Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 7: La Novia mas Cara de la Historia

Capítulo 3: ¡Regañando a la Chica que Huyó de Casa!

Parte 4

Megumin me siguió hasta el gremio de los aventureros tratando de que no la viera. Para ser sincero, esperaba que se hubiese quedado en casa con Aqua mientras ella incubaba el huevo.

―…Escucha, Megumin, toma un poco de dinero si quieres, ¿podrías volver a la mansión?

―No quiero. Yo también soy una miembro del equipo, así que tengo derecho a decidir quién será nuestro nuevo compañero igual que tú.

Megumin se había negado a escuchar desde el abandono de Darkness y no había nada que se le pudiera hacer. Ahora mismo, mi intención era dirigirme al gremio para encontrar un caballero que sustituyera a Darkness. Después de hablar con ella, Megumin se puso detrás de mí y comenzó a caminar con energía.

―Solo han pasado unos días y ya has abandonado a nuestra compañera con la que hemos pasado por tantas cosas. Kazuma, eres inhumano. Inhumano.

Después de soltarme eso, se echó hacia atrás y continuó siguiéndome a varios pasos de distancia.

―No, eso no es cierto. El deseo de Darkness es que reclutemos a un nuevo miembro, ¿te acuerdas? Creo que lo mejor sería que ella volviera, pero tomó una decisión…

Megumin se acercó corriendo otra vez al escucharme.

―Lo que pasa es que tienes una rabieta. Es como dice Aqua, en realidad eres un poco inseguro y tímido, ¿no? No quieres admitir que la echas de menos y te has construido un muro para contener esos sentimientos, ¿eh? No quieres que los demás sepan el motivo por el que todavía no has acogido a ningún miembro nuevo, pero yo sé que no lo haces porque no eres capaz de sacarte a Darkness de la cabeza, ¿me equivoco?

Y otra vez volvió a alejarse de mí con pasos rápidos.

¡Q-Qué molesta…!

Después de aquella conversación ya no volvió a recortar la distancia hasta que llegamos a la taberna. Podía haber caminado a mi lado, pero por algún motivo prefirió no hacerlo. De todas formas no se encontraba tan lejos como para poder perderla de vista con una carrera repentina.

Una vez llegamos a la puerta del gremio de los aventureros, Megumin se acercó y tiró de mi camisa.

―Kazuma, te aconsejo que no entres ahí. Si lo haces conocerás el terror del clan de la Magia Carmesí.

―Inténtalo si puedes. Si haces cualquier cosa que no venga a cuento utilizaré tu preciado bastón para limpiar el inodoro.

Entré en el edificio con Megumin siguiéndome por detrás ahora que había puesto una expresión tensa. Fui directamente al tablón de anuncios para encontrar nuevos reclutas y busqué entre los posibles candidatos que habían publicado un anuncio. No sería necesario poner un cartel de reclutamiento dado que nuestra infamia era bien conocida; aunque hubiese solicitado la incorporación de un caballero en el tablón, sabía perfectamente que no se habría ofrecido nadie. Por lo tanto tenía que escoger a un tipo que estuviera buscando equipo donde trabajar y obligarle a unirse a nosotros.

…Encontré a un candidato adecuado prácticamente al momento: un guerrero experto en el manejo de las espadas a una mano. Tenía confianza en su defensa y estaba deseando tomar el puesto de hombre-tanque como vanguardia en un equipo. Se trataba de un individuo de dieciocho años.

…Suena bastante bien.

Arranqué el cartel y me dirigí a la mesa donde se encontraba sentado el susodicho aventurero.

―Emm… Disculpe, estoy aquí porque he visto este anuncio.

El hombre probablemente no nos conocía de vista y mostró una sonrisa alegre.

―¡Ah, sí! Encantado de conoceros, soy un guerrero…

―Para, no hace falta que te presentes.

Megumin nos interrumpió desde mi espalda mientras estábamos teniendo una conversación de hombre a hombre.

…Tengo un mal presentimiento.

―Antes de nada quiero hacerte una prueba para determinar si eres lo suficientemente bueno para estar en nuestro equipo. Después de todo somos un grupo del máximo nivel que lucha en igualdad de condiciones contra jefes del ejército del Rey Demonio. La prueba consiste en cazar en solitario a un monstruo por el que paguen un alto precio… ¡Ouch!

―¡No hay ninguna prueba! ¡¡Por favor, ignora lo que acaba de decir!! Disculpa, espera un momento, por favor.

―Eh, vale…

Le di un golpe a Megumin por haber dicho cosas sin sentido y con la intención de que se callara.

―…Hey, ven aquí. Ven aquí ahora mismo.

―Me niego… ¡Aaah, no me tires de la capucha, esta túnica es un regalo muy importante que me dio mi amiga, la estás haciendo ceder!

Tiré de ella hasta un sitio donde el guerrero no pudiera oírnos.

―¿No lo entiendes? Podremos ser un equipo de cinco cuando Darkness regrese, ¿sabes? Yo no soy suficientemente fuerte para hacer de escudo. Y pasa lo mismo con Aqua, por no hablar de ti. Puesto que Darkness ahora no está aquí, necesitamos un escudo que mantenga a los monstruos a raya, ¿te enteras?

―Lo pillo, lo pillo, Kazuma. Entiendo la importancia de que alguien ocupe el puesto de escudo. Muy bien, comencemos con la entrevista.

Esta chica no lo entiende en absoluto. Sabía que provocaría algún problema.

―Escucha, no sería extraño que el Rey Demonio vaya a por nosotros después de haber acabado con varios de los jefes de su ejército, incluso envió a Vanir aquí porque Beldia fue derrotado en la ciudad que debía vigilar. Entonces, si queremos estar a salvo tenemos que hacer unos preparativos básicos antes de entrar en batalla. Si crees que todo eso es demasiado para ti podemos dejar que ese tipo se una a nosotros como un miembro temporal, ¿lo entiendes? Trata de no fastidiar las cosas.

―Está bien, no la liaré otra vez, lo prometo.

Megumin aceptó mi propuesta inesperadamente sin tener que esforzarme demasiado. Dicho de forma sencilla, si de repente se mostraba así de dócil lo mejor sería asumir que pretendía volver a hacer de las suyas, de modo que cuando volvimos a la mesa no le quité el ojo de encima.

―Bueno… Disculpa por la interrupción. Me llamo Satou Kazuma. Llámame solo Kazuma. Y ella es…

Mi intención era presentársela al guerrero, pero Megumin hizo girar su capa y habló tan fuerte que todos los aventureros del gremio saltaron del susto.

―¡Yo soy Megumin! ¡La mejor maga de Axel, aquella que domina la magia de explosión! ¡Mi apodo en este gremio es “la chica de las explosiones a la que le falta un tornillo”! Vamos, únete a nosotros y…
¡¡Ouch!!

Golpeé la cabeza de Megumin por haber atraído la atención de toda la taberna haciendo su terrorífica presentación, pero fue demasiado tarde; la expresión de aquel guerrero se encontraba ya muy lejos de la expectación.

―E-emm… he oído los rumores, ustedes son… L-lo siento, al principio pensé que los rumores eran exagerados, pero… No me creo capaz de estar a la altura de su grupo, emm, por favor, busquen a otra persona…

¿Qué demonios dicen los rumores? Nuestra fama debe de ser peor de lo que me imaginaba.

Megumin me sonrió después de ver alejarse al hombre disculpándose constantemente. Su expresión era una mezcla de satisfacción y de arrepentimiento por haber perdido algo importante.

―Kazuma, la verdad es que no parecía muy adecuado. Estaba haciendo mi presentación y solo por eso se asustó. Venga, vamos a buscar al siguiente.

Qué plan suicida más retorcido, parece que he subestimado la opinión de Megumin al respecto. Acaba de aceptar que es retrasada, aunque insiste en ir a por el siguiente…

Cuando regresamos al tablón de anuncios para buscar más candidatos adecuados, todos desviaron la mirada cuando nos fijábamos en ellos.

…La auto presentación que ha hecho a propósito para que se oiga por toda la taberna ha sido un golpe fatal. Maldita sea, normalmente solo se dedica a hacer sus explosiones sin tener en cuenta lo demás, pero ahora mismo ha sido muy inteligente ahí.

En ese momento.

―Hey, Kazuma. ¿Qué pasa, buscando miembros para tu equipo? Deberías haberme dado un grito primero.

La persona que interrumpió la conversación que estaba teniendo conmigo mismo mientras me encontraba en un apuro era Dust. Parecía que hoy sus compañeros no se encontraban por aquí.

―¿Pero tú ya tienes un grupo? ¿Dónde se han metido?

Dust arrugó la frente con desagrado al escuchar lo que dije.

―Escúchame, Kazuma. Esos tíos se han pasado, ¡dicen que han ganado una suma de dinero considerable en la lucha contra la hidra y no quieren volver al trabajo hasta dentro de bastante tiempo! Por culpa de lo que hice no pude conseguir mi parte de la recompensa por ese monstruo, así que debo seguir ganándome la vida. El problema es que la mayoría de los aventureros ahora tienen dinero de sobra, por lo que ni siquiera he sido capaz de encontrar un equipo temporal. Y los que tienen oficio de guerrero no valen nada… En resumen, ¿qué te parece acogerme en tu grupo ahora que estás buscando alguien en el puesto de vanguardia?

Megumin miró fijamente a Dust como si lo estuviera maldiciendo por haber aparecido justo en este momento. Las capacidades de este delincuente eran algo limitadas, pero sus ganas de trabajar eran suficientemente altas. Megumin y Aqua ya formaron un equipo con él, y por mi parte yo le conocía bastante bien. No había razones para rechazar su oferta, así que intenté que se uniera a nosotros.

…De ese modo formamos un equipo provisional para probar nuestra compatibilidad y aceptamos una misión al azar antes de salir hacia la granja de las afueras. Nos encontrábamos en la estación lluviosa. Cuando se habla de esta estación del año normalmente piensas en sapos, pero existían enemigos mucho más difíciles de vencer.

―¡Tiro Certero! ¡Tiro Certero, Tiro Certero! …¡Esto no es bueno, mis flechas no les están haciendo daño! ¡Estas cosas son demasiado duras!

―¡Las flechas y las cuchillas son inútiles contra los caracoles acorazados! ¡Kazuma, tienes que retenerlos con magia! ¡Yo protegeré los campos y evitaré que pasen mientras la loli prepara su conjuro!

―¡Eh, a quién te estás refiriendo con loli, explícalo claramente!

Dust, Megumin y yo nos juntamos con otros aventureros que habían aceptado la misma misión; el objetivo era eliminar a unas bestias parásitas. Durante la época de lluvias aparecía un gran número de caracoles gigantes conocidos como “caracoles acorazados”, los cuales se comían los cultivos.

Y ahora, detrás de nosotros…

―¡Eh! ¡A Joseph se le ha clavado un brote de bambú de verano justo en el trasero! ¡Es una herida muy seria, no creo que pueda volver a trabajar en la granja! ¡Busquen una camilla para llevarlo ahora mismo!

―¡Los jabalíes salvajes están aquí! ¡Los jabalíes y otras plagas están aprovechando el caos de los caracoles para colarse en los campos!

Se podían oír con claridad los gritos de los granjeros que estaban cosechando los cultivos. Da igual en qué mundo sea, el trabajo de granja nunca es fácil.

―¡Congelar! ¡Congelar! ¡Congelar! ¡¡Congelar!!

Utilicé la habilidad de congelación contra los caracoles acorazados para reducir su temperatura y por consiguiente sus movimientos, aunque solo duró un instante.

Como podía esperar de estos caracoles, además de su concha, el resto del cuerpo también es realmente duro.

Solo pude conseguir algo de tiempo.

En medio del campo, Dust consiguió expulsar a unos cuantos monos y clavó su espada en el suelo. Se agarró a la empuñadura con fuerza utilizando una mano y con la otra se cubrió el cuerpo haciendo uso de un escudo. Un jabalí enorme cargó en dirección a los campos, justo hacia él. Dust pretendía bloquear el impacto directamente.

―¡Vamos, dale duro!

Flexionó las piernas ligeramente y puso toda su fuerza en el escudo. Si se hubiera tratado de Darkness habría podido bloquear la embestida sin retroceder un centímetro; después de todo consiguió soportar los ataques feroces de la hidra. Pero eso era pedir demasiado para Dust. ¡Un jabalí del tamaño de un toro cargó contra él…!

―¡¿Guaaaah?!

Dust salió volando a causa del impacto con la bestia. Sin embargo, el jabalí resultó ileso tras chocar contra él a pesar de que Dust estaba cubierto con una armadura de acero. Tan solo titubeó un poco y entonces se calmó.

Yo me lancé sobre el animal y lo acuchillé. A diferencia de mis enfrentamientos típicos que solían ser bastante difíciles, me deshice del jabalí en un instante y miré el estado de todos mis compañeros. Unos monos atravesaron la línea defensiva formada por varios aventureros e invadieron la granja.

¡Aah, maldita sea!

Ignoré a Dust, que se encontraba rodando por el suelo tras haber salido despedido, recogí mi arco y disparé a los monos.

―¡Kazuma! ¡He terminado de invocar el conjuro!

Megumin me informó que su conjuro ya estaba preparado. Apunté a los monos que se estaban escapando y grité.

―¡Hazlo! ¡Megumin, reviéntalos a todos!

Uno de los otros aventureros pareció escuchar mis instrucciones.

―¡Oye…! ¡Espera…!

―¡Explosión!

La explosión de Megumin envolvió a los monos, a los jabalíes y a los caracoles acorazados y los hizo volar a todos por los aires junto a los cultivos.