Re:Zero Kara Hajimeru Isekai Seikatsu

Volumen 4

Capítulo 5: Subaru Natsuki, El Auto-proclamado Caballero

Parte 6

 

 

Cuando Subaru despertó, frunció el ceño mientras miraba un tejado desconocido.

Para Subaru, que usualmente se despertaba más rápido de lo que le gustaría, el corto periodo de vaguedad mental entre dormido y totalmente despierto era un tiempo precioso. Por varios segundos, Subaru se encontraba inmerso en este estado nublado y flotante mientras su mente luchaba por sus recuerdos, como qué había hecho antes de dormir y qué lugar era…

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Subaru sentía su frente palpitar dolorosamente. El dolor trajo todo de regreso rápidamente.

―Yo… recuerdo…

Recordó la desgracia que había aguantado antes de acabar donde estaba dormido.

Levanto una mano hacia su frente, pero sus ojos fueron atraídos por el descubrimiento de una cicatriz seria cerca de su muñeca que él no recordaba. Inmediatamente se dio cuenta de que tenía los rastros de magia de sanación.

Y que pudiera sentir los rastros de heridas en su cuerpo significaba…

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―…No morí.

Tocando su frente presumiblemente rota y su muñeca que lo más probable era estuviera fracturada, dejó salir un suspiro, lamentando que la sanación hubiera eliminado todo el dolor físico. Si no fuera por el ardiente sentimiento de humillación en su pecho, casi hubiera pensado que la cosa entera nunca pasó. No…

Ahora que Subaru había recuperado la conciencia, la mirada traicionada que ella le ofrecía era algo que ningún encanto podría sanar.

―…Subaru.

Emilia estaba sentada al lado de la cama, con sus ojos violetas llenos de melancolía. Por ninguna razón que él pudiera discernir, mientras hablaba con Subaru había doblado sobre su regazo la túnica que blanca que vestía.

Los rayos del sol occidental filtrándose por la ventana abierta hicieron a Subaru suponer que habían pasado varias horas del mismo día.

Lo primero que salió de sus labios fue suficientemente inocuo e inofensivo.

―…¿La discusión de los candidatos a la realeza ya ha acabado?

Emilia abrió los ojos un poco más al ser atrapada con la guardia baja por cómo él trató de pretender que nada había pasado, aparentemente esperaba que pusiera algún tipo de excusa.

―Sí, ha terminado… La mayor parte de lo que todos querían decir se expuso en la sala del trono, por lo que el resto fue resolver los detalles menores acerca de la selección real. La mayoría de las cosas fueron resueltas por Roswaal al aprobarlas.

Emilia agitó su cabeza con un sutil lamento en su voz ante su propia impotencia. Subaru se dio cuenta de que eso lo hiso sentir cómodo …El que Emilia se lamentara de que no pudo hacer nada en la selección real, de alguna manera la hacía compartir su miseria.

Subaru trató de ocultarlo al intentar ser superficial.

―Fue así. Entonces probablemente perdiste mucho tiempo esperándome mientras estaba dormido. De cualquier manera, regresemos directamente a la posada. Pasemos por Rem y trabajemos en planes para la selección real, ¿correcto?

―Subaru.


―Aquí en el castillo no se sabe quién esta viendo o escuchando, así que mejor guardar la charla profunda para cuando regresemos a la mansión, ¿verdad? ¿O tienes que hablar con los altos mandos aquí en la capital, primero?

―Subaru…

―Errrr, ¿tal vez es mejor hacer pactos de no agresión con algunos de los candidatos en vez? Es duro cuando no sabes quién viene hacia ti y cuándo…

―…¡Subaru!

Emilia le gritó bruscamente a Subaru en medio de su parloteo, interrumpiendo sus excusas. Él volvió su mirada de vuelta hacia ella.


Ella habló tranquila, pero con seriedad, sin dejarse influenciar.

―…Hablemos.

Emilia se levantó de su asiento, abrazando fuertemente la tela de su manto doblado. La rigidez de sus mejillas decía mejor que cualquier palabra que la conversación próxima no se trataba de nada bueno.

―Hay cosas que quiero preguntarte… En verdad, muchas cosas.

Sus labios temblaban como si dudara, pensando en exactamente qué tema debería abordar.

―…Sí, yo, supongo que sí.

Subaru tenía una muy buena idea de por qué ella estaba dudando. Todo lo que Subaru había hecha hasta entonces había sido completamente inesperado…Por consiguiente, Emilia estaba pensando en la manera correcta para preguntar acerca de la verdadera intención detrás de las acciones de Subaru en ese día.

Tenía solo una descarada razón con la cual contestar. Pero, la pregunta que salió de los labios de Emilia no fue la que él quería.

―Err, entonces… ¿Por qué… peleaste con Julius?

Esta pregunta fue mucho más difícil de afrontar. ¿Qué significado tuvo esa batalla…?

―Tuviste una razón para ello, ¿verdad? Eres tú, así que estoy segura de que tuviste una importante…

Ya derrotado, Subaru había estado esperando en el corredor cuando Julios apareció ante él. Cuando Julius lo invitó a la plaza de marcha, Subaru inmediatamente consideró que sería la venganza por lo grosero que se había mostrado en la sala del trono.

Ciertamente trataba de apreciar la diferencia en el poder que Julios poseía respecto al suyo.

Sabía desde el principio que no tenía oportunidad de victoria. Y, aun así, Subaru había tomado la espada de madera, lo había desafiado a una batalla sin esperanza, y había sido molido a golpes en el suelo.

¿Por qué hizo todo eso? La respuesta era…

―Yo quería… venganza.

―… ¿Ah?

Subaru levantó su rostro. Mirando el desconcierto en los ojos de la belleza de cabello plateado, él continuó…

―Quería mostrarle que… no soy algo que lanzas a la orilla del camino. Pensé que podría vengarme y mostrarle que podía… soportar con chicos como él, aunque sea solo un poco.

Sus palabras estuvieron todas revueltas. Él se resintió consigo mismo por no haber sido capaz de decirlo más claramente. Si no fuera por las emociones ardiendo en su pecho, atacando a su corazón, no tendía necesidad de aguantar esos pensamientos conflictivos.

―Subaru…

―Fui un… terco. Lo odie. Por decir que soy vergonzoso, impotente, que estoy en el camino… cómo no te merezco, cómo trató de alejarme de ti… Por eso acepté.

Asumió que lo último fue la gota que derramó el vaso.

Sí, Julius había estado reprendiendo duramente a Subaru, diciéndole que no merecía a Emilia. Pero ni siquiera tenía que decirlo. El mismo Subaru sabía eso más que nadie. Para disimular eso, desesperadamente había usado una máscara, fingiendo ignorancia, pero ese hombre había descubierto fácilmente su engaño. Así, incapaz de perdonarlo, Subaru lo había enfrentado, llevando al resultado inevitable.

―¿Es por eso… que tú…?

Sin duda no era la respuesta en concreto que ella estaba buscando. Sin importar los altos ideales que ella haya tenido, la verdad tras la terquedad banal de Subaru los traicionó.

Subaru escuchó el tinte de desconcierto que se notó en sus labios.

―…Emilia…tan, tú…

Las palabras dudosas de ella habían forzado al impotente Subaru a una confesión.

Emilia no pretendía eso. Ella no entendía cuán cruel e implacable era su actuar.

―…Es solo que no entiendes.

Eso fue lo que él dijo.

En el momento en que lo dijo, Subaru se dio cuenta de que había estado atacando. El negar que alguien entiende es el peor tipo de excusa, alejando a esa persona de tu corazón.

Subaru fue incapaz de mantener el rostro arriba cuando escuchó una voz sin aliento.

―…Tienes razón.

Su respuesta, pronunciada casi como un suspiro, hizo que sonara como si ella entendiera lo que había dicho, que aceptaba no seguir más adelante en el asunto.

Su reacción hizo que los hombros de Subaru se relajaran con una sensación de alivio. Fue entonces cuando ella dijo…

―Mañana, Roswaal y yo regresaremos a la mansión. Tu te quedarás en la capital para enfocarte en el tratamiento médico.

Subaru no pudo encontrar sentido en sus palabras.

―¿Eh?

Cuando inclinó su cabeza en confusión, Emilia se forzó a ocultar sus pesadas emociones mientras se giraba hacia él.

―Eso es lo que acordamos en primer lugar, ¿no? Viniste a la capital real para que tu puerta exhausta pudiera ser sanada. Ferris aceptó, por lo que serás sanado por él, hasta que te recuperes.

―E-espera un minuto.

Emilia expuso los planes para Subaru a toda marcha. ―Mientras estés en la capital, estarás al cuidado de Ferris… o más bien Lady Crusch de la Casa de Karsten. Rem se quedará contigo, así que no tienes que preocuparte por nada.

Subaru, dándose cuenta de que su intento había fallado por completo, llamó con una voz desesperada.

―¡Dije, espera!

Sus dedos se extendieron inmediatamente, sujetándose de la manga de ella como si eso fuese a evitar que se vaya.

―Por qué estás… tan repentinamente… Yo…

En respuesta a la débil voz de Subaru, Emilia miró hacia otro lado mientras decía, ―…Te esfuerzas mucho cuando estás a mi alrededor. ¿No es así?

Subaru contuvo el aliento ante sus palabras. La expresión de Emilia era ilegible. Él se forzaba, tratando de atraer su atención.

―No tienes que… decirlo así…

―No estoy equivocada, ¿verdad? Fue así cuando nos encontramos por primera vez, fue así en la mansión. Y fue así el día de hoy… Todo eso es porque estabas junto a mí, ¿no?

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Su forma de hablar contenía mucho descontento.

Enfrentado a la negatividad y el cinismo que estaba tan fuera del carácter de Emilia, Subaru solo pudo agitar su cabeza.

―Eso no es lo que trataba de decir… Yo solo…

―¿Solo?

―Solo hice esas cosas porque… quería darte algo…

―¿Por… mí?

Cuando ella repitió sus palabras, Subaru asintió determinado en su dirección.

Había luchado seriamente contra el destino por el bien de Emilia, y solo por ella. Era ese sentimiento, por encima de todo lo demás, lo que él quería que entendiera.

…Fue por eso que las siguientes palabras que salieron de su boca dejaron a Subaru en completo shock.

―…Todo fue por tu propio beneficio, ¿no es así?

―…

Más allá del silencio, el cerebro de Subaru estaba completamente en blanco.

No sabía que decir. No sabía que quería decir.

―Yo… yo solo… quería… darte…

¿Tristeza? ¿Sufrimiento? ¿Arrepentimiento? ¿Enojo? ¿Pena?

▬Quería darte felicidad.

▬Quería ayudarte a cumplir tu deseo.

▬Quería protegerte de todo lo que te hace triste.

Esos eran los sentimientos puros que Subaru tenía por Emilia y formaban el fundamento de cada una de sus acciones.

Había actuado con la creencia de que sus esfuerzos comunicarían sus sentimientos más fuertes que cualquier palabra.

Pero esa había sido su presuntuosa asunción, hecha sin ninguna consideración por los sentimientos de las otras personas.

―…¡Mff!

Subaru aturdido, gritó en sorpresa ante el repentino impacto de la suave tela en su rostro. Cuando quitó inmediatamente el material, se dio cuenta de que era la túnica blanca con el grabado de halcón que Emilia había estado sosteniendo en sus manos, y que ella lo había golpeado con eso.

Pero él no podía asociar a Emilia con una acción tan violenta. Incluso si aceptaba lo anterior, lógicamente, Emilia se lo había lanzado, él no podía aceptarlo emocionalmente.

Después de todo, la Emilia que Subaru conocía siempre era amable, llena de afecto maternal, y, aunque no estaba consciente de su propia mancha de terquedad, era una chica de corazón afable que no podía evitar ayudar a los demás, aunque quisiera.

Entonces, ¿por qué?

La mirada violeta de Emilia titiló con una ola de emociones. Su rostro estaba tenso mientras mordía su labio, el cual parecía estremecerse por la fuerte emoción. Él nunca lo había visto.

Ni su expresión, ni la mirada encajaban con la chica que él conocía. Aun así, ambas eran dirigidas hacia él, entre todas las personas.

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Entendía cuán fuera de lugar estaba su sentimiento, pero pensaba que, a pesar de ello, ella era… hermosa, estando así.

La ola de emociones se convirtió en lágrimas que llegaron sus ojos púrpuras.

―¡Deja de mentir acerca de hacer todas esas cosas por mi bien…!

Sacudiendo ligeramente su cabeza, ella parecía estar descargando hasta la última cosa que la molestaba.

―Viniendo al castillo, peleando con Julius, usando magia… ¿Dices que todo eso fue por mí? ¡No te pedí ninguna de esas cosas!

―…!

―¡Todo lo que quería es que hicieras las cosas que te pedí!

―Oye, ¿recuerdas? ¿Qué pedí?

―Y-yo…

Escucharla rechazar sus acciones tan claro congeló en terror la mente de Subaru. Fue por eso que no pudo producir una respuesta a su pregunta desde el interior de su cabeza revuelta.

Con Subaru incapaz de responder, Emilia cerró sus ojos firmemente.

―Te pedí que te quedaras en la posada con Rem y esperaras.

―Usar más magia sería muy malo para ti, así que te pedí que no la usaras.

Él recordaba que había usado las palabras por favor para ambas.

Ambas veces, Emilia le había rogado que se comportara por el bien se su salud. Pero Subaru había pasado por encima de sus palabras cada vez basándose en sus propias ilusiones egoístas. En algún lugar profundo de su interior, pensaba las cosas muy frívolamente, como si los buenos resultados siempre lo dejaran limpiar las asperezas de sus promesas rotas. Pero, como resultado, Subaru no solo había ignorado sus súplicas, sino que tampoco tenía un resultado para compensar propiamente; de hecho, solo había traído desgracia para sí mismo y la había dejado atrás.

Pero, incluso así, al menos quería que ella entendiera que las motivaciones base eran genuinas.

―Lo siento, no te escuché. Lo siento mucho, mucho, mucho. ¡Pero! Pero estás equivocada, yo, yo no lo hice por mi bien…

Pero la lengua de Subaru se contrajo como si se hubiera tenido un calambre, rechazando sus esfuerzos por poner sus sentimientos en palabras. Mientras luchaba por formar palabras, Emilia lo miraba con tristeza.

Sus palabras fueron imperdonablemente egoístas. Él nunca debió haberlas dicho.

―Emilia, tú… ¿no me crees?

Alguien que acababa de negar que ella lo entendiera no tenía derecho alguno a decir esas cosas.

―Quiero creerte… Quiero creerte, Subaru.

Ella sonaba como si quisiera llorar. Podría haber estado llorando ya. Pero Subaru no tenía el valor para averiguarlo. No podía forzarse a mirar hacia ella, incluso a pesar de que pudiera estar llorando; incluso si él pudiese ser la razón para que estuviera en ese estado. Subaru había seguido corriendo adelante tratando de evitarlo, pero en el momento más crítico, Subaru Natsuki solo…

Las emociones de ella explotaron.

―¡Quería creerte… pero tu fuiste quien me detuvo, Subaru!

Aunque algunas veces anteriores había perdido su comportamiento calmado y lógico debido a la ira, esta era la primera vez que él la miraba echarlo a un lado como si se tratara de grilletes en sus emociones. Liberada de esas restricciones, Emilia sacó sus sentimientos desbordantes en palabras.

―No mantuviste ni una sola promesa, ¿no es así, Subaru? ¡Tú… lo prometiste, pero las rompiste todas como si fueran nada y acabaste aquí, ¿verdad?!

Había pisoteado las promesas que hicieron juntos …en otras palabras, su confianza.

Su declaración, que lo había todo por ella, fue una declaración mortal que solo tenía sentido para el mismo Subaru.

Emilia prosiguió, diciendo, ―¿No mantienes tu palabra, pero luego dices que quieres que confíe en ti…? Aunque lo pidas, no puedo. No puedo…

¡No!, él quería gritar en voz alta. Pero en realidad, la garganta temblorosa de Subaru no produjo sonido; su cabeza se sentía pesada al moverla, demasiado pesada para levantarla en su posición con la cara abajo.

Frente a la chica llorando, con cuyas emociones él había jugado y quien buscaba una respuesta honesta …Subaru escogió darle la espalda, y de ese modo siguió traicionándola.

Ella le preguntó, ―…Oye, Subaru. ¿Por qué quieres tanto ayudarme?

Seguramente esa era la duda que había en la mente de Emilia y la que se había abstenido de preguntar tantas veces antes. Viendo a Subaru correr lleno de heridas, forzándose a si mismo a sonreír siempre, o viéndolo aguantar grandes cantidades de dolor y saltar a las garras de la muerte, ella debió haber albergado esas dudas hace un tiempo. Por ende, era inevitable que presionara en ese punto ahora.

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Si Emilia no lo dejaba salir ahora, si mantenía sus inquietudes por siempre en su interior, sin saber por qué Subaru seguía esforzándose al máximo por ella, eso solo le traería más dolor.

La pregunta fue la última oferta de salvación para Subaru. Él pensaba que habiendo tratado tan a la ligera sus promesas no habría nada que pudiera hacer para alcanzarla, pero, incluso así, ella le pedía que le hablara con honestidad.

▬¿Por qué Subaru trabajaba hasta la muerte por Emilia?

▬¿Por qué se había aferrado tan tenazmente a ella desde que llegó a ese mundo?

―Quiero hacer todo lo que pueda para ayudarte porque me salvaste…

―¿Yo… te… salvé…?

Cuando había sido invocado repentinamente a otro mundo, él estaba completamente perdido, no sabía nada y una violencia inevitable lo amenazaba; por lo que le concernía, ese mundo habría sido el fin para él.

Él continuó, ―No creo que entiendas ahora… cuánto me ayudaste. Pero eso… me salvó más de lo que pueden expresar las palabras.

Lo que Emilia había salvado en ese entonces no era su vida, sino el mismo Subaru.

La gratitud no comenzaba con Subaru. La primera vez, fue Emilia quien lo salvó. Todo lo que él había hecho desde entonces no era más que compensarla por lo que le había dado.

―Subaru, no te entiendo…

―Eso… no se puede evitar. Pero es verdad. Tú me salvaste. Es por eso que traté… de devolverte el favor… pero ahora, no…

No solo es eso, eran las palabras que debieron haber seguido. Pero Emilia explotó en sus emociones, su cabello plateado se sacudió violentamente mientras agitaba su cabeza, por ello las palabras nunca llegaron.

―…¡¡Te lo dije, no lo entiendo!! ¿Te salvé? No hice tal cosa. La primera vez que te encontré fue en la bodega de botines. ¡Nunca antes te había visto!

―No, escucha…

―¡Si te hubiera visto antes, si eso fuese verdad, yo… yo…!

Enterrando su rostro en sus manos, Emilia rechazaba a Subaru. Ella no lo escucharía más. Sus palabras no tendrían la fuerza para detenerla de meterse completamente en su caparazón.

Él no sabía contra que punto sensible de ella había atacado. No sabía, pero tenía que seguir hablando. Fue por eso que Subaru recuperó lo compostura rápidamente y dijo…

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―Tal vez no entiendas, peor escúchame de todos modos. ¡Es la verdad! La primera vez que nos encontramos cuando vine a este mundo…

Instantáneamente, la escena se congeló, y Subaru se dio cuenta de que había tocado lo prohibido. Este era el mundo donde el tiempo se congelaba y todo se detenía.

Ya ni siquiera podía oír el feroz latir de su corazón. La voz de Emilia, la cual había estado escuchando hasta ese mismo momento, se volvió distante. Incluso los sonidos agudos desaparecieron sin rastro mientras el mundo de silencio llamaba.

Subaru no podía contener su rabia, tanto por sí mismo como por la sombra imponente sin respeto por la situación …la sombra que le infligía dolor infinito a Subaru cuando hablaba de su característica peculiar.

Luego de la advertencia con el mundo detenido porque casi violaba el tabú, el tiempo comenzó a correr de nuevo.

▬De golpe, Subaru se dio cuenta de que su cuerpo entero había roto en sudor frío.

Por el capricho de la sombra, no había recibido una penalización dolorosa. Él lo reconocía. Si hubiera seguido hablando como estuvo a punto de hacer, la sombra hubiera torturado su corazón despiadadamente dentro de ese mundo congelado.

Las palabras que habría dicho se quedaron en su garganta. Los pensamientos sinceros que él quería compartir no tuvieron lugar, era una carga que los hombros de Subaru no tenían alternativa más que soportar.

Emilia dijo, ―…Otra vez, no dices nada.

Su voz fría y dura atentó contra sus tímpanos. Sonaba a desesperanza …como si ella se hubiera rendido. El enojo tan poco característico y la tristeza en su pecho que no tenía salida …¿qué podría hacer él al respecto? Incluso si tratara de decirle cómo se sentía de verdad, ella ya no estaba escuchando. Y, si trataba de decirle todo, esa sombra maldita se metería en el camino para detenerlo.

Él preguntó, ―¿Por qué… no entiendes…?

―…Subaru.

―Pensé, que tú… Entre todas las personas entenderías…

―La ‘yo’ en tu cabeza es muy buena, ¿verdad?

La oración estaba llena de suficiente distanciamiento y aislación como para hacerlo llorar.

Cuando Subaru levantó su rostro asombrado, Emilia apartó la mirada y se volteó a otro lado.

Él se preguntaba a quién iba destinada la solitaria sonrisa que se dibujó en sus labios… ¿a él, o, a ella?

Ella continuó, ―Ella lo entiende todo, sin siquiera tener que preguntar. Tu dolor, tu tristeza, tu enojo …los siente todos como si fueran suyos.

―…… ¿Eh?

―…Si no lo dices no puedo entenderlo, Subaru.

Había sido rechazado. Lo habían hecho añicos. Sus ilusiones se habían reducido a polvo.

La única cosa en la que de verdad pensaba que podía creer desde su llegada a ese mundo se desvaneció.

―Yo…

Había arriesgado su vida, aguantado el dolor de ser mordisqueado, se había limpiado las lágrimas y lo había sobrepasado, todo para seguir protegiendo el ídolo que había erguido en su mente.

Y, así, su utopía arbitraria, una que nunca había existido, se derrumbó sin hacer ruido.

Sus labios temblaban. Sus ojos estaban calientes en su interior. Su lengua tenía espasmos. Sus latidos cardiacos eran tan fuertes que podía oírlos.

―Todo… lo que he hecho…

Él levantó la mirada y se encontró con los ojos violetas de Emilia. Estaban llenos de tristeza. Cuando vio su propio rostro reflejado ahí, fue de verdad lamentable y lejos de salvación alguna.

Él levantó la voz chillona con rabia, tanta que la habitación pareció agitarse por ella.

―…¡Llegaste tan lejos gracias a mí, ¿no es así?! ¡Igual que en la bodega de botines cuando tu emblema fue robado! ¡Te salvé de esa asesina serial súper peligrosa! ¡Puse mi cuerpo en la línea! ¡¡Todo porque eres importante para mí!!

Las puntas de sus dedos temblaban mientras sujetaban las sábanas. Sus uñas se clavaron en sus palmas y lentamente brotó sangre. Él continuó enumerando cada acción en la que pudo pensar y que le diera crédito mientras trataba de perseguir su sombra, desde la distancia.

―¡Como en la mansión! ¡Apenas y lo logré allí! ¡Mi cráneo se rompió, mi cabeza salió volando, pero todos en la aldea se salvaron, ¿no es así?! ¡Y las cosas salieron de la mejor manera posible para Ram y Rem, estoy seguro de ello! ¡Eso fue porque yo estaba allí, ¿verdad?!

El hecho de que hubiera salvado a todos en la bodega de botines, y en la mansión …todo eso había sido posible gracias a él. Esas eran las acciones por las que Subaru debería sentirse orgulloso, y por las que debería ser recompensado. Había llegado tan lejos. Había hecho tanto. Añadió…

―¡¡Debes compensarme de alguna manera por todo lo que he hecho por ti…!!

Él gritó porque el significado de todas sus acciones, y los pensamientos detrás de ellas, habían sido refutados. La búsqueda vanagloriada de Subaru por elogios, su deseo continuo de satisfacción, y su deseo egoísta de ser querido, habían sido los extremos inconscientes que lo llevaron por su camino.

Y todo se resumía a una simple palabra definida.

Con una voz vacilante y temblorosa, Emilia le dijo a Subaru, quien respiraba difícilmente con sudor en su frente…

―…Bien.

Sus palabras tenían un tono de aceptación, de resignación, de resolución …en otras palabras, este era el fin.

―Subaru, tengo contigo una deuda increíblemente grande por todas las cosas que has hecho, entonces…

―Sí, es cierto. Es por eso que yo…

―Entonces te lo compensaré todo. Así podremos acabar con esto.

Su declaración, increíblemente clara, levantó la cara de Subaru como si hubiera sido pateada. Y cuando vio que la mirada de Emilia estaba incluso más vacía que antes, se dio cuenta de que sus palabras apresuradas nunca debieron haber sido pronunciadas.

En una rabieta infantil, había pisoteado incluso sus pensamientos más puros, derribándolo todo.

―…Es suficiente, Subaru Natsuki.

Si la relación entre ellos se trataba solo de compensar favores, esa relación acabaría tan pronto como la deuda fuese saldada.

Esa era la única conclusión que podría alcanzar la situación, ahora que él había numerado las cosas que había hecho con la esperanza de darle algo sin la mínima idea de una recompensa.

Incluso desde su primer encuentro íntimo, ella había llamado a Subaru por su primer nombre. Él comprendió demasiado tarde que no podría recuperar el afecto que había perdido.

Ella declaró, ―Rem llegará pronto. Has lo que ella diga. Por lo demás, me encargaré luego, así que…

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Él ni siquiera pudo contestar. Ni había algo que pudiera pedir de ella.

Emilia comenzó a caminar, poniendo distancia entre ellos …distancia física, pero una distancia emocional que era mucho más grande. En ese momento, a Subaru le faltaba el valor para extender los dedos hacia su espalda, o para verla mientras partía siquiera.

Cuando Emilia alcanzó la puerta, abruptamente se detuvo y murmuró.

―Yo…

Hablo con una voz baja como si quisiera decírselo más a sí misma que a Subaru.

―…tenía esperanzas. Pensaba, que solo tal vez, tú… tú no me darías un trato especial, Subaru. Pensaba que podrías verme como a una persona ordinaria, como una chica ordinaria, igual que a cualquier otro…

Esta era la chica que había demandado trato justo en la cámara de la selección real.

A juzgar por su deseo tan escaso, el hecho de ser una semi-elfo debió haberle causado un sufrimiento intenso y prolongado. Pero…

Subaru respondió con un murmullo tranquilo y vacilante.

―Yo… no puedo hacer eso.

Emilia no había hablado ya que quería una respuesta. Por ello, el murmullo de Subaru no fue una respuesta, sino una declaración en beneficio propio.

Pensando en las palabras de Emilia, Subaru negó con la cabeza débilmente.

―Incluso si te deshaces de todas las personas del mundo, no puedo hacer eso. No puedo verte igual que a todos los demás, simplemente no puedo.

Eso, al menos, era una verdad infalible.

Él escuchó las puertas cerrar. El aire se volvió tranquilo de nuevo.

Re Zero Kara Hajimeru Isekai Volumen 4 Capítulo 5 Parte 6

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Dejado solo en la habitación, Subaru se dobló sobre sábanas con su mirada vagando.

Abruptamente, se movió hacia la orilla de la cama. Vio la capucha que había caído en el suelo.

Se estiró, la acercó, y la abrazó. Mientras la abrazaba, sentía como si un trazo calor humano permaneciera cuando todos los demás habían desaparecido. Subaru la estrujó contra su pecho como si tratara de atrapar ese calor para sí mismo.

▬Ese día, por primera vez en ese otro mundo, Subaru Natsuki se quedó realmente solo.

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