Overlord

Volumen 11: Los Artesanos Enanos

Capítulo 2: En Busca de la Tierra de los Enanos

Parte 2

 

 

Luego de una breve discusión, ambos se preparaban y se dirigían hacia el origen del sonido.

Una criatura con forma de Enano se encontraba al interior del túnel. En este mundo de completa oscuridad, todo lo que veían era a la figura excavando diligentemente las paredes del túnel con un pico.

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Estaban algo alejados así que no podían estar seguros, pero parecía tener 140 cm de altura. Su cuerpo tenía la forma de un barril de cerveza y sus piernas no eran largas. De hecho, resultaba inmediatamente claro que sus piernas eran cortas.

Llevaba una capa de color marrón y los objetos esparcidos en las cercanías debían ser todos de su propiedad también. Uno de ellos era una lámpara apagada y un frasco de agua.

(¿Qué hacía un minero solo en una ciudad inhabitada? Esto era extraño. Preguntémosle y resolvamos el misterio.)

Aura se acercaba en silencio hacia el minero.

Por el contrario, Ainz no parecía tener cuidado.

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[Incognoscible Perfecto] borraba los rastros y sonidos del lanzador, haciendo que sea muy difícil de detectar si no se tenía una clase de profesión de tipo ladrón de muy alto nivel. Incluso alguien del nivel de Aura tendría muy difícil poder detectarlo. Sus sentidos registraban a Ainz como una presencia vaga.

Una vez que se acercaba lo suficiente al minero, Aura lo llamaba.

“Oye. ¿Qué haces?”

“¡Hiiiieeeee!”

El minero gemía como si estuviera a punto de morir al mismo tiempo que se volvía hacia ella.

Su barba era larga… No había duda de que pertenecía a la raza de los Enanos.

El hombre de ojos desencajados se cubría ceñidamente con la capa.

Sin embargo, eso era todo. El hombre seguía allí. Aún así, parecía que Ainz era el único que pensaba de esa manera.

“¡Hmph! Invisibilidad, eh…”

La voz de Aura hacía que Ainz, que podía ver a través de la invisibilidad, mirara con detenimiento en dirección del Enano. Justo como había dicho Aura, la imagen del Enano parecía algo tenue.

(La capa debía ser un objeto mágico y cuando se hacía eso probablemente activaba sus poderes de invisibilidad. Prácticamente igual que Shizu…)

“Oye, oye, sabes que no pretendo lastimarte. ¿Cierto, Enano-san? Sé que estás allí. Déjame echarte un vistazo.”

El tono de voz adorable y cálido de Aura debía haber tenido un gran impacto en el corazón del Enano.

Abría su capa ligeramente y observaba furtivamente a Aura a través de la abertura.

“¿Eres un Elfo Oscuro? ¿Qué estás haciendo aquí?”

“¿Hmm? Cuando vine a la ciudad Enana, encontré que era un cascarón vacío, así que decidí averiguar por qué no había nadie. Eché un vistazo y aquí estoy.”

“Ya, ya veo…”

“Hace cinco años todavía había Enanos viviendo aquí. ¿Dónde están ahora? ¿Sucedió algo? Y hablando de ello. ¿Por qué no me dejas darte un vistazo?”

El Enano se movía lentamente, pero Aura lo seguía con la mirada.

“Efectivamente. Parece ser que puedes verme.”

El Enano doblaba su capa. Eso era probablemente para dar por terminados los efectos de la magia. Todo parecía bastante cómico para Ainz, ya que nada había cambiado desde su punto de vista.

“Entonces, comencemos de nuevo. ¿Cómo te va? Soy Aura Bella Fiora, del Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown.”

“¿El Reino Hechicero? Perdona mi ignorancia. ¿Pero se trata de un Reino Elfo Oscuro? ¿Algo así? Oh discúlpame. Soy Gondo Firebeard del Reino Enano. Encantado de conocerte.”

Aura extendía una mano. Gondo parecía darse cuenta del significado del gesto y limpiaba su propia mano cubierta de tierra antes de tomar la de Aura.

(Las cosas parecían estar progresando bien.) Ainz asentía mientras observaba sus actuaciones, manteniendo aún su hechizo de incognoscibilidad.

“Bueno, supongo que no necesitamos ser tan formales. ¿Qué te parece si hablamos normalmente?”

“¡Ohhh! Estaba por preguntar eso mismo. Yo soy un simple plebeyo. Pero si fueras una figura importante, entonces todo lo que podría hacer es quedarme callado.”

Aura veía la sonrisa de Gondo y le sonreía de vuelta.

“Entonces, regresemos a la pregunta anterior. Hace cinco años todavía había enanos viviendo aquí. ¿A dónde fueron?”

“Mmm, todos se mudaron a otra ciudad hace tres años. ¿Sucede algo?”

“Sí, algo así. Vine aquí con un Hombre Lagarto que dijo haber vivido aquí por un tiempo. Él me contó sobre este lugar.”

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“¿Un Hombre Lagarto? ¿Hace cinco años?”

Gondo lo pensaba un poco y luego golpeaba la palma de su mano.

“¡Ohhh! No lo vi en persona, pero sé que sí sucedió. Era la primera vez que un Hombre Lagarto nos visitaba, así que se volvió un tema candente. Creo que era un tipo con un brazo excepcionalmente grueso. ¿Tengo razón?”

“¡Así es! Era él.”

Gondo murmuraba.

“Ya veo, ya veo.”

Lo hacía para sí mismo una y otra vez. Cierta mirada en sus ojos sugería que había bajado la guardia.

“La persona que fue amable con el Hombre Lagarto parece que se ha mudado también. ¿Podrías decirme a dónde fue?”

“Bueno, supongo estará bien si te lo digo… Pero he oído que los Elfos Oscuros no habitan al interior de la tierra. ¿Tengo razón? Incluso si supieras la ruta subterránea hacia allá. ¿Podrás llegar a salvo?”

“Bueno, pienso que no habrá problemas, pero si fuera posible, me gustaría saber la ruta en el exterior también.”

Gondo arrugaba su rostro barbudo.

“Oh, me debo disculpar. Muy de vez en cuando viajo a la superficie, así que no estoy seguro de poder describir la ruta a Feoh Gēr. Es decir, la ciudad a la que se mudaron. Todo lo que puedo darte son direcciones generales, como tantos y tantos kilómetros al norte y cosas similares.”

“Eso también estará bien. En realidad, quería preguntarte si podías guiarme… ¿Qué te parece si te contrato? Recibirás un pago, por supuesto…”

“Qué propuesta tan atractiva. Sin embargo, tú… No, hace un momento mencionaste al Hombre Lagarto… ¿Vinieron ustedes dos solos? No eres adulta todavía ¿Cierto? ¿Cuántas personas vinieron contigo?”

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“Un gran número. Sin embargo, si ingresábamos todos, causaría problemas, así que les dije que me esperaran a la entrada del túnel.”

“¿La entrada? …¿Hmm?”

Gondo se hundía en sus pensamientos, como si acabara de recordar algo. Aún así, era sólo por un instante. Apartaba sus pensamientos y continuaba hablando.

“Bueno, qué alivio. Caminar solo en un túnel… no es buena idea. Tú no vives bajo tierra así que probablemente no lo sabes, pero algunos monstruos pueden nadar libremente a través de la tierra. No es un lugar donde puedas ir solo. ¿Sabes? Bueno, si tuvieras mi equipo mágico, podrías hacer algo sobre ello… ”

Miraba varias veces el traje de Aura para ver si tenía algún objeto mágico.

“Bueno entonces, tendré que quejarme con tus camaradas. Enviar a una niña sola es una vergüenza terrible para un adulto.”

Gondo le daba la espalda a Aura y arrojaba un pedazo de roca en una bolsa que había sido colocada a su lado.

La bolsa no se llenaba. Debía ser también un objeto mágico. Luego, tomaba la lámpara que tenía cerca y levantaba la tapa.

Un resplandor azul sorprendente, un resplandor mágico, iluminaba el túnel. Hasta ahora, ambos habían estado conversando en la oscuridad total.

“Entonces, vamos. Parece ser que puedes ver en la oscuridad, pero algo de luz ayudará. ¿Cierto?… Bueno, incrementa considerablemente la posibilidad de ser visto por un monstruo, así que no lo recomiendo. ¿Tienes alguna forma de escapar si ataca un monstruo? Aquí no son muy comunes, pero no puedes descartar la posibilidad por completo.”

Ainz asentía con la cabeza. El Enano no conocía el poder de Aura, así que era bastante admirable que asumiera esta actitud madura con ella. Sin embargo, Ainz sentía que la cautela de Gondo no era suficiente. Debía de haber considerado numerosas posibilidades antes de aconsejar a Aura.

“No te preocupes. Puedo escapar por mi cuenta sin ningún problema y tampoco estoy sola.”

Aura miraba a Ainz. Sin embargo, su mirada parecía estar ligeramente desviada.

“¿Hmm? ¿De verdad? Yo tengo un Manto de Invisibilidad, así que puedes abandonarme y escapar. Sin embargo, los monstruos que excavan por la tierra pueden sentir la posición de sus oponentes a través de las vibraciones en el suelo. Por lo tanto, quería advertirte que tengas cuidado al moverte.”

Con un gruñido, Gondo se colocaba la bolsa al hombro y se ponía de pie.

“Vamos, entonces.”

Godo comenzaba a avanzar. Aura y el aún incognoscible Ainz lo seguían de cerca.

“Ahora que lo pienso, antes mencionaste que este lugar no era seguro. ¿Pero no fue alguna vez una ciudad Enana? ¿Qué la hizo tan peligrosa que tuvieron que evacuar?”

“Bueno, no fue en esta ciudad, sino en nuestra capital actual, Feoh Gēr. Queda al noreste. Descubrimos Quagoa (Hombres Bestia Excavatúneles) en las cercanías. Sería una tragedia si nuestras ciudades fueran destruidas poco a poco, así que decidimos abandonar temporalmente esta ciudad Feoh Raiđō.”

“¿Quagoa? ¿Qué tipo de raza son?”

“Umu. Son habitantes subterráneos como nosotros… pero son tipos molestos. Las cosas van tan mal entre nosotros que nos matamos en el acto cuando nos encontramos.”

Gondo divagaba sobre los Quagoa mientras caminaba por el túnel. Probablemente también hacía esto para mantener alerta a Aura.

A simple vista, eran semihumanos bípedos parecidos a topos. Median 140cm de altura, pesaban alrededor de 70kg y eran de constitución pequeña pero poderosa.

Predominantemente eran de color marrón oscuro, siendo menos comunes los negros y marrones. Aparentemente los colores especiales como rojos o azules señalaban a individuos con cierto grado de poder.

Vivían en los lugares en los que la luz no penetraba, pero su visión era más potente que la de los seres humanos.

Su nivel tecnológico era bajo, igual si no inferior al de los Hombres Lagarto. No podían crear armaduras o armas, probablemente debido a que sus propios cuerpos, sus garras y pelaje, eran superiores a equipos de guerra por debajo del promedio.

El pelaje que cubría por completo sus cuerpos era tan resistente como una armadura de metal y podía disipar golpes de armas metálicas. El pelaje se hacía más fuerte si en su juventud se alimentaban de metales poco comunes. Y se podía saber de su resistencia al daño por el color de sus pelajes.

Desde la perspectiva de un jugador de Yggdrasil, se podría decir que probablemente poseían una habilidad racial relacionada a la resistencia al daño, en este caso al daño de armas de metal. La pregunta era qué tan resistentes eran. Era poco probable que su resistencia al daño fuera abrumadora hasta el punto de la inmunidad completa, pero aun así merecía ser investigada.

Luego estaban sus garras, parecidas a las de los armadillos y osos hormigueros. Estas incluso podían perforar el acero.

“Esos tipos, eh…creo que hace poco encontramos rastros de ellos en la ciudad.”

De pronto Gondo se detenía y se volvía para mirar a Aura.

“¿Qué fue lo que dijiste? ¿Ahora este lugar es su nido? ¡Le ha pasado lo mismo que a ese lugar!”

“Ese lugar… Bueno, no parece que hayan decidido vivir aquí. Creo que sólo vinieron como exploradores. Sin embargo, si ustedes iban a abandonar este lugar, ¿No sería mejor destruirlo?”

“Es verdad, pero no pretendíamos abandonar este lugar por siempre. Una vez que nuestros ejércitos estén listos, planeamos tomarlo de vuelta. Como puedes ver, hay mucho mineral aquí, como en el lugar en el que estaba excavando hace poco.”

“Hmm~”

Los dos seguían caminando en silencio. Las pausas eran comunes en las conversaciones y si no llenaban ese espacio con un nuevo tema pronto, su dialogo terminaría aquí. Ainz juzgaba que ya habían preguntado todo lo que podían preguntar y decidía mostrarse. Podía ser mejor contarle a Gondo sobre sí mismo antes de que saliera del túnel y viera a los no-muertos.

“Entonces, creo que ya es hora de presentarme.”

Ainz decía eso, pero gracias al hechizo de [Incognoscible Perfecto] que seguía haciendo efecto, su voz no le llegaba a ninguno de los dos.

Sintiéndose un poco avergonzado, Ainz disipaba la magia.

Tal vez Gondo sentía la presencia de Ainz a espaldas de Aura, por lo que se daba la vuelta y sus ojos se abrían de pronto como platos. Su expresión experimentaba una serie de cambios complejos. Perplejidad, conmoción, terror, confusión y entonces…

“…Geehhhhhh!”

Ainz se preguntaba si había hecho algún ruido que podía haberlo perturbado, pero Gondo agarraba fuertemente la mano de Aura.

“¡Unmon, un monst… ¡Esc, escapa! ¡Rápido, corre!”

Sin embargo, Aura conocía a la persona que acababa de aparecer y no tenía ninguna razón para correr.

“¡¡¡Vamos, apúrate y corre!!! ”

Gondo no se podía mover, como si hubiera sido encadenado a una gran roca.

“¡Es, es tan pesado! ¡Qué sucede! ¡¿Me ha pasado algo?!”

“No temas… Gondo.”

Cuando Ainz hablaba, la aterrada cara de Gondo temblaba.

“¡Cómo, cómo sabes mi nombre! ¡¡¡Viste a través de mí!!! ¡¡¡¡¡O fue magia!!!!!”

(Debí usar la máscara, después de todo), pensaba Ainz. Luego, hablaba con calma, como para no agitar más a Gondo.

“Cálmate. Simplemente oí su conversación. Soy el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown, gobernante del Reino Hechicero.”

El rostro de Gondo experimentaba otra serie de cambios y esta vez sus ojos se movían ida y vuelta entre Aura y Ainz.

“¿El, el Reino Hechicero? ¿El Reino Hechicero no era una nación de Elfos Oscuros?”

“No. Es un país de varias especies que me reconocen como su Rey.”

“…¿Eh? ¿De verdad?”

Sólo había cautela y sospecha al interior de los ojos de Gondo, mientras que su tono de voz estaba teñido de aprehensión.

“Un no-muerto, eh… ¿Así que ésa no es una máscara? ¿Eh? ¿Quieres decir esos no-muertos? ¿Esos seres que odian y masacran a los vivos?”

“Oye, es justo como dijo Ainz-sama. No estaba mintiendo. Soy una Elfa Oscura y la historia sobre el Hombre Lagarto que vino aquí también es cierta. Ainz-sama ha estado conmigo desde que te conocí, ¿sabes? Como dije, no vine sola.”

“¿Eh? Pensé que mis oídos me engañaban. Pero…”

Gondo murmuraba para sí mismo y luego respiraba profundamente varias veces antes de mostrar una expresión decidida en el rostro y preguntar.

“Podría ser que Su Majestad… ¿Podría usar ese término? Ah, que Su Majestad ¿Era originalmente un Elfo Oscuro?”

Ésa era una pregunta inesperada. La respuesta correcta probablemente sería decir que era un ser no-muerto de origen humano. Ainz hacía una breve pausa para reflexionar su respuesta y luego respondía de acuerdo a sus predicciones:

“No, soy una criatura no-muerta generada naturalmente… aunque no sé si ése es el término correcto a usar. …Bueno, no es necesario tener miedo. Humanos, Enanos y Elfos, todas las especies tienen buenos y malos miembros. ¿Correcto? De manera similar, hay no-muertos que odian a los vivos y hay algunos que buscan relaciones amistosas con ellos. Naturalmente, yo pertenezco al segundo grupo.”

“Pero, pero un no-muerto amistoso, eso es casi tan impensable como un demonio compasivo…”

(Eso estaba muy bien dicho), pensaba Ainz mientras se encogía de hombros.

“¿De verdad? Conozco a un ángel que cayó en la oscuridad y a un demonio que aspiraba a la luz…”

El demonio en cuestión era un NPC en Yggdrasil, llamado Mefistófeles. Era un personaje famoso por repetir frases tsundere* a los seres de buen karma. Tenía una apariencia temible pero era sorprendentemente amistoso y lógico, además otorgaba misiones que iban desde las triviales hasta las de alto rango, lo que lo hacía ser casi tan popular como los Retoños Oscuros.
(*Inicialmente frías e incluso hostiles que poco a poco se hacían cálidas)

“Y pensar que tales cosas existían… ”

Ainz se encogía de hombros ante el sorprendido Gondo.

“Entiendo tu cautela. Sin embargo, lo único que pido es que recuerdes esto. No tengo intenciones de hacerte daño. Déjalo ir, Aura.”

“Sí, Ainz-sama.”

A mitad de camino, la persona agarrando la mano de la otra había cambiado de Gondo a Aura y naturalmente sus intenciones para hacerlo eran exactamente opuestas.


Gondo retrocedía una gran distancia a tropezones una vez que Aura lo soltaba, pero no parecía estar escapando.

(Una decisión muy racional), reflexionaba Ainz. Un paso en falso habría llevado a Gondo a tomar la decisión emocional de escapar. Eso no habría terminado bien para él. Sin embargo, en el estado en el que Gondo se encontraba ahora, calificaba como alguien con el que se podía negociar.

“Entonces. ¿Podemos comenzar de nuevo? Entiendo tu cautela, pero yo, nosotros, no tenemos ninguna intención de hacerte daño. Al contrario, nos gustaría ser amigos tuyos.”

Gondo no respondía. Como era de esperar, estaba mirando furtivamente a Ainz con la palabra duda escrita en toda la cara.

“En particular, a mi nación le gustaría firmar un tratado de amistad con el Reino Enano. Por lo tanto, no tenemos ninguna intención de lastimar a ningún ciudadano Enano.”

“¿Y qué quiere decir con un tratado de amistad?”

“…Perdóname. Es mejor no mencionar asuntos de escala nacional con un individuo que no puede representar a su nación. ¿No crees?”

“Mm. Es cierto, ah, no, quiero decir, es como usted dice…”

“…No te preocupes. Las dos frases están bien. Es tedioso tratar con alguien que tropieza con sus palabras.”

La relajada respuesta de Ainz le arrancaba la primera sonrisa amarga a Gondo desde que se habían conocido.

“Muchas gracias… Su Majestad. Y si las palabras de esta niña… de esta jovencita son ciertas. ¿Asumo que vino a esta ciudad con ese propósito?”

“Efectivamente, así es. Pero Gondo. ¿Por qué no salimos del túnel primero? Hablar con el Hombre Lagarto que vino con nosotros podría ser una buena idea. Has oído antes de él. ¿No? Además, me gustaría discutir el asunto de los Quagoa contigo.”

“Hmm…”

Gondo entrecerraba los ojos mirando a Aura.

Aura sonreía, como diciendo “¿Quién, yo?”

“Muy bien. Parece que esta jovencita confía mucho en usted. Y está claro que no es ningún no-muerto común.”

Gondo caminaba delante de ellos, mientras que Aura y Ainz lo seguían por el túnel.

“Es cierto. ¿Podría hacerte una pregunta?”

“¿De qué se trata?”

Respondía Gondo mientras se volteaba para mirar a Ainz.

“Me gustaría saber más sobre los caracteres rúnicos y del oficio relacionado a ellos.”

El ceño de Gondo se contraía y sus cejas se aplastaban formando pendientes inclinadas.

“¿Qué desea saber sobre las runas? ¿Qué hay que saber?”

El descontento era obvio en la voz de Gondo.

Hasta ahora Ainz había podido sentir confusión y miedo mientras hablaba con él, pero no había habido ira. En otras palabras, el rencor de Gondo se debía enteramente a esa simple pregunta. ¿Tenía un mal recuerdo concerniente a las runas o era éste algún tipo de secreto que no podía ser revelado a nadie que no fuera Enano?

Ainz vacilaba. (¿Debía continuar preguntando?)

Gondo era el primer Enano que habían encontrado. Molestarlo no era prudente. Sin embargo, si podía averiguar el origen de la ira, podía ser beneficioso al momento de negociar con el Reino Enano.

Por supuesto, eso asumiendo que la ira de Gondo no se debía a una razón personal.

Ainz reflexionaba fríamente si debía eliminar a Gondo mientras que compartía con él lo que sabía sobre las runas. Por supuesto, en su mayor parte sólo parloteaba lo que había oído de Tabula Smaragdina.

La verdad era que él no sabía mucho. Conocía el número de los diferentes caracteres que había y que eran un sistema de escritura, pero eso era todo.

Casi no recordaba el significado individual de cada carácter, así que tenía que dar su explicación a trompicones.

En cambio, en Gondo se producía un cambio dramático.

Se detenía donde estaba y se daba la vuelta.

Su cara estaba desencajada, poseída por una emoción completamente diferente. Estaba desbordando de emoción.

“Usted… quién es usted… no… el Rey Hechicero… un ser no-muerto, inmortal, eterno… conocimientos perdidos…”

Podía oír a Gondo murmurando consigo mismo. Sus palabras no tenían significado. Parecía ser una respuesta inconsciente.

Ainz extendía una mano para detener a Aura, que estaba ansiosa y se había estado preparando para actuar ya que Gondo no respondía de inmediato. Lo mejor era dejarlo analizar detenidamente la situación primero.

Luego de que Gondo se tranquilizaba estudiaba atentamente a Ainz. Su actitud seguía comunicando recelo hacia Ainz, pero parecía haber sido suplantado por alguna otra emoción.

“Conozco más runas que estas. Hay 50 runas menores, 25 runas medias, 10 runas altas y 5 runas superiores, para un total de 90. Dicho esto, muchas de ellas se han perdido y sólo quedan unas cuantas. Exactamente cuántas runas secretas y divinas existen es materia de leyendas.”

“En serio… podría haber algunas diferencias, pero las runas que yo conozco se ven así. ¿La reconoces?”

Ainz trazaba una runa que recordaba en el suelo.

“¡Jo! Ésta es una de las runas medias, Lagu*.”
(*Runa anglosajona que significa “lago”.)

Aunque Ainz no sabía por qué había tantas de ellas, era suficientemente seguro que algunas de ellas coincidían con las que Gondo conocía.

“Lo entiendo. Entonces, por favor continúa contándome sobre las runas.”

Lo que Ainz quería saber realmente era quién había enseñado este conocimiento y la información relacionada a otros jugadores. Sin embargo, esa pregunta sería mejor hacérsela a un historiador. Por el momento, construiría una base de conocimientos con otra información relacionada.

“Hace unos 100 años atrás, los Enanos exportaban armas mágicas grabadas con runas a la nación humana al este de estas montañas… Al Imperio. Sin embargo, el flujo de tales armas se detuvo después.”

“¿A qué se debió eso?”

Lo que realmente quería saber era si un jugador había muerto 100 años atrás, pero insistir demasiado en esa información podía terminar poniéndolo al descubierto. Ainz ya había estado reflexionando sobre esta pregunta por algún tiempo y parecía una buena pregunta ya que no corría el riesgo de filtrar ninguna información sobre sí mismo.

El rostro de Godo se oscurecía. Hacía una pausa breve y luego continuaba caminando.

“Esto tomará un largo tiempo. Caminemos mientras hablamos.”

“Umu…”

Por un tiempo, los únicos sonidos que se oían en el túnel eran los pasos que daban los tres.

(Probablemente guardaba silencio porque estaba intentando olvidar la tristeza en su corazón.)

“En primer lugar, mis amigos me conocen como el desarrollador de runas.”

(¿Eso significaba que él mismo se había dado ese título?)

Gondo continuaba hablando sin esperar a que Ainz respondiera.


“Los objetos mágicos Enanos siempre se han hecho con runas. Pero hace 200 años, fuimos atacados por los Dioses Demonio y los últimos miembros restantes de la familia real dejaron nuestro Reino para unirse a la lucha contra ellos. La tecnologías del exterior llegaron y como resultado, las runas cayeron en desuso.”

Gondo sacaba una espada de su mochila y se la entregaba a Ainz. Había un carácter rúnico en la hoja de la espada.

“Ésta es Cuern, una runa menor que significa ‘filo’. Cuando es cuidadosamente grabada, crea una espada mágica. Su efecto es incrementar el filo del arma y hace más fácil infligir heridas profundas en el enemigo.”

“Éste es un efecto muy básico en las armas mágicas ¿No? El tiempo que toma inscribir la runa depende de las cantidades de daño que ésta añade. Dicho esto, he oído que completar un arma de gama baja no debería tomar mucho tiempo ¿Estoy en lo cierto?”

“Es exactamente por eso que la artesanía rúnica quedó desfasada. El mismo objeto toma tres veces más tiempo en hacer con runas que con otros métodos. Desde el punto de vista de la producción en masa, ni siquiera está en la misma liga que los encantamientos de la humanidad.”

Gondo suspiraba profundamente.

“Gracias a la tecnología superior del exterior, el número de herreros rúnicos que podían inscribir runas se redujo gradualmente. Eso fue porque todos pensaron que era mejor convertirse en lanzadores de magia, que podían realizar encantamientos.”

Probablemente era por eso que el flujo de armas al Imperio se había detenido. Ainz entendía esa parte. En otras palabras, las tradiciones y oficios antiguos se habían extinguido.

Gondo entrecerraba los ojos.

“¡Aun así, fue completamente estúpido abandonar nuestras técnicas Enanas! ¡Más concretamente, la artesanía rúnica también tiene sus méritos! ¡Por ejemplo, no necesitas gastar dinero en ella!”

La voz de Gondo hacía eco a través del túnel. Después de percatarse de lo peligroso que era encolerizarse en un lugar como éste, respiraba hondo. Eso a su vez le permitía hablar con mayor calma.

“¿Lo sabía usted? Un encantamiento típico tiene un costo muy elevado en reactivos y suministros.”


Eso era cierto. Ainz había oído una vez que la mitad del precio de mercado de un objeto mágico provenía de los ingredientes.

Aunque los costos de producción de los objetos mágicos eran normalmente altos, comúnmente uno podía ignorar los márgenes de los proveedores y comerciantes al momento de calcular su precio. Eso se debía a que el Gremio de Magos no cobraba costos administrativos, probablemente porque pensaban que estos estaban incluidos en la cuota que recibían anualmente y con eso los lanzadores de magia podían vender directamente sin incurrir en más costos o negociar directamente con sus clientes.

Por lo tanto, cuando uno las vendía a través de un comerciante de objetos mágicos, los precios subían.

“Sin embargo, al contrario, los objetos potenciados por runas casi no tienen ningún costo de material.”

“¡Eso es increíble!”

De pronto Ainz se inclinaba hacia adelante.

Muchas veces se había roto la cabeza por estos costos, tanto como Momon el aventurero o como el gobernante de Nazarick. Por ende, la maravillosa idea de que algo era “casi gratis” era muy apreciada por el corazón de Ainz.

Era por eso que no podía entenderlo. En verdad, Ainz nunca hubiera permitido que una técnica así desapareciera.

“…¿Hay alguna otra desventaja?”

“Ah, en realidad sí las hay. Principalmente, son difíciles de producir. Una cosa es que tomen un largo tiempo, pero también hay muy pocas personas idóneas para convertirse en herreros rúnicos. De acuerdo a la gente del Imperio, hay un menor número de ellos que de los que pueden convertirse en lanzadores de magia.”

“Hmm. Tengo una pregunta. Aunque dijiste que las runas pasaron de moda hace 200 años. ¿Por qué sigue existiendo el título de desarrollador de runas? ¿No es demasiado tarde para ese tipo de cosas? ¿O es normal para el periodo de vida de un Enano?”

Gondo no respondía así que Ainz preguntaba otra cosa.

“¿Qué tipo de artesanía rúnica estás desarrollando ahora?”

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Ainz caminaba varios pasos hacia adelante, colocándose al lado de Gondo.

La cara de Gondo estaba fija al frente, sin nada de la pasión de antes. Simplemente respondía a la pregunta de Ainz con otra pregunta.

“¿Por qué desea saber sobre la artesanía rúnica?”

Responder una pregunta con otra pregunta daba a entender que no quería dar una respuesta apropiada. Si Ainz podía darle la respuesta que buscaba, debería poder ser capaz de desvelar lo que Gondo estaba ocultando. Después de todo, había pasado de dirigirse a él con “Su majestad” a “usted”. Ésta tenía que ser una pregunta importante.

Sin embargo, no eran lo suficientemente cercanos como hablar de corazón a corazón el uno al otro. Y más importante aún…

(¿Por qué me estaba dando esta información? ¿Era una trampa? ¿O no conocía la importancia de la información que poseía? …Si realmente era un arte secreto, él debía entender lo que eso significaba. ¿Cierto?)

Era algo confuso, pero por el momento, le daba la explicación de sus motivos que había preparado de antemano.

“Se debe a que estas runas difieren ligeramente de las que yo conozco. Puedes entender el interés que alguien podría tener en el trasfondo histórico y la propagación de la artesanía rúnica. ¿No? Si es así, espero que puedas responder a mi pregunta.”

Gondo apartaba la vista y se sumía en reflexiones. Luego continuaban avanzando en silencio por un tiempo.

Justo cuando Ainz comenzaba a impacientarse, Gondo finalmente le respondía.

“Ahora estoy experimentando en reducir el tiempo que toma realizar un encantamiento rúnico y también en una forma de producirlos en masa. Sin embargo, eso es sólo un medio para lograr un fin. Mi objetivo final es desarrollar técnicas que hagan esenciales a las runas. En otras palabras, quiero hacer que la artesanía rúnica sea única y capaz de resistir el paso del tiempo.”

En otras palabras, quería añadir valor a las runas. El jefe de cualquier compañía podía entender esa motivación. Cuando se desarrollaba un producto, era bastante común que ese punto sea enfatizado repetidamente, hasta el extremo de resultar repulsivo.

“Jojo. Ésa investigación es bastante asombrosa. ¿O no? ¿Cómo va tu progreso?”

No pensaba que realmente iba a obtener una respuesta, pero Ainz había hecho la pregunta de todas formas porque había algo que no entendía. Es decir, que cualquiera que estuviera desarrollando una tecnología nueva como ésta, debía ser un hombre muy importante en el Reino Enano.

(No tengo idea de por qué está solo acá afuera, recolectando muestras en un lugar tan peligroso. ¿Alguien como él no debía estar mejor protegido?)

La pregunta de Ainz era respondida de inmediato.

“Para nada. No ha habido ningún progreso.”

Gondo murmuraba con un tono de voz deprimido.

“Las personas que usan la artesanía rúnica para crear objetos mágicos son llamados herreros rúnicos, pero yo estoy muy lejos de ser lo suficientemente increíble como para que me llamen con ese título. Ni siquiera puedo hacer lo que un aprendiz debería poder hacer.”

¿Eh? gesticulaba Ainz con sorpresa. ¿No significaba eso que alguien que ni siquiera podía aplicar correctamente las runas estaba intentando hacer progresos en el campo de la artesanía rúnica? Esta situación era completamente ridícula.

Realmente podía lograr algún avance siendo así. ¿O esto era algo muy normal para ellos?

No, era imposible que fuera normal. Si fuera así, Gondo no habría estado tan deprimido. En otras palabras, él también debía haber sentido que simplemente estaba avanzando a tientas.

En verdad, Ainz estaba en un gran dilema. No tenía idea de cómo hacer uso de Gondo.

“No tengo talento. Puedo tallar runas, pero me toma demasiado tiempo hacerlo… aunque, dicen que todos los herreros rúnicos tienen que pasar por una fase como esta antes de poder desarrollarse. Pero otros herreros rúnicos lograron progresar en lugar de quedarse estancados como yo.”

Gondo dejaba caer la cabeza sin fuerza.

“No soy bueno como herrero rúnico. Sólo soy un descendiente inútil que mi gran padre dejó atrás.”

(Ya veo), reflexionaba Ainz. Entonces su problema era simplemente que no tenía talento.

Luego de tomar en cuenta el conocimiento de este mundo así como el de Yggdrasil, estaba muy seguro de que ése era el caso.

Probablemente uno necesitaba diez niveles en ciertas clases de profesión antes de poder tomar niveles en la carrera de herrero rúnico. Sin embargo, si su tope de nivel era 11, entonces no podía ganar más niveles como herrero rúnico. Y si sólo tenía un nivel de herrero rúnico, sólo podía ser capaz de aprender habilidades poco importantes.

No había nada que Ainz podía hacer para ayudar a Gondo, así que no decía nada más.

Había ocasiones en las que reconfortar a alguien podía salvarlo y ocasiones en las que todo lo que esa persona podía hacer era darse por vencido.

Si Ainz estuviera en los zapatos de Gondo, tampoco querría que alguien a quien acababa de conocer por primera vez lo reconfortara.

“…Entonces es así. Hablando de ello. ¿Todos los Enanos tienen el objetivo de hacer avances y de desarrollar nuevas técnicas en la artesanía rúnica?”

“No, soy el único que hace eso.”

Gondo respondía con una risa terriblemente solitaria.

“Todos los herreros rúnicos han renunciado a su oficio. No queda nadie que busque liberarse del estado actual de la artesanía rúnica y desarrollar nuevas tecnologías para ella. Todos sienten que está bien abandonarla.”

“Ya veo… Entonces, hay algo que me gustaría saber. ¿Qué harás luego de desarrollar nuevas técnicas de artesanía rúnica?”

“¿Qué haré? Lo único que quiero es usar la artesanía rúnica para encantar cosas e incrementar el número de herreros rúnicos. Las runas son una tecnología sorprendente. Dejarlas morir sería una perdida terrible.”

“¿Y hay alguien ayudándote en esto?”

“No. Como dije, casi todos los herreros rúnicos han renunciado a su arte y pasan sus días bebiendo y maldiciendo amargamente sobre cómo se va a extinguir esta tecnología en su generación. He intentado hablar con ellos en el pasado, pero todos me rechazan.”

“…Hmm. Bueno, los débiles mueren. Es natural que las tecnologías inútiles desaparezcan.”

De pronto Gondo miraba ferozmente a Ainz, pero su mirada perdía la fuerza casi de inmediato.

Mientras observaba a Gondo colgar la cabeza y comenzar a moverse, Ainz meditaba sobre el valor de las runas.

Francamente hablando, no tenía interés en ellas más allá de su relación histórica con otros jugadores.

Sin embargo, las artes abandonadas podían desarrollarse a bajo costo y una pequeña inversión podía no ser mala idea. El concepto de no tener que gastar dinero también era muy atractivo. Además, quería coleccionar tecnologías poco comunes.

Y también, si aparecía otro jugador, podía usar el interés que tuviera en las runas como un señuelo excelente.

“…Tengo una pregunta o dos. ¿En qué te basas para saber que las técnicas que mencionaste antes se pueden desarrollar? Lo que acabo de oír hace un momento suena como fantasías vacías concebidas por alguien que no sabe nada del oficio.”

“¡Eso no es cierto! Bueno, es verdad que no tengo el talento para ser un verdadero herrero rúnico. Pero mi padre y el padre de mi padre, mi abuelo, ambos eran los mejores herreros rúnicos de este país y ellos sirvieron al último Rey, el Rey Herrero de Runas, como sus brazos izquierdo y derecho. Lo he visto con mis propios ojos. He leído la literatura y las tesis que mi padre y mi abuelo dejaron. ¡Estoy seguro de que es posible! Mi padre confirmó mi teoría en su lecho de muerte. ¡Me dijo que era difícil pero no imposible!”

Parecía como si Gondo iba a toser sangre junto a sus palabras mientras que las lágrimas se acumulaban al borde de sus ojos.

Los sentimientos y pensamientos que había mantenido ocultos en su interior, finalmente se habían desbordado.

Aunque ese torrente de emociones golpeaba contra él, Ainz permanecía impasible. Aunque las palabras de Gondo le daban la esperanza de que la investigación del Enano tendría éxito, el hecho era que Ainz simplemente quería obtener técnicas poco comunes que podían perderse de otro modo. Si Gondo no podía presentarle resultados concretos, entonces Ainz lo abandonaría.

“¡Es verdad que soy un hijo inútil! ¡Aun así, no quiero dejar que el arte que mis ancestros transmitieron se extinga! ¡No dejaré que el glorioso nombre de mi padre desaparezca de los libros de historia, sin importar lo que tenga que hacer!”

Y entonces, aquellas palabras tocaban una fibra sensible en Ainz.

Él también deseaba preservar todas las cosas dejadas atrás por sus camaradas en Ainz Ooal Gown. Quería que duraran por siempre.

En ese instante, en lo profundo de la médula de sus huesos, Ainz podía entender los sentimientos de Gondo.

Su medidor de afecto llegaba al límite máximo en un abrir y cerrar de ojos.

Al mismo tiempo, entendía por qué Gondo hablaba y hablaba sobre la artesanía rúnica.

Para él, la artesanía rúnica estaba muerta o tal vez cercana a la muerte. Por lo tanto, no tenía ninguna razón para ocultarla. Por lo que sabía, Gondo incluso podía haber querido darla a conocer tan lejos como le fuera posible, para que pudiera sobrevivir de una forma u otra. Por supuesto, Ainz no sabía si él realmente había pensado tan lejos en el futuro.

“…Perdóname. Esto podría enfadarte, pero espero que me permitas decirlo. Desde mi punto de vista, tú eres tú y no eres ni tu padre ni tu abuelo. ¿Estoy equivocado?”

Una mezcla inexplicable de emociones surgía en el rostro de Gondo. Era difícil saber si estaba enfadado, herido o conmovido. Pero eventualmente se convertía en abatimiento.

“…Su Majestad, le estoy muy agradecido. Pero ya he decidido la razón de mi existencia.”

“Entonces, permíteme… No, permite que el Reino Hechicero te provea el apoyo financiero para tus actividades. Permíteme convertirme en tu mecenas y ayudarte en el avance de la artesanía rúnica.”

Los ojos de Gondo se abrían y exclamaba conmocionado:

“¿Habla, habla en serio? Es, es un golpe de suerte increíble… ¡Esto es asombroso!”

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Debía haber alguna trampa en esta oferta inimaginablemente tentadora. Cualquiera pensaría de esa forma. Ainz entendía lo que Gondo debía estar sintiendo.

“Bueno, todo lo que puedo decir es que espero que puedas creerme. Sin embargo, alguien como tú que no es un herrero rúnico probablemente no será capaz de desarrollar esas técnicas de las que hablabas. ¿Tengo razón?”

La boca de Gondo se cerraba con fuerza y se quedaba en silencio.

“Por lo tanto, deseo reclutar a todos los herreros rúnicos del Reino Enano para mi país, para desarrollar técnicas de artesanía rúnica bajo tu dirección.”

“Qué. ¿Qué significa eso?”

“Significa exactamente lo que implica. Reuniré a todos los herreros rúnicos y compararé sus conocimientos para que sirvan de prototipo para las nuevas técnicas. Por esa razón… espero que me puedas ayudar a reclutarlos. ¿Es imposible?”

Gondo lo meditaba y luego respondía.

“No debería ser posible. Casi todos los herreros rúnicos han renunciado a su oficio, pero debería haber muchos de ellos esperando por una oportunidad de brillar.”

“Y luego tú conmoverás sus corazones… entonces, Gondo. ¿Qué te parece? ¿Me ayudarás? ¿Me entregarás tu alma? ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar por mí?”

“¿Qué?”

“Revivir un arte casi olvidado será muy difícil si no concentras a todos los herreros rúnicos en un solo objetivo. Es por esto que no puedes descuidarte al reclutar talentos. Quiero llevar a todos los herreros rúnicos a mi país. Por lo tanto, es muy probable que tenga que usar ciertos… métodos desagradables. Esto podría dar lugar a que mis colaboradores lleven a cabo acciones que podrían ser consideradas como traición hacia este país.”

“¿Qué, eso era todo? La respuesta es simple. Si quiere mi alma, entonces tómela, tómela toda. Es un pequeño precio a pagar con el fin de hacer que la artesanía rúnica viva por siempre.”

Gondo extendía su mano.

Ainz la tomaba.

“Soy no-muerto. ¿Eso va bien contigo?”

Gondo reía ante las palabras de Ainz.

“Siempre y cuando pueda hacer realidad mi sueño, no me importa si Su Majestad es no-muerto o el aterrador Señor de los Dragones de Escarcha.”

“Entonces, primero lo primero. ¿Puedes guiarnos hacia el Reino Enano? Planeo firmar un tratado de amistad con el Reino Enano para así reclutar herreros rúnicos para mi país. Después de todo, sería difícil reclutar personas si no existieran lazos entre nuestros países. Adicionalmente, creo que el Reino Enano tiene controles estrictos en la exportación de tecnología. ¿Estoy en lo correcto?”

“Eso debería estar bien. Casi no hay demanda para la artesanía rúnica. Ah, además, el Reino Enano ya no cuenta con un Rey. El país es gobernado por un consejo de regentes encabezado por varios líderes.”

“Umu. Me gustaría oír sobre eso. ¿Puedes hablar mientras caminamos? Quisiera oír un resumen.”

Mientras Gondo le hablaba, la salida del túnel finalmente aparecía ante sus ojos.

Después de que los tres emergían, fueron recibidos por Shalltear, entre otros. Naturalmente, Zenberu estaba allí también.

Aunque Gondo había estado esperando un gran número de no-muertos, no podía evitar asumir una postura defensiva cuando veía a las bestias mágicas también. El hecho de que “no había Elfos Oscuros” ya lo había golpeado, pero ahora sus murmullos llegaban a oídos de Ainz.

Shalltear avanzaba en silencio y hacía una reverencia.

“Ainz-sama. Perdóneme por molestarlo cuando acaba de regresar, pero hay un pequeño problema.”

“…¿Dónde están los demás Hanzos? ¿Qué sucedió?”

“¡Sí! En realidad, alguien más ingresó a esta cueva, a través del túnel en el edificio al que Aura lo guió. Mis más sinceras disculpas por decírselo recién, pero ya he enviado a algunos de los Hanzos a investigar.”

“No es necesario que te disculpes, Shalltear. Elegiste sabiamente. Esperaremos a que los Hanzos regresen, analizaremos sus reportes y luego decidiremos qué hacer. Entonces…”

Hacía una pausa y luego miraba al Enano que alguna vez había vivido aquí. El Enano no estaba prestando atención a los eventos de este lado. En lugar de eso, estaba enfrascado en una animada conversación con Zenberu. Escuchando atentamente, parecía concernir al Enano que había salvado a Zenberu.

“…Gondo. Perdóname por un momento, pero parece que alguien se ha infiltrado en esta ciudad. Es posible que el uso de la fuerza sea justificado aquí. Cuando llegue el momento, espero que sirvas de testigo para tu nación de que tales acciones no pudieron evitarse.”

“Por supuesto. Déjemelo a mí. Aunque, espero que pueda limitar los daños causados al mínimo.”

Ainz asentía. Era natural evitar obstáculos que afectarían las negociaciones futuras.

“Shalltear. ¿Cómo está nuestro perímetro?”

“Ya he dispersado a las bestias de Aura en los alrededores… ¿Qué te parece, Aura?”

“Eso debería funcionar. Incluso si el enemigo puede volverse invisible, mis bestias de todas formas pueden olerlos.”

“Ya veo. Entonces esperemos a que regresen los Hanzos.”

Luego de un tiempo, lo hacían.

De acuerdo a ellos, los enemigos parecían ser Quagoas. Había más de 100 de ellos. Gondo estaba escuchando a un lado y parecía bastante conmocionado. Esto sobrepasaba por mucho a una simple fuerza de exploración. Con toda probabilidad, éste era un grupo de combate o una tribu migrante.

Sólo había un curso de acción que Ainz podía tomar.

“…Shalltear. Captúralos a todos. ¿Puedes hacer eso?”

“Si ésa es su orden.”

“Entonces te ordeno hacerlo. ¿Entiendes por qué quiero que los captures?”





“Es para interrogarlos y evitar que se filtre información sobre nosotros.”

Ainz asentía grandiosamente.

“Correcto. Si sólo capturamos vivo a uno de ellos, entonces sólo podremos interrogar a uno de ellos. Esto incrementa las probabilidades de que nos veamos comprometidos y podríamos terminar recibiendo información falsa. Además, debemos tener en cuenta que podríamos tener que dar un ejemplo con ellos.”

Había una cosa más que Ainz no mencionaba debido a la presencia de Gondo. Creer solamente en un lado de la historia podía terminar mal para ellos. Quién sabe, podía ser mejor hacer un trato con los Quagoa que con los Enanos.

“Ve entonces, Shalltear. Espero buenas noticias tuyas.”

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