Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 8: El Culto de Axis Contra la Iglesia de Eris

Capítulo 1: ¡Gloria para este Dragón!

Parte 1

Yo era el responsable de haber creado esta situación, ¿pero qué podría hacer? Era una pequeña cafetería que había abierto recientemente en las afueras de la ciudad de Axel. Y ahora, Chris se encontraba frente a mí con una sonrisa congelada en su rostro… No.

―¿Qué estás haciendo aquí, Eris-sama?

La diosa Eris me honró con su presencia, aunque su identidad ya estaba descubierta.

Al segundo día después de salvar a Darkness con gallardía de su matrimonio forzado por culpa de su falta de sentido común, Aldarp, el terrateniente de Axel, desapareció sin dejar rastro. Al mismo tiempo, se descubrieron varias pruebas sobre sus actos de corrupción y todas sus fechorías salieron a la luz. Al final todos sus bienes fueron confiscados y transferidos al próximo gobernador de la ciudad, que era el padre de Darkness.

Pero también, la deuda que pagué en nombre de Darkness junto con otra serie de gastos, como por ejemplo los costes de la restauración del distrito de la ciudad que resultó afectado durante la batalla defensiva contra Beldia y la reconstrucción de la mansión del gobernador que quedó destruida tras el ataque de la Fortaleza Destructora Móvil. Todo ese dinero me fue devuelto como una excepción especial.

El hijo de Aldarp, Walther, que una vez fue pretendiente de Darkness para casarse con ella, fue eximido de la responsabilidad por no tener ninguna relación con los crímenes de su padre, y a partir de ahora estaría ayudando al padre de Darkness en la administración del territorio. En estos momentos era ella quien poseía el título provisional de gobernador debido a que su padre aún no se había recuperado de la enfermedad. Pero quizá no le agradó el nuevo apodo que le puse, así que esa dama caprichosa se encerró en su casa y se negó a salir.

Me encontraba en esta cafetería para informarle de la situación a Chris, que había vuelto a Axel recientemente, pero…

―…Yo no soy Eris-sama. Soy Chris-sama, ¿vale?

Pensé que Chris y Eris podían ser la misma persona, así que la llamé como a la diosa para hacer la prueba. Chris mantuvo su sonrisa congelada mientras decía aquellas cosas tan ridículas. Le contesté a la ladrona Chris, no, a Eris, aprovechando su estado de nerviosismo.

―No, no, no. Hace ya un tiempo que me di cuenta de una cosa, Eris-sama, y es que cuando estás nerviosa hablas con respeto y le hablas a Aqua como tu superiora, ¿no es así? Normalmente siempre llamas a Darkness y a Megumin por sus nombres.

―…Pero eso es porque soy una ladrona fiel y solidaria que dona todo el dinero que roba a la iglesia. No puedo llamar a una arcipreste quien tiene el rango más alto directamente por su nombre.

La mirada de Eris titubeó. Se rascó la cicatriz de la mejilla mientras trataba de explicarme su comportamiento con una excusa que flojeaba bastante.

―Cuando Eris-sama se siente nerviosa, casi siempre se rasca la mejilla como tú.

Al escuchar eso, el dedo con el que se estaba rascando se detuvo.

―Permíteme preguntártelo de nuevo… ¿Qué estás haciendo aquí?

Le pregunté otra vez a Eris cuando ella se quedó en silencio.

―…Jaja, bien hecho, Kazuma-san. No, mejor debería decir Asistente.

Tras levantarse de repente, Eris pareció ser como un criminal que acababa de ser descubierto por un detective. Se dio por vencida y comenzó con su monólogo.

―Tienes razón, es exactamente como pensabas. En ocasiones una aventurera, en otras una ladrona solidaria y en distintas la amiga de Darkness… ¡Pero mi verdadera identidad es…!

―No me esperaba tanto entusiasmo, Eris-sama.

―…Kazuma-san, te estás mostrando bastante tranquilo… Pero como mi tapadera ya no sirve contigo, no tengo más remedio; te lo explicaré todo aquí mismo…

Eris reconoció la derrota y se sentó otra vez. Cambió la forma de ser que utilizaba habitualmente cuando era Chris y mostró una expresión seria. Esta expresión hacía que me resultara bastante complicado pensar en ella como la Gran Jefa a la que tanto conocía. La persona que tenía delante ahora mismo era Eris, la diosa más respetada de este mundo. Mirándola con estos pensamientos en mente…

―Pero la verdad es que no entiendo cómo la jefa Chris puede ser Eris-sama. Después de todo, sus personalidades y comportamientos son diferentes. Oh, permíteme disculparme. Siento mucho haber robado las braguitas de Eris-sama cuando nos vimos por primera vez en este mundo.

―… …

A mí no me importó la atmósfera de seriedad y me disculpé por el ultraje que cometí sin querer en nuestro primer encuentro aquí abajo. Eris se puso nerviosa y parecía estar impaciente por decir algo, pero se contuvo.

―Ahora que lo pienso, también había otras pistas. Cuando fuimos a despejar la Mazmorra de Keele y cuando la jefa me enseñó sus habilidades de ladrón dijiste algunas cosas que podían haberte dejado en evidencia. Fue algo como “empecé a estar muy ocupada cuando una superiora que una vez me enseñó algunas cosas empezó a darme órdenes irracionales”.

Es verdad, el motivo por el que de repente estuvo muy ocupada ahora es evidente.

―Estabas ocupada haciéndote cargo de las consecuencias de cuando Aqua me revivió por la fuerza después de que el Señor del Invierno me matase, ¿verdad? …Ah, y también debo disculparme por eso. Siento mucho haberte manoseado cuando te pillé infiltrándote en aquella mansión de la capital.

―¡Para! ¡Sea lo que sea te perdono! ¡O mejor, deja de recordarme todo lo que me hiciste!

Eris se sonrojó y golpeó varias veces la mesa para no escuchar lo que decía. Entonces soltó un pequeño suspiro, miró a su alrededor y me habló en voz baja.

―No me llames Eris-sama en este lugar, Kazuma-san… no, Asistente. Cuida también tu actitud hacia mí. En vez de utilizar un tono de cortesía, usa tu tono normal como hacías antes conmigo. Y por favor, llámame Chris.

―Chris… Si tú lo dices, entonces no me importa. Pero déjame hacerte algunas preguntas. ¿Por qué estás en el mundo de los mortales? ¿Por qué está robando una diosa? Y, ¿qué personalidad y comportamiento son los que tienes de verdad?

―E-Espera. ¡No puedo responder si me haces tantas preguntas seguidas!

Chris miró otra vez a su alrededor, tosió y me miró seriamente.

―De verdad… Una de las razones por las que estoy en el mundo de los mortales es encontrar las reliquias divinas.

Las reliquias divinas. Esos objetos trampa tan poderosos que se les entregan a las personas que reencarnan en este mundo. Probablemente el motivo principal por el que se encuentra aquí es recuperar las reliquias cuyos dueños han muerto.

―Ya veo. Por eso escogiste el oficio de ladrón, ya que así te resultaría más sencillo poder recuperar las reliquias. A diferencia de cierta diosa que solo sabe comer y dormir, tú eres realmente seria y responsable… Dijiste que esa era una de las razones, ¿cuáles son las demás?

Al escuchar mi siguiente pregunta, su expresión se suavizó ligeramente.

―También quería hacerme amiga de una dama de la nobleza que deseaba tener compañeros…

Sonrió tímidamente y se rascó la cicatriz de la mejilla.

El padre de Darkness ya dijo algo sobre eso. Antes de convertirse en una aventurera, Darkness solía visitar la Iglesia de Eris todos los días para rezar a la diosa y que ésta le concediera unos compañeros con los que poder ir de aventuras. Entonces un día, cuando se encontraba de camino a casa, conoció a Chris.

―…¿Qué puedo decir? Me parece que Eris-sama tiene todo el derecho del mundo a llamarse diosa.

―¡Te he dicho que no me llames Eris-sama! …No, pero la verdad es que disfruté mucho yendo de aventuras con Darkness. Mi verdadera identidad es un secreto sólo entre nosotros dos, ¿de acuerdo? Especialmente tiene que serlo para Darkness. No se te ocurra contarle esto nunca, ¿vale?

Chris me pidió ese favor y apartó la mirada con timidez mientras se rascaba la mejilla. Quizás porque Eris estaba dentro de ese cuerpo, cada movimiento que hacía parecía realmente adorable.

Debe tratarse del efecto que produce ser una diosa. Pero guiar a los que mueren, encontrar las reliquias divinas e incluso hacerse amiga de su propia devota… Sin duda le encanta trabajar. Desearía que las otras diosas, como la que siguió comiendo tranquilamente cuando morí aprendieran un poco de su ejemplo.

―Entonces, por favor responde a mi última pregunta: ¿qué personalidad y qué forma de comportarse son las auténticas?

Eris puso una expresión traviesa como si estuviera a punto de hacer una broma.

―Entre Chris y Eris, ¿cuál de las dos te gusta más?

―Me gustan las dos.

―Uh… Oh… ¿en serio? No me esperaba que respondieras tan rápido. Pensé que serías… ¿cómo podría decirlo? …La clase de persona que tendría dudas al decir algo que parece una confesión.

La mirada de Chris empezó a dirigirse hacia todas partes mientras abría y cerraba nerviosamente la tapa del salero de la mesa.

―No, no me estaba confesando. Tan solo estaba dando mi opinión… La jefa más bien masculina y la Eris- sama reconfortante. Creo que ambas personalidades merecen la pena… ¡Ah! ¡Si Chris y Eris pudieran intercambiarse entre ellas cada día, sería igual que salir con dos personas al mismo tiempo! Dos chicas Eris-sama distintas sólo para ti, eres tan increíble por ser capaz de hacer un harén tú sola… Por favor, salgamos juntos…

―¡¡Eres lo peor!! ¡Tienen razón cuando dicen que eres escoria! ¡Además, te he dicho que no me llames Eris-sama!

Cacé al vuelo el salero que me lanzó y me sentí satisfecho con nuestra conversación. Por alguna razón, cuando confirmé que ella era la diosa Eris, me enamoré al instante y pude preguntarle con facilidad si quería salir conmigo. ¿Habrá sido porque se trataba de un ser inalcanzable para los mortales, la diosa Eris a la que admiraba? ¿O era porque se trataba de mi amiga Chris que siempre hacía cosas estúpidas conmigo como formar una banda de ladrones? No sabía cuál era la respuesta, pero esa delicada conexión que compartíamos me produjo un sentimiento de serenidad.

―Aah… En serio. Has arruinado una escena tan bonita como la de revelar mi identidad secreta…

―No tengo más que malos presentimientos… ¿Pretendes que te ayude a encontrar las reliquias divinas que quedan?

Chris sonrió ampliamente al ver cómo me había adelantado a la cuestión principal.

―¡Lo has entendido rápido, Asistente! La reliquia que hay que recuperar esta vez es la Armadura Sagrada Aégis. Formaba parte de un conjunto con el Escudo Sagrado Aégis, pero por ahora solo tenemos que encontrar la armadura…

―¡No sé, no escucho! ¡No quiero tener que volver a hacer esas cosas tan peligrosas! ¡Mi relación con Megumin es bastante buena últimamente, y Darkness también parece estar algo interesada en mí! Además, después de haber recibido una cantidad de dinero tan grande no me hace falta trabajar más. ¡¡Quiero pasar el resto de mi decadente vida estando bien con todas!!

―¡Pero si acabas de pedirme que salga contigo! ¡¿Qué estás diciendo ahora?! ¡Eres el único al que puedo confiar este trabajo! Ah, oye, no te tapes los oídos. ¡¿Acaso te niegas a obedecer las órdenes de tu Gran Jefa?!

Chris gritó y me zarandeó mientras yo tenía las orejas tapadas y la cabeza apoyada encima de la mesa. Algunos clientes y camareros nos miraron cuando ya empezamos a ser una molestia. Puede que se diera cuenta de las miradas y acabó calmándose, pero cuando pensé que ya se había dado por vencida, levantó la cabeza lentamente…

―Satou Kazuma-san. Por favor… Por el bien de este mundo, ¿podrías ayudarme…?

La diosa Eris tomó una postura suplicante delante de mí… No, en realidad era Chris con la expresión de la melancólica Eris.

…Esto es injusto, Eris-sama.