Goblin Slayer

Volumen 3

Capítulo 1: La Luna de la Cosecha

Parte 4

 

 

— ¡No usa suficientes palabras! ¡En absoluto! ¡Nunca! La elfa golpeó la mesa con su tarro.

—“Ya veo.” “¿Es eso cierto?” “Eso es correcto.” “Goblins, goblins, goblins…” ¡Eso es todo!

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Sus orejas rebotaron de un lado a otro, reflejando su agitada taza de vino.

Goblin Slayer Volumen 3 Capítulo 1 Parte 4

 

Su cara, normalmente casi translúcida, era de color rojo brillante mientras sus ojos comenzaban a girar.

Era un estado indecoroso para un elfo mayor, es decir, estaba borracha. La noche había caído. Aunque se encontraban en una ciudad fronteriza, la taberna del gremio de aventureros estaba bien atendida.

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La mayoría de los clientes acababan de terminar un trabajo o se estaban preparando para salir a uno, y gritos apasionados para elogiar a los caídos o animar a los heridos puntuaba el estruendo.

Dado todo esto, la elfa y el furioso vapor que brotaba de sus oídos apenas merecían atención. Pero el humor del bar y su embriaguez hacían buena pareja era otra pregunta.

El lancero, para entonces un rostro ya conocido, tomó un trago de cerveza de su enorme taza y dijo: — ¿Estás molesta por esto ahora? ¿Desde cuándo lo conoces?

—Cuando le preguntó si tiene planes, no me importa si dice “Goblins”. Ella no estaba molesta. La elfa asintió a alguien, aunque en realidad no había nadie.

—Él es Orcbolg, ¿verdad? Me alegra pasarlo por alto, pero… Ella golpeó su taza otra vez, derramando el vino dejando una mancha roja en su pecho.

— ¡Esa no es la respuesta que espero cuando pido un poco de ayuda!

—En otras palabras. Dijo el lancero, arrastrando un tazón de nueces lejos de la elfa.

—Él te abandonó.

— ¡No lo hizo!

Ella golpeó su taza nuevamente, aunque esta vez puso todo su cuerpo en ella y levantó un verdadero tsunami de vino desde la taza. El lancero se agachó para evitar la espuma voladora.

La elfa frunció los labios e hizo un sonido de desagrado, quizás lamentando el desperdicio.

—Ese es el problema con ustedes los humanos. ¡Son tan buenos en hacer sólo una cosa!

—Pero rechazó tu pequeña aventura, ¿no es así, muchacha?

— ¡Silencio, enano!

Balanceó la taza hacia él, pero gracias a su estatura mínima, conectó sólo con el aire.

Tal vez porque su puntería era mala, a pesar de ser una elfa y una arquera, o quizás porque estaba cayéndose de borracha.

El chamán enano estaba con una cara roja como siempre. Acariciando su barba blanca, dijo con inmensa seriedad: —Si me preguntan, te diría que deberías ofrecerle ayuda.

—Si siempre hago eso, él pensará que quiero ayudarlo.

— ¿Y no es así?

— ¡No!

Se sentó malhumorada y murmuró para sí misma.

—Goblin esto, goblin aquello. ¡Ponte esta ropa sucia! ¡No mires mis ítems! Cada vez que…

El chamán enano simplemente movió su cabeza ante la rabieta.

—Nunca vi a nadie emborracharse tanto con una copa de vino. Al menos ella es flexible con el monedero.

— ¿No es mejor relajarse de vez en cuando?

La última observación vino del sacerdote lagarto, que estaba tomando bocados felizmente a un queso entero. La sugerencia le quitó la seriedad que solía acompañar al clérigo escamoso.

— ¡Néctar! ¡Dulce néctar! Si todo el mundo tuviera una cama y una comida tan buena como ésta, no habría más guerras.

—Eso y vino, quizás. Y entonces pelearíamos acerca de que comer con eso.

—Nada es fácil en el mundo material.

El sacerdote lagarto parecía meditar sus palabras, mientras sus ojos vagaban por la taberna.

—Para variar, Goblin Slayer se ha ido solo con nuestra querida sacerdotisa. Quizás algunas se sientan amenazadas por esto.

—Hay muchas rivales, ¿no? Dijo una mujer voluptuosa saboreando su vino con elegancia, la bruja mostraba una sonrisa tenue.

Ella robó un poco de comida del plato del lancero, mientras sus ojos se volvían significativamente hacia su vecina.

—Estoy segura de que no sé de qué estás hablando. Dijo la recepcionista riendo entre dientes.

Todavía llevaba el uniforme, aunque su jornada laboral había terminado. Quizás simplemente se detuvo en la taberna antes de irse a casa. Sus mejillas estaban sonrojadas por la bebida.

—Vaya, que… despreocupada.

—No, no exactamente. La recepcionista jugaba con la taza en sus manos, esperando distraerlos un poco. Mientras lo giraba suavemente, unas olas en miniatura se agitaban en el vino.

—Yo sólo estoy… esperando mi oportunidad.

—Esperando… durante cinco años, ¿no?

No había nada que la recepcionista pudiera decir. Acaba de tomar un sorbo de su taza con una expresión ilegible.

Cuando ella había sido asignada a la rama del gremio en esta ciudad, él era uno de los aventureros puestos a su cargo.


¿Cómo podría ella evitar notarlo mientras él calladamente hacía lo que tenía que hacer?

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Ella lo veía partir, y luego esperaba su regreso. No había nada dramático en eso, para estar seguros, pero…

Los sentimientos y afectos de la gente se acumulan también con este tipo de día a día.

Aunque en ese sentido, también entiendo el acercamiento de este hombre.

Miró al lancero, a quien bruja interrumpía cada vez que intentaba decir algo. Incluso la recepcionista se dio cuenta de que él intentaba seducirla.

Era bastante guapo, extrovertido y amable con las mujeres. Su único defecto era su tendencia a coquetear.

Era inteligente, fuerte, bondadoso y alegre. Ganaba buen dinero, y aunque podía ser rudo cuando se enojaba, nunca era insoportable. Objetivamente hablando, parecía ser un hombre decente. A la recepcionista no le disgustaba especialmente el lancero. Salvo cuando se burlaba de Goblin Slayer.

Pero, bueno, no se enamoraría de cada hombre decente que viera. Tampoco se vería obligada a responder con amabilidad simplemente porque otra persona se había enamorado de ella.

—Hmm.

Pero tal vez, pensó, esto la hacía una rival en el amor.

A menudo se dice que la amistad entre mujeres es voluble, pero la recepcionista no estaba tan segura.

El miembro del equipo del lancero, la bruja, estaba sentaba sin su característico sombrero pero con una sonrisa misteriosa.

—Esto es muy difícil.

—Para las dos.

Las dos mujeres intercambiaron sonrisas irónicas, y luego se asintieron amistosamente.

El hombre no pareció darse cuenta.

—Parece que últimamente ha habido un montón de misiones relacionadas con demonios, ¿no se suponía que el Dios Demonio había sido derrotado? Dijo el lancero tomando un trago de su cerveza, tal vez finalmente sometido por la bruja.

— ¿Qué está pasando?

Tal vez ella podría hablar con él sobre esto. La recepcionista se sintió un poco mal por él, y la aventura era un tema seguro.

—Mis superiores parecen pensar que nuestros héroes omitieron a algunos de los chicos malos.

—Supongo que el hecho de encargarse de las altas esferas enemigas no significa que todo el mundo pueda volver a casa. El lancero agarró una nuez y se la metió en la boca, masticando ruidosamente. —Los demonios son malas noticias.


—Pueden disfrazarse de humanos. No son un trabajo fácil. El sacerdote lagarto asintió profundamente a al lancero, juntando sus palmas en un gesto extraño.

—Estaba muy agradecido por tu ayuda en ese caso.

— ¡Ni lo menciones! Había una misión, y yo la tomé. Respondiendo a la gratitud del sacerdote lagarto.

—Y cuando tu aventura también sirve como cita, tampoco está mal.

Como había dicho el sacerdote lagarto, esta vez los cinco habían tratado con un demonio en forma humana.

La misión en sí misma había sido terriblemente mundana: investigar un nuevo culto que se había extendido por una ciudad.

El pequeño pueblo todavía presumía de tener un templo del Dios Supremo, pero parecía que habían perdido su instrumento sagrado. La búsqueda involucraba recuperarla. Sin embargo, cuando surgió la pregunta de si goblins estaban involucrados, la respuesta fue un firme no.

No era una misión de matar goblins.

—Iré a matar goblins, entonces. Dijo Goblin Slayer. Y la sacerdotisa le siguió con un “lo siento” y una inclinación de su cabeza.

— ¡Muy bien, lo manejaremos nosotros mismos! Exclamó la elfa, pero incluso ella sabía que estarían menos preparados para el combate sin él.

Justo cuando estaban decidiendo cómo abordar este asunto, el lancero les llamó.

Fue perfecto. Los cinco formaron un equipo temporal y se pusieron a investigar.

Naturalmente, encontraron pruebas abundantes de secuestros, tráfico de drogas, robos y extorsión.

Para cuando encontraron el instrumento robado, un diamante azul cortado para que se pareciera un ojo, sabían muy bien lo que estaba pasando.

Encontrar el cuartel general del culto, donde practicaban sus extraños rituales, y capturar a su líder era sólo cuestión de tiempo.

— ¡UUUUUUU…! ¡AKATERRRAAAAABBBBB!!

A la luz del diamante, el segundo al mando del culto se reveló como el verdadero cabecilla, un demonio, por supuesto.

Y finalmente, el demonio se despojó de su disfraz y se enfrentó a los aventureros en una batalla épica.

—Como recordarán, fueron mis flechas las que dieron el golpe final.

—Sí, lo sabemos. Todo está claramente escrito en el informe. La recepcionista comprobó el testimonio de la elfa en su papeleo.

Ahora la tiradora estaba ilustrando dramáticamente la batalla con gestos salvajes.

La recepcionista nunca se cansaba de vigilarla. La elfa era fácilmente 2000 años mayor que ella, pero se sentía como una hermana pequeña.

—Tal vez ya has tenido suficiente…

—Está bien. ¡Estoy bien! Es sólo una taza de vino de uva. ¡No te preocupes! La elfa estaba completamente borracha y claramente no “estaba bien”.

Bueno, todos necesitan experimentar una buena resaca una vez en sus vidas. La recepcionista puso una sonrisa irónica y resolvió ayudar a la elfa a subir las escaleras una vez que el alcohol desapareciera, y luego se tomó otra copa. Lo inclinó delicadamente hacia atrás, disfrutando de la sensación del vino en su lengua. Recordó las palabras de la bruja unos minutos antes.

Muchas rivales.

En comparación con la sacerdotisa, que podía acompañarlo en sus aventuras, era verdad que la recepcionista estaba en desventaja porque lo único que podía hacer era esperarlo.

¿Qué desventaja? No seas tonta.

Por aquí, incluso una recepcionista podría tomar la ofensiva. Sin embargo, de alguna manera, ella estaba un poco asustada de dar ese paso…

Le sorprendió lo mucho que disfrutaba de su relación como empleada del gremio y aventurero. ¿Pero si se detuviera ahí…?

Por el rabillo de su ojo, vio a la bruja regañando al lancero mientras él intentaba llamarla           — ¿Está preocupada?

La recepcionista se encontró soltando un pequeño suspiro. Y en ese momento. — ¿…?

Las puertas del edificio se abrieron. Luego vino el sonido de pasos casuales e indiscretos.





Las orejas de la elfa se levantaron, como un cazador atrapando el sonido de un conejo.

Entonces lo vieron: un aventurero con equipamientos ridículos de segunda clase. Equipamiento tan patético que causó un revuelo incluso entre los rangos porcelana, los principiantes. Un aventurero cuyo traje único era conocido por todos en el Gremio.

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Goblin Slayer.

—Yo me encargaré del papeleo. Tú descansa.

La contundente instrucción estaba dirigida a la sacerdotisa que lo seguía. Apenas parecía capaz de soportar su fatiga. Su cabeza se balanceaba arriba y abajo, con los párpados medio cerrados.

Los hechizos de un sacerdote se llamaban ‘milagros’ porque, exactamente como el nombre implicaba, el lanzador hacia una súplica directa a los dioses en el cielo. El esfuerzo que esto exigía no era menos que el de un guerrero de primera línea, y había afectado seriamente a esta delgada joven.

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—…Sí… Um…

— ¿Qué?

—Buenas noches… Goblin Slayer.

Ella asintió fuertemente a las palabras de Goblin Slayer y se abrió paso escaleras arriba.

Esperó a que ella llegara con seguridad al segundo piso sobre sus inseguros pies antes de partir.

Pero los otros pudieron difícilmente verlo llegar al frente del mostrador.

— ¡Hey, Orcbolg, por aquí! Gritó la elfa a todo pulmón después de reconocer a su distinguida compañera a través de la neblina del alcohol. Se levantó y agitó su copa de vino con locura hacia él, salpicando su contenido en el bocadillo del lancero.

Cansadamente masticó una nuez empapada en vino, ganándose la risita de la bruja.

Goblin Slayer se acercó a la mesa y entró en escena.

— ¿Qué cosa?

El chamán enano y el sacerdote lagarto compartieron una mirada y se encogieron de hombros.

No estaban seguros encontrar o no reconfortante que Goblin Slayer fuera exactamente el mismo, igual que siempre, inmediatamente después de una aventura.

— ¡Sabes perfectamente bien qué…! La elfa, sin embargo, no parecía complacida. Golpeó la mesa repetidamente y miró al casco de acero.

— ¡Cuando vuelvas de una aventura, al menos deberías decir hola!

— ¿Es así?

— ¡Sí lo es!

La elfa resopló. La recepcionista le sonrió, y luego se deslizó hacia un lado. Hizo un gesto a Goblin Slayer para que se sentara, cosa que él servicialmente hizo. Ella volvió su sonrisa a él y dijo: —Bienvenido, Goblin Slayer. ¿Cómo te fue?

—Haré mi informe. Dijo, y luego ladeó su cabeza. — ¿Tu turno no ha terminado?

—Oh, vamos. Dijo la recepcionista, frunciendo los labios con un toque de enfado. Siempre soy la primera en enterarme de tus aventuras. ¿Por qué no me lo dices?

—Hm. Goblin Slayer cruzó los brazos y pensó. Luego declaró: —Habían goblins.

—Guau, ¿quién lo hubiera adivinado? Gruñó el lancero. Se encogió de hombros y agitó la cabeza como si dijera, “Este tipo no lo entiende”.

—Lo que nuestra querida recepcionista pregunta es, ¿se compara lo que hiciste con lo que hicimos?

Goblin Slayer volvió a pensar. —Matamos a quince de ellos.

El lancero sabía que no podía esperar una anécdota detallada sobre la aventura de Goblin Slayer, pero incluso colgó su cabeza decepcionado.

—Vamos, Goblin Slayer. ¡Dinos algo interesante!

La bruja entrecerró los ojos distraídamente y puso su vaso en sus labios. —Tal vez, no hay nada que contar…

—Tratándose de Corta barbas, supongo que no habría.

—Hablamos de Goblin Slayer. Tiene sus peculiaridades.

—Tenían equipamiento.

El chamán enano y el sacerdote lagarto asintieron a sabiendas el uno al otro, pero Goblin Slayer agitó la cabeza.

—Las mujeres secuestradas estaban a salvo.

— ¿En serio? La recepcionista parpadeó. —Eso es maravilloso, pero… bastante inusual.

Había estado trabajando aquí durante cinco años, y rara vez había oído hablar de algo así.

Aunque carecía de experiencia real en aventuras, ella había oído más de ello que nadie. Ciertamente más acerca goblins. A veces la información llegaba antes de que las mujeres fueran secuestradas, a veces inmediatamente después. A veces dos semanas después.

— ¿Estaban siendo guardadas para comida…? ¿O alguien al mando las quería como rehenes?

—No. Sacudió la cabeza. —Estaban heridas y aterrorizadas.

—Esto estaba en una mina, ¿no?

—Apuntar a una mina era bastante extraño.

—Significa que no iban tras la comida. Hmm…

La recepcionista demostró cómo estaba entre los pocos que podían seguir la conversación de Goblin Slayer. Golpeó un dedo contra sus labios mientras digería los trozos de información que él compartía.

Apenas se dio cuenta de que el lancero exclamaba: —Tal vez entonces debería estudiar a los goblins.

En los casos que envolvían goblins, las criaturas secuestraban a mujeres jóvenes ocho o nueve veces de diez. Pero esto era en gran parte para usarlas como esclavas sexuales o juguetes para desahogar su ira.

De la misma manera que la mayoría de la gente encontraba repugnantes a los goblins, los goblins no podían soportar a los humanos.

La recepcionista conocía muchos ejemplos de brutalidad que, como mujer, deseaba no haber oído ni leído sobre ellos.

Uno podría haber esperado que ella estuviera emocionada al escuchar noticias del rescate.

—…Hmm. Así que aún no sabemos lo suficiente para decir nada.

Algo parecía molestar a la recepcionista. Inclinó la cabeza, intentando saber que era.

Tal vez era lo mismo para Goblin Slayer. Dijo con indiferencia:

—Ese es mi informe preliminar. Presentaré una más detallada más tarde. Echa un vistazo.

—Claro. Por supuesto, mi turno ha terminado por hoy, así que será mañana a primera hora.

—Eso está bien.

— ¡No para mí, no lo es! La elfa interrumpió.

Apoyada en la mesa, miró a Goblin Slayer, luchando por hacer que su cálida mirada se viera apropiadamente amenazante.

—… ¿A quién le importa tu estúpido informe? ¡Deberías saludar a tus amigos y compañeros primero! …Sé que los goblins son más importantes para ti. Murmuró.

El hombre blindado agitó lentamente su cabeza.

—Ya sabes que estoy aquí. No hay necesidad.

—No importa. Deberías hacerlo de todos modos.

— ¿Así es como funciona?

—… Todos estaban preocupados por ti.

Esto provocó un murmullo —… ¿lo estaban? De Goblin Slayer.

—Cambiaré.

—Eso es bueno. La cara de la elfa se convirtió en una sonrisa apacible, finalmente contenta.

Sus oídos se movían con su mejor humor.

Ella juró que para cuando llegaron a los 2000 años de edad un elfo era considerado un adulto, pero ciertamente no actuaba como uno. Francamente, podría ser una vergüenza para sus antepasados los elfos mayores.

Al menos, eso es lo que el chamán enano estaba pensando cuando la recepcionista se movió en silencio.

Se inclinó despreocupadamente y puso su mano sobre la rodilla de Goblin Slayer.

El movimiento fue sorprendentemente natural, y parecía completamente seria.

—Por cierto, Goblin Slayer.

— ¿Qué?

—El festival de la cosecha es pasado mañana.

—Sí.

La recepcionista inhaló y exhaló con un leve suspiro. Puso su mano en su pecho, como si tratara de contener físicamente su corazón latiendo.

— ¿Tienes… tienes algún plan?

La atmósfera cambió inmediatamente.

Incluso los aventureros charlando y bebiendo cerca se detuvieron para escuchar, no importaba las personas en sus mesas.

Ella sintió que sus nervios se tensaban de la forma en la que ellos lo hacían al entrar en un calabozo.

La bruja usó Silencio para evitar que el lancero gritara: — ¡Estoy libre!

Los ojos de la elfa estaban abiertos, pero su embriaguez le permitió ofrecer sólo un murmullo lento e incoherente.

Y en el centro de ese estado de ánimo indescriptible, Goblin Slayer habló.

—…Goblins.

—Ah, quiero decir… ¿un plan que no implique goblins?

—……Hm.

Con ese único sonido, Goblin Slayer bajó la cabeza como si estuviera perdido en sus pensamientos. O quizás sin palabras. Cualquiera de los dos sería una vista inusual.

Mientras todos a su alrededor esperaban con el aliento contenido, sólo la recepcionista todavía tenía una sonrisa en la cara.

Después de un momento, Goblin Slayer dijo: —…No, supongo que no.

—Sabes, estaré libre toda la tarde de ese día. Parecía estar esperando algún tipo de respuesta.

¡Es ahora o nunca!

Era la temporada del festival, y ella había estado planeando este momento. Acababa de terminar la misión de matar goblins, y la recompensa por su arduo trabajo (el de la recepcionista) le permitiría tomar tiempo libre cuando realmente importaba.

También estaba el vino. Tomando prestada la fuerza del alcohol, ella pensó que esta sería su mejor oportunidad.

—Yo… yo pensé que tal vez te gustaría ir a ver el festival conmigo.

—…

—Qui…quiero decir, el festival… puede que no sea completamente seguro, ¿verdad?

Uno de sus dedos dibujó formas sin sentido en la palma de su mano. La recepcionista miró el casco de acero.

La misma cosa barata que llevaba siempre escondiendo su cara detrás.

La única forma de llegar a él era seguir hablando, aunque su voz estaba cada vez más tensa gracias a su acelerado corazón.

Para la recepcionista, cada segundo que se quedaba callado se sentía… ¿cómo un minuto? No, una hora.

—…Está bien.

Goblin Slayer asintió.

Su voz pudo haber sido neutral, casi mecánica, pero no había duda de lo que decía.

—Siempre eres de gran ayuda para mí.

—Ah, bien… yo… gracias. Dijo con una reverencia, lanzando su trenza al aire.

Whoops. ¿Dices “gracias” en esta situación?

Estaba un poco preocupada, pero era algo insignificante, completamente abrumada por la alegría que se extendía rápidamente a través de su corazón.

— ¡Ah-oh, bien! Goblin Slayer, ¿quieres comer algo?

—No, estoy bien. Con una fuerte negación de su cabeza, Goblin Slayer se levantó del banco. Como siempre, revisó su armadura, armas, escudo y guantes con un ojo entrenado, y luego asintió.

—Una vez que haga mi informe, me iré.

—O-oh, ya… ya veo. La recepcionista sintió una extraña mezcla de emociones, decepcionada pero también complacida con esa respuesta tan característica.

—En ese caso, um…

—El día del festival de la cosecha, al mediodía, en la plaza. ¿Eso servirá?

— ¡Sí!

—Está bien, entonces.

Goblin Slayer asintió, y luego preguntó a todos los que estaban en la mesa.

— ¿Qué harán todos ustedes?

La recepcionista logró evitar jalarse los pelos, pero su cara claramente traicionó sus sentimientos. Debería haberlo visto venir.

El sacerdote lagarto y el chamán enano sentían lo mismo. Simplemente se encogieron de hombros y decidieron hacer lo que podían para ayudar.

—Es mi intención pasar ese día disfrutando de una comida con el maestro lanzador de magia.

— ¡Ah, sí! Siempre quise beber con Escamoso hasta emborracharnos. Será una buena oportunidad.

El chamán enano se golpeó en el vientre, y luego se tocó la espalda de la elfa.

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—Ven con nosotros, Orejas largas. No importa lo que digan, los elfos y los enanos deben andar juntos.

— ¿Bwah? Un ruido de desacuerdo salió de su boca. Era el tipo de sonido sin forma que hacía un niño para protestar por levantarse de la cama.

— ¡Ah, vamos, te invito a una copa de vino!

—…Está bien.

—Ya veo. Goblin Slayer aceptó sus respuestas con su habitual frialdad, y luego se preparó para irse.

El lancero abrió la boca como para decir algo, pero la bruja interrumpió. —Nosotros dos tenemos una cita.

—Me iré entonces.

Sin muchas palabras para despedirse. Como siempre.

Se dirigió a la recepción y llamó al empleado más cercano para hacer su informe, y luego salió.

Su valiente pisada no contenía ningún indicio de vacilación, como siempre. Era un aventurero algo extraño.

El grupo lo vio irse, incapaz de decir nada.

—Sorprendente. Dijo el sacerdote lagarto, soltando un aliento de admiración. —Un ataque impresionante.

—Heh… Ah-ha-ha… Me alegro de que haya ido bien. La recepcionista se sonrojó tímidamente y jugó con su trenza.

—Efectivamente. La bruja sonrió, dando una pequeña palmadita al lancero que tenía una cara pálida. —Tú también lo intentaste.

El chamán enano dejó salir un aliento exasperado. —Pecho de yunque aquí podría aprender una o dos cosas de ti.

—Aw, cállate. La elfa giró, lenta y pesadamente, para mirar al enano. —Sólo quiero que vayamos juntos a una aventura. ¡Ese idiota ni siquiera viene conmigo!

—Sí, muchacha, has fallado miserablemente.

— ¡Waaaah!

—Ah, vamos. Toma, tómate un trago.

Le sirvió una gran cantidad de vino en su taza. Le dio una rápida mirada antes de poner la taza en la boca con un pequeño gesto de asentimiento.

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La recepcionista, viendo todo esto, bajo las cejas disculpándose. —Um, yo… yo lo siento…

—Pfft. Como si me importara. Ya te lo dije, no pienso en él de esa manera. La elfa tomaba delicados sorbos de su bebida, viendo a la recepcionista. —Hey. Dijo.

— ¿Sí?

—Ésa fue una buena frase: “¿un plan que no implique goblins?” ¿Puedo usarla?

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