Overlord

Volumen 11: Los Artesanos Enanos

Capítulo 1: Preparativos Para un Viaje a Tierras Desconocidas

Parte 1

 

 

Overlord Volumen 11 Capítulo 1 Parte 1

 

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Luego de regresar del Imperio, Ainz se sentaba en su escritorio en E-Rantel y se apoyaba pesadamente sobre el respaldo de su silla.

Aunque ya había comenzado el reclutamiento en el recientemente fundado Gremio de Aventureros del Reino Hechicero, tomaría bastante tiempo antes de poder ver los resultados. Hasta entonces, tenía que prepararse ampliamente.

La prioridad principal era la escuela para entrenar aventureros, pero a juzgar por las circunstancias, tal vez podía usar al Gremio de Aventureros mismo. Probablemente sería una muestra de hospitalidad preparar un alojamiento para aquellos voluntarios que habían viajado una larga distancia para buscarlo. Sus tutores serían aquellos aventureros que habían escogido quedarse en el Reino Hechicero.

(Probablemente debía preguntarle a Albedo sobre la delegación de tareas… pero antes de eso… ¿Por qué mencionó el asunto del vasallaje…? Causará problemas para Albedo y Demiurge. ¿Cierto? Eso no es bueno. ¿No…?)

Ainz no tenía idea de lo que Jircniv estaba pensando. Tampoco sabía cómo explicarles la situación a esos dos individuos sagaces. ¿Qué había motivado a Jircniv a hacer un tipo de propuesta como ésa? Por lo que sabía, quizá había algún tipo de artimaña de Demiurge y los otros en juego aquí.

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(Debí de haber discutido todo esto previamente con Demiurge. Ah, pero se fue a un lugar lejano y ahora todo lo que puedo hacer es pensar en cómo solucionarlo con sólo nosotros dos… como pensaba, es imposible, eh…)

Ainz suspiraba interiormente. La preocupación y confusión hacían que le doliera su estómago inexistente. Y entonces, cuando pensaba en lo que pasaría cuando ellos regresaran, el dolor se intensificaba.

Ainz agitaba la cabeza y entonces examinaba la información que había obtenido del Imperio, como para evitar tener que pensar en lo que se avecinaba ante él.

“…Runas, eh.”

Pedacitos y pedazos de conocimiento de Yggdrasil estaban esparcidos a través de este misterioso nuevo mundo, como estrellas resplandeciendo en la noche. Había rastros de otros jugadores y también estaba la existencia de los Objetos de Clase Mundial.

A aquellos se podía añadir la existencia de runas, caracteres del mundo de Satoru Suzuki.

La razón por la que la gente de la Teocracia podía invocar ángeles de las religiones del mundo de Satoru Suzuki era probablemente debido a la magia de Yggdrasil.

Entonces. ¿Qué ocurría con estas runas? ¿Por qué existían en este mundo? ¿Eran las mismas que en el mundo de Satoru Suzuki? ¿O sencillamente eran una forma de escritura mágica que se asemejaba a runas y que por lo tanto eran automáticamente traducidas como tales?

(El Reino Enano estaba localizado en la Cordillera de Montañas Azellisia, que estaba cercana. Necesitaba investigarlo a profundidad. Supongo… que tenía que ir en persona, eh.)

Naturalmente, Ainz le había preguntado a Fluder sobre las runas antes de regresar a E-Rantel.

Sin embargo, todo lo que él sabía era que el Rey Enano, que una vez había visitado el Imperio, era un herrero rúnico y que el Imperio compraba armas y armaduras del Reino Enano. Sin embargo, alrededor de cien años atrás, todo rastro de objetos mágicos grabados con runas se había perdido.

Aunque ésta era información muy valiosa para Ainz, realmente no era lo que buscaba conocer.

(En Yggdrasil no existía la clase de profesión de herrero rúnico. Si ésa era una profesión única a este mundo, entonces existía la posibilidad de que la tecnología de ambos mundos podía ser combinada en una. Por consiguiente, tenía que prestarle especial atención a esto. Sin embargo. ¿A quién debo enviar?)

Todo lo que él deseaba era visitar el Reino Enano y preguntar sobre runas y cosas así. En cuanto a la profesión de herrero rúnico. Bueno, ya que era un asunto tecnológico, incluso si ellos reaccionaban mal a eso, él probablemente podía librarse fanfarroneando si decía que estaba interesado en ese tipo de magia.

Si sólo era un asunto de usar magia de fascinación o dominación o de secuestrar personas con magia de teletransportación, entonces casi todos podían hacerlo. Pero. ¿Y si había un jugador detrás de estas runas? Por lo que sabía, la persona que le había lavado el cerebro a Shalltear podía estar oculta allí.

(Necesitaba aprender más antes de ir, pero no sería fácil averiguar cosas que ni siquiera Fluder sabía.)

Ainz se levantaba lentamente de su sitio.

En un instante, la mujer a su lado entraba en acción. Tenía una mirada muy animada y energética en el rostro y su corte de pelo juvenil hacía que se viera bastante masculina. Ella era Decrement, la sirvienta de turno de Ainz para el día.

Ainz extendía una mano para detener a Decrement y luego comenzaba a caminar lentamente por su oficina.

Mientras Ainz calculaba las ganancias y pérdidas con aritmética y lógica, viejos recuerdos le venían espontáneamente a la mente por entre los espacios de los números. Recordaba los peligros que había encontrado en regiones inexploradas, la alegría de descubrir cosas nuevas, la tristeza de fallar una misión y las expresiones y palabras de sus camaradas con quienes había compartido estas experiencias. Eran simples recuerdos, pero aun aquellos en los que había muerto todo su equipo eran transmutados en un resplandor brillante que iluminaba el cráneo vacío de Ainz.

Luego de guardar lentamente estos dolorosos recuerdos en su corazón, los pensamientos de Ainz finalmente adquirían forma.

(…Quien no se arriesga nada gana, supongo.)

Para comenzar, el gremio llamado Ainz Ooal Gown había sido una organización de ese tipo.

Naturalmente, algunas personas podían burlarse de la idea de comparar juegos, que no representaban peligros para los jugadores, con la realidad. Pero, la indecisión podía costar la oportunidad de obtener conocimientos nuevos y eso era un motivo para darlo todo. Se podía decir que se aplicaba igualmente a ambos, tanto en el juego como en la vida real.

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Luego que decidía investigar las runas del Reino Enano, una pregunta se formaba en la mente de Ainz.

Se trataba de la elección de personal.

¿Quién sería el mejor candidato para enviar allá?

(¿Debía pedir la opinión de Demiurge? No, si hago eso, no podré enviar a la persona más capaz de todas en el combate.)

Dicha persona se refería a Ainz mismo.

Con toda honestidad, Ainz confiaba mucho en que su habilidad para adaptarse a situaciones y monstruos desconocidos no tenía igual al interior de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick. Dicho llanamente, la acción más sensata sería que Ainz fuera por sí mismo. Sin embargo, si realmente había un jugador enemigo allá, también sería el movimiento más insensato que podía hacer.

(…Con la ventaja de los números, al menos podía intentar huir. Eso significaba que debía escoger guardaespaldas que pudieran ganar tiempo mientras se preparaba para escapar.)

Los primeros que le venían a la mente eran los Guardianes de Piso.

Siendo NPCs de nivel 100, ellos podían ser capaces de ganar tiempo para el escape de Ainz, incluso contra otros jugadores. Ahora bien. ¿Realmente podía usar a los NPCs, los amados hijos de sus antiguos amigos, de tal forma?

(¿Qué tal si usaba a vasallos de alto nivel liderados por un teniente no-muerto? No, su flexibilidad era demasiado baja, comparados a los NPCs que eran creados desde cero.)

Los vasallos podían ser descartados con mucha mayor facilidad, en comparación de los NPCs. Y al mismo tiempo sus habilidades carecían de amplitud y por ende su falta de adaptabilidad era una debilidad.

Cuando los tenía en cuenta desde un punto de vista meramente lógico, los NPCs eran la elección ideal. Ainz el jugador, no había llevado a cabo experimentos a ese respecto y por lo tanto no podía estar seguro si él podía ser resucitado. Sin embargo, no había duda de que los NPCs sí podían serlo, de la misma forma en que él había hecho con Shalltear.


Ainz se sentaba en su silla una vez más.

“Hmm…”

Juntaba los dedos frente a su cara y reflexionaba sobre la mejor decisión a tomar.

Pero al final, seguía sin poder llegar a una conclusión.

(¿Podía ser que los idiotas no podían obtener una respuesta sin importar cuanto lo piensen?)

Con una sonrisa autocrítica, Ainz miraba a Decrement.

“¿Estarías dispuesta a morir por mí?”

“Por supuesto, Ainz-sama. Sólo tiene que dar la orden y me quitaré la vida por usted.”

Respondía Decrement, sin un atisbo de duda.

“¿Los otros piensan igual? ¿Podrían pensar que soy un amo cruel?”

“Creo que todos los demás aceptarían morir gustosos sin dudarlo ni un segundo. Nadie pensaría siquiera en negarse. Fuimos creados por los Seres Supremos y por lo tanto existimos sólo para los Seres Supremos. No hay mayor alegría para nosotros que llevar a cabo cualquier orden que ellos nos den.”

“En serio… Por cierto, sólo lo preguntaba por curiosidad. No hay un significado más profundo en mi pregunta. Olvídate de ello.”

Mientras Decrement asentía con la cabeza, Ainz tomaba una decisión.

…Iba a usar a los NPCs.

Ainz sacaba un mapa de las áreas circundantes.

Este mapa había sido compilado gracias a los descubrimientos de las exploraciones de Aura. En particular, Ainz estaba seguro de que no había otro mapa que cubriera con mayor detalle el interior del Gran Bosque de Tob. Por desgracia, no podía estar seguro de la exactitud de la escala y por lo tanto no podía afirmar que fuera un mapa perfecto. Sin embargo, con esto en su mano, las posibilidades que tenía de perderse disminuían grandemente.

Ainz colocaba un dedo en E-Rantel y luego lo deslizaba lentamente hacia el norte, pasando a través del Gran Bosque. No había problemas hasta este punto. La mayoría del Bosque se encontraba ahora dentro del área de control de Nazarick. Luego de eliminar a monstruos y bestias de poca inteligencia, habían tomado el control de diversos asentamientos de semihumanos y heteromorfos y eso había sido el final de todo. Había una gran cueva subterránea, pero no tenía intenciones de molestarse con ella por el momento. Por supuesto, la pondría bajo su control si hacerlo le era rentable.

Su dedo alcanzaba el lago, con forma de calabaza, en el extremo norte del bosque.

Más al norte estaba la Cordillera de Montañas Azellisia. Era territorio inexplorado.

“Una región desconocida, eh…”

“Hmph.”

Ainz sonreía.

Acababa de recalcarles a los aventureros sobre la importancia de explorar lo desconocido. Si Ponía en práctica lo que predicaba seguramente se iba a ver bien ante su audiencia.

“Vengan a explorar el Reino Enano de la Cordillera de Montañas Azellisia.”

Sonaba como un eslogan que podía oírse en un show de televisión.

Hacía a un lado la sonrisa que le venía con naturalidad y comenzaba a meditarlo con seriedad.

Examinaba las ventajas que traería el ir personalmente a un lugar en el que podía haber otros jugadores.

Obviamente, si el Rey Hechicero iba en persona era una muestra clara de su sinceridad.

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Era como si un jefe de compañía fuera personalmente a otra firma para llevar a cabo negociaciones. Los efectos de aquello eran de inmediato evidentes, en la experiencia de Satoru Suzuki.

Además, su perspectiva era diferente a la de sus subordinados que tendían a ver a aquellos fuera de Nazarick como formas inferiores de vida. Ainz se calificaba de moderado entre los miembros de Nazarick. Como resultado, sentía que él no sería una mala alternativa para las negociaciones con el Reino Enano o la elección menos valiente, si era honesto consigo mismo.

Además de él mismo, siempre podía enviar a Pandora’s Actor.

Ésa era la elección ideal, ya sea en términos de inteligencia, adaptabilidad y otros factores.

Sin embargo…

(¿Quién iba a administrar este país mientras tanto?)

Se requería a otra persona para responder a esa pregunta.

Naturalmente, esa persona era Ainz Ooal Gown.

No podía hacerlo.

Ainz gritaba interiormente, una y otra vez.

Si tenía que escoger entre las dos alternativas, prefería ir al Reino Enano.

Más concretamente, todo lo que necesitaba hacer era visitarlos una vez y sería capaz de teletransportarse allí en el futuro. Si se presentaba algún problema, todo lo que tenía que hacer era jugar su carta del triunfo diciendo. “Reflexionaré sobre esto con mayor detalle una vez que regrese a casa”. Aun si la otra parte respondía con “Confiamos en que lo decidirá de inmediato” sencillamente podía inventar otra excusa en el momento.

Había una gran cantidad de formas en las que Ainz podía fanfarronear para superar esa situación.

(La última vez tenía a Ainzach a mi lado, pero ahora iba a ser yo quien iba a jugar el papel de vendedor de puerta en puerta para mi mercancía. Tampoco era que necesitaba regresar habiendo concretado una venta, así que debía ser fácil.)

Ainz sonreía mientras asumía la expresión de Satoru Suzuki el vendedor. Entonces, el sentido de su mirada cambiaba.

(Además… a medida que pasaba el tiempo, era posible que fuera capaz de encargarle el vasallaje del Imperio a Demiurge y a Albedo y dejar que tracen los planes para ello. ¡Sí! No hay remedio. ¡No es como si quisiera huir de mi trabajo ni nada!)

Mientras inventaba excusas fervientemente para su comportamiento, Ainz comenzaba a pensar en el siguiente problema.

¿A quién llevaría consigo?

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Ainz se cruzaba de brazos con una expresión de desconcierto en la cara.

Aunque le hubiera gustado, por sobre todas las cosas, tener a Albedo o a Demiurge al lado, ellos tenían cosas más importantes que hacer y también eran las personas a cargo de sus respectivos departamentos. Si llevaba consigo a cualquiera de ellos, entonces podían surgir problemas en sus asuntos.

Aura y Mare eran muy buenas elecciones, especialmente porque eran humanoides como los Enanos. Por lo tanto, sus contrapartes no desconfiarían mucho de ellos.

Sería difícil llevar a Cocytus. Claro que él era una buena elección para visitar una región fría y montañosa, pero ahora estaba a cargo del Gran Bosque de Tob, lo que lo convertía en una especie de jefe de departamento. Ainz esperaba que pudiera concentrar todas sus energías a esa tarea. Además su apariencia inusual, combinada con la de Ainz, probablemente pondría nerviosa a la otra parte de forma innecesaria.

Sebas también era una buena elección.

Actualmente se encontraba llevando a cabo tareas gerenciales en E-Rantel, asistido por Tsuareninya. Debería estar bien llevarlo consigo con Pandora’s Actor ahí, pero el asunto de su poder de pelea hacía que Ainz se preocupara un poco.

Gargantua y Victim estaban fuera de discusión. Las imágenes de varios otros NPCs aparecían en la mente de Ainz, pero la mayoría de ellos no eran adecuados para seguir a Ainz por ahí como guardaespaldas.

(Si ése era el caso, entonces tendrán que ser Aura y Shalltear.)

Aura y los monstruos a los que dirigía podía ser considerada como una elección ideal. En el peor escenario, él podía sacrificar a sus bestias y escapar con Aura. Y luego estaba Shalltear, la mejor luchadora uno contra uno. Ella podía servir como carta del triunfo contra de un enemigo poderoso. Además, había otra razón por la que quería usar a Shalltear.

En su lugar debía de llevar a Mare consigo, teniendo en cuenta que podían enfrentar a un ejército. Sin embargo, si descubrían a un jugador su prioridad sería retirarse en lugar de exterminar al enemigo. Por lo tanto, esta vez dejaría atrás a Mare.

“Si es así…”

Justo cuando Ainz estaba por moverse, el sonido de un [Mensaje] resonaba en su cabeza.

[Ainz-sama.]

“Oh, es Entoma.”

[Sí. Ahora mismo estoy viajando con Shalltear-sama y hemos llegado al pueblo de los Hombres Lagarto. Cocytus-sama desea enviarle a un Hombre Lagarto con un informe concerniente a la situación del pueblo y solicita su permiso para abrir un [Portal]. ¿Qué debe hacerse, Ainz-sama?]

De vez en cuando Cocytus enviaba informes sobre el pueblo que él le había ordenado dirigir.

Ainz realmente no sabía qué tan bien lo había hecho Cocytus, así que típicamente les daba una mirada rápida a los informes y respondía con un “Buen trabajo.” Había ocasiones en las que quería decir. “Ya no tienes que seguir haciendo esto” Pero informar a tus superiores era la actitud correcta que uno debía tener y a su vez él tenía que cumplir con sus responsabilidades como el superior de Cocytus.

“Entonces abre el [Portal] en el lugar habitual… ah, no, el hechizo defensivo debería seguir estando activo. Espera una hora antes…”

Ainz sacaba un horario y se aseguraba de la hora.

“Lanza el hechizo a las 13:46. Bajaré las defensas por unos dos minutos en ese momento.”

Aunque este edificio no era Nazarick, de todas formas estaba rodeado de campos mágicos que impedían la teletransportación y similares, alimentados por el MP de vasallos de alto nivel. Estos campos eran lo suficientemente fuertes como para detener hechizos de muy alto nivel, pero agotaban a los vasallos hasta tal punto que Ainz tenía que rotarlos varias veces al día y también impedía la teletransportación de aliados.

Esto se debía al efecto de fuego amigo, que no existía en Yggdrasil.

Por lo tanto, había ocasiones en las que Ainz necesitaba desactivar la red de defensa momentáneamente para permitir la teletransportación directa a este lugar. Por supuesto, bajar las defensas significaba que los enemigos también podían teletransportarse allí. Para evitar ser golpeado por una “explosión”, como lo llamaban en Yggdrasil, Ainz decidía limitar estas breves aperturas a periodos predeterminados.

[Entendido. Transmitiré su mensaje a Shalltear-sama.]

Ainz respondía.

“Bien.”

Antes de detener el [Mensaje] y ponerse de pie.

“…Te dejaré la elección de mi ropa a ti. Un Hombre Lagarto está en camino como emisario de Cocytus. Escoge algo que no me avergonzará.”

“¡Sí, señor!”

En los ojos de Decrement ardía fuego.

¿Ella también? Pensaba Ainz, pero no pronunciaba esas palabras. Un hombre que no confiaba en su sentido del estilo no podía decir tales cosas.

Con Decrement a cuentas, Ainz caminaba mientras daba órdenes a los seres no-muertos que había creado en el momento. Dichas órdenes eran informar a los guardias no-muertos que custodiaban el gran salón de su mansión sobre la llegada de un Hombre Lagarto usando un [Portal].

Mientras observaba a los seres no-muertos desvanecerse en la distancia, Ainz reflexionaba sobre el uso eficaz de los no-muertos que había creado.

Si los no-muertos de Ainz pudieran presentarle informes, entonces podía emplazarlos por todo el mundo y crear una red de inteligencia de no-muertos. Desafortunadamente, eso sería muy difícil de lograr. Incluso si Ainz les daba una orden, los no-muertos sólo podían dar respuestas imprecisas. Además, le era muy difícil controlar el incremento masivo de la cantidad de no-muertos que había creado. El riesgo de equivocarse y darle una orden a un no-muerto completamente distinto por accidente siempre estaba presente.

Era posible que en el futuro él pudiera ser capaz de implementar algún tipo de sistema para resolver ese problema, pero dadas las actuales circunstancias, era imposible.

(Tal vez podía dejar que Pandora’s Actor se encargue de ese tipo de cosas en mi lugar. Pero en ese caso tenía que enfrentar el problema de que todos los no-muertos que él creara se paralizaran si dejaba de asumir mi forma.)

Ainz tenía que reflexionar sobre ese asunto en serio luego de buscar las opiniones de Albedo y Demiurge. Mientras meditaba este problema, Ainz llegaba a su vestidor.

Como era usual, las dos filas de sirvientas lo saludaban con ojos brillantes. En particular, los ojos de Decrement, siento la sirvienta a cargo, prácticamente estaban inyectados de sangre.

Ainz permitía que las sirvientas le ayudaran a cambiarse mientras preguntaba sobre la ubicación de Aura.

Hoy, iba a vestir algo de blanco puro.

Se veía demasiado ostentoso para alguien como Ainz, que estaba acostumbrado a usar marrones oscuros.

Además de eso, las sirvientas lo adornaban con un collar gigantesco hecho de oro y otros metales. Eso hacía que se preocupara porque las urracas podían intentar robárselo debido a su brillo.

Pero la parte del atuendo a la que le veía menos sentido eran las plumas que sobresalían de su espalda.

¿Es que era un pavorreal o algo? Era lo que Ainz quería decir, pero cuando miraba alrededor, veía la mirada de orgullo y satisfacción que todas las sirvientas compartían en el rostro. Ninguna se veía preocupada, ni tenían expresiones que podían ser consideradas negativas en lo más mínimo. Todas tenían la misma mirada de fascinación nerviosa en la cara y las mejillas sonrojadas.

Era como un grupo de admiradoras paradas frente a su amado ídolo.

(¿Esto realmente estaba bien? ¿Realmente era atractivo para las damas? …Parece que no tengo ningún sentido de la moda, después de todo.)

Mientras Ainz incrementaba la melancolía al interior de su alma, las sirvientas terminaban de vestirlo.

Por el espejo, se daba cuenta que había plumas saliéndole por debajo del brazo, lo que le hacía pensar en un monstruo de Yggdrasil.

(Era Archaeopteryx o algo… Creo que eran mascotas dinosaurio para druidas.)

Se alborotaban cuando se cruzaba de brazos, lo que era bastante molesto.

Pero. ¿Qué dirían ellas si les dijera, “este atuendo no servirá”? Responderían con algo parecido a “¿En qué sentido no es adecuado? Por favor díganos qué ropas deberíamos escoger en el futuro.”

“¡Muy bien!”

Al final, Ainz decidía hacer a un lado estas molestas cosas.

“¡Vamos!”

***

 

 

Cuando llegaba la hora acordada, Ainz sentía una puerta mágica, un [Portal], abriéndose en el gran salón.

Aunque ya había disipado el campo mágico que rodeaba el edificio, la persona atravesando el [Portal] no aparecía de inmediato, gracias al hechizo de [Retrasar Teletransportación] que él había lanzado. El efecto era idéntico a como había sido cuando lo usaba en la batalla con Shalltear.

[Retrasar Teletransportación] obstaculizaba brevemente los efectos de teletransportación cuyos destinos estaban cerca al lanzador, ganando varios segundos de tiempo, que el lanzador típicamente usaría para escapar o para preparar un ataque. Adicionalmente, el hechizo también le informaba al lanzador sobre el número de seres que se teletransportarían cerca a él.

En consecuencia, Ainz sabía que sólo una persona se había teletransportado al lugar.

Entoma podía no haber venido con Shalltear, pero probablemente llegaría pronto.

Lo único que [Retrasar Teletransportación] hacía era retrasar la teletransportación. No podía cancelarla por completo. Por lo tanto, algún tiempo después, aparecía la mitad de una esfera negra dentro del área del hechizo de [Retrasar Teletransportación].

Poco después de eso, un Hombre Lagarto asomaba la cabeza con temor desde adentro.

Mientras él miraba alrededor. Era un él ¿Verdad? Su línea visual encontraba a la de Ainz, que estaba sentado en el sencillo trono en medio del gran salón.

“Su, Su Majestad, Ainz Ooal Gown-heika. Perdone la descortesía de su sirviente ante usted.”

Ainz no podía ocultar por completo su estupefacción ante las elocuentes palabras del Hombre Lagarto. Aunque Zaryusu y sus amigos estaban por encima del resto, la dicción de este Hombre Lagarto sonaba refinada y natural.

¿Era éste el resultado del entrenamiento de Cocytus?

La pregunta le surgía en la mente, pero había algo que debía hacer antes de eso.

El hechizo de [Retrasar Teletransportación] de Ainz ya le había hecho saber que sólo una persona vendría. Una vez que estaba seguro de que nadie más llegaría, le ordenaba a un Caballero de la Muerte, que estaba esperando a un lado, que reactivara su objeto mágico. El Caballero de la Muerte asentía con la cabeza estando de acuerdo y se marchaba. Entonces, Ainz volvía su mirada hacia el Hombre Lagarto arrodillado.

Al mismo tiempo Decrement, que estaba de pie al lado de Ainz, intervenía en el momento exacto.

“Hombre Lagarto, se te concede una audiencia.”

Esto era completamente diferente a como se había comportado cuando escogía la ropa para Ainz.

Irradiaba los aires de una fría princesa.

Bajo circunstancias normales, la mayoría de las personas se molestarían si la sirvienta de un palacio o de un lugar similar se permitiera usar ese tono con ellos. Los suplicantes muy bien podían sonreír con superioridad al percatarse que el gobernante que permitía eso estaba únicamente acompañado por una sola sirvienta. Alternativamente, podían sentir lástima del Reino Hechicero porque por tener a tan pocos hombres disponibles tenían que usar a una sirvienta para llevar a cabo tales tareas.

Sin embargo, estos Hombres Lagarto habían sido entrenados por Cocytus y comprendían por completo que cualquiera de los NPCs era inmensamente superior a ellos. Por lo tanto, ellos no cuestionarían la actitud de Decrement.

(Ah, que molestia. ¿Por qué no podía prescindir de este absurdo y hablaba con normalidad? Bueno, eso era lo que pensaba pero como decía el dicho, cuando vayas a Roma, haz como los romanos.)

Los vestigios del espíritu que le pertenecía a Satoru Suziki el asalariado molestaban brevemente a Ainz Ooal Gown, pero no había remedio para eso.

El Hombre Lagarto se ponía de pie e ignoraba el conflicto interno de Ainz. En verdad, Ainz no podía distinguir la diferencia entre un Hombre Lagarto y otro. Si sus escamas eran de un color diferente o si tenían características físicas obviamente distintivas, marcas o un brazo anormalmente grande, por ejemplo, podía haber sido posible, pero Ainz no podía decir qué diferenciaba al Hombre Lagarto ante él de los otros.

En todo caso, Ainz hacía que Decrement le diera la orden de identificarse al Hombre Lagarto.

“Ainz-sama amablemente te permite que digas tu nombre.”

“¡Entendido! ¡Agradezco su magnanimidad! ¡Su sirviente es Chuku Zuzu, antiguo líder de la tribu Cola de Navaja!”

Ainz nunca antes había oído ese nombre.

¿Debía demostrar su ignorancia abiertamente o debía pretender que lo sabía? Ainz no escogía ninguna de estas alternativas y seleccionaba una tercera. En otras palabras, asentía con la cabeza para continuar el flujo de la conversación. Después de todo, era probable que Cocytus ya hubiera mencionado esto en un informe anterior.

Después de eso, Ainz le ordenaba a Decrement que haga que el Hombre Lagarto le diga por qué había venido aquí.

(¡Qué fastidio!)

Básicamente, las cosas eran de esta forma cuando se reunía con un vasallo, un sirviente.

(Si no estuviera preocupado porque la gente menosprecie al Reino Hechicero, ya había sugerido acabar con este molestoso asunto…)

Justo cuando Ainz suspiraba interiormente, Decrement le daba la orden al Hombre Lagarto.

“En su misericordia, Ainz-sama te permite declarar la razón por la que buscaste una audiencia con él.”

“¡Entendido! Cotytus-sama, el gobernante de nuestros pueblos y el amo del lago, desea presentarle algo a Su Majestad, el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown, Overlord Supremo y gobernante de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, así como también el señor de Cocytus-sama.”

Ainz estaba sorprendido por la cantidad de títulos que el Hombre Lagarto había logrado juntar, pero no lo mostraba en el rostro. En su lugar, inclinaba la cabeza hacia Decrement, que caminaba al frente y recibía un pergamino del Hombre Lagarto. Luego, Ainz tenía que esperar a que Decrement regresara y se lo presentara a él antes de poder leerlo finalmente.

Estaba cubierto de la letra de Cocytus. Había muchos números registrados dentro e iba a tomar bastante tiempo leerlo por completo aquí.

Por lo tanto, Ainz enrollaba el pergamino de vuelta y se lo entregaba a un Caballero de la Muerte que se encontraba parado cerca. Sólo entonces podía finalmente dirigirse directamente al Hombre Lagarto.

“Buen trabajo.”

“¡Su Majestad es demasiado amable!”

Aunque eso era todo lo que Ainz podía decir, no tenía la intención de terminar la conversación allí.

Ainz se levantaba de su trono y le hablaba al Hombre Lagarto.

“Ahora te haré una pregunta, no en mi calidad de Rey Hechicero, sino como el amo de Cocytus. Después de todo, dicen que hablarles a los vasallos de uno profundiza directamente el entendimiento mutuo.”

El Hombre Lagarto se veía confundido. Eso se debía a que no tenía idea de cómo comportarse al ser interrogado directamente. Por lo menos, eso era lo que Ainz pensaba que estaba pasando, a pesar de la dificultad para leer el rostro de un Hombre Lagarto.

“Tranquilo. Ésta no es una entrevista formal. Una vez que te marches de este lugar, no quedarán rastros de los eventos que transcurrieron ni en los pensamientos ni en los recuerdos de nadie. Tampoco te censuraré por cualquier falta de respeto en tu comportamiento.”

Esas palabras estaban dirigidas a Decrement y a los Caballeros de la Muerte alrededor, tanto como lo estaban para el Hombre Lagarto ante él.

“Ahora entonces. ¿Cómo está Zaryusu? ¿Entiendo que últimamente ha permanecido al interior de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick?”

“¡Ciertamente! Por la gracia de Su Majestad, le va muy bien. Es padre de un niño saludable y su relación con su esposa es igualmente excelente.”

“¡Oh, ya veo! Le permití regresar porque iba a nacer su hijo y ahora ya lo ha hecho. Ya veo, ya veo. Bueno, está muy bien que la feliz pareja se esté llevando bien.”

Había gente casada en el gremio de Ainz Ooal Gown. Ainz no podía evitar recordarlos. “Mi esposa es algo malhumorada” se convertía en una especie de juramento que expresaba la insatisfacción que no podían demostrar fuera del juego.

Sonriendo debido a las memorias del pasado, aunque su expresión no cambiaba, Ainz continuaba haciendo preguntas.

“¿El niño también fue blanco?”

La esposa de Zaryusu era la Mujer Lagarto blanca. Ya que ella era una raza poco común de Hombre Lagarto, había despertado el espíritu de coleccionista de Ainz y había dejado una profunda impresión en él.

“Sí, Su Majestad. Es como lo ha inferido Su Majestad. Aunque con toda seguridad el niño será un individuo superior sin importar cuál de los linajes haya heredado, parece que se ha orientado hacia los ancestros de su madre, ya que sus escamas son blancas como la nieve.”

“Oh, entonces sólo hay un…”

Ainz cerraba la boca antes de dejar escapar “una cría”. Probablemente era más prudente referirse a ellos como personas. Aunque en realidad ninguno de ellos expresaría descontento ante aquello, eso no significaba que Ainz podía cometer errores con indiferencia. Si sus palabras pobremente escogidas creaban problemas para el gobierno de Cocytus, Ainz no sabía por dónde comenzar a pedir disculpas.

“…Sólo un niño ¿entonces?”

“Sí, Su Majestad. Sólo uno.”

“Oh… ya veo. Sólo un niño, entonces.”

Parecía que eran diferentes a los reptiles, que tenían grandes nidos. Sin embargo, siempre y cuando la pareja mantenga una buena relación, podían tener más niños en el futuro.

Ainz sentía que su sangre de coleccionista se agitaba en su interior. Sentía en su interior la necesidad de saber si podía conseguir a uno de ellos para jugar, pero separar a la fuerza a un niño de sus padres era algo muy malo.

Sin embargo, había oído que los Hombres Lagarto tenían la tradición de marcarse a sí mismos antes de emprender largos viajes. Si el hijo de Zaryusu escogía ese camino, entonces él podía ser capaz de entrenarlo como aventurero.

El Gremio de Aventureros que Ainz imaginaba era una organización compuesta por muchas especies. Si podía hacer que se uniera un Hombre Lagarto poco común, podía terminar siendo buena publicidad, como cuando un ídolo se inscribe en una escuela.

“¿Cómo están la madre y el niño? ¿Se están alimentando bien?”

“Sí, Su Majestad. Muchas gracias por su amable preocupación. La madre y el niño se encuentran bien de salud y el niño parece que será excepcionalmente enérgico al crecer.”

“En serio, ya veo. Esto ciertamente es motivo de celebración. Entonces, para conmemorar el nacimiento de un niño con un futuro glorioso por delante, permíteme presentarle un regalo. Sin embargo, no estoy completamente al tanto de los pormenores de los regalos de nacimiento dentro la cultura de los Hombres Lagarto. Comparte tu opinión conmigo, entonces. ¿Cuál podría ser un buen obsequio?”

Sería terriblemente aburrido regalar pescado o algo parecido a un pastel de cumpleaños. En lugar de eso prefería darles algo tangible y permanente.

“Lo entiendo. Aunque mi tribu no acostumbra entregar regalos para celebrar los nacimientos…siento que Zaryusu estaría complacido de recibir armamento y armadura.”

“Equipo de guerra, entonces… umu.”

Si era posible, le hubiera gustado darles algo que pudiera complacer a la esposa también, pero ya que una armadura protegía la vida de su esposo, se podía decir que la haría feliz indirectamente.

Justo entonces, Chuku hablaba con temor.

“…¿Podría su sirviente atreverse a hacerle una pregunta, Su Majestad?”

“¿De qué se trata?”

“¿Por qué Zaryusu es digno de tales elogios?”

El hecho era que Ainz no tenía ninguna intención de elogiar a Zaryusu. Simplemente pensaba en él como el esposo de una Mujer Lagarto poco común. Sin embargo realmente no podía decir eso, así que se devanaba el cerebro buscando una excusa.

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“… Es un hombre sobresaliente. En realidad, he oído que su entrenamiento en Nazarick ha mostrado resultados admirables. Como tal, recompensaré la lealtad y la excelencia con la generosidad correspondiente.”

“Estoy eternamente agradecido por sus amables palabras, Su Majestad. Procuraremos demostrarle una mayor lealtad y devoción en el futuro.”

“Mm. Conserva esa determinación tuya.”

Luego de asentir con la cabeza de manera exagerada, Ainz meditaba si había algo más que quería preguntar. Un gobernante verdaderamente excepcional probablemente quería oír sobre la situación de los pueblos de los Hombres Lagarto y compararlos con los informes de Cocytus y por lo tanto tendría de inmediato más preguntas profundas que hacer. Sin embargo, Ainz no podía hacer eso.

Justo cuando Ainz estaba por dejar que se marche, algo le venía a la mente.

“Esto podría no concernirle a tu pueblo, pero ¿Qué sabes sobre los Enanos de la Cordillera de Montañas Azellisia?”

El pueblo de los Hombres Lagarto estaba localizado en la base de la Cordillera de Montañas Azellisia.

“Su Majestad, conozco algunas cosas sobre ellos.”

Ainz no había esperado una respuesta a la pregunta que había hecho a la ligera. Le ordenaba al Hombre Lagarto que le contara sobre los Enanos mientras se regocijaba en su corazón.

“Con el mayor respeto, su sirviente declara que lo siguiente fue sencillamente lo que oyó de un amigo. Los Enanos son una especie que construye ciudades en las minas productivas y usan los minerales allí extraídos para producir todo tipo de equipos de guerra. Entre estos hay armas y armaduras creadas a partir de metales ultra raros.”

“Metales ultra raros. ¿Dices?”

Por un momento Ainz pensaba que había tragado saliva por la sorpresa.

Aquellas palabras eran extremadamente tentadoras para un jugador que amaba coleccionar objetos poco comunes.

“¿Conoces el nombre de esos metales?”

“Lamentablemente su sirviente no lo sabe Su Majestad. Mi entendimiento no llega tan lejos.”

La decepción surgía en Ainz y se reprendía a sí mismo por sus tontas expectativas.

Cuando iba en aventuras como Momon, había aprendido sobre metales, pero no había recibido noticias de nada más duro que la adamantita. En este mundo, incluso el orichalcum y la adamantita calificaban de metales ultra raros. Era difícil imaginar que los metales exóticos de los que había hablado el Hombre Lagarto fueran más que eso.

Aun así, Ainz no podía suprimir la creciente ansiedad en su interior.

Si ellos eran una raza que vivía al interior de la tierra. ¿Era posible que tuvieran acceso a metales que serían poco comunes incluso para los estándares de Ainz?

(Que tal si…sí, sólo posiblemente. ¿Qué tal si este mundo posee los minerales prismáticos de Yggdrasil y los Enanos los están extrayendo? Por supuesto, eso asumiendo que hay minerales prismáticos en este mundo, pero si realmente es así. ¿Podría ser posible hacer que produzcan una [Piedra Calórica], uno de los objetos ocultos de Yggdrasil?)

La [Piedra Calórica] era un Objeto de Clase Mundial. Sólo se podía obtener al reunir vastas cantidades de minerales prismáticos y luego procesarlos. Usualmente, eso suponía un proceso extremadamente difícil, pero el gremio de Ainz Ooal Gown ya lo había hecho una vez.

Habían encontrado una mina no descubierta hasta el momento de Uranio Celestial, uno de los siete minerales prismáticos y un elemento crítico para la [Piedra Calórica].

Bajo circunstancias normales, un gremio que encontraba una nueva mina la explotaba completamente antes de vender en el mercado lo que ésta producía. Eso se debía a que las minas agotadas en Yggdrasil se recuperaban lentamente y quedaban listas para explotarlas nuevamente. Ainz Ooal Gown había planeado hacer eso.

Dicho esto, la razón por la que habían conseguido obtener ese objeto de Clase Mundial se debía enteramente a un golpe de suerte extraordinario.

Al comienzo, habían introducido cantidades mínimas de mineral prismático en los mercados, con la esperanza de que los precios se elevaran debido a su rareza. Y entonces, las grandes reservas de mineral prismático en la Gran Tumba Subterránea de Nazarick sufrían una reacción espontánea.

Ainz podía recordar vívidamente el extraño estado de ánimo en el aire, provocado por todos cuando se percataban de que casi todo el mineral prismático había desaparecido y en su lugar se encontraba un objeto que había caído rodando al suelo. ¿Deberíamos sentirnos felices por esto?, se preguntaban al mismo tiempo que se miraban los unos a los otros, con una vaga expresión vacía en los rostros.

Después de eso, habían usado la [Piedra Calórica] al enterarse de que podían obtenerla de la misma forma que antes ya que era un Objeto de Clase Mundial prescindible. Luego, habían intentado producirla otra vez, pero lamentablemente, la mina de Uranio Celestial les había sido robada y ese sueño se desvanecía hecho humo.

Mientras Ainz y los otros veían cómo vendían el Uranio Celestial a un alto precio, estaban felices y disgustados en partes iguales. Ya que por la forma en la que los otros lo usaban, no había forma de que pudieran producir un Objeto de Clase Mundial.

Una sonrisa perversa se formaba en el rostro de Ainz mientras disfrutaba de sus recuerdos y se burlaba de ellos en su corazón.

(Idiotas. Tenían que monopolizarlo para acumular la cantidad necesaria. No había forma de que pudieran producirla si ponían los minerales a la venta. A menos que…)

Ainz recordaba las palabras de Punitto Moe.

“Debe de haber otras fuentes de Uranio Celestial además de la que Ainz Ooal Gown (nosotros) descubrió. Por lo que sabemos, ellos en realidad podrían tener otras minas de ese mineral y tomaron la nuestra para mantener eso oculto de los extraños.” había dicho.

Sin embargo, rápidamente había refutado su propia deducción. Era debido a que se enteraba de que el gremio en cuestión había usado el Objeto de Clase Mundial [οὐροβόρος]* para mantener a Ainz Ooal Gown fuera de esa mina. “Aun si querían la capacidad para producir la [Piedra Calórica] con seguridad. ¿Realmente valía la pena usar uno de los Objetos de Clase Mundial conocidos como Los Veinte?” se había preguntado.
(*Ouroboros)

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Ainz agitaba la cabeza. Buscaba apartar los recuerdos del pasado de su mente. Incluso así, no podía eliminar por completo la idea que había tenido.

(…Aun si no había minerales prismáticos allá, los Enanos podían conocer otros metales. ¿Qué tal si había algún conocimiento allá desconocido para el mundo exterior? Si usaba un hechizo de fascinación o algo parecido…oh, me estoy precipitando. No debería dejar que mi imaginación se desborde. De cualquier forma, esto también tenía que ver con las runas. Como pensaba esto tenía prioridad máxima y debía ser resuelto de inmediato.)

Justo entonces, Ainz se percataba del Hombre Lagarto mirándolo a hurtadillas. Aparentemente había estado perdido en su propio mundo.

“…Parece ser que me perdí en mis reflexiones. Dime. ¿Quién te contó sobre los Enanos?”

“Su Majestad fue Zenberu, un camarada líder de tribu como yo.”

“¡Oh! Ese Zenberu, ¿eh? …Umu. ¿Estás diciendo que Frost Pain fue también una creación de los Enanos? ¿Fue un regalo que Zenberu le hizo a Zaryusu como muestra de su amistad?”

Él había oído de Zaryusu sobre los orígenes de la espada. Sin embargo, sería prudente preguntarles a otros sobre ello también.

“Ésa fue una reliquia de días pasados y no vino de Zenberu.”

“Entonces es así…”

Era exactamente lo que había oído. Sin embargo, allí podía haber algo que los Hombres Lagarto desconocían.

(Hay una gran cantidad de armas en este mundo que no podían ser creadas en Yggdrasil. Por ejemplo, esa arma con la habilidad pasiva de atravesar defensas…)

Las armas mágicas en este mundo eran creadas al hacer que un lanzador de magia encantara un arma producida por un herrero. En otras palabras, cuando se trataba de crear un arma mágica poderosa, era más importante un lanzador de magia hábil que un herrero hábil.

Sin embargo, había excepciones a esa regla. Fluder podía crear los estiletes que Clementine llevaba con sus conocimientos mágicos, pero lo mismo no podía decirse sobre la espada de Gazef.

“Tal vez” comenzaba diciendo Fluder “la espada de Gazef era creada espontáneamente a través de la absorción natural del mana o tal vez a través de la magia de los dragones.”

(Aun así, no podía estar seguro de que él estaba en lo correcto. Había muchas cosas que el mismo Fluder no entendía. ¿Los Enanos podían crear un arma como ésa también? Aunque sabía que tal vez estaba un poco demasiado entusiasmado con esto…)

Las armas de Yggdrasil, salvo algunas Armas del Gremio, poseían una capacidad de datos determinada por el valor de los materiales usados en su construcción y por la habilidad de su creador. Esta capacidad de datos limitaba el número de cristales de datos que podían añadirse a ella. Por lo tanto, los materiales de mayor rareza permitían la creación de armas proporcionalmente más poderosas.

El herrero también era una parte fundamental de la ecuación. Aunque así también lo era en este mundo, los humanoides llamados Enanos en Yggdrasil tenían un desarrollo más rápido de las clases de tipo artesanas. Por lo tanto, los Enanos eran muy populares entre aquellas personas que querían jugar a ser personajes herreros de armas o armaduras.

Siendo ése el caso. ¿Podía ser que ellos poseyeran conocimientos sobre la creación de armas que Fluder desconocía?

(¿Eso significaba que las runas eran parte de ello? Mmm. Tomar control de los Enanos… No estaba mal. El Bibliotecario en Jefe y Demiurge estaban llevando a cabo experimentos con pergaminos. Nfirea estaba trabajando en pociones. Fluder se estaba ocupando de los objetos mágicos. Entonces iba a dejar que los Enanos se hicieran cargo de la manufactura de armas.)

Actualmente se estaban llevando a cabo todo tipo de experimentos para el reforzamiento de Nazarick. Ainz sonreía satisfecho mientras pensaba en ellos. Y entonces se daba cuenta de que si los Seis Grandes Dioses realmente eran jugadores, entonces Ainz muy bien podía estar 600 años detrás de ellos.

(Era posible que tuviéramos que utilizar los próximos años, no, las próximas décadas para desarrollar nuestras tecnologías. No podíamos ser descuidados con esto.)

Por lo que sabía, otros podían haberse dado cuenta de aquellas cosas de las que incluso él se había percatado. Como líder, tenía que eliminar la idea infundada de que él era especial o único.

(Si alguien estaba pensado siguiendo el mismo orden de ideas que yo, entonces podía haber una mayor oportunidad de descubrir algo útil entre los Enanos. Otros jugadores podían haberles pedido ayuda para desarrollar tecnologías o podían haberles encargado armas y en el proceso habían aprendido sobre la aplicación de runas. …¿Debía buscar la opinión de Albedo y Demiurge sobre esto y preparar nuestras fuerzas para una operación a gran escala?)

Hacía una hora, todavía había estado pensando en visitar el Reino Enano con tan sólo él mismo y Aura de compañía. Sin embargo, en vista de que el Reino Enano acababa de subir de prioridad, el plan para esa excursión tenía que rehacerse.

Tenía que aprender sobre el Reino Enano y asegurarse de que su espía pudiera recoger información de manera clandestina. Al mismo tiempo, evitar la vigilancia mágica era muy importante.

El problema ahora era el tiempo que todo esto tomaría.

Si el jugador que le había lavado el cerebro a Shalltear estaba ocultándose allí, sería extremadamente peligroso darle demasiado tiempo a la oposición. Si asumían una postura pasiva, el enemigo bien podía escoger el momento adecuado para lanzar un ataque. Con el fin de evitar esto, tenían que tomar la iniciativa y dar el primer paso.

(…Así que ésta iba a ser una apuesta, después de todo. Un equipo de embajadores, entonces. Entablaremos relaciones diplomáticas con el Reino Enano. Si algún jugador lanzaba un ataque, sería casus belli para que lanzáramos una invasión. En ese caso podíamos desenterrar la información necesaria de los escombros.)

Ainz enumeraba las coas que tenía que hacer luego de reunirse con los Enanos.

Uno: Verificar la presencia o ausencia de jugadores.

Dos: Investigar las runas y sus orígenes.

Tres: Obtener información y muestras de su metalurgia y minerales.

Algo como eso.

Sin embargo, sería muy difícil que le digan todo eso a Ainz de buenas a primeras. Era natural ocultar la capacidad tecnológica propia. La información era más valiosa mientras más oculta estaba.


Si había jugadores de Yggdrasil que dejaban que sus conocimientos se filtraran por todos lados, Punitto Moe seguramente les habría dado una feroz reprimenda.

(…Además. ¿Qué tal si puedo hacer que exporten armas al Reino Hechicero para que nuestros aventureros puedan adquirirlas a un precio reducido? Bastante atractivo ¿No? Pero para poder lograr que eso tuviera lugar tenía que estar en buenos términos con los Enanos. Aunque siempre era posible tomarlos como esclavos al interior de Nazarick, eso sería el último recurso. Me gustaba hacer que las palabras que tenía con Ainzach fueran así de convincentes.)

Sin embargo todo esto en última instancia no era más que conjeturas.

“…Hombre Lagarto. ¿Zenberu conoce la ciudad Enana?”

“Sí. Me dijo que había vivido en la ciudad Enana por algún tiempo.”

“Entonces es así. ¿Crees que Zenberu me llevaría allá?”


El Hombre Lagarto lo pensaba y luego inclinaba la cabeza a un lado.

“Mi más sinceras disculpas, pero su sirviente no puede responder esa pregunta. Por supuesto, estoy seguro que si Su Majestad ordena algo, Zenberu se esforzará entusiastamente para lograrlo. Sin embargo, han pasado varios inviernos desde que él regresó de la Ciudad Enana, así que no estoy seguro de si aún lo recuerda…”

“Vaya, en serio… Bueno, si ése es el caso, puedo encargarme de eso con magia. Todo estará bien.”

[Controlar Amnesia] muy bien podía aclarar las cosas.

Después de rezar por que Ainzach o Fluder supieran más sobre esto, Ainz le permitía marcharse al Hombre Lagarto.

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