Overlord

Volumen 9: El Lanzador de Magia de la Destrucción

Capítulo 1: Una Guerra de Palabras

Parte 5

 

 

La estructura de los carruajes no había cambiado entre los viajes de ida y de vuelta a Nazarick, pero por alguna razón cada ligera sacudida y movimiento a lo largo del camino parecían magnificados. Esto se debía probablemente a la sombría atmósfera que prevalecía en el interior del carruaje. O tal vez podía deberse al cambio en la composición de los ocupantes del carruaje.

Las tropas que los escoltaban a Nazarick estaban compuestas por hombres de la Primera Legión. Los que los escoltaban desde Nazarick eran los de la Segunda Legión.


En lugar de Fluder se encontraba uno de sus acólitos. En lugar de Roune estaba uno de sus escribas. Los dos ocupantes originales del carruaje que quedaban eran Jircniv y Baziwood.

Fluder no estaba presente porque había querido discutir lo que habían visto con sus discípulos. Había enviado a uno de sus acólitos para que tomara su lugar en el carruaje de Jircniv. Aunque el acólito era hábil, aún así distaba mucho de su maestro.

Con toda seguridad, el ritmo de la discusión en el carruaje de Fluder era probablemente de una intensidad febril.

Probablemente la atmósfera en su carruaje era polarmente opuesta a la de éste. En el carruaje de Jircniv, sólo había silencio.

El sombrío estado de ánimo continuaba impregnándolo todo dentro del carruaje.

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Y el responsable de que fuera así era el mismo Jircniv. Su cara era rígida y su expresión era amarga, como si hubiese masticado una raíz de loto.

El hombre que era conocido y temido como el Emperador de Sangre era un hombre que típicamente llevaba una sonrisa fría en el rostro. En verdad, esa expresión había sido cuidadosamente ensayada. Esto era debido a que tenía que cultivar la impresión de ser un Emperador fuerte entre su gente. Si una persona que estaba por encima de otros no podía dejar una impresión muy fuerte en todos podía causar inquietud entre aquellos que lo seguían.

Sin embargo, parecía que incluso estas tres personas que eran los que mejor conocían a Jircniv, nunca habían visto esa expresión en su rostro. Todos los presentes sabían esto por lo cual se mantenían en silencio y en sus lugares.

Incluso si ellos estaban mirándolo, Jircniv no planeaba decir nada.

La razón de esto era abundantemente clara.

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O mejor dicho, si alguien podía pensar en cualquier otra cosa, Jircniv partiría en dos la cabeza de esa persona para ver lo que había dentro. Lo más probable era que encontraría un cerebro del tamaño de su dedo meñique.

La Gran Tumba de Nazarick…En realidad, llamarla una tumba era groseramente inapropiado.

(¡Es el castillo de un rey demonio!)

Esos aterradores seres y más allá de ellos…

…El espectro de la Muerte, que se sentaba en el trono.

Y no era sólo miedo lo que sentían.

Habían visto un sinnúmero de lujos, arquitectura brillante y todo tipo de decoraciones. Nadie podía no impresionarse con eso.

Jircniv podía fácilmente predecir las dificultades que tendría su país frente a ese ser que poseía una superlativa fuerza militar y poder económico, entre otras cosas.

Si el líder de un país era fuerte, él podía darle a su gente una sensación de seguridad. Sin embargo sin importar lo fuerte que fuera un país, nadie sentiría confianza si eran dirigidos por una oveja. Afortunadamente, el Imperio era dirigido por un león de cabo a rabo. Entonces, repentinamente, un dragón había aparecido ante ellos. ¿Cómo se sentirían los ciudadanos del Imperio ante esto?

Jircniv observaba sus manos, que estaban apretadas tan fuerte que todo el color había desaparecido de ellas.

(No, aún no es el fin. No ha habido una derrota decisiva todavía.)

Jircniv sonreía. Era una sonrisa digna del nombre del Emperador de Sangre.

Tal vez ellos estaban esperando el regreso de esa sonrisa fría, pero un sentimiento de alivio surgía en cada uno de sus subordinados. Jircniv no podía evitar sonreír genuinamente mientras veía esto.

“No se queden mirando tan fijamente. ¿No están desperdiciando su atención así?”

“¡Su Majestad!”

Las tres voces se superponían. Había rastros de alegría en ellas, alegría porque el Emperador había regresado a ellos. Mientras Jircniv se daba cuenta de lo que debía estar haciendo, asentía vigorosamente.

“Para comenzar, me gustaría confirmar si todos se sienten angustiados por ese lugar. Si alguno tiene una opinión diferente, siéntanse libres de darla. Quién sabe, tal vez soy yo el que se está equivocando. Bueno entonces… supongo que deberíamos comenzar con lo más importante…¿Qué piensan del gobernante de Nazarick, Ainz Ooal Gown?”

Jircniv pronunciaba el nombre del monstruo de la clase más alta deliberadamente un poco más lento de lo normal.

“Ainz Ooal Gown es un monstruo entre monstruos que fácilmente puede crear Caballeros de la Muerte y si nos hacemos sus enemigos, el Imperio bien puede ser destruido. Sin embargo, incluso si no nos oponemos a él, existe la posibilidad de que nos mate a todos de todas formas, porque es un no-muerto y disfrutaría de ello. ¿Alguien no está de acuerdo?”

“No.”

“Es como dice Su Majestad.”

“Ahh, entonces estamos de acuerdo. Mientras estamos en ello, no creo que la humanidad pueda derrotar a ese ser. Hablando francamente, no creo que podamos reunir las suficientes espadas para enfrentarlo incluso si congregáramos a todos los ejército del Imperio.”

Luego de recibir tres respuestas similares, Jircniv continuaba hablando.

“Adicionalmente, puedo sentir que siendo un gobernante absoluto, posee el carisma que le corresponde a un rey.”

“Ah, sí. Su presencia era realmente formidable. Se sentía como si fuera un mejor líder que nuestro Emperador.”

“¡Baziwood-dono!”

“Está bien. Eso es un hecho. Lo aterrador es que lo que dijo fue sólo una oración y de esa oración pude sentir la inmensa presión de un tirano.”

“‘Hacen mucho ruido. ¡Silencio! ¿no?”

Jircniv asentía suavemente al escriba.

Esa era sin ninguna duda la actitud que Ainz Ooal Gown había adoptado como gobernante de la Gran Tumba de Nazarick.

“También… lo más aterrador sobre ese monstruo es la forma en que piensa. Él es de una raza especial de planificadores para quienes cada movimiento es hecho con un propósito… no se sorprendan tanto. Piensen sobre ello. Probablemente él ya predijo el flujo de todo lo que hemos discutido hasta ahora. De otra forma, ¿por qué dejarnos ir tan fácilmente? ¿Un oponente con tanto poder, que no usa la fuerza física, sino el cerebro? No es una simple bestia sin cerebro…”

Esa parte sobre él era la más molesta.

“Después de eso, hablemos sobre sus seguidores. ¿Qué piensan sobre ellos?”

Esta vez, presionaba a sus subordinados por sus opiniones.

“Los que estaban cerca a él debían haber sido sus asistentes cercanos. Y la mujer de alas negras a su lado… ella debería ser su reina, ¿cierto? Es lo que parecía, por su actitud.”

La impresionante belleza con el vestido blanco.

Incluso si la sonrisa en su rostro no era muy saludable, aún poseía un encanto que inflamaba los corazones de las personas. Frente a su belleza, había muchos hombres que serían consumidos por sus deseos y que anhelarían que esa sonrisa fuera dirigida a ellos.

Sobre las alas negras en su cintura, uno podía saber que no eran ítems mágicos de vestir. La principal razón era porque eran demasiado naturales. Aunque se veía como una mujer con alas y existían tribus de humanos con alas ella debería ser probablemente un demonio, un ser ajeno a este mundo, pensaba Jircniv.

“Bien podría serlo. ¿Podría ser la esposa de Ainz Ooal Gown? Si es su esposa, entonces, qué hay sobre su… no importa. Aunque, si él es un esqueleto, entonces su cuerpo sólo deben ser huesos. ¿O estaba usando una máscara? Quién sabe.”

De todas formas, aunque Jircniv había dicho eso, ninguno de ellos pensaba que era una máscara y probablemente tampoco era una ilusión.

“Y también está Demiurge, que puede controlar a las personas con su voz… ¿es un bardo? Los sapos se ven como si pudieran cantar.”

Los bardos tenían la habilidad de usar el poder de la música y las canciones para producir efectos mágicos. El poder de Demiurge de controlar personas con su voz era muy similar a eso.

Adicionalmente, también había oído que las criaturas fey llamadas Lorelei poseían una habilidad similar a esa. Sin embargo, ese hombre era totalmente diferente a los hermosos seres que eran los fey. Él estaba absolutamente seguro de ello.

“Ah, ya veo. Un bardo, ¿entonces? Eso ciertamente suena bastante similar. Y había un insecto gigante también, creo. ¿Qué era eso?”

“Aunque creo que puede ser alguna clase de especie de tipo insecto… no conozco mucho sobre los hombres hormiga, así que creo que estarías mejor servido preguntándole al Maestro sobre ello.”

El mundo era enorme. Había muchas especies que no eran muy conocidas y algunas de ellas podían mutar espontáneamente. También, de acuerdo a las leyendas, los reyes monstruo eran conocidos por ser más desarrollados de lo normal. Era similar a cómo las hormigas reina eran diferentes de las hormigas normales. Jircniv pensaba que ésa era una posibilidad.

“En ese caso, los que quedan son la chica del cabello plateado y esos dos elfos oscuros. Dejando a estos últimos de lado, ¿Quién es la primera? A juzgar por sus amplios pechos…¿podría ser una concubina?”

El carruaje se llenaba de risas ante el comentario de Baziwood.

“Ah, bueno, si fuese sólo una concubina, entonces no se hubiese mostrado en ese lugar, ¿no?”

“Probablemente es tan fuerte como esa elfa oscura.”

“Hey, hey, hey… Eso podría ser sólo un truco.”

Las palabras de Baziwood estaban empapadas de seriedad.

“Es verdad, lo más probable es que los que estaban más cercanos al monstruo Ainz fueran sus asistentes. Sin embargo, eso no significa que todos son fuertes. Piensen sobre ello. Si el único criterio para ser un seguidor de Su Majestad fuese la fuerza y él se rodeara a sí mismo de un ciento de copias mías, ¿no creen que el gobierno se derrumbaría en poco tiempo? En pocas palabras, ella fue escogida para ser su seguidora por otras razones aparte de la fuerza. ¿Tal vez sea una concubina muy inteligente? Tal vez ella sola se encarga de administrar los asuntos de esa fortaleza que se llama a sí misma tumba.”

Diversas respuestas venían con un “Ya veo.”

Con confianza, Jircniv podía estar de acuerdo con eso.

Ya que el poder de Ainz Ooal Gown había capturado la atención de todos, lo único que ellos podían hacer al ver a la chica de pelo plateado en línea con los elfos oscuros era concluir que se trataba de un ser poderoso. Por supuesto, sería aterrador si existía otra persona con el mismo poder que esa elfa oscura. Sin embargo, llegar a una conclusión errónea debido a sus prejuicios tampoco era algo bueno.

“Es un buen punto”

Decía Jircniv mientras miraba a sus subordinados.

“Comparto tu opinión. Ahora que lo pienso, sería fácil de explicar si todos sus seguidores fueran no-muertos… pero por cómo se ven las cosas, ha reunido a todo tipo de monstruos bajo su mando.”

“Bueno, en lugar de considerarla una galería de monstruos, uno podría decir que es una abundancia de talentos…”

Jircniv no podía evitar sonreír ante las palabras francas de Baziwood.

“En efecto. Tal vez deberíamos tratar y aprender más sobre esos tipos. Aparte de eso… está el asunto de esa fortaleza. ¿Hay algo en los registros sobre un lugar como ése? Debería haber alguna cosa escrita sobre ello, ¿no?”

“Lamentablemente, no sé nada sobre eso. Cuando regresemos a la capital, comenzaré a investigarlo inmediatamente. Comenzaré con los mitos y leyendas.”

Jircniv aceptaba amablemente la disculpa del acólito.

“Ahh, lo dejo en tus manos. ¿Hay alguna otra cosa que se nos pudiera haber escapado? Honestamente no puedo creer que un monstruo tan perverso pudiera crear un reino tan maravilloso. ¿Se les ocurre cualquier cosa que pudiera servir de pista? Hablando de ello, ¿realmente hay una tumba en ese área?”

No había respuesta.

Lo que significaba que era una pregunta que todos se hacían.

Se sentía como si se hubiesen teletransportado, por la forma en que había ido de un lugar, posiblemente otro plano de existencia llamado el Mundo de los Demonios, a la base de la tumba. Era difícil de descontar ese hecho o mejor dicho, tal vez esa explicación era más fácil de digerir.

“No obtendremos una respuesta. Como pensaba, simplemente no tenemos suficiente información. Todo lo que podemos hacer es exprimir tanta como podamos de Roune, que se ha quedado allá y de ese sujeto que está viniendo al Imperio. ¿Lo entienden?”

“Por supuesto. Intentaremos no despertar hostilidades con la oposición o hacer que sospechen algo.”

“Aquí no existe el intentar. La fuerza del enemigo es abrumadoramente superior a la nuestra. Deben moverse con cuidado para no quebrar la falsa alianza que tenemos.”

Al mismo tiempo que el escriba agachaba la cabeza, Jircniv de pronto sentía disminuir el peso sobre sus hombros.

“… No le hemos hecho nada bueno a las personas que trajimos con nosotros, ¿cierto?”

Era por ello que recién ahora mencionaba a las chicas que no habían sido liberadas desde que habían sido acomodadas dentro de los carruajes.

Originalmente, las chicas iban a ser ofrecidas para Ainz Ooal Gown con el objetivo de atarlo al Imperio.

El sexo era un arma universal en cualquier lugar o época. Tal vez las agencias de inteligencia del Imperio debían preparar trampas de miel profesionales, pero el uso de magia podía potencialmente complicar las cosas. Ante esto habían seleccionado chicas puras e inocentes.

“Aunque pienso que es irrespetuoso ante el valor que tuvieron que reunir para despedirse de sus familias, ¿No creen que ahora deberían estar felices?”

“¿Tal vez? Ser capaz de obtener el afecto de ese monstruo sería algo muy impresionante.”

“Una mujer que gustosamente hiciera el amor con tal monstruo tendría que ser muy valiente.”

Aunque Baziwood agitaba la cabeza y decía que ese tipo de personas no existían, esa era una forma de pensar demasiado ingenua. Jircniv podía dar fe de ello ya que era muy familiar con las batallas secretas que libraban las mujeres, con su madre envenenando a su propio esposo como ejemplo.

“Las mujeres son más valientes de lo que los hombres piensan y actúan por pasión y ganancias. No deberían faltar mujeres allá afuera dispuestas a ofrecer sus cuerpos a ese rey esqueleto. En ese sentido, nosotros somos los que deberíamos estar contentos ahora. Después de todo, una de ellas podría haberle dicho a Ainz Ooal Gown que amenazamos con matarla a ella y a su familia.”

Aunque la única respuesta a sus palabras eran sonrisas amargas, Jircniv creía que eso en realidad podía pasar.

La revolución de Jircniv, llevada a cabo a la fuerza con poder despótico y con la fuerza de las armas, le había hecho de muchos enemigos entre los nobles que había desplazado. Por supuesto, habían algunas personas que estaban de acuerdo pero en verdad las únicas personas en las que podía confiar eran unos cuantos de sus asistentes cercanos y su mentor, Fluder…

Súbitamente, una pregunta lo golpeaba con la suavidad de una pluma.

Era acerca de Fluder.

Fluder no sólo era su mentor, sino también un pilar del Imperio y su carta del triunfo. Era un hombre al que incluso Jircniv veneraba como al héroe más grande del Imperio. Jircniv era muy consciente de que debajo de su apariencia de sabio se encontraba un deseo casi fanático de explorar las profundidades de la magia. Era debido a ese deseo que sentía dudas.

…Era un comportamiento demasiado extraño para Fluder.

Ainz Ooal Gown era un gran lanzador de magia que sobrepasaba por mucho a Fluder. Él podía crear sin esfuerzo a los Caballeros de la Muerte que Fluder ni siquiera podía controlar. Entonces, ¿por qué Fluder no había dicho nada y dejado la tumba junto a él?

(Si fuese el Abuelo, probablemente le rogaría a ese monstruo por conocimientos mágicos, ¿cierto? Se pondría de rodillas a sus pies y le ofrecería todo…)

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Esa era una forma muy práctica de pensar.

Todos se habían arrodillado ante Demiurge en ese entonces. Sin embargo, tal vez sólo era una distracción para atraer su atención a esa extraña situación mientras usaba la oportunidad para usar algún tipo de control mental en Fluder.

Él no podía imaginar que Ainz Ooal Gown quisiera tomar a Fluder como subordinado. Aunque Fluder era la carta de triunfo del Imperio, cuando era comparado al poder de ese monstruo, no era más que una mota de polvo.

Sin embargo, los conocimientos que Fluder había acumulado eran valiosos en sí mismos. Adicionalmente, si él fuera a controlar a Fluder, el poder militar del Imperio se vendría abajo y ellos perderían su mejor arma contra Ainz Ooal Gown.

Sería como ponerle el collar a un esclavo.

(¿Era esto lo que pretendían? ¿Qué otras cosas habían? El Abuelo no daba ninguna razón… ¿Acaso era porque ya lo sabía? ¿Ya sabía de antemano sobre el poder de Ainz Ooal Gown?)

…En ese momento, una conmoción recorría su cuerpo como si un rayo lo hubiera golpeado.

Su sudor fluía como un río.

“¿Su majestad? ¿Su majestad? ¿Se encuentra bien? ¿Deberíamos llamar a un sacer…?”

“…N- no. No hay necesidad de eso.”

“¿Eh?”

“Dije, que no es necesario. Es correcto… no lo necesito.”

Jircniv observaba a sus temerosos subordinados y una vez más era sumergido en un torbellino de reflexiones.

(¿Estoy asustado? ¿Yo?)

Su mente era un desorden caótico y no podía hilvanar las ideas. O mejor dicho, era más como si no quisiera juntar esos pensamientos y lo evitaba deliberadamente.

(¡No! ¡Si escapaba de esto ahora, eso sólo traería desastres sobre nosotros! Calmarme. Tenía que calmarme. Tenía que calmarme y pensar.)

Mientras las miradas llenas de curiosidad de sus subordinados se centraban en él, Jircniv continuaba reflexionando sobre la pregunta.

(Para comenzar, consideremos al Abuelo. Asumiendo que el Abuelo ya sabía sobre el poder de Ainz Ooal Gown… no, si él en realidad ya sabía sobre su poder, entonces todas sus extrañas acciones podían explicarse fácilmente. Así que el Abuelo tenía algún tipo de trato con ese monstruo…¡Imposible! A menos que…)

Jircniv no podía darse el lujo de preocuparse por las expresiones de conmoción en los rostros de sus subordinados.

(No, eso no es correcto, Jircniv. Cuando el Abuelo veía al Caballero de la Muerte, el miedo en su rostro era genuino. Lo que probaba que no sabía sobre el poder de Ainz Ooal Gown… o no. Tal vez, lo que el Abue…Fluder no sabía era sobre la habilidad de ese sujeto de controlar a los Caballeros de la Muerte. Él, desde el comienzo, probablemente sabía sobre Ainz Ooal Gown, ese increíble lanzador de magia…)

Era como armar un rompecabezas, para revelar una hermosa u horrible imagen.

(Entonces, Fluder conocía a ese monstruo. ¿Desde cuándo han estado confabulados? ¿Desde el comienzo? Es cierto. Fluder estaba involucrado con cada paso de este desastre, desde el descubrimiento de la tumba hasta el envío de los trabajadores.)

Finalmente había hecho la conexión entre todas las piezas dispersas del acertijo.

Cuando uno lo pensaba de esa forma, la mayoría de misterios podían ser resueltos.

“¿Traición, cierto? Traición. Él nos había vendido.”

Las palabras eran dichas con un amargo rencor… o tal vez, eran como el llanto de un niño.

Jircniv lentamente volvía la espalda hacia sus subordinados. Ellos sabían que no tenían permitido hacer preguntas y por tanto permanecían en silencio.

“Fluder Paradyne nos ha traicionado a todos. Siendo ése el caso, ¿Qué daño provocaba esto al Imperio? ¿Podíamos darle un cargo sólo de nombre y ponerlo bajo arresto domiciliario?”

Ninguno podía evitar quedarse boquiabierto ante esta increíble declaración.

“¿Cómo, cómo es eso posible, Su Majestad? Esto es demasiado para una broma.”

Una rabia incontrolable ardía en los ojos de Jircniv mientras el acólito hablaba. Quería gritar “Eso no es lo que quiero oír” pero contenía su lengua. La razón por la que podía hacerlo era porque en su cabeza, un joven Jircniv estaba diciendo que tampoco quería aceptar esas palabras.

Jircniv había crecido observando las brutales políticas del lado oscuro de la sociedad de los nobles. Con eso, el Jircniv adulto tomaba un profundo respiro y exhalaba el abrasador calor dentro de su pecho y las ardientes emociones en su corazón.

“Diré esto una vez más. Fluder Paradyne nos ha traicionado. Siendo ése el caso, ¿Qué daños ocasionará esto al Imperio?”

Sus subordinados se miraban entre ellos y luego de unos segundos el acólito hablaba.

“Es difícil de imaginar. La cantidad de daño no puede estimarse a simple vista. Con el Maestro de nuestro lado, podíamos tener la confianza de poder sobrepasar a cualquier otro país. Hemos sido capaces de no involucrarnos con las tonterías políticas de otros países debido a eso.”

Él miraba al escriba buscando aprobación. El escriba se tornaba pálido y asentía.

“Si él averigua que ha sido descubierto y hecho de lado, podía tomar acciones más directas.”

“¿No tenemos una agencia de inteligencia para este tipo de cosas? Ah, ya veo. La experiencia de Fluder era extensa y la compartía con nosotros.”

“Es como dice Su Majestad. El Maestro realmente…”

“…La posibilidad es sorprendentemente elevada.”

Las palabras de Jircniv abrumaban y cortaban lo que decía el escriba.

“… Pero si ése es el caso, entonces tenemos una increíble cantidad de trabajo que hacer. Primero, decidamos quién será el sucesor de Fluder. ¿Hay candidatos adecuados?”

Las llamas del deseo ardían brillantes en los ojos del acólito mientras oía esas palabras y Jircniv no podía evitar sonreír para sí mismo.


La posición de ser el sucesor de Fluder como el Mago de la Corte Imperial era una tentación que le hacía agua la boca a uno. Después de todo, era una posición que le otorgaba a uno el derecho de administrar y manejar a todos los lanzadores de magia arcana a lo largo del Imperio.

Ya que un gran héroe había cubierto siempre esa posición, nadie podía reclamarla. Incluso si uno tuviera la ambición para ello, el oponente era demasiado fuerte para caer ante métodos perversos. Y ahora, esta posición hasta ahora sellada para todos le había sido ofrecida a él.

(La codicia era buena. Los deseos impulsaban el progreso. Aprobaba ese tipo de deseo. Sin embargo, debía preguntar solamente para estar seguro.)

“Sin embargo, uno debe tener en cuenta que como Mago de la Corte Imperial, uno podía ser llamado a enfrentarse contra ese monstruo.”

Las llamas de la ambición del acólito se extinguían en un instante. Ni siguiera podía obligarse a estar emocionado sobre ello. La posición que había deseado se había convertido en una que quería evitar más que nada en el mundo.

Tendría una mayor posibilidad de supervivencia si saltaba de un acantilado de quinientos metros de altura hacia un banco de rocas que la que tendría en una batalla de hechizos contra Ainz Ooal Gown.

No, incluso estaría mejor si muriese justo ahora.

Mientras el acólito pensaba sobre ese prospecto, una nueva mirada podía verse en sus ojos. Era la de un aterrado ratón que había sido acorralado por un depredador.

Las esperanzas en el corazón de Jircniv morían. Podía decir que este hombre no tenía el valor para enfrentar a Ainz Ooal Gown. O mejor dicho, él nunca debía haber esperado eso en primer lugar.

“¡Sí! En ese caso, conozco a algunas personas que pueden usar magia del 4to nivel; ¿Qué tal si seleccionamos a alguna de ellas? Sin duda, yo también conozco algunos hechizos de ese nivel, pero no soy muy hábil en su uso.”

“¿No eres tú el más hábil de entre todos los acólitos?”

“¿Cómo, cómo puede ser así? Hay muchos más excelentes que yo. ¡Cuando regresemos, le proveeré los nombres inmediatamente!”

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Era lo más obvio que un hombre querría abandonarlo todo cuando se le pedía luchar contra un monstruo de la clase más alta como éste. Sin embargo, lo que él necesitaba era un hombre que no perdía su espíritu de lucha incluso en ese caso.

(… Eso no funcionaba eh. Sería ingenuo pensar que él era un caso especial. Probablemente sería mejor considerar que cualquiera que conocía a Ainz Ooal Gown no tendría el valor para luchar contra él. Eso significaba que tenía que entregarle esta tarea a una persona que no haya conocido aún a ese ser. Tal vez esta gente ignorante sería impulsada por el deseo y lucharía incluso más desesperadamente contra él.)

Había recibido una mala mano de cartas. Sin embargo, no tenía otra opción más que jugar con ellas.

“… Ya veo. Entonces, reúne información sobre ellos y luego lleva a cabo entrevistas. Luego de eso, queremos que nuestra gente de inteligencia esté lista para lidiar con ese sujeto. Sin embargo, todavía necesitamos ayudar a Ainz Ooal Gown, así que por el momento, seremos sus perros obedientes, para lograr construir buenas relaciones con él.”

“Entendido.”

‘Sus perros obedientes.’ Nadie objetaba ante esa frase. ¿Cómo podía hacerlo cualquiera que hubiera visto la Gran Tumba de Nazarick?

“Entonces, Su Majestad. ¿Por cuánto tiempo moveremos la cola para ese monstruo? ¿También nuestros hijos tendrán que dar vueltas cuando lo ordene? ¿O nuestros nietos?”

Jircniv miraba alrededor de sí mismo para asegurarse que ningún espía había logrado llegar al carruaje y comprobaba que la puerta estuviera bien cerrada. Con todo eso hecho y sin más problemas de los que pudiera percatarse, Jircniv comenzaba a explicar la estrategia que tenía para luchar contra Ainz Ooal Gown.

“Nosotros y con ‘nosotros’ me refiero al Imperio, al Reino, a la Teocracia, a la República, al Reino Sagrado y a otros países nos reuniremos en una alianza. Será una gran alianza, con el objetivo de derrotar a Ainz Ooal Gown.”

Tres pares de ojos se volvían hacia Jircniv.

“¿Qué hay de sorprendente con eso? Ninguna nación puede derrotar por sí sola a ese monstruo. Entonces, todo lo que podemos esperar es reunir a todos los países vecinos en una gran alianza para cambiar la situación.”

“Realmente, ¿Realmente vamos a luchar contra él?”

“Sí.”

La respuesta de Jircniv era simple y cortante.

“Mejor dicho, si no luchamos, no tendremos oportunidad de sobrevivir.”

“¡Entonces por qué estamos ayudando a ese monstruo a fundar un país!”

“Porque es el primer paso en la formación de esta gran alianza.”

Jircniv los miraba a todos.

“¿Están prestando atención? Bien. Nos encontramos actualmente en las afueras de E-Rantel, que es un lugar estratégico en los límites del Imperio, del Reino y de la Teocracia. Si ese monstruo Gown quiere fundar una nación aquí, estaría haciendo enemigas a tres naciones.”

Jircniv tomaba un respiro y continuaba.

“Y otra cosa. Gown es un no-muerto. Dudo que trate a los humanos, a los vivos, con nada cercano a la decencia. Las personas tampoco soportarán el gobierno de un rey no-muerto. Habrá rebeliones, que serán rápidamente aplastadas por ese monstruo. El Reino tampoco estará muy feliz de tener que cederle tierras y dudo que la Teocracia, la nación vecina más fuerte, no haga nada.”

“¡Pero! ¡Pero, Su Majestad! Si el Imperio lo apoya en sus iniciativas, seguramente seremos vistos como sus colaboradores, ¿cierto? Las naciones vecinas estarán en guardia contra nosotros, ¿cierto? ¡La gran alianza de la que habla no contará al Imperio como uno de ellos! ¡E incluso si derrotan a ese monstruo, nosotros seremos los siguientes o peor, ellos podrían atacarnos primero!”

Juju, Jircniv sonreía.





“Trabajaremos detrás del escenario. Necesitamos dejar que los otros países sepan que el Imperio está tramando secretamente contra la nación de Gown. Será difícil, pero también es la única forma.”

“¿Realmente creerán en nosotros? Si fuese yo, pensaría que es una trampa.”

“Entonces, tendremos que convencerlos mostrándoles la fuerza de Ainz Ooal Gown. Si sólo hubiese una forma de mostrarles a las otras naciones su increíble poder…sin importar qué, necesitamos asegurar que las cosas se desarrollen en esa dirección. Por ejemplo, dejando que muestre su poder en el campo de batalla.”

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“¿No podría el Imperio simplemente ayudar a Gown a construir su nación y fingir ignorancia de todo?”

Jircniv miraba molesto al escriba como si fuera estúpido.

“Como mínimo, necesitamos asegurar la seguridad de nuestra nación antes de poder meternos de lleno al negocio de las intrigas y misterios. Si Gown destruye el Imperio, ¿Qué planean hacer luego de escapar al Reino?”

Jircniv simplemente estaba escogiendo el menor de los males.

“Adicionalmente a todo lo que he dicho, el Imperio pretenderá ayudar al monstruo mientras que secretamente formaremos una alianza contra él. Lo que quiere decir que, si somos descubiertos, hay una gran posibilidad de que nosotros seamos el primer país que ese monstruo destruya. O mejor dicho, él nos usará de sacrificio para asustar a las naciones vecinas y lograr que se sometan. Que no les quepa duda de ello.”

“Ah…si se tratara de Su Majestad estoy seguro de que eso es lo que haría.”

“… Tomaré eso como un cumplido y lo acepto. Debido a eso, no podemos ser los que propongamos la gran alianza. Necesitamos dejar que otro país haga el primer movimiento. Lo que deberíamos hacer es reunir tanta información como podamos sobre Nazarick y también encontrar a alguien que pueda derrotar a Gown.”

“¿Realmente existe gente así?”

Dado el tono informal con que esto había sido dicho, nadie podía creer que las palabras vinieran del acólito. Gown era un oponente inimaginablemente poderoso, que tal vez incluso los más poderosos dragones serían incapaces de vencer. Era un oponente que hacía que las personas pensaran de esa forma.

Y ante eso, Jircniv daba una respuesta confiada.

“De hecho, sí.”

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“¡¿Realmente existe gente así?!”

“¿No lo hacen? Mira dentro de ese cuarto del trono.”

Cuando lo ponía de ese modo, parecía muy obvio.

Los monstruos en fila con Ainz. Aura. Mare. La chica del cabello plateado. El insecto. Demiurge. Él se refería a ellos.

“…¿Planea inducir una revuelta?”

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“Aunque no creo que pueda ser posible, de todas formas deberíamos prepararnos para ello, sólo por si acaso. Necesitamos preparar riquezas, prestigio, miembros del sexo opuesto y demás para hacernos parecer incluso un poco atractivos para ellos.”

“Será muy peligroso, ¿cierto?”

“Ahh, por supuesto, lo será. Ainz Ooal Gown se muestra a sí mismo como un tirano. Con un amo así, seguramente no dejarán pasar la oportunidad de traicionarlo, ¿no? Sin embargo, incluso si ése es el caso, tenemos que pasar a la acción. Este ya no es sólo un conflicto entre naciones.”

Jircniv miraba a los tres ante él con una expresión decidida en el rostro.

“Lo que viene después de esto será una batalla por la supervivencia de la humanidad como especie. Será una batalla por el futuro. Dediquen sus corazones y sus almas a ello.”

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