Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 7: La Novia mas Cara de la Historia

Capítulo 5: ¡Un Hurra por la Novia!

Parte 5

 

 

―¡Está realmente…! ¡Señorita, está realmente preciosa…! ¡Cuando termine la ceremonia deberíamos dejar que el señor vea este aspecto tan elegante aunque se esté recuperando en cama!

La nueva doncella no tuvo más que alabanzas al verme con mí vestido de novia. Cuando la escuché no pude evitar poner una sonrisa falsa. Después de todo ella no conocía los motivos ni la historia que había detrás de la boda.

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Si mi padre me viera así después de la boda con el gobernador se quedaría destrozado.

Estaba haciendo esto sin tener en cuenta las opiniones de los demás. …En ese momento escuché unos gritos en el pasillo.

―¡¿Por qué no me dejan ver a la novia?! ¡Eh, sal de mi camino! ¡Ya no puedo esperar más! ¡Lalatina será mía en unas pocas horas, es solo cuestión de tiempo! ¡Largo de aquí! …¡Lalatina! ¡¡Lalatina!!

…Fufu, parece que ese hombre ya no puede seguir disimulando su verdadera naturaleza.

―No, esta es la antesala de espera de la mansión Dustiness. Y como la ceremonia aún no ha comenzado, sólo los que pertenecen a la familia Dustiness pueden pasar por esta puerta. Por favor, regrese.

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Un sirviente de mi familia le explicó la situación pausadamente después de escuchar las voces agitadas del gobernador.

―¡Estúpido! Escúchame bien, cuando termine la ceremonia pasaré a ser tu amo. ¡Si eres capaz de entender eso, entonces deberías pensártelo dos veces antes de intentar detenerme!

El sirviente permaneció tranquilo incluso después de escuchar una exigencia tan irracional.

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―No puede pasar. Ahora mismo usted no es mi señor.

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―…Me acordaré de ti. Cuando termine la boda y ya por fin pueda estar con mi amada señorita, te arrepentirás de lo que estás haciendo.

Dicho esto se alejó con unas fuertes pisadas.

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―…Por favor, di al sirviente que está afuera en la puerta que entre, quiero darle las gracias.

La doncella asintió para recibir mi orden y llamó al hombre.

―¡Señorita, está realmente… preciosa!

El hombre sonrió con su cara llena de arrugas y dio un suspiro de sorpresa. Él era uno de los guardias más antiguos que trabajaban en mi casa. Era verdaderamente inflexible, recuerdo que cuando de pequeña quería salir de casa para jugar, pero él no me lo permitía. Siempre me encontraba al momento aunque tratase de escapar escalando la valla.

Durante un tiempo me obsesioné mucho con evitar al guardia sin que me detectara para poder salir de casa. Una vez tiré una pelota afuera de la valla desde el jardín, le engañé para que saliese a traérmela y salí corriendo cuando se disponía a ir a por ella. Fue capaz de cazarme cuando intenté escapar y me trajo de vuelta inmediatamente, pero como me pareció una estrategia interesante seguí tirando la pelota fuera todos los días. Me divertía engañarlo haciendo que fuese a por la bola para después salir corriendo. Cuando crecí me di cuenta de que tras la muerte de mi madre perdí a mi compañera de juegos, pero este hombre llegó para sustituirla.

―Perdóname… No pasa nada si entra, ¿de acuerdo? La verdad es que ya no me importa. Hablaré con él para que no te castigue.

―Planeaba resignarme cuando la señorita se casara, así que no se preocupe. Después de todo, los únicos a los que pienso servir son a los miembros de la familia Dustiness. Aunque si la señorita acepta a este hombre, sin duda también le serviré.

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Empezó a ruborizarse después de decir eso y yo le sonreí amargamente. Cuando mencionó lo de aceptar al hombre, en mi mente apareció la imagen de la persona que se coló en mi habitación por la noche, consiguió evitar a los guardias y me soltó una amenaza antes de saltar por la ventana con un final doloroso. No pude evitar sonreír de felicidad al recordar aquel incidente.

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―Señorita, esta sonrisa que muestra en contadas ocasiones es muy bonita. Me siento bendecido por poder ver esa expresión una última vez.

El hombre sonrió satisfecho y se dio la vuelta.

―…E-emm, puede que no sea asunto mío, pero como la señorita se ve absolutamente preciosa y elegante… Por favor, no se exceda tanto cuando juegue sola…


―¡¿…?!

Se marchó tras darme ese consejo con la voz entrecortada. Las dos doncellas me quitaron la mirada durante un momento.

¡Ahora sí que tengo ganas de enseñarle una lección al que imitó mi voz y creó un rumor tan absurdo!

Él era un hombre vulgar, malhablado e ignoraba por completo los modales de etiqueta. Sabía una cantidad enorme de cosas extrañas, pero no era capaz de comprender otras que eran de sentido común. Tímido y reservado, pero en ocasiones actuaba de forma temeraria, una persona imposible de entender al cien por ciento. Tenía el oficio de menor nivel, y a excepción de su suerte, sus estadísticas estaban por debajo de la media. Utilizando sus innumerables habilidades y su astucia como arma, se trataba de un hombre misterioso capaz de luchar al mismo nivel que los líderes del ejército del Rey Demonio, objetivos con recompensa y toda clase de monstruos.

Cuando le revelé que pertenecía a la nobleza, en vez de interesarse por mi herencia aristocrática lo hizo curiosamente por mi nombre. Además…

Casi cruzo la línea con ese tipo tan raro, así que yo también debo ser una mujer rara.

Rememoré mis días felices de aventuras. Normalmente una noble como yo no habría tenido la oportunidad de vivir libremente, incluyendo la elección de su futuro esposo. Pero a pesar de mi clase social he podido pasar mucho tiempo con mis queridos amigos, de eso no había duda.

…Ya es suficiente. Sería muy egoísta desear seguir haciendo lo que quiera durante más tiempo como noble que soy. Ya es hora de que devuelva todo lo que ha hecho por mí la gente de esta ciudad, no pienso permitir que ese gobernador siga haciendo lo que le plazca. Averiguaré su secreto aprovechando que está obsesionado con mi cuerpo. No me importa cuánto tarde, si cuento con los recuerdos del tiempo que pasé con mis amigos, sin duda seré capaz de seguir adelante. …Aunque es un poco extraño, en el pasado no creía que casarse con este individuo estuviera tan mal, pero ahora no puedo sentir ninguna atracción por él. ¿Será por culpa de ese chico?


Se formó una sonrisa en mis labios sin darme cuenta cuando recordé mis bromas constantes con él.

―E-emm… ¿Señorita?

Al verme sonreír sin motivo aparente, la doncella que me estaba ayudando con el maquillaje se preocupó y paró.

―Oh, lo siento, no es nada.

Apremié a la sirvienta para que continuase y pensé de nuevo en mis compañeros con sus personalidades tan dispares.

¿Qué pensarían de mí si descubrieran el motivo por que asumí la deuda? Megumin seguramente se enfadaría. Aqua probablemente lloraría sin motivo. Y ese hombre, él seguramente me regañaría diciendo “¡¿por qué hiciste una cosa tan estúpida?!”, pero enseguida descubriría la razón por la que los estoy evitando y entraría en acción. Por último descubriría el secreto del terrateniente y pondría fin a todo esto. ¿Seguirá queriendo aceptarme ese grupo de gente tan divertida?

―¡Señorita, qué guapa…! ¡Por favor, póngase delante del espejo…!

Le hice caso a la doncella y puse una sonrisa forzada al verme con el vestido de novia. Lamentablemente, la única persona que iba a poder disfrutar de esta apariencia era el gobernador. Sin embargo, aunque la gente normal no iba a poder asistir a la ceremonia, sí que podrían verme una vez se terminase.

¿Vendrá? …No, seguro que no. Probablemente sigue furioso y se quedará solo en la mansión.

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Me volvió a salir una sonrisa amarga solo por pensar en la expresión de tristeza que debía tener en ese momento.

―Es la hora. Déjenos despedirnos, señorita. La mujer que oficiará la boda y bendecirá este día maravilloso es la mejor sacerdotisa de la ciudad. Sin duda será una boda para el recuerdo…

El mayordomo Hagen, que era el sirviente más antiguo de todos en nuestra casa, clavó una rodilla en el suelo y me ofreció su mano. Lo único que podía sentir por las personas de esta ciudad era gratitud por haberme permitido disfrutar de mi libertad.

Aah, sí que fueron tiempos felices… No hubo un solo día en el año que pasé con ellos que no fuera divertido.

Sonreí y tomé la mano de Hagen…

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