Overlord

Volumen 13: El Paladín del Reino Sagrado

Capítulo 5: La Muerte de Ainz

Parte 2

 

 

Neia levantó suavemente la cuerda de su arco.

Dirigió su aguda mirada hacia el objetivo y pudo ver los silenciosos mechones blancos de su aliento atraídos por los bordes de su visión por el viento, donde desapareció. La primavera estaba cerca, pero el clima todavía estaba frío.

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Neia enterraba las ideas aleatorias en su mente, mirando al objetivo en un estado de no-pensamiento y luego lentamente se apartaba.

Durante la defensa de la ciudad, Neia había llegado a comprender que nadie tenía tiempo para apuntar lentamente al campo de batalla, pero ahora estaban entrenando para mejorar su precisión, por lo que los ejercicios de fuego rápido podrían dejarse para otro momento.

Y luego… Ella lanzó su flecha.

La flecha silbó cuando atravesó el aire y voló en línea recta que terminó golpeando al objetivo.

“¡Hoo!”

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Neia exhaló.

De las diez flechas que había disparado, ni una sola se había desviado del blanco.

Esta era una tasa de precisión excepcional, pero Neia no se regocijó.

No podía hacerlo en el pasado, pero en este momento, Neia podía incluso partir la flecha que acababa de lanzar. Por supuesto, dañaría la flecha si hiciera eso, por lo que no lo hizo.

La razón por la que había terminado así, por la que podía hacer algo que antes le era imposible, fue porque después de esa batalla, no sólo era capaz de tirar con arco, sino de aprovechar lo que llamaban el poder divino. Sin embargo, lo extraño fue que era ligeramente diferente de las habilidades que se decía que poseían los paladines. Esto se debía a que normalmente, los paladines solo podían canalizar sus poderes a través de armas cuerpo a cuerpo, mientras que ella podía impregnar sus poderes con armas de largo alcance.

Aunque ella no entendía del todo lo que eso significaba, el Rey Hechicero parecía bastante feliz cuando se enteró de esto. Aun así, incluso el Rey Hechicero sólo había dicho. “Es difícil saberlo, pero hazme saber si otras habilidades se despiertan”.

Los aplausos sonaban y Neia sonreía amargamente porque se sentía incómoda.

“Guau, eres increíble, Baraja-san.”

“Oh sí, es la primera vez que veo a alguien con semejante habilidad, nadie en mi pueblo podría hacer eso.”

“Ahh, es verdad. Solía ser cazador de oficio y conocía a algunas personas como yo, pero ninguna de ellas tenía las habilidades de Baraja-san.”

Las personas que alababan a Neia eran en su mayoría personas que practicaban tiro con arco en el mismo campo de entrenamiento que Neia. Muchos de sus rostros no habían sido vistos en estas calles durante la defensa de la ciudad hace tres semanas.

La razón de ello era porque se estaba rescatando gente de los campos de prisioneros cercanos y como resultado la población de la ciudad había aumentado rápidamente. Las personas entre ellos con talento para el tiro con arco o que habían usado arcos antes, eran reclutados en unidades de tiro con arco y puestos bajo el mando de Neia.

Normalmente, la gente se resistía a ser subordinada de una escudera, especialmente si algunos de ellos eran lo suficientemente mayores como para ser sus padres. Sin embargo, ninguno de los hombres y mujeres aquí reunidos había protestado.

La razón principal era porque nadie se atrevía a poner objeciones después de haber sido sometidos a su mirada viciosa y también porque tenían que reconocer su habilidad con el arco. Algunos de ellos se sintieron aún más agradecidos con Neia después de saber que ella era la escudera del Rey Hechicero.

También había algunos que temían que fuera una no-muerta porque habían oído que era la escudera del Rey Hechicero, pero no todo el mundo era así.

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En estas tres semanas, los paladines habían sido enviados a liberar campos de prisioneros, pero al mismo tiempo el Rey Hechicero y Neia también habían salido a rescatar prisioneros y a atacar los campos.

Cuando el Rey Hechicero abordó por primera vez el tema, hubo un escandaloso número de objeciones. Sin embargo, el Rey Hechicero dijo entonces: “Ahora que a la Alianza Demihumana carece de personal, empezarán a ejecutar a los cautivos si juzgan que carecen de capacidad para dirigir los campos de prisioneros, por lo que deben ser rescatados sin demora” y eso convenció a Caspond de que aceptara la sugerencia del Rey Hechicero y los enviara a los dos.





En un principio, Neia había querido argumentar que el Rey Hechicero debía conservar su maná para luchar contra Jaldabaoth. Sin embargo, Neia admiraba cómo actuaba para proteger a la gente de otro país y sentía la justicia que emanaba de él, por lo que ella no podía detenerlo.

Y así, Neia y el Rey Hechicero habían liberado a muchos cautivos y los habían traído a esta ciudad. Por esta razón, había personas que estaban felices de servir bajo Neia.

“Ahhh ~ Debería aprender algunas cosas de Baraja-san.”

“Sí, así es. Ella es increíble. Además, ese arco que le prestó el Rey Hechicero, el Ultimate Shootingstar Super, puede hacer cosas aún más asombrosas.”

“El Ultimate Shootingstar Super, eh. Qué arco tan asombroso…”

Todos los ojos se dirigieron al arco que estaba escondido detrás de la espalda de Neia, el Ultimate Shootingstar Super.

Debía haberlo usado durante su entrenamiento, pero había evitado hacerlo porque no quería confiar demasiado en su arma.

“Sí, durante la batalla en las murallas de la ciudad, el Ultimate Shootingstar Super me ayudó mucho para poder sobrevivir hasta que llegó Su Majestad… No, eso no es todo. No era solo el Ultimate Shootingstar Super, sino la armadura que pedí prestada a Su Majestad y todos sus otros artículos que también me ayudaron…”

Neia acariciaba la armadura de Buser.

“Esta armadura vino de un renombrado demihumano. Me parece increíble sin importar cuantas veces la mire…”

“Ella me dejó tocarlo una vez y su dureza es increíble. Lo corté con una espada y simplemente rebotó.”

“¿En serio? Nunca había escuchado nada así antes.”

Cuando el equipo de guerra de Neia se convirtió en un tema de conversación candente, ella aplaudió para llamar la atención de todos.

“Muy bien, basta de charla, volvamos al entrenamiento. Según el Rey Hechicero, Jaldabaoth se está preparando para hacer otro movimiento pronto, así que no podemos perder ni un solo momento.”

Ante esto se producía un coro de reconocimientos.

“Muy bien, es hora de empezar a disparar. Empecemos todos.”

Mientras miraba a sus subordinados dispersarse, Neia quitaba el objeto que cubría la mitad de su cara. Era un objeto que había pedido prestado al Rey Hechicero. La palabra “subordinados” sonaba realmente grandiosa y cuando la pronunció le causó un poco de vergüenza.

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Este objeto mágico era un conjunto de espejos en forma de visor o gafas que le permitía usar una habilidad especial conocida como Serpent Shot una vez cada tres minutos. Era una técnica que permitía que una flecha se torciera y girara frente al oponente, como un animal cazando a su presa.

No estaba muy segura de lo que hacía porque no le había disparado a nadie, pero lo más probable es que uno tuviera que ser muy ágil para evitarlo.

Era un artículo muy útil para alguien como Neia, que usaba el arco como su arma principal, pero lo más importante, el hecho de que escondiera sus ojos era asombroso. O, mejor dicho, sin ese objeto no podría haberse llevado tan bien con los demás.

Neia se puso su visor y volvió a tomar su arco.

Todo el mundo aquí tenía experiencia y ahora que era el momento correcto, no necesitaba instruirles sobre los puntos más finos de la colocación de los dedos. Ella había explicado brevemente cómo disparar rápidamente y después de eso todo lo que se necesitaba era darles entrenamiento individual y practicar hasta que les dolieran los dedos. Lo más importante para ellos era acumular experiencia de tiro.

Como de costumbre, Neia se preguntaba acerca de pedir magia curativa a los sacerdotes mientras practicaba.

Justo en ese momento, los agudos oídos de Neia captaron un ruido.

Había venido del exterior. Mientras que su postura casi se rompía, Neia lograba mantener la calma. Tal vez no era la persona que esperaba, e incluso si era la persona que esperaba encontrar, tal vez solo venía de paso y no tenía la intención de venir aquí.

Sin embargo, el ser que apareció en la puerta del patio de entrenamiento era el gran rey con la cara esquelética: el Rey Hechicero.

Al principio, todo el mundo había temido a los no-muertos, pero muchos de ellos habían sido rescatados por el Rey Hechicero durante la defensa de la ciudad y de los campos de prisioneros. El clamor de voces respetuosas y agradecidas pronto llegaba, anunciando la llegada del Rey Hechicero.

Sin embargo, nadie dejaba de practicar. Normalmente, se habrían arrodillado ante el Rey Hechicero cuando apareciera, pero el propio Rey Hechicero los había detenido.

Este no es un lugar público, así que no necesitan hacer eso solo con verme.

Ningún rey, especialmente el salvador de una nación debía haber sido tratado de esa manera.

Aun así, el Rey Hechicero había dicho que no necesitaban hacerlo.

Qué gran persona es él… Pensaba Neia después de suspirar con asombro y se ponía del lado del Rey Hechicero, forzando a que su relajada cara se tensara.

Ella mantuvo su visor puesto.

Eso era porque el Rey Hechicero había dicho que ella debía estar lista para pelear en cualquier momento, por lo que no necesitaba quitárselo.

Probablemente él estaba preocupado porque ella no supiera usar un objeto como si fuera una parte de su propio cuerpo y pensando en eso, ella decidió que estaría en guardia sin importar qué cosa extraña sucediera. Neia había quedado profundamente impresionada por la minuciosidad de las consideraciones del Rey Hechicero.

Neia comprendió que los ojos del Rey Hechicero habían pasado de solo mirar sus manos a mirarla a si misma mientras ella corría. Por alguna razón, observar los movimientos habituales del Rey Hechicero hacía a Neia un poco feliz.

La idea de que ella entendiera las pequeñas peculiaridades de un individuo tan extraordinario hizo que las mejillas de Neia se relajaran.

“Su majestad… ¡Le agradecemos que haya elegido visitar este lugar en persona!”

Neia seguía siendo la escudera del Rey Hechicero, incluso después de haber sido nombrada comandante de la unidad de arqueros. Dicho esto, era difícil decir que ella hacía correctamente el trabajo de una escudera, debido a que dejaba a solas al Rey Hechicero para entrenar a otros en tiro con arco, sin mencionar que ella incluso lo había hecho venir aquí.

Neia quería priorizar su trabajo como escudera del Rey Hechicero, pero en vez de eso había decidido hacer esto, porque ya no quería ser una carga para él. Y también había otra razón, que no le había contado a nadie más.

Esto se debía a que el Rey Hechicero se rehusaba a tener a nadie excepto a Neia como su escudera. Se lo había dicho a Caspond en la cara con Neia presente.

A medida que se congregaban más personas, había muchas más personas hábiles o encantadoras que esta Sirviente de ojos feos. Aun así, él había dicho que estaba conforme con la compañía de Neia. La persona que ella veía como la que personificaba la justicia había dicho eso de ella.

¿Podría haber algo diferente que pudiera haberla hecho más feliz?

“Umu. Aunque sé que estás siendo humilde, no creo que este sea un mero “lugar”. Después de todo, aquí es donde se afilan los colmillos.”

“¡Muchas gracias, Su Majestad!”

Miraba a su alrededor, quizás sería irrespetuoso apartar la mirada del Rey Hechicero, pero el visor que llevaba lo hacía posible y vio que su gente lo había oído y las puntas de sus orejas se estaban poniendo rojas. El problema era que su rendimiento se deterioró, posiblemente porque estaban nerviosos o porque se habían puesto rígidos para lucir bien para el Rey Hechicero.

Dicho esto, sus propios oídos también se sentían un poco calientes.

“…Señorita Baraja. Tus hombres han progresado mucho desde la última vez. Seguramente ese debe ser tu logro como su líder.”

Sus cumplidos avergonzaban a Neia y la dejaban sin saber cómo responder.

Sería vergonzoso decir que se habían puesto nerviosos y no pudieron mostrar toda su capacidad porque Su Majestad había llegado. Ellos pensarían lo mismo también.

Por lo tanto, Neia decidía tomar sus palabras tal como se las dijeron. Sin embargo…

“No, no es nada por el estilo. Apenas les enseñé algo. Podrían haberlo hecho por sí mismos.”

“¿Ah sí? Bueno, si tú lo dices, entonces debe ser cierto.”

En otras palabras, el Rey Hechicero no lo creía. Lo que significaba que el Rey Hechicero pensaba muy bien de Neia.

Neia levantó un poco la voz para tratar de ocultar sus emociones.

“En ese caso, Su Majestad. ¿Su presencia aquí significa que la reunión ya terminó?”

“Ah, Sí. Ya terminaron por hoy, pero no hice ninguna sugerencia especial.”

En este momento, esta ciudad tenía una montaña de problemas, todos los cuales se derivaban de la creciente población de la ciudad. La población original de esta pequeña ciudad de Lloyds había sido menos de 20 000, pero después de reunir a la gente de los campos liberados, ahora superaba los 150 000.

El más reciente de estos problemas de sobrepoblación era el de los slimes utilizados en las alcantarillas, los slimes sanitarios, cuya población había aumentado desmesuradamente debido a la abundancia de alimentos y por lo tanto, había causado pánico cuando salieron de las vías fluviales.

Cuando la población de slimes crecía, por lo general se los quemaba con objetos mágicos, pero el crecimiento inesperadamente rápido significaba que esto no se había hecho a tiempo y varios hombres y mujeres habían sido atacados.

Cuando estos hombres y mujeres se vieron rodeados por los slimes, un grupo de monstruos limpiadores de basura, llamados comedores de basura, aparecieron de las alcantarillas para ayudarlos a defenderse.

A pesar de su apariencia, los Comedores de Basuras eran monstruos inteligentes y sabían que los humanos podían producir una gran cantidad de su comida, así que salvaron a la gente con sus cuerpos ácidos.

Sin embargo, la gente no estaba agradecida con los Comedores de Basuras. Esto se debió a que los slimes no eran infecciosos en sí mismos, a diferencia de los Comedores de Basuras que los habían ayudado quienes si eran fuentes de infección al ser colonias de patógenos. Por lo tanto, las personas a las que habían ayudado habían sido infectadas por la enfermedad y estaban en muy mal estado, particularmente aquellos que habían contraído encefalitis.

Además, ahora era invierno, por lo que la leña y otros combustibles eran escasos. Luego estaba el hecho de que se habían producido retrasos en la construcción de viviendas. Y aunque todavía no había escasez de alimentos, eso se convertiría en un problema en el futuro.

El Rey Hechicero había sido invitado a muchas de las reuniones para tratar estos problemas, posiblemente porque esperaban contar con su prodigioso conocimiento para resolverlos.

Mientras que el Rey Hechicero simplemente había dicho que no sabía tanto y se había limitado a sentarse a un lado para escuchar, tal hombre no podía haber sido convocado una y otra vez a las reuniones.

El hecho de que se comportara tan humildemente a pesar de ser el rey de una nación sólo profundizó el respeto de Neia por él.

“¿Qué piensa hacer ahora, Su Majestad?””

“Umu. Tenía la intención de ver si el traslado de madera estaba yendo bien… ¿Está ocupada con la práctica, Srta. Baraja? Si no te importa. ¿Te gustaría acompañarme?”

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Para resolver la falta de combustible y vivienda, utilizaban los caballos no-muertos del Rey Hechicero para transportar troncos desde un bosque lejano. Inicialmente, mucha gente había sido reacia a usar caballos no-muertos para el transporte, pero ahora había un flujo constante de elogios por los méritos de estos caballos no-muertos.

“¡Ah, por favor, permítame ir con usted! ¡Soy la escudera de Su Majestad, después de todo!”

El saber de que ella por fin sería capaz de realizar sus deberes de escudera duró un rato y su placer de estar a solas con el Rey Hechicero hacía que Neia inconscientemente hablara más rápido y más fuerte. Como resultado, las orejas de Neia se sonrojaron.

“¿Es, es así? Entonces procedamos.”

“¡Sí! Por favor.”

Entonces, como para interrumpirla, un infierno que oscurecía el cielo estalló en la distancia.

Por un momento, Neia se preguntaba qué se estaba quemando.

Pero eso estuvo mal. Ella había estado demasiado lejos de lo correcto. Eso no podría haber sido causado por ninguna forma de combustión natural.

Ese fuego parecía estar envolviendo a la ciudad. En otras palabras, era una pared de fuego. La mente de Neia inmediatamente recordó lo que habían dicho los miembros de Blue Rose.

“Su majestad… ¡Eso… es!”

“Ah, es justo lo que estás pensando y lo mismo que oí de Momon…. Por fin ha llegado el momento. Parece que el bastardo Jaldabaoth está atacando. Señorita Baraja, debo irme.”

¿Había anticipado esta serie de eventos? Como si estuviese influenciado por la actitud serena del Rey Hechicero, el corazón de Neia también se calmó. O no, sería mejor decir que la presencia de un ser supremo como el Rey Hechicero le daba tranquilidad.

“¡¿A dónde?!”

“Ah… Hmm. El objetivo de Jaldabaoth aún no está claro. Así que, ah …El podría venir aquí para matar indiscriminadamente. Sin embargo, si tiene un objetivo, me estará apuntando a mí o al líder del Reino Santo, así que lo mejor sería que nos reunamos. Dile a tus hombres que se preparen para la batalla y que corran a un distrito seguro.

“¿¡Eh!?”

“No servirán de nada contra Jaldabaoth. En ese caso, sería mejor tenerlos preparados para lidiar con cualquier demonio que pudiera aparecer. Dado que la ciudad probablemente estará en caos ahora, una vez que formes tu unidad. ¿No será mejor tenerlos fuera de la ciudad?”

Aunque sus palabras no habían sido claras al principio, era posible que hubiera organizado sus pensamientos con posterioridad, porque la parte central era una serie ininterrumpida de instrucciones a Neia.

“¡Sí! ¡Muchas gracias, Su Majestad!”

“¡Muy bien, todos!”


Si bien habían hecho planes en caso de que Jaldabaoth dirigiera un ejército contra ellos, no esperaban que un incendio rodeara toda la ciudad. Otro gran problema era el hecho de que no sabían el alcance de los preparativos que el enemigo había hecho.

Neia daba instrucciones. Había un solo escuadrón aquí y no podían hacer lo que quisieran, pero como líder del equipo, ella tenía la responsabilidad de hacer varias cosas antes de que llegaran sus órdenes.

Las instrucciones eran algo como lo siguiente.

Todos en el escuadrón debían tomar a sus familias y dirigirse a la puerta este, porque si el enemigo atacaba, era más probable que atacaran desde la puerta oeste. Después de eso, se formarían en la puerta este y si hubiera demonios fuera de la puerta este, subirían las paredes cerca de la puerta este y los atacarían. Además, debían escuchar a la ayudante de Neia hasta que llegara y adaptarse a los cambios en las condiciones del campo de batalla.

Los subordinados de Neia obedecieron sus instrucciones y se movían rápidamente a la acción.

“¡Su Majestad!”

Después de dar sus órdenes, Neia giró y veía que los ojos del Rey Hechicero miraban a sus manos, mientras que él había usado un hechizo de vuelo para elevarse a algún lugar alrededor del nivel de la cabeza de Neia.

“¡Su Majestad! ¡Déjeme ir con usted!”

Tal vez se sorprendió por el grito de Neia, pero el Rey Hechicero repentinamente cerraba su mano y un sonido silencioso venía desde adentro.

“Hmm… Bien, está bien.”

El Rey Hechicero lanzó un hechizo de vuelo sobre Neia también. En ese momento, se daba cuenta de la grandeza de la magia cuando supo lo que se sentía volar.

Neia y el Rey Hechicero se movían como si estuvieran rozando el suelo. No salieron de la superficie, excepto para elevarse sobre multitudes de personas, que habían descendido al caos, porque no podían controlar la situación. La razón de esto era porque volar en el aire sin cobertura los hacía muy obvios y si había demonios por allí, podían ser objeto de hechizos de ataque desde todas las direcciones.

Neia se mordió el labio con desdicha, sintiéndose como si fuera una carga. Cualesquiera que sean los hechizos que los demonios usaran, no podían representar un problema para el Rey Hechicero. Ella no podía evitar pensar que él había elegido dar un rodeo largo en lugar de volar directamente a su destino solo porque ella estaba con el.

Finalmente, llegaron a su destino, el cuartel general, que también se convirtió en el despacho de Caspond.

Los dos paladines de la puerta tenían las manos ocupadas tratando de manejar a la gente atascada cerca de la puerta.

“Señorita Baraja, entraremos desde arriba.”

“¡Sí!”

Después de ver que sería un poco difícil entrar por la puerta principal, los dos flotaban y llegaban al balcón. Justo en ese momento, la ventana que los esperaba se abrió.

“¡Su Majestad! Gracias por venir.”

Era un paladín.

“¿Ya llegaron los otros?”

“No, Su Majestad. Los sacerdotes se están reuniendo. El Vice-Capitán Montagnes fue a liberar un campo de prisioneros y no se espera que regrese hoy. Ahora mismo, sólo la capitana Custodio y el príncipe Caspond están presentes.”

“¿Es eso así? Aun así, es bueno que los dos estén aquí. Guíame hacía allí.”

“¡Sí!”

Después de que el paladín los condujo a la habitación de Caspond, podían escuchar una fuerte discusión a través de la puerta. Parecía bastante caótica.

El paladín les abrió la puerta y más de una docena de pares de ojos inyectados en sangre los saludaban.

“Siento llegar tarde. Nos quedamos sin tiempo, así que. ¿De qué planes estaban hablando ahora mismo?”

Todos se miraban y Caspond habló en nombre de todos.

“Aún no hemos visto a Jaldabaoth. Su Majestad. ¿Podría este fuego haber sido hecho por un objeto mágico o un demonio que no fuera Jaldabaoth?”

“No estoy seguro. Después de todo, ni siquiera yo podría hacer algo así.”

Todos eran sacudidos. El Rey Hechicero empleaba magia que superaba la imaginación. ¿Qué tan poderoso debía ser Jaldabaoth si podía usar un hechizo que ni siquiera el Rey Hechicero podía?

“En ese caso. ¿Qué efectos tiene ese fuego? Blue Rose dijo que lograron atravesarlo y seguramente la gente normal también puede hacerlo.”

Después de decirlo, Remedios giró para mirar directamente al Rey Hechicero.

“Eso no será un problema. En cuanto a sus efectos, los demonios que se encuentran dentro del fuego se benefician de atributos mejorados, los hechizos de karma negativo harán más daño, las tasas de caída de objetos aumentarán y muchos otros efectos. Pero de acuerdo con los resultados del equipo de investigación, ninguno de esos efectos existe. Sin embargo, todavía está por verse si tiene algún otro efecto.”

“Lo que significa que podemos entrar y salir libremente. ¿Cierto?”

“¿Hmm? ¿No dije eso al principio?”

“En ese caso, debemos evacuar mientras no haya demihumanos o demonios alrededor y luego formar unidades allí. Además escuché que habían aparecido demonios dentro del área rodeada por el fuego cuando era vista por última vez en el Reino. Sigamos con ese plan de acción.”

Después de darles órdenes a los paladines, le preguntaba al Rey Hechicero otra vez.

“¿Puede usar su magia para localizar a Jaldabaoth, Majestad?

“Si pudiera, no necesitaría quedarme en esta ciudad ahora.”

“Tiene razón.”

Justo cuando el Rey Hechicero estaba lidiando con una pregunta tras otra, todos escucharon un siniestro crujido.

Comenzó suavemente y luego creció constantemente hasta ahogar el clamor en la habitación. Uno a uno, se daban cuenta de que el sonido se había apagado y finalmente, en el silencio, lo único que quedaba era el crujido.

Todo el mundo miraba a su alrededor nerviosamente en todas direcciones y justo en ese momento Neia notaba algo extraño en la pared exterior del edificio y exclamó.

“¡¡Ahh…!!”

Una grieta apareció en la pared y mientras todos miraban, empezó a extenderse. La pared se desbordó y entonces…

“¡Todos, aléjense!”

Justo cuando Remedios lanzaba la orden el Rey Hechicero se paró delante de Neia.

La pared se rompió y se produjo una gran explosión. Los ladrillos volaban por la habitación como una lluvia de perdigones. El ambiente se llenó de gritos que provenían de aquellas personas que habían sido golpeadas por los pedazos de ladrillos generados por la explosión.

Si el Rey Hechicero no hubiera protegido a Neia con su cuerpo, Neia podría haber terminado gimiendo en el suelo con ellos.

“G-gracias.”

Súbitamente el Rey Hechicero alzaba la mano para detener a Neia antes de que ella pudiera darle las gracias y luego señalaba el hueco que había en la pared para llamar su atención.

Había una silueta gigantesca, del color de un fuego resplandeciente.

“Gracias por la cálida bienvenida, humanos.”

Era una voz profunda y poderosa.

Como si estuviese cortando el humo, ese ser se metió tranquilamente por el agujero de la pared exterior y entró en la habitación.

Era… Un demonio.

Debido a su tamaño, tenía que agacharse pues apenas cabía dentro de la habitación. Su postura parecía un poco estúpida, pero ahora definitivamente no era el momento para reírse.

Neia se daba cuenta que su garganta no funcionaba correctamente. Ella quería tragar la saliva acumulada en su boca, pero algo se lo impedía.

Se sentía que se estaba produciendo una abrumadora concentración de poder.

Neia nunca había sido muy buena juzgando la fuerza de sus enemigos en relación con ella misma, pero rápidamente comprendía que no podría vencerlo incluso con decenas de miles de Neias. Al mismo tiempo era asfixiada por un oleaje de poder comparable al del Rey Hechicero y no podía mover ni un músculo.

Fue entonces cuando se daba cuenta de a quién se enfrentaba.

“Ese, ese es Jaldabaoth… El demonio emperador Jaldabaoth…”

Su cara estaba llena de ira, sus alas estaban rojas, sus brazos eran ardientes y parecía tener algo en una mano. Neia no podía evitar dudar lo que veían sus ojos.

Eso era la parte inferior de un cuerpo. Pero aun así no se atrevía a creerlo. Emitía un hedor vil, uno de decadencia avanzada.

“¡¡Yeeeaaarrt!!”

De pronto… Era un grito…. No, un aullido. Era un sonido que solo haría alguien que había roto las cadenas de sus emociones y caído en la locura. Venía detrás de Neia.

La espalda de Neia se estremeció. La persona que hacía ese sonido era Remedios.

Remedios elevaba su espada sagrada en alto y atacaba directamente a Jaldabaoth, sin preocuparse por su propia defensa.

Eso era demasiado precipitado. Incluso Neia, que no era hábil con las espadas, sentía que era un ataque estúpido.

“¡¡¡Piérdete!!!”

Esas palabras pesadas y silenciosas eran acompañadas por el sonido de salpicaduras. Al mismo tiempo, Remedios voló en línea recta y se estrelló contra una pared. Su impacto causó tal movimiento que parecía como si todo el edificio estuviera colapsando. Después de eso, Remedios, que había sido golpeada como una mosca, se derrumbó sin fuerzas cerca de la pared.

Parecía que Jaldabaoth había hecho volar a Remedios usando el objeto que tenía en su mano y que parecía la parte inferior del cuerpo de un humano.

Neia seguramente habría muerto si hubiera recibido ese golpe. Pero como se esperaba de la paladín más fuerte del país, su vida no parecía estar en peligro.

Sin embargo, en su lugar, un olor repugnante comenzó a extenderse por el aire.

La habitación estaba llena de trozos de carne del cuerpo descompuesto que Jaldabaoth había usado para golpear a Remedios.

“Ahghg… Qué desastre. Sinceramente me disculpo por ensuciar el cuarto. Por supuesto, no habría terminado así si esa mujer no me hubiera atacado sin pensarlo. Bueno, eso es sólo una excusa. Por favor perdónenme.”

Jaldabaoth inclinó lentamente su cabeza. Parecía sinceramente disculpándose, pero eso solo hacía que todos los demás tuvieran más miedo.

Y luego, casualmente arrojaba al suelo lo que estaba sosteniendo, algo que se parecía a los restos carbonizados de un tobillo humano.

“Dios mío, supongo que me emocioné demasiado cuando lo moví y la mitad superior voló a algún lado. Es una cosa pequeña y sucia, así que he estado buscando la oportunidad de deshacerme de ella… Pero al final logré hacer un buen uso de ella. ¿No soy un demonio amable? Ella debe estar agradeciéndome desde la otra vida.”

Jaldabaoth murmuraba en tono bajo.

“¡¡¡Ahhhhhhhhhh!!!”

Remedios se estremecía mientras lloraba de angustia y sangre fresca brotaba de la comisura de su boca. No, ella estaba recogiendo los trozos de carne que estaban pegados a ella. ¿Qué estaba haciendo ella? ¿Finalmente había perdido la cordura?

Se preguntaba Neia.

No, había una razón para su aparente locura.

De inmediato una duda la invadía. No me digas, ese cadáver era… ¿Cómo podría serlo…?

Aunque la parte inferior del cuerpo tenía pedazos de lo que parecía una armadura adherida, debía haber pertenecido a una mujer. En ese caso, ella podía imaginar a dos personas que podían haber usado una armadura similar a esa.

Si ese era realmente el caso…

“Qué hermoso sonido.”

Jaldabaoth agitó su mano como un director.

“Creo que es la primera vez que nos vemos, Rey Hechicero Ainz Ooal Gown-dono. ¿O quizás -sama sería una mejor forma de dirigirme a ti?”

“No importa. Ahora bien, confío en que estés aquí para un enfrentamiento conmigo.”

“En efecto. Ninguna cantidad de debiluchos hará la diferencia.”

“Estoy de acuerdo en ese punto. No tengo intención de generar muertes sin sentido.”

Aun resoplando, Remedios miró hacia el Rey Hechicero.

“Su Majestad, usted es fuerte. Más fuerte incluso que Momon. Espero me permitan adoptar una estrategia que garantice mi victoria.”

Jaldabaoth levantó la mano y una cabeza se asomó por el agujero.

Era una mujer con una máscara y un traje de sirvienta. En realidad había dos de ellas.

“¿Confío en que no me llamarás despreciable?”

“Uhmm… Bueno, eso. Bueno, esto es… Hmhm… Uh… Um.”

El Rey Hechicero empezaba a preocuparse. Eso era de esperar.

Nadie podía esperar que Jaldabaoth llegara con sus sirvientas demonio consigo. Sin embargo…

Probablemente ese no sea el caso. El Rey Hechicero es sabio y debe haber anticipado esto. En ese caso. ¿Por qué está así? ¿Podría ser debido a que estamos aquí? Quizás no se sienta capaz de protegernos a todos, así que está preocupado.

“Su Majestad, por favor no se preocupe por nosotros.”

“¡¿Eh?!”

El Rey Hechicero hacía una pequeña exclamación de sorpresa.

Neia sabía muy bien que las sirvientas demoníacas eran seres que podían matar a todos en esta sala y eran tan poderosas que no podía estar tranquilo incluso si alguien le decía que no se preocupara. Comparado con alguien en el nivel del Rey Hechicero, Neia y los demás, probablemente incluyendo Remedios, eran poco más que peones sin valor.

Sin embargo, ella preferiría morir antes que meterse en su camino.

Tiempo atrás había escuchado que los subordinados del Rey Hechicero estaban preparados para morir si se convertían en rehenes. Mientras que el Rey Hechicero dijo que se había sentido angustiado por ello, Neia finalmente pudo entender cómo se habían sentido sus subordinados. No querían convertirse en una carga para la persona que respetaban.

“Hahaha. No se preocupen humanos. Los torturaré a todos ustedes hasta la muerte después. Estaremos esperando en la fuente por el centro de la ciudad. Por supuesto, puedes huir si lo deseas, Rey Hechicero.”

“Tomo esas palabras y te las devuelvo, Jaldabaoth.”

El Rey Hechicero y Jaldabaoth se miraban el uno al otro.

Después de eso, Jaldabaoth giró y Remedios saltó, con su espada sagrada en la mano y corrió hacia él.

La espada sagrada que brillaba débilmente parecía una franja de luz que fluía.

“¡¡¡Muereee!!!”

Y luego, ella logró apuñalar la espalda de Jaldabaoth.

“¿Qué es esto?… ¿Eso es todo?”

Era una voz fría y plana.

“¡¡¿Por qué… Por qué…?!! Después de recibir un golpe de la espada sagrada… Deberías estar herido, eres malvado…”

La espada de Remedios parecía demasiado pequeña e insignificante en comparación al inmenso poder de Jaldabaoth.

“No sé cómo responder a eso. ¿¿Por qué?? ¿¿Qué quieres decir con “por qué”?? Eso se sintió como un pequeño pinchazo. ¿Quizás ese sea el “por qué”? Si terminaste. ¿Te importaría quitarte del camino? No tengo la intención de matarte aquí. Lo decidiré después de matar al Rey Hechicero.”

Jaldabaoth no prestó atención a Remedios y extendió sus enormes y ardientes alas antes de volar. Las sirvientas le siguieron.”

“…Entonces yo también me iré. Deberían refugiarse todos, de esa forma no quedarán atrapados en nuestra lucha. Aunque no creo que sea un problema, espero que entiendan si esta ciudad termina arruinada.”

“Su Majestad. ¿Estará bien?”

Caspond se levantaba de donde se había escondido para protegerse y evitar los restos que volaban por la habitación. Sus ojos miraban a Remedios, que parecía completamente derrotada y no podía ponerse de pie.

“Estaré bien.”

“Aunque no puedo asegurarlo, pero tiene que haber alguna oportunidad. Hubiera sido muy problemático si hubiera traído a los demihumanos como escudos. Parece que todavía me está subestimando y esta también es una oportunidad para poner a las sirvientas demonio bajo mi poder.”

“Todo saldrá bien. No hay problema. Mi hermana todavía está aquí. Kelart todavía está aquí. Mientras ella esté cerca, Calca-sama podría…”

Remedios se dio un golpe en la cara mientras murmuraba para sí misma y ​​luego se levantó enérgicamente.

“¡Rey hechicero! Yo también iré ¡Présteme un arma que pueda hacerle daño! ¡Me convertiré en tu espada en este momento!”

El Rey Hechicero miró a Remedios que tenía los ojos inyectados en sangre y llenos de odio y luego negó con la cabeza.

“…Olvídalo. Sólo te interpondrías en el camino.”

“¿Qué está diciendo?”

“¿No lo entiendes? Hablo de la disparidad de fuerzas. ¿O quieres decir que lo entiendes, pero te niegas a aceptarlo? En pocas palabras, eres una carga.”

Remedios miró al Rey Hechicero como si fuera su némesis.

Las palabras del Rey Hechicero eran muy duras, pero también eran ciertas. O más bien, eran difíciles de aceptar precisamente porque eran verdad.

“¡Capitana Remedios! Tengo otra tarea para usted. ¡Evacue a estas personas fuera de la ciudad!”

Caspond dio la orden en un tono severo y autoritario.

“El plan era dejar que Su Majestad manejara a Jaldabaoth. Usted también aceptó eso.”

“…Ahh, lo sé.”

Remedios se mordió el labio y luego forzó sus siguientes palabras.

“¡¡Debes matar a ese bastardo!!”

“Entendido.”

“Paladines, recolecten cuidadosamente los restos de ese cuerpo. No dejen una sola pieza detrás.”

“Capitana… Ese cuerpo es…”

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El paladín tenía una idea de lo que estaba sucediendo y aventuró su pregunta con voz temblorosa. Remedios respondía en un tono que parecía estar diciéndole que no preguntara más.

“No olvides que podría ser una especie de truco demoníaco.”

Remedios se retiraba sin mirar atrás. Varios paladines la siguieron, con miradas medio asustadas en sus rostros.

“Su Majestad, le pido disculpas sinceramente por la forma en que lo trató… ¿Puedo disculparme por ella?”

Caspond bajaba la cabeza.

“Por favor, le ruego me perdone.”

“…Acepto tu disculpa. Ahora, date prisa y evacua. Si le hago esperar demasiado, él podría cambiar de opinión. Iré primero para ganar tiempo, pero espero que entiendas que solo puedo darte unos 30 minutos.”

“Entiendo… ¿T-Todos oyeron? ¡Hay que moverse!”

Varios sacerdotes y paladines se retiraban con Caspond.

Las únicas personas que quedaban en la sala eran el Rey Hechicero y Neia así como varios paladines y sacerdotes que estaban metiendo los restos del cuerpo de alguien en una bolsa. En ese caso…

“Su Majestad. ¿Puedo ir con usted?”

Hubo exclamaciones de admiración e ingestas repentinas de aire alrededor de ella. Pero Neia ignoró a esas personas irrelevantes. Se quitó el visor y miró directamente al Rey Hechicero.

“…Umu. No es posible. Él puede haber dicho todo eso justo ahora, pero él es un demonio. Cuando lo presione lo suficiente, revelará su verdadera naturaleza y te usará como rehén.”


“Pero si eso sucede, Su Majestad me matará sin dudarlo. ¿No es así?”

“Cuando dices eso con una mirada tan seria en tu rostro, me haces sonar como una persona cruel. Bueno, si no puedo salvarte, te descartaré. Te golpearé con un hechizo de ataque también.”

“En ese caso…”

“No estoy haciendo esto porque quiera matar rehenes.”

“¡Ah! Perdóneme…”

Así era como era. Lo haría porque era la mejor opción disponible. Si hubiera una mejor alternativa, este hombre misericordioso seguramente elegiría eso en su lugar. Por lo tanto, no dejar que Neia lo acompañara era porque era la mejor de las posibles alternativas.

“Pero… Su Majestad, ha usado muchos hechizos e incluso sus objetos mágicos y maná para liberar esta ciudad. Como hechicero mágico, seguro que ahora debe estar debilitado. ¿Realmente estará bien?”

“M-hmm. De hecho, podría ser peligroso, pero vine aquí para derrotar a Jaldabaoth. Afortunadamente, él vino a buscarme a mí. Ahora lo destruiré y haré mías sus sirvientas… Ugh, decir que quiero a las sirvientas me hace parecer un viejo sucio. Hmm…”

Neia sonrió amargamente al Rey Hechicero, quien aún podía hacer una broma pesada en un momento como este. Ella quería hablar, pero el Rey Hechicero la interrumpió levantando la mano.

“Además, seré el hazmerreír si huyo de aquí.”

El Rey Hechicero se encogió de hombros, como si estuviese bromeando. Neia sintió que él no hablaba en serio, así que levantó la voz.

“Su majestad… Si quieren reírse. ¡Déjelos! Humildemente afirmo que solo debe pelear con él en las mejores condiciones. Además, vino aquí para luchar contra Jaldabaoth, pero terminó usando una gran cantidad de maná y fuerza en nombre del Reino Santo. Eso no es lo que acordaron al principio. Si decimos eso, la gente de mi país…”

“De hecho, eso es cierto. Pero los humanos son criaturas que solo creen lo que quieren creer. Incluso si difunde la palabra, nadie se lo tomaría en serio, señorita Baraja.”

“¡¡Noo…!! En ese caso. ¡Puedo ser un testigo! Y…”

Neia miró por el rabillo del ojo a los paladines y sacerdotes que escuchaban su conversación. Seguramente estarían dispuestos a ser testigos.

“…Neia Baraja… Te agradezco, pero no hay necesidad de eso. No cambiaré mi intención de luchar contra Jaldabaoth.”

“P-Por qué… ¿Por qué?”

“Sencillo. Es porque es una promesa que hice como rey.”

Neia no tenía nada que decir. No había nada que ella pudiera decir en respuesta a eso. Una plebeya como ella no podría decir nada que pudiera cambiar la mente de un Rey.

Hubo murmullos de admiración a su alrededor. De hecho, esta gran y orgullosa persona no era otra que Su Majestad el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown.

Neia estaba orgullosa del rey que tenía en tan alta estima.

“Su Majestad, sé que esto es profundamente irrespetuoso, pero si siente que hay peligro, le ruego que huya.”

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Tal vez mencionar la posibilidad de su pérdida podría hacerlo infeliz, pero aun así ella todavía tenía que decirlo.

“…Por supuesto. Es un necio quien pelea sin preparar una vía de escape. Incluso si se pierde una batalla, se puede hacer un buen uso de la información obtenida en la siguiente batalla. No importa si pierdes la primera batalla.”

“No esperaba nada menos de usted, Su Majestad.”

Una interpretación extrema de eso era que, si su objetivo era derrotar a Jaldabaoth, entonces todo lo que necesitaba era salir victorioso al final. Neia estaba entusiasmada con esta línea de pensamiento, que no era la mentalidad de un guerrero, sino la de un rey.

“Entonces me iré primero.”

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