje, me acerqué al acantilado zigzagueante y salté sobre el filolial, que estaba debajo. Era peligroso, pero podía usar magia para mantenerme a salvo.

―¡Melty-sama!

Escuché al asistente llamarme, pero era demasiado tarde; caí directamente encima del filolial azul.

―¡¿Gah?!

―¡Lo siento, pero estás a punto de entrar en el territorio de los dragones!

―¡Gah!

El filolial movía las alas agitadamente. Pero ya no podía hacer nada.

―¡GROOOAAAAR!

Un dragón estaba descendiendo hacia nosotros desde la cima. Era mucho más grande que mi carruaje.

El bosque se llenó con los rugidos del dragón y los gritos del filolial. Sin embargo, en vez de asustarse, se estaba preparando para la defensa. Los dragones eran monstruos grandes y violentos, cubiertos de duras escamas. Podían volar y era difícil herirles con una espada. Tenían largas garras y colmillos. También podían usar magia, pero era diferente a la empleada por los humanos. Uno de esos dragones tan poderosos se encontraba ante nosotros justo ahora.

¿Qué debería hacer? No quería que el filolial resultase herido. Di un paso adelante.

―Yo… Yo pelearé contra ti.

Sólo estaba en el nivel 18, pero podía usar magia poderosa de agua. Si utilizaba mi hechizo más fuerte, podría ser capaz de ahuyentar a la bestia.

El asistente también estaba cerca, y contábamos con una herramienta en el carruaje para situaciones como ésta. Si no lanzaba mi ataque en el momento justo, quedaría expuesta frente el contraataque del dragón. Tenía que tranquilizarme y encargarme del enemigo.

―¡Guah…Guaaah!

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El asistente salió huyendo. Terrible. Sin él aquí, ¿quién iba a traerme la herramienta del carruaje?

―¡Gah!

El filolial del carruaje corrió para protegerme del dragón. Me había vuelto muy buena amiga de esa filolial durante nuestro viaje de regreso a Melromarc, pero me alegré de no haberme encariñado demasiado con ella.

Y pensar que el filolial me protegería…

―Gah…a…

El dragón clavó los colmillos alrededor del cuello de mi filolial… ¡No… mi filolial!

―¡Detente!


Necesité toda mi fuerza de voluntad para controlarme, pero estabilicé mi respiración y lancé un hechizo.

―Yo soy la fuente de todo poder. ¡Escucha y obedece mis palabras! ¡Atácale con una cuchilla de agua! ¡Corte Acuático Zweite!

La cuchilla de agua voló desde mis manos y golpeó al dragón. Le raspó, pero no fue para nada un golpe letal. Lo único que hice fue arañar una de sus escamas.

¿De verdad era yo tan débil?

―¡Gah!

El filolial azul pateó al dragón, pero debido a que el monstruo tenía los colmillos clavados en mi animal, tuvo que contenerse.

Me giré hacia el dragón y empecé a preparar otro hechizo.

―Yo soy la fuente de todo poder…

―¡GRAOOOAAAR!

―¡AH!

El dragón movió la cola y me derribó.

―¡Ah!

Lo sentí como un ligero toque, pero antes de que me diese cuenta, me encontraba volando hacia atrás y me desplomé en el suelo. Un gran moretón azul apareció donde la cola me había golpeado.

―Ugh…U…

Me levanté, pero me costaba mantenerme de pie.

―Gah…

El filolial azul pateó otra vez al dragón, y esta vez el dolor le hizo tambalearse, abriendo la boca y soltando al otro filolial.

―¡GRAOOOOAR!

El dragón estaba tan centrado en perseguir al filolial azul que parecía haberse olvidado de mí. Corrí hacia el filolial al que el dragón había mordido; la vi tirada sobre el suelo. Las heridas eran graves y profundas, por lo que la pobre podría morir en cualquier momento. Necesitábamos volver al carruaje…

―¡GRAOOOAR!

Otro dragón apareció e intentó desgarrar al filolial caído. Si esto continuaba, el pobre pájaro sin duda moriría.

Lo único que tenía en mi mente era salvar al filolial. Me centré en realizar un hechizo.

―¡No te lo permitiré!

Corrí para proteger al animal, pero el dragón batió las alas produciendo tanto viento que me lanzó de nuevo hacia atrás.

―¡Aaah!

Choqué contra un árbol y sentí que se me escapaba la consciencia. El viento golpeó el carruaje, que voló por el aire y se quebró. Si me hubiera quedado quieta, podría haber sido capaz de evitar la batalla, ya que si me ignoraban, eso me daría la oportunidad de escapar más tarde. Pero sencillamente no podía abandonar al filolial.

Desde que era una niña he estado viajando con mi madre, pero como ella siempre se encontraba muy ocupada, pasé mucho tiempo haciéndome amiga de estos animales. No podía abandonarlos.

―Ug… Uh…

Mi cuerpo crujía, y estaba forzando mi consciencia borrosa para que no se desvaneciera. Estiré el brazo.

―Yo soy la… fuente de todo… poder. Escucha y obedece… mis palabras. Atácale con una… cuchilla de agua. ¡Corte Acuático Zweite!

Concentré todo mi poder mágico en el ataque y lancé una cuchilla más hacia el dragón. Había usado toda la fuerza que me quedaba, y caí hacia delante, exhausta.

―Groaaar…

Desde algún lugar en la oscura distancia, escuché el grito del dragón.

Espero… espero que mi último ataque haya conseguido ahuyentarle.

―Gracias por protegerme.

Escuché una voz, pero no sabía a quién pertenecía. Sentí algo parecido a una fuerte brisa… soplando con amabilidad… y entonces caí en la oscuridad.

―¡Gah!

―Oh… ¿Ah?

Cuando abrí los ojos, vi al filolial azul de pie a mi lado. El que resultó herido estaba descansando dentro del carruaje. Seguía viva.

Miré alrededor, pero ya no estábamos en las montañas, sino en una especie de prado.

―¿Me has salvado?

―¡Gah!

El filolial azul asintió. No sabía cómo lo había hecho, pero al parecer el nos había salvado tanto a mí como al otro filolial de los dragones y se las arregló para llevarnos lejos y a salvo.

―Gracias.

―¡Gah!

El filolial azul pió alegremente, y después me lamió. A cambio, acaricié su cabeza.

Revisé mi cuerpo para ver si tenía alguna herida. El filolial estaba entornando los ojos, y se veía muy cómodo. No tenía ningún corte grande, y mi ropa también estaba en orden. Me sentía un poco preocupada por si tenía algún moratón… pero todo parecía estar bien. Vi que el filolial azul había cubierto las heridas de su compañero de especie con las alas y se las estaba curando.

¿Así que también puede usar magia curativa? Impresionante.

En agradecimiento, les di a los dos filolials toda la cecina que tenía. Más tarde, el de color azul me dejó montarlo un rato. Fue entonces cuando me percaté…

―Oh sí… Yo…

La sombra me había dicho que le esperase en el lugar en que me había dejado.

¿Qué debía hacer? El carruaje estaba roto. Y de todas formas el filolial se encontraba demasiado herido como para arrastrarlo. No le había puesto el sello de control de monstruos, e igualmente no podía hacerle trabajar estando tan herido.

―¿Gah?

―Lo siento. Tengo que irme pronto.

Había tomado un pequeño desvío, pero tenía que reunirme con la sombra y volver a Melromarc.

―¡Gaaah!

Mi filolial llamó a nuestro salvador.

―¡Gaaah!

Después de asentir varias veces, el filolial azul le respondió. Entonces, de repente, fuimos rodeados por un grupo de filolials. Había muchos; nunca había visto algo así. Tres de ellos se acercaron al de color azul. Parecía que todos estaban escuchándole, y sabía que no me lo estaba imaginando. Él era como su madre, y claramente el líder del grupo.

―¡Gah!

―¡Gah!

El filolial azul levantó las alas e indicó que me acercara a los otros tres.

―Um…

Bajé de él y caminé hacia los demás. Cuando me acerqué, los tres se arrodillaron, a lo cual asumí que era una señal para que montase en ellos.

―¿Me llevaréis allí?

―¡Gah!

Los tres asintieron.

―¡Gah!

El filolial azul estaba diciéndome adiós con las alas.

―¡Gracias!

Expresé mi gratitud a voces, y los tres filolials salieron corriendo.

Había tenido una experiencia muy misteriosa con aquellos animales ese día. No lo olvidaría mientras siguiese viva. Los tres pájaros encontraron el camino por el que yo estuve viajando originalmente y me llevaron a través de la frontera de Melromarc.

A mitad del recorrido, nos paramos y tomamos un descanso. Estaba bastante segura de que nos encontrábamos cerca de una aldea al este de Melromarc.

―¡¿Gah?!

Alguien se nos estaba acercando, y los tres filolials chillaron sorprendidos. Entonces, como si de repente hubiesen advertido algo, todos salieron corriendo.

―Ah…

Supongo que fue el final de nuestra amistad. Éste no era un lugar muy conveniente para ser abandonada, pero tampoco estaba muy lejos de Melromarc. Podría coger simplemente un carruaje o algo.

―¡Maestro, esos pájaros se ven deliciosos! Cada vez que paso al lado de uno no puedo evitar pensar en la buena pinta que tienen.

―Tú eres uno de esos pájaros.

Escuché gente hablando.

―¡Si les perseguimos ahora, todavía podríamos alcanzarlos, Maestro!

Caminé en dirección a las voces.

Había un filolial ahí, pero era diferente a cualquier otro que hubiese visto antes. Era más gordo de lo normal, con plumas rosas y mullidas. Y era realmente grande. Tenía ojos azul claro y una cara muy alegre y animada. Se veía como un filolial inocente y feliz.

El filolial azul sin duda era raro, pero nunca antes había visto uno como éste. Estaba tan fascinada que caminé directamente hacia él.

―Guau… ¿eso un filolial?

―¿Te refieres a Filo?

―¿Puede hablar?

¡Conocer a un Filolial capaz de hablar como una persona era como un sueño! Éstas fueron todas las cosas misteriosas que ocurrieron antes de que Filo y yo nos encontrásemos.

Después de conocernos, nos llevó poco tiempo hacernos amigas. Mientras tanto, pasaron todo tipo de cosas, pero ésa es una historia para otro día.

 

 

 

– FIN DEL VOLUMEN 3 –

 


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