Overlord

Volumen 9: El Lanzador de Magia de la Destrucción

Capítulo 4: Masacre

Parte 4

 

 

En medio de la caótica oleada de hombres en retirada huyendo en direcciones al azar, Gazef fijaba la vista al frente y lentamente sacaba el arma que era un tesoro del Reino, Filo de Navaja. Mientras sostuviera esta brillante espada entre sus manos, la victoria de Gazef estaba asegurada. En otras palabras, esta espada era la prueba de su triunfo.

Sin embargo, hoy parecía ser demasiado pequeña y débil.

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Parecía débil y patética en comparación del gigantesco cuerpo del Retoño Oscuro que se dirigía directamente hacia él.

“Si este lugar cae, el campamento del Rey será el siguiente. Tengo que detenerlo aquí.”

Mientras decía eso Gazef sonreía, como si estuviera burlándose de sí mismo.

No había forma de que Gazef venciera a ese monstruo. Incluso si fuera capaz de retrasarlo por un segundo sería algo digno de alabanza.

Incluso para un hombre aclamado como el Capitán Guerrero del Reino, un guerrero de renombre en todas las naciones, eso era todo lo que podía hacer.





“Tomen a Su Majestad y huyan. Preparen su camino a casa con sus vidas.”

Estas órdenes eran susurradas, casi como una plegaria, a sus subordinados que no estaban presentes. Los soldados más fuertes del Reino se habían quedado atrás para proteger a su Rey. Sin embargo, incluso si se quedaban detrás, frente a estos monstruos no serían lo suficientemente fuertes como para servirle de escudos al Rey. Aún poner sus vidas en juego sólo les permitiría recibir un solo golpe de sus enemigos antes de desmoronarse.

Sin embargo, eso era suficiente.

Ellos morirían si el enemigo los golpeaba, pero mientras se aseguraran de que el golpe era desperdiciado en ellos, la vida del Rey podía extenderse un poco más. Tal vez funcionaría si hubiera 80 hombres para servir de escudos, pensaba con optimismo.

“Lo siento.”

Gazef se disculpaba con sus subordinados al mismo tiempo que el monstruo se acercaba a una velocidad asombrosa, arrojando chorros de sangre y partes humanas a su paso. Él sabía que una disculpa a sus compañeros ausentes no era más que satisfacer su propio ego. Aún así, no quería morir sin haber dicho esas palabras.

Cuando sentía la tierra temblar bajo sus pies, Gazef exhalaba con fuerza.

Apretaba con fuerza la espada en sus manos y la levantaba.

Su espada parecía completamente inútil frente a ese cuerpo enorme que había aplastado seres humanos hasta convertirlos en pasta roja.

Si fuera un carruaje de caballos desbocado, podía controlarlo con facilidad. Si un tigre feroz se le abalanzaba, podía evadir su primer golpe y cortar su cabeza. Sin embargo, frente al Retoño Oscuro, sus oportunidades de sobrevivir parecían ser realmente muy bajas.

“Huuuu…”

Mientras Gazef exhalaba, un cambio dramático parecía sucederle al flujo de gente alrededor de él. Hasta ahora se habían movido en cualquier dirección, pero ahora parecía como si se estuvieran moviendo para evitar a Gazef. Daba la impresión como si estuvieran creando un camino entre Gazef y el Retoño Oscuro.

El monstruo se acercaba cada vez más, salpicando seres humanos destrozados bajos sus pezuñas con cada paso que daba.

Al mismo tiempo que Gazef levantaba su espada, estudiaba su cuerpo. ¿Dónde podía atacar para obtener los mejores resultados?

Activaba una habilidad marcial, ‘Sentir Debilidad’ (Sense Weakness).

Sin embargo…

“…No tiene puntos débiles.”

Ya fuera que realmente no tenía debilidades o que cualquiera de las que tenía no podían ser vistas por la sobrecogedora diferencia entre sus fuerzas, Gazef no lo sabía.

Aun así, no se desesperaba. Había esperado un resultado como éste, después de todo.

Activaba otra habilidad marcial.

Éste era un movimiento secreto que realmente era digno de llevar ese nombre, una técnica que reforzaría su percepción extrasensorial, ‘Sentido de Posibilidad’ (Possibility Sense).

Con la astronómica diferencia entre sus habilidades físicas, no había diferencia si acortaba una brecha de millas por una pulgada o dos a través del reforzamiento de sus propias habilidades físicas. En ese caso, decidía confiar en algo más… Si fuera su sexto sentido podía ser más eficaz.

“Ven, bestia.”

El Retoño Oscuro parecía oír el reto y dirigía su rumbo directamente hacia Gazef. La distancia entre los dos se reducía dramáticamente.

A decir verdad…

…Gazef tenía miedo.

Si hubiera podido, habría querido huir como los soldados alrededor de él.

Incluso luego de activar ‘Sentido de Posibilidad’ no podía sentir nada. Era como si estuviera envuelto por una impenetrable pared de oscuridad.

Mientras el Retoño Oscuro se acercaba, Gazef estudiaba su forma con mayor detalle.

A juzgar por la forma en que sus pezuñas estaban intactas, lo más seguro era que las espadas normales no serían capaces de provocarle daño alguno. Por las profundas huellas que dejaba en el suelo al andar, su peso podía matar a cualquiera debajo de él.

A medida que su comprensión de la bestia se profundizaba, también crecía el miedo que sentía hacia ella.

En este momento, Gazef estaba expuesto a un terror mucho más intenso que el de los soldados que huían alrededor de él.

Pero no podía echarse para atrás.

El guerrero más fuerte del Reino no podía huir. Cancelaba ‘Sentido de Posibilidad’ y tranquilizaba su respiración.

El Retoño Oscuro se acercaba.

Estaba lo suficientemente cerca como para que Gazef pudiera sentir las tierra que salpicaban sus pezuñas.

El monstruo ignoraba a los soldados a su alrededor, como si no fueran más que gusanos arrastrándose y se dirigía directamente hacia Gazef.

¿O no?

Repentinamente el Retoño Oscuro daba media vuelta como si hubiera chocado contra una pared, pasando a toda velocidad al lado de Gazef. Debido a que había sucedido tan rápido, el Retoño Oscuro había dado un mal paso y si no fuera porque tenía varias patas hubiera perdido el equilibrio.

El enemigo había huido. Esto era imposible e incluso Gazef lo sabía.

Simplemente había considerado donde podía encontrar más presas y había cambiado de dirección hacia ese lugar donde podía pisotear más victimas bajo sus pezuñas apelmazadas con restos humanos.

El Retoño Oscuro se alejaba corriendo de Gazef, haciendo que la tierra temblara a su paso.

Debido a que había alrededor de un metro de separación entre ellos, la tierra bajo sus pies temblaba como un terremoto. Cualquiera excepto Gazef habría caído.

Tomaba como objetivo la pezuña gigante del Retoño Oscuro al mismo tiempo que pasaba frente a él…


“…¡Haaah!”

Gazef blandía su espada. A esas tremendas velocidades, la velocidad propia del enemigo sería convertida en un arma que se desgarraría en el filo de su espada.

En el instante en que la pezuña tocaba la espada, un impacto masivo recorría el arma hacia los brazos de Gazef. Sentía como si su sus brazos se hubieran dislocado.

Sus pies plantados firmemente en el suelo, dejaban dos zanjas en la tierra mientras era arrastrado hacia atrás.

“Gwaaargh!”

De algún modo había logrado sostener la espada en sus manos, pero el dolor se espacía a través de todo su cuerpo. Ya sean sus músculos, sus tendones, cada parte le dolía debido al esfuerzo al que había sometido su cuerpo.

Gazef respiraba con fuerza y observaba el cuerpo gigante que había pasado ante él.

No muy lejos de Gazef, uno de los Retoños Oscuros finalmente se había detenido en lugar de seguir corriendo como loco.

Uno de sus tentáculos se había vuelto borroso.

Un escalofrío que nada tenía que ver con la temperatura llenaba su cuerpo. Gazef levantaba su espada.

Y en ese instante un impacto misterioso irradiaba desde la espada y su cuerpo flotaba en el aire.

Gazef no podía ver nada, pero suponía que había sido golpeado por uno de los tentáculos. Su cuerpo había sido enviado volando por el amplio cielo que se extendía por encima de él.

Luego de navegar por el aire por un tiempo sorprendentemente largo, el cuerpo de Gazef finalmente golpeaba la tierra. Rodaba y rodaba y rodaba, pero éste no era el desplome de un cadáver al ser arrojado. Era un movimiento deliberado de un ser humano que estaba tratando de desgastar la energía de su rotación.

Gazef se ponía de pie lentamente, obligando a su cuerpo a moverse. Se quedaba mirando al lejano Retoño Oscuro.

Un golpe.

El brazo que había soportado el golpe estaba roto. Era sólo por suerte que su espada no se hubiera roto también.

La emoción en el rostro de Gazef había desaparecido.

¿Por qué? ¿Por qué había sido perdonado? ¿Por qué el monstruo no había seguido con su ataque?

Porque no era un oponente digno, probablemente. Ésa parecía ser la respuesta más apropiada.

Ni siquiera podía considerar ésta como una derrota total. Para que fuera una derrota él tendría que haber luchado y no había estado siquiera cerca de dar pelea.

Sangre fresca fluía de su labio mordido.

Después de eso, Gazef suprimía el intenso dolor que lo llenaba y atacaba con todas sus fuerzas.

Incluso si no podía derrotar a su enemigo, incluso si sólo podía darle un solo golpe más, aún así, tenía que proteger a su Rey.

Sin embargo, los pasos que había dado con plena convicción y determinación vacilaban luego de dar varios pasos.

Miraba al Retoño Oscuro que había cambiado de dirección hacia él, no había duda y se daba cuenta de por qué había logrado sobrevivir.

Sobre el Retoño Oscuro, alguien estaba sentado sobre lo que parecía ser un trono hecho de tentáculos, con postura real, como un rey ejerciendo su autoridad. Por supuesto, su rostro era anormal. Era un esqueleto y no había duda de que era un monstruo no-muerto.

No era lo suficientemente tonto como para no reconocer quién era ese rey.

“Ainz Ooal Gown… dono. Así que no era humano después de todo.”

Las fuerzas especiales de la Teocracia. Gazef no tenía esperanzas de derrotarlas, sin embargo, habían sido arrasadas con facilidad. Ningún ser humano podía haber logrado eso, lo que hizo que este descubrimiento fuera fácil de aceptar.

Sí. Para empezar. ¿Por qué siquiera había pensado que alguien así podría ser humano?

“¡Stronoff-sama!”

Incluso antes de mirar atrás, sabía quién lo llamaba por la aspereza de su voz. El dúo familiar venía corriendo hacia él.

“Ustedes dos también están bien.”

Climb y Brain no estaban heridos y Climb ni siquiera había recibido una mancha en esa armadura de color blanco puro. Teniendo en cuenta que los dos no habían intentado escapar inmediatamente, éste era un golpe de suerte considerable.

“¡Me alegro de que esté a salvo!”

“No pensé que morirías y resulta que no fue así. Sin embargo, aún no ha acabado, ¿cierto?”

Los dos dirigían sus miradas al lugar al que Gazef seguía mirando.

“Ése es…”

“Sólo puede tratarse de una persona, Climb-kun. El monstruo que gobierna sobre otros monstruos. Ése es Ainz Ooal Gown.”

“Eso es… eso es… Como podría decir esto…lo, lo siento.”

A simple vista, el cuerpo de Climb temblaba. Su congelada y rígida expresión traicionaba el hecho de que no temblaba de emoción o de anticipación.

“No te preocupes, Climb-kun. No es nada de lo que avergonzarse. O más bien, ¡No hay nada que hacer sobre ello! ¡Una tercera persona cuya fuerza sobrepasa toda razón! ¡En qué se ha convertido mi vida desde aquel día!”

Brain irradiaba un aura malévola mientras asumía una postura. Gazef estaba sorprendido por la expresión de su rostro, que era informal y relajada y no correspondía a la circunstancias.

“¡N-no escaparé!”

Climb y Brain se paraban al lado de Gazef.

En medio de trozos de carne volando por el aire, el Retoño Oscuro se detenía frente a Gazef.

Se oían gritos resonando en la distancia. Solamente este lugar estaba en silencio.

Era como si esta área ya no fuera parte del mundo.

La línea de visión de Ainz se apartaba de Gazef, pasaba descontenta sobre Brain y luego se detenía en Climb. Se encogía de hombros y miraba de vuelta a Gazef.

“… Te ves bastante animado, Stronoff-dono.”

“Podría decir los mismo de usted, Gown-dono… juju. ¿Sería un problema decir que se ve vivaz? Después de todo, si dejó de ser humano luego de que nos despidiéramos en ese entonces, podría ser terriblemente grosero.”


“Jajaja. No, no he cambiado recientemente.”

El sonriente Ainz flotaba hacia abajo desde arriba del Retoño Oscuro. Debía de haber estado usando algún tipo de efecto mágico, dada la forma en que flotaba lentamente desafiando la gravedad.

Aunque él pensaba que se trataba de ese famoso hechizo ‘Vuelo’, luego de tomar en cuenta que Ainz Ooal Gown era un poderoso lanzador de magia, concluía que debía ser una versión superior de ese hechizo, aunque cuán superior era o qué tipo de hechizo era, Gazef no lo sabía.

“Ha pasado un largo tiempo, Stronoff-dono. Desde el Pueblo de Carne.”

“De hecho es así, Gown-dono. Entonces… permítame preguntarle, ¿por qué me ha buscado? ¿Podría ser que vio mi rostro familiar en el campo de batalla y decidió saludarme?”

“Bueno, sí. No me gusta usar palabras rebuscadas y tergiversar las palabras no sería apropiado para este lugar. Así que…voy a ir al grano.”

Ainz levantaba lentamente una mano esquelética.

No había enemistad en el gesto, más bien era de camaradería.

“Conviértete en mi vasallo.”

En ese instante, los ojos de Gazef se abrían como platos.

Al mismo tiempo, uno podía oír a Brain y Climb tragando saliva sonoramente a ambos lados de él.

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¿Quién habría imaginado que un lanzador de magia tan poderoso como éste le diría algo así a él?

“Si te conviertes en mi vasallo…”

Ainz chasqueaba los dedos. Exactamente cómo lo había logrado con sus dedos esqueléticos continuaba siendo un misterio.

Y como si le hubiesen hecho algo, el cuerpo de Gazef se estremecía.

Sin embargo, no había cambios en su mente o cuerpo. No sentía nada.

“Mira a tu alrededor.”

Gazef volvía los ojos a su entorno. Todo estaba…

“Ya veo. Se han detenido.”

Los Retoños Oscuros habían dejado de moverse, como si estuvieran congelados donde estaban. La forma en que sus pezuñas se habían detenido a mitad de un pisotón era una pose digna de una estatua.

“Esto es sólo temporal. Lo que suceda luego dependerá de tu decisión. Si te niegas, le daré órdenes a los corderos una vez más. Confío en que no necesito decirte cuales serán esas órdenes.”

Gazef miraba en silencio a Ainz.

Incluso si tomaba de vasallo a Gazef mediante el uso de rehenes, el lazo carecería de lealtad y sólo estaría invitando una traición desde dentro. Seguramente Ainz debía haber considerado todo esto antes de hacer su oferta.

Entonces, eso significaba que debía haber otra razón detrás de sus palabras.

Pero de qué se trataba, Gazef no lo sabía.

Aun así debía haber alguna razón por la que él, un ser que podía comandar un ejército como éste, buscara especialmente a Gazef.

“¿Qué te parece? Gazef Stronoff, conviértete en mi vasallo.”

Ainz extendía la mano.

Si tomaba esa mano, salvaría muchas vidas.

El corazón de Gazef vacilaba poderosamente.

Le había sido concedida la oportunidad de salvar las vidas de la gente del Reino.

Sin embargo Gazef no podía tomar esa mano.

Era una mala decisión.

Esa opción sólo serviría para satisfacer su ego.

Cien de cada cien personas maldecirían a Gazef por estúpido.

Aún así, Gazef no traicionaría al Reino.

Gazef negaba firmemente con la cabeza.

“Me niego. Soy la espada del Rey. En su nombre, con mucho gusto daría mi vida. En ese punto no puedo hacer concesiones.”

“¿Incluso si al final tu elección cuesta más vidas? Un hombre valiente arriesgó su vida desafiando a un enemigo poderoso en el Pueblo de Carne. ¿Será que ahora, ese mismo hombre sacrificará las vidas que podría haber salvado?”

El corazón de Gazef se sentía como si estuviera siendo cortado con un cuchillo.

Pero aún así, Gazef Stronoff no podía tomar la mano de Ainz.

El Capitán Guerrero del Reino no podía traicionar al Rey.

La lealtad de Gazef llegaba hasta ese punto.

Ante la irritación acumulándose en el rostro de Gazef, Ainz se encogía de hombros.

“Qué hombre tan tonto. Entonces…”

Gazef no le permitía completar la frase sino que volvía su espada hacia Ainz.

“…¿Qué?”

Había sido herido por el Retoño Oscuro y a pesar del talismán de curación no se había recuperado completamente. Sin embargo, incluso en este estado, el espíritu de lucha de Gazef brillaba como el sol.

“Gown-dono. Por favor permita que éste que se ha beneficiado por su amabilidad pueda expiar su mala educación…Deseo solicitar un duelo uno contra uno con usted.”

El rostro de Ainz era un cráneo sin piel. Debido a esto, uno no podía decir qué tipo de expresión tenía o discernir en qué estaba pensando.

Sin embargo, por alguna razón, parecía haberse quedado sin palabras. Eso era lo que los otros dos pensaban cuando examinaban la situación después de los hechos. Aunque permanecía en silencio, la ansiedad que sentía era claramente visible.

“…¿Hablas en serio?”

“Naturalmente.”

“…Morirás.”

“No hay duda de eso.”

“¿Si lo sabes, entonces por qué hacerlo? Al principio no tenía intención de matarte…¿Es que quieres morir?”

“No creo quererlo, no.”

“…¿Qué estás pensando? No puedo entender tu lógica. Si creyeras que podrías ganar y me retaras, podría entenderlo. Si pensaras que tienes una oportunidad de ganar bajo las circunstancias actuales, eso también sería razonable. Sin embargo, crees firmemente que perderás. ¿Has perdido la razón?”

“El Rey enemigo se encuentra ante mí y está dentro del alcance de mi espada. ¿No es algo natural querer ver si puedo tomar la cabeza que se presenta por sí misma?”

“Es verdad que nuestra distancia física es bastante cercana. Sin embargo, me parece que hay una gran brecha entre nosotros. ¿Estoy equivocado?”

Con un silbido, los flácidos tentáculos del Retoño Oscuro detrás de Ainz se sacudían hacia adelante, generando terrones de tierra al lado de Gazef.

Los ojos de Gazef no podían seguir los movimientos de los tentáculos golpeando el suelo a su lado.

“Puede que sea así, Gown-dono.”

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“¿Estás abusando de tu suerte porque dije que no quería matarte?”

Gazef reía desde el fondo de su corazón.

“Ciertamente no. Simplemente deseo hacer lo que yo, como Capitán Guerrero del Reino, debería hacer. Eso es todo lo que estaba pensando.”

“…Si acepto tu reto, ¿Te das cuenta que te mataré sin contemplaciones? Sin duda sería lo lógico.”

“En efecto, así es.”

“Entonces será así…aún luego de decir todo esto, te niegas a cambiar de opinión. Qué lástima. Hablando como un coleccionista, es una pena tener que destruir un espécimen excepcional.”

Gazef no tenía intenciones de echarse para atrás.

Éste era un golpe de suerte increíble. Para comenzar. Ainz, que se rodeaba a sí mismo con subordinados increíbles, estaba ahora frente a él sin ningún guardaespaldas.

Además de eso, su orgullo al ser un individuo poderoso significaba que no ordenaría pasar a la acción al Retoño Oscuro detrás de él.

Él nunca tendría una oportunidad como esta nuevamente.

Su enemigo estaba en una posición elevada a la que él nunca podía llegar con ambas manos. Sin embargo, ahora tenía la oportunidad de cerrar la brecha entre ellos.

La siguiente vez que se encontraran, probablemente estaría rodeado de diez o veinte capas de guardias, como correspondía a un lanzador de magia sin habilidad para el combate cuerpo a cuerpo. Gazef nunca podría tener a Ainz dentro del rango de su espada nuevamente. Debido a eso, había desafiado a Ainz a un duelo.

Y también había otra razón.

Aunque las posibilidades a las que apostaba eran demasiado remotas, aún así…

Gazef emitía su desafío formal.

“¡Rey Hechicero Ainz Ooal Gown-dono! ¡Mi nombre es Gazef Stronoff, el Capitán Guerrero del Reino de Re-Estize! ¡Solicito formalmente un duelo con usted!”

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“Capitán Guerrero…”

“¡Gazef!”

Incapaz de seguir conteniéndose, Brain gritaba. Pero Gazef continuaba sin dudarlo.

“Si lo encuentra aceptable, Rey Hechicero-dono. Ruego que acepte a estos dos como testigos adecuados para nuestro combate.”

Ainz se encogía de hombros.

Continúa, parecía estar diciendo. Cuando Gazef se daba cuenta de esto, asentía.

“¡Espera, espera un minuto! ¡Espera, Gazef! ¡Siempre podría morir a tu lado! ¡No vayas solo! ¡Mi señor Rey Hechicero! ¡Por favor, se lo ruego! ¡Sé que esto es extremadamente desvergonzado, pero es un pedido de corazón! ¡Por favor permita que ambos lo enfrentemos! ¡Sé que de ninguna manera le causará molestias!”

Mientras oía la ahogada súplica de Brain, Gazef pensaba. Como esperaba…

La expresión que había visto entonces en el rostro de Brain era la de un guerrero que había aceptado su destino.

Era la determinación de que sería asesinado junto a Gazef por Ainz Ooal Gown.

Sin embargo, él no lo aceptaba. No podía aceptarlo.

“¡Brain Unglaus! ¿Quieres manchar mi convicción como guerrero?”

El rostro de Brain era la viva imagen del desconcierto.

“…Está bien, Stronoff-dono. No me importa enfrentarme a ambos a la vez.”

“Por favor no, Rey Hechicero-dono. Este duelo es conmigo. Ruego que le perdone la vida a estos dos.”

Los puntos de luz roja flotando dentro de las órbitas oculares de Ainz brillaban con más fuerza.

“…¿Qué es esto? He visto esos ojos antes. Son los ojos de un hombre que ha aceptado su destino y corre a encontrarlo. Ojos firmes e inflexibles. Qué admirable.”

Ainz estaba hablando como un ser humano.

“Muy bien. Acepto tu propuesta. Lucharé en PVP contra Stronoff-dono.”

Brain caía de rodillas, impotente.

No se podía ver su rostro, pero gotas de lluvia salpicaban la tierra carmesí debajo de él.

Lo siento.

Gazef le decía a Brain en su corazón.

“El cadáver les será regresado luego de preservarlo apropiadamente. Eso facilitará el uso de la magia de resurrección…”

“…No hay necesidad de ello.”

Las palabras de Gazef dejaban sin palabras tanto a sus amigos como a sus enemigos.

“No deseo ser devuelto a la vida. Puede deshacerse del cuerpo aquí mismo si lo desea.”

No era que la magia de resurrección fuera mala. Sin embargo, Gazef no gustaba de ella.

Todos tenían una sola vida.

Era debido a eso, que la decisión de apostar la vida de uno podía tener significado.

Y era por ello que él, incluso por su Reino, no volvería de entre los muertos.

Si Gazef moría, entonces el Rey podía difundir las noticias de que había perdido un súbdito importante. De esa forma, tal vez podía suavizar la tormenta y el odio que nacerían por la pérdida de tantas personas del Reino.

Éste era el acto final de lealtad del Capitán Guerrero del Reino, que había escogido actuar por su propia voluntad egoísta.

Ignorando las miradas de sorpresa alrededor de él, Gazef sonreía con calma.

“Entonces, comencemos. Ustedes dos, espero que puedan dar testimonio de mi batalla final.”

Climb no podía haber imaginado que el hombre llamado Brain Unglaus podía mostrar un lado tan tierno y sensible de sí mismo.

Él sabía que Brain era poderoso, vigoroso y de voluntad libre. Sin embargo, el hombre agachando la cabeza en absoluto daba la impresión de serlo. Aunque, aún si era así, no parecía suave o débil tampoco.

“Brain, ¿No cumplirás tu misión?”

Gazef decía estas palabras sin mirar atrás.

Brain no se movía. La forma en que sus manos arañaban el suelo le transmitía su pesar a Climb. Aún así, Climb tenía que decirlo.

“…Éste es el último deseo de Stronoff-sama.”

No creía que Gazef Stronoff podía ganar en absoluto.

Era por ello que Climb y Brain tenían que cumplir el pedido final de Gazef.

Lentamente, Brain se ponía de pie.

Hacía calor.

Hacía que Climb quisiera dar media vuelta y huir.

Parecía que había algún tipo de aire caliente impulsando a Brain hacia arriba.

“…He hecho que veas un lado vergonzoso de mi, Climb-kun. Está bien. Grabaré la noble imagen de Gazef en mis ojos.”

“…Gracias.”

(¿Qué tipo de relación tenían Brain Unglaus y Gazef Stronoff?)

Climb no podía entender el vínculo entre ellos, sobre todo del lado de Brain.

Luego de perder ante Gazef, él se había embarcado en un viaje para incrementar sus habilidades con la espada. Éste era el Brain que Climb conocía. Sin embargo, sentía que las cosas no eran tan simples.

“Entonces, Stronoff-dono. ¿Podrías dejarme darle un vistazo a esa espada? Hay algo que deseo saber.”

Ainz hacía el pedido como si estuviera preguntando por el clima. Las espadas encantadas podían tener todo tipo de habilidades imbuidas en ellas. Examinar la espada de uno era como revelar el funcionamiento interno de la estrategia de uno. Por sentido común, nadie jamás estaría de acuerdo con esa propuesta.

Climb no había sido la única persona que había pensado eso. Era por ello que los ojos de Brain se abrían de par en par ante lo que sucedía después.

Gazef le daba un giro de 180 grados a su espada y presentaba la empuñadura a Ainz.

“¡Gazef! ¡¿Has renunciado completamente a ganar?!”

“¡Brain! ¡No digas cosas tan vergonzosas! El Rey Hechicero no es ese tipo de hombre.”

Ainz sostenía la espada y usaba un hechizo. Después de eso, reía.

“Bueno, esta espada es bastante impresionante.”

Ainz le regresaba la espada a Gazef con la empuñadura en frente, de la misma forma en que se la habían entregado.

“Stronoff-dono. ¿Tienes alguna idea del poder de esa espada?”

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“Lo entiendo completamente. Esta espada posee un filo irreal que puede cortar metal como si fuera papel.”

“Qué lástima. Ésa es sólo una parte de su poder.”

“…¿Qué? ¿Qué significa eso, Rey Hechicero-dono?”

“Bueno, resumiendo. Esta espada es un arma que podría matarme. Algo como eso es la condición mínima absoluta para un duelo PVP. Sin un arma que pudiera herirme, esto no sería más que una ejecución.”

“Perdona por compararte a las ratas que ingresaron a mi fortaleza.”

Murmuraba Ainz al mismo tiempo que hacía aparecer una espada corta de algún lado.

Sin dudarlo, arrastraba el filo de esa magnífica espada a través de su rostro cortando con fuerza.

No dejaba ni un rasguño.

“Objetos débilmente encantados como éste no pueden herir mi cuerpo. Como referencia, esta espada corta está imbuida con la misma cantidad de datos, o mejor dicho la misma cantidad de mana, que la espada que llevas Stronoff-dono. Sin embargo tu espada puede herirme, en claro desafío de lo que sé que es verdad. ¿Puedo pedir esa espada como trofeo luego de ganar?”

Gazef sonreía levemente.

“Perdón por rehusarme, pero esta espada es un tesoro nacional.”

“Mmm. ¿No habrá ningún botín para el PVP, entonces? Muy bien. Voy a honrar ese pedido.”

“Mi más profundo agradecimiento, Rey Hechicero-dono.”

Luego de regresarle la espada a Gazef, Ainz acariciaba su mentón mientras pensaba. Retrocedía un paso a la vez, como si estuviera colocándose a una distancia reglamentaría entre ellos.

“Creo que estos deberían ser unos cinco metros. Y…debido a que no hay un contador, necesitaremos una señal. Tú, el de la armadura blanca. Busca algo con lo que dar la señal de partida.”

Habiendo sido nombrado repentinamente, Climb se estremecía.

“Climb, por favor.”

“Entonces, entonces tengo una campana mágica conmigo. La haré sonar y eso señalará el comienzo.”

Ambos asentían en silencio a la propuesta de Climb.

Gazef levantaba su espada, apuntándola a los ojos de su enemigo. Cada fibra de su ser se impregnaba de fuerza. Ante la mirada de Climb que estaba detrás de él, el cuerpo de Gazef parecía volverse más grande ante sus ojos.

Era un aura de espada abrumadora. Él nunca había visto la verdadera presión que podía ejercer el Capitán Guerrero del Reino. Sin embargo, su cuerpo parecía distante e ilusorio, como un espejismo.

“Stronoff-sama…”

Ésta era la última vez que vería a Gazef con vida.

“No está garantizado.”

“…¿Eh?”

De pronto, Brain emitía una negación a Climb desde donde estaba parado.

“No hay garantía de que Gazef perderá. Las probabilidades son extremadamente bajas, pero hay una pequeña posibilidad de victoria. Ese tipo tiene un movimiento asesino ¿Lo sabías? Un arte marcial que usa como su carta del triunfo.”

“¿El Corte Sextuple de Luz?”

Brain sonreía tranquilamente.

“No. Es un arte marcial definitivo que sobrepasa a ése por mucho. Ese tipo lo aprendió.”

“¿Qué, de qué se trata?”

Mientras Climb preparaba la campana, miraba la espada en alto y la cara de Gazef, llena de una concentración similar a la de un láser

La cara de acero del hombre aclamado como el Capitán Guerrero, por todos los países vecinos.

“Ah. Vino de un antiguo aventurero de nivel adamantita del Reino. Fue un arte marcial inventado por Vestia Croft Di Lofan, pero éste no podía usarlo por su avanzada edad. Si mi movimiento secreto más grande, el ‘Cortaúñas’ es el resultado de usar muchas artes marciales a la vez, la carta del triunfo de Gazef es la técnica más poderosa por sí sola. Quién sabe, ese golpe…podría ser capaz de alcanzar a Ainz Ooal Gown.”

Tal vez era por ello que había solicitado un duelo uno contra uno, dijo Brain sin apartar los ojos de la escena ante él.

Climb tragaba saliva. La mano sosteniendo la campana se sentía pesada. Una vez que sonara, sellaría el destino de Gazef.

“¿Quieres intercambiar conmigo?”

“…Gracias. Pero…yo lo haré.”

Eso era lo último qué murmuraba Brain y no decía nada más.

Climb levantaba la campana. Sólo podía rogar porque Gazef obtenga la victoria.

Y entonces, más fuerte de lo esperado, la campana sonaba.

Con la consciencia concentrada hasta el límite absoluto, Gazef avanzaba a una velocidad increíble…

…y mucho más rápido que cualquiera de ellos, el mundo se detenía.

“Como estaba diciendo…las medidas contra la detención del tiempo son importantes.”

Ya que Ainz había lanzado un hechizo de ‘Detención de Tiempo Silenciosa’, Gazef con la espada en alto, estaba congelado frente a él.

Ningún ataque funcionaría mientras el tiempo estaba detenido. Incluso si usaba magia de ataque para bombardear a Gazef, no le causaría ningún daño. Debido a esto, Ainz lanzaba un hechizo mientras tomaba en cuenta el tiempo.

“「Retrasar Magia: Muerte Real」 (Delay Magic: True Death).”

Era un hechizo del noveno nivel.

Debido a que ‘Tomar Corazón’ era un hechizo más conveniente, él no usaba éste otro muy seguido.

Si ningún hechizo podía afectar al enemigo mientras el tiempo estaba detenido, entonces todo lo que uno tenía que hacer era demorar la activación del hechizo hasta el momento en que terminara la ‘Detención del Tiempo’. Aunque en teoría era una simple combinación de ataque, el truco consistía en estimar adecuadamente el tiempo, lo que era extremadamente difícil. Como tal, sólo alrededor del 5% de todos los usuarios de magia podían lograrlo.

Luego de mucho entrenamiento y práctica, Ainz también se encontraba dentro de ese 5%.

“…Adiós, Gazef Stronoff. Nunca te odié.”

El hechizo llegaba a su fin y el tiempo regresaba al mundo.

Justo después de eso, el otro hechizo se activaba antes de cualquier otra cosa.

.Gazef caía lentamente.

“¿Eh?”

“¿Qu-Qué?”

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Ni Climb ni Brain tenían idea de lo que acababa de pasar.

En el momento en que Gazef se había lanzado a atacar, de pronto se había derrumbado.

Ainz avanzaba hacia adelante para atrapar el cuerpo de Gazef.

Su espada se separaba de sus dedos sin vida y caía al suelo.

La batalla había terminado.

Sin embargo, no había forma de comprenderlo.

Nadie sabía lo que estaba pasando.

“¿Qué demonios sucedió…?”

“¡¿Cómo diablos voy a saberlo?!”

Brain dejaba escapar un grito de rabia.

“¿Qué sucede? ¡Levántate! ¡Gazef!”

Y entonces las más sinceras esperanzas de Brain eran negadas rotundamente.

“Está muerto.”

Respetuosamente o tal vez incluso con reverencia, el Rey Hechicero Ainz acostaba a Gazef sobre el suelo. Luego de eso, lentamente cerraba los ojos abiertos del hombre.

Mientras miraba la cara de Gazef, hablaba con las dos personas cercanas.

“…Ver como hizo un desafío sin posibilidades de ganar me recordó a aquel tiempo. En honor al Capitán Guerrero, le ordenaré a los Retoños Oscuros que se retiren. Luego les enviaré el cuerpo.”

“…No, no hay necesidad de eso. Estamos dispuestos a llevar de vuelta a Gazef. No hay necesidad de que se moleste con eso.”

Climb exhalaba pesadamente.

¿Desafiaría Brain a Ainz a una batalla inútil? Se preguntaba. Sin embargo, no había necesidad para ello.

“¿Es así?”

Respondía Ainz antes de ponerse de pie.

“El hechizo de muerte instantánea que usé, ‘Muerte Real’, anulará cualquier magia de resurrección. Díganle eso a la gente del Reino. Díganles que seré misericordioso con aquellos que se sometan respetuosamente.”

Ainz flotaba suavemente en el aire.

Incluso cuando veían su espalda indefensa, los dos sabían que no podían cometer un acto tan vergonzoso como atacarlo desde atrás.

Ainz se sentaba en un tentáculo del Retoño Oscuro.

Realmente era un trono aterrador.

“Entréguenme E-Rantel y sus áreas circundantes y estos corderos no juguetearan en la capital real. Díganle esto a su Rey, cuando lo vean nuevamente.”

El Retoño Oscuro se daba la vuelta y se marchaba y los otros cuatro Retoños Oscuros comenzaban a regresar de vuelta al fuerte Imperial.

“Climb-kun. Tengo un pedido…¿Podría ser yo quien lleve a Gazef de vuelta?”

“…Muy bien. Entonces yo llevaré a casa la espada de Stronoff-sama.”

“Mucha gente ha muerto.”

“Sí, demasiados para contarlos.”

“…¿Qué acaba de pasar?”

“No lo sé. Pero, si alguien como ése se hace llamar Rey y reclama este territorio…”

“En el futuro, definitivamente se desatará una guerra. Y quién sabe, los muertos podrían ser más numerosos que los de este día.”

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Caminando al lado de Brain, que cargaba a Gazef en la espalda, los pensamientos de Climb se volvían hacia el futuro del Reino, rodeado de nubes.

Las palabras de Brain definitivamente se harían realidad. Lo importante era lo que él podía hacer y luego lo que haría.

Y lo más importante era…

(…Tengo que proteger a Renner-sama.)

Climb apretaba un puño y se armaba de valor. Cuando menos, tenía que proteger a su señora, sin importar el costo.

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