Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 1

Capítulo 20: La Espada

00:17

La ola de la destrucción estaría aquí en diecisiete minutos. Todos en la ciudad ya debían saberlo. Los caballeros y los aventureros estaban preparados para la batalla, y los ciudadanos estaban encerrados en sus casas.

Aparentemente cuando el reloj llegase a cero los héroes, entre los que me encuentro yo, serían transportando instantáneamente al lugar de la ola. La misma magia afectaría también a los miembros de nuestros grupos, así que Raphtalia sería transportada conmigo.

Decidí usar el Escudo de Metal Ligero, ya que era el que tenía la mayor defensa.

—La ola estará aquí pronto, Raphtalia.

—¡Sí!

Parecía nerviosa, paralizada. Ella asintió.

Por lo menos se lo estaba tomando en serio.

—Naofumi-sama, ¿te importa si hablamos un minuto?

—Claro, lo que sea. ¿Qué pasa?

—Es solo que… pensar en la ola y todo eso, me hace sentirme emotiva.

¿A qué estaba intentando llegar? ¿Le tenía miedo a la muerte o algo? Por supuesto que yo estaría en problemas si ella muriese, así que necesitaba protegerla, pero… Geez, tal vez había leído demasiado manga.

Este sitio no era un juego, y tampoco era un libro. Era real.

Por encima de todo, los otros héroes tenían mucho mejor equipamiento. Ni siquiera sabía si yo sería capaz de aguantar contra la destrucción con el equipamiento que tenía.

Podría terminar herido.

Si salía de allí solo con heridas, supongo que sería algo de lo que estar agradecido. Pero podría acabar muerto.

Si eso pasaba, la gente de este mundo, sin duda, miraría a mi cadáver y pensaría:

—Ha obtenido lo que se merece.

Tenía que dejar de pensar así. No estaba luchando por nadie más que por mí mismo. Estaba luchando para sobrevivir durante otro mes.

—Hablamos de ello antes, ¿recuerdas? ¿Lo qué me paso antes de que me compraras?

Era terrible. Para resumirlo, en una palabra: infierno.

Todos los días, alguien sería comprado, y después devuelto. Eso también le ocurrió a Raphtalia.

Al principio, probablemente ellos planeaban convertirla en una sirvienta. Fue comprada por una familia adinerada. Probablemente planeaban enseñarle todo tipo de cosas.

Entonces ella lloraría por la noche, gritando durante sus pesadillas. Y ella era devuelta, simplemente eso.

Su siguiente dueño fue igual. Él comenzó a enseñarle diferentes trabajos, pero cuando ella empezó a llorar la vendió de nuevo.

Su último dueño, el anterior a mí, fue el peor.

Él la compró, la golpeó una y otra vez con una vara, y después la vendió.

Después ella empezó a toser, y se preparó para morir, pensando que era el final.

No me sorprendió en absoluto saber que había tantos bastardos abusivos en este mundo.

Dijo que justo cuando se estaba hundiendo en su enfermedad, cuando sus pesadillas habían roto su corazón en pedazos, justo cuando no tenía ni idea de cuántas veces más sería comprada, fue cuando yo aparecí.

—Yo… Me siento realmente afortunada de haberte conocido, Naofumi-sama.

—…Okay.

—Porque tú me enseñaste a vivir.

—…Okay.

Estaba tolerando su charla, pensando en ello, al menos en parte, como un trabajo.

Porque no me importaba.

Todo lo que me importaba era sobrevivir.

—Y tú me diste una oportunidad, una oportunidad de enfrentar la ola.

—…Okay.

—Así que haré todo lo que pueda, por ti. Yo soy tu espada, y permaneceré a tu lado.

—Okay… Haz tu mejor esfuerzo.

Más tarde, me di cuenta de lo rudo que había sido. Pero, por el momento, era todo lo que era capaz de hacer.

00:01

Solo quedaba un minuto.

Me mentalicé, y me preparé para ser transportado.

00:00

¡BOOM!

Un potente sonido hizo eco por todo el mundo.

En un instante, el escenario que me rodeaba cambió. Supongo que habíamos sido transportados.

—El cielo…

El cielo estaba lleno de agujeros, como un caparazón de tortuga, y estaba manchado con un terrible rojo profundo.

—Esto es…

Miré alrededor para intentar entender mis alrededores cuando de repente vi tres sombras. Y estas fueron seguidas por veinte personas.

Eran esos malditos héroes.

Ellos habían sido transportados, al igual que yo, así que no debería sorprenderme. ¿Pero adónde se dirigían?

Miré en la dirección hacia la que estaban corriendo y vi grupos enormes de monstruos surgiendo de las grietas del cielo.

—¡Estamos cerca de Riyute!

Raphtalia había descubierto donde nos encontrábamos.

—Esta es una aldea agricultora. ¡Hay mucha gente en ella!

—Pero las evacuaciones deberían…

Repentinamente volví en mí.

Ellos no sabían dónde aparecerían las olas, ¿así que cómo podrían evacuar?

—¡Esperad un momento, chicos!

Ellos me ignoraron, y siguieron corriendo hacia el origen de la ola.

Vi grandes nubes de monstruos derramándose desde las grietas, como crías de arañas, y todos estaban corriendo hacia la aldea.

Justo en ese momento, vi a los otros héroes disparar algún tipo de bola brillante hacia el cielo, aunque yo no sabía lo que era.

Tal vez era para que los caballeros pudieran encontrarnos.

—¡Maldición! ¡Muy bien, Raphtalia, vamos a la aldea!

La gente de Riyute había sido buena con nosotros.

Si ellos morían durante la ola, no podría dormir.

—¡Okay!

Corrimos, pero en una dirección diferente a la de los otros héroes.