Ultimate Antihero

Volumen 2 – La Reina Hada y Un Millón de Enemigos

Epílogo

Parte 2

Al mismo tiempo, en la sede de la “Iglesia del Camino Sagrado” – ‘Esfera de vida del Vaticano’, allí, el papa, Innocentius, estaba escuchando del fracaso de Alfaro en su deber, por el presidente de América, Joseph.

― ¿Es así? Entonces Alfaro falló.

Era un cuarto oscuro. Dentro del silencio solo estaba el sonido sistemático del electro-cardiograma.

La voz pesada de Innocentius, que estaba recibiendo una llamada telefónica reverberaba.

Pero, no había tono de desaliento peculiar en su voz.

Como si no esperara nada del desde el principio.

― ¿Entonces? ¿Está muerto?

[No, su conciencia no ha regresado, pero por el momento vive. Justo ahora está recibiendo tratamiento en un hospital financiado por la “Iglesia del Camino Sagrado” dentro de la ‘Esfera de vida de Tokio’. Parece que no hay un buen prospecto de él en cuanto a su conciencia, pero…]

― No me importa si la recuperación de su cuerpo ya ha terminado. Transfiéranlo ahora mismo al hospital gubernamental de la ‘Esfera de vida de Detroit’… Con eso todos los factores necesarios para el ‘Plan de un Año’ están en su sitio.

[Entiendo. Muy bien, cuídate…]

Cortando la transmisión con ese intercambio, Innocentius guardó el celular dentro de su manga.

Y entonces, mientras hacía una sonrisa maligna en su arrugada cara…

― “Raza de Hadas” huh. Realmente vinieron en un momento conveniente.

Dentro de la oscuridad, miró hacia eso que emitía un débil brillo.

Era un tanque con forma de cilindro que emitía una débil luz verde como una luciérnaga.

Dentro… un joven delgado poseyente de un par de alas con sus ojos cerrados flotaba allí.

― Milagrosamente, justo al momento cuando el último ajuste fue terminado, todas las condiciones fueron puestas en orden… Indudablemente todo esto es parte de la voluntad de nuestro gran señor.

Y entonces como para responder a ese susurro, el joven flotando dentro del tanque abrió los ojos.

Dentro de la luz verde, dos ojos brillaban radiantemente con un color azul.

Viendo eso, Innocentius bendijo su despertar con una voz susurrante.

― Buenos días… Nuestro “Mesías”.