Sword Art Online

Volumen 16: Alicization Exploding

Capítulo 18: La Gran Guerra de Underworld

Parte 4

 

 

La mirada del Emperador Vector, postrado sobre su tanque dragón, dirigida hacia ella, aterraba a D. hasta las profundidades de su corazón quien mantenía su cabeza contra el suelo.

No había furia en los ojos color hielo del emperador. Él parecía medir el valor de D. sin intervención alguna de sus emociones personales. Cómo el emperador trataría a uno que consideraba incompetente e inútil —ella tembló hasta su alma, meramente imaginándolo.

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Una breve pregunta llegó eventualmente de una profunda voz fluida.

—Hmm. Es decir, tu plan fracasó y mil hechiceras oscuras murieron debido a que el enemigo tomó la iniciativa de absorber y consumir la energía oscura espacial… ¿eso es correcto?

—S… ¡Sí!

D. alzó su rostro muy poco y respondió.

—Ese es precisamente el caso, Su Majestad. No he recibido información alguna de que el ejército enemigo aún conserve a un hechicero de tal calibre a pesar de la ausencia de la Highest Minister, así que…

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—¿No hay ninguna manera de reabastecer la energía oscura?

Interrumpiendo las excusas desesperadas de D., el emperador buscó una contramedida. Sin embargo, D. solo pudo sacudir su cabeza ante eso.

—Des… desafortunadamente… reabastecer la cantidad de energía de la oscuridad espacial necesaria para aniquilar a los Caballeros de la Integridad enemigos requeriría poder abundante del sol y la tierra, pero ambos están ausentes en el campo de batalla. La tesorería en Palacio Obsidia tiene minerales guardados que podrían convertirse en energía oscura, pero necesitaríamos varios días para obtenerlos…

—Ya veo.

El emperador asintió casualmente y dirigió sus agudos rasgos hacia la distante quebrada.

—Por lo que puedo ver, no hay vegetación en esta tierra y el sol ya se ha puesto. ¿Dónde está esta fuente de energía que planeabas utilizar para esa ceremonia de arte de gran escala?

A pesar de cómo el dios, Vector, el supuesto originador de las artes de la oscuridad, había preguntado sobre la teoría básica detrás de ellas, el miedo ocupada demasiado de su mente para que le prestara atención. Sin buscar desesperadamente nada más que medios para garantizar la auto-preservación, la hechicera habló seriamente.

—Sí, es un campo de batalla, después de todo… la sangre y las vidas perdidas por los semi-humanos y los soldados enemigos cambian a energía oscura y se extienden por la atmósfera.

—Hmm…mm.

D. se puso completamente rígida con el emperador levantándose del trono provisional.

Tap, tap; las botas de cuero negro se acercaron. El miedo comprimió sus tripas.

Deteniéndose directamente a la izquierda de D., congelada, la capa de piel del emperador danzó en el viento nocturno mientras que él murmuraba suavemente.

—Sangre… ¿y vidas?

* * *

 

—¿Sacerdotisa de la luz…?

Dando grandes mordiscos de pan plano mezclado con frutas secas en cubos y bayas, la fibrosa barbilla del Caballero de la Integridad Comandante Bercouli se movió mientras que él hablaba con un tono silenciado.

Haciendo uso del alto al fuego temporal, las raciones fueron distribuidas a los soldados del Ejército de Defensa por la unidad de suministros con gran prisa. La curación de los heridos estaba casi completa y gracias a los Caballeros de la Integridad, y su status como usuarios de artes de alta categoría, incluso lo que estaban en su lecho de muerte estaban de pie y sorbiendo sus sopas.

Sin embargo, los fallecidos naturalmente no tenían sendero de retorno. Entre la primera unidad de más de dos mil personas, casi ciento cincuenta guardias y un solo caballero de baja categoría habían perdido sus vidas.

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Alice asintió hacia el Caballero Comandante que se sentaba al otro lado de una mesa plegable.

—Sí. Aunque no recuerdo dicho nombre de alguno de los libros de historia, parece ser seguro que el comandante enemigo está buscando persistentemente a esa persona.

—Su comandante… con que es el Dios de la Oscuridad, Vector.

Vertiendo agua siral en el vaso dejado en frente del quejoso Bercouli, la Caballera Comandante Suplente Fanatio habló.

—Es difícil de creer… ¿la resurrección de un dios…?

—Así es. Pero bueno, es convincente. También sentiste esa encarnación extraña que cubría la fuerza principal del enemigo, ¿no?

—Sí… ciertamente. Me sentí como si me arrastraran a un escalofrío…

—Es la primera vez que la Gran Puerta del Este colapsa desde la creación del mundo. Cualquier cosa puede ocurrir ahora, tal vez debamos estar preparándonos para eso. Pero aun así… Jou-chan.

Sus enérgicos ojos se adhirieron firmemente en Alice.

—Digamos que el Dios Oscuro Vector hubiera descendido en el Dark Territory y está buscando a la «Sacerdotisa de la Luz» que por casualidad serías tú, Jou-chan. La pregunta aquí es cómo eso afectará esta guerra… ¿huh?

En efecto.

Eso era a lo que se reducía al final. Incluso si Vector estuviera satisfecho con la sacerdotisa en sus manos, las otras razas oscuras no se detendrían hasta que hubieran devorado al Mundo Humano. Aún tenían que defender este cañón hasta el final.

Sin embargo, otra frase permaneció metida en la mente de Alice.

«World End Altar».

Esas palabras dichas por el «dios del mundo exterior» con el que Kirito conversó por medio del panel de cristal en el último piso de la Catedral Central después de esa feroz batalla.

Dirígete al World End Altar.

Directamente al sur después de salgas por la gran puerta oriental.

Sería posible resucitar el corazón de Kirito si ella iba allá. Aun así, incluso si deseaba ir, ella no podía abandonar la defensa en la Gran Puerta.

¿Pero qué pasaría si la perseguían?

¿Qué pasaría si Vector y su ejército perseguían solo a Alice, yéndose por la Gran Puerta, en búsqueda de la sacerdotisa de la luz?

¿No ganaría tiempo para fortalecer al Ejército de Defensa haciendo que el ejército enemigo se separe del Mundo Humano?

Ocultando el asunto sobre el «Altar» el cual era demasiado incierto, Alice le declaró al supremo comandante del ejército de defensa con un tono firme.

—Oji-sama… no, Su Excelencia, Bercouli. Atravesaré el campamento enemigo sola y me dirigiré a las regiones remotas del Dark Territory. Si el líder enemigo busca a esta «Sacerdotisa de la Luz», deberá perseguirme con una cantidad considerable de tropas. Después de que haya una cantidad considerable de distancia entre sus ejércitos divididos, por favor lance un contraataque sobre lo que reste del ejército enemigo y elimínelos.

* * *

 

El Emperador Vector habló con una voz seca desprovista de toda emoción.

—D.I.L. ¿Bastarían tres mil?

—¿Sí…?

Sin entender el significado detrás de estas palabras, D. alzó una vez más su rostro. El perfil lateral del emperador fue observado hasta el punto de parecer gentil, pero sus ojos azules claro miraban las tropas con una mirada frígida.

La boca de Vector se movió otra vez.

—Lo que pregunté es que para conseguir suficiente energía oscura para esa ceremonia de artes de gran escala para eliminar a los Caballeros de la Integridad—

Las palabras siguientes hicieron que incluso la despiadada D. abriera sus ojos completamente con asombro.

—¿Gastar tres mil de las vidas de esos soldados orcos que tenemos en reserva bastaría?

Un escalofrío recorrió sus piernas. Con una intensa sensación de pavor.

Se deformaron en intoxicación dulce mientras se filtraban en la mente de D.

—…Bastarían.

D. susurró con su frente inconscientemente contra las botas del emperador.

—Sí, ciertamente bastarían, Su Majestad. Elevaré nuestra fuerza colectiva y la exhibiré con las diez mil hechiceras restantes… mi Gremio de Hechiceras Oscuras expondrá el más grande arte más fuerte de la historia, un arte aterrador que nadie haya presenciado nunca antes…

* * *

 

En el Mundo Humano o en el Imperio Oscuro, los nombres de sus habitantes no tenían un significado literal en los idiomas que usan.

Esto se originó por cómo los cuatro investigadores de RATH que criaron a los primeros fluctlights artificiales decidieron darles a sus niños y nietos nombres en katakana típicos de entornos de fantasía sin pensarlo demasiado.

Con esos cuatro muertos (desconectados), los fluctlights solo pudieron dar a luz y criar a niños por voluntad propia. Lo que los desconcertó entonces fue el sistema inconsistente de nombramiento.

De mala gana, los primeros padres dieron a sus hijos nombres similares a los suyos, formados de combinaciones de sonidos. Sin embargo, mientras que el tiempo o las generaciones transcurría, las reglas emergieron para el nombramiento y evolucionaron en una clase de «asamblea de nombramiento» único para Underworld.

Abreviando —colocaron los deseos por los futuros de los niños en las combinaciones de esos caracteres, desde un ア [11] hasta ン [12] y sus variaciones, a los cuales se le otorgaban significado.

Para especificar un ejemplo, las vocales representaban sinceridad. Fervor para los sonidos de la k [13]. Ingenio para los de la s. Vitalidad para los de la t. Benevolencia para los de la n. Belleza para los de la r, y así. Por instancia, «Eugeo» tiene los rasgos de ser gentil, trabajar rápido, y la honestidad. «Tiezé» fue nombrada como un deseo para que sea enérgica, provechosa, y talentosa en las artes militares. «Ronye» era un nombre que rogaba que ella fuera amable, generosa de corazón, y franca.

La asamblea de nombramiento también fue mayormente compartida por los semi- humanos del Dark Territory. Por ejemplo, «Sigrosig» era un nombre avaro, esperando la celeridad, coraje, intrépido, y celeridad con coraje una vez más. Las razas de los goblins con su velocidad de reproducirse eran una excepción, usando frecuentemente formas de verbos conjuntivas tales como «Kosogi» o «Shibori». Mientras tanto, las familias distinguidas entre las hechiceras consideran las asambleas como  una práctica de castas inferiores y tienen  una tradición de utilizar solo las iníciales del Alfabeto de la Oscuridad [14].

Entonces ahora—

El último aún con vida entre los cinco generales que lideraban las razas demi-humanas era el líder de los orcos.

Su nombre era «Rirupirin».

Rirupirin era, de acuerdo al General Oscuro Shasta, conocido por tener un rencor intenso contra los humanos lo cual lo hacía un obstáculo para complicar la paz con el Mundo Humano como la líder de las hechiceras y los jefes de los goblins.

Sin embargo, esa naturaleza ciertamente no era nada que tuvo desde el nacimiento.

Él llegó a su mundo como el hijo de una familia de orcos influyente y poderosa y era halagado por ser el bebé más hermoso en la historia de la raza. El nombre que le dieron tenía el sonido de la r para belleza tres veces, raramente visto entre los orcos.

Rirupirin creció hermoso por fuera y por dentro por los deseos de sus padres. Él también fue bendecido con el talento en el arte de la guerra y todos tenían expectativas de él como el siguiente jefe; y un día, acompañó al jefe actual, desde los lagos del sureste y los pantanos de los orcos por primera vez, al Palacio Obsidia.

Adornado con un conjunto de una armadura preciosa y una espada, dobló su espalda con orgullo mientras entraba al pueblo cercano al palacio —solo para presenciar a los humanos con sus cuerpos escuálidos, pelo lustroso, y adorables rasgos faciales.

Rirupirin atravesó un descubrimiento que quebró toda su consciencia. Su belleza tuvo que calificarse fijándola con un “como un orco”. Y que los orcos eran denigrados como la raza más desagradable en el Imperio Oscuro.

Robustos abdómenes redondos; extremidades rechonchas; una gran nariz plana; redondos ojos hundidos; y orejas caídas.

Entre los orcos que se les dio tales características, se decía que Rirupirin era hermoso ya que poseía un rostro un tanto similar a los humanos.

El alma de Rirupirin fue llevada al borde del colapso tras esa revelación. Él solo pudo aferrarse a cierta emoción fuerte para mantener su estado mental.

En resumen, animosidad. Algún día, él definitivamente derrocaría a la raza humana, haciéndolos esclavos y aplastar cada uno de sus ojos para evitar que dirigieran sus burlas hacia los orcos; Rirupirin se volvió el jefe de los orcos mientras que velaba esa horripilante determinación.

Por tanto, él no tenía una inclinación innata hacia la crueldad como Kosogi. Su hostilidad hacia los humanos podía verse como un importante complejo de inferioridad y gobernaba a su gente con benevolencia inmutable.

 

 

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—Es… ¡¡esdo está yendo muy lejos [15]!!

Rirupirin gritó inconscientemente cuando llegaron las órdenes del emperador.

Los orcos ya habían enviado a mil soldados para servir como una fuerza de reserva para la primera unidad y perdieron. Pensar en cómo fueron ordenados, fuera de su comando, por esos goblins y gigantes para luchar y morir fue suficiente para endurecer su pecho, mucho menos esta nueva orden de sangre fría que fue entregada.

Él iba a contribuir tres mil sacrificios como base para las artes ofensivas de las hechiceras oscuras.

Era una muerte careciente de honor como guerrero o incluso dignidad como ser inteligente. Solo eran carne —no diferentes de esos yaks traídos por la unidad de transporte como comestibles.

—¡Finimos aquí a buchar! ¡Mo a pagar por tus errores cuh mostras vidas!

Rirupirin protestó con una tensa voz aguda.

Sin embargo, la líder de las hechiceras oscuras, D., quien estaba de pie con los brazos cruzados miraba al jefe de los orcos con ojos fríos mientras declaraba arrogantemente.

—¡¡Este es un decreto del emperador!!

El jefe de los orcos sintió que algo se atascó en su garganta.

Él había presenciado la fuerza del Emperador Vector durante la sublevación del general oscuro más de lo que le había importado. Su fuerza abrumadora excedía por mucho a la de los Diez Lords.

Su fuerza debía ser obedecida. Esa era la ley absoluta del Imperio Oscuro.

Aun así —aun así.

Rirupirin permaneció inmóvil mientras que sus dos puños firmemente cerrados temblaban.

Fue entonces cuando una voz, armoniosa para un orco, vino desde atrás.

—Jefe. Debemos obedecer las órdenes del emperador.

Él volteó con sorpresa y la que estaba ahí, con un cuerpo esbelto y finas orejas largas, era una hembra de su raza. Ella nació en una familia distinguida relacionada a la de Rirupirin y frecuentemente habían jugado juntos en su niñez.

Revelando una sonrisa plácida en sus labios, ella continuó.

—Yo y otros tres mil soldados ofreceremos felizmente mostras vidas. Para el emperador… y mostra raza.

—…

Dejado sin habla, Rirupirin no pudo hacer nada más que rechinar sus largos colmillos como si los aplastara. La orco hembra dio un paso hacia adelante y susurró con un tono silencioso.

—Riru. Lo creo. El mundo celestial muo solo invita a los humanos, sino también a las almas de nosotros los orcos. Nosotros… nos enkuntraremos otra vez, algún día, allá.

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Tampoco necesitarías sacrificar tu vida, quiso decir. Sin embargo, él sabía que tomaría demasiado tiempo para que los tres mil soldados aceptaran esa orden irrazonable sin que la noble dama caballera, a quienes exaltaron en más de un sentido, compartiera su destino.

Rirupirin abrió su puño, sostuvo la mano de la noble dama caballera, y gruñó.

—Lo siento, Ren… perdóname… Lo siento…

D.I.L. habló sin misericordia mientras dirigía una mirada disgustada hacia el par.

—Harás que tres mil tropas estén en una formación a cien mel del cañón dentro de cinco minutos. ¡Eso es todo!

El jefe de los orcos observó a la hechicera oscura, alejándose y yéndose, con ojos faltos de viveza. ¿Por qué solo los orcos tenían que sufrir este trato? Era la enésima vez que la preguntado había rondado en su pecho, pero también esta vez, fue infructífera.

Los tres mil que marchaban a sus lechos de muerte, formados en filas ordenadas, parecían triunfantes. Por otra parte, el suave llanto y las voces indignadas penetraron en lo profundo de los otros siete mil de su raza que los despedían.

Los tres mil orcos liderados por la noble dama caballera sobre un jabalí acorazado pasaron valientemente entre los campamentos de la Orden de los Caballeros Oscuros y el Gremio de Guerreros, formando un cuadrado a una corta distancia de la entrada de la quebrada.

Las dos mil hechiceras oscuras que no fueron envueltas dentro de las grandes explosiones de antes aparecieron ominosamente, como si estuvieran en espera, y rodearon a la formación.

La atmósfera tembló, acompañando una entonación que empezó horriblemente disonante y rallando los oídos, quizás reflejando la repugnante naturaleza del arte.

—Ah… aah…

Rirupirin dejó escapar un gemido  ronco. Los soldados orco se  habían retorcido repentinamente con angustia y colapsaron sobre el suelo.

Blancas partículas de luz fugaces estaban siendo extraídas de sus formas retorcidas sin pausa. Volviéndose negros residuos viscosos mientras se reunían en las manos de las hechiceras, se deformaron gradualmente en lo que parecían serpientes bizarras.

Los chillidos de los tres mil soldados llegaron a los oídos de Rirupirin frescos y vívidos. Junto con un grito unificado mezclado.

Larga vida a los Orcos. Gloria a los Orcos.

Los cuerpos de los soldados estallaron consecutivamente inmediatamente después. Su sangre y carne se esparcieron mientras que la luz que los dejaba crecía en intensidad antes de que fuera robada por las hechiceras a la vez.

Rirupirin estaba sobre sus rodillas cuando se dio cuenta, su puño derecho golpeando el suelo. Las lágrimas desbordantes se extendieron por ambos lados de su gran nariz y cayeron audiblemente sobre la grava negra.

Sangre fresca abandonaba a la noble dama caballera, vestida con una armadura decorativa, como flores carmesíes en medio de su distorsionada visión.

—¡Renju…!

Fue en el momento en el que escurrió ese nombre de su garganta que la noble dama caballera cayó lentamente a la tierra, fuera de su vista.

Los colmillos apretados de Rirupirin se rompieron en sus labios mientras que la sangre también goteaba de su boca.

Condenados humanos.

¡Condenados humanos!

¡¡Malditos humanos!!

Los gritos de furia y odio que sonaban en el centro de su mente, lo suficientemente curioso, infligieron un gran dolor en su ojo derecho cada vez que venían.

Sword Art Online Volumen 16 Capítulo 18 Parte 4

 

* * *

 

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Pasaron decenas de minutos.

En los cuarteles del Ejército de Defensa del Mundo Humano, los guardias divididos en dos estaban intercambiando apretones de mano y abrazos, prometiendo que se encontrarían otra vez.

Aceptando la proclamación de la Caballera de la Integridad Alice, el Caballero Comandante Bercouli añadió otro compromiso.

Era hacer de Alice, la «sacerdotisa de la luz» un señuelo que atrajera al ejército enemigo, acompañada por la mitad de las tropas. Por supuesto, Alice se opuso vehementemente y solicitó acción independiente, pero el Caballero Comandante no escuchó nada de ello.

Aún hay muchos en el ejército enemigo. No atraerás a muchos de ellos por ti sola. Solo lograremos dividirlos si suficientes de nosotros corremos contigo.

Ella no pudo decir nada para refutar eso. Ciertamente sería muy arrogante afirmar que podría atraer a todo el ejército enemigo basada solamente en esa vaga información mencionada por el jefe de los ogros.

Además, Alice planeaba montar a Kirito con ella sobre la espalda de Amayori. Ella no estaba completamente convencida de que pudiera seguir protegiéndolo mientras servía como señuelo. Una fuerza acompañante al menos sería reconfortante en ese aspecto.

Bercouli tenía otra sorpresa para  todos después de decidir  separarse del Ejército de Defensa.

Él, el supremo comandante y el caballero  comandante, se uniría personalmente a la unidad de señuelo.

Con respecto a eso, Fanatio, quien fue asignada para comandar a la unidad que  se quedaba atrás, alzó una oposición vehemente junto con Deusolbert.

—Han hecho suficiente, ¿no? Déjenme pelear un poco.

Fanatio se rehusó con las esquinas de sus ojos levantadas cuando Bercouli dijo eso con un tono amonestador.

—¡¡¿Quién eres para hablar cuando ni siquiera puedes doblar tu cambio de ropa sin que yo esté a tu lado?!!

Eso incitó muchas burlas de los caballeros y los guardias. Bercouli mostró una sonrisa cínica, se acercó a los oídos de Fanatio, y susurró algo —con la comandante suplente apartando su rostro hacia abajo y retrocediendo, lo suficientemente sorprendente.

En cuanto a Deusolbert, él también cedió a regañadientes después de que señalaron el hecho evidente de que se le habían agotado las flechas de la batalla de antes. Las unidades de suministros actualmente estaban dirigiéndose hacia el pueblo más cercano para reabastecerse, pero eso tomaría fácilmente más de una hora o dos.

La preocupación y la inquietud estaban expuestas completamente en los rostros de los soldados, sin importar si eran de la unidad que partía o la que se quedaba. Honestamente no era claro cuál estaba en más peligro. Solo los dioses —no, solo el dios de la oscuridad y el supremo comandante del ejército enemigo, Vector, sabía cuántos perseguirían a la unidad de señuelo y cuántos continuarían el asalto en la quebrada.

Los incluidos en la unidad de señuelo terminaron sus preparaciones al poco tiempo: los cuatro caballeros de alto rango, Bercouli, Alice, Renri, Scheta, y sus dragones voladores, una compañía de guardias que llegaba a mil, una compañía de ascetas que sumaba doscientos, y una compañía de suministros que consistía de cincuenta. Eldrie insistió en ser añadido a la unidad de señuelo, pero cedió a regañadientes después una feroz recriminación de Alice. Las caballeras aprendices, Linel y Fizel, también  hicieron berrinche,  pero solo pudieron  ceder después de que el Caballero Comandante les dijera que estaría “contando con ellas para el resto”.

Ocho carruajes rápidos, cada uno halado por cuatro caballos, fueron preparados para el transporte de materiales. Kirito y su silla de ruedas junto con las dos pasantes montarían uno de esos.

Alice dudó demasiado en permitir que Tiezé y Ronye siguieran o no. Sin embargo, alguien tenía que cuidar a Kirito y aunque ella no sabía lo que había ocurrido, Renri, un caballero de alto rango, juró proteger a las chicas al costo de su vida.

Para ser honesta, Alice tenía pocos recuerdos relacionados al caballero Renri. Sin embargo, no sintió ningún fraude de la determinación visible en su rostro adolescente y el formidable resplandor en el instrumento divino, el «Filos de Alas Gemelas», equipado en cada lado de su cintura.

El dragón volador de Bercouli, «Hoshigami», comenzó su solemne calentamiento en tierra y los guardias dejaron salir ovaciones silenciosas.

Alice sostuvo las riendas de Amayori y aguardó el momento para despegar mientras enviaba una mirada hacia Eldrie despachándolos desde el suelo.

Ella estaba molesta por cómo su discípulo perpetuamente hablador estaba inusualmente tranquilo mientras se preparaban para la salida. Sin embargo, antes de que pudiera enviar alguna palabra a su dirección, Hoshigami despegó suavemente y Alice volteó hacia el frente apresuradamente antes de patear gentilmente el costado de Amayori. Su amado dragón se elevó después de un poderoso calentamiento en tierra, seguida por el dragón volador del caballero Renri, «Kazenui», y el dragón volador de la caballera Scheta, «Yoiyobi».

Bercouli, quien había tomado una lenta delantera, giró y gritó.

—¡Bien, atacaremos la fuerza principal del enemigo con los rayos de calor de los dragones a la vez mientras salimos de la quebrada! ¡No deben tener ninguna forma de ataque de gran alcance ahora, así que estén en guardia por los caballeros con dragones!

Respondieron a las instrucciones del Caballero Comandante con un agudo “Sí”.

El sonido de los guardias que corrían a caballo o a pie los siguieron desde atrás. Los cuatro caballeros de alta categoría tenían que sacudir el campo de batalla por sí solos hasta que esos guardias y los carruajes dejaran la quebrada, se dirigieran al sur —hacia la derecha—y consiguieran distancia suficiente de ellos.

Incontables antorchas eran visibles ante ellos en la confinada quebrada oscura.

Realmente eran demasiados. A pesar de los muchos derrotados, parecía que el enemigo aún estaba casi treinta mil veces fuerte.

Dicho eso, su fuerza militar principal debía estar con los Caballeros Oscuros y Guerreros. Ambas unidades se centraban en combate cercano y no poseían una ofensiva efectiva contra los Caballeros de la Integridad montados en dragones voladores.

——No.

¿Qué, fue eso?

Esa profunda recitación sinuosa, como una maldición, que venía desde debajo del barullo del viento.

Una entonación coordinada… ¡¿de artes?!

¡¡Eso sería ridículo, en esta zona ya no debería quedar energía sagrada para un arte de gran escala!!

Alice rechazó sus propios instintos.

Sin embargo, cuando lo hizo, Bercouli que volaba en frente de ella escupió “¡¡Esos bastardos… ¿qué han hecho?!!

* * *

 

Aah.

¡¡Qué poder!!

La líder de las hechiceras oscuras, D.I.L., alzó sus manos hacia el cielo mientras que todo su cuerpo temblaba con dulce éxtasis.

¿Otra hechicera en la historia había experimentado un espacio cargado con energía de la oscuridad tan concentrada?

Nada en este mundo tenía una prioridad tan alta y un poder tan puro como la Vida inteligente. No importaba si  venía de las vidas de esos vulgares orcos repulsivos.  Si esta viscosidad fuera vino precioso, guardado por cien años, entonces la energía oscura provista por el sol y la tierra sería agua simple.

La energía destinada para los «Proyectiles de Incineración de Amplia Zona» de antes fueron, al final, meros residuos de las vidas gastadas en el campo de batalla. Sin embargo, tres mil vidas completas fueron convertidas explícitamente en energía oscura, aquí y ahora, para este arte.

Todas las hechiceras, desde D. hasta las otras dos mil, extendieron sus brazos como numerosas serpientes grotescas con incontables patas, cada una apareciendo aparentemente desde una neblina negra de coagulación, enrolladas a su alrededor.

Estos eran organismos artificiales, «consumidores de Vida», creados de elementos umbra. Ningún objeto corpóreo podía defenderse contra ellos, ni siquiera las espadas o armaduras de la prioridad más alta. La eficiencia de conversión de la energía oscura era inferior a la de las llamas ofensivas, pero todo cambiaba con una fuente tan abundante.

D. había elegido este arte como venganza por el «pilar de luz» del enemigo que quemó a mil de sus preciadas subordinadas hasta la muerte. Incluso los gritos de los soldados orcos, retorciéndose mientras morían, sonaban agradables para sus oídos ahora.

—Bien… ¡¡prepárense para lanzar el arte «Maldición de Gusanos de la Muerte»!!

El grito de D. resonó y—

Ella divisó a cuatro caballeros con dragones acercándose desde la quebrada, como si hubieran perdido sus mentes, con sus ojos.

El shock momentáneo pronto cambió a euforia. Ella podía reducir la fuerza más grande del enemigo, los Caballeros de la Integridad y sus dragones voladores, de una sola vez con las cosas como estaban.

—¡¡Manténganse firmes!! ¡¡Dejen que se acerquen…!! No… aún no… ¡¡Ahora, desátenlaaaaaas!!

¡¡Zwaaaaaaaa!!

Las incontables serpientes negras salieron en trayectorias rectas hacia los caballeros enemigos, esparciendo vibraciones que parecían extender el miedo puro.

* * *

 

El entendimiento de que el arte ofensivo del enemigo se había convertido en una inmensa onda opresiva de oscuridad absoluta no solo golpeó las mentes de los guardias ordinarios por varios segundos, sino también las de los Caballeros de la Integridad de alta categoría.

Era un arte de elementos umbra con una prioridad extremadamente alta, probablemente superando el arte de elementos luminosos lanzado por Alice antes. Un maleficio que infligía directamente daño a la Vida de uno y del que no se podía defender a través de medios físicos.

El misterio —de cómo habían invocado el arte de elementos umbra, con su baja eficiencia de conversión de energía sagrada, en tal escala y densidad a pesar de la deficiencia de energía en el área—solo fue descubierto por el Caballero Comandante Bercouli.

Pero ni siquiera él pudo brindar contramedidas inmediatas contra ello.

Había muchos aspectos para los artes ofensivos: el elemento en el que estaban basados, su densidad, alcance, velocidad, dirección, y así.

Por lo tanto, defenderse requería compensar o contrarrestar esos atributos. Podía decirse que elegir instantáneamente y realizar una contramedida adecuada era parte de ser un hechicero de alta categoría.

Podía decirse que ser capaz de seleccionar inmediatamente y realizar una contramedida adecuada, tales como extinguir un arte térmico con elemento criogénicos, esparcir señuelos contra un arte rastreador, o evadir rápidamente un arte que se dirige en línea recta, era un requerimiento para convertirse en hechicero de alta categoría.

Sin embargo, este caso era una excepción.

La ofensiva del enemigo estaba mucho más allá de lo normal.

Solo el elemento luminoso podía compensar el elemento umbra. Sin embargo, los elementos luminosos también tenían una baja eficiencia de conversión y era efectivamente imposible generar suficientes para disipar una maldición de esa escala. El ataque de liberación de recuerdos perforaría casi seguramente el arte del enemigo sin problema, pero la luz de la Espada Perforadora del Cielo era mucho más estrecha y ella no estaba presente en esta unidad de señuelo para empezar.

—¡¡Giren!! ¡¡Escalen!!

Bercouli solo pudo gritar eso.

Los cuatro dragones voladores giraron mientras trazaban una espiral y se dirigieron directamente a los cielos sobre el cañón.

La bandada de serpientes también modificó su dirección con un desagradable zumbido.

Sin embargo.

—¡¡No!!

Bercouli gritó una vez más.

Los gusanos en su cola eran menos de la mitad de todos ellos. Los restantes fueron directamente por los guardias y la unidad de suministros que corrían por el suelo.

—¡¡…!!

Dejando salir un agudo jadeo, la Caballera Alice hizo que su dragón se lanzara y descendiera en picada. Ella giró hacia el inicio del arte de la oscuridad que se arrastraba más cerca abajo y aceleró hacia adelante precipitadamente.

¡¡Shaa!! Ella desenvainó la Espada de Olivo Fragante mientras que ese sonido distintivo resonó desde su vaina. Un resplandor dorado brillante barrió inmediatamente de su hoja.

—¡¡Jou-chan!! ¡¡No, eso no funcionará!!

Bercouli trató desesperadamente de retener a su preciada discípula.

El arte de control completo de armamento de la Espada de Olivo Fragante exhibía un poder abrumador en una pelea de uno contra muchos, pero era de elemento metálico como la espada. No podía cortar a través del maleficio casi incorpóreo.

Alice también lo sabía muy bien. Sin embargo, no podía limitarse a simplemente ver mientras los guardias eran atacados.

Ocurrió entonces.

Un quinto dragón volador acudió desde más profundo del valle con el impulso de una estrella fugaz.

«Takiguri».

El dragón que le pertenecía al caballero de alto rango, Eldrie Synthesis Thirty One.

* * *

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Eldrie repitió una sola palabra una y otra vez en su mente mientras sostenía las riendas del dragón.

Proteger.

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Su maestra. Alice. Él tenía que proteger a la persona a la que empeñó su espada y a la que juró su devoción, sin importar el costo.

Pero al mismo tiempo, pudo escuchar una voz que se mofaba de esa determinación de manera tan fuerte.

¿Cómo la protegería? ¿Cuando eres tan impotente? ¿Cuando no eres más que un tonto, aún esperando la atención y sentimientos de tu maestra a pesar de que tus capacidades caen por mucho detrás de ella?

Eldrie aún era un novato cuando se convirtió en un Caballero de la Integridad y lo que apoyaba su hoja era la feroz voluntad resuelta de servir a Alice. Así fue como se convirtió en un caballero de alta categoría, pero también amplificó la repercusión que sentía siempre que su corazón flaqueaba.

«No tengo la fuerza para proteger a la Maestra Alice ni el derecho de estar a su lado.»

Su fuerza cayó velozmente mientras que ese pensamiento se le adhería. Aunque había saltado a Takiguri y persiguió a la unidad de señuelo, habiendo sentido una ominosa premonición, él no tenía idea de qué podría hacer.

Con las cosas como estaban, también podría deponer su vida en esta tierra con su maestra.

Volando resignado a la muerte, Eldrie pensó que escuchó algo y bajó sus ojos hacia el suelo.

La compañía de guardias estaba ahí en desorden después de notar el inminente arte oscuro. Detrás de ellos, estaban los carruajes de la compañía de suministros también con sus filas desalineadas.

Una luz azul clara parpadeó a través de la cubierta sobre uno de ellos.

Una voz misteriosa habló en su mente.

 

Por tu determinación.

Por tu deseo de proteger.

De verdad no quieres nada a cambio, ¿no?

Amar no se busca. Simplemente lo haces: ama, con todo lo que tienes, sin fin. ¿Verdad…?

 

Aah…

¿A dónde estaba mirando?

¿Carecía de fuerza? ¿No pude tener su corazón para mí solo? ¿Entonces no pude protegerla?

Qué hombre tan lamentable soy…

Y pensar que Alice-sama está allí, tratando de salvar a todo el Mundo Humano.

 

Eldrie chascó las riendas de Takiguri con su mano derecha y gritó.

—¡¡Ve!!

Quizá sintiendo la voluntad de su amo, el dragón agitó sus alas fuertemente y aceleró inmediatamente.  Eldrie escuchó la voz de Alice, sus intenciones de detenerlo, mientras pasaban cerca con Amayori descendiendo. Aun así, él no mostró señales de frenar y trepó drásticamente hacia el torrente mortal de serpientes.

Su mano izquierda removió un látigo de plata blanquezca de su cintura.

Se decía que el origen del instrumento divino, «Látigo de Escamas Heladas», era una serpiente gigantesca que era divina de la zona montañosa del imperio oriental. Liberar sus recuerdos incrementaba su alcance varias veces y permitía que su trayectoria cambiara libremente.

Dicho eso, ese poder casi no tenía propósito contra ese arte calificado como maleficio.

Aun así, Eldrie rogó mucho con una convicción inquebrantable.

¡¡Oh, serpiente!!

¡Oh, antigua serpiente!

¡¡Si usted es el lord de las serpientes, entonces qué tal si devora ese enjambre de meros gusanos!!

—¡¡Release Recollection!!

La Látigo de Escamas Heladas dejó salir una deslumbrante luz plateada mientras que percibía su voz resonante.

El látigo se dividió infinitamente dentro del resplandor. Convirtiéndose en cientos de trazos de luz, atacaron a las serpientes teñidas de oscuridad.

La luz se había trasformado en serpientes resplandecientes antes de que alguien  lo notara. Esparciéndose en una formación radial desde la mano izquierda de Eldrie, abrieron sus relucientes mandíbulas de colmillos afilados y mordieron a las serpientes de la muerte.

¡Zobuu! Las serpientes destrozadas en pedazos infinitesimales con ese ruido regresaron a elementos umbra y se dispersaron.

El enjambre que asaltaba a los guardias tanto como el enjambre que perseguía a los dragones voladores en el cielo voltearon como si reconocieran que las serpientes resplandecientes debían priorizarse primero.

No tomó nada de tiempo para que las serpientes se enroscaran alrededor de los incontables gusanos. Sus maleficios se trazaron por los cuerpos de las serpientes y fluyeron hacia su fuente.

Eldrie había utilizado el único aspecto del arte del enemigo con el que podía interferirse aquí, su «atributo de rastreo automático», y enfocó toda su capacidad sobre él mismo.

Alice-sama.

Sword Art Online Volumen 16 Capítulo 18 Parte 4

 

Él sonrió y bajó sus párpados.

Mientras que la oscuridad engullía a todo el caballero en el instante siguiente.

La Vida numérica del Caballero de la Integridad Eldrie Synthesis la cual era ligeramente a mayor que los cinco mil—

Se convirtió en cincuenta mil negativo inmediatamente.

La figura de Eldrie se desmoronó y se dispersó desde el pecho como si fuera soplado.

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* * *

 

—¡¡¡Edrie——!!!

Alice gritó.

Su único discípulo que la había acompañado a través de esos cortos pero memorables días se deslizó de la espalda de su dragón volador, habiendo perdido más de la mitad de su carne.

Haciendo que Amayori rodara tres veces, Alice se zambulló en los vestigios de los gusanos que se disipaban y sostuvo la mano derecha de Eldrie con su mano izquierda extendida. Su respiración se estancó ante qué tan ligero era cuando lo acercó, pero aun así, lo soportó con sus dientes presionados e hizo que su dragón muriera.

Takiguri siguió a su lado, quizás por la preocupación por su dueño. Alice gritó una vez más sobre los dragones que se mantenían en ritmo.

—¡¡Eldrie!! ¡¡Abre… abre tus ojos!! ¡¡No lo permitiré, no debes abandonarme en un lugar así!!

Los párpados blancos azulados de Eldrie temblaron ligeramente, con todo lo de debajo de su pecho perdido.

Debajo de sus párpados apenas alzados, sus ojos, teñidos de violeta y aun así llenos débilmente de luz, miraron a Alice.

—Maestra… estás a salvo…

—¡¡Sí… sí, por supuesto que estoy a salvo, gracias a ti!! ¡¡¿No te había dicho antes que te necesito?!!

Su visión se tornó repentinamente distorsionada. Gotas de agua cayeron sobre las mejillas de Eldrie, una tras otra. Ignorante de que eras sus propias lágrimas, Alice abrazó a su discípulo.

Una voz casi inaudible onduló en sus oídos.

—Alice-sama… hay muchas, muchas personas más… que te necesitan. Yo… no soy más que un don nadie… Pensar… que pude tenerte…

—¡¡Te daré todo lo que desees!! ¡¡Así que vuelve a mí!! ¡¡¿No eres mi discípulo?!!

—Ya he recibido suficiente.

Alice sintió que el peso insubstancial se desvanecía velozmente, dejándola, con ese susurro satisfecho.

—¡¡Eldrie!! ¡¡Eldrie—!!

Un último murmullo superpuso gentilmente sus gritos sollozantes.

—No… llores… Ma… dre…

Y el alma que le pertenecía al Caballero de la Integridad Eldrie Synthesis Thirty One, también conocido como Eldrie Woolsburg, dejó Underworld para siempre.

 

 

El preciado discípulo de Alice se convirtió en luz, como si esos pocos segundos en los que ella logró conversar con él fueran un milagro, y se dispersó en el aire nocturno mientras que Alice lo veía con ojos húmedos.

Eldrie se desvaneció al poco tiempo, sin dejar ni siquiera un fragmento de armadura. La Látigo de Escamas Heladas que había sujetado con su mano izquierda cayó tranquilamente en la espalda de Amayori. Quizás reconociendo la muerte de su amo, Takiguri quien volaba a su lado dejó salir un aullido angustiado.

Alice tomó un profundo respiro de la débil fragancia de rosas que flotaba antes de dirigir su rostro hacia arriba.

Esta es la guerra.

Eso era por lo que sería absurdo soportar un rencor, sin importar qué clase de ofensiva que el enemigo ejecutara, sin importar qué víctimas eran producidas como resultado. De hecho, Alice misma había arrebatado las vidas de una horda de tropas enemigas hace decenas de minutos con un enorme arte que solo podía llamarse despiadado.

Siendo así.

Esta furia. Esta tristeza. Incluso si se volvían fuerza, incluso si traían una masacre que las superara—

—¡¡Seguro, deben estar preparados!!

Desenvainando la Espada de Olivo Fragante con un ruido distinguido, Alice gritó.

—¡Amayori! ¡Takiguri! ¡¡Avancen a máxima velocidad!!

Los dragones voladores encadenados por artes de atadura nunca seguirían órdenes de combate de nadie más aparte de su dueño designado normalmente.

Sin embargo, los dos hermanos dragones rugieron feroces aullidos y agitaron sus alas mientras comenzaban su arremetida. El Dark Territory, la tierra en cenizas que seguía infinitamente más allá del cañón, se aproximó al poco tiempo.

Incitados por la ira abrasadora, los ojos azules de Alice determinaron rápidamente la distribución entre las fuerzas principales del enemigo.

A casi quinientos mel a la izquierda de la salida de la quebrada estaba la Orden de los Caballeros Oscuros, vestidos con armaduras doradas uniformes sumando aproximadamente cinco mil.

A la izquierda estaba el Gremio de Guerreros, figuras musculosas atadas con cinturones de cuero, también sumando cinco mil. Esta era la fuerza principal del enemigo.

Desplegada en su retaguardia estaba la infantería de orcos y goblins, probablemente tropas de reserva, y una extensa unidad de transporte. El supremo comandante del enemigo, el Dios de la Oscuridad Vector, debía estar entre ellos.

Y en el mismo frente, saturado entre los caballeros oscuros y guerreros estaba un grupo vestido de negro.

Ellas. Eran las hechiceras oscuras quienes lanzaron ese maleficio de gran escala antes. Sus números eran aproximadamente dos mil. Los que notaron a los dragones voladores próximos optaron por escapar sin preocuparles sus compañeros.

—¡¡No escaparán!!

Alice ordenó a los dragones con un grito resonante.

—¡¡Apunten a su retaguardia… ahora, fuego!!

Los hermanos dragones doblaron inmediatamente sus cuellos y abrieron sus mandíbulas ampliamente. Sus colmillos blancos brillaron de carmesí contra las llamas que llenaban sus bocas.

Zubaa; los dos rayos de calor que rompieron velozmente el aire lado a lado se dirigieron al camino de las hechiceras oscuras que se retiraban.

Las explosiones remecieron la tierra. Llamas emergieron. Las siluetas envueltas fueron arrojadas como hojas de árboles.

Con su camino de retirada sellado por las llamas, las hechiceras perdieron todo el orden y se reunieron.

Alice alzó la Espada de Olivo Fragante en alto. Su hoja liberó una brillante luz dorada más reluciente que el sol.

—¡Enhance armament!

La espada se separó en cientos de fragmentos con un nítido sonido metálico. Cada uno reflejaba la voluntad de Alice, obteniendo agudeza superior a ninguna otra.

* * *

 

Ridículo.

¡¡Imposible!!

La líder de las hechiceras oscuras, D.I.L., gritó en su cabeza mientras miraba hacia el caballero que acudía desde el cañón como una flecha.

El arte de Maldición de Gusanos de la Muerte entonada por dos mil hechiceras con el sacrificio de las vidas de tres mil orcos había asaltado al ejército enemigo con más poder del que se esperaba. Debieron tener prioridad más que suficiente para devorar a no solo a cada uno de los Caballeros de la Integridad, sino también a las tropas del suelo.

Y aun así, por alguna razón, el arte que debió haber consumido toda su Vida se enfocó en un solo mero caballero y se disipó después de realizar ese horrible desperdicio de un exterminio.

La Maldición de Gusanos de la Muerte era atraída hacia las formas de vida con la Vida más alta. En otras palabras, crear instantáneamente un ser artificial a la par con una legendaria bestia mágica, superando a los humanos e incluso a los dragones voladores, podía y se requeriría para atraerlos intencionalmente, pero sería imposible crearlo con un arte corto. Esta conclusión iba contra la lógica. No había razón alguna para ello.

¡¡¿Cómo podría haber un poder que yo, la líder del Gremio de Hechiceras Oscuras, el centro de la inteligencia de todo el mundo, no conozca?!!

D. rechinó sus dientes mientras gritaba silenciosamente.

Aun así, era una realidad que el ejército enemigo estaba reiniciando su ataque con solo un sacrificio, avanzando hacia las meras dos mil hechiceras oscuras restantes con el impulso de olas violentas.

—¡¡Retirada!! ¡¡Todas las hechiceras, retirada!!

D. chilló con una voz tensa.

Sin embargo, dos rayos de llamas cruzaron por encima en el momento siguiente y llegaron a meramente a algunas decenas de mel detrás.

Las llamas rugieron mientras surgían, engullendo a decenas de sus llorosas subordinadas. Las ondas de calor avanzaron hacia el segundo piso del carruaje donde estaba D. y chamuscaron el cabello negro del que estaba tan orgullosa.

—Hii…

Gritando, D. bajó rodando prácticamente del carruaje. Montarlo sería como dibujar un blanco sobre sí misma.

Mezclándose con sus subordinadas, D. trató de huir antes de que una fragante luz dorada brillara en su visión.

En su vista, atraída naturalmente hacia arriba, vio que la espada de una Caballera de la Integridad montada en un dragón volador se dividió en incontables briznas de luz.

Ella sintió vívidamente cada una de esas briznas que poseían un horripilante nivel de prioridad. Era claro que cualquier elemento que generara de la escasa energía oscura que flotaba alrededor sería incapaz de defenderse contra ellas.

¡¡Maldición, maldita sea, cómo puedo dejar que eso me mate!!

¡¡¿En un lugar así?!! ¡¡Yo soy la que gobernará este mundo!!

Alzando las esquinas de sus ojos con el rostro de una deidad enfurecida, D. agitó sus manos con sus dedos doblados como garras y los encajó en la espalda de dos hechiceras que corrían en frente.

Sus garras puntiagudas desgarraron su piel suave, enterrándose en su carne. Los ejes en los que se sostuvo no eran nada más que las columnas de las hechiceras.

—Gya… ¡¿D-D.-sama…?!

—¡¿Qu…?! P-Por favor deténgase…

Sin prestarle atención a los chillidos suplicantes de sus subordinadas, la hechicera oscura de la categoría más alta dejó salir una carcajada siniestra mientras recitaba la frase inicial para un arte.

Las palabras que siguieron fueron una verdadera maldición.

Transfiguración. Un maldito arte secreto para transformar la carne de un ser vivo, potenciado por su Vida.

Squelch.

Carne y sangre se esparcieron mientras que los dos jóvenes cuerpos saludables se disolvieron en formas indefinidas. Cada una de ellas cubrieron a D., en cuclillas en el suelo, sin dejar un solo espacio y se endurecieron, convirtiéndose en una película defensiva elástica que una vez había vivido.

Hubo un momento antes de que una tempestad de muerte dorada cubriera toda la tierra.

* * *

 

Alice endureció su corazón y calló los muchos gritos que llegaron a sus oídos.

Ella no permitiría que el arte sea utilizado de nuevo. Eliminaría a esas hechiceras y esa invocación de ellas de esta tierra.

Cada vez que arrastraba la empuñadura que resplandecía con luz en su mano derecha, los pétalos puntiagudos la seguían y sesgaban al enemigo que ella miraba. A las  hechiceras oscuras que no usaban ninguna armadura metálica se les atravesaba el cuerpo sin resistencia y caían.

Alice mantuvo el estado de liberación de recuerdos hasta que estuvo segura de que había aniquilado a más del noventa por ciento de la unidad de hechiceras estimadas en dos mil. La Vida de su espada se había reducido considerablemente, pero no tenía arrepentimientos por eso.

Aunque cerca de doscientas hechiceras habían huido sin echar un vistazo a las escombreras de los cadáveres de sus camaradas, Alice restauró a la Espada de Olivo Fragante a su estado original en lugar de perseguirlas.

Ella había visto que cerca de diez caballeros despegaron sobre sus dragones voladores desde la parte posterior de donde la Orden de los Caballeros Oscuros estaba a la izquierda de su visión.

Aunque pensaba que la rodearían de inmediato, los caballeros enemigos asumieron simplemente una formación en el aire sin intención de reducir el espacio entre ellos. Ella supo inmediatamente por qué. Bercouli y el resto la habían seguido desde atrás.

—¡Jou-chan, no te excedas!

Alice respondió de alguna manera al Caballero Comandante quien habló en el momento en el que la sobrepasó, quizás por la preocupación por la muerte de Eldrie.

—Sí… estoy bien, Oji-sama. Por favor escolte a las unidades del suelo. Cumpliré mi papel como el señuelo.

—Bien… ¡pero no vayas muy lejos!

Bercouli gritó y dirigió sus ojos hacia los caballeros enemigos. Comandando a Takiguri a su lado para que se quede cerca, Alice hizo que Amayori subiera lentamente y avanzara.

Ella pudo sentir de alguna manera la atención enfocada en ella de los Caballeros Oscuros, los guerreros, los orcos y los goblins —y un ser con una enorme presencia en un lugar que no podía ubicar. Pudo escuchar rugidos suaves de las compañías de guardias y de suministros de atrás quienes finalmente habían dejado la quebrada y se dirigían hacia el sur, huyendo a máxima velocidad.

Alice gritó lo suficientemente fuerte para borrar el ruido que hacían mientras se movían.

Su voz, amplificada por la encarnación, resonó vívidamente por todas las direcciones.

—¡¡Mi nombre es Alice!! ¡¡Soy la Caballera de la Integridad Alice Synthesis Thirty!! ¡¡La que sirve a la voluntad de las tres diosas que protegen al Mundo Humano, la «Sacerdotisa de la Luz»!!

Fue una proclamación sin ninguna base, un mero farol.

Aun así, todo el ejército enemigo se agitó en el momento siguiente. El fuerte deseo de capturar a Alice se extendió hacia ella desde la tierra como tentáculos. Parecía que el enemigo realmente deseaba a esta sacerdotisa de la luz demasiado o quizás aún más de lo que querían pisotear al Mundo Humano.

¿De verdad se refería a ella, o solo estaba asumiendo el nombre?

Alice lo sintió irrelevante. Solo necesitaba que la mitad de sus enemigos la persiguieran. Habría estado bien siempre que alejara al enemigo de la tierra y le ganara al resto algo de tiempo que le permitiera heredar los deseos de Eldrie, Dakira, y los muchos guardias perdidos.

—¡¡Prepárense para ser aplastados por mi poder sagrado si se atreven a estar ante mí!!

* * *

 

—Ohh…

El emperador de la tierra de la oscuridad, el Dios de la Oscuridad Vector, y también el cazador de almas, Gabriel Miller, se levantó de su trono antes de dejar escapar una profunda expresión.

—Ohh.

Gabriel no había sentido nada desde cómo ese ataque que erradicó tres mil unidades orcos aparentemente había fracasado o incluso cómo la mayoría de las unidades hechiceras fue aniquilada. Sin embargo, los escalofríos ciertamente estaban atravesando su alma frígida en este mismo momento.

Una voz tranquila vino de sus labios pálidos que formaban una sonrisa.

—Alice… Alice…

Los ojos de Gabriel captaron con detalle a la joven caballera vestida de dorado, con una resplandeciente armadura sobre un dragón en el distante cielo nocturno.

Sueltos mechones dorados lacios. Clara piel pálida. Ojos perfectamente azules claro como los cielos en la esencia del invierno.

La figura coincidía exactamente con la exquisita apariencia madura de la chica en la que colocó por primera vez sus manos, Alice Klingerman, en la consciencia de Gabriel. Era un hecho en la mente de Gabriel, el alma de esa Alice a la que no había capturado en ese entonces había aparecido una vez más en este mundo virtual.

Esta vez sí.

Esta vez, él la capturaría con estas manos. Obtendría el LightCube en el que el fluctlight de esa chica estaba almacenado y la saborearía hasta que su corazón estuviera satisfecho.


Centrando su mirada, como una llama azul sobre la caballera mientras que ella jalaba las riendas del dragón y volaba en los cielos nocturnos del sur, Gabriel habló suave y fervientemente en el cráneo del comando.

—Todas las unidades, prepárense para el movimiento. Giren al sur con el Gremio de Guerreros al frente, seguido respectivamente por las filas compuestas de la Orden de los Caballeros Oscuros, los semi-humanos y las unidades de suministros. Capturen a esa caballera, la sacerdotisa de la luz, ilesa. Concederé poder de gobernar sobre todo el Mundo Humano al comandante de cualquier unidad que la capture.

 

 


[11]  “a” en katakana.
[12]  “n” en katakana.
[13]  Con las letras se refieren a todas las silabas que empiezan con tal letra.
[14]  Equivalente a la Lengua Sagrada del Mundo Humano, o lo mismo, alfabeto inglés.
[15]  Habla mal en japonés por lo que en la traducción también habla con letras incorrectas, no son fallas de traducción.

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