Violet Evergarden

Volumen 1

Capítulo 1: El Dramaturgo y la Auto Memories Doll

Parte 4

 

 

Después de tres días más de su tiempo con Violet, Oscar por fin salió del bloqueo del escritor. Había ganado inspiración para una escena específica.

La historia que Oscar tenía escribiendo a Violet era sobre las aventuras de una chica solitaria. Dicha niña, que había dejado su hogar, visitó muchas tierras, entró en contacto con muchas personas y fue testigo de muchas ocurrencias, creciendo de esta manera. El motivo para la niña, era su hija enferma.

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Al final de todo, la niña volvería a la casa de la que se había separado. Su padre la había esperado allí, y no podía decir si realmente era ella, ya que había cambiado demasiado. La niña triste le suplicaba que la reconociera, recordándole una promesa que habían hecho en el pasado: intentar cruzar el lago cerca de su casa caminando sobre las hojas podridas que caían sobre el agua.

— Los humanos no pueden caminar sobre el agua.

— Solo quiero la imagen. Haré que la niña sea asistida por la bendición que ganó de un espíritu de agua a través de su aventura.

— Aun así, no estoy hecha para esto. La chica de la historia es vivaz y cariñosamente inocente. Eso es diferente a todo lo que soy—. argumentó la Auto-Memories Doll.

Oscar hizo que Violet se pusiera ropa que imitaba a su personaje principal y le pidió que jugara un poco en la orilla del lago. Ya le había dicho que hiciera la limpieza, lavandería y otras tareas domésticas, y además le pidió ese favor. Era como si ella fuera un factótum.


Incluso si Violet era una mujer profesional y perceptiva, reflexionó sorprendida:

— Qué persona tan problemática…

— Tu color de pelo… puede ser un poco diferente, pero es rubio, al igual que mi hija. Si te pones un vestido de una sola pieza, seguramente…

— Maestro, no soy más que una amanuense. Una Auto-Memories Doll. No soy tu esposa o concubina. Tampoco puedo convertirme en un reemplazo.

— Yo-yo, ya lo sé. No tendría ese tipo de interés en una chica como tú. Es solo que… tu apariencia… si mi hija estuviera viva, creo… ella se hubiera convertido en alguien como tú.

El firme rechazo de Violet se desmoronó ante eso.

— Realmente pensé que era demasiado terco… ¿así que tu joven hija falleció?— Se mordió el labio ligeramente. Su rostro parecía mostrar que su conciencia estaba en conflicto.

Durante estos días, Oscar pudo comprender una cosa sobre ella. Esa era cómo Violet se apegaría a lo que se consideraba “justo” cuando se desgarraba entre cosas buenas o malas.


— Soy una Auto-Memories Doll… quiero cumplir los deseos de mis clientes… pero esto viola mis normas de trabajo.

Se comportaba como si luchara internamente consigo misma, y ​​aunque Oscar se sintió mal por ello, intentó por última vez:

— Si pudieras construir la imagen de la niña como una adulta, que regresa a casa y está lista para cumplir su promesa, mi voluntad de escribir pronto revivirá. Es verdad. Si quieres una recompensa, puedo darte cualquier cosa. Puedo pagar el doble de tu precio original. Esta historia es realmente valiosa para mí. Quiero terminar de escribirla y convertirla en el hito de mi vida. Por favor.

— Pero… yo… no soy una muñeca de disfraces…

— Entonces no tomaré fotos ni nada por el estilo.

— ¿Tenía la intención de hacerlo?

— Lo grabaré en mi memoria y escribiré la historia con eso. Por favor.

Después de eso Violet lo pensó un poco más con cara hosca, y terminó obedeciendo, perdiendo ante persistencia de Oscar. Ella podría ser del tipo que es débil cuando se le presiona.

Oscar dejó atrás su vida de reclusión, se fue solo y compró ropa elegante y un paraguas para Violet. El atuendo era una blusa de encaje blanco con un cinturón de cinta sobre un vestido de una sola pieza azul. El paraguas era cian y blanco con abundantes volantes. Pareció despertar el interés de Violet mientras lo giraba después de abrirlo y cerrarlo varias veces.

— ¿El paraguas es extraño?

— Es la primera vez que veo un paraguas tan lindo.

— ¿No estás vistiendo ropas bonitas tú misma? ¿No coinciden con tus gustos?

— Usamos lo que los superiores de la compañía nos sugieren. No suelo visitar tiendas de moda muy a menudo.

Era como una niña vestida como su madre le dijo.

Podría ser… que es mucho más joven de lo que ella misma piensa.

Pensando de esa manera, se parecía un poco a una niña, independientemente de su apariencia adulta. Aunque Violet aún no había cambiado de opinión, una vez que Oscar terminó de comprar, no perdió el tiempo en pedirle que se cambiara.

Estaba cayendo la tarde, un poco nublado afuera. No parecía que fuera a llover, pero la atmósfera lo implicaba. El aire que traía la sensación de que venía el otoño aún no era lo suficientemente frío como para calar la piel.

Oscar fue el primero en salir. Se sentó en una silla de madera en las cercanías del lago, fumando una pipa. Como se había cuidado un poco y no había fumado desde que ella había llegado, la sensación del humo que le empapaba el vientre se diluyó.

Pasaron unos minutos de humo soplado flotando en el aire. Entonces, la puerta de entrada haciendo cada vez más ruido se abrió con un crujido.

— Me disculpo por la espera.

Giró solo su cabeza ante la voz desapasionada.

— Tú…

No me hiciste esperar mucho. Era lo que iba a decir, pero las palabras no salieron cuando su respiración se detuvo por un segundo. Tragó saliva, tan estupefacto como la primera vez que vio a Violet.

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Ella era demasiado hermosa con el pelo suelto, una belleza que le robó el momento para apreciar todo lo demás. El cabello que se había trenzado estaba levemente extendido y ligeramente rizado en los extremos. Era bastante más largo de lo que había imaginado. Y, lo más importante de todo…

Si… mi hija hubiera podido crecer… ella sería así.

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¿Ella había venido a mostrarle cómo se vería vestida así? Mientras se preguntaba eso, el calor se apoderó de su pecho.

— Maestro, ¿la imagen que tengo vestida con la ropa que me dio es lo suficientemente buena?— En medio del mundo de colores otoñales, la chica de una belleza inhumana se agarró su falda e intentó dar vueltas una vez—. Con esto, solo tengo que modelar como si estuviera cruzando ese lago, ¿verdad? Eh, pero Maestro, ¿ese es realmente el tipo de escenario que quería escribir? En lugar de simplemente caminar así, aunque sea por unos segundos, sería mejor si cruzara el lago. Maestro, déjemelo a mí. Estoy especializada en actividades físicas, y aunque sea solo por un momento, puedo cumplir sus expectativas.

Violet explicó tan inexpresiva e indiferentemente como siempre, sin prestarle nada de atención a Oscar, quien estaba dominado por demasiadas emociones al mismo tiempo y no pudo encontrar ninguna respuesta que no sea “aah’s” y “uuh’s”.

La que estaba frente a él era lo opuesto total de su hija. A pesar de poseer el mismo cabello dorado, a sus pupilas les faltaba ese dulce resplandor.

Violet apoyó el paraguas cerrado contra su hombro mientras lo agarraba con fuerza. Se quedó a una gran distancia del lago, mirándolo como si examinara la superficie del agua. Teñido con los colores marchitos del otoño, las hojas caídas estaban flotando sobre él.

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El viento era inestable, soplaba y paraba, soplaba y paraba. Óscar observó con preocupación cómo lamía uno de sus dedos mecánicos con la punta de la lengua, confirmando la dirección del viento. Mientras ella retrocedía firmemente, miró a Oscar con una pequeña sonrisa.

— No se preocupe. Todo… será como lo desee el Maestro.

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Tras tranquilizarlo con una voz que tenía un dulce tono, Violet saltó ampliamente. Aunque ella estaba lejos de él, en un segundo, pasó volando por delante de los ojos de Oscar. Tal velocidad era como el viento en sí.

Antes de entrar en el lago, la Auto-Memories Doll pisaba firmemente la tierra. El impacto era lo suficientemente fuerte como para sacudir el suelo. Sus piernas duras hicieron real la posibilidad de saltar una altura aterradora. Parecía que estaba a punto de subir la escalera al cielo. La boca de Oscar estaba abierta por esa acción sobrehumana.

A partir de ahí todo pareció haber sucedido en cámara lenta. Al llegar al punto crítico, Violet levantó el paraguas que se había llevado consigo y lo abrió de manera llamativa. Era como una flor radiante. Los volantes del paraguas se balanceaban maravillosamente y, como si predijera el momento perfecto, el viento empujó sus pies hacia adelante. Su falda y su paraguas se hinchaban suavemente en el aire, su enagua sobresalía. Sus largas botas de punto pisaron suavemente las hojas podridas que flotaban sobre la superficie del agua.

Ese momento. Ese segundo. Esa única foto. La escena fue grabada en la memoria de Oscar tan claramente como una fotografía. Una chica con un paraguas que se balancea y una falda ondeante, que camina sobre la superficie de un lago, como una hechicera.

Violet Evergarden Volumen 1 Capítulo 1 Parte 4

 

Las palabras de su hija del día en que los latidos de su corazón habían cesado regresaron a él.

— Algún día…

— Me lo mostrarás algún día, ¿verdad? En ese lago cerca de nuestra casa, cuando las hojas que caen en otoño se juntan en la superficie del agua.

— Algún día… Te lo mostraré algún día, papá.

Una voz… la voz de esa chica que había terminado olvidando resonó en su mente.

No tenías idea, ¿verdad? Quería que me llamaras, un centenar de veces más.

— Me lo mostrarás algún día, ¿verdad?

— Papá—. Un balbuceo, una dulce voz dijo—: Te lo mostraré algún día, papá.

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Tu voz era más confortable de escuchar que la de cualquier otra persona.

— Te lo mostraré algún día.

Ah, es cierto. Tú, con esa voz, me entretenías inocentemente. Lo dijiste, ¿verdad? Hicimos una promesa. Lo había olvidado. Lo había olvidado todo. Durante mucho tiempo, no pude recordarlo, así que me alegro de habernos encontrado nuevamente. Incluso como una ilusión, me alegro de encontrarte. Mi graciosa señorita. Mía, mía. Mi tesoro compartido con mi persona más preciada. Sabía… que definitivamente no se podía cumplir. Sin embargo, aun así lo prometimos. Esa promesa, tu muerte… me destruyeron, mientras me empujaban a seguir viviendo hasta ahora. Y hasta el día de hoy, me arrastré por la vida. Viví desordenadamente, buscando vestigios tuyos. Me había sentido ofendido, pero en este momento… el momento en que alguien que no eres tú me hace recordarte… fue un encuentro fortuito, una oportunidad, un tropiezo y una aceptación. Quería verlo, pensando que me haría querer volver a vivir de verdad. Tú, cuyo nombre no puedo ni susurrar por la tristeza. Yo… he querido ver tu amabilidad una vez más, todo este tiempo. El último miembro de la familia que me quedaba. Siempre, siempre… continuamente quería verte. Yo te amaba.

Estaba tan feliz de que realmente quisiera sonreír, y sin embargo…

— Fu… uh… uh…

…Solo sollozos salieron. Las lágrimas fluyeron como para llevar el tiempo congelado de Oscar de regreso a la acción.

— Aah… cielos…

Podía escuchar el tic-tac de un reloj. Era el sonido de los latidos de su corazón, antes frígido.

— Yo, de verdad, de verdad…

Mientras se cubría el rostro con las manos, se dio cuenta de cuán desagradablemente arrugadas se habían vuelto. ¿Por cuánto había detenido su tiempo desde que ellas dos habían fallecido?

— …Quería… que no… hubieras muerto—… su rostro estaba distorsionado mientras murmuraba con voz llorosa—. Yo quería que vivieras… vivieras y… crecieras… mucho…

Y me mostraras lo hermosa en que te habrías convertido. Yo quería verte así. Y después de poder verte en esa forma, quería haber muerto antes que tú. Antes que tú, después de haber sido atendido por ti, habría querido morir así. En lugar de… haber tenido… que cuidar de ti. Así no.

— Quiero verte…

Las lágrimas de Oscar cayeron de sus ojos por sus mejillas y gotearon en el suelo. El sonido de Violet al entrar al lago hizo eco a través de su mundo de lágrimas. El momento de destello desapareció, y la voz de su hija, que finalmente había recordado, pronto fue olvidada nuevamente. La ilusión de una cara sonriente también desapareció como pompas de jabón.

Oscar bloqueó su campo de visión no solo con sus manos, sino también cerrando los ojos. Él rechazó el mundo al que ella ya no pertenecía.

Ah, estaría bien si muriera ahora mismo. No importa cuánto tiempo pase en duelo, no volverán. Corazón, respirar, por favor deténganse. Ya que mi esposa y mi hija murieron es como si estuviera muerto. Es por eso que, ahora… en este momento, en este mismo momento… quiero caer muerto sobre la tierra como si hubiera sido derribado. Al igual que las flores, que no pueden seguir respirando si sus pétalos se caen.

Él imploró, pero incluso si hacía ese deseo varios cientos de millones de veces, nada cambiaría. Él, que ya lo había deseado varios cientos de millones de veces, lo sabía muy bien.

Déjame morir, déjame morir, déjame morir. Si la única otra opción es vivir en soledad, déjame estar muerto con ellas.


Por mucho que suplicó, nada de eso se hizo realidad. Nada se hizo realidad, sin embargo…

— ¡Maestro!

En el mundo que descuidó, podía escuchar la voz de una cosa cuyo tiempo estaba tan estancado como el suyo. Con la respiración entrecortada, se abrió paso hacia él.

Estoy vivo.

Él todavía estaba vivo. Y, mientras lo hacía, estaba luchando por desaparecer, tal como lo habían hecho sus fallecidos seres queridos. No era una oración a la que respondiera retirándose, pero con un campo de visión envuelto en la oscuridad, donde no podía penetrar la luz del sol, suplicó de todos modos.

— Dios, por favor…

Si aún no voy a morir, al menos que mi hija sea feliz dentro de esa historia. Que mi hija esté satisfecha con eso. Y a mi lado. Que ella esté… a mi lado para siempre. Incluso si solo es dentro de un cuento. Incluso como una chica imaginaria. Que esté a mi lado.

No pudo evitar desearlo. Después de todo, su vida continuaría.

Frente a Oscar, que lloraba sin preocuparse por su edad, llegó Violet, empapada por el agua del lago. Gotas escurrieron de su ropa desordenada, que ahora estaba arruinada. Sin embargo, tenía la expresión más alegre, incluso podía considerarse una sonrisa, que ella había mostrado hasta entonces.

— ¿Ha visto? Pude caminar tres pasos.

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Sin revelar que había sido incapaz de ver a través de las lágrimas, Oscar respondió mientras inhalaba con la nariz que moqueaba.

— Sí, lo hice. Gracias, Violet Evergarden—. Puso su gratitud y respeto en las palabras.

Gracias por hacerlo realidad. Gracias. Realmente fue como un milagro.

Él dijo que no creía que existiera un Dios, pero si lo hiciera, era definitivamente ella, Violet simplemente respondió:

— Soy una Auto-Memories Doll, Maestro—. sin negar ni confirmar la existencia de Dios.

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