Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 1

Capítulo Especial Extra 2: La Bandera en la Comida para Niños

 

 

—¡Voy a salir!

—¡Asegúrate de regresar para el almuerzo!

Publicidad G-AR



—¡Okay!

¡El clima es maravilloso hoy!

Tras decir adiós a mis padres me dirigí a la plaza de la aldea. Keel y los demás me estaban esperando allí.

—¡Hey, realmente has venido!

—Claro.





Keel sacudió sus orejas de perro mientras me esperaba. Los demás niños ya estaban ahí.

—Dijeron que no podemos ir al océano hoy porque Sadeena no está aquí. Yo dije que estaría bien, pero aun así…

—Pero Keel, casi te ahogas la última vez.

—¡Oh cállate! De todas formas, juguemos en los campos hoy.

—¡Okay!

Todos asintieron estando de acuerdo.

—¡Está bien, vamos! ¡Será mejor que os quedéis cerca de mí para que no os perdáis!

—¿Con quién crees que estás hablando? ¡Soy una rápida corredora!

Todos competimos entre nosotros hasta los campos.

Pero en serio, yo era una rápida corredora. Era probablemente tan rápida como Keel, y todos decían que él era el más rápido.

Una vez que empecé a correr, todos se quedaron por detrás.

—¡Realmente eres rápida!

—Si mueves los brazos por delante de ti y piensas en correr más rápido, realmente aumentarás tu velocidad.

Estaba intentando decirle a uno de los niños más lentos como correr más rápido, y mientras estábamos hablando sobre ello llegamos al campo.

Mis padres habían dicho que debíamos ser cuidadosos porque había monstruos, pero nunca nos habíamos puesto en ningún peligro real.

—¿Qué queréis hacer hoy?

—¡Ah maldición! Perdí. ¡Juro que te venceré la próxima vez!

Keel me lanzó una mirada peligrosa.

Heh, heh. Este iba a ser un buen día.

—¡Juguemos al ‘Tú la llevas’!

—¡Suena bien!

—¡Sí!

Todos estuvieron de acuerdo con mi idea.

—¡Yo la ligo! ¡Voy a cogerte!

—¡No me atraparás!

Keel realmente odiaba perder, pero esa era una de las mejores cosas sobre él.

—¡Ahahaha!

—¡Maldición! ¡Espera!

Keel parecía estar molesto. Solo me perseguía a mí.

Eventualmente todos nos cansamos, y decidimos tomarnos un descanso.

—¿Qué deberíamos hacer ahora?

—Todos pueden seguir jugando, ¿verdad?

—No tengo que ayudar en casa, así que puedo seguir.

Por una razón u otra, algunas veces todos tenían cosas que hacer en casa. Yo ayudaba a mi madre a cocinar.

—¡Juguemos al ‘Tú la llevas’ otra vez!

—Pero estoy muy cansada. Dejadme recuperar el aliento.

Keel tenía demasiada energía. Supongo que los chicos son así.

—Lo que sea. Entonces los demás jugaremos sin ti.

—¡Sí!

Todos los chicos se levantaron y fueron a jugar.

—Sí que son enérgicos.

—¡Lo sé!

La chica a mi lado, Rifana, estaba de acuerdo conmigo. Ambas nos sentamos y vimos jugar a los chicos.

—Hey, ¿quién te gusta?

—Hmmm…

Todos estábamos cerca de la edad en la que comenzábamos a preocuparnos sobre el amor y las relaciones.

Empezamos a hablar sobre quién estaba saliendo con quién, y quién pensábamos que se casaría. Poco después estábamos hablando emocionadas.

—¡Tal vez alguien como mi padre!

—¡Eso es trampa! ¡Tiene que ser alguien de tu edad!

—Hmm…

Me giré para mirar a los chicos que estaban jugando.

Keel era probablemente el chico más genial entre ellos. Tenía una buena cara. Pero, y sé que no debería decir cosas como esta, nunca me gustó el aspecto de mi propia cara en el espejo.

Si íbamos a la aldea cercana había muchas chicas lindas alrededor, y cuanto más crecíamos más obvia se hacía su belleza.

Y mi raza no era muy considerada por nuestra belleza…

Pero mi padre era genial, y era guapo. Yo quería ser como mi padre.

Todos decían que mi madre era linda. También era amable, y sabía cocinar…

Me pregunto… ¿Seré guapa cuando crezca? Le había hecho esa pregunta antes a mi madre.

Ella sonrió y asintió.

Así que estaba bastante segura de que sería guapa cuando creciera.

Otra vez, le pregunté cómo era enamorarse de un hombre. ¿Es diferente de amar a tu familia?

Se veía confundida.

Supongo que ella amaba a los hombres de forma diferente a la forma en que me amaba a mí.

—Creo que hay diferentes formas de que te guste la gente. Mi madre dijo una vez que la gusta la gente de distinta forma que la forma en que le gusto yo.

—¡Sí! Entiendo eso. Pero quiero casarme con alguien como… ¡alguien como el Legendario Héroe del Escudo!

Rifana era mi mejor amiga en la aldea. Era más femenina que yo, y le gustaba hablar sobre el amor y los chicos. Especialmente le gustaba hablar sobre Los Registros de las Cuatro Armas Sagradas, porque decía que el Héroe del Escudo era amable con los demi- humanos.

—Bueno yo…

Pero justo entonces…

Hasta ese momento nunca había pensado que mi vida consistiría en otra cosa que una sucesión de días pacíficos. Realmente lo creía.

¡Ping!

Un estridente sonido hizo eco sobre los campos.

Justo cuando empezaba a preguntarme que podría ser, el aire empezó a temblar, y un repentino y poderoso viento sopló.

—¡Ah!

—¡Kyaaah!

—¿Qué demonios?

Todos caímos al suelo y esperamos a que el viento se calmase.

Un momento después el viento se detuvo. Todo estaba en silencio.

—¡¿Qué ha sido eso?!

—Hey, mirad eso.

Keel estaba apuntando al cielo.

Miré hacia donde estaba señalando y quedé aturdida.

El cielo se veía como si hubiese sido rasgado con un cuchillo. Estaba cubierto por una profunda grieta roja, como la concha de una tortuga. Era extraño.

—¿Qué deberíamos hacer?

—Mis padres dijeron que volviéramos a la aldea si algo pasaba.

—Si no lo comprobamos ahora, podríamos no volver a tener una oportunidad de hacerlo.

—¡No! ¡Keel!

Los otros niños y yo sujetamos a Keel, y volvimos juntos a la aldea.

***

 

 

—¡Raphtalia!

—¡Papá!

Mi padre regresó de la aldea vecina. Yo corrí hacia él.

—¿Estás bien? ¡Estaba muy preocupado!

—Estoy bien. Dijiste que regresara si pasaba algo, así que me di prisa en volver.

—Buena chica.

Me acarició la cabeza.

Hee hee hee…

Mi padre empezó a hablar con los otros adultos.

—Escuchad todos. Acabo de ir a ver al señor de estas tierras. Ha dicho que esas gritas del cielo llegan hasta la tierra y que una enorme cantidad de monstruos están saliendo de ellas.

—¿Eso significa que tenemos que pelear contra ellos?

—Eso creo.

Había un terrorífico aullido viniendo desde las grietas en el cielo.

Mi cola comenzó a agitarse agresivamente por el sonido del aullido. Era aterrador.

—¿Estaremos bien?

—Hm…

—¡H…Hey! ¡Tenemos problemas! ¡Los monstruos ya han inundado la aldea! ¡Es como un infierno ahí fuera!

Un anciano de la aldea entró corriendo y anunció eso. Su cara estaba pálida.

—Pero… ¿Cómo? ¡¿Cómo han podido llegar tan rápido?!

—¡El señor ha ordenado que evacuemos lo más rápido posible! ¡Ya ha solicitado refuerzos al castillo!

—¿Qué le ha pasado al señor?

—¡No lo sé, pero ha dejado instrucciones para todos de que evacuemos tan pronto como podamos!

—Ugh…

Los adultos se veían muy alterados mientras hablaban.

—Y Sadeena no está, y todos los cazadores están fuera pescando…

—Hay una gran tormenta en el mar también. ¿Quién sabe si serán capaces de regresar a salvo?

El cielo se estaba viendo peor y peor.

Justo entonces hubo un fuerte y extraño sonido. Todos se giraron para ver que era.

—¡¿Qué… es eso?!

Había algo ahí, como… como una persona hecha de huesos. Estaba tropezando y arrastrando sus pies mientras caminaba en nuestra dirección.

Estaba sujetando algo parecido a un arma en sus esqueléticas manos, y estaba brillando con una luz apagada.

Estaba asustada. Estaba asustada hasta los huesos.

Era un monstruo.

Esa era la única palabra que encajaba, y lo describía perfectamente.

—¡Uh… aaaaaahhhhhh!

Todos los adultos gritaron y comenzaron a huir.

El resto de los aldeanos empezaron a gritar también.

Mi padre saltó frente al monstruo para enfrentarle.

—Ordeno a la raíz misma del poder. ¡Luz! ¡Asesina a la bestia delante de mí!

—¡Primer Santo!

Una bola de mágica y chispeante luz voló desde las manos extendidas de mi padre, y el monstruo esqueleto colapsó.

—Todos, por favor calmaos y escuchadme. Necesitamos evacuar tan pronto como sea posible. Aunque nuestra tribu tiene un gran poder, no tenemos esperanzas contra esos números.

—Tienes razón.

Mi madre lanzó un hacha contra un esqueleto mientras apoyaba a mi padre.

Publicidad M-M1

Pero todavía había un gran número de esqueletos dirigiéndose a la aldea.

—Nosotros nos quedaremos aquí y ganaremos tiempo. Los demás…

—Uh… okay.

—S…Sí.

—De acuerdo. Si estás seguro…

Todos contuvieron el aliento un momento antes de empezar la evacuación.

Decidieron dirigirse a una aldea en el puerto. Incluso en una tormenta, ellos todavía deberían ser capaces de escapar en botes, por el mar.

—¡AAAHHHHHH!

Pero las cosas no salieron como estaba planeado.

—¡Malditos monstruos!

Una gran bestia de tres cabezas estaba corriendo hacia la aldea.

Mis padres estaban luchando con todas sus fuerzas, pero no era suficiente. La bestia era demasiado rápida; se mantenía esquivando los ataques mágicos de mi padre y el hacha de mi madre.

—¡Gaahhhh!

La bestia sacudió violentamente su pata, y mi padre y otro aldeano volaron por el aire. Ambos cayeron al suelo, con sus articulaciones torcidas.

¿Huh? ¿Qué?

No podía creerlo…

—Wh… ¡¡WHAAAAAAAAA!!

—¡AAAAAHHH!

Los aldeanos comenzaron a entrar en pánico y corrieron tan rápido como podían.

Ignoraron los gritos de mi padre para dirigirse y correr hacia el océano.

Los aterrados aldeanos me empujaron, y yo caí al suelo.

—¡Todos, esperad solo un momento!

—¿Estás bien?

Mi madre estaba ahí, abrazándome.

Pero su cara estaba pálida.

Un perro de tres cabezas estaba cazando a los aldeanos, atacándoles con sus colmillos y garras.

—Estoy… asustada…

Mi madre pasó los dedos por mi pelo.

—Está bien. Estaremos bien, no te preocupes.

—Um… Um…

Si mi madre decía que estaríamos bien… lo estaríamos… ¿verdad?

—Nos vamos.

Mi padre empezó a correr después de los demás aldeanos. Mi madre y yo le seguimos de cerca.

Los aldeanos llegaron a un acantilado en el mar y comenzaron a saltar al océano.

El perro les estaba persiguiendo. ¡Y entonces, no podía creerlo! El perro saltó después de ellos y comenzó a comerse a la gente que estaba nadando.

El océano se volvió rojo.

—¡Wahhhhhhh!

—¡Maldición llegamos demasiado tarde!

Mi padre estaba gritando. Él y mi madre corrieron para atacar al perro y defender a los aldeanos restantes. Yo me escondí detrás de ellos.

—¡Aaaaah!

El enorme perro de tres cabezas saltó fuera del agua para enfrentarnos. Aulló. Nos arrinconó contra el acantilado, dejándonos sin ningún sitio al que correr.

—Grrr…

El perro de tres cabezas saltó hacia nosotros, preparando sus garras.

Mi padre se las arregló para apartar sus garras con magia, pero entonces un chorro de sangre voló desde su hombro.

¿Huh?

—Querido, ¿estás bien?

—Estoy bien… Pero…

Estábamos al borde del acantilado. Los otros aldeanos ya estaban en el océano, pero más de la mitad de ellos habían sido… habían sido…

—Ahhh…

Estaba muy asustada. Me pegué a la espalda de mi madre.

Todos estaban nadando para salvar sus propias vidas, pero la corriente era fuerte, y ellos seguían siendo arrastrados más lejos en el mar. Iban a ahogarse.

—Si no nos encargamos de esta cosa, seguirá a los aldeanos por el mar y los matara a todos.

—Lo sé…

—Lo siento, cariño…

—Estaba preparada.

Terminaron de hablar y se giraron hacia mí.

—Raphtalia.

—¿Qu…Qué?

Ella estaba acariciando mi espalda, intentando tranquilizarme.

—No olvides sonreír. Se amable con los demás.

—Ella tiene razón. Cuando tú sonríes, todos sonríen.

Padre me acarició la cabeza.

—Raphtalia… Las cosas serán difíciles para ti. Si no tienes cuidado, podrías incluso morir.

—Pero aun así… Incluso así, Raphtalia, queremos que vivas. Así que por favor, perdónanos por nuestro egoísmo.

Mi corazón empezó a golpear… Era como si… Era como si no fuese a volver a verles nunca más.

—¡Nooo! ¡Mami! ¡Papi!

No quería dejarles.

Mi madre me empujó, con fuerza, y yo caí desde el acantilado, a través del aire, y caí dentro del océano.

Todo lo que podía ver eran burbujas explotando violentamente aquí y allá. Me apresuré a sacar la cabeza del agua.

Y entonces… lo vi. Vi el segundo exacto en que el perro de tres cabezas saltaba hacia mis padres.

—¡¡NOOOOOOOOOOO!!

La corriente me arrastró, pero yo pataleé todo el tiempo.

***

 

 

Cuando finalmente me encontré en una orilla, el cielo ya estaba oscuro.

Huff… Huff…

Había otros supervivientes de la aldea aquí. Pero algunos de los aldeanos muertos habían sido arrastrados también.

El cielo ya había regresado a su color normal.

No tenía ni idea de lo que había ocurrido.

Pero quería ver a mis padres otra vez, más que nada. Me apresuré a regresar al acantilado donde les había dejado.

Había huesos esparcidos por todas partes. Parecía que los refuerzos habían llegado desde el castillo para acabar con los monstruos.

Cuando llegué, encontré trozos de carne, y los esqueletos de esos monstruos. Los caballeros y los aventureros estaban llevándoselos.

Fui capaz de entender lo que había pasado.

—Bueno, menos mal que ya había recibido una herida…

—Sí, de otra forma es probable que no hubiésemos conseguido derrotarlo.

Los aventureros y los caballeros estaban bromeando cuando me notaron.

—¿Qué pasa con esta mocosa? ¿Deberíamos llevárnosla?

—Espera. Estamos en territorio demi-humano.

—¿De qué estás hablando? El señor de esta área está muerto, ¿no lo has oído?

¿En serio?

—De todas formas, déjala sola. Sabes lo que pasaría.

Todos ellos se separaron y me dejaron sitio para pasar.

Entonces caminé hacia el borde del acantilado y vi en qué se habían convertido mis padres. Empecé a temblar y a llorar.

—¡NOOOOOOOOOO!

¿Cuánto tiempo ha pasado?

Para el momento en que supe lo que estaba haciendo, ya había hecho tumbas para mis padres.

—No olvides sonreír. Se amable con los demás.

—Ella tiene razón. Cuando tú sonríes, todos sonríen.

—Cierto…

Ellos habían dado sus vidas para salvar a los otros aldeanos, y me habían confiado a los supervivientes a mí.

Os lo mostraré… ¡Seré buena con todos! No dejaría que sus muertes sean en vano…

Si simplemente me quedaba allí llorando, mis padres estarían preocupados.

—No volveré a llorar. Me voy ya…

Empecé a caminar de vuelta hacia la aldea.

***

 

 

—Uhuuuuhh…

—Papi… Mami…

Los aldeanos que habían huido por el océano se habían reunido. Había muchos más niños que adultos.

—¡¿Es esa Raphtalia?!

—Sí.

—¿Lo han conseguido tus padres?

Un anciano que había sido nuestro vecino me preguntó. Se veía preocupado.

Traté de no llorar tan fuerte como podía. Negué con mi cabeza.

—Oh… Eso es…

Él era incapaz de encontrar palabras. Debía saber que cualquier cosa que dijera podría hacerme llorar.

—Está bien. Mis padres me dijeron que animase a todo el mundo.

—¿Lo hicieron? ¡Eres una chica muy fuerte!

—Hee, hee.

¿Me estaba riendo?

Está bien. Si lloraba, mis padres estarían preocupados.

—¡Todos!

Grité para llamar la atención de todos, y todos los ojos de los niños estaban mirándome.

—Sé que todos estáis tristes. Yo también lo estoy. ¿Pero querrían nuestros padres y hermanos y amigos que nos quedásemos aquí llorando?

Todos parecían incómodos por mis palabras. Estaban retorciendo sus caras.

Puse mi mano en mi corazón y di un paso adelante.

—Para todos los que creen que nuestros seres queridos no han muerto, os pregunto, ¿cómo se sentirían ellos si regresaran a nuestra aldea y la encontraran así?

Cierto. Esta era la aldea de todos. No podíamos simplemente dejarla como estaba.

Mi padre, y el señor, siempre decían que la aldea era una familia que todos hicimos juntos.

—Sé qué tan tristes estáis. Creedme, lo sé. Pero esa es más razón para reconstruir. ¡Quiero decir, somos una familia!

Sí, padre siempre había dicho eso. Él decía que tratase al resto de la aldea como si fuesen parte de nuestra familia.

Así que lo haría. Cuidaría de todos ellos, justo como padre dijo.

—¿Verdad? ¿Por favor?

Hice todos lo que pude para poner una sonrisa.

—Raphtalia…

—Raphtalia, ¿no estás triste?

—¿Por qué estás sonriendo? ¡Tu padre ha muerto!

Mi sonrisa se debilitó por sus gritos.

Yo no lloraría… Si empezaba a llorar, nunca sería capaz de parar…

—Sí… Yo… no estoy… triste.

No puedo llorar. Si empezaba a llorar, nadie sería capaz de consolarme.

—Oh…

—¡Mirad cuánto se está esforzando esta chica! Vamos todos. ¡Si ella puede hacerlo, nosotros podemos hacerlo!

—¡Sí!

—¡Okay!

—¡Tienes razón, Raphtalia! ¡Yo también daré lo mejor!

Keel había estado llorando, pero se giró hacia mí, vigorizado.

—¡Sí!

El señor le había dado a nuestra aldea una bandera. Fue un regalo, y un símbolo de la aldea. Justo entonces de agitó desde arriba y cayó delante de mí. Era como si estuviese de acuerdo conmigo.

Eso era. Era una señal, una señal de que mis padres estaban viéndonos.

Levanté la bandera, y los otros aldeanos trajeron un gran poste para ella. Atamos la bandera al poste.

—¡Es una señal del cielo! ¡Trabajemos para reconstruir nuestra aldea!

—¡Sí!

Y así todos decidieron intentar reconstruirla.

***

 

 

—¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!!

Me desperté al instante. Estaba dentro de la tienda que habíamos montado.

Mi casa había ardido hasta las cenizas – la mayoría de nuestras casa lo habían hecho. Así que estábamos durmiendo todos juntos en una tienda.

Creo que podría haber estado soñando.

—Hey, ¿has oído esa voz?

Un hombre mayor estaba corriendo en mi dirección.

—Raphtalia, estabas gritando.

—¿Lo estaba?

Tenía que sonreír. Si no lo hacía, preocuparía al resto de ellos.

—¡Estoy bien! Solo ha sido un mal sueño.

—Okay… bueno… no te esfuerces demasiado.

—¡Estoy bien! Aunque gracias de todas formas.

Madre. Madre.

Estoy haciéndolo lo mejor que puedo, lo prometo…

***

 

 

La mañana siguiente decidimos dejar las casas completamente destruidas tal como estaban y centrarnos en reparar las casas en las que pudiésemos vivir en menos tiempo.

También pusimos gente a cargo de hacer tumbas para los cuerpos que habían sido arrastrados hasta la orilla.

Todos los adultos estaban concentrados en reconstruir la aldea, y todos los niños estaban haciendo lo que podían para ayudar.

Pero estábamos empezando a preocuparnos por las reservas de alimento. Podrían no aguantar.

Habíamos discutido si enviar botes pesqueros para conseguir más comida, pero el mar estaba muy agitado, y decidimos que era mejor dejarlo para después.

—Ahora qué…

Contamos a todos los supervivientes.

Solo quedaban vivos un cuarto de los aldeanos.

Aun así, uno de los ancianos dijo que lo habíamos hecho tan bien como podía haber esperado.

—Es justo como Raphtalia dijo. Todavía estamos vivos.

—¡Sí!

Lo que yo no sabía en aquel momento era que todos nuestros esfuerzos iban a ser tirados sin piedad.

—¡Hey! ¡¿Qué estás haciendo?!

Había unos hombres de aspecto peligroso que vagaban por el pueblo y apuntaban sus espadas a un grupo de adultos.

—¡Hey!

—¡¿Quiénes sois vosotros?!

—¡Ahahah! Escuché que todavía quedaban algunos demi-humanos vivos aquí. ¡Supongo que era cierto!

—Sí, y esta área no está protegida. ¡Probablemente podamos conseguir bastante dinero!

—¡Sí! ¡Argh!

Uno de los ancianos dio un paso adelante y gritó a los atacantes.

—¡El señor de estas tierras nunca os perdonará por este comportamiento! ¡También hay caballeros del castillo en el área!

Todos los hombres de aspecto peligroso sonrieron a la vez.

—¿Qué importa que vuestro señor muerto se enfade? Y además…

¡Swipe! Pasó más rápido de lo que yo podía ver. Pasó antes de que pudiera entender qué estaba pasando.

El estómago del anciano fue abierto. Uno de los hombres malvados le había cortado con su espada.

—Qué de…

—¡Ahaha!

—¿No lo entiendes? ¡Nosotros somos los caballeros del castillo!

—No lo habían notado aún, ¿verdad, Jefe?

—¡Nope!

—¡AHAHAHAHAHA!

El anciano cayó sobre un charco de sangre. Ni siquiera se sacudió.

El charco de sangre estaba aumentando. Pronto llegó hasta mis pies.

—¡Ah! ¡AHHHHHHHHH!

Repentinamente todos estaban en pánico. Yo no sabía qué hacer, así que corrí.

—¡No les dejéis escapar! ¡Matad a los viejos! ¡Podemos vender a las mujeres y a los niños, así que no les matéis!

En realidad no puedo recordar lo que pasó después.

—¡Noooooo!

Publicidad M-M2

—¡Cálmate! ¡Toma esto!

—Ugh…

Alguien me agarró del pelo. Caí como si alguien me hubiese golpeado, y después nada.

***

 

 

Pasó una semana. Seguía teniendo sueños sobre la muerte de mis padres.

Ellos me atraparon, y me forzaron a la esclavitud.

Mi primer dueño parecía amable. Él solo quería que actuase como una sirvienta, pero después me vendió, y todavía no sé por qué.

El siguiente…

—¡Toma eso!

—Ugh…

¿Por qué? ¿Por qué me trataban así?

Él era un hombre gordo y se veía como alguien malvado. Me encerró en el sótano de una gran casa, en una ciudad de la que nunca había oído hablar.

Había animales allí. Ellos eran iguales que yo… Ugh… Aparentemente este hombre había comprado a Rifana antes de comprarme a mí.

Todos los días, cuando quería, me colgaba del techo con cadenas y me golpeaba con un látigo. Me golpeaba hasta que estaba ensangrentado. Entonces seguía golpeándome.

Cada vez que intentaba detenerle, o intentaba protestar, la maldición de esclavo en mi pecho me quemaría. El dolor del látigo me estaba volviendo loca.

Pero no iba a rendirme.

Lo soportaría, por mis padres, y por todos los de la aldea que no lo consiguieron.

Así que no me rendiría.

—Raphtalia… Cough.

—Está bien… Está bien. Regresaremos a la aldea.

Cuando me reuní con Rifana, ella ya estaba enferma. Aun así, el hombre nunca dejó de golpearla.

—Sí… Nosotras… Nosotras lo… conseguiremos.

¿Qué quería este hombre de nosotras? ¿Simplemente pensaba que era divertido golpearnos con un látigo?

—¡Ha! ¿Por qué todavía estáis teniendo sueños sobre una vida mejor?

¡Slap! Él me golpeó de nuevo, y sentí como la sangre chorreaba desde mi espalda.

Sentí lágrimas debidas al dolor.

—¡Sí! ¡Grita de dolor!

—¡Ahhh!

Después de ese punto, las cosas se volvieron peores. Él empezó a torturarme.

Yo estaba finalmente libre, y harapienta, pero me arrastré sobre el suelo fangoso para ir a cuidar de Rifana.

Nos trajo un tazón de horrible sopa apestosa. Sabía a barro. Era nuestra única comida del día.

—Huff… Huff…

Lentamente se lo di de comer a Rifana. Eso era otro día de vida para ella.

Estaría bien. Teníamos que regresar a la aldea. Todos nos estaban esperando.

—Resiste… Juro que te ayudaré.

Había barras de hierro que llegaban casi hasta el suelo. ¡Me di cuenta de que si tomaba una roca de la pared y la usaba para cavar debajo de los barrotes, entonces podríamos arrastrarnos bajo ellos y escapar! Sólo tenía que trabajar.

—Gracias.

—¡Sí! ¡Nos reuniremos con todos!

Mi madre y mi padre me habían pedido que cuidase de todos.

Seguro que los otros aldeanos iban a salvarnos.

Sadeena definitivamente reuniría a los demás para salvarnos. Todo lo que teníamos que hacer era sobrevivir el tiempo suficiente.

—¿Tú… recuerdas ese… día? Raph…ta…lia.

Rifana estaba temblando. Estaba estirando la mano hacia el techo.

—¿Recuerdas… esa… bandera… del señor?

—Sí… ¡sí!

Cogí su mano y la apreté con fuerza.

Lo recordaba. Esa bandera nos dio esperanza.

Echaba de menos esos tranquilos días. Esos días en los que nada iba mal.

Pero esos días se habían ido.

Así que tenía que recuperarlos. Dependía de mí.

¡Cough! ¡Cough!

***

 

 

Pasaron tres días.

Podía oír sus pasos acercándose.

—Raphtalia… ¡Cough!

Ese horrible momento estaba empezando de nuevo. Cogí el resfriado de Rifana. Pero iba a estar bien.

Deslicé una pila de paja húmeda sobre el agujero que estaba cavando debajo de las barras.

—…

Rifana no me respondió.

—¿Rifana?

El hombre abrió la puerta del establo y murmuró para sí mismo.

—Supongo que está muerta. Ugh, menudo dolor.

Él arrastró su cuerpo bruscamente por el hombro y murmuró.

Rifana estaba allí, con los ojos vacíos y fríos.

Maldición, y era casi la hora de devolverla también. ¡Esto es un incumplimiento de contrato!

Entonces él pateó su cuerpo, como si fuese un simple juguete.

Yo no lo supe en ese momento, pero me di cuenta después. Aparentemente había gente que se entretenían comprando esclavos demi-humanos y torturándolos.

Eso es lo que éramos nosotras, simples esclavas vendidas para satisfacer los caprichos personales de ese hombre.

—¡¿Heee?!

Publicidad G-M3



¿Qué? ¿Qué? ¿Rifana?

No… No podía ser.

Estiré mi temblorosa mano para tocarla.

¡Ella estaba muy fría, demasiado fría! No podía creerlo.

No… ¡Rifana!

Estaba triste, enfadada, aterrada… desesperanzada.

Tenía muchas emociones diferentes revolviéndose en mi interior.

¿Por qué? ¡Rifana no había hecho nada malo!

—¡Es porque tú no paras de llorar por la noche! ¡Ella no podía dormir nada! ¡Esto es TÚ culpa!

—No… Ugh… Sniff… —Rifana…

El hombre me encadenó y comenzó a darme latigazos. Me golpeó más de lo usual ese día.

Pero yo mantuve mis ojos mirando a Rifana todo el tiempo, y no pude siquiera sentir el dolor.

—Oh oye, Estás siempre murmurando sobre una aldea, ¿verdad?

—…

No tenía que responderle. Todos estaban esperando por mí.

—Aparentemente esa aldea fue destruida hace mucho tiempo. Aquí hay una prueba.

Él me mostró una bola de cristal. Un rayo de luz vino de la bola de cristal y proyectó una imagen de la aldea en la pared.

Era peor que la aldea que conocía. Estaba destruida, y no había nadie allí.

La bandera estaba hecha jirones y quemada, y el suelo estaba lleno de huesos.

—Oh sí, escuché que tú eras la persona que apoyaba a todos en esa aldea. Aparentemente todos la dejaron pudrirse y huyeron.

—Ah…

El hombre mostró una sonrisa. Él nunca me había visto llorar, ni una sola vez. Él estaba disfrutando esto.

—Ug… Ugh… ¡Wahhhh!

Algo dentro de mí se rompió.

No podía volver a hacerlo.

Mi madre y mi padre me habían confiado a mí la aldea, pero no quedaba nadie más.

¿Entonces que debería hacer?

No quedaba nada más para mí.

—¡Llora! ¡Llora más fuerte!

El dolor era tan intenso que creí que me volvería loca.

Los sueños que tenía todas las noches habían empezado a descomponer mi mente.

Eran sobre la última vez que vi a mis padres. Se volvieron incluso peores.

Yo eran una chica mala porque no había salvado la aldea. Ellos querían que no sonriera nunca más. No tenía derecho a vivir.

Ellos seguían susurrando: Muere… Muere…

Ellos tenían… razón. Yo nunca sonreiría otra vez.

No quería hacerlo.

Porque yo… Porque yo rompí mi promesa.

***

 

 

El hombre finalmente me vendió.

Eso o se había acabado el tiempo de su juego de tortura.

—Esto es horrible. Esto está muy por debajo de lo que vale. Maldición.

—Vamos, ella está al borde de la muerte. No puedo usarla en esta condición, así que voy a tener que restar el tiempo perdido del precio.

—Lo entiendo. Sí.

Un hombre gordo vestido con un buen traje me compró. Era diferente del último traficante de esclavos que me tuvo.

¿Cómo sería mi próximo dueño?

—Estoy seguro de que podría haber sido tratada un poco mejor…

Mi nuevo dueño me dio medicina y comida.

¡Cough! ¡Cough!

—No creo que vaya a durar mucho tiempo.

Dijo el dueño mientras me encerraba en una jaula.

Así que… Yo finalmente no tenía ningún valor para nadie.

Mis padres se habían ido, y mi aldea se había ido. Era como si el mundo me estuviera diciendo que muera.

Dolía. Quería morir. Quería que fuese rápido.

No sé cuánto tiempo pasó. Yo estaba simplemente mirando a través de las barras de mi jaula. Mucha gente fue y vino.

Y entonces…

—Esto es lo más barato que puedo ofrecerle.

El traficante de esclavos trajo a un hombre joven a mi jaula.

—El de la derecha tiene una enfermedad genética. Es un conejo. La que está en medio tiene ataques de pánico y es un mapache, y el último es un hombre de lagarto de raza mixta.

—Todos ellos tienen problemas.

El hombre joven estaba negociando con el traficante de esclavos. El hombre joven cruzó su mirada con la mía por un momento.

Sus ojos eran lo suficientemente afilados para matar. Se veía enfadado.

Jadeé.

Sus ojos vagaron hacia los otros dos esclavos. Sus ojos eran terroríficos.

Estaba lleno de odio, más odio que el hombre que me daba latigazos.

Se veía como si odiara al mundo entero.

Si me compraba, probablemente iba a morir en un día o dos…

—Tiene ataques de pánico en la noche. Es un gran problema…

¿Estaban hablando sobre mí? No podía decirlo.

Pero al final, el hombre joven me compró.

El hechizo para registrar a un esclavo siempre duele. Lo odiaba.

Pero estaba claro que este sería mi último dueño.

Porque yo… Yo no tenía mucho tiempo restante.

Poco después, mi nuevo dueño me dio un cuchillo y me hizo matar un monstruo.

Era aterrador, pero si no lo hacía, la maldición en mi pecho ardería.

Dejamos la tienda de armas, y mi estómago comenzó a sonar.

¡Él iba a gritarme! Sacudí mi cabeza; quería decirle que estaba bien. ¡Estaba bien! ¡Así que no te enfades conmigo! ¡No me golpees!

Sigh…

Él solo suspiró.

¿Estaba enfadado?

Él simplemente caminó y me llevó a otra tienda. Estaban vendiendo comida en ella.

Pensé que había vista la tienda en la ciudad antes.

—Yo tomaré la comida más barata que tengáis, y ella tomará la comida para niños que ese niño de allí está comiendo.

—¡¿Qué?!

Yo había estado observando, con envidia, a lo que ese niño estaba comiendo. ¿Entonces mi nuevo dueño simplemente me lo compró? No podía creer a mis propios oídos.

Todos los del exterior de mi aldea se suponía que eran malvados, ¿cierto?

—¿Por…Por qué?

—¿Hm?

Publicidad M-M4

—Te veías como si quisieras comerlo. ¿Cuál es el problema? ¿Quieres otra cosa?

Negué con mi cabeza.

Publicidad G-M1



—¿Por qué me estás alimentando?

Porque, desde que me volví una esclava, nadie me había tratado de esta forma.

—Ya te lo he dicho. Te veías como si quisieras comer eso.

—Pero…

—Simplemente cómetelo. Necesito que estés sana. Si sigues tan delgada, vas a acabar muriendo.

¿Morir…? Yo moriría. Era seguro que moriría… Como Rifana. Moriría de la misma enfermedad.

—Aquí tienen.

La camarera puso un gran y elaborado plato de comida en frente de mí. Había una bandera clavada sobre ella.

De lo que había tenido envidia, hace solo unos minutos, lo tenía ahora para mí. Dudé. Apuesto a que cuando vaya a comer, el hombre joven lo tirara al suelo y se reirá de mí.

—¿No vas a comer?

Me miró, confundido.

—¿Puedo?

—Sí, de prisa.

Sí. Probablemente lo destruiría. Lentamente levanté mi mano.

Miré rápidamente hacia él.

No se veía como si fuese a hacer algo. Toqué la comida.

Saqué la pequeña bandera y me sentí como si hubiera logrado algo. Sentí que, mientras tuviera esa bandera, no necesitaba nada de nadie. Me sentí como si estuviera de vuelta en mi aldea. Sentí que era la misma bandera, la que habíamos perdido.

Sostuve con fuerza la bandera mientras me comía la comida. Era tan deliciosa que sentí lágrimas cayendo por mis mejillas.

Si lloraba, seguro que él me gritaría. Intenté quitarlas sin que él lo notara.

—¿Está rico?

—¡Sí!

¡No! Accidentalmente le contesté, y el vio que yo estaba feliz. Seguro que me castigará.

—Bien.

Eso es todo lo que dijo. No podía entenderlo.

Agarré con fuerza la bandera. Sentí como si estuviese llena de… algo.

Comparada con la bandera que nuestro señor nos había dado, era muy pequeña y muy barata, pero se sentía como si contuviese todo lo que había perdido. Se sentía como si quisiera hacerme recordar algo importante.

Me giré hacia el hombre joven.

Se veía tan enfadado como siempre, pero algo era diferente.

¿Qué era? Su cara y su voz eran aterradoras, ¿pero era en realidad una persona amable?

Tenía demasiadas dudas.

***

 

Publicidad M-M3

 

Muchas cosas pasaron ese día. Él me dio medicina, y me hizo caminar a muchos tipos de lugares.

Pero había una diferencia mayor.

Los sueños que me habían estado persiguiendo eran diferentes.

—Raphtalia…

Mis padres estaban de pie al borde del acantilado.

—¡Padre! ¡Madre!

Corrí hacia ellos con todas mis fuerzas.

Quería verles. Quería estar con ellos.

No debería. Sabía que no debería, no en frente de ellos, pero sentía lágrimas llenando mis ojos.

—Está bien… Está bien…

—No llores. Se fuerte.

—Ugh… Pero…

Seguí llorando, y mis padres solo me sujetaron y me acariciaron la cabeza.

—Nosotros siempre estamos observándote.

—Sí. Por favor, se feliz.

—Pero…

—Estarás bien con él…

Entonces me desperté.

No podía creerlo. Mi nuevo dueño estaba sosteniéndome, y acariciando mi cabeza.

Él no era una mala persona. Él no jugaría conmigo, no me haría daño.

Era torpe y grosero, pero era una buena persona.

No tenía dinero, pero aun así me daba medicina, me compraba comida, y priorizaba mi equipamiento sobre el suyo.

Entonces, finalmente me di cuenta de quién era él en realidad.

Sus ojos eran oscuros y estaban llenos de odio y tristeza.

Era violento, amenazador y vulgar. Era aterrador.

Pero entendía el dolor, y en su corazón era amable.

Sí, él era la persona que Rifana y yo anhelábamos… el Héroe del Escudo.

***

 

 

El Héroe del Escudo me compró todo tipo de cosas.

Yo lo había perdido todo, pero ahora estaba rodeada de tesoros.

—Hee, Hee…

El Héroe del Escudo me dio una bolsa, y yo sonreí mientras la llenaba con los tesoros que me daba.

Estaba la pelota. Estaba el cuchillo roto. Había muchas cosas. Pero la más importante era la bandera.

Y había muchas cosas que no podía poner en la bolsa.

Me sentía saludable, mejor, y más fuerte.

—Aquí, come.

—¡Okay!

Rifana, ¿puedes oírme?

Estoy luchando junto al Héroe del Escudo.

Nunca te lo creerías.

Tuve un sueño esa noche también… uno bueno.

Rifana, ella estaba de pie delante de mí. Estaba sonriendo. Le dije todo lo que había pasado. Hablamos sobre todo tipo de cosas.

—¡Raphtalia, mantén la cabeza en alto!

—Lo haré.


—¡Que afortunada! ¡Luchando junto al Héroe del Escudo!

—Heh, heh… ¿Celosa?

—¡Ahaha! ¡Un poco!

En mi sueño, Ella se veía feliz y en paz. Estaba sonriéndome.

—Estaré observándote.

—Lo sé.

—Volvamos a nuestra aldea, donde está la bandera.

—¡Sí! ¡Te veré allí!

Espero que mis padres estén viéndome desde donde sea que estén. Quería que me vieran reconstruirlo todo.

Quería fuerza. Quería ser lo suficientemente fuerte como para encargarme de la gente malvada que quería herirnos.

El mundo era muy cruel y duro. Estaba lleno de oscuridad y maldad, pero no iba a rendirme.

No quería perder a nadie más.

Me volveré fuerte, suficiente para proteger a mis padres, para proteger a Rifana. Sí, para proteger a Naofumi-sama.

Yo podía hacerlo. Y así continué avanzando.

 

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 1 Extra 2 Novela Ligera

Publicidad M-AB

 

 

 

– FIN DEL VOLUMEN 1 –

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

11 Comentarios
Mas Votados
Mas Recientes Mas Antiguos
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios