Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 11: La Hermana de la Gran Maga

Capítulo 4: ¡Eliminando a este Monstruo Obsceno!

Parte 8

Regresamos a casa después de zanjar el asunto que teníamos pendiente en el gremio. Lo único que queríamos en ese momento era descansar y recuperarnos de nuestro inmenso trauma psicológico sufrido en la misión.

Por cierto, Aqua y Darkness salieron al jardín para echar un vistazo al corral con la esperanza de que jugar con el Emperador Zell pudiera consolarlas.

―Ven aquí un momento, Komekko. Tengo que hablar contigo de una cosa.

Megumin parecía ser la que más rápido se había recuperado, y mientras yo me encontraba tirado en el sofá con la mente en blanco, ella me apartó y dio unos golpecitos en el asiento para que Komekko se acercara.

―No sé muy bien lo que ha pasado, pero Onee-chan parece enfadada, así que no quiero.

―¡Komekko!

La niña vio que algo no iba bien gracias a su poderoso sexto sentido, de modo que Megumin tuvo que continuar desde cierta distancia…

―Escúchame bien. ¿Cuántas veces te he dicho que no debes pedir comida a los desconocidos? Lo hiciste ayer y antes de ayer. ¿Cómo es que una maga carmesí se deja engañar tan fácilmente con comida…?

Megumin, que cuando la conocimos dijo no haber probado bocado en varios días y nos suplicó que le diéramos comida, empezó a regañar a Komekko por un tema parecido.

―Cuando vivía en el pueblo, Onee-chan me dijo que insistiera a cualquier persona que viera para que me diese comida.

―Oye.

No tuve más remedio que inmiscuirme. Entonces Megumin evitó mi mirada.

―Eso era una cosa y esto es otra. En una comunidad pequeña como la aldea de la Magia Carmesí, lo más probable es que te encuentres con alguien conocido. Pero en una ciudad como ésta es todo lo contrario, nunca deberías aceptar como si nada la comida que te ofrezcan los desconocidos. Después de todo no sabemos lo que podrían exigirte luego a cambio.

―No quiero.

Komekko respondió al instante.

―¡Komekko! Esto no es algo a lo que te puedas negar. ¿Qué harás cuando todos se den cuenta de que obedecerás a cualquiera que te ofrezca comida gratis? Si te estoy diciendo esto es porque sé que no te importaría seguir ciegamente a un desconocido.

―Por supuesto que los seguiré y les dejaré que me den de comer.

Al ver que a su hermana le resbalaban sus palabras, Megumin dio varios golpes a la mesa con frustración.

―¡Deja de ser tan tonta y escúchame!

―Onee-chan se enfada muy fácilmente.

Megumin se levantó en ese momento y Komekko salió corriendo por su vida.

―¡Quieta, Komekko, correr no te servirá de nada! ¡Hoy te voy a enseñar una lección que no olvidarás nunca!

Pero la pequeña ya había llegado a la cocina. Con un chasquido, la puerta quedó bloqueada desde dentro.

―¡Komekko, saca tu trasero de ahí ahora mismo o no habrá cena para ti!

―Saldré cuando no quede nada de comida aquí.

Así que ésa es su estrategia; no eligió encerrarse en la cocina porque sí.

―¡Deja de decir tonterías! Si no abres la puerta, ninguno tendremos cena. Deberíamos empezar a prepararla ya, así que abre… ¡Komekko, te estoy oyendo comer! ¡Deja de comportarte como una niña caprichosa y sal! ¡Si no te prometo que echo la puerta abajo!

―No creo que haga falta derribar la puerta de la cocina por una simple riña entre hermanas.

Como ninguno íbamos a poder cenar si Komekko no salía de su encierro en la cocina, intenté ayudar a Megumin para persuadirla.

―Pero Kazuma, si no le enseñamos a hacer las cosas bien ahora, en el futuro se comportará de la misma forma y nos arrepentiremos. No nos podemos permitir que llegue el momento en que sea demasiado tarde.

Es verdad, la sacerdotisa del Culto de Axis Cecily también habló sobre cómo Megumin, cuando era una niña, la siguió obedientemente a la iglesia con tan sólo mencionar la palabra comida. Así fue cómo se conocieron.

―No se puede convencer a alguien cuando tú misma eres una persona que “fue corregida” demasiado tarde.

―¡Oye, si lo que quieres es pelea, estoy totalmente dispuesta!

―¡Dale duro, Onii-san!

―¡Komekko! ¡Incitar a una pelea cuando estás escondida es de ratas! ¡Vamos, sal de ahí de una vez!

¿Esta relación entre hermanas se considera buena o mala? …Bah, sólo los hermanos que se llevan muy bien pelearían entre sí de esa forma, ¿verdad?

―¡He encontrado un trozo enorme de chocolate en la despensa!

Pudimos escuchar la voz animada de Komekko dentro de la cocina mientras lo revolvía todo. Entonces, la expresión de Megumin cambió en un instante.

―¡¿Komekko?! No te puedes comer eso, lo había preparado específicamente para… ¡Komekko, ahora entiendo tu posición! ¡Te prometo que ya no estoy enfadada, así que sal, por favor! ¡Hagamos las paces!

Escuché la entrañable conversación entre las dos hermanas.

―Saldré en cuanto me termine esto.

―¡Komekko~!

Y una vez más experimenté lo genial que eran las hermanas pequeñas.