Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 9: El Destino Carmesí

Capítulo 1: ¡Disfrutando de Estos Pacíficos Días!

Parte 2

Cuando el Festival de Acción de Gracias llegó a su fin, la ciudad regresó a la normalidad. Ahora Axel se había convertido en el territorio sagrado donde la diosa Eris hizo su aparición y descendió al mundo de los mortales, de modo que la ciudad acabó siendo un lugar de peregrinación. Pero después de un tiempo, esa moda pasajera también se terminó y los peregrinos ya solo se podían ver en contadas ocasiones.

Fue más o menos durante esta época cuando Megumin me invitó a pasarme por su habitación, pero cada noche desde que me lo propuso surgía algo que me impedía hacerlo; ya estaba empezando a significar un problema.

Primero fue la noche en que Aqua propuso celebrar una fiesta entre nosotros. Al día siguiente, Aqua arrastró a Megumin a su habitación y las dos estuvieron jugando con la consola portátil durante toda la noche. Al siguiente, Megumin dijo algo muy extraño: “aquí en Axel, nosotras somos damas de clase alta, así que a partir de ahora deberíamos hacer reuniones solo de chicas”, entonces salió con Aqua y no volvieron en toda la noche. A partir de ese día, la inmensa mayoría de su tiempo lo pasaban juntas…

…¿Debería dejarla atada esta noche para que no pueda salir?

Después de acabar el desayuno consideré la opción de hacer eso mientras observaba a Aqua, que a su vez miraba con unos ojos llenos de ternura al Rey Zel sobre su regazo.

Mientras tanto, Darkness, cuya habilidad para preparar té era la única cosa que yo aceptaba de ella, había ido a la cocina para hacernos unas tazas después de terminar su desayuno. Aqua empezó a acariciar al pollito que sostenía sobre sus piernas con una mirada de satisfacción en la cara.

Probablemente se imagina que está acariciando una mascota de clase alta como hacen los ricos en las películas, pero el Rey Zel solo es en realidad un pollo cabreado que trata de picotear como un psicópata los dedos de su ama.

—Y bien, ¿en qué has estado metida estos días, Megumin? Te he visto juguetear con una cosa que no sé lo que es.

—…¿Esta cosa? Es algo tradicional del Clan de la Magia Carmesí, un amuleto con propiedades mágicas. Reúnes mechones de pelo de distintas personas y los introduces en un amuleto como este utilizando una magia muy poderosa, y entonces se lo regalas a un compañero o amigo. Puede que solo sirva para que psicológicamente te encuentres más tranquilo, pero aún así me gustaría regalártelo por tu cumpleaños. Sobre todo porque como sueles morir con tanta frecuencia…

Nova: Esta imagen tiene 3 escenas pero las 3 están en en esta parte. La escena de Aqua esta casi al inicio, esta es la escena de Megumin (la elegimos porque esta en el medio) y mas abajo van a encontrar la escena de Darkness.

Es cierto que yo siempre soy el que acaba muerto, pero me da la sensación que aceptar ese amuleto solo va a conseguir que muera todavía más veces.

—Eso suena bastante bien. ¿Vale con el pelo de cualquiera? ¿Y es del tipo de objeto del que cuanto más inviertes en él, más efectivo se vuelve…?

Darkness regresó al salón. Empezó a echar en las tazas el agua que acababa de hervir en la tetera. Megumin mientras tanto estaba concentrada en meter pelos dentro del amuleto y explicarnos su funcionamiento.

—Sí, será más efectivo. Por eso a todos los que tratan de vencer al Rey Demonio les regalamos un amuleto con un poco de pelo de todos los habitantes de la aldea. Hay tanto pelo dentro que siempre están a punto de reventar, así que sin duda deben de servir de ayuda. Y otra cosa más, este amuleto hace algo más que proteger a su dueño, también cuenta con el magnífico efecto de asegurar que tus pertenencias nunca serán robadas. Y en el caso de que alguna vez lo pierdas, alguien lo encontrará y te lo devolverá inmediatamente.

Creo que es más efectivo por el hecho de que cualquier ladrón potencial perdería las ganas de robar nada después de ver un amuleto tan desagradable con pelo saliendo de él que por otra cosa. Y si alguien se lo encuentra perdido por el camino, nada más recogerlo pensará que algún ser extraño podría maldecirle y por tanto querrá devolvérselo a su dueño lo antes posible.

En ese momento, Darkness se sacó un mechón de pelo rubio y largo.

—¿Podrías meter también este mechón de mi parte? Aunque la verdad, yo no tengo poderes mágicos, es posible que no le proporcione mucho efecto.

Dijo eso al ofrecer su pelo a Megumin. Ella lo aceptó con alegría y lo metió dentro del amuleto.

—…

Entonces la mirada de todos cayó naturalmente sobre Aqua. Se estaba lamentando por el dolor que sentía después de que el Rey Zel le hubiese picoteado los dedos, pero cuando se dio cuenta de que todos la mirábamos empezó a mover la cabeza de un lado a otro con nerviosismo.

—¿…? ¿Qué? ¿Acaso son tan maleducados que se atreverían a pedir el cabello de una diosa como yo? Escuchenme con atención, el cabello de una diosa es algo sagrado y muy difícil de encontrar~

—¡Corta el rollo, ten un poco de respeto por lo que están haciendo los demás y dámelo de una vez! ¡El festival ya se ha terminado y todavía sigues diciendo que eres una diosa!

—¡No quiero~~! ¡Vale, de acuerdo, pero no tires así de mi pelo! ¡Me haces daño, al menos utiliza unas tijeras para cortarme un mechón!

Le quité unos cuantos pelos a Aqua de su cabeza por la fuerza y entonces se los di a Megumin para que los metiera en el amuleto. Los japoneses también tenemos una tradición que consiste en introducir pelo dentro de un amuleto, así que aquella idea no me parecía tan loca. Darkness sonrió con sarcasmo mientras nos miraba a Aqua y a mí forcejeando, entonces nos sirvió el té a todos.

—De acuerdo, Kazuma, por favor acepta esto. Solo es para poder salir por ahí con un poco más de tranquilidad, así que como no hace falta utilizarlo directamente de ningún modo puedes guardarlo entre tus cosas.

—Oh, vale, gracias.

Cogí el amuleto que me ofreció Megumin, pero preferí guardármelo en un bolsillo en vez de subir en ese momento a mi habitación para meterlo en mi mochila.

—Mi pelo tiene unos efectos muy poderosos, así que será mejor que guardes el amuleto con mucho cuidado y que lo consideres un objeto preciado. Si no, recibirás un castigo divino.

—¿Llevar esto conmigo hará que pierda inteligencia o que atraiga a los no muertos?

—…Oye, Darkness, lo prometiste, así que ayúdame a construir una casa de mascotas para el Rey Zel, ¿vale?

—…¡Eh, contéstame! ¡¿Si llevo esto encima atraeré a los no muertos?!

Aqua ignoró mi pregunta, agarró la mano de Darkness y salieron corriendo al jardín. Suspiré después de que me dejaran abandonado en el salón y Megumin pareció estar divirtiéndose mientras me miraba.

—¿A qué viene esa sonrisa burlona que tienes? ¿Estás pensando en algo indecente?

—¡No! ¡No estoy pensando cosas raras, y esta sonrisa no es para burlarme de ti! ¡Solo es que me ha hecho gracia la escena!

Megumin respondió con energía mientras bebía el té de su taza, la cual sostenía con las dos manos, y por fin comprendí la situación en que me encontraba. Aunque los últimos días no había habido más que obstáculos entre nosotros, ahora los dos nos encontrábamos solos.

¿Qué será esa cosa tan importante que quiere contarme?

—¿Por qué te has quedado en silencio de repente? ¿Te sientes nervioso porque los dos nos hemos quedado solos?

Megumin dijo eso con la intención de molestarme; era como si hubiera leído mi mente.

¿Qué, es que soy el único que está nervioso aquí? ¿Acaso ella no es consciente del hecho de que los dos estamos solos en esta enorme estancia?

—Solo estoy un poco intranquilo por lo que me dijiste el otro día, eso de que tenías algo importante que contarme. Em, no, en realidad no estoy nervioso, ¿vale? No es que me haya hecho ilusiones ni nada raro, además, después de todo ya has provocado muchas veces que me espere algo totalmente distinto a lo que en realidad fue y me has dejado colgado.

Levanté la voz para defenderme al no poder justificar mi actitud. Megumin levantó la taza para llevársela a la boca si se rió entre dientes.

¿Por qué un asunto tan trivial está haciendo que se me ponga la cara tan roja? ¿Qué me está pasando? ¿Acaso estoy más susceptible con Megumin por culpa de que ella siempre ha estado dándome señales de que le gusto? ¡Maldita sea, ¿qué clase de hombre soy, dejando que una loli juegue conmigo de esta manera…?!

Dejé a un lado mi confusión interna cuando vi la mirada de Megumin vacilar un poco.

—Lo que quería contarte es…

Y justo cuando se encontraba a punto de decirlo…

—¡Disculpa, Megumin! Aqua te está llamando, ¿podrías venir aquí un momento? ¡Ha dicho que yo soy demasiado torpe e inútil, así que quiere que me sustituyas…! Según ha dicho literalmente, “¡no te he pedido que te cargues la casa para mascotas, sino que me ayudes a construirla! ¡Mira, haz que Megumin venga aquí y encárgate de ese gandul de Kazuma para que no me moleste!”…

Darkness entró corriendo por la puerta del salón a punto de llorar.

…¿Cómo podría expresar lo que ha pasado? Sin duda ha venido en el peor de los momentos. No, ¿debería decir que lo ha hecho en el momento perfecto?

—¿No es este el momento perfecto para deslumbraros? Yo soy el experto aquí en habilidades de fabricación, ¿por qué le está pidiendo ayuda a Megumin?

—Lo sé, yo también le he recordado eso. Pero dice que sin duda tú vas a hacer algo innecesario y la casa del Rey Zel acabará teniendo forma de horno o algo parecido.

Qué bien me conoce.

—Entonces volveré en un momento. Por favor, mantén un ojo encima de Kazuma, Darkness.

—Oye, ¿qué se supone que significa eso? En todo caso debería ser al revés.

Megumin se fue con una sonrisa mientras escuchaba mi protesta.

Uuuuugh, ¿qué está pasando? tengo la sensación de que están jugando conmigo.

—…Una cosa, Kazuma, ¿qué es lo que hay entre tú y Megumin?

Darkness había presenciado mi conversación con Megumin desde un lado antes de que se marchara y soltó aquella pregunta sin previo aviso.

Por mucho que me pregunte… lo único que ha hecho Megumin ha sido darme las gracias y decirme que le gusto de una forma que tenía evidentemente el propósito de hacerme sufrir… Así que, en conclusión…

—Absolutamente nada.

—¡Imposible! ¡Si no hay nada entre ustedes dos, entonces ¿a qué se debe el comportamiento de Megumin?! Aqua ya me lo ha contado, dice que has estado buscandola en su habitación todas las noches. ¿Le hiciste algo allí? ¡Después de todo intentaste ponerle las manos encima cuando estuvimos en el Hogar de la Magia Carmesí!

Y apareció una réplica de la nada.

—Llevo un tiempo pensando en ello, ¿se puede saber qué clase de persona creen que soy? Será mejor que tengas cuidado con lo que dices, o si no mi habilidad Robar te hará probar lo que es bueno. Y no te estoy mintiendo; no tengo ni idea de por qué te has puesto así, pero cualquier cosa que te hayas imaginado nunca sucedió.

Y después de escuchar mi explicación…

—…L-Lo que quiero decir es que, ya sabes, “eso”… Sabes perfectamente a lo que me refiero, ¿y aún sigues tratando de que lo diga en voz alta? “Eso”… besar a Megumin, o algo así y… ¡tocarle los pechos…!

Darkness acabó por decir lo que tenía en mente con timidez.

Aún no soy capaz de saber dónde está el umbral de su vergüenza.

—No, no hubo nada de besos ni tanteos. Me parece que tienes una opinión de mí bastante mala. Mírame a los ojos, ¿crees que te estoy mintiendo?

Darkness me miró fijamente a los ojos y poco a poco comenzó a mostrar una expresión indescifrable.

—…Ugh. Me parecen muy siniestros, pero… creo que no estás mintiendo. Te pido disculpas, al parecer realmente no ocurrió nada. Pero después de haber visto a Megumin actuar de esa forma, estaba segura de que algo debía de haber ocurrido… No, no es nada, olvídalo. Lo siento muchísimo…

Darkness disminuyó el tono de voz por culpa de la vergüenza. Seguidamente se levantó, centró sus pensamientos y se cruzó de brazos, lo que tuvo el efecto de hacer más evidente su busto.

—Megumin y tú han estado actuando de una forma extraña últimamente. Tan solo estaba preocupada de que hubiesen cruzado la línea.

Dijo eso mientras se dirigía al sofá dando grandes pasos para terminar sentándose allí. Entonces se echó el té que había sobrado en su taza. Empezó a beber alegremente como si su mente se hubiera liberado de una carga muy, muy pesada.

Me sentí ignorado cuando empezó a hablar consigo misma, así que murmuré con una voz casi inaudible a propósito.

—…Sí, bueno, realmente no debería estar escuchando eso de alguien que va besando a otras personas sin su consentimiento. Yo soy bastante normal comparado con cierta dama aristocrática pervertida que conozco.

Darkness escupió el té que se estaba tomando al escuchar mi comentario.

—¡Eh…! ¡¿Qué haces?, me lo has echado todo encima!

Me quité la camisa porque ahora estaba totalmente empapada de té y empecé a agitarla en el aire con fuerza.

—¡Cof! ¡Cof cof! ¡Cof…!

Ella se levantó tosiendo y se limpió la boca con su pañuelo.

—¡¿P-Por qué?! ¡¿Por qué dices esas cosas de repente?! ¡Esa es una acusación muy imprudente…! Es completamente… infundada…

Aunque comenzó a gritarme enfadada, poco a poco fue reduciendo el tono de voz hasta quedarse en silencio. Apartó sus ojos ahora llorosos de mí y tosió hacia un lado, probablemente porque sabía perfectamente de lo que yo estaba hablando.

—Oh, así que sabes a lo que me refería, ¿eh, pervertida? ¡No te engañes a ti misma, por supuesto que lo hiciste, después de todo tú eres la única de nuestro grupo que hace toda clase de cosas raras mientras jadea con fuerza! Siempre dices barbaridades que no son aptas para que las escuchen los niños, pero cuando esas cosas ocurren de verdad acabas echándote atrás, ¿me equivoco? ¡Mira, si tienes intención de rebatir lo que te estoy diciendo, entonces será mejor que empieces a hablar!

Hablé imitando el tono de cierta persona. Darkness volvió a sentarse en el sofá y se tapó la cara con ambas manos; probablemente no podía dejar de temblar debido a lo avergonzada que se sentía. Pero cuando se quitó las manos de delante apareció un rostro calmado aunque ligeramente rojo, en definitiva el que tenía normalmente. En otros tiempos se habría ido corriendo y encerrado en su cuarto una vez hubiese llegado a este punto de la conversación, sin embargo, después de todo el largo tiempo que pasamos juntos, finalmente había madurado.

Se sirvió otra taza de té como si no hubiese pasado nada, le dio un sorbo lentamente y continuó con la conversación.

—Reconozco que la culpa fue mía. Te pido disculpas por haberte señalado erróneamente como un acosador sexual. Además, a partir de ahora voy a comportarme más como una dama… Por favor, perdóname.

—Oh, eeh, claro… Lo siento, puede que me haya pasado un poco. Vamos a olvidar todo esto…

La Darkness que anteriormente solo era capaz de taparse la cara con las manos y salir corriendo de la vergüenza, ahora definitivamente había madurado un poco.

—Por cierto, ha llegado un paquete para ti. Es esa caja que está a un lado de la entrada.

Como si estuviera tratando de ocultar algo, Darkness se bebió su enésima taza de té y cambió repentinamente de tema. Puede que por fuera diera la impresión de encontrarse calmada, pero en su interior probablemente no podía estarse quieta.

—Ojó, así que por fin ha llegado. Últimamente no he hecho más que comer cosas extravagantes repletas de puntos de experiencia, así que hace poco subí de nivel. Por eso he encargado un equipamiento nuevo, uno más adecuado para un aventurero veterano como yo… Una cosa, si sigues bebiendo té a ese ritmo, dentro de poco te vas a hacer amiga del inodoro.

—¿N-No podrías decir eso mismo de una forma más sutil…?

Empecé a rebuscar en la caja que habían dejado a la entrada mientras que al mismo tiempo esquivaba la mirada de odio de Darkness. De ella saqué unos guanteletes resistentes aunque a la vez ligeros, protectores para las piernas y una pechera; todas estas piezas formaban parte de una armadura.

—¡Oh, aquí está! ¡Esta cosa se ve genial!

Exclamé al sacar el último objeto de la caja: una cuerda. Yo poseía una habilidad llamada Atar. En las últimas aventuras se había convertido en mi baza principal, ya que si la habilidad funcionaba correctamente y la cuerda era lo suficientemente fuerte me permitiría dejar inmovilizado a cualquier enemigo. Su porcentaje de éxito parecía estar relacionado con la Suerte, de modo que su mecánica de uso estaba prácticamente diseñada para mí. Hasta ahora había estado haciendo uso de un cable especial, pero conociendo gracias a la experiencia que vale mucho más prevenir que curar, encargué que me fabricaran una cuerda personalizada con el mayor nivel de resistencia posible. Esta cuerda de aleación de mythril [1] podría atar incluso a los espíritus. Sin duda era un producto excelente.

—¡¿Es una cuerda para apresar enemigos?! ¡U-Un momento, ese brillo! ¡¿Está hecha de mythril?!

Mientras que sostenía la cuerda con una expresión de satisfacción en mi cara, recibí una pregunta de incredulidad por parte de una pervertida que empezó a sonrojarse tan pronto como vio aquella herramienta de fabricación personalizada. Entonces esta pervertida, que me miraba con una envidia incontenible, comenzó a mover los dedos con nerviosismo.

—Emm… Kazuma, yo conozco muy bien la habilidad Atar. Dime, qué te parece, ¿por qué no pruebas tu cuerda nueva? Y ahora que lo pienso, no creo que haya experimentado nunca lo que es recibir ese hechizo por tu parte. ¡Como queridos compañeros de equipo que somos, ¿no crees que es importante conocer lo poderosas que son las habilidades de mis camaradas?!

La pervertida continuó alternando su línea de visión entre mi cara y la cuerda.

—¿No acabas de decir que a partir de ahora ibas a comportarte más como una señorita? Y tú misma ya deberías haberte dado cuenta de que esta cuerda es para inmovilizar monstruos excepcionalmente fuertes. Si tanto quieres recibir el hechizo, será mejor que utilices esas cuerdas más delgadas del trastero.

Le advertí eso mientras sacaba mis anteriores cuerdas del armario que utilizábamos a modo de trastero para después dejarlas a un lado del salón…

—¡No, tiene que ser con esta! …Lo que quiero decir es que esta también servirá. Has dicho que está pensada para que se utilice contra monstruos muy poderosos, pero ¿crees que realmente te será útil si ni siquiera es capaz de detenerme? Pues no mucho, imagínate si así fuera. Será mejor que intentes atarme a mí primero antes de probarlo con otra cosa.

La pervertida me detuvo tratando de convencerme con eso, entonces me miró fijamente llena de ilusión, excitada y con el rostro ruborizado.

¿Pero no te das cuenta de que pude dificultar los movimientos de un monstruo tan poderoso como la Hidra Kowlonzu con tan solo unos cables de acero que están a un nivel entero por debajo de este que tengo en mi mano? No hay necesidad de probar nada.

Pero esa pervertida ni siquiera se esperó a una respuesta, directamente se puso de pie en la moqueta del salón y con una mirada de expectación en su cara.

—…Por cierto, ¿no acabas de decir “tiene que ser con esta”?

—No, para nada.

—Sí, por supuesto que lo has hecho.

—Que no… ¡Pero ahora eso no importa, date prisa! ¿Acaso estás intentando tentarme al enseñarme esa cuerda de aspecto resistente, dura y pesada?

Enfrentado a una fetichista a quien no le importaba lo más mínimo esconder su perversión a los demás, no tuve más remedio que hacer lo que me pidió. Tiré un poco de la cuerda para comprobar por mí mismo su resistencia y entonces me giré hacia Darkness. Me había quitado mi camisa mojada por el incidente de antes, por lo que en ese momento tan solo llevaba puesto unos pantalones cortos. Por otra parte, ella llevaba una blusa de cuello ancho que acentuaba su figura igual de bien que su falda ajustada. Parecía ser más una oficinista de Japón que una dama de la nobleza. Por todo ello, cualquier persona que no nos conociera de nada seguramente pensaría que esta situación era bastante indecente.

Al verme sujetando la cuerda con el torso desnudo, Darkness puso una expresión que no fui capaz de interpretar.

—E-Eh, Kazuma, ¿podrías al menos ponerte una camiseta? Solo de pensar que tú me vas a atar con esas pintas hace que sea un poco desagradable…

—¿Pero qué demonios estás diciendo ahora?

Apunté con el brazo hacia esta pervertida que se encontraba más allá de toda salvación, se intentara como se intentara.

—Será un poco fastidioso, pero voy a emplear la mayor parte de mis reservas de maná para hacer que Atar dure más tiempo. Entonces te dejaré a ti y a tu boca que no para de decir cosas sin sentido tirada en el suelo.

—¡¿Qué?! ¡¿Así que inmovilizarme con una cuerda indestructible no es suficiente para ti, también necesitas dejarme tirada en el suelo como un animal?! ¿Y qué pasa con la mordaza con forma de bola? ¿No vas a necesitar una de esas? ¿Qué vas a hacer si empiezo a gritar de dolor por culpa de la fuerza del agarre?

—Eres muy desagradable, mujer sucia.

Como siempre, la pervertida de nuestro grupo se encuentra en plena forma. Debería atarla ya de una vez y dejarla tirada a un lado, así podré ir a comprobar lo que están haciendo Aqua y Megumin. O mejor aún, hacerles un poco la vida imposible.

Levanté de nuevo el brazo con la cuerda y apunté hacia Darkness…

—¡¡Atar!!

Grité y se la lancé. La cuerda que tenía en las manos salió volando y rodeó a Darkness por sí sola.

—¡Qu~! ¡E-Esto…! Ugh… ¡¿Aaah?!

Ahora era Darkness la que gritaba al estar envuelta en el cable. Yo me quedé igual de inmóvil que ella, o para ser más exacto, me había quedado mirando cierta cosa embobado.

—…¡Aah, aah… aah…! ¡¿P-Por qué has…?! ¡¿Por qué siempre haces cosas que van más allá de mis expectativas más atrevidas…?!

La cuerda que había rodeado a Darkness había dejado la zona de su pecho totalmente libre, lo que solo sirvió para acentuar más su busto junto con sus fuertes jadeos. Cayó de rodillas sin poder hacer nada al respecto con sus manos atadas por la espalda, probablemente porque la fuerza de los nudos que había formado la cuerda era demasiado alta. Darkness se encontraba atada desde los hombros hasta la cadera. Sus pechos quedaron fuertemente marcados cuando finalmente cayó al suelo con la cara completamente colorada. Aquella imagen fue tan obscena que no habría sido extraño encontrarla impresa en la portada de una de esas revistas.

Esto es malo. Muy malo. Si viesen a Darkness así, no me cabe duda de que Aqua y Megumin me pondrían esa mirada vacía.

Esta situación era tan terrible que ni siquiera había palabras para describirla. Mi intención no era atarla de manera que las cuerdas acentuaran sus pechos, pero teniendo en cuenta la circunstancia por la que siempre obtenía braguitas cada vez que utilizaba Robar con una chica y el modo en que había funcionado Atar ahora mismo, tuve la sensación de que las habilidades que iba aprendiendo se estaban desviando sin remedio hacia el lado oscuro de la fuerza.

Me agaché y hablé con Darkness mientras se retorcía y respiraba con fuerza.

—Eh, ¿estás bien? No estoy seguro de cómo decir esto, pero en realidad me he contenido cuando activé el hechizo….

—¡Entonces esto… ¿es lo que ha pasado después de contenerte…?! Emm, Kazuma… La próxima vez te pagaré. Estoy dispuesta a pagarte, así que da todo lo que tengas.

Darkness dijo algo estúpido. Y entonces… sentí que algo se estaba aproximando a mí por detrás. Probablemente fue la alarma de mi habilidad de detección de enemigos que había estado mejorando desde que la obtuve. En principio solo debía detectar monstruos o enemigos con intenciones hostiles, pero esta habilidad de la que había estado dependiendo todo el tiempo también tenía la capacidad de avisar al que la poseía de cualquier peligro inminente.

¡Seguí mis instintos sin pensármelo dos veces…! En ese instante oí el sonido de la puerta abriéndose.

—Fiu, ha sido agotador. Vamos a tomarnos un descanso. ¡Megumin, buen trabajo!

—Has dicho que estás cansada, pero ¿no has estado jugando con el Rey Zel todo el tiem~ ¿Umm?

Y seguidamente escuché las voces de Aqua y Megumin.

—Uuff… uuff… uuff…

Aún atada y jadeando, Darkness me estaba echando el aire de su respiración en la mano.

—Kazuma y Darkness ya no están. ¿A dónde habrán ido?

La voz de Megumin se escuchaba con dificultad debido a las paredes.

—Por lo que me dicen mis ojos de clarividente, deben de estar jugando algún juego de mesa en una de sus habitaciones.

Igualmente pude escuchar la voz de Aqua y al parecer comenzó a correr en alguna dirección. Seguramente subió las escaleras para comprobar la habitación de Darkness y la mía. Aparte de eso se podía oír el sonido de las tazas tintineando en el salón, lo que significaba que Megumin se había sentado en el sofá para beber té. Antes de que entraran en la casa, levanté a Darkness y la llevé en brazos hasta el estrecho almacén en menos de lo que dura un suspiro. Podía sentir el calor de su cuerpo mientras reflexionaba sobre qué hacer a continuación.

Pues en realidad, comparado con la situación de antes, si nos descubren ahora mismo será mucho peor. ¿Por qué me he escondido? No he hecho nada malo, tan solo he cumplido con lo que me había pedido Darkness. …No, eso no es del todo cierto, yo también me excité un poco al ver su expresión orgásmica.

Probablemente decidí esconderme porque me sentía culpable.

No pasará nada, seguro que Megumin lo entenderá. Que Darkness me pida que la ate debe de estar dentro de su margen de expectativas. Y que yo no lleve nada puesto en la parte de arriba tampoco es tan raro. …No, esto no va a funcionar.

Me incliné sobre Darkness y le susurré algo al oído.

—¡Escucha, Darkness, las cosas se han puesto así de peligrosas por culpa de haberme pedido que hiciera algo que se puede malinterpretar tanto! Sería muy vergonzoso que nos vieran así, ¿al menos eres capaz de entender eso?

Ella asintió mientras se le caían lágrimas de los ojos después de escuchar mi reproche.

Pero qué mierda, me parece que ya ha pasado algo parecido antes. Ah, es verdad, fue cuando me colé en la casa de los Dustiness y empujé a esta chica contra su cama. ¿Por qué le estoy tapando la boca como hice entonces?

—Vale, vamos a pensar en cómo deberíamos solucionar esto. Escucha, te voy a soltar, ¿de acuerdo?

Le dije eso y comencé a apartar la mano de su boca…

—¡¿…?! ¡Au! ¡T-Tú…! ¡Por qué me has mordido la mano, quita! ¡Eso duele, imbécil!

Me mordió justo cuando pretendía soltarla. Agarré su cabeza y empecé a moverla de lado a lado como si fuera una coctelera.

—¡¿Pero qué haces?! ¡Mira, me has dejado marcas de dientes!

—…No puedo… aguantar… tenía que morder algo…

De repente dijo algo muy loco entre sollozos.

¿Qué le pasa a esta chica? Espero que no se gane más títulos.

Mientras me preguntaba si estaba desarrollando otra personalidad por culpa de haberla presionado hasta sus límites… me di cuenta de que el color rojo de su cara no era el rubor causado por la excitación de antes; era un color rojo de vergüenza, y parecía que se iba a poner a llorar de un momento a otro.

—Quiero ir al baño…

—¡¿Qué te había dicho antes?! ¡Si bebes demasiado té acabarás haciéndote amiga del inodoro!

[1] Metal ficticio que hizo su primera aparición en los libros de Tolkien y que después se utilizó en numerosas obras de fantasía ambientadas en la Edad Media. Su característica principal es su alta resistencia y dureza. N. del T.