Overlord

Volumen 10: El Gobernante de las Conspiraciones

Capítulo 1: El Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown

Parte 1

 

 

Overlord Volumen 10 Capítulo 1 Parte 1

 


 

El Rey Hechicero. El gobernante absoluto de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick y del Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown. Un ser que gobernaba a los 41 Seres Supremos y el último de ellos que quedaba en Nazarick. En este momento, esa entidad que debería haber estado disfrutando de las atenciones de sus subordinados, se encontraba acurrucado sobre una suave cama leyendo un libro.

Dicha cama había sido transportada desde la Gran Tumba Subterránea de Nazarick y traída a este lugar, a los aposentos privados del antiguo gobernante de E-Rantel el Alcalde Panasolei, el cual había sido remodelado y convertido en los propios aposentos de Ainz. Desde que había sido trasladado aquí, ya no podía detectar la fragancia que usaba emanar cuando seguía estando localizado en Nazarick.

Tal vez se debía a que la cama de aquí no tenía perfume esparcido sobre ella, pensaba Ainz mientras apoyaba su peso sobre la cama en cuestión.

Por supuesto, dormir era una acción completamente innecesaria para un ser no-muerto como Ainz.

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Ciertamente, sólo se trataba de los restos de su humanidad diciéndole a su mente que debería estar cansado. Era por eso que Ainz ocasionalmente hacía este tipo de cosas, acostarse sobre la cama para calmar su sobrecalentada cabeza y corazón. Sin embargo, eso sólo era una solución temporal. Por lo tanto acostarse de esta forma por mucho tiempo, como lo haría un ser humano, era en realidad bastante absurdo.

Por supuesto, siempre había algunas excepciones a la regla.

Por ejemplo…sí. Por ejemplo, mientras leía. En particular, cuando tenía cuidado de la forma en que otros lo estaban mirando.

(Pronto debería amanecer…¡Oh!)

Un débil rayo de luz se filtraba a través de una abertura en las cortinas, dándole a Ainz una idea aproximada de la hora. Con eso, metía bajo su almohada el libro que había estado leyendo hasta ahora.

Luego, inclinaba su cráneo para mirar a una de las esquinas del cuarto.

Veía a una sirvienta allí.

Era una de las sirvientas regulares de Nazarick y hoy era ella quien atendía a Ainz. Para ser más precisos, ella lo había atendido desde ayer. En este momento, ella se encontraba elegantemente sentada en una silla, con la espalda completamente recta. Sin embargo, esa postura no había cambiado desde la noche anterior. Por lo que Ainz sabía, ninguna de las sirvientas había fallado en mantener esa posición.

Su línea de visión estaba constantemente fija en Ainz, salvo varias distracciones momentáneas.

Verdaderamente era una carga indescriptible.

Por supuesto, ella no tenía la intención de ejercer esta presión. Simplemente se debía a que prestarle toda su atención a Ainz le permitiría responder de inmediato a cualquier situación que pudiera darse. Sin embargo, eso provocaba que un hombre ordinario como Satoru Suzuki, quisiera llorar y rogar “ten piedad, por favor”.

Nadie podía sentirse cómodo ante la mirada constante de otra persona, especialmente si se trataba de un miembro del sexo opuesto. Incluso si no pasaba nada, le hacía sentir como que había dejado algo a medio hacer en algún lugar.

Lo más importante era la forma en la que ella respondía silenciosamente a Ainz si éste hacía cualquier movimiento.

En pocas palabras era una experiencia miserable.

Por supuesto, Ainz era un gobernante absoluto. Si él le prohibía hacerlo, ella se detendría. Sin embargo, cuando Ainz imaginaba las expresiones en los rostros de las sirvientas cuando lo dijera, no podía obligarse a decir las palabras que aguardaban en su boca.

Luego de llegar a este mundo, Ainz había entrado rápidamente en acción asumiendo la apariencia de Momon. Ésta era la primera vez que las sirvientas lo rodeaban de esta forma. Incluso ahora, continuaban sirviéndolo con una lealtad sobrecogedora. Era debido a que sabía esto que Ainz no podía atreverse a obligarlas a obedecer.

Además, ellas se cansarían y dejarían de hacerlo luego de un tiempo.

Había pasado un mes desde que pensaba en eso.

La idea de que las cosas podían continuar de esta forma por siempre hacía que Ainz se sintiera algo inquieto. Debido a que a las sirvientas les tomaba 41 días para completar el ciclo de sus horarios, había decidido dejar ese asunto para el futuro. Pero con esta forma de pensar de no tomar una decisión sólo había generado que la solución a este problema se pateara para después.

(¿Es ésto a lo que llaman la carga de liderar…administrar Nazarick, planear las políticas para el futuro del grupo y responder a los deseos de mis subordinados…? Las personas en la cima realmente son grandiosas y no es de sorprender que tengan un salario tan alto…)

Las personas en la cima hacían tan poco y sin embargo obtenían tanto dinero. Ahora que entendía por lo que tenían que pasar, Ainz se reía de la insensatez de sus anteriores pensamientos. Entonces, lentamente se levantaba de la cama.

En ese momento, la sirvienta también se levantaba silenciosamente de su sitio. Esto le hacía sentir a Ainz que había una cuerda conectándolos a ambos.

¿Cómo podían sus movimientos ser tan elegantes luego de estar despierta toda la noche?

“…Ya me levanté.”

“Sí. Entonces, su sirvienta se retira. Luego de esto, la sirvienta de hoy vendrá a tomar mi lugar.”

Ainz no decía nada como…

“Te lo encargo.”

Sino que simplemente gruñía…

“Umu.”

Y agitaba la mano para indicar que podía continuar.

Tal vez estoy siendo demasiado arrogante, pensaba Ainz.

Aún así, podía ser mejor de esta forma.

Había enviado a Hamsuke a hacer algunas preguntas y la primera respuesta de las sirvientas parecía que era “Se siente como si nos estuviera dominando. Ainz-sama es el mejor” o algo así. Parecería que todas eran masoquistas y aunque esto había preocupado a Ainz la primera vez que lo oía, luego de pensarlo con calma, se daba cuenta de que un gobernante debía actuar y vestir como tal. Eso era lo que sus súbditos deseaban.

Usando a una Compañía como ejemplo, un jefe debía verse y actuar como un jefe.

Cuando lo pensaba de esa manera Ainz sentía que lo que había hecho era lo que el Rey Hechicero debía haber hecho. Lo real era que cuando había estado espiando al gobernante del Imperio Jircniv Rune Farlord El Nix en su tiempo libre, se había percatado de que el hombre actuaba prácticamente de la misma forma.

Sin embargo, Satoru Suzuki solo había sido un trabajador y se sentía un poco incómodo por no poder decir algo parecido a “Gracias por tu arduo trabajo”.

“…Entonces, deberías tomar un buen descanso.”

“¡Ah!…¡Por favor permita que su sirvienta le ofrezca su más sincero agradecimiento por su generosidad, Ainz-sama!”

La sirvienta se inclinaba profundamente mientras expresaba su gratitud.

“Sin embargo, es gracias a este objeto que usted me prestó tan generosamente que su sirvienta pudo quedarse a su lado para atenderlo sin tener que descansar, Ainz-sama.”

No, eso no fue lo que quise decir, murmuraba Ainz en su corazón.

Era cierto que una vez que uno se ponía un Anillo de Sustento, uno no tendría problemas si no dormía ni comía. Sin embargo, sentarse en una silla y observar a Ainz toda la noche debía haber sido un verdadero infierno. Aunque él estaba muy complacido con la dedicación de las sirvientas, no había necesidad de llegar a tanto.

(Por lo menos deberían cancelar el turno de noche…la parte en la que la me observan dormir, ¿no?)

Como sirvientas, era natural que sirvieran lealmente a su amo tanto con sus corazones como con sus almas.

Ainz no sabía exactamente cuál de las sirvientas lo había dicho, pero recordaba que había sido una de ellas.

(Servir fielmente a su amo, eh. ¿Qué dirían si quisiera vivir como un igual a ustedes?)

A diferencia de cómo se había sentido cuando había llegado por primera vez a este mundo, ahora Ainz confiaba en que sus subordinados le eran absolutamente leales. Siempre y cuando prestara atención a sus acciones y no hiciera nada que los decepcionara, no había ninguna posibilidad de que lo traicionaran salvo interferencias del exterior. En ese caso, tal vez debía cambiar las relaciones entre ellos y ponerse al mismo nivel que los NPCs. Esa podría ser una buena decisión a tomar, en algún momento.

Si eso pasaba, Ainz sería libre de esta vida de gobernante, libre de tener que devanarse los sesos todo el día. Adicionalmente…

(…Sería como antes, desde luego justo como era durante los días del gremio. Me pregunto si podía volver a ese tipo de vida nuevamente.)

Cada vez que hablaba con los NPCs seguía visualizando las imágenes de sus antiguos amigos superpuestas a ellos. Era debido a eso que Ainz no podía identificarse con ellos como amo y sirvientes, sino de la forma en que había sido en el pasado…

…No. Esto no puede seguir asi, pensaba Ainz mientras sacudía mentalmente la cabeza.

Aunque no sabía qué era lo que podía plantar las semillas de la decepción en sus súbditos, era imposible que un cambio tan dramático de las circunstancias fuera una decisión sabia. Además, ya que sabía que ellos anhelaban una relación de amo-sirviente con él, era su responsabilidad como su amo el continuar en esa condición. Al mismo tiempo, como la última persona en quedarse aquí, él tenía que hacer todo lo que pudiera por los NPCs (los niños).

La sirvienta se despedía de Ainz y luego dejaba la habitación.

En ese momento Ainz entraba en acción. Primero intercambiaba el libro bajo su almohada con otro libro. El libro que había usado como sustituto tenía un título muy complejo. Con sólo mirarlo, cualquiera perdería las ganas de continuar leyéndolo. Luego, dejaba el libro que había estado leyendo anoche en su dimensión personal de bolsillo, su caja de ítems.

Luego de colocarlo en un lugar donde no sería fácilmente robado, Ainz dejaba escapar un suspiro de alivio.

Eso también, era parte de sus responsabilidades como su amo.

Él desde luego no quería leer toda la noche esos libros que le quemaban el cerebro. Si fuera posible, en su lugar le gustaba leer algunos libros populares. Sin embargo, ser visto leyendo tales libros dañaría la dignidad de Ainz como gobernante. Por lo tanto, Ainz se veía obligado a tomar tales medidas molestas.

Por cierto, ya había tomado en cuenta el hecho de que las sirvientas movían el libro bajo su almohada a otro lugar.

Ahora que había terminado con todo lo que podía hacer en la cama, Ainz hacía a un lado el dosel de seda fina que envolvía la cama, luego bajaba y se ponía de pie.

Justo en ese momento varios golpes venían de la puerta. Poco después, la sirvienta que estaba prevista para el siguiente turno abría la puerta e ingresaba a la habitación.

Mientras veía a Ainz bajando de la cama, ella sonreía y se acercaba a él. Parecía que ella era la sirvienta asignada para acompañarlo hoy.

“Buenos días, Fifth.”

Una brillante y deslumbrante sonrisa se formaba en el rostro de la sirvienta.

“¡Buenos días, Ainz-sama! ¡Hoy estaré bajo su cuidado!”

Si Fifth tuviera cola, probablemente estaría moviéndola con todas sus fuerzas. Eso le hacía recordar que la sirvienta Pestonya había movido la cola en el pasado.

Su uniforme de sirvienta era el mismo que había vestido la anterior sirvienta, Fourth. Al contrario de las sirvientas de batalla, todas las sirvientas regulares vestían el mismo uniforme. Sin embargo su apariencia exacta variaba entre cada sirvienta, probablemente porque las mujeres que los vestían eran diferentes.

Ainz recordaba algo que uno de sus amigos decía muy a menudo, tanto que parecía haberse hecho de un lugar en su oído: “Aunque los trajes simples de sirvienta son buenos, los trajes de sirvienta con accesorios son los mejores”. También había un complemento a eso: “En otras palabras, los uniformes de sirvienta son lo mejor, sin importar la forma que tengan. Los uniformes de sirvienta son la invención más grande en la historia de la humanidad. Jiija, uniformes de sirvienta~”

Aunque Ainz no sabía qué era lo que quería decir con “Jiija”, probablemente se trataba de algún tipo de exclamación. También podía haber sido un término suyo personalmente inventado. De esta forma, Ainz recordaba las memorias de sus compañeros del pasado, poco a poco.

Ainz sonreía con amargura aunque su expresión facial por supuesto no cambiaba y miraba en silencio a la sirvienta.

“Ai-Ainz-sama, hay ¿Hay algo en lo que pueda servirlo?”

Fifth se veía ligeramente avergonzada mientras sus manos apretaban con fuerza el delantal de su uniforme. Era entonces que Ainz se daba cuenta de lo descuidado que era.

“Perdóname. Parece que estaba…sí, parece que estaba algo hipnotizado por ti.”

“¡¡…!!”

“Entonces, vamos.”

“…¿Eh? Ah, sí. ¡Entendido!”

La sirvienta se congelaba por un momento, pero de todas formas conseguía responder enérgicamente al mismo tiempo que le seguía los pasos por detrás y dejaban el cuarto.

Ainz pasaba a través de varias habitaciones. Lo que veía allí no podía compararse con el decorado del 9no Piso de la Tumba. Por lo tanto, cuando Ainz había decidido quedarse en este lugar, los Guardianes expresaban sus objeciones uno después del otro.

Punto. Este lugar carecía de gusto para ser la residencia de un Ser Supremo.

Punto. Este lugar carecía de capacidades defensivas y poseía una protección inadecuada contra espías.

Punto. Punto. Punto…

Sin embargo, Ainz se había abierto paso a la fuerza a través de todos estos obstáculos y había escogido este lugar como su hogar.

Ésta era su responsabilidad como Rey. Después de todo, Jircniv también vivía en el Palacio Imperial de la Capital Imperial. O al menos, eso era lo que quería que pensaran los demás. El hecho era que este lugar era lo suficientemente lujoso para Ainz, no, para Satoru Suzuki. Su antiguo hogar era incluso menos digno de comparación. Además, su habitación en el 9no Piso siempre había sido demasiado ostentosa y demasiado grande.

A él no le había importado cuando todavía era sólo un juego. Sin embargo, ahora que en verdad tenía que vivir allí, era plenamente consciente de que no había un lugar para él dentro de sus paredes. Todo lo que Ainz quería hacer era ocultarse en una esquina de la habitación.

Ainz conducía a Fifth y a los Asesinos de Ocho Filos que había bajado del techo hacia el cuarto de vestir.

Varias sirvientas regulares ya se encontraban allí esperando por él. Como si fueran una, ejecutaban reverencias respetuosas hacia él. Fifth se unía rápidamente a sus filas también.

“Ainz-sama ¿Qué le gustaría vestir hoy?”

Preguntaba Fifth con una voz llena de energía.

(…Oh, parece que los ojos de Fifth brillan también. Ahora que lo pienso ¿Todas las que tenían este trabajo no mostraban el mismo brillo en los ojos?. He oído que a las mujeres les gusta la ropa… ¿Es así como lo expresan? ¿O es que sólo les gusta coordinar ropa y accesorios?)

Una sensación constante de cansancio se apoderaba de él, pero no podía mostrarlo. En su lugar decía “Umu” de manera presuntuosa o por lo menos así era como se sentía cuando lo había practicado de antemano.

Hablando con franqueza, Ainz no necesitaba cambiarse la ropa.

Sus túnicas mágicas no se arrugarían incluso si pasaba toda la noche dando vueltas en la cama. Su cuerpo no excretaba ningún desecho. El polvo flotando en el aire podía posarse en él, pero todo lo que tenía que hacer era sacudirlo para quitárselo. Adicionalmente, las sirvientas ya habían limpiado minuciosamente cualquier lugar al que Ainz fuera. Además, no necesitaba ni comer ni beber, por lo tanto no se ensuciaba con esas actividades.

Vestir el mismo conjunto de ropa no había sido ningún problema para él.

Sin embargo, ninguno de sus subordinados podía permitirlo. Pero eso era de esperarse; tener a su gobernante absoluto vistiendo lo mismo todos los días arruinaría su imagen.

Dicho esto, Ainz no confiaba en su habilidad para coordinar su atuendo.

Claro, si estuviera preparando su equipo para una batalla, estaba bastante confiado de que luego de considerar las capacidades y habilidades de sus oponentes y luego de planear sus tácticas, podía seleccionar el equipo apropiado que mejor se adaptara al enemigo que enfrentaba. Sin embargo…

Bueno, en cierta medida, la experiencia ganada por Satoru Suzuki le permitía hacer comentarios sobre si esta corbata combinaba con ese traje. Sin embargo, no podía decir nada sobre si esta túnica purpura con filigranas plateadas combinaba con un collar de plata incrustado con cuatro diamantes y cosas así. Adicionalmente, tenía que escoger atuendos que combinaban con un cuerpo esquelético.

Sin embargo, como líder que era y si usaba un atuendo que no combinaba las personas podrían dudar de su sentido del estilo. Eso sería como traicionar a sus leales subordinados. Por lo tanto, incluso en lo concerniente a su atuendo, Ainz tenía que dar lo máximo de sí.

Ahí había un problema fatal.

¿Alguno de sus subordinados diría algo si él vestía algo inadecuado? Era una situación similar a cuando un peluquín se resbalaba un poco de la cabeza del presidente de alguna gran compañía. Nadie se atrevía a decir nada.

Siendo así, sólo le quedaba una alternativa.

“…Fifth, te lo dejaré a ti. Prepara el conjunto de ropa que mejor me quede.”

“¡Entendido! ¡Déjemelo a mí, Ainz-sama! ¡Su sirvienta tendrá el máximo cuidado en hacer su elección!”

No tienes por qué ser tan animada. Bueno, Ainz pensaba eso pero en realidad él nunca se lo había dicho antes a las sirvientas.

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“Creo… ¡Creo que el rojo le sienta bien, Ainz-sama! Por lo tanto, estaba pensando en usar el color rojo como base para coordinar su vestimenta. ¿Qué le parece?”

“…Acabo de decir que lo dejaría en tus manos. Siendo ése el caso, no es necesario que confirmes tus elecciones conmigo.”

“¡Sí! ¡Entendido!”

Si él no confiaba en sí mismo, entonces todo lo que tenía que hacer era delegar la tarea a alguien más de la misma forma en que había permitido que la sirvienta escoja por él.

Sin embargo, Ainz estaba bastante preocupado por la túnica de color rojo brillante que ella había seleccionado. El color rojo era tan brillante que casi le dañaba los ojos y estaba adornado además por muchas piedras preciosas enormes, casi como botones. Podía haber sido aceptable si eran todas del mismo color, pero demasiadas piedras preciosas reflejaban media docena de luces de colores diferentes. Adicionalmente, la prenda estaba bordeada con extraños caracteres bordados con hilo de oro.

(¿…Esto en verdad era ropa normal? ¿Podía ser considerada como ropa en el sentido normal de la palabra?)

Se sentía como un hombre que vestía dos tableros de anuncios, adelante y atrás, iluminados con luces de neón. Él nunca hubiera escogido esta vestimenta por su propia voluntad. O más bien, Ainz comenzaba a preguntarse por qué había comprado esto en primer lugar. Ya que no recordaba que los miembros de su gremio lo hubieran forzado a hacerlo. Por proceso de eliminación, él mismo debía de haberlo obtenido de algún lugar.

(¿Era un regalo? ¿Lo había ganado en una lotería o en algún tipo de evento? …De todas formas, bueno, no hay remedio, eh.)

Incluso si recordaba cómo lo había obtenido, eso no haría desaparecer la túnica carmesí que tenía ante él.

Aunque sería fácil el simplemente rechazarlo eso convertiría en una mentira el “Te lo dejo a ti” que le había dicho a Fifth. Pero volviendo al punto. Era posible que sólo Ainz lo encontraba vergonzoso y que a todos los demás les gustaba. O mejor dicho, ése era muy probablemente el caso.

Y, para decirlo sin rodeos, ya que Fifth había seleccionado esta túnica, él podía echarle la culpa si alguien decía algo.

(Realmente soy un pésimo jefe.)

Ainz sabía que esto no era algo para sentirse orgulloso y se sentía culpable por ello.

Echarle la culpa a alguien más no era una conducta elogiable para un jefe, para un superior. Ainz lo sabía, pero aun así, necesitaba alguna forma de preservar su dignidad.

Tenía que protegerse sacrificando a sus subordinados. No había remedio.

“…Perdón por eso.”

“¡Ah, mis más sinceras disculpas!”

“Está bien… sólo hablaba conmigo mismo. No le prestes atención. Ahora que pienso en ello…”

Ainz decidía escoger sus palabras con cuidado mientras formulaba su pregunta:

“Hay algo que me gustaría preguntarte ¿Crees que esta túnica es un tanto llamativa para mí?”

“¡Desde luego que no! ¡Después de todo, casi todo le queda bien, Ainz-sama! ¡Aunque siento que usar algo negro como base con marrón oscuro como color secundario se vería bien también, pero usar siempre tales colores no mostraría sus otras virtudes, Ainz-sama! Todo esto es para imprimir su poderosa imagen en los ojos de todos los que…”

Ainz interrumpía su desbordante flujo de palabras.

“…Está bien. Siempre y cuando sea adecuado, está bien. Entonces ¿Podrían vestirme?”

“¡Entendido!”

Fifth y las otras sirvientas se ponían a trabajar.

Mientras Ainz permanecía de pie, las sirvientas removían su ropa en silencio. El acto de ser cambiado de ropa por mujeres, incluso si su cuerpo no era más que un esqueleto, lo llenaba de una ardiente vergüenza.

Pero por supuesto, un gesto así era algo natural para un gobernante absoluto.

Por lo menos era así para Jircniv y Ainz había leído lo mismo en uno de sus libros.

Ainz permanecía inmóvil y permitía que las sirvientas trabajaran, mientras miraba en silencio el espejo del vestidor.

En poco tiempo, un Ainz con túnica roja se reflejaba en el espejo. Como esperaba, era llamativo. No era más que llamativo.

(…No. Este mundo tiene un sentido muy diferente de la estética. Por lo que sé…esta ropa podía ser bastante adecuada para un gobernante.)

Recordaba a Hamsuke como ejemplo y reprimía sus inquietudes.

“Entonces, vamos.”

Esos pensamientos atravesaban su cabeza mientras avanzaba en compañía de Fifth. Deseaba haber tenido un momento para suspirar.

♦ ♦ ♦

 

 

El llamativo traje rojo se balanceaba hacia su oficina. En el instante en que Ainz se acercaba a la puerta, Fifth rápidamente se apresuraba hacia adelante y cortésmente la abría para él.

Algunas veces, él pensaba decir “Es sólo una puerta, déjame abrirla”. Sin embargo cuando miraba los rostros de las sirvientas diciéndole “¡Guau, míreme, estoy trabajando!”, Ainz no podía hacer otra cosa más que aceptar esto como algún tipo de puerta automática.

Ainz y Fifth guiaban a los Asesinos de Ocho Filos al interior de la oficina.

El escritorio en el centro de la habitación era como el que Ainz tenía en su cuarto e irradiaba un aire de seriedad.

Había sido traído aquí desde Nazarick, junto a su cama. Una bandera colgaba al fondo del cuarto, la bandera de Ainz Ooal Gown, del Reino Hechicero.

Ainz atravesaba la habitación y se acercaba al balcón.

Había una caja de vidrio en el balcón. No era muy grande y contenía un escenario de selva. Ainz insertaba un dedo dentro de la caja, que parecía carente de formas de vida y levantaba una hoja. Escondido debajo se encontraba una criatura oculta en la oscuridad para evitar la luz del sol.

Su cuerpo de colores brillantes estaba cubierto de secreciones pegajosas y sin embargo escurridizas y la parte frontal de su cuerpo daba la impresión de ser labios humanos.

Ainz estudiaba con cuidado al Insecto Labio ante sus ojos.

“…Ese color es bueno. Te ves bastante enérgico.”

Recordaba lo que le habían dicho alguna vez, que el color era muy importante. También recordaba tener a varios Insectos Labio frente a él y que le enseñaban a identificar, por el color, cuándo era que estaban más enérgicos. Y de hecho, el insecto labio ante él parecía más vivás que los otros de aquella vez.

Ainz tomaba una hoja de lechuga de un plato cercano.

“Vamos, Nurunuru-kun. Es hora de comer~”

Acercaba la hoja al Insecto Labio, el cual se aferraba a ésta con un “nom”. Luego de soltarlo, el insecto labio la devoraba frenéticamente con grandes bocados.

Ainz traía dos hojas más, que prontamente eran devoradas por el insecto labio.

Decidía detenerse allí porque Entoma le había dicho que no era bueno darle de comer demasiado.

Ainz regresaba con cuidado al saciado y feliz insecto labio a su sombrío hogar en la caja de vidrio, al lugar que más amaba.

“Al principio parecía un poco desagradable, pero luego de cuidarlo por un tiempo, se ha hecho bastante adorable.”

No hablaba con nadie en particular, sólo consigo mismo. Ainz tenía una sonrisa alegre en el rostro cuando cerraba la delgada tapa de la caja. Esta caja no era muy fuerte y el Insecto Labio podía escapar si realmente quisiera hacerlo. La razón por la que Ainz la usaba era porque demostraba la confianza que sentía de ser capaz de cuidar bien de su ocupante. Dicho eso, se trataba de un monstruo mercenario que había sido generado usando oro, así que la pregunta de si escaparía o no aún no tenía respuesta.

Ainz limpiaba su mano suavemente con un paño cercano y luego de terminar todas sus tareas de la mañana tomaba asiento en su silla. Recostaba su peso hacia atrás y dejaba que su cuerpo se hundiera profundamente en ella.

(…Ah, trabajo. No hay un horario oficial para trabajar, pero igual mi corazón se encoge alrededor de esta hora. Supongo que las viejas costumbres son difíciles de olvidar.)

El escritorio no tenía ni una mota de polvo en él y ni hablar de documentos.

Era completamente diferente al escritorio de Satoru Suzuki.

Todo esto se debía a que no necesitaba trabajar de noche. El trabajo de Ainz consistía en tomar las grandes decisiones, sin preocuparse de los pequeños detalles. Luego de decidir una dirección general, sus subordinados entrarían en acción.

(…Aun así, era por eso que era difícil. Por primera vez, me daba cuenta que la dificultad de un trabajo estaba determinada por la cantidad de responsabilidad que uno asumía. Es más un agotamiento mental que físico…e indudablemente era más estresante. Ah, ¿Ya es momento de comenzar a trabajar?)

No había necesidad de mirar un reloj.

En ese preciso instante, un golpe venía de la puerta. Fifth, que se encontraba de pie junto a la puerta, verificaba la identidad de la persona que llamaba.

“Ainz-sama, es Albedo-sama y los Liches Ancianos.”

Había respeto en la voz de Fifth, porque todos los Liches Ancianos habían sido creados personalmente por Ainz.

“Ya veo. Déjalos pasar.”

Fifth se alejaba de la puerta para abrirles el paso a los visitantes. Albedo ingresaba a la habitación a la cabeza de seis Liches Ancianos.

“Buenos días, Ainz-sama.”

Los Liches Ancianos seguían el ejemplo de Albedo y agachaban profundamente las cabezas.

“Umu, buenos días, Albedo. Parece que el clima de hoy es bastante bueno.”

“En efecto lo es. Tengo reportes de que será soleado todo el día. Por supuesto, si es su deseo, como el soberano definitivo de este mundo, podemos producir cualquier tipo de clima que desee. ¿Cómo desea proceder, Ainz-sama?”

Esto sólo se trataba de usar un tema irrelevante para dar inicio a la conversación, pero él no esperaba que ella comenzara con una sugerencia como esa.

“Eso no será necesario. Me gustan los cambios del clima. Los días soleados están bien, el rugir del trueno en días de lluvia es para saborearse y la suave caída de la nieve es bastante fascinante. Se podría decir que uno se puede entretener en el día sólo con ver los cambios naturales del clima.”

A Ainz no le desagradaba el cambiante clima de este mundo. En este mundo impoluto, se daba cuenta que entendía las palabras de su antiguo camarada Blue Planet: “La lluvia era originalmente una bendición de la naturaleza”.

Lo mejor era dejar que la naturaleza continuara siendo natural.

“Sí, entendido… Por supuesto, sentí que usted no tenía deseos de alterar el clima, pero tenía que asegurarme, Ainz-sama. Después de todo, usted es el tipo de líder que no nos daría una orden directa para cumplir sus deseos.”

“…¿Eso crees? Yo no siento que sea así…”

Ainz pensaba sobre ello, pero no se le ocurría nada que deseara en particular. Cuando todavía seguía siendo Satoru Suzuki, su mente había estado llena sólo con Yggdrasil. Luego de que su cuerpo se convirtiera en esto, eso sólo había empeorado. Aunque no estaba seguro de si eso era un efecto secundario de convertirse en no-muerto, la probabilidad de siempre haber sido de esta forma era bastante alta. Si tuviera que hablar de deseos, sería sobre su deseo de coleccionar ítems poco comunes. Y también…

Ainz sonreía con tristeza y suavemente agitaba la cabeza.

“No, puede ser que estés en lo cierto. Sin embargo, eso es así sencillamente porque no hay nada que en verdad quiera. Si tengo algún deseo, naturalmente daré la orden apropiada en ese momento.”

“Cuando llegue el momento, espero que permita que sea yo, como la Supervisora de los Guardianes, quien seleccione al equipo para llevar a cabo sus deseos.”

Albedo respondía mientras agachaba la cabeza. Cuando la levantaba de nuevo, su rostro estaba un poco sonrojado.

“Sin embargo, hoy su vestimenta es realmente espectacular. Es extraordinariamente radiante. No, brilla así de radiante porque usted la viste, Ainz-sama.”

Albedo continuaba prodigándole elogios.

La brillantez de la que hablaba probablemente eran las piedras preciosas que parecían sustituir a los botones, ya que su cráneo no reflejaba la luz. Ainz asentía con la cabeza mientras pensaba en esto.

“Ya veo, entonces debo darte las gracias por ello, Albedo.”

“Es usted muy amable. Simplemente expresaba lo obvio. Ainz-sama, usted verdaderamente es…”

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Ainz levantaba la mano para interrumpir a Albedo cuando ella se preparaba para continuar hablando llena de emoción. Tenía la sensación de que si la dejaba continuar, la conversación se haría muy larga.

“Por ahora dejemos de lado ese asunto. Entonces Albedo ¿Qué hay de los documentos que tú y los otros estaban tratando ayer?”

“Sí.”

Albedo inflaba sus mejillas de manera adorable y los Liches Ancianos seguían sus indicaciones y colocaban los documentos que llevaban sobre la mesa.

La pila de documentos amontonados uno sobre el otro era de un tamaño considerable. Los archivos en sí mismos no contenían mucho en cuanto a propuestas, pero tenían muchos documentos de apoyo adjuntos. De forma muy similar a como él había necesitado información de muchos campos en su antiguo trabajo, parecería que todo esto era en preparación para lidiar con un problema complejo.

Había preparado su corazón para esto. Ainz había pasado toda la mañana preparándose mentalmente y reafirmando su determinación para este momento.

Satoru Suzuki era un simple empleado y no era del tipo de los que tenían que interactuar con las operaciones de la compañía. Si le preguntaban si alguien como él podía manejar todo un país, Ainz respondería con confianza que “no”. O mejor dicho, incluso un gerente de operaciones encontraría muy difícil el dirigir un país.

Lo que hacía que fuese peor era que Ainz era un gobernante absoluto. Aun si cometiera algún error en cualquier cosa que dijera, sus subordinados unirían esfuerzos para volver realidad todas sus palabras.

¿Había algo más aterrador que eso? Una sola palabra de Ainz podía llevar a un suicidio en masa.

En ese caso ¿Qué debería hacer?

La respuesta era muy simple. De manera similar al asunto de la ropa, él tenía que delegar esa responsabilidad a gente talentosa.

Ser capaz de asignar hábilmente a sus subordinados de acuerdo a sus fortalezas era también una de las cualidades esenciales de un jefe.

Dicho esto, había problemas al delegar todo a los otros. Era cierto que podía descansar tranquilo dejándolo todo al cuidado de Albedo. Sin embargo, él no estaba sólo de decoración, era un Rey. Como alguien que se encontraba en una posición elevada, como superior, había responsabilidades que él tenía que cumplir.

Había algunas tareas de las que no podía escapar diciendo “No sé nada”.

Siendo así, Ainz comenzaba a leer con cuidado la pila de documentos desde arriba hacia abajo, colocando el sello real en cada uno.

Luego que estampaba rítmicamente varios documentos, Ainz hacía una pausa, pues había seleccionado uno de ellos como el objetivo del día. Lo abría para examinar su contenido. Y entonces…

(…No lo entiendo, después de todo. ¿Esto tiene algo que ver con recursos materiales? ¿Es muy importante? ¿Los Liches Ancianos realmente lo entienden? …Bueno, todos fueron creados por mí…¿Cómo se explica esta diferencia en habilidad? Aunque leer todo esto era verdaderamente cansado, era como leer documentos legales…)

Ya que había referencias cruzadas a otras páginas, había muchas instancias de unas cuantas palabras que requerían avanzar y retroceder entre páginas. El punto final estaba basado en las conclusiones anteriores para terminar en un juicio negativo. Adicionalmente, había muchas enunciaciones negativas en el texto, lo que hacía que fuera tedioso entenderlo.

“…Albedo.”

“¡Sí, Ainz-sama! ¿Algo ha llamado su atención?”

“No, no tiene relación con esto, pero pensé en algo. ¿Cómo va el progreso de la promulgación de la legislación?”

Aunque este lugar era llamado el Reino Hechicero, no habían introducido ninguna ley propia, sino que continuaban utilizando las leyes del Reino.

“Sí. Por ahora éste sencillamente era un borrador. Si impulsamos demasiado agresivamente las nuevas leyes, eso podía generar un descontento general. Por lo tanto, no estamos seguros de si hacerlo o no.”

Estas palabras sonaban extrañas viniendo de Albedo, a quien no le importaba la humanidad. Aún así, Ainz no podía evitar sino darse unas palmaditas de alivio en el pecho.

“Aunque antes he discutido esto con Demiurge… las leyes del Reino sencillamente no otorgan el suficiente poder a un gobernante absoluto como usted, Ainz-sama. Actualmente estábamos considerando simplemente conservar el primer decreto de las leyes del Reino y luego ejecutábamos el nuestro a la fuerza.”

“Aunque siento más confianza en otras áreas…”

Eso era mentira. Ainz no tenía confianza casi en nada.

“…Lamento decir que no estoy versado en asuntos jurídicos. Has como gustes. Tienes mi completa confianza.”

“Sí, lo entiendo.”

Albedo mostraba una expresión de deleite en el rostro. Si Ainz miraba atentamente, podía ver sus alas temblando detrás de ella. Ella y Demiurge, por alguna razón desconocida, parecían ser de la opinión que Ainz era un genio que siempre estaba un paso adelante de ellos.

Por lo tanto, cuando Ainz decía que no lo sabía, o algo por el estilo, podía entender muy bien la alegría que ellos, que habían sido creados como seres altamente inteligentes, sentían al ser capaces de validar su existencia.

“Sin embargo, no hay necesidad de mentir sobre no entender la ley…”

“No, es verdad. No estoy muy bien versado en los asuntos jurídicos.”

“Ya veo… así debe ser como lo ve, desde la perspectiva de un líder supremo que nunca se ha visto sujeto a ninguna ley. Entiendo lo que quiere decir.”

Ainz sentía que ella lo había malentendido, pero decidía ignorar el asunto. Después de todo, no tenía idea de cómo explicárselo. En lugar de eso, sonreía simplemente. Esta sensación sólo le era vagamente familiar, pero así debía ser como se sentían los niños cuando demostraban orgullosos sus talentos a sus padres.

“¿Pasa algo malo?”

La mirada de sorpresa de Albedo sólo hacía que Ainz se sintiera mucho más feliz. Sin embargo era descortés acaparar toda la alegría para él solo.

“Perdóname, pero cuando vi lo feliz que estabas, me impresionó lo linda que te veías… cómo decir esto, umu, es algo difícil de explicar.”

Cuando Ainz decía eso, había una breve conmoción en los Asesinos de Ocho Filos en el techo, pero luego permanecían quietos.

“Ah~, qué embarazoso.”

Albedo presionaba ambas manos sobre sus mejillas. Cuando Aínz veía cómo se sonrojaba, se daba cuenta de lo incómoda que debía haberla hecho sentir y tosiendo ligeramente, en su lugar decidía estudiar los documentos que tenía ante él.

Parecía que esta forma de tratar a los NPCs, como los hijos de sus amigos, le hacía decir cosas que los avergonzaban.

Se sentía un poco culpable por su descortesía, pero al final estampaba el documento final. Con eso, una tarea estaba completada.

Le entregaba los expedientes a Albedo, que estaba cubriendo su boca con la mano y ella a su vez se los entregaba a los Liches Ancianos.

“Entonces, comencemos con lo usual. Estas son las propuestas que evaluaremos hoy.”

Ainz abría su gabinete y sacaba una pila de papeles. Éstas eran sugerencias y opiniones recogidas de todos en Nazarick con el propósito de ayudar en el desarrollo del Reino Hechicero.

Cada mañana alrededor de estos momentos, luego de leerlas, Ainz anotaba las sugerencias y las leía en voz alta para que Albedo las oyera.

“No hay necesidad de que desperdicie su valioso tiempo con tareas insignificantes como anotarlas todas, Ainz-sama.”

“No, porque podría haber alguna sugerencia dirigida a mí. Adicionalmente, mi cuerpo no requiere dormir. Sería una pérdida de tiempo si no hiciera nada.”

Eso también era mentira. O más bien, era verdad que estaría inactivo si no hacía nada. Sin embargo, podía utilizar ese tiempo para cosas como leer, darse un baño, practicar sus habilidades de actuación y el combate simulado. A pesar de ello, Ainz de todas formas tenía que hacer esto a mano, ya que estaba colocando sus propias sugerencias entre las otras.

Ainz tenía que hacerlo de este modo, porque si hacía esas sugerencias directamente, sus subordinados se forzarían a sí mismos a hacerlas realidad, incluso si eran imprácticas. Eso podía provocar consecuencias trágicas.

Por lo tanto, al enviar las sugerencias anónimamente, esperaba que Albedo, siendo una tercera parte imparcial, las juzgara sólo por sus propios méritos. Adicionalmente, al no revelar los nombres de los que hicieron las sugerencias, las propias habilidades de Ainz no serían puestas en tela de juicio, que era como matar dos pájaros de un tiro.

Ainz comenzaba a leer la primera sugerencia, desde arriba de la pila, en voz alta.

“Muu… ‘Creo que necesitamos servicios de educación infantil que busquen y cultiven individuos talentosos. De esta forma, podríamos ser capaces de fortalecer Nazarick. Incluso si no funcionara, aún podemos usarlos para desarrollar tecnologías para nosotros, que también pueden ser usadas como base para reforzar Nazarick.’ Algo como eso.”

Ainz miraba a Albedo, que se encontraba de pie con la mirada al frente.

“Los beneficios están claramente explicados y es una sugerencia excelente. A través de ella uno puede sentir la excelencia de la persona que la hizo. Podría ser bueno hacer circular esto como ejemplo para que los otros la estudien.”

Luego de una ronda de elogios, Ainz recobraba su semblante severo habitual, aunque por supuesto, su rostro no se movía.

“Ahora que lo pienso ¿Quién escribió esto?”

“Me parece que fue Yuri Alfa.”

Era una respuesta instantánea. Ainz pensaba lo mismo también.

“Estoy de acuerdo. Debe de ser una sugerencia de Yuri Alfa. Entonces, Albedo ¿Qué piensas de esta sugerencia?”

“Es completamente tonta. Los cerdos deberían vivir como cerdos y morir luego de darlo todo por sus criadores. No hay necesidad de que vivan de ninguna otra forma. Ya que no tiene sentido permitirles vivir diferente, de nada sirve permitirles escoger otra cosa.”

“Bueno, ésa es una forma bastante dura de ver las cosas, pero estoy de acuerdo, hasta cierto punto. Uno requiere de una educación básica para servir de engranaje y hacer girar las ruedas de la sociedad. Así es como la gente debería vivir, envejecer y morir. Permitir el desarrollo de la tecnología sólo amenazaría nuestro poder…¿hmm?”

“Ainz-sama ¿Se encuentra bien?”

“Estas palabras y opiniones me suenan familiares. Alguien se las dijo a alguien más, ¿Pero quién? Narberal y… ah, Lupusregina. Cuando ella le preguntaba sobre las pociones de curación… Supongo que no hay necesidad de decírtelo porque ya lo sabías, Albedo. Oh, qué desliz, por favor no le prestes atención.”

“No, por supuesto que no, creo que necesito entender sus profundas reflexiones, Ainz-sama. Por favor, compártalas conmigo.”

“Ya, ya veo… Bueno, aunque me avergüenza un poco, no puedo ser el único compartiendo lo que pienso. Si te molesta algo de lo que oigas, por favor siéntete libre de corregirme.”

No había nada más vergonzoso que actuar como un sabelotodo frente a una persona a la que conocía bien. Con la preocupación de ser tratado como un idiota en su corazón, Ainz decidía compartir lo que pensaba sobre el asunto.

El conocimiento, la educación y la información eran las armas básicas de la humanidad, que también incluían a los seres no-humanos en este mundo. Cuando los conocimientos de una nación se incrementaban, también lo hacía su poder, pero del otro lado de la moneda, también lo hacía el resentimiento al saber que no podían tenerlo todo.

Por lo tanto, un gobernante tenía que considerar si debía o no armar a las masas con el arma llamada educación, porque esa arma, algún día, podía ser apuntada hacia el gobernante mismo.

En el juego llamado Yggdrasil, Ainz había aprendido la importancia de poseer información. Era por esto que había llevado a los dos herboristas Bareare al pueblo de Carne, en donde podía vigilarlos y había hecho que creen pociones allí. Esto lo hacía para monopolizar los frutos de su investigación y no permitir que nadie más aprenda de ellos.

Desde el punto de vista de Ainz, aquellos que eran gobernados, tenían que desempeñar ese papel, viviendo y muriendo en su ignorancia. Sin embargo, era necesario desarrollar nuevas tecnologías conforme se incrementaba el poder de una nación. Al final, la cuestión era contra quién estarían apuntadas las lanzas del conocimiento.

“Resumiendo, sólo deberíamos compartir nuestras nuevas tecnologías con aquellos que sean absolutamente leales a la Gran Tumba Subterránea de Nazarick. A la gente común le daremos tecnología obsoleta que no represente un peligro para nosotros. La ‘Fruta del Conocimiento’ sólo posee valor cuando sólo nosotros la poseemos.”

Luego de llegar a esa parte miraba furtivamente a Albedo, para asegurarse de que ella no dudaba o desconfiaba de él.

“Y ahora, esto es a lo que quería llegar realmente, Albedo. En contraste con lo que acabo de decir, creo que deberíamos aceptar esta sugerencia.”

Los ojos de Albedo se abrían por un momento.

“¿Podría saber la razón que lo llevó a esa conclusión?”

“Sentimentalismo. Además, pienso que Yuri tiene algo de razón.”

“Aún así, siento que hay demasiados deméritos para esa sugerencia…¿O está diciendo que su intención es hacer una prueba en las afueras? Luego de evitar cualquier fuga de información y luego de comenzar con la educación a través del lavado de cerebro, comienzo a ver los méritos.”

“No haremos eso. Aunque esto pueda entrar en cierto conflicto con la sugerencia de Yuri, fundaremos un orfanato en esta ciudad.”

Cuando Ainz vivía aquí como Momon, había oído de los orfanatos administrados por los templos. Inmediatamente se le había ocurrido la idea de fundar un orfanato en el nombre de Ainz Ooal Gown.

“En todo caso, deberíamos considerar la posibilidad de una fuga de tecnología de Nazarick al mundo exterior. No debería haber problemas si administramos un orfanato regular y limitamos el conocimiento que impartamos allí a aquellos cercanos a nosotros. Si encontramos a individuos talentosos, es entonces cuando consideraremos qué hacer con ellos.”

“…Ya veo. Esa disposición no debería presentar ningún problema.”

“Entonces, planeo usar viudas como el personal del orfanato.”

“Las mujeres que perdieron a sus maridos en la batalla donde usted demostró una fracción de su omnipotente fuerza. Servirá como un tipo de apoyo financiero para esas mujeres viviendo por debajo de la línea de pobreza. Y efectivamente, tal apoyo sólo mejorará la opinión popular sobre usted… era de esperarse de usted, Ainz-sama.”

“Umu, si entramos en acción sólo después de que Momon haya oído de las penurias de las viudas, entonces únicamente será su reputación la que mejore. Por lo tanto, debemos pasar a la acción con rapidez, antes de que nadie pueda acudir a él por ayuda. Para lograrlo… ordeno que Pestonya y Nigredo sean liberadas de su confinamiento.”

Ainz sentía un brillo tenue en los ojos de Albedo.

“Perdone que sea directa… pero si concede amnistía a aquellas que han sido juzgadas culpables de desobedecer sus mandatos y las perdona, me temo que eso podría conducir a la ruptura del orden social en Nazarick.”

“¿No fue por eso que las colocamos en confinamiento?”

“Ése fue un castigo muy leve. Usted lo es todo para nosotros, Ainz-sama. El crimen por desobedecer sus mandatos es absolutamente imperdonable. Su sirvienta sostiene que se les debería separar de sus cabezas como advertencia para los otros.”

“Si se trata de ellas…”

Ainz quería decir que el asunto no tenía importancia, pero ella había dicho eso como reverencia hacia Ainz, uno de los 41 Seres Supremos. Sería bastante trágico si negaba su lealtad.

Sin embargo, era por eso que tenía que perdonarlas a ambas. Sus personalidades habían sido creadas por los antiguos amigos de Ainz. Por lo tanto, se podía decir que las acciones de Pestonya y Nigredo expresaban las intensiones de sus amigos.

Ainz sabía que si daba la orden, Albedo obedecería sin cuestionamientos. Sin embargo, pare él, ése era el último recurso. Primero, tenía que intentar persuadirla con palabras.

“…El hecho es que permitir que aquellas órdenes se filtraran al exterior hubiera sido problemático. Cualquiera oculto en las sombras hubiera podido conectar los puntos y rastrear el incidente en la Capital Real de vuelta hacia Nazarick. Fue por eso que incluso los niños tenían que ser eliminados. Sin embargo, esas dos sólo intentaban defender a aquellos infantes que no tenían recuerdos del incidente, lo que significa que no había necesidad de eliminarlos. También podría decirse que ellas entendieron mis intenciones perfectamente.”

“Ellas simplemente retorcieron los hechos para su propia conveniencia. Sus acciones son imperdonables.”

“Albedo…”

Entendía los sentimientos de Albedo como la Supervisora de los Guardianes. Era por eso que tenía que pensar lo mejor que pudiera para convencerla.

Ainz sonreía. Una sonrisa preocupada y amarga. Por supuesto, su expresión no cambiaba.

“Ainz-sama, esa mirada de usted es demasiado injusta…”

Murmuraba Albedo, con las mejillas algo sonrojadas. Ainz se daba unos golpecitos en la cara, como para comprobarlo.

“Oh, ¿de veras?”

“Mm, eso…”

Albedo suspiraba sin fuerzas y dejaba que su cabeza se inclinara hacia abajo. Con un Ahh~, respiraba profundamente.

Cuando levantaba la cabeza nuevamente, había regresado a la normalidad.

“Lo entiendo. No hay nada más importante que sus deseos, Ainz-sama. Lo son todo para mí. Por favor deme las órdenes que considere adecuadas.”

“No quiero que me obedezcas debido a tus sentimientos. Quiero que me obedezcas porque es lo más razonable.”

“Eso no será un problema. Con toda seguridad, aparte de mí hace un momento, nadie en Nazarick objetará a la liberación de esas dos.”

“Es eso así… entonces está bien. Pon a las dos a cargo de las operaciones del orfanato.”

“Lo entiendo. Les transmitiré sus instrucciones.”

“Dejaré eso en tus manos. Entonces, la siguiente sugerencia…”

Ainz murmuraba para sí mismo. La siguiente sugerencia era una de las que él había escrito.

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“…Ejem. Bueno, ésta no es una sugerencia muy buena… eh, no hay remedio.”

Ainz echaba un vistazo a la expresión de Albedo y continuaba hablando.

“Hagamos uniformes para actividades atléticas (ropa de gimnasio) para reforzar la unión de Nazarick. ¿Qué te parece?”

Justo cuando terminaba de hablar, Albedo fruncía el ceño con rabia.

“…Si hay un límite bajo a la palabra ‘inferior’, esa idea ha logrado rebasarlo. ¿Por cierto, quién hizo la sugerencia?”

Ainz hacía un esfuerzo supremo por ahogar sus ganas de decir “Lo siento” y en lugar de eso asumía una expresión de preocupación.

“Eh, eso. No estoy del todo seguro. Me deshice de la hoja de papel original.”

“No puedo imaginar el abuso que debió haber sentido sobre su persona. ¿Cómo puede alguien ser capaz de malgastar su precioso tiempo con una sugerencia así de idiota, Ainz-sama? Emprendamos una investigación de inmediato para encontrar a esa persona y determinar el castigo apropiado.”

“…¡No! ¡No es necesario! ¡Escucha, Albedo! ¡No debes hacer eso, sin importar qué!”

Aunque en su corazón balbuceaba “awawawa”, Ainz conseguía sacar el pecho hacia adelante:

“Les dije a todos en Nazarick, que con el objetivo de promover las sugerencias desde múltiples ángulos, no los censuraría por ninguna sugerencia que me hicieran. Si los reprendes por ello, eso convertiría mis palabras en mentiras. Eso asimismo significaría que todo lo que dijera en el futuro también podría ser mentira. Adicionalmente, es difícil que las personas asustadas den opiniones…por lo tanto, espero que una vez que dejes esta habitación, te olvides de esa sugerencia.”

“Sí, lo haré. Es como dice, Ainz-sama.”

“Bien, bien. Debes hacer eso.”

Ainz estaba profundamente agradecido por el hecho de que su cuerpo no pudiera sudar. Si no fuera así, el suelo probablemente estaría empapado para estos momentos. Sin embargo, a pesar de la maravillosa constitución de su cuerpo y mente, la palabra “inferior” se había grabado profundamente en su corazón, dejando una herida que no sanaría por un largo tiempo.

“…Ainz-sama, tengo una propuesta. En el futuro, por favor permítame seleccionar las sugerencias. De esa forma, no será molestado por segunda vez por tales sugerencias tontas.”

“Guh…no, no es necesario que te molestes con eso. Además, si eres tú la que las selecciona todas, entonces mi papel sería simplemente darle el visto bueno a tus elecciones. En ese caso nuestras discusiones aquí carecerían de sentido.”

“Ah, sí, es cierto, Ainz-sama. Debemos trabajar estrechamente juntos y hacerlo.”

Las alas de Albedo se agitaban y los Asesinos de Ocho Filos en lo alto se retorcían una vez más.

“Bi, bien. Ya que lo entiendes, pasemos a la siguiente, Albedo.”

Personalmente, no creía que su sugerencia fuera irrealizable, pero el estado de ánimo en el aire no era uno que le permitiera mencionarlo y tampoco se sentía lo suficientemente confiado como para tocar otro tema parecido.

“Entonces, lo siguiente…”

Justo cuando Ainz estaba a punto de continuar leyendo se oía a alguien llamando a la puerta.

Ambos se volvían hacia Fifth. Ella hacía una ligera reverencia y luego iba a ver quiénes eran los visitantes.

La vivaz voz de una niña venía a través de la abertura de la puerta, junto a una voz casi imperceptible que carecía de toda confianza.

(…Ésta debe ser la primera vez que ambos vienen aquí a esta hora ¿Cierto? ¿Es que sucedió algo? Si es así, entonces es una suerte que Albedo esté aquí también.)

Como Ainz ya sabía quiénes eran los visitantes, hubiera podido permitirles entrar. Sin embargo, Fifth parecía muy entusiasta sobre la realización de sus deberes y permitirles entrar antes de que ella hubiera reportado sus nombres implicaría interrumpirla.

Pasar por encima de ella podría hacer que perdiera la motivación para trabajar. Era importante que los superiores entiendan y tomen en cuenta estos asuntos.

Supongo que Jircniv hacía esto también. Después de todo, él les dejaba muchas cosas a sus sirvientas, pensaba Ainz mientras comentaba sobre la persona a la que constantemente estudiaba, su modelo a seguir como Rey.

(En algún momento, debería tener una charla relajada con él sobre las cargas de gobernar.)

“Ainz-sama, las personas afuera son Aura-sama y Mare-sama.”

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Ahora que ella había completado sus órdenes, Ainz indicaba que ambos tenían permitido ingresar a su oficina.

La puerta se abría y un par de pequeños elfos oscuros ingresaban. Sus sonrisas radiantes no parecían dar a entender que hubiera sucedido nada molesto y Ainz se sentía aliviado.

“¡Buenas! ¡Ainz-sama!”

“Eh, um. Buenos, buenos días, Ainz-sama.”

“Oh, buenos días a ambos. Nada podía complacerme más que verlos a los dos tan frescos y llenos de energía.”

Los dos también saludaban a Albedo. Aura caminaba alrededor de la mesa y se paraba al lado de Ainz.

Una vez que estaba cerca a él extendía ambas manos, formando dos signos de v de victoria.

“Umu.”

Ella no le decía nada al sorprendido Ainz, sencillamente levantaba las manos y hacía los signos.

Sus ojos brillantes, tan llenos de anticipación, se movían hacia él y luego ella comenzaba a dar saltitos sobre un pie y el otro.

Luego de percatarse de lo que quería, Ainz movía su silla hacia atrás, tomaba a Aura por debajo de las axilas y la levantaba.

“¿Qué, qué está haciendo, Ainz-sama…?”

Ainz no le prestaba atención al ahogado grito de sorpresa de Albedo. En su lugar giraba a Aura en 180 grados, poniendo su espalda hacia él y luego la sentaba sobre su fémur derecho.

A diferencia de un muslo normal, los huesos eran duros, así que Ainz la colocó paralela a éste, permitiendo que las suaves nalgas de Aura le sirvieran de cojín.

“Ejeje~”

La risa de Aura se oía algo avergonzada y sin embargo completamente encantada y Ainz se la regresaba con una sonrisa. Luego, se volteaba y llamaba al nervioso Mare.

Tomaba a Mare mientras se acercaba y lo sentaba en su otro fémur.

“Ah, um, Ai-Ainz-sama, ¿Qué hay de mi?”

Mientras Ainz se preguntaba si debería ofrecerles algún tipo de cojín, era el turno de Albedo de hablar nerviosamente, pero era demasiado embarazoso dejar que una mujer adulta se sentara en su muslo, en su fémur.

“No, eso… no puedo.”

“Pero, pero, ellos dos…”

“…Albedo, ellos son sólo niños. Tu eres adulta, ¿o no?”

Por un momento le parecía ver algo detrás de Albedo, un destello de luz que era la manifestación física del golpe que ella acababa de sufrir. Aunque sentía algo de pena por ella, vergüenza era vergüenza. Además, si realmente lo hacía, sería acoso sexual.

“Entonces, ustedes dos ¿Qué está pasando?”

La fortaleza en el Gran Bosque de Tove, la Nazarick falsa o quizás el almacén de recursos, ya había sido completada.

La siguiente tarea de Aura era fortificar y ocultar la fortaleza.

El plan original era huir allí si se presentaban enemigos y ocultar la verdadera Nazarick, pero ahora Jircniv sabía de la ubicación real de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick.

Siendo así, entonces ahora era un bunker y un almacén de recursos.

Mare, por otro lado, había recibido la tarea de cavar una tumba subterránea en las afueras de E-Rantel.

No es que hubiera planes para utilizar esa instalación en el corto plazo. Se había hecho simplemente porque tenía mano de obra de sobra.

Usar humanos incurriría en costos laborales, pero los golems de piedra y los no-muertos no tenían ese problema. Además, podían usar la magia de Mare para trabajar con piedras simples.

Por otra parte, entre los otros Guardianes, Shalltear tenía asignada las tareas de teletransportación usando [Portal] y la seguridad de Nazarick. Cocytus estaba a cargo de la aldea de los hombres lagarto y del lago cercano. Demiurge, en cambio, estaba en una misión en el Reino Sagrado.

En otras palabras, todos los Guardianes en E-Rantel se encontraban ahora en esta habitación.

Ya que ya se les había asignado sus tareas ¿Qué era lo que hacían aquí?

Aura respondía contenta a la pregunta de Ainz:

“¡Vinimos aquí para verlo, Ainz-sama!”

Sus inocentes palabras traían una gran sonrisa a la cara de Ainz.

“Ya veo. Bueno, también estoy encantado de verlos a los dos.”

Ainz acariciaba la cabeza de Aura. Ella parecía encontrarlo muy agradable y empujaba la cabeza de vuelta hacia la mano de Ainz. Era como jugar con un adorable cachorro.

“Entonces, entonces. Ainz-sama ¿Qu-qué está haciendo? E-espero que no lo estemos molestando…”

“Ah…”

“Desde luego que no. ¿Cómo podría causarme molestia alguna el reunirme con ustedes?”

Ainz le respondía gentilmente a Mare.

Entonces se volvía hacia Albedo.

“Perdóname, Albedo. Me distraje justo cuando íbamos a comenzar con un nuevo tema. Ah, es cierto, también siento lo mismo hacia ti.”

“S-sí.”

Decía Albedo, con el rostro rojo como una manzana mientras hacía un puchero e intentaba verse seria.

“¡Ainz-sama!”

¿Qué sucede? Pensaba Ainz al mismo tiempo que sus ojos se agrandaban.

“¡Agú!”

Ainz se preguntaba si había oído mal. ¿Qué acababa de decir?

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Como para informarle que sus oídos estaban bien, Albedo repetía.

“¡Agú!”

Nuevamente, con una voz terriblemente tímida.

(…Ella probablemente estaba intentando actuar como un bebé. No, no, no, lo aterrador sería si estuviera intentando actuar como cualquier otra cosa. Aún así ¿Por qué hace esto? ¿Está fatigada por trabajar demasiado? ¡Ah! Esto puede que tenga que ver con Nigredo. Todavía queda el asunto de liberarla de su confinamiento.)

La confusión abrumaba a Ainz, a pesar de su naturaleza como un ser no-muerto y al mismo tiempo Mare comenzaba a moverse incómodamente en su sitio.

“Eso, um, me, me he sentado lo suficiente, así que, um, debería dejar que Albedo-sama…”

Esas palabras eran como una revelación.

(Justo ahora, dije que estaba bien porque ellos eran niños, así que siendo un adulto, uno tendría que ser capaz de aguantarse. ¿Es por eso que ahora pretende ser una niña?)

(Sin embargo ¿Por qué un bebé? Y además, dejar que Albedo se siente en mi muslo es demasiado…)

(Aun así, ella había llegado a extremos así de embarazosos para ofrecerse. No puedo simplemente ignorar eso, tanto como ser superior y como hombre. Además, Albedo también es uno de los niños, al igual que Aura y Mare. Debo ser justo con ella.)

“Perdóname, Mare.”

Decía Ainz. Habiéndose decidido, dejaba que Mare bajara de su pierna y le hacía una señal a Albedo.

“Ven aquí, Albedo.”

“Sí.”

La anterior timidez de Albedo se disipaba como la niebla en el sol matutino y en su lugar se encontraba una mirada como la que tendría un cachorro al anticipar una caminata. En un instante, Albedo se había movido al lado de Ainz.

Albedo también hacía los signos de victoria.

Era algo difícil de hacer mientras estaba sentado, pero de todas formas, Ainz colocaba sus manos debajo de las axilas de ella y la levantaba.

“…Um, perdón por esto. ¿Te importaría simplemente sentarte tu misma?”

“¡Por supuesto! ¡Entendido!”

Albedo tomaba el sitio de Mare en su muslo izquierdo y cambiaba de posición de manera coqueta.

Overlord Volumen 10 Capítulo 1 Parte 1

 

Lo primero que Ainz sentía era su suavidad. A diferencia de los niños, era la suavidad de un cuerpo maduro. Entonces, su calor fluía hacia él, lo que hacía que sintiera cierta picazón.

(¡Aun así, ella es realmente suave!)

Ella era una guerrera de nivel 100, pero Ainz no tenía idea de a dónde se habían ido sus músculos. Uno podría expresarlo de una manera menos educada y preguntarse si no era un molusco.

“Kufufufu~”

Oía la suave risa de Albedo.

El aroma que emanaba del largo cabello de Albedo le producía picazón en la nariz.

“…¿Mmm?”

En ese momento, algo surgía salvajemente a través de las neuronas inexistentes de Ainz.

(Este aroma es familiar ¿En dónde lo he olido antes? ¿Es la ropa de Albedo? No. ¿Es su perfume?)

Por alguna razón, Albedo estaba emitiendo un aroma que calmaba su corazón. Ainz no sabía en dónde lo había sentido antes, ni tampoco podía recordarlo.

“Mmm… Albedo. ¿Estás usando algún tipo de perfume?”

“Sí, uso perfume. ¿Le desagrada?”

“No, por supuesto que no, huele bien.”

Albedo se volteaba apresuradamente hacia Ainz. La forma en que sus ojos se agrandaban de pronto asustaba un poco a Ainz.

“¡En verdad, Ainz-sama! Si está dispuesto ¿Qué le parece olerlo más? ¡Una hora estaría bien, todo un día también!”

“No no no, además, una hora sería demasiado…”

Sin embargo, sin importar lo que dijera, era un hecho que estaba bastante interesado. Además, si obtenía más de su aroma, podía ser capaz de recordar más detalles sobre aquel otro aroma que había sentido.

“Entonces ¿Podría olerlo un poco más?”

Ainz acercaba su cráneo cuidadosamente e inhalaba el aroma de Albedo. Como estaba más cerca a ella que hace un momento, podía oler la agradable esencia con mayor claridad. Era familiar, pero no podía recordar el lugar en el que la había sentido antes. Justo cuando Ainz intentaba resolver el misterio en su cabeza, una fría voz llegaba a sus oídos.

“…Ainz-sama.”

Aunque por un momento no tenía idea de quién era, esa voz le pertenecía a Aura. Ainz se volteaba nerviosamente hacia ella y veía que Aura estaba haciendo un puchero con las mejillas hinchadas.

“Eso parece algo pervertido.”

“Ah, lo siento…”

En realidad ése parecía ser el caso…

Ainz se maldijo a sí mismo por estar haciendo algo como esto frente a los niños. Esto tendría un efecto negativo en su educación sexual. Su antigua amiga (Bukubukuchagama) seguramente lo habría regañado como hacía con su hermano (Peroroncino).

“E-entonces, Albedo, Aura. Por favor levántense. Oh, Albedo, continuemos discutiendo el asunto de hace un momento.”

Sin embargo, ninguna se movía.

Ambas permanecían quietas. Estaban esperando que la otra se levantara primero.

“Madre mía…”

Ainz levantaba a Aura y la colocaba en el suelo a su lado. Una silenciosa risa, “Kukuku”, venía del lado de Albedo.

“Aura fue la que se sentó primero. Albedo, será mejor que tu también te levantes.”

“Pero, pero… Aura estuvo sentada por 3 minutos y 41 segundos. Yo sólo estuve sentada por 57 segundos. Aunque pueda sonar tonto, creo que se me debería permitir sentarme por otros tres minutos.”

“¿No has pasado ya más tiempo con Ainz-sama?”

“Eso no se podía evitar, era trabajo.”

“Ehhh, entonces era eso, por trabajo. Yo recorrí todo el camino hasta aquí únicamente para ver a Ainz-sama, sabes.”

“!…!”

Albedo movía el trasero en el muslo de Ainz para mirar a Aura a los ojos.

Ainz pensaba. Había adivinado que Aura quería sentarse en mi muslo ¿Pero por qué quería hacer eso en primer lugar? No es como si me amara como lo hace Albedo.

Primeramente, él no había hecho nada para que ella lo amara. El sentimiento llamado amor debería ser un misterio para Aura. Y entonces… Ainz finalmente encontraba la respuesta.

“Ya veo. Así que está siendo posesiva.”

Además, ella podía estar necesitando el amor de un padre. Aura y Mare habían sido diseñados como niños y seguían estando en una edad en la que sus padres cuidarían de ellos. Tal vez buscaban inconscientemente a Ainz para llenar ese vacío en sus corazones.

Si hubiera un país de Elfos Oscuros, él había considerado la posibilidad de mandarlos allá para que hicieran amigos. Sin embargo, el mismo Satoru Suzuki no había experimentado el amor de un padre, así que sentía que podía ser un poco tarde para eso.

(¿Me pregunto si hay libros de educación sexual para niños en la librería?)

Todo había estado bien cuando solamente eran datos. Sin embargo, él había estado pensando hasta ahora y se daba cuenta de que aún había algunas cosas faltantes para un saludable desarrollo mental de Aura y Mare.

(¡Como pensé, ellos realmente necesitan amigos elfos oscuros! Hagamos de eso una prioridad. Siendo así…)

“Aura. Hay algo que me gustaría preguntar ¿Qué les sucedió a las tres elfas que dejé contigo y con Mare?”

“¿Quiere decir las elfas que ingresaron a Nazarick pero que fueron perdonadas por su misericordia, Ainz-sama?”

Ainz asentía con la cabeza.

Cuando había atraído a esos trabajadores, las tres esclavas elfas que venían con ellos se las había entregado a Aura y a Mare. Normalmente, cualquiera que ingresara a Nazarick sin invitación no tendría permitido marcharse con vida. Sin embargo, ellas probablemente lo habían hecho contra su voluntad y no tenían intenciones de tomar los tesoros de Nazarick para sí mismas. Siendo así, era razonable mostrarles algo de bondad.

Adicionalmente, si se trataba de Elfos del Bosque, probablemente tendrían un efecto beneficioso en el desarrollo de Aura y Mare.

“Sí. Por el momento, las hemos llevado a todas a nuestro piso.”

“¿Las llevaron allá?”

“Sí. Cómo decir esto…ellas no tienen nada que hacer, pero continúan intentando cuidar de nosotros. Es algo molesta la forma en que dan vueltas alrededor nuestro.”

“A-así es. Por ejemplo, con, con nuestras ropas y cosas así. Yo, yo puedo vestirme por mí mismo, pero siguen viniendo a ayudarme…”

“Tienes que recobrar la compostura. Ellas siguen intentando vestirte porque tú sigues actuando así. Mírame, yo no tengo ese problem, ¿Cierto? ”

(Ya veo, así que ellas desean tener algo que hacer. Es igual que con las sirvientas alrededor mío. Comparto tu dolor, Mare. Aun así, eso significa que las tres personas que rescaté no son completamente inútiles, después de todo. ¿Estaría mal que unas antiguas esclavas enseñen educación sexual? Hm~)

“Bueno, nosotros salvamos sus vidas. No las maten por impulso, aun si están molestos. Si sienten que les causan problemas, díganmelo y las enviaré a algún otro lado.”

“¡Entendido! Se lo diré cuando llegue el momento.”

Ainz miraba a Mare, que tenía la cabeza agachada y murmuraba “Qué” para sí mismo. Luego, cambiaba a una mirada un tanto gélida para Albedo.

“Albedo, es momento que bajes. Ya han pasado más de tres minutos.”

Albedo se veía decepcionada por un momento, pero de todas formas bajaba obedientemente del muslo de Ainz sin decir ni una palabra.

“Ahora que lo pienso ¿Qué estaban haciendo, Ainz-sama?”

“¿Mm? Ahhh. Reuní sugerencias de todos en Nazarick sobre cómo hacer grande a este país. Ah, es verdad. Ustedes dos también. Si tienen algunas buenas ideas, por qué no lo intentan. Escucharé todo, ¿saben?”

El rostro de Aura se iluminaba.

“¡Si usted lo dice, Ainz-sama! ¡Tengo una gran idea!”

“Vaya…¿Y de qué se trata, Aura? Vamos, cuéntame.”

“¡Sí! ¡Creo que los chicos deben vestirse como chicas y las chicas como chicos!”

(…¡Bukubukuchagama—!)

Ainz gritaba en su interior el nombre de una de sus antiguas amigas.

Por un momento incluso veía la imagen fantasma de un slime rosado diciendo “¡Lo-siento!” con una voz adorable y totalmente contraria a su apariencia.

“Ya veo. Así que fue idea de Bukubukuchagama-sama. Ciertamente es una propuesta excelente. Es más, en este país, cualquier decisión de los Seres Supremos seguramente será la correcta.”

¿Correcta? Ainz quería burlarse de Albedo, pero no lo hacía.

En todo caso, no podía permitir que esta idea se haga realidad. Sin embargo, había un problema con eso.

La única razón por la que ellos dos se vestían así era porque Bukubukuchagama los había diseñado de esa forma. Si Ainz rechazaba la idea de Aura, tendría que explicarles la razón exacta a los otros.

Ainz no podía pensar inmediatamente en tal explicación.

“Ainz-sama. ¿Debería implementar de inmediato la sugerencia de Aura?”

¡¿Por qué estás tomando la decisión tan apresuradamente?!

Se le había acabado el tiempo.

Si aceptaba esta sugerencia, sería como declararle a todos los grupos dentro y fuera del país que el Reino Hechicero de Nazarick era una nación que valoraba el travestismo. Eso sería increíblemente malo. Probablemente sólo Bukubukuchagama estaría interesada en eso. No, si Bukubukuchagama estuviera en este mundo, Ainz sentía que ella definitivamente no querría hacer un país así.

Si ellos supieran que los NPCs desarrollaban sus propios egos, algunos se sentirían fascinados y querrían conocerlos, mientras que otros querrían evitarlos. Bukubukuchagama probablemente caería en este último grupo. Yamaiko y Ankoro Mochimochi probablemente querrían conocerlos. Por qué es que son tan diferentes a pesar de que todas son mujeres…

Mientras las rememoraba, Ainz se ponía lentamente de pie y miraba por la ventana. Por supuesto, esa acción no tenía ningún significado especial. Lo hacía simplemente para ganar tiempo. Una vez que tenía una idea aproximada de lo que iba a decir, Ainz se daba la vuelta para mirarlos a los tres.

“No puedo permitir esa idea.”

“¿A qué, a qué se debe?”

(Por supuesto que preguntarían eso, ¿no?…Quiero decir, incluso darles máscaras a los hombres solteros en navidad sería una mejor ley que esa…)

Ainz suspiraba. Por supuesto, esa no tenía un significado especial, sólo intentaba ganar tiempo.

“Hay muchas razones complejas para ello, Albedo. ¿Necesitas que te explique todas y cada una de ellas?”

“S-sí. P-por favor, si no le importa.”

Ainz planeaba decirle eso a Albedo, pero Mare había sido quien interceptaba la pregunta en su lugar. Normalmente era un niño tan honesto ¿Por qué ahora está siendo tan malvado? pensaba Ainz con tristeza. Si hubiera sido Albedo, ella definitivamente hubiera dicho, “No hay necesidad de eso. Permítanme explicárselos a los dos en lugar de Ainz-sama”. Pero bajo estas circunstancias, Ainz tenía que hacerlo él mismo.

“…Así que es así. Entonces, se los explicaré. Pero ¿por dónde podría empezar para que les sea fácil entenderlo…?”

Umu, decía Ainz mientras apoyaba la barbilla sobre su mano. No hacía falta decirlo, eso también era para ganar tiempo. Ainz trataba de pensar con desesperación, con tanto esfuerzo que pensaba que su cerebro empezaría a sudar y entonces se le ocurría una idea.

“…Primeramente, ah sí, eso debería ser. Ustedes dos deben pensar que debido a que se visten de esa manera, todo el país debe vestirse así también, ¿estoy en lo cierto? Después de todo, deben sentir que ése era el deseo de Bukubukuchagama-san. Sin embargo, eso sería incorrecto. …Sí, ustedes dos son especiales.”

“¡¿Somos especiales?!”

“Desde luego que lo son. Ambos son especiales para Bukubukuchagama-san. Es por eso que tienen permitido vestirse de esa forma… así que ¿querrían permitir que lo especial se propague a personas a las que no conocen?”

“¡¿Cómo podríamos?!”

La persona que replicaba tan alto era, por sorprendente que parezca, Mare.

“¡Nunca! ¡Nunca dejaré que nadie excepto Nee-chan tenga lo especial de Bukubukuchagama-sama!”

“A-así es. Así son las cosas. ¿Lo entiendes, Aura?”

“¡Sí! ¡Fui tan tonta que no pensé en lo que sentía Bukubukuchagama-sama!”

“Además…”

Aura y Mare ya habían aceptado ese razonamiento. Ahora debería estar bien si se alejaba lentamente del tema. Sin embargo, había una cosa más preocupando a Ainz.

Ainz murmuraba algo sobre que había muchas otras razones y mientras lo hacía miraba a Albedo.

Alguien tan extraordinaria como ella probablemente había pensado un paso adelante de Ainz. ¿Le resultaría extraño a Albedo si él diera por terminado el tema en este momento? Eso hacía que Ainz se sintiera inquieto.

Cuando sus miradas se cruzaban, Albedo sonreía y luego inclinaba el cuello.

Sin saber lo que significaba esa respuesta, Ainz apartaba los ojos. Y entonces, justo había un Lich Anciano frente a él. Ainz contemplaba con indiferencia los expedientes que estaba sosteniendo.

“…Ahhh. Así que también estaba pensando en eso, Ainz-sama. Después de todo, ese documento es el que más miraba. Debería estar bien contárselo a ellos dos también, ¿cierto?”

Cuando Albedo hablaba de pronto, Ainz se volvía hacia ella.

“…Umu. Así que también pensaste en ello, Albedo.”

“Sí, lo hice. Me estaba preguntando si usted también mencionaría esa idea, Ainz-sama. Creo que lo que está pensando es en si debe o no explicárselo a ellos, ¿estoy en lo cierto?”

“Era de esperarse de ti, Albedo. Sabes lo que pienso sin que haya necesidad de que te lo diga.”

“Es usted muy amable.”

Albedo sonreía y agachaba la cabeza. En cambio, Aura hinchaba las mejillas con fastidio.

“Aun así, no puedo creer que no haya pensado en los deseos de Bukubukuchagama-sama, a pesar de que debía ser lo más importante a considerar. Era de esperarse de nuestro creador, nuestro Overlord. Nunca seré capaz de igualar sus sabias decisiones, hechas tomando en cuenta incontables puntos de vista.”

“No, no digas eso, Albedo. Estoy seguro de que algún día demostrarás talentos que sobrepasarán los míos.”

El hecho era, que ella ya lo sobrepasaba por mucho. Ainz se sentía avergonzado de sí mismo cuando pensaba en ello, pero Albedo sencillamente asentía con la cabeza, con una expresión llena de convicción.

“¡Sí! ¡Lo haré!”

“…Entonces, ¿cuáles eran las otras razones?”

“¿En serio Aura?, Albedo, explícaselo a ambos. Has que sea tan fácil de entender que incluso un niño pueda hacerlo. Sí, debe ser fácil de entender.”

Luego de que Ainz decía esto, se quedaba en silencio y después miraba una vez más por la ventana. Sin embargo, todos los nervios de su cuerpo estaban concentrados en escuchar, porque no quería perderse ni una sola palabra de lo que dijera Albedo.

“Por supuesto. En realidad, luego quería hablar de esto con Ainz-sama, pero entonces surgió un pequeño problema.”

“¿Ehhh? ¿Alguien te causó problemas? ¿Quieres que vayamos allá y acabemos con esa persona por ti?”

“No, no se trata de eso. La verdad es, que hemos descubierto que nuestras reservas de recursos son insuficientes para el futuro. Así que, si ahora ordenáramos que todos cambien sus ropas, lo único que podríamos ser capaces de hacer, es tomar medidas molestas como intercambiarlas con ropas antiguas y cosas así.”

¿Eh, en serio? Por supuesto, Ainz no podía decir eso. Todo lo que podía hacer era intentar recordar desesperadamente los contenidos del expediente que acababa de ver hace un momento.

En efecto, contenía algo acerca de recursos, pero las cantidades parecían ser bastante adecuadas. Sin embargo, si Albedo lo decía, entonces debía ser cierto.

(En otras palabras, esta situación era bastante mala, ¿no? Sin embargo, si ése era el caso ¿No podemos sencillamente comprar más del Reino o del Imperio? Una ciudad como ésta debería tener bienes más que suficientes para eso ¿Cierto?)

Albedo tenía una respuesta para las dudas justificadas de Ainz:

“Esta ciudad era un excelente depósito de recursos y funcionaba como una ciudad de comercio. Sin embargo, desde que Ainz-sama tomaba el control, los comerciantes de los otros tres países raramente visitaban este lugar. Por lo tanto, estamos en una situación en la que nuestros recursos restantes se desvanecen.”

“Si nos hacen falta, entonces tomémoslos de algún otro lugar. ¿Qué tal del Imperio o del Reino?”

“Onee-chan, no, no podemos hacer eso. Ah, A-Ainz-sama dijo que teníamos prohibido usar la fuerza en esos tres países, ¿cierto?”

Efectivamente. Aunque él no sabía qué pasaría en el futuro, había colocado una prohibición total en el uso de la fuerza militar hasta que asumiera el control total de esta ciudad. Por supuesto, si el otro lado atacaba primero, sería un asunto completamente diferente.

“Entonces ¿Qué deberíamos hacer?”

“Eh, ehh, no deberíamos tener que preocuparnos. D-después de todo, A-Ainz-sama lo solucionará.”

¿Es que ahora van a dejármelo todo a mí? Ainz quería usar eso para refutar lo que dijo Mare, pero se forzaba a no hacerlo. Luego de que Aura le respondiera a Mare con un “¡Ya veo!”, no podía atreverse a traicionar la confianza que esos dos niños habían puesto en él.

Sin embargo, era imposible que un empleado ordinario como Ainz pudiera pensar en una política financiera adecuada. Debido a eso, Ainz decidía jugar una de sus dos cartas del triunfo.

Ainz se daba la vuelta lentamente y decía con confianza:

“…Albedo. ¿Te encargarás de eso, cierto?”

En otras palabras, se lo dejaba todo a otra persona talentosa (Albedo) y lo daba por terminado.

“Sí. Dentro de poco, las semillas que Demiurge ha estado plantando deberían estar listas para ser cosechadas.”

“Justo así. Ustedes dos no tienen nada de qué preocuparse.”

Sus brillantes miradas de respeto y adoración hacían que Ainz sienta una punzada de culpabilidad. Al mismo tiempo, el miedo de ver las miradas de decepción en sus ojos cuando se dieran cuenta de que todo era un engaño se arraigaba en su corazón.

(Sin embargo, ese Demiurge. No sé qué semillas ha plantado, pero es realmente increíble.)

Ainz quería preguntarle sobre la cosecha, pero no podía.

Esto se debía a que Ainz Ooal Gown debía haber sido una eminencia que lo sabía todo.

(Sé que debía estudiar economía, pero sólo pude darle una mirada rápida a esos libros complicados… deberían de haber hecho que los que trataban sobre economía keynesiana y similares sean más fáciles de entender. ¿O podía ser que debido a mi edad me es difícil cambiar mi forma de pensar?)

Ainz era muy versado en las mecánicas de juego de Yggdrasil. Esto no era mera fanfarronería. El había aprendido más de 700 hechizos y memorizado los detalles de cada uno de ellos, una hazaña que había sorprendido a sus amigos. Adicionalmente, esos hechizos que no había aprendido aún podían ser usados como arma para conocer las fortalezas de sus oponentes una vez que supiera de ellos. Era por esto que Ainz había hecho todo lo posible para memorizar todos esos hechizos. Él se encontraba fácilmente entre los cinco primeros entre los miembros de su gremio en lo referente al conocimiento mágico.

Aun así, aunque podía hacer eso, estaba completamente perdido en temas académicos.

(¿Eh? ¿No será que ya no puedo recordar más cosas, debido a que no tengo cerebro?)

Ainz sabía que había aprendido muchas cosas desde que llegaba a este mundo, así que también sabía que eso era imposible. Sin embargo, temblaba un poco ante esa aterradora hipótesis.

“Entonces, tengo un asunto que requiere de la aprobación de Ainz-sama…”

“…¿Qué? ¿Dijiste aprobación?”

Ainz no pensaba que ninguna sugerencia de Albedo requeriría de su aprobación. Después de todo, ella era una chica lista y seguramente tomaría decisiones mejores que las suyas. Sin embargo, si eso fuera así, la organización no sería capaz de funcionar adecuadamente. Después de todo, los mandamases debían asumir la responsabilidad por las acciones de sus subordinados. Parecía que era por eso que los superiores tenían que otorgar sellos de aprobación de esta manera.

“Alguien debe visitar la Capital Real para despertar a esos humanos. ¿Le permitiría ir a su sirvienta?”

“¡¿Qué?!”

Ainz había sido tomado completamente por sorpresa y exclamaba más fuerte de lo normal.

Enviar a Albedo cuando Demiurge tampoco estaba cerca hacía que Ainz se sintiera muy inquieto. Además, su control sobre la ciudad no era perfecto.

Más que cualquier otra cosa, la razón por la que había sido tan impactante era porque ésta era la primera vez que Albedo había dicho algo como eso.

“…Si te envío a ti… estaría bastante preocupado…”

“Vaya.”

Albedo sonreía de alegría.

“Todo estará bien, Ainz-sama. Arreglaré las cosas de inmediato y regresaré a su lado.”


“Es eso así… bueno, si es sólo por poco tiempo debería estar bien. ¿Quién recibirá el control de Nazarick y de esta ciudad?”

Aura y Mare parecieron bastante sorprendidos, así que no era algo obvio para ellos. No soy yo, espero, pensaba Ainz.

“Planeo dejárselo a Actor de Pandora.”

Aura y Mare decían algo parecido a.

“Todo estará bien si se trata de él.”

“…Él, dijiste.”

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“Él es un individuo excelente creado por usted mismo, Ainz-sama. Como dicen, de tal padre tal hijo…ah, me disculpo. Y pensar que nosotros que sencillamente fuimos creados podíamos atrevernos a afirmar ser hijos de los Seres Supremos. Le ruego perdone mi descortesía.”

La súbita disculpa de Albedo aturdía a Ainz, incluso los puntos rojos de la luz de sus ojos se apagaban.

“No es necesario que te disculpes. Eso es, bueno, mi hijo… perdón. Él no me desagrada, ese, hm, niño tonto… no, eso tampoco es su culpa… Bueno, cómo decirlo. Él es como un niño. Umu.”

Antes de darse cuenta, todos estaban en silencio. Ainz sabía que la conversación se estancaría si esto seguía así, así que hacía de tripas corazón y preguntaba:

“Si dejamos que Actor de Pandora se ocupe de esto ¿Qué hay de Momon, a quien está personificando? ¿Debería hacerlo yo?”

“No ¿Cómo podríamos permitirle hacer algo así, Ainz-sama? Estaba planeando hacer que Momon acepte un pedido y que sea enviado fuera con fines de reconocimiento.”

Mm, Ainz asentía con la cabeza. Aunque había pensado en relajarse asumiendo la identidad de Momon, ahora las cosas eran muy diferentes a como eran cuando asumía el papel de un aventurero.

Había muchas cosas difíciles o cosas que tenían que manejarse con cuidado. Siendo así, enviar a Momon en una misión de reconocimiento podía ser la mejor opción.

“Ah, so-sobre eso… si envían a Mo-Momon-sama fuera ¿Las personas en esta ciudad estarán bien?”

“No habrá problemas. Este único movimiento hecho por Ainz-sama ha tenido consecuencias significativas. Debido a que no actuamos de formas que trivializaran a los humanos, a pesar de que casi no había ninguna intención de hacerlo. También Momon se ha visto beneficiado por esto y confían en él profundamente. Por lo tanto, todo lo que necesitamos es hacer que, antes de irse, Momon les diga a los líderes locales que nos obedezcan y todo debería estar bien. Sin embargo, ahora que lo pienso, ellos no tienen idea de que son marionetas bailando en sus cuerdas y gobernadas por Ainz-sama… como pensé, sólo él podría haber anticipado este giro en los acontecimientos justo después de ser transportado aquí y haber hecho los preparativos adecuados.”

“Mmm…es algo extraño, la forma en que confían en Momon-sama y no en Ainz-sama.”

“Ciertamente. Aun así, ésta es una parte importante para tomar el control completo de esta ciudad en el nombre de la paz. Todo lo que tenemos que hacer es remover gradualmente a Momon e inculcar lealtad a Ainz-sama en su lugar. Esto podría tomar muchos años, pero no hay remedio.”

“Bien. Entonces, Albedo, déjaselo a Actor de Pandora. Luego de que te hayas preparado y transferido tus tareas, ve y recoge la cosecha. ¿Hay algo más que necesites?”

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“Entendido. Entonces, planeo conducir algunas negociaciones cuando vaya a ver al rey humano. ¿Podría concederme algo de su valioso tiempo para revisar un proyecto conmigo?”

“Umu. Tráemelo más tarde.”

Además, todo lo que él haría sería algo simple como ponerle el sello al proyecto de Albedo.

“Adicionalmente, aunque me avergüenza preguntar, estaría encantada si pudiera darme varios conjuntos de ropa. Simplemente estaba pensando que allá será necesario que me cambie de ropa.”

“¿Es así? Entonces te daré varios conjuntos de mi propia ropa. Ven a verme más tarde. Hablando de ello, Demiurge… no, no es necesario. Está bien. Entonces, continuemos… hm, ya que han venido hasta aquí, me gustaría oír sobre ustedes dos también.”

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