Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 8: El Culto de Axis Contra la Iglesia de Eris

Capítulo 5: ¡Dándole una Leyenda que Contar a esta Ciudad de Principiantes!

Parte 6

Después de que Darkness perdiera los nervios y se abalanzara sobre el público, los organizadores finalmente consiguieron reducirla y la dejaron encerrada en una sala para que se calmara. El ambiente aún seguía algo encendido, pero al menos ahora el evento pudo continuar. El presentador se subió al escenario y recogió su micrófono del suelo.

―Uh. Parece que la trifulca se ha terminado más o menos. Todas las participantes ya se han presentado, ahora ha llegado el momento de anunciar a la ganadora del Concurso de Miss Diosa Eris…

En el momento que el presentador reanudó el espectáculo… El público dejó de hacer ruido y cayó en un silencio absoluto. Los aventureros alborotadores, los vendedores que ya se estaban preparando para marcharse, todos los asistentes, independientemente de su edad o su sexo, estaban concentrados en el escenario. En algún momento, una chica con una sonrisa dulce apareció sobre él y se colocó en el centro.

―…Uh… ¿Eh? P-Pero…

Todo el mundo miraba a la chica, y tan solo el presentador pudo decir algo.

―…Bueno, podríamos considerarte como una concursante… de última hora… Has venido por eso… ¿no…?

La chica permaneció en el centro del escenario sin moverse con su cálida sonrisa.

―Así es.

En términos de cara y de estilo de ropa, aquella chica tenía el mismo aspecto que las imágenes que se dibujaban de la diosa Eris según la idea de ella que tenían los habitantes de este mundo.

―Sí, me gustaría pedir perdón por haber decidido participar en el concurso justo en el último minuto. Sé que he podido provocar algunos problemas.

Eris juntó las manos e hizo una reverencia para disculparse ante el público. Solamente esa acción causó que el presentador se pusiera extremadamente avergonzado.

―¡No, no, no, no! ¡Maravillosa, qué sorpresa más maravillosa! ¡E-En realidad deberíamos darle las gracias por participar en el Concurso de Belleza Miss Diosa Eris-sama!

El presentador añadió esta vez el honorífico “–sama” al nombre de la diosa Eris, quizás porque sintió por intuición su verdadera identidad. Pero el resto tenía dudas sobre la mujer que había aparecido y se preguntaban “¿realmente está pasando?”.

Como si los engranajes de sus cabezas se hubieran puesto a funcionar de nuevo, se pudo escuchar un murmullo en la plaza que anteriormente había estado tan silenciosa como una tumba. Finalmente, el presentador tomó una decisión y colocó el micrófono delante de Eris con una mano temblorosa.

―Eeh, entonces, por favor… Eeh, como todas las concursantes tienen que contestar algunas preguntas, le pido por favor que me disculpe. Si es posible, cuéntenos su nombre y…

El presentador le preguntó después de haber reunido algo de valor, aunque se le notaba que estaba deseando escuchar la respuesta. Eris sonrió con tanta dulzura cuando le plantearon la pregunta que hizo suspirar a todo el mundo.

―Mi nombre es Eris.

La plaza se llenó de gritos de alegría en un solo instante. Algunos gritaban “Eris-sama” como fanáticos, y otros miraban a la chica del escenario en silencio como si hubieran sufrido una intoxicación. Incluso algunas personas colocaron las manos juntas y rezaron con fervor. Los que se encontraban cerca de mí, posiblemente seguidores de Eris, se arrodillaron y empezaron a llorar.

―E-Este es el verdadero poder de la diosa. Jamás me lo habría esperado.

Me sentía un poco nervioso por presenciar todas estas reacciones exageradas. Entonces me dirigí a Aégis, que se había quedado inmóvil a mi lado. Pasó un rato y finalmente empezó a temblar.

[La he encontrado…]

Habló en voz baja.

[La he encontrado. ¡La he encontrado, la he encontrado! ¡He encontrado a mi dueña! ¿Quién es ella? ¡Eh, ¿quién es ella?! ¡¿Por qué existe una chica tan hermosa como ella en este mundo?! ¡¡No lo entiendo, no lo entiendo en absoluto!!]

―¡Oye, tranquilízate! Me parece que tu personalidad se está viniendo abajo… aunque se supone que una armadura no debería tenerla.

Traté de tranquilizar a Aégis, que se había puesto excesivamente nervioso. El presentador continuó haciendo preguntas a la chica del escenario.

―Ah, jaja. ¡M-Muchísimas gracias! ¡Muchas gracias por responder a mi pregunta! Eeh, pero aún quedan dos más…

El presentador también se encontraba bastante alterado y le costó un poco continuar. Lo siguiente sería su edad y su trabajo. Entonces Eris sonrió.

―Es un secreto.

Ella guiñó un ojo para mostrarse juguetona y se puso el dedo índice delante de los labios. De nuevo se escucharon vítores entre el público; el lugar entero vibraba de emoción. En ese instante, alguien… no, una armadura… ¡La autoproclamada reliquia divina rugió mientras se sacudía de una forma antinatural!

[¡N-No, no p-puedo soportarlo! ¡Eris-sama, por favor, deja de hacer esos gestos asesinos! ¡Yo, Aégis, no puedo resistir más esas poses malvadas!]

―¡Pues parece que tú eres el único! ¡¿Pero qué demonios ha pasado contigo?! Estás molestando, así que cállate. Si eres capaz de hacerlo te la presentaré como es debido.

Aégis se puso a temblar violentamente cuando escuchó la condición que le impuse.

[¡¿En serio, de verdad?! Tú… No, mi señor, ¡¿ha dicho que me va a presentar a esa mujer?!]

―Sí, además ya te lo dije antes: “te voy a presentar a una chica maravillosa, así que ¿podrías escuchar lo que Chris tiene que decirte?”. Por cierto, la Diosa Eris que hay ahí en el escenario es de hecho Chris. Ya te lo advirtió unas cuantas veces. Ella es una diosa, pero tú sencillamente te has negado a creerlo.

[¡Mierda! ¿Y ahora qué hago? ¡¿Qué debería hacer?! ¡¿Cómo puedo disculparme con Eris-sama?! Eh, ven conmigo y ayúdame a pedirle perdón. ¡Si lo haces te dejaré que me lleves puesto un rato!]

Sinceramente no tengo ganas de ponerme a Aégis, pero al menos ahora ya no tiene motivos para desobedecer a Chris.

Me giré a Eris y le sonreí para indicarle que había logrado su objetivo mientras nos miraba desde el escenario con una expresión de alegría…

―¡La diosa Eris ha descendido a nuestro mundo!

Oí a alguien gritando eso a todo volumen.

―…¡Eris-sama, deme la mano, por favor! ¡Últimamente he tenido muy mala suerte! ¡Por favor, bendíceme como la Diosa de la Fortuna que eres!

¿Quién ha dicho eso? Quizás solo se trate de una plegaria muy urgente.

El grito de aquel individuo se pudo escuchar claramente entre todo el murmullo y el fervor. Como resultado, la plaza se quedó en silencio.

…Eeh, creo que esta situación se ha vuelto bastante mala.

―¡A mí también! ¡Eris-sama, por favor, deme la mano a mí también!

―¡Imbécil! ¡Yo iba primero!

―¡Eris-sama, en casa tengo a un gatito hambriento! ¡Por favor, bendíceme para que gane la lotería de camino a casa y pueda darle de comer…!

La audiencia excitada trató de subirse al escenario.

―¡Por favor, que todo el mundo se calme! ¡No se suban al escenario!

El presentador intentó mantener el orden, pero ya nadie podía escuchar lo que decía. Eris se puso un poco nerviosa al ver esta escena, pero aun así no le importó dar la mano a sus fieles.

Eris-sama, eres demasiado atenta. ¡Si te hubieras negado directamente no habría pasado nada!

―Oye, ve allí y protege a Eris-sama.

―Ah, sí, esto se está poniendo feo. ¡Mira, veo a un idiota acaparador que ha cogido la mano de Eris-sama y se niega a soltarla!

Unos seguidores de Eris que se encontraban cerca de mí gritaron eso y se dirigieron corriendo hacia el tumulto. Efectivamente la situación se estaba poniendo fea; el ambiente era el mismo que cuando una idol se acercaba a sus fans para darles la mano, pero en ese momento la gente estaba totalmente enardecida. No sería extraño que alguien acabara haciendo algo malo.

―¡Eh, Aégis, ve a ayudar, rápido! ¡Si esto sigue así, Eris-sama acabará aplastada como si fuera un sándwich! ¡Si lo que quieres es disculparte con ella, entonces protégela lo mejor que puedas!

[¡Oh! ¡¿Qué es esta sensación que me permite morir por ella sin arrepentirme?! ¡Sin duda voy a protegerla! ¡Súper protección! ¡Deja que yo, la Armadura Sagrada Aégis, proteja al cuerpo inmaculado de Eris-sama y su sangre casta!]

―Eeh, no, ¿qué sangre casta…? Puede que no sepas mucho sobre ese tema. Sinceramente no creo que sepas lo que significa eso, ¿me equivoco?

[¡Eris-sama es una diosa, lo que significa que debe de ser virgen! Seguro que es del tipo de chica que chilla y se tapa la cara por la vergüenza cuando ve a un hombre desnudo pero que a pesar de ello echa un vistazo entre los dedos porque siente una ligera curiosidad. Tiene un carácter tranquilo y es muy amable, incluso su fragancia es muy atrayente.]

¿Pero hasta dónde llega tu obsesión?

―¡Venga, date prisa! ¡Cuando llegues al escenario, esconde a Eris-sama dentro de ti! ¡Entonces atraviesa toda la muralla de personas que se ha formado!

[¡Esto es genial! ¡Y pensar que iba a hacerme uno con Eris-sama tan pronto! E-Eris-sama dentro de mi cuerpo… Ejejeje…]

―Oye, ¿de verdad puedes hacerlo? ¡¿Por qué tengo la sensación de que tú eres el mayor peligro aquí?! Será mejor que te concentres es despejar toda la zona de gente. ¡¿No habías dicho que eres bueno luchando?!

Aégis cargó contra la caótica muchedumbre como respuesta.

[¡Eso es, después de haber encontrado a mi auténtica dueña, yo soy el que más animado está de toda esta gente! ¡Dejad paso! ¡Tocadme y recibiréis una buena quemadura!]

―¡Quema! ¡¿Pero qué le pasa a este tío?! ¡¿Qué hace llevando un traje completo de armadura en un día tan caluroso como este?, está loco!

―¡No me empujes! Me estás quemando con la pechera de tu armadura… No… ¡Ugh!

―¡Que alguien le eche agua encima a este tío!

Oh, es verdad. Aégis lleva al sol un buen rato y hoy hace un día muy caluroso. Todas las partes de su armadura deben de estar ardiendo.

Aproveché el camino que iba dejando Aégis a su paso por la multitud para correr directamente hacia el escenario.

―¡K-Kazuma-san! ¿C-Cómo podríamos resolver este problema…?

Eris me preguntó en pánico mientras continuaba dando la mano a todas las personas que conseguían llegar hasta ella.

―Aégis ya está yendo a por ti. ¡Escóndete dentro de él y escapa a algún lugar poco concurrido! …¡Oye, tú! ¡Deja de acaparar la mano de Eris-sama! ¡Si tanto te gusta dar la mano a la gente, entonces dámela a mí!

―¡Ah, para! ¡Había decidido que no iba a volver a lavarme la mano en toda mi vida!

Le di la mano al hombre por la fuerza, lo que le hizo llorar. En ese momento, Aégis consiguió atravesar toda la multitud y llegó hasta el escenario.

[Perdone por la espera, mi señora. ¡Por favor, entre en mi cuerpo! ¡La clave secreta para equiparme es “quiero ser la mujer de Aégis”! ¡Rápido, dígalo!]

―Q-Quiero ser la mujer de A-Ai~

―¡Que no te engañe, Eris-sama! ¡Tú, deja de hacer el estúpido en un momento como este!

Aégis se encogió de hombros haciendo caso a lo que le había dicho.

―Qué le vamos a hacer… ¡Ven aquí, dueña! ¡Combinar!

En ese momento, la armadura emitió una luz deslumbrante. Todo el mundo, incluyéndome a mí y al presentador, cerramos los ojos todo lo rápido posible por culpa del daño que producía aquel destello. ¡Y cuando miramos a Eris de nuevo…!

―¡Quema! ¡Quema mucho, Kazuma-san! ¡Me voy a cocer aquí dentro!

Eris gritó de dolor desde el interior de la armadura.

Esto no es bueno, olvidé que este tipo ahora está al rojo vivo.

Levanté mi mano derecha en dirección a Aégis.

―¡Congelar!

[La magia es inútil.]

Oh, es verdad. ¡Las habilidades y los hechizos mágicos no funcionan con él!

―¿Eris-sama ha desaparecido?

―¡¿A dónde ha ido Eris-sama?!

―¿Habrá regresado a los cielos?

―¡No, esos dos tipos que se han subido al escenario le han hecho algo!

Tras darse cuenta de que Eris había desparecido en el destello de luz, la muchedumbre señaló a Aégis y al instante todos trataron de subir al escenario.

―Esto no es bueno… ¡Eh, Aégis! Voy a atraer su atención. ¡Tú escapa con Eris-sama!

[¡No te preocupes! ¡Voy a darte buenas noticias puesto que te estás esforzando mucho por salvar a mi dueña! ¡Eris-sama huele realmente bien!]

Tendré que pensar en algo para salvar la mente de ese tipo. A-Aunque por otro lado me alegra haber oído esa información.

―¡¿K-Kazuma-san?! La gente se ha vuelto loca. ¡Esto se está poniendo demasiado peligroso…!

Como si las palabras de Aégis no le hubieran molestado, Eris gritó con una voz temblorosa desde el interior de la armadura. Entonces yo le respondí.

―No hay problema, ninguno está armado. No voy a perder en esta batalla.

Efectivamente, si mis oponentes se encontraban desarmados yo siempre tendría la ventaja gracias a mi habilidad Toque Drenador. Levanté mi mano apuntando a los que pretendían llegar hasta la armadura.

―¡Tomen esto para que aclaren la cabeza! ¡Crear Agua!

¡En ese instante empezó a llover una gran cantidad de agua sobre ellos!

―¡Ugh, ese bastardo!

―¡¿Te atreves a hacernos esto?! ¡Eh, mátenlo!

―¡Ese aventurero Kazuma es conocido por ser un debilucho! ¡Vamos todos a por él!

Los que quedaron empapados por culpa de mi ataque terminaron de escalar hasta el escenario y se lanzaron a por mí. Había conseguido dirigir su furia hacia mí, por lo que el plan había salido bien. Aégis todavía no se había marchado, quizás debido a que Eris no paraba de resistirse dentro de él. Me dirigí a ella para convencerla.

―¡Gran Jefa, márchate de aquí rápido, por favor! ¡El deber de un subordinado es cubrir a su jefa para que pueda escapar!

―A-Asistente…

Le di la espalda a Aégis, que aún permanecía sobre el escenario.

―¡Hoy es el último día del festival! Las fiestas se basan en los puestos ambulantes y los fuegos artificiales, pero también… ¡las peleas son una parte muy importante!

Apreté el puño.

―¡Venid a por mí!

―¡Asistente!

La voz de Eris se fue debilitando detrás de mí; Aégis debía de estar llevándosela lejos de la plaza. Escuché su grito llamándome y cargué contra la horda enfurecida.