Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 10: La Mejor Apuesta del Mundo

Capítulo 5: ¡Poniéndole Fin a esta Conspiración!

Parte 3

“Puedes dejar el resto a tu hermano mayor”. Después de decirle eso a Iris, continué con un “confía en mí, tengo una buena idea”.

―Serás… ¡Después de haber dicho algo tan genial me esperaba que se te hubiera ocurrido algo bueno, pero al final resulta que es lo mismo de siempre!

La explicación es muy sencilla: sí, fuimos al casino. Mi plan era ganar todo el dinero que necesitaba nuestro país en las apuestas solo que haciendo uso de la suerte con la que me había reencarnado en este mundo. En realidad ni siquiera debía considerarse un plan, ya que no podía asegurar de ninguna forma que fuese a funcionar. Darkness estaba especialmente enfadada conmigo por haber propuesto este método, pero como tampoco había otra cosa que pudiéramos hacer a estas alturas, no tuvo más remedio que ceder.

―Protesta todo lo que quieras, pero creo que tenemos una alta probabilidad de éxito.

―¡¿Y qué te hace pensar eso?! ¡Apostar dinero para ganar más dinero, especialmente cuando más nos hace falta, obviamente está mal, ¿no?! Perdóneme, Iris-sama, fui una estúpida por haber confiado en este hombre…

Pero Iris negó con la cabeza después de escuchar las cosas tan irrespetuosas que había dicho Darkness sobre mí.

―No, Lalatina, yo también pienso que es una buena idea.

―¡¿I-Iris-sama?!

La caballera sucumbió a la desesperación después de esa respuesta inesperada.

―Iris-sama, piénselo detenidamente, por favor. Ha arriesgado su vida con el fin de obtener la recompensa por matar al dragón y por el dinero que valían sus restos. Es verdad que toda esa cantidad aún se encuentra muy lejos de la que esperábamos conseguir con los fondos adicionales de Elroad, ¡pero comparado con nuestra anterior situación en la que estábamos desesperados, esto es…!

Darkness remarcó los logros de la princesa e intentó hacer que reflexionara sobre mi plan. Sin embargo, Iris le tomó las manos con dulzura y contestó.

―Lalatina, la arcipreste del Culto de Axis, Aqua, dijo una vez: “como de todas formas no tienes nada que perder, ve a por ello e inténtalo. Y si fracasas, entonces simplemente sal corriendo”.

―¡Iris-sama, esa forma de pensar está totalmente equivocada! ¡No se deje mal influenciar por el Culto de Axis!

―Iris, no te conviertas en una chica cabezota como Darkness, ¿vale? Estamos en un casino, un lugar que está pensado para que la gente se divierta.

―¡Imbécil, ¿qué quieres decir con que soy una chica cabezota!

Ignorando a Darkness, que había empezado a poner peros como siempre, cogí la bolsa con la recompensa que llevaba Iris y se la entregué al cajero del casino para que me cambiara todo el dinero por un enorme montón de fichas.

Primero tengo que hacer callar a esta pesada, y luego una vez que consiga eso no creo que tenga más problemas. Después de todo soy amigo de la auténtica Diosa de la Fortuna.

Me senté delante de una mesa de ruleta y aposté en la primera jugada aproximadamente una tercera parte de las fichas. La expresión de Darkness y de todos los presentes se puso tensa en ese momento, pero en cambio, Iris observaba la escena en silencio y con aparente serenidad. La cara de mi jefa, a la que curiosamente le gustó participar en el concurso de belleza, apareció en mi cabeza; seguramente se encontraba velando por mí en ese momento. Pensé que debía dar un poco de tranquilidad a mi hermana pequeña, de modo que…

―Iris, te lo voy a repetir una vez más: los juegos están hechos para divertirse. Piensa que en una situación como esta no tienes más remedio que pensar de esa forma. Esa es la frase favorita de una amiga mía que tiene incluso más suerte que yo…

Aposté todas las fichas al rojo. Recé durante un instante a la diosa adorable y al mismo tiempo un poco traviesa para que me prestara sus poderes y alcé la voz para que se pudiera escuchar incluso en los cielos, donde ella vivía.

―¡Hagámoslo!

***

Se formó una pared enorme de gente cuando todos los visitantes del casino se reunieron en torno a la mesa de la ruleta.

―¡Ajajajajaja! ¡Hemos ganado! ¡Hemos ganado otra vez! ¡Y todo gracias a la terrorífica suerte de Kazuma-san! ¡Mientras estemos en un casino, te seguiré hasta el final de mis días!

―¡Oye, no pongas tus fichas en el mismo lugar que yo! ¿Qué harás si mi buena suerte se escapa por tu culpa?

Estaba siendo una victoria aplastante contra la banca. Aunque el crupier ya no podía aguantar más las ganas de llorar, no había ninguna razón para que me detuviera tan pronto.

Después de haberme visto ganar tantas veces, ahora Darkness se mostraba mucho más servicial. Me giré a ella para pedirle una cosa…

―Tú, tráeme un poco más de café.

―¡S-Sí, ahora mismo!

Desde hacía un rato me había estado sirviendo como una camarera trayéndome café, el cual yo utilizaba para mantenerme atento. En el momento que gané mi primera apuesta soltó un suspiro de alivio; en la segunda ya respiraba con más tranquilidad y su expresión se había relajado.

―¡Aquí lo tienes! ¡No, mejor dicho, aquí está su café, señor! ¡Por favor, disfrútelo!

―Buen trabajo— en la tercera dio un grito de asombro, y ya tras la cuarta y quinta vez que gané, empezó a ponerse juguetona conmigo.

―Disculpe, estimado caballero…

En la séptima y octava victoria consecutiva, el crupier de la ruleta me miraba con temor y respeto.

―¿Um? ¿Qué ocurre? No me irá a decir que ya no tiene más fichas para seguir pagando, ¿verdad? Después de todo, cuando alguien empieza a apostar mucho y va perdiendo, ustedes no le recomiendan que deje de jugar, ¿no?

Metí la mano en mi bolsa y saqué una ficha que tenía el valor más alto de todas las que daba el casino.

―Bueno, creo que ya ha llegado el momento de aumentar la apuesta. Si recuerdo correctamente, al acertar el número y el color que saldrá en la ruleta, la cantidad de veces por la que se multiplica lo apostado se dispara, ¿verdad?

―¡Estimado caballero! ¡P-P-Por favor, deje de apostar aqu~!

El gerente del casino, que había estado observando mi mesa desde la distancia, se lanzó corriendo hacia mí con la cara pálida. Si hubiese sido un negocio privado me habría sentido algo avergonzado, pero este precisamente era un casino que pertenecía al estado. No importaba cuánto dinero consiguiera quitarles de las manos, porque los únicos que llorarían al final serían solo el príncipe y el primer ministro, los que tenían los cargos políticos de mayor rango.

Me bebí ostentosamente la taza de café que Darkness me había traído y en ese momento saqué los collares que me señalaban como amigo de dos de las familias nobles más importantes de Belzerg.

―Eh, ¿sabes lo que es esto?

―¿…? …¡P-Pues las insignias de dos familias aristocráticas de nuestro reino vecino, en concreto la Casa de los Dustiness y la Casa de los Sinfonía!

La cara del director palideció aún más.

―Así es, cuento con el apoyo de estas dos grandes familias. ¿Acaso sabes lo que significa eso? Si no me permite seguir apostando, entonces hablaré con ambas familias y podríamos llegar a tener problemas internacionales.

―¡Guh…!

Je, me parece que he ganado.

―¡Increíble, Onii-sama! ¡Me habían contado que tu suerte era descomunal, pero nunca me imaginé que llegaba hasta este punto! Si tienes una suerte tan buena, en vez de haber sido aventurero, tendrías que haberte dedicado a amasar fortunas jugando en los casinos, ¿no crees?

Iris me agarró de las manos emocionada y me felicitó por mi gran suerte.

Vivir de mis ganancias en los casinos… No es que no lo haya pensado antes, pero si alguien como yo, un simple aventurero debilucho con tendencia a meterse en problemas, ganara mucho dinero en los casinos, entonces mi vida seguro que estaría amenazada constantemente. Además, esto solo tendría sentido si lo hiciera de forma ocasional, ya que si ganara una fortuna todos los días pensarían que estoy haciendo trampas de alguna forma. Por otro lado, si tuviera tanto dinero como para cumplir mis deseos sin control, probablemente mi situación no terminaría siendo muy decente. La razón por la que puedo hacer esto es gracias al apoyo que me han brindado esas dos chicas nobles de buenas familias y la princesa del reino, aparte del hecho de intentar ganar dinero para una causa justa como es luchar contra el ejército del Rey Demonio. Estoy seguro de que si no fuera así, Eris-sama ya habría intervenido para darme una lección.

―No, la verdad es que no me gustaría vivir de las apuestas. Para poder derrotar al Rey Demonio es mucho más conveniente que siga trabajando de aventurero.

Cuando dije esa frase tan noble, Iris me miró con ojos de respeto.

Coloqué una cesta llena hasta rebosar de fichas en la casilla del seis negro además de la ficha de enorme valor en el mismo color. En ese momento, todos los espectadores que habían estado siguiendo mi juego con curiosidad empezaron a formar barullo.

―¡Ahora, terminemos con esto!

¡El crupier, que se sentía presionado por mi imponente presencia, cogió una bolita con sus manos sudorosas…!

―¡Yo también las pondré aquí, ¿vale?!

―Ah.

Aqua colocó sus fichas en la misma casilla que yo antes de que pudiera detenerla. Al mismo tiempo, la bolita se aceleró dentro de la ruleta y comenzó a dar vueltas.

―¡Pero serás…! ¡Te dije que no pusieras nada! ¡Esto no es un juego para pasar el rato, ¿te enteras?!

―¡¿Por qué no puedo jugar como estás haciéndolo tú?! ¡Apestoso nini marginado! Desde que llegamos a la ciudad no he hecho más que perder, así que déjame compensar un poco ahora…

La bola disminuyó su velocidad mientras regañaba a Aqua…

―Rojo cinco, impar y falta.

―¡¿Lo veeeeeees?!

―¡Guaah~! ¡Mis ahorros, lo he perdido todo…!

Llamé a Darkness y le pedí que se llevara a Aqua de mi mesa.

―¡Oye, Darkness, por favor! ¡Escúchame bien, Aqua, si no me dejas ganar mucho dinero aquí no podré comprarle un regalo al Emperador Zell! ¡Te daré una parte cuando termine de arruinar la banca del casino, así que déjame en paz por el momento!

―¡Ven aquí, Aqua, yo te compraré un regalo! ¡El futuro de mi país está en juego, ¿sabes?!

Solo pude tranquilizarme de nuevo cuando vi a Darkness llevándose a Aqua arrastrándola.

Ahora que la mala suerte de esa diosa se ha ido con ella, las cosas deberían volver a la normalidad.

―¡Kazuma, Kazuma, para recuperar todo el dinero que teníamos antes de esta apuesta tendremos que ir con todo! ¡Vamos, apuesta todas tus fichas de una sola vez!

―No quiero. A diferencia de ustedes, yo soy una persona prudente, incluso con la suerte que tengo. ¡Ah, ¿qué estás haciendo con mis fichas?! ¡Darkness, llévate a esta mocosa también!

Cuando Darkness regresó a la mesa y se llevó a las dos chicas por la fuerza, hice una apuesta sobre el número ocho.

―¡Esta vez no fallaré!

***

Llegada la noche…

―Kazuma-san, Kazuma-san. Hoy has estado genial. En realidad debí haberte dicho eso hace mucho tiempo…

―Da igual lo que digas, porque no pienso darte ni siquiera un poco de lo que he ganado, ¿vale? Además, si te diera dinero lo perderías al momento en el casino… Oh, vaya, veo que ya están aquí.

Nos disponíamos a regresar al hotel después de nuestra victoria aplastante, pero…

Bueno, no puedo decir que sea algo inesperado.

―Eh, tú, ¿te importaría acompañarnos un momento?

Dos hombres enmascarados me cerraron el paso, y en vez de asustarse, Iris me miró con respeto.

―¡Alucinante, Onii-sama! ¡Y pensar que has podido predecir algo así…!

―Sí, ¿verdad? Ha pasado exactamente lo que dije: “prepárense porque vienen a por nosotros”. A estos dos los ha contratado el casino, ahora verán.

Los dos hombres reaccionaron negando con la cabeza al oír mi conversación con Iris.

―¡T-Te equivocas! ¡Somos asaltantes que hemos venido a por ti nada más enterarnos del botín que te has llevado esta noche! Sé obediente y deja el dinero aquí, si no descubrirás un nivel de dolor que desconoces. No te preocupes, tu vida está…

Saqué el cable que se utilizaba con el conjuro Atar sin hacerles caso.

―¡Vale, chicas, capturen a estos sujetos y después usaremos el detector mágico de mentiras para que nos den pistas! ¡Es la oportunidad perfecta, ya que como tienen el apoyo del casino, podemos tratar este robo de forma desproporcionada y obligar al príncipe que asuma la responsabilidad! ¡A lo mejor incluso sacamos un extra para los fondos que necesitábamos!

Al escuchar mi idea, no solo los hombres que teníamos delante, sino que también las chicas se quedaron con la boca abierta.

―K-Kazuma, tú… ¿Por eso dijiste que cuando saliéramos del casino teníamos que pasar por un callejón oscuro y desierto? Ah, entonces por eso también le pediste a Aqua que usara su magia de apoyo en nosotros y que todas fuéramos completamente armadas para salir…

Los asaltantes dieron varios pasos hacia atrás después de escuchar las suposiciones de Darkness y empezaron a susurrar entre ellos.

―Oye, ¿no crees que esto se ha puesto muy feo para nosotros? No puedo evitar pensar que nos han tendido una trampa, pero…

―Olvídate de eso, ¿no es esa chica de ahí una miembro del Clan de la Magia Carmesí? Pero además de ella hay otras dos con pelo rubio y ojos azules, lo que significa que…

―¡Es verdad, son nobles! ¡Y todos tienen grandes habilidades en combate, ¿sabes?!

Oh, no puedo permitir que se nos escapen.

―Parece que quieren huir. ¡Esos dos son una mina de oro, no dejen que se vayan bajo ningún concepto! No hace falta que se contengan, ¿de acuerdo? ¡Si sucediera lo peor, siempre tenemos a Aqua y su magia de resurrección para arreglarlo!

Cuando le grité a las chicas para que los atraparan…

―¡Corre! ¡Esta gente solo nos dará problemas, incluso han dicho que una puede usar Resurrección! ¡No creo que nos estén engañando, si fuera tú saldría ahora mismo!

―¡No dejes que te cojan! ¡Corre, corre!

―¡Espera, no me dejes atrás!

Como pensaba, el casino los había contratado para recuperar el dinero.

Salieron corriendo sin dudarlo ni un segundo.

―…Oye Kazuma, ¿no crees que te has pasado un poco con lo de Resurrección y todo eso? Solo digo.

―Para nada, me imaginaba que si decía esas cosas delante de ellos, se asustarían y se largarían corriendo. Quiero decir, yo no tendría valor para llevar a cabo ese plan tan mezquino que he comentado antes… Eh, ¿qué pasa? No me miren así. ¡Se los digo en serio, basta!

Me dejaron atrás mientras trataba de explicarme desesperadamente.