Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 11: La Hermana de la Gran Maga

Capítulo 2: ¡Castigando a este Compañero de Casa!

Parte 3

Me coloqué justo debajo de la ventana de Megumin y disparé el gancho hacia el tejado. Para minimizar el ruido, lo que hice fue apuntar a la esquina más alejada de la casa. Lo mejor era que a esa distancia sería imposible fallar con una combinación de Tiro Certero y Clarividencia.

El gancho con forma de ancla se asió perfectamente al tejado. Comprobé que la cuerda estaba bien sujeta dándole unos fuertes tirones. Después escaneé el perímetro, y no vi ningún signo de alerta dentro de la casa. Me di la vuelta para dar la señal a Vanir; iba a comenzar la escalada.

El siguiente paso es subir por esta cuerda hasta la habitación de Megumin… Subir hasta…

―…¡Ufff… uuff…!

¡Escalar sin magia de apoyo era increíblemente difícil! Ya fuera porque la cuerda era demasiado resbaladiza o porque sencillamente yo era demasiado débil, solo los primeros metros me estaban costando una barbaridad. Aun así, me aferré a la cuerda con todas mis fuerzas y tras un rato conseguí llegar a mi objetivo. Me mantenía sujeto al cabo con la mano izquierda mientras que me agarraba al filo del tejado con la derecha. Respiré profundamente, y tras calmarme un poco, llamé a la ventana. Poco después, Megumin abrió las cortinas y me vio; incluso sonrió ligeramente.

Era como una ilusión. Megumin parecía estar contenta con la escena que tenía ante ella. Quitó el seguro de la ventana, la abrió, y de repente…

―¡Revisión de cuartos! Megumin, ¿sigues despierta como te dije? ¡He tenido el presentimiento de que ese hombre intentará colarse en alguna de sus habitaciones más o menos sobre esta hora! Puede que durante estos días pasen algo de sueño, pero deben intentar adaptarse, ¿vale?

Pude escuchar la voz de Aqua en la habitación de Megumin.

¡De todos los momentos que ha podido y debido usar sus neuronas, ¿por qué tiene que hacerlo justo ahora…?! ¡¿Cuántos problemas nos habría ahorrado si hubiera tenido estas habilidades predictivas antes?!

Al oír la conmoción, Megumin cerró las cortinas con nerviosismo.

―Estoy despierta, Aqua. Todo está bien, aquí no hay ningún problema. ¿Por qué no te tomas un descanso tú también? Además, no creo que sea tan malo dejarlo entrar; después de todo, Kazuma parece haber perdido sus recuerdos. ¿No crees que deberíamos ser un poco más amables con él…?

Seguido inmediatamente del comentario de Megumin, la puerta se abrió violentamente.

―¡Ni en broma, Megumin! ¡Ese asqueroso marginado se merece tolerancia cero! ¡Ahora lo entiendo, tú eres de ese tipo de chica que recorrería mil kilómetros andando por el hombre que ama aunque no sea más que un completo patán y un saco de basura! ¡Y no importa cuántas veces juegue con nuestros sentimientos, siempre querrás perdonarlo por lástima…! ¡Eso es lo que mis ojos capaces de verlo todo me están diciendo!

―¡¿D-D-D-De qué estás hablando?! ¡E-Eso no es cierto, para nada…!

Las acusaciones de la diosa hicieron que Megumin entrara en modo pánico. Entonces, Aqua hizo un “umf” y se encogió de hombros como si ya hubiera oído suficiente…

No, déjalo, por favor. ¡Normalmente me alegraría tener la oportunidad de escuchar más sobre ese tema, pero por favor, olvídalo ahora!

―Megumin, Megumin, dime que ni en sueños tú…

―¡¿Qué?! ¡¿Ni en sueños qué…?!

Mientras las dos se estaban tomando su tiempo para discutir, la cuerda empezó a volverse cada vez más resbaladiza por culpa del sudor de mi mano.

¡Llevo ya mucho tiempo colgado, las manos me están empezando a temblar…! ¡¿No podemos dejar estos dramas románticos para más tarde?!

―¡Megumin… tú! ¡Ese delincuente, Dust, ¿es posible que tú y él…?!

―En absoluto.

¡Que se joda!

A mis manos sudorosas les costaba cada vez más agarrarse a la cuerda y al alféizar de la ventana. Empecé a escurrirme y perdí el equilibrio.

¡Maldición, que alguien me ayude!

Y la persona que contestó a mi grito interno… no fue ni la autoproclamada diosa inútil ni la diosa que se comportaba como tal y a la que solo veía cada vez que moría.

―¡Muajajaja! ¡Muajajajaja! ¡Salga, salga de adentro y pelee, diosa del retrete! ¡Esta noche la luna se ve flamante, un momento de valor incalculable para este grandioso servidor, cuyo poder mágico se encuentra en su punto álgido! ¡Como Duque del Infierno que soy, he venido aquí para enviarla de vuelta a de dondequiera que usted haya venido!

El perpetuamente impasible e inmortal asistente de la tienda de objetos mágicos anunció su presencia desde la puerta principal de la mansión.