Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 9: El Destino Carmesí

Capítulo 5: ¡Sellando el Destino de esta Diosa Malvada con una Explosión!

Parte 10

¿Cómo he llegado a esta situación? ¿Por qué me está pasando esto de repente? ¡No, cálmate, Kazuma! Es la Megumin de siempre, la misma chica rarita que tú conoces, eso es todo…

Pero no pude controlar mi necesidad de continuar.

Empecemos con una presentación: me gusta el manga, me gustan las novelas ligeras, los videojuegos y sobre todo los animes de amor. Cuando disfrutaba de esas maravillosas cosas en el pasado, casi siempre solía pensar “¡¿por qué el protagonista no intenta hacer nada con esa preciosa chica?, si ella ya no puede ser más clara! ¡Y además, no es que seas homosexual o impotente ni nada de eso! Si fuera yo, ya me habría entregado a ella hace mucho tiempo”. Pero ahora, era yo el que se encontraba en la misma situación que los protagonistas masculinos de los mangas. Fue en ese momento cuando lo entendí todo, así que por favor, perdonenme por contaros todas estas cosas.

En ese momento estaba siendo abrazado por una chica joven encima de una cama, y hacía solo unos instantes se había confesado conmigo. Por favor, decidme qué debería haber hecho.

Megumin me abrazó con más fuerza, pero no fue como el abrazo de un oso; era como si estuviera intentando transmitirme algo directamente al corazón, y esa clase de contacto físico era una parte del proceso.

…Ahora estoy metido en un problema, ¿verdad? En esta situación, cualquier pequeño movimiento, cualquier impulso de valentía, es lo único que haría falta para cruzar la línea. ¡No, no, no, no puedo cruzarla! ¡Si lo hago, entonces estaré acabado! ¡Tranquilízate y piensa, Satou Kazuma! ¡Piensa! Esto no es muy distinto de esa vez que estuve con Darkness. En aquel entonces, ella pensaba que se casaría sin remedio y por eso yo me convertí en su último recurso. ¡No, pero ahora la chica en cuestión ha venido aquí voluntariamente! ¡Como todos los integrantes de nuestro equipo viven bajo el mismo techo, si Megumin y yo hacemos esa clase de cosas, no sé qué pasaría entonces…! ¡Esto es malo, esto es muy malo! ¡Seguro que esta chica ha comido algo en mal estado o se ha dado un golpe en la cabeza…! De acuerdo, de acuerdo, ya está, Kazuma. Vamos a intentar no anticiparnos demasiado. Sí, ahora mismo tan solo me está abrazando y lo único que ha dicho es que le gusto.

Pude sentir cómo mi cabeza se estaba recalentando por momentos. Reuní el valor para susurrarle todo lo que tenía en la mente y hablé con voz ronca.

—S-Si sigues comportándote así, te vas a convertir en una mujer de mala reputación cuando crezcas. No puedes haces estas cosas como si fuera lo más normal del mundo, ¿lo entiendes? Escúchame bien, si te tumbas al lado de un hombre y lo abrazas, su cosa se pondrá fuera de control y él no será capaz de contener sus impulsos. Por favor, de aquí en adelante piénsatelo un poco antes de decir cosas como “me gustas”. Por suerte para ti, yo soy un hombre hecho y derecho con una mente de acero. Si hubiese sido otro tú ya estarías…

Megumin siguió respirando sobre mi pecho durante el tiempo que duró mi discurso. Traté de ignorar esa sensación cálida y le dije todo lo que debía con toda la modestia que pude. Entonces Megumin volvió a reírse.

—…¿Cuando crezca, dices? ¿De qué estás hablando?

Se acercó todavía más a mí, si es que era posible, y me habló en voz baja.

—Ya tengo casi quince años, ¿sabes? Prácticamente soy una adulta.

Debería dejar de pensar tanto.

Coloqué mi mano derecha sobre su cabeza y sentí su precioso cabello recién lavado entre mis dedos. A continuación empecé a pasarlos de arriba a abajo como si mi mano fuera un peine. Megumin continuó acercando su cabeza hacia mí, llevó su mano izquierda a la mía y empezó a acariciarme el pelo como estaba haciendo yo. Poco después puse los brazos por detrás de su espalda y abracé aquel cuerpo pequeño, algo a lo que Megumin reaccionó soltando un profundo suspiro de aparente relajación.

…Para ser virgen, creo que de momento lo estoy haciendo bien. ¿Pero ahora qué hago? Por favor, que alguien me diga cómo tengo que continuar. ¿Debería intentar ir a por el beso? ¡Maldición, piensa en las simulaciones que he hecho usando el servicio de súcubos!

Durante el momento de silencio que me sentí indeciso, Megumin y yo permanecimos abrazados y acariciandonos el pelo del otro. Su cabello fresco y húmedo me resultaba realmente tranquilizador. Cuando me decidí, deslicé mi cabeza por debajo de las sábanas para poder estar cara a cara con ella en la oscuridad.

Así no puedo ver su expresión.

Usé Visión Nocturna y Clarividencia y pude ver perfectamente el contorno de su cara. Me las había arreglado para llegar hasta esa situación siguiéndole la corriente, pero seguía ignorante sin comprender por qué pasaba esto sin anticiparlo. Era como si casi me diera un infarto, pero al mismo tiempo mi corazón estaba lleno de emoción por lo que se avecinaba.

Me duele el pecho y mi corazón está latiendo como loco; ¿es esto lo que llaman amor? ¿Ha empezado a gustarme sin que me diera cuenta?

La velocidad de mis latidos no estaba causada por mis impulsos sexuales, de modo que pensé y pensé y finalmente llegué a una conclusión.

No hay problema, tengo una casa y tengo dinero. Seguro que podré vivir perfectamente con Megumin.

Entonces ella empezó a tirar de mí. Nuestras cabezas se encontraban casi pegadas y su cuerpo ya no podía estar más próximo. Sus labios se acercaron a mi barbilla… Cada vez que respiraba, el aire caliente de sus pulmones se estrellaba contra mi cuello.

¡Ahora tengo que buscar sus labios…!

—¡Megumin! ¡¿Dónde estás, Megumin?! ¡¿Andas por aquí?!

¡Maldita sea! ¡Sabía que esto iba a pasar!

Saqué mi cabeza rápidamente de las sábanas en respuesta a la voz de Aqua, que se escuchaba por el pasillo. Al otro lado de la puerta se podía oír el ruido de alguien corriendo a toda prisa, y en ese momento no sentí otra cosa más que una rabia intensa por las personas como Aqua que nunca eran capaces de leer el ambiente. Sin embargo conseguí calmarme un poco gracias a la presencia de Megumin, incluso diría que me sentí relajado.

Mm, si dejo que estas cosas me afecten seguramente me arrepentiré, después de todo, Megumin hoy está un poco rara y no creo que esto vuelva a suceder otra vez. Aunque por otro lado, si cruzo la línea con ella, la relación que tengo con todas las demás se verá en peligro. Pero no, ¿no lo dijo Megumin mientras estaba haciendo los amuletos? “Por supuesto. Todos estos amuletos guardan mi deseo de que todos podamos estar juntos para siempre… Yo también te estoy agradecida, Aqua. Por favor, quedémonos juntas toda la vida”. Da lo mismo, aunque cruce la línea podremos seguir estando juntos, o no, porque lo que Megumin desea es que vivamos en armonía para siempre. Entonces hasta aquí es suficiente, ¿no? De todas formas aún es demasiado pronto para hacer estas cosas con una chica que ni siquiera ha compartido una cita conmigo.

—Aqua, ¿has visto a Megumin por esa zona?

Decidí salir de la cama al escuchar la voz de Darkness, sin embargo, Megumin me detuvo tirándome del brazo con fuerza.

…Eh. ¿Quiere continuar a pesar de que todas la están buscando fuera?

—M-Megumin, Aqua y Darkness te están… ¿E-Estás de acuerdo con seguir adelante?

Tuve mis dudas, pero al final volví a tumbarme en la cama. Aunque le había hecho esa pregunta, ella no me soltó de su abrazo y tampoco dijo nada.

—Um, supongo que quiere estar sola un rato. A mí también me gustaría… Estoy segura de que tuvo que ocurrir algo entre ella y Wolbach hace mucho tiempo…

La voz de Yunyun se oyó a través de la puerta.

—Es posible… Mm, bueno, no creo que haya ningún problema siempre y cuando no salga del hotel… Pues nada Aqua, vayámonos a dormir sin ella.

—Eh~, yo quería jugar al póker con las tres…

Megumin y yo nos encontrábamos envueltos en los brazos del otro, y partir de ese momento no volví a prestar atención a la conversación que se estaba produciendo al otro lado de la puerta. Como ninguno de los dos tenía el valor para dar el siguiente paso, lo único que pudimos hacer fue imitarnos el uno al otro permaneciendo en esa postura.

Es igual, si ya hemos llegado tan lejos, al menos me gustaría continuar con ello para ver este error hasta el final. ¿Relaciones entre compañeros? ¿Mi relación con las demás se verá comprometida? ¿Por qué deberían importarme esas cosas? Sí, antes de intentar ir a por el beso debería decirle algo. Megumin ya ha dicho que le gusto, así que yo también debería decirle lo que siento.

—M-Megumin. Umm, has dicho que te gusto, ¿verdad? Bueno… umm… ¡creo que tú también me gustas!

¡Ya está, lo he hecho! ¡Ahora puedo seguir adelante y hacer lo que me apetezca!

Justo cuando pretendía comenzar esa revolución contra mí mismo, Megumin…

—…¿En serio? ¿Y qué cosas te gustan de mí?

Tuvo la cabeza agachada hasta ahora, pero entonces la levantó para mirarme directamente con unos ojos llenos de expectación. Como yo no era precisamente un experto en mujeres, no fui capaz de pensar en algo romántico que decirle.

—…Um, bueno, cosas como… la magia de explosión y todo eso… ¿no?

—Si en realidad no tienes nada que decir, ¿crees que con soltarme esa tontería de la magia de explosión vas a mejorar las cosas?

La mirada de Megumin pasó de ser dulce a una seria.

Maldición, no debí haber hecho algo a lo que no estoy acostumbrado. Ahora la he cagado pero bien… ¿Por qué tengo la habilidad de cargarme estos ambientes tan románticos? Quizás alguien me haya maldecido para que siga siendo virgen durante toda la eternidad.

Pero entonces, cuando pensaba que Megumin ya no estaba de humor para continuar, enterró su cara en mi pecho y se rió.

—Me encanta ese lado tan sincero que tienes, Kazuma. Sabes perfectamente dónde están tus límites, y cuando nos topamos con enemigos muy poderosos nunca intentas hacerte el machito ni nada parecido, ni siquiera protegernos a nosotras las chicas. En vez de ello utilizas abiertamente a Darkness como escudo. Además, no tienes agallas para hacer nada cruel o malvado, aunque tampoco tienes la necesidad de actuar con justicia. Haces cosas malas cuando nadie está mirando y otras buenas cuando lo crees conveniente; eres contradictorio, sincero y en definitiva una persona normal.

…¿Eh? ¿De verdad me está haciendo un cumplido?

—Si tienes deudas trabajarás duro para pagarlas, pero si consigues una fortuna dejarás de esforzarte. Si estás de buen humor te muestras amable con los demás, pero si es al contrario, entonces te cebas con el primero que pase por delante. Parece que piensas en tus compañeras, pero al mismo tiempo no dudarás en dejar que nos quedemos con la peor parte de cualquier tarea. Aunque visto desde fuera pareces muy inteligente y adaptable a cualquier situación, a veces haces cosas increíblemente estúpidas…

Oye, déjalo.

Megumin vio mi expresión ligeramente molesta y volvió a reírse.

—Y ya por último diré que me encanta la persona que siempre se queja de todas las cosas por muy pequeñas o triviales que sean pero que al final opta por ayudar a cualquiera que lo necesite. Aunque no quieres ser directo con nosotras, puedo ver que en el fondo tienes un corazón amable y bondadoso. Cuando llega el momento de entrar en acción, te acobardas y prefieres no hacerlo, justo como te está pasando ahora. No sabes actuar con elegancia y en ocasiones cometes errores justo en el momento crucial, pero esa es la persona que me gusta.

Sonrió mientras me decía todas esas cosas y cuando terminó deshizo su abrazo para rodearme el cuello con las manos. Con la luz de la luna brillando a su espalda, Megumin cerró los ojos. Al verla de ese modo no pude evitar sentir la necesidad de imitarla.

¿De verdad esto es lo correcto? Creo que si sigo así, puede que funcione. Sí, al fin y al cabo estoy en un mundo diferente. En Japón todavía seguiría siendo un estudiante, pero aquí, donde la esperanza de vida de la población es bastante baja, ya se nos considera adultos. Megumin ya está en edad de casarse, así que no hace falta decir nada más sobre si está bien o no dar el siguiente paso. Muy bien, tomaré esta responsabilidad.

Mientras acercaba mis labios lentamente hacia los suyos con decisión… vi unas lágrimas saliendo de los ojos cerrados de Megumin.

—…¡Oye, oye, no hace falta que lo hagas si no quieres! ¿Estás segura de que te gusto o es que aún es demasiado pronto para ti? ¡Yo soy un caballero y no tengo inconveniente en esperar a que estés preparada, ¿sabes?! ¡En principio soy un hombre que puede permitirse muchas cosas, tanto en términos de dinero como de experiencias románticas…!

Megumin empezó a llorar de repente pero esta vez con más fuerza, y como respuesta me puse a soltar frases estúpidas que ni yo mismo pude entender.

—¡Ah! ¡N-No, esto es por…!

Megumin se recompuso rápidamente y se limpió las lágrimas con los dedos. Después respiró profundamente unas cuantas veces y por fin pareció calmarse.

—…Por cierto, ¿por qué has venido a mi habitación?

Le hice aquella pregunta justo cuando el reloj marcó las once en punto.