Sword Art Online

Volumen 15: Alicization Invading

Capítulo 17: Dark Territory

Parte 1

11° Mes del Calendario del Human Empire 380

La Dark Knight Lipia Zankale saltó de la espalda de su dragón volador antes que se detuviera y comenzó a correr a través del elevado pasillo conectando la plataforma de aterrizaje y el palacio imperial a máxima velocidad.

Pronto encontrándolo sofocante, se retiró el casco cubriendo incluso su cara con la mano derecha.

Acomodando su cabello largo azul ceniza que ondeaba detrás de ella con su mano izquierda, Lipia aceleró más. Aunque se quitaría su pesada armadura y su capa si pudiera, no tenía deseos de dar a sus magistrados que llenaban el palacio imperial incluso un vistazo de su piel.

Un gigantesco palacio negro imponente penetraba en los cielos rojos en los espacios entre las columnas redondas alineadas a su derecha después que atravesó el serpenteante corredor.

El Imperial Obsidia Palace fue construido excavando las más altas, ignorando la irritante «cordillera del borde», montañas rocosas encontradas en la ilimitada tierra de la oscuridad hace más de cien años.

Se decía que la cordillera del borde y la enorme puerta esculpida en su sólida roca podían verse más allá del horizonte occidental de la habitación del trono en el último piso, aunque escasamente.

Sin embargo, nadie podía verificar la verdad detrás de esa leyenda.

El trono de la tierra de la oscuridad quedó vacante desde que el primer emperador, Vector el dios de la oscuridad, partió hacia la oscuridad debajo de la tierra en tiempos antiguos. La gran puerta hacia el último piso fue sellada con cadenas de Vida infinita y nunca se abrirá.

Lipa arrancó su vista de la cima del palacio negro azabache y llamó a los guardias ogros protegiendo la inminente puerta del palacio.

— ¡Soy la onceava entre los Dark Knights, Zankale! ¡¡Abran la puerta!!

Los guardias con cabeza de lobo y cuerpo de hombres eran muy torpes en sus cabezas comparados a sus músculos y sólo fue inmediatamente antes que Lipia llegara a la puerta de hierro fundido cuando comenzaron a rotar la palanca para abrirla.

Un ruido llamó cuando la puerta se abrió y ella se deslizó hacia los lados antes que se alejara.

El palacio saludó a Lipia por primera vez en tres meses con su usual aire frío.

Los corredores pulidos por los simples y honestos subordinados kobolds diariamente no tenían manchas. Ella corrió, sus zapatos se aferraron contra el suelo obsidiana, y vio a un par de mujeres, voluptuosas y vestidas con prendas reveladoras, deslizándose en el suelo silenciosamente ante ella.

Los grandes sombreros puntiagudos sentados en su lustroso cabello ondulado indicaban que eran usuarias de Dark Arts. Cuando intentó pasarlas sin hacer contacto visual, una de las mujeres habló deliberadamente con su voz chillona.

— ¡Vaya, cómo tiembla la tierra! ¡Me pregunto si hay orcos corriendo en alguna parte!

Una respuesta vino inmediatamente de la otra acompañada de una aguda carcajada.

— ¡Eso no sería suficiente, este temblor debe ser de los gigantes!

«Habría cortado sus lenguas si no fuera por la restricción de desenvainar espadas en el palacio.»

Lipia pensó mientras corría con no más que un resoplo.

Muchas humanas nacidas en la tierra de la oscuridad entran al gremio de usuarios de Dark Arts después de graduarse de la escuela preparatoria. Se decía que la organización notoriamente hedónica enseña indulgencia en lugar de orden y las que terminaban eran en gran parte como ese grupo, manteniendo el interés en nada más que vestirse.

A pesar de todo eso, se enojan atípicamente en lo que respecta a chicas opositoras que elegían el camino del caballero. Lipia, también, fue empujada al extremo de su inteligencia cuando era joven y una usuaria de Dark Arts con la que estaba en malos términos en su clase de escuela de cadetes le disparó un maleficio de veneno. Aunque esa chica se volvió bastante dócil después que recortaran el cabello trenzado del que estaba muy orgullosa.

Al final, los de esta tierra no eran más que tontos sin preocupación por el futuro.

La tierra de la oscuridad no tenía futuro con sus organizaciones y personas, no conociendo ningún medio para resolver conflictos excepto la fuerza.

Aunque la «Asamblea de los Diez Lords» era clave para mantener el peligroso equilibrio ahora, no duraría mucho. Si alguno de los diez lords pierde su vida en la guerra inminente con el Human Empire, el cual los orcos y los goblins llaman la «tierra de los iums», el balance colapsará y una era beligerante donde la sangre es lavada por sangre regresará.

El que pintó esa imagen del futuro a Lipia fue uno de los diez lords, su supervisor directo como el líder de la Orden de los Dark Knights tanto como el hombre que era su amante.

Y Lipia ahora tenía información confidencial en su pecho que él aguardaba ansiosamente.

En cualquier caso, ella no tenía ni siquiera un segundo para escatimar en el sin sentido de las usuarias de Dark Arts.

Atravesando directamente el salón vacío, subió la gran escalera, dos pasos a la vez. Aunque estaba entrenada, se quedó sin aliento cuando finalmente llegó al piso que quería.

La «Asamblea de los Diez Lords» gobernaba sobre toda la tierra de la oscuridad por medio de conferencias, con cinco asientos yendo para la raza humana, dos asientos para la raza goblin, y los tres asientos restantes para los líderes de las razas orco, ogro, y gigante. Con algo como un tratado tendido después de más de cien largos años de guerras civiles, el resultado fue un acuerdo que estipulaba que nadie entre las cinco razas era superior a otro.

Como tal, el decimoctavo piso cercano al último piso del Obsidia Palace tenía habitaciones privadas establecidas para cada uno de los diez lords. Silenciando sus pisadas un tanto mientras recorría el pasillo, Lipia llamó a la puerta a una de las habitaciones tres veces con su mano derecha acorazada.

— Entra.

Una voz ronca respondió inmediatamente.

Después de mirar a los lados y confirmar que nadie estaba en el pasillo, Lipia se deslizó rápidamente a través de la puerta.

Mientras sentía nostalgia por el aroma masculino en la habitación que maximizaba el utilitarismo en términos de decoración, ella colocó una rodilla en el suelo y bajó su cabeza.

— La Knight Lipia Zankale ha regresado ahora bajo su servicio.

— Buen trabajo. Vamos, siéntate.

Ella levantó su rostro, consciente de la punzada en su pecho en respuesta a esa voz profunda.

El hombre que se desplomó en uno de los sofás rodeando una mesa redonda con sus piernas cruzadas en alto era el Dark Knight Commander, con el alias «Dark General», Viksul Ur Shasta.

Una estatura imponente pese a ser de la raza humana. Aunque lo mismo naturalmente no podía decirse de su perímetro, él no perdería en altura incluso contra los ogros. Su pelo negro oscuro estaba recortado y el bigote en su boca también estaba en orden.

Su sencilla camisa de cáñamo cubría corpulentos músculos aumentados que amenazaban con volar sus botones, pero absolutamente no había exceso de carne en su cintura. Pocos sabían que su cuerpo perfecto apenas imaginable de uno que cruzó los cuarenta se mantenía por medio de su extraordinario entrenamiento diario que seguía sin falta incluso después de ascender a la cima entre los Knights.

Manteniendo presionado su deseo de saltar al pecho de su querido tras verlo por primera vez en tres meses, Lipia se sentó en el sofá encarando a Shasta.

Con la parte superior de su cuerpo arriba, Shasta levantó una de las dos copas preparadas en la mesa para Lipia y rompió el sello de lo que parecía ser vino añejo.

— Arrastré esto de mi erario de ayer pensando en tomarlo contigo.

Él vertió el fragante líquido escarlata en el vaso con un ojo cerrado. La forma en la que esa expresión trajo su lado pícaro era la misma que en el pasado.

— Mu… muchas gracias, Su Excelencia.

— ¿Cuántas veces debo decirte que te abstengas de eso cuando estamos solos?

— Sin embargo, aún estoy en medio de mi deber.

Chasqueando levemente su vaso contra el de Shasta mientras él encogía sus hombros con exasperación, ella engulló el apacible vino de una sola vez y sintió la Vida agotada por el largo viaje recuperándose lentamente.

— Y, así.

Vaciando su propia copa y arreglando su expresión, el Knight Commander preguntó con un volumen levemente más suave.

— ¿Qué era exactamente ese asunto serio del que enviaste información a través de tu familiar?

— Sí…

Lipia corrió su vista izquierda y derecha antes de inclinarse hacia adelante. Shasta era un hombre de corazón abierto, pero prudente al mismo tiempo. Múltiples capas de Arts defensivas habían sido establecidas en esta habitación y ni siquiera la líder del gremio de usuarios de Dark Arts, esa «bruja», podía escuchar a escondidas. Pero a pesar de ese conocimiento, ella no pudo evitar susurrar tras considerar la importancia de la información que tenía.

Mirando fijamente los ojos negros de Shasta, Lipia expresó su breve reporte.

—La Highest Minister de la Axiom Church del Human Empire… ha fallecido.

Él era ese Dark General, pero aun así sus ojos se abrieron ampliamente.

Una extensa respiración profunda rompió el silencio.

— Cuestionar si eso es creíble… sería un insulto para ti, ¿no?. No dudo de la información, pero… aun así… pensar que ese ser inmortal sería…

— Sí, entiendo a lo que te refieres. Yo, tampoco, podía creer la brusquedad y pasé una semana confirmándolo, pero verdaderamente no parece ser una equivocación. Escondí «ear bugs» en la Central Cathedral y recolecté la evidencia.

— Mi palabra, qué acto temerario. Si hubieran seguido tu Art, habrías sido desgarrada miembro a miembro antes que pudieras escapar de la capital.

— En efecto. Pero por el hecho que no pudieran detectar un Art de mi nivel, también, prueba que el reporte era cierto.

— Hmm…

Mojando su lengua en su segunda copa de vino, Shasta bajó su robusto rostro.

— ¿Cuándo había ocurrido? ¿Y la causa?

— Aproximadamente hace medio año y…

— Medio año. Creo que fue cuando el guardia de la cordillera se amainó por algún tiempo.

— Sí. En cuanto a la causa de la muerte de la Highest Minister… aunque es un tanto difícil de creer, se decía que fue acabada por una espada…

— Una espada… ¿Alguien capaz de cortar a ese ser inmortal existía, dices?

— No podría haber.

Lipia sacudió su cabeza hacia el enmudecido Shasta.

— Pese a como la llamamos, ese ser inmortal debe haber agotado su Vida. Sin embargo, con el fin de inmortalizar la divinidad de la Highest Minister, deben haber recurrido a tal engaño para…

— Hmm… bueno, dejémoslo en eso. Pero aun así… ella de verdad está muerta, ¿no?, Highest Minister Administrator…

Shasta cerró sus ojos y cruzó sus brazos antes de apoyar la parte superior de su cuerpo en el sofá.

Un cierto momento de silencio comenzó entonces, sus párpados se abrieron con palabras cortas.

— Es nuestra oportunidad.

Lipia perdió su aliento por un instante antes de preguntar con una voz chillona.

— ¿Para qué, exactamente?

La respuesta fue inmediata.

— No hay otra más… que por la paz, por supuesto.

Ese vocabulario muy peligroso para dejar salir de la boca de uno dentro de este palacio se extendió por la atmósfera de esta habitación y se disipó.

— ¿Cree… que eso sea posible, Su Excelencia?

Shasta puso sus ojos en el líquido carmesí en su vaso y asintió, lenta pero profundamente, a Lipia que preguntó eso con un susurro.

— Sea posible o no, tendremos que lograrlo sin importar qué.

Engullendo el vino, siguió.

— La Vida de la «Gran Puerta» que había estado separando el Human Empire y la tierra de la oscuridad desde la época de la creación está finalmente cerca de su final. Los ejércitos de las cinco razas oscuras son como una enorme tetera cerca de hervir con la invasión del Human Empire abundante en la gracia de la luz del sol y tierra ante ellos. La previa Asamblea de los Diez Lords era un gran desorden, decidiendo cómo dividir la tierra, los tesoros, y los esclavos del Human Empire. Santos cielos… qué incorregible avaricia tienen.

Lipia bajó su rostro ante las francas palabras secas de Shasta.

A diferencia del Human Empire controlado por ese extenso código de ley llamado el «Taboo Index», sólo una ley existía en la tierra de la oscuridad. Abreviando, saquear con fuerza.

En ese sentido, Shasta sería el raro, considerando la paz como el Human Empire, cuando se compara con los nueve lords cuya lujuria por la conquista ardía incluso después de ascender a las altas posiciones de poder.

Sin embargo, esa peculiaridad contribuía a la infinita atracción de Lipia hacia este hombre. Todo lo que otros digan o piensen, Lipia no fue llevada contra su voluntad a diferencia de las mujeres esperando a los otros lords.

No mostrando señal de estar consciente de la contemplación de su amante, Shasta continuó sus palabras con un tono solemne.

—Sin embargo, los lords piensan en los humanos muy humildemente. Especialmente en la Orden de los Integrity Knights que protegieron el Human Empire por más de trescientos años.

Lipia asintió mientras sentía que su cabeza se enfriaba tras escuchar ese nombre.

— Ciertamente… su maestría es de temer.

— Cada uno de ellos está literalmente a la altura de mil. Pese a las incontables muertes sufridas por la Orden de los Dark Knights durante toda su larga historia causadas por los Integrity Knights, lo contrario nunca había ocurrido. Su manejo de la espada es exquisito y las herramientas sagradas que usan no tienen igual… Ni siquiera yo había terminado con uno solo de ellos incluso si los hubiera arrinconado antes en numerosas ocasionas. Naturalmente, las veces en las que había huido aplastan a esas.

— Eso es… debido a ese extraño Art que usan para liberar llamas y luz de sus espadas…

— El «Armament Full Control Art», huh. La división de investigación de Arts de nuestra orden de caballeros no había llegado a los detalles de eso incluso después de una extensa investigación. Ni siquiera cien soldados goblins podían enfrentar un solo uso de ese Art.

— Eso dicho… nuestras fuerzas suman cincuenta mil. Por otro lado, no hay más que treinta o algo Integrity Knights. ¿No podríamos reducirlos con números…?

Shasta levantó cínicamente una punta de su fino bigote ante las palabras de Lipia.

— ¿No había dicho que cada uno de ellos es comparable a mil? Por esos cálculos, ese será el final de treinta mil de nuestras tropas.

— Bueno, yo nunca… pensé que podrían derrotar a tantos.

— Es natural pensar eso. Aunque no se adhiere bien conmigo, una estrategia con nosotros, la orden de caballeros, como las vanguardias apoyadas por los ogros y los gigantes, con Arts de distancia vertiéndose de los usuarios de Dark Arts en la retaguardia deberíamos agotar incluso a los Integrity Knights eventualmente. Pero no puedo imaginar cuántas bajas sufriríamos antes que el último Knight caiga. No reclamaré que será treinta mil, sino la mitad de eso es una cifra factible.

La copa de cristal fue colocada en la mesa con un firme tintineo.

Deteniendo a Lipia con una mano cuando trató de servir más licor, Shasta apoyó su amplia espalda en el sofá.

— Y cuando todo eso esté dicho y hecho, un desequilibrio se desarrollará naturalmente entre las fuerzas de las cinco razas oscuras. La Asamblea de los Diez Lords perderá su propósito y el acuerdo de igualdad entre las cinco razas no será nada más que en nombre. En cuanto a eso, la «era de sangre y hierro» de cien años antes regresará. No, será peor. Después de todo, la puerta al vasto océano de néctar sin fondo, el Human Empire, se abrirá esta vez. Las guerras para escoger las autoridades del gobierno para cada tierra no terminarán ni siquiera en cien años…

Eso era lo que Shasta realmente temía, más que los asuntos anteriores, esa peor imagen del futuro de la que sermoneó a Lipia una y otra vez. Y aparte de Shasta, los otros lords no pensarían en ese futuro como el peor, en cambio, incluso lo anticiparían.

Lipia bajó su rostro y miró fijamente el resplandor negro de la armadura completa que se le concedió cuando fue nombrada caballera, la cual estaba rayada pero pulida completamente.

Lipia probablemente nunca habría llegado a ser una caballera si fuera durante la «era de sangre y hierro» debido a cuán pequeña era de niña. Ella habría sido vendida como esclava o abandonada en el yermo fuera de la ciudad, terminando esa corta vida.

Sin embargo, aunque casi perfecto, fue gracias a ese tratado de paz que ella pudo entrar a una escuela de cadetes en lugar de ese mercado de esclavos y descubrir su tardía aptitud floreciente para la espada, llegando a la posición más alta que una humana podría anhelar.

Después que se convirtió en caballera, controló una intuición similar a una guardería que cuidaba infantes reunidos de regiones remotas donde el tráfico de esclavos aún era generalizado que fueron abandonados por sus padres a expensas de la mayoría de sus pagas mensuales.

Ella no informó a Shasta de ese hecho, mucho menos a sus colegas. Después de todo, ni siquiera podía explicar por qué emprendió tal acto.

Aún así…

El instinto que esta tierra era extraña de alguna manera por dejar que la fuerza saquee todo siempre estaba en alguna parte en la mente de Lipia. Ella carecía de la sabiduría para poner sus propias incertidumbres en palabras claras a diferencia de Shasta, pero aun así, sentía que había una «forma ideal correcta» que encajaría mejor en esta tierra… no, todo Underworld incluyendo el Human Empire.

Incluso Lipia ahora podía reconocer que ese llamado al nuevo mundo sólo llegaría después de esa paz que Shasta promovía. Junto con eso, deseaba convertirse en un pilar de fuerza para el hombre que amaba como una mujer.

Pero.

— Pero Su Excelencia, ¿cómo planea persuadir a los otros lords? Además… ¿la Orden de los Integrity Knights aceptarán las negociaciones de paz en primer lugar?

Lipia preguntó de manera sumisa.

— Hmm…

Shasta cerró ambos ojos y golpeó su lustroso bigote con su mano derecha. Poco después, una voz un tanto amarga resonó de él.

— Veo potencial en los Integrity Knights. Con el deceso de la Highest Minister, el que recibió el comando total debe ser el viejo Bercouli. Aunque es astuto, las palabras sí lo atraviesan. El problema sería… la Asamblea de los Diez Lords como se esperaba. Para eso… aunque sería contradictorio…

Levantando sus párpados, sus dos ojos ocultando una luz peligrosa miraron el aire.

— Tendría que cortarlos. Cuatro de ellos por lo menos.

Consiguiendo una respiración aguda, Lipia preguntó con trepidación.

— Cuatro, dice… Supongo que serían los dos jefes goblins, el jefe orc, y…

— La líder del gremio de usuarios de Dark Arts. Esa mujer alberga una ambición de obtener el secreto de la inmortalidad de Administrator y de ascender eventualmente al trono del emperador. Ella nunca aceptaría ningún plan para la paz.

— ¡Pe, pero!

Lipia sacó su refutación.

— ¡Eso es demasiado peligroso, Su Excelencia! ¡Los jefes de los goblins y orcos no son rivales para ti… pero ni siquiera puedo empezar a imaginar qué trucos a los que esa usuaria de Dark Arts recurriría!

Shasta mantuvo su silencio por un corto instante incluso después que la boca de Lipia se cerró.

Las palabras que dejó salir de repente, también, fueron completamente inesperadas.

— Oye, Lipia. ¿Por cuánto tiempo has estado a mi lado?

— ¿Huh? Sí… erm… Tenía veintiuno… así que ¿cuatro años?

— Así que esa cantidad ya había pasado… me disculpo por mantenerte alejada por tanto tiempo. Qué hay de esto… debería ser tiempo, nosotros, bueno.

Él rascó su cabeza, su vista deambulaba, y el Dark Knight Commander habló ligeramente de manera ruda.

— ¿No te convertirías oficialmente en mi esposa? Aunque debo decir perdón por ser tan viejo.

— Su… Su Excelencia…

Lipia se quedó sin palabras con sus dos ojos abiertos ampliamente…

Alguna clase de calor se extendió desde cerca de su corazón y ella estuvo a punto de saltar hacia el otro lado de la mesa al pecho del hombre que amaba.

Cuando una crispada voz chillona resonó desde más allá de la gruesa puerta.

— ¡¡Es una emergencia!! ¡¡Una emergencia verdadera!! ¡¡Aah, ¿cómo pudo haber pasado esto?!! ¡¡Vengan, lords, deprisa, deprisa!!

La voz vagamente familiar pertenecía a uno de los diez lords, el líder del gremio económico.

Los gritos roncos que no favorecían a ese magnánimo hombre fornido en los recuerdos de Lipia continuaron.

— ¡¡Es una verdadera emergencia!! ¡L, la habitación del trono! ¡Las cadenas de sellado! ¡¡Están temblandooooo!!