Violet Evergarden

Volumen 1

Capítulo 6: El Mayor y la Automatic Assassin Doll

Parte 3

 

 

Al final, Gilbert se llevó a la niña con él. En parte se debía a la simpatía hacia su confiado hermano, que nunca había afirmado tener miedo de nada, pero tenía algo a lo que temía. El resto se debió a que él decidió que nada bueno saldría de dejar a la chica con Dietfriet.

Durante el tiempo de la despedida, Dietfriet le dijo:

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— Adiós, monstruo. Este es tu nuevo maestro—. Aunque nunca la había tratado como a un humano hasta el final, le dio una palmadita en la cabeza.

La niña permaneció en silencio, pero se volvió para mirar hacia atrás muchas veces mientras era guiada por Gilbert, quien la tomó de la mano. Puso la chaqueta de su uniforme militar a la chica descalza, la tomó en sus brazos y se detuvo en medio de la calle.

Incluso después de un incidente tan grande, la ciudad de Leiden era la misma de siempre. El escenario era lo suficientemente brillante como para hacer que uno quisiera taparse los ojos y preguntarse si realmente no era de día. Esa carnicería que acababa de ocurrir no se había filtrado al mundo exterior. Los cadáveres seguramente los encontrarán en un lugar completamente diferente o nunca los descubrirían. Gilbert sabía que su hermano no era de los que tomaba una cuestión de ese tipo a la ligera.

— Oye, no pienses en dejarla en un orfanato o algo así. Si luego se convierte en el lugar de un sangriento asesinato, no tendrá nada que ver conmigo.

La advertencia que su hermano le había clavado como una estaca se reprodujo en su cabeza.

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Después de haber sido testigo del estilo de pelea de la chica, ni siquiera pensó en dejarla escapar de su vista ni un momento. La niña que lo miraba como si fuera algo enigmático no era más que una desafortunada huérfana.

En solo un día, mató a cinco personas.

¿Cómo debería manejar al pequeño “demonio asesino”?

Gilbert parecía diferente de Dietfriet, pero en el fondo eran similares. Ambos veían las cosas empíricamente, determinaban exactamente lo que estaba sucediendo en el presente, y trataban de lidiar con ello de la mejor manera. Incluso si tuvieran un lado humano de tamaño significativo, la misma cantidad de frialdad era gracias a ser parte del ejército.

Él no la dejaría al cuidado de nadie más. Lo que tenía que hacer con la niña que nunca podría descuidar debido al olvido era obvio cuando la consideraba un “arma”; tenía que aprender a “usarla” adecuadamente.

***

 

 

Actualmente Leidenschaftlich estaba en conflicto con muchos países del mismo continente y llevaba a cabo una guerra de incursión. Desde el pasado, las razones de los enfrentamientos entre seres humanos variaban desde el agua y el combustible hasta la tierra y la religión. Se incluían todo tipo de problemas complejos, pero el principal objetivo de Leidenschaftlich para participar en la guerra era evitar el saqueo del comercio marítimo debido a las invasiones de otros países.

Las guerras entre los grandes países simplemente se conocían como guerras continentales. El origen de la guerra continental actual era que el norte del continente se había movido hacia el sur e invadido su territorio. Se traspasaron las áreas económicas del sur para la caza furtiva y la ocupación ilegal. Desde el punto de vista del Norte, esto había sido necesario.

Durante algún tiempo, muchos de los países del Norte y del Sur intercambiaron suministros y servicios entre sí. El Norte, que carece de recursos naturales, depende demasiado del comercio con el Sur. A medida que el Sur se dio cuenta de eso, los precios subieron constantemente. Una vez que el Norte solicitó tarifas más razonables, el Sur amenazó con suspender el comercio. Tomar el control del adversario a través de la dominación económica había sido una iniciativa del Sur. En una respuesta irracional, los indignados países del norte decidieron ocupar el Sur. Cooperando entre ellos, lo invadieron y destruyeron una y otra vez.

Hubiera estado bien si el conflicto hubiera sido solo entre el Norte y el Sur, pero ocurrió otro diferente al mismo tiempo: una guerra santa entre Oriente y Occidente. Los países occidentales y orientales se habían fundado originalmente como una sola nación con una religión principal. Mientras reverenciaban al mismo Dios, las diferencias en los modos de adoración e interpretación de la doctrina se extendieron, y así se dividieron en Occidente y Oriente.

Aunque originalmente era un país del este-oeste, el Oeste y el Sur formaron una alianza, y el Este, que tenía una fuerte amistad con el Norte, mostró un enfoque solidario con respecto a la invasión del Sur. La Alianza del Noreste pidió la reconsideración del tratado comercial del Sur y la rendición de las áreas de peregrinaje propiedad del Oeste. La Liga del Suroeste exigió una compensación por la agresión de las fuerzas militares, expresando a fondo su intención de resistir. Y así, el continente se envolvió en guerras.

En medio de todo, Leidenschaftlich era la piedra angular de los países del sur. Era el país comercial número uno del continente, así como una nación militar. Si Leidenschaftlich caía, el Sur definitivamente perdería y sería gobernado por el Norte. Daba la casualidad de que el Sur podría tener un buen uso.

Ninguno de los dos podía permitirse ser derrotado.

Leidenscahftlich contaba con una unidad de intercepción para protección interna, una unidad naval que avanzaba hacia el exterior y el ejército (con las fuerzas aéreas desplegadas tanto en el ejército como en la marina), y desde que Gilbert se alistó, se había integrado en la unidad de ataque del ejército. La relación con los países del norte empeoraba desde el momento en que se unió. Fue enviado al campo de batalla a la edad de diecisiete años y luchó alrededor de ocho años, regresando a su patria unas cuantas veces al año.

Recientemente, Gilbert fue ascendido a mayor a la luz de sus logros en tiempos de guerra y a las expectativas de su linaje. En este momento tenía permiso temporal del campo de batalla para completar procedimientos ceremoniales, como recibir un premio por su promoción. Conocer a la chica en este momento oportuno podría considerarse el destino. Era el momento más apropiado para aprovechar la oportunidad de ocupar un puesto de mayor rango.

Gilbert decidió reclutarla en una unidad militar para la cual había sido designado a tomar el mando general en su ascenso a mayor. El objetivo detrás del establecimiento de dicha unidad era pulir talentos que actuarían en maniobras secretas, separadamente de las fuerzas principales, en la batalla decisiva contra los países del norte, que eventualmente llegaría. Era un lugar ideal para criar a la chica asesina como un soldado mientras la mantenía a una distancia donde la pudiera vigilar. Aun así, incluso si se convirtiera en miembro de sus tropas, enlistar a una niña que no tiene la edad suficiente para servir nunca sería permitido. También había personas que consideraban incorrecto tener niños tan cerca. Para la aprobación de su alistamiento, era necesario presentarla a las autoridades militares superiores de la misma forma en que Dietfriet lo había hecho con Gilbert.

Habían pasado pocos días desde que presentó una apelación directa al supervisor en jefe. Se le otorgó permiso para realizar experimentos privados en los campos de entrenamiento en cuanto a si la niña realmente podría ser un “arma”. El propio Gilbert se sorprendió de que el caso hubiera sido aprobado, pero la razón por la cual los superiores habían consentido el alegato de un joven que acababa de convertirse en mayor era por cortesía al aprecio que había acumulado. Como era el líder de una familia influyente, aquellos que conocían al hombre llamado Gilbert Bougainvillea sabían que no haría una propuesta como esa en broma. La confianza que él había construido había ganado al final.

Sin embargo, cuanto más brillante es la luz, más grande es la sombra.

El día del experimento, Gilbert y la niña se encontraban en los campos de entrenamiento de la base militar de Leiden. Era una institución utilizada principalmente para entrenar técnicas de combate cuerpo a cuerpo. Tenía la forma de una caja rectangular y mucho espacio.

Gilbert había planeado mostrar las habilidades de combate de la niña a un pequeño número de personas y en privado. Además de matar, sus habilidades físicas eran lo suficientemente sorprendentes. Sin embargo, cuando llegó el momento de ponerlo en práctica, se convirtió en un “espectáculo” en lugar de entrenamiento.

— Esos asesinos hedonistas…

Cortinas oscuras bloqueaban las ventanas de la sala de entrenamiento y una gran alfombra, sucia y pesada estaba tendida en el suelo. Diez prisioneros condenados a muerte habían sido puestos en posición. Entre ellos había algunos que habían cometido violencia contra las mujeres y robo con asesinato. La chica debía luchar contra ellos sola. Era como si quisieran decir que, si las aseveraciones de Gilbert eran ciertas, sería fácil derrotar a diez criminales violentos. El propio Gilbert, así como la Casa Bougainvillea, eran parte de la facción que pensaba mal de tales mecanismos de prueba malvados.

¿Debería cancelarlo? Gilbert contemplaba la escena con resentimiento. No, pero…

No había otra manera de criarla mientras la mantenía cerca. Él era un soldado, ella era una asesina, y por el bien de que pudiera vivir con él, tenía que afirmar su propia existencia y ganarse un lugar donde pertenecer. Se preguntó: ¿De qué servía dudar en ese punto? Si alguna vez la llevara al campo de batalla, ella no tendría que enfrentar solo a diez enemigos. A miles de soldados se les permitía masacrar usando la guerra como pretexto. El que necesitaba reafirmar su resolución, no era la niña, sino él mismo, para poder convertirse en su “usuario”.

Mientras reflexionaba sobre eso, Gilbert se dio cuenta de que los gemelos de su manga estaban siendo jalados.

— ¿Qué pasa?

La niña lo estaba mirando. Como ella era inexpresiva, no podía decir lo que estaba pensando. Parecía simplemente observar la actitud de su nuevo maestro con sus enormes ojos azules. Podría ser que ella estuviera preocupada por él.

— Aah, yo… estoy bien—. Aunque supuestamente no entendía las palabras, Gilbert le habló amablemente.

Al escuchar la respuesta, dejó de moverse por un momento, luego tiró de los gemelos de nuevo.

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Sintió que ella quería decir: “Si tiene órdenes de dar, por favor hágalo”, sonrió con amargura.

— Todo está bien. Más importante-

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— ¡Gilbert!

Cuando lo llamaron desde atrás, dio media vuelta a la mitad de la frase.

— Hodgins.

Un hombre de la misma edad que Gilbert se le acercó con una sonrisa despreocupada. A primera vista, parecía una persona sociable que se llevaba bien con las mujeres. Tenía un rostro atractivo y ojos caídos, sus rasgos eran cincelados y excepcionalmente masculinos. Su característico pelo rojo tenía rizos suaves. Su uniforme militar estaba gastado, una tela escocesa ornamental colgando de su cinturón. Daba una impresión completamente diferente a la de Gilbert, que vestía el mismo atuendo pero sin accesorios.

— Maldición… ¡estoy tan feliz! ¡Estabas vivo! Ha pasado un tiempo. Y encima de todo, ¡te están promocionando a mayor!— El hombre llamado Hodgins continuamente golpeó a Gilbert en el hombro sin contenerse.

Tal vez porque tal vez porque su cuerpo no estaba bien equilibrado, Gilbert se inclinó hacia adelante como si estuviera a punto de saltar.

— Eso duele… no me pegues—. Fue lo que dijo cuando abrió la boca muchas veces.

Esa era la relación entre los dos viejos amigos.

La niña miró a Hodgins con cautela, pero como si concluyera que no tenía malas intenciones hacia su Señor, soltó el gemelo de este último.

— Lo siento, lo siento. Acabo de regresar de recibir una medalla. Escuché que estabas en una situación extrema cuando estaba saludando a todos, así que le pedí a mi superior, con quien me llevo bien, que me dejara venir aquí. ¿Has estado bien? ¿Estas comiendo bien? Aún no tienes prometida ni nada por el estilo, ¿eh?

— Puedes decirlo con solo mirar, ¿verdad?

— Esa actitud fría tuya… ha pasado tanto tiempo que la estoy encontrando entrañable, qué raro… ¿Así que, en lugar de una prometida, terminaste consiguiendo una hija?— Hodgins desvió su mirada de Gilbert a la chica. Luego, se agachó de manera natural para mirarla a los ojos. ¿Cuál es tu nombre?— Silencio—. Esta chica es bastante taciturna.

— Ella… todavía no tiene nombre. Es huérfana sin educación y no entiende cuando le hablan—. explicó Gilbert mientras, sin darse cuenta, giraba en la dirección opuesta. Por alguna razón, por sus propias palabras lo lastimaron.

— Tú… eso es terrible. Ella es tan linda. Solo elige un nombre digno de ella. ¿Verdad?

Hodgins le preguntó, pero como esperaba, la chica no reaccionó. Casi podía oír el tictac de una calculadora saliendo de sus ojos azules.

Era como si hubiera aislado un objetivo, pero estaba haciendo algún tipo de análisis sobre qué clase de existencia consideraba que era él.

— Me avergonzaré si sigues mirándome así… oye, Gilbert, me enteré de las circunstancias, pero ¿estás bien?

— ¿Con qué?

Hodgins se levantó después de limpiar el polvo de su rodilla. Como era más alto que Gilbert, este último tuvo que mirar hacia arriba.

— Creo que todavía hay tiempo para retractarse. ¿De verdad vas a dejar a esta niña en esta fiesta de matanza? Parece que los altos mandos lo están esperando, pero yo no soportaría que una futura belleza sea masacrada tan cruelmente.

— No estoy preocupado por eso. Hodgins, es hora de que vayamos a las gradas.

— Oye, Gilbert.

De frente a la chica que solo observaba sin participar en la conversación, Gilbert abrió la boca,

— Puedes… hacerlo, ¿cierto?

Fue una pregunta sin sentido. Ella era incapaz responder. Sin embargo, Gilbert no pudo permanecer sin una confirmación.

— Tú… vas a superarla. Esta situación.

Mientras miraba a la niña, su resolución fue sacudida. Las palabras de su amigo también aumentaron su sentido de culpa. Sin embargo, se tragaría todo y se aferraría a un futuro en el que pudiera vivir con ella.

Desde el momento en que te acepté, nuestros destinos se entrelazaron.

Gilbert creía que tenía que afirmar su casi imposible existencia.

— Estaré mirando desde arriba.

Dejando a la niña con el evaluador de entrenamiento, Gilbert se sentó en una de las gradas más cercanas al techo. Hodgins se sentó junto a él como si fuera lo más obvio. Mientras sacaba un cigarrillo y le preguntaba:

— ¿Quieres uno?

Gilbert lo tomó en silencio. Con el cigarrillo entre sus labios, usó la punta del de Hodgins para encenderlo.

— Ha pasado un tiempo desde que fumé.

— ¡Después de todo, estabas con un niño! Es difícil fumar cerca de ellos.

— Parece que está acostumbrada, pero tose de vez en cuando. Al verla así, ya no pude fumar.

Hodgins entrecerró los ojos amablemente ante el perfil de Gilbert.

— Gilbert, ¿siempre has sido este tipo de hombre? Te has vuelto realmente suave. ¿Qué hay de comprar una casa? Puede ser inesperadamente apropiado para ti.

— ¿Estás recomendado eso a pesar de que no tienes intención de casarte?

— ¡Soy filantrópico, así que no puedo quedar atrapado por una sola persona! Ah, volveré a preguntar… ¿esa niña realmente tiene tanto potencial para la batalla como dijiste a los superiores?

— Por supuesto—. Gilbert no tenía preocupaciones en ese sentido.

— Oye, no respondas tan rápido.

— Seguramente, incluso yo no puedo ganar contra esa chica. Lo mismo para ti. Aunque sería una historia diferente si ambos estuvieran desarmados.

— Eso es mentira, ¿verdad? No hay forma de que yo pueda perder. Simplemente lo digo, pero aunque puedo ser amable con las mujeres, no me contengo si son enemigas.

— Tu actitud no es el problema. Ella es un prodigio.

Hodgins se inclinó hacia adelante en la grada y observó a la chica de abajo. El hombre que se desempeñaba como supervisor le estaba entregando armas. Pistolas, espadas, arcos: aparentemente eran de libre elección según sus preferencias. Después de un momento de indecisión, ella tomó una pequeña hacha. Lo siguiente fue un cuchillo y un arco mecánico de una sola mano.

Risas se extendieron por el lugar mientras su figura seleccionaba más de dos armas de manejo diferente. Sin embargo, cuando ella equipó el arco mecánico en un brazo sin reticencia y disparó un tiro de prueba, la sala quedó en silencio. Posteriormente, se produjo una ruidosa ola de susurros.

— Cuanto más fuerte sea el arma, mejor.

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Poco a poco, todo el mundo estaba empezando a darse cuenta de la extravagancia de esa hermosa criatura.

Gilbert le había explicado al oficial supervisor que solo se movería si se le ordenaba “mata”. También había recibido órdenes de sus superiores de que el que desempeñaría ese papel sería el supervisor, alegando que era para comprobar si no era solo un truco.

No hay trucos ni nada, pero si eso hace que reconozcan su fortaleza, tendremos que estar de acuerdo.

Los grilletes en los pies de los presos fueron cortados con sables. Les dieron porras. Su velocidad de precisión y poder era diferente a la del hacha, pero esas no eran personas que flaqueaban por empuñarlas contra un niño. Además de eso, era una pelea todos contra uno. Incluso si hubiera elegido un arma de fuego, sería asesinada si se quedaba sin balas, así que al final, sería lo mismo que si dejara que el hacha se le escapara de las manos.

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— Huuh, bueno… ¿quién es tu favorito?

— ¿Hah?

— Quiero decir en la apuesta. Sobre quién ganará Después de escuchar lo que dijiste, apuesto a esa Pequeña Dama. Por cierto, estamos apostando con cigarrillos. Las mercancías son más valiosas que el dinero en este momento.

— Haz lo que quieras. Y no tengo ninguno.

— Aggh, entonces te prestaré un poco. Tú también debes apostar cinco a esa chica. Si ganamos, obtenemos el triple de eso. Si perdemos, invítame una comida. Con bebidas.

— No necesito cigarrillos.

— Joven Gilbert, estamos usando cigarrillos para poner las manos sobre otras cosas. Como información o artículos más caros. Si las cosas van bien, cómprale a esa chica ropa de verdad. Esas prendas primitivas puede ser que sean buenas para moverse con facilidad, pero no son lindas en lo más mínimo—. Hodgins argumentó a su conveniencia y dejó su asiento.

Gilbert ni siquiera podía llamarlo sorprendente. Hodgins era el tipo exacto de hombre que apuesta a favor de una niña justo después de decir que no soportaría verla morir.

Cuando regresó, las gradas estaban casi ocupadas completamente. Mientras los soldados observaban, el supervisor hizo su movimiento. No hubo nadie para aclarar el significado o el origen del experimento que se produjo; simplemente requirió el consentimiento de Gilbert, a lo que este último asintió.

Después de dirigir a la niña y los presos a extremos opuestos del campo de entrenamiento, el supervisor dijo en voz alta:

— Ahora, comiencen.

Envuelto en un silencioso calor, comenzó la fiesta de matanza.

Los prisioneros sonrieron mientras miraban a la niña. Ninguno se movió inmediatamente para intentar matarla. Sus cuerpos habían sido liberados después de un largo tiempo. Probablemente pensaron que sería aburrido terminar las cosas tan fácilmente. Mientras tanto, la niña estaba completamente inmóvil, incluso cuando el supervisor le ordenó “mata”. Como una estatuilla, se quedó quieta mientras sostenía el hacha.

— ¿Entonces realmente era mentira? Nos han obligado a atender algo tan patético—. Algunos bromeaban sin importarles que Gilbert los oyera.

— No hay manera de que la niña pueda ganar contra los adultos. Solo retráctate ya. Pobrecita—. Algunos murmuraron a favor de la niña.

— Los Bougainvilleas seguro han caído bajo. Pensar que tratarían de atraer la atención con esta farsa—. En un momento tan crítico, algunos incluso hablaron mal del poder conservado por la familia de Gilbert.

— Qué desperdicio de nuestro tiempo—. Los soldados de los alrededores hablaban estridentemente entre ellos.

— Oye, Gilbert—. Hodgins lo llamó con aprensión, pero Gilbert permaneció callado sin mostrar nerviosismo.


¿Por qué no se mueve?

Gilbert observó a la chica. Ella agarró el hacha con fuerza. No había forma de que no tuviera voluntad de atacar.

En ese entonces, ella también estaba sosteniendo esas armas sin dudarlo. Tampoco presenta signos de tener miedo. Falta algún tipo de señal. Pero si esa no es la orden, entonces, ¿qué es?

Mientras razonaba, el hombre más grande del grupo se salió de la línea para atacar a la chica, girando la porra y riendo. Aunque estaba a cierta distancia, la niña no se movió.

— ¡Oye, Gilbert! ¡Ella será asesinada así!

Con un movimiento brusco, la chica reaccionó a la voz de grito de Hodgins, mirando hacia las gradas. Sus orbes azules encontraron a los verdes de Gilbert entre los muchos otros soldados.

— ¡Gilbert, ve a detenerlos! ¡Oye!

Sus miradas se fusionaron y, por un segundo, Gilbert tuvo la sensación de que sus latidos también estaban sincronizados. Thump, thump, thump. Podía sentir el sonido perturbador de su propio corazón resonar en sus oídos.

Por alguna razón, el tiempo transcurría lentamente. Hodgins era demasiado ruidoso a su lado. Los superiores maldecían a la chica con palabras inapropiadas. Podía oírlos, pero era como si estuvieran en un video en cámara lenta.

En sus ojos, el prisionero se acercó a la niña a un ritmo apático. El espacio entre ellos se estaba cerrando. Ante ese peligro mortal inminente, miraba solo a Gilbert. No importa cuántas veces el supervisor diera la orden, sus ojos no reflejaban a nadie más que a él.

Ella mira fijamente… a su elegido.

En respuesta a eso, Gilbert recitó la palabra mágica,

— Mata.

Habló en un volumen que solo las pocas personas a su alrededor habrían podido escuchar, pero definitivamente había llegado a la chica. El sonido del hacha cortando el viento mientras daba vueltas lo siguió de inmediato.

La hoja del hacha de madera tenía unos quince centímetros de longitud. El arma letal fue liberada de la mano de la niña, volando en el aire. Fue lanzada después de ser sostenida en alto desde atrás, girando continuamente en bellos arcos.

El lanzamiento de la chica había sido demasiado casual. Ella apuntó a matar sin vacilar, moviéndose extremadamente calmada y sin tener dudas sobre qué hacer para defenderse del amenazante adversario.

— Ah—… un gemido idiota pero lastimero escapó de los labios del prisionero.

Al mismo tiempo, la gente en la audiencia quedó boquiabierta con las mandíbulas caídas.

— AAA-AH… AAAA-AAAH… AAAAAA-AH, AAH, ¡AAAAAAH!

El hacha había aterrizado en su frente. La sangre brotaba de la herida.

— AAAAAAAAAAAHH! UH… AH… AUUAAAAAAAAH, AAAAH, AAAAAAAAAAAAH-AAH… AH, AAAH … ¡AH, AH, AH!

Inmediatamente, la niña apuntó con el arco mecánico y disparó una flecha de hierro. Golpeó perfectamente el mango del hacha clavada en la cabeza del prisionero. Con el impacto de la flecha, la cuchilla fue enterrada aún más dentro de su cráneo. El prisionero siguió gritando hasta que colapsó hacia atrás con una expresión dolorosa y agonizante.

Toda la charla cesó.

Sin prestar atención a la multitud, la chica movió sus pequeños pies en dirección al prisionero convulso, apuntando el arco hacia su torso y disparando otra flecha mientras se acercaba. Fue un asesinato despiadado, preciso y mecánico. La flecha de hierro le atravesó el pecho y le quitó la vida para siempre.

La niña recuperó el hacha del cadáver y la balanceó ligeramente hacia abajo, la sangre y la grasa de la hoja salpicó el suelo. También parecía familiar con el patrón sucesivo de recoger las flechas de hierro y reposicionarlas. Aunque su cuerpo era el de una niña pequeña cuando se detuvo, su imagen era la de un hábil cazador cuando se movía.

Nadie había previsto que la alfombra tendida en el campo de entrenamiento estaría manchada con la sangre de los prisioneros. Pero a partir de ese momento, ese lugar estaría cubierto por ella. Una niña soldado que grabaría su nombre en la historia del ejército de Leidenschaftlich estaba a punto de nacer. Mientras los espectadores aceptaban temerosamente esa premonición, sus miradas se centraron en Gilbert.

Se levantó, apoyando su cuerpo contra la barandilla de seguridad. Una vez más, él dio la orden, gritando a todo lo que daban sus pulmones,

— ¡Mata!

La niña se movió como una muñeca automática. Ella aceleró, su pequeño cuerpo descendiendo progresivamente. Una vez más, arrojó el hacha, que todavía brillaba con sangre, al punto vital de uno de los prisioneros.

A pesar de estar abrumados, unos prisioneros se dispersaron y otros cargaron empuñando sus porras. Los que escaparon fueron fusilados sin piedad repetidamente en la cabeza por las flechas. Los valientes cooperaron el uno con el otro y rodearon a la niña. Parecía que planeaban acorralarla y golpearla hasta la muerte. Atacaron al mismo tiempo, tratando de robarle sus armas.

Pero ese plan fue un error.

En el momento en que no se podía ver a la niña a través de los espacios entre sus cuerpos, los prisioneros gritaban y rodaban por el suelo. Sus tobillos habían sido golpeados, y no fue un ataque al azar, los apuñaló y los cortaba una y otra vez. Esa táctica podría ejecutarse debido a la flexibilidad efectiva de la niña. Su silueta mientras estaba de pie con el cuchillo en la mano en medio de los caídos era horriblemente extraordinaria, como un hada concebida a partir de pétalos de sangre.

Cuando un prisionero intentaba escapar mientras arrastraba sus pies, corrió a agarrar su cabeza por detrás y le rasgó la garganta con el cuchillo, terminando su vida en silencio. Sus movimientos de manos eran similares a los de un chef que decapitaba peces y pollos. Luego se volvió hacia los prisioneros que esperaban ser deshechos, asesinándolos uno por uno. En el proceso, el cuchillo finalmente se volvió inutilizable y no pudo matar con nada excepto con las porras.


— ¡No! ¡No! ¡No!

— ¡Ella es un monstruo! ¡Ayúdennos! ¡Oigan, ayúdennos!

— ¡NOOOOOOOOOOOO!

Utilizó una porra persona por persona. Las caras de los prisioneros se convirtieron sin problemas en depresiones profusas. Poco a poco, incluso algunos de los soldados en las gradas, acostumbrados a ver cadáveres en el campo de batalla, comenzaron a vomitar y alejaron sus ojos de tal atrocidad. Sin embargo, Gilbert lo miró todo. Agarrando firmemente su espada y reprimiendo sus emociones, mantuvo los ojos bien abiertos hasta el final.

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La que originalmente pretendía servir de cebo para este juego homicida había sido la niña. Sin embargo, tampoco había deseado que ella fuera la única que respiraba al final. Después de que todos los prisioneros habían sido asesinados, ¿habían sido insuficientes ya que la niña miraba fijamente al supervisor que observaba todo mientras sostenía un arma?

El asustado supervisor apuntó con el arma a la niña, pero si era capaz de matarla o no era debatible. Independientemente del arma usada para enfrentarla, las posibilidades de ganar eran escasas. Ella era absoluta. Sus técnicas de lucha usando múltiples armas compensaban su menor poder físico. Sus habilidades sobresalientes fueron superiores a la fuerza bruta.

¿Dónde había aprendido todo eso y qué solía hacer? Incluso si pudiera hablar, no se podía esperar una respuesta decente.

Sus técnicas de asesinato dejaron en claro que tenía un don para conquistar las cosas a través de la carnicería. Ni siquiera ser superada en número era un problema. La audiencia de este “espectáculo” fue extasiada por ella y no pudo evitar aplaudir ante su maravilloso talento. Ella era un prodigio. Si existían dioses que controlaran la muerte, seguramente ella era muy querida por ellos.

La pequeña asesina que había obedecido las órdenes de su Señor dirigió su mirada hacia Gilbert. Ojos azules y verdes se encontraron.

— Detente—. Sacudió la cabeza hacia la chica. Cuando Gilbert dijo esto, ella dejó caer la porra que había estado sosteniendo y se arrodilló en el acto.

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Sentada en el charco de sangre, la niña respiraba profusamente. Incluso cuando estaba sofocada con sangre y grasa, su figura mientras inhalaba y exhalaba con labios tan pequeños no era más que la de una niña. Eso solo la hizo más terrorífica.

Hodgins previamente se había sentido pésimo hacia Gilbert, ya que este último había estado demasiado despreocupado, pero se sintió un poco aliviado al ver que su perfil estaba pálido, el puño cerrado temblaba. Hodgins era el tipo de tonto que intentaría hacer una broma en esta situación, pero como sus propias manos también estaban temblando, se conformó con golpear la espalda de Gilbert.

— Esto es todo un descubrimiento, mayor Gilbert.

Gilbert no respondió al alegre elogio.

Se había dado cuenta de dos cosas con este “experimento”. Una era que la niña tenía una fuerza incomparable y era realmente un monstruo. La otra era que probablemente solo escuchaba sus órdenes.

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