Sword Art Online

Volumen 15: Alicization Invading

Capítulo 15: En las Tierras del Norte

Parte 3

Un conjunto dinámico de mazos giraron en el claro y azul cielo de invierno.

Alice alzó su mano a su frente y miró a la circular villa de Rulid elevándose por encima de los campos de trigo.

Hoy marcaba una semana rápida desde el asalto del ejército de la oscuridad.

Muchas de las casas construidas en el norte de la aldea fueron quemadas, pero con la decisión del jefe de la aldea de poner las Sacred Tasks de casi todos los aldeanos en segundo plano para trabajar en eso, el progreso de su reconstrucción fue rápido. Veintiuno de ellos desafortunadamente habían escapado demasiado tarde y perdieron sus vidas, y un servicio de funeral colectivo fue celebrado para ellos en la iglesia tres días antes.

Después de asistir al servicio como se le fue pedido, Alice montó a su dragón voladora la cueva del norte para confirmar su estado.

La gran cueva que debería haberse derrumbado por órdenes de Bercouli fue cavado a tal punto que ni siquiera las grandes constituciones de los orcos podrían pasar fácilmente y el área más cercana al Dark Territory mostró señales que ellos acamparon durante muchas noches.

Los atacantes no ahuecaron la cueva en una sola noche. Ellos debieron haber derrumbado la entrada repetidamente y enviar un grupo de ingenieros de combate desde el Dark Territory. Así, ya habría habido un grupo oculto de goblins dentro, constantemente trabajando en ello, cuando el Integrity Knight Eldrie revisó la entrada.

Cuidado y cautela increíbles de los globins y orcos de antaño. Esta invasión no podría suponerse como una de mero reconocimiento, como las hechas muchas veces antes, sólo por eso.

En lugar de derrumbar la cueva una vez más, Alice detuvo el pequeño río fluyendo del medio que sirvió previamente como el nido de un dragón blanco por un tiempo e inundó completamente el interior de la cueva. Luego desencadenando los incontables elementos criogénicos que generó de antemano, ella selló la cueva con hielo más que con piedra.

Ahora, nadie podría atravesar la cueva sin un usuario de Arts a la par con Alice generando elementos térmicos para derretir el hielo.

Despegando su vista de la villa Rulid y la cordillera blanca del borde elevándose por encima, ató la última bolsa de sus pertenencias a la pata izquierda de Amayori.

— Erm… nee-sama.

Selka, quien había estado ayudando con sus preparaciones para la partida con una firme sonrisa hasta ahora, abrió su boca mientras miraba hacia abajo.

— Padre en realidad también quiere despedirte. Estuvo todo despistado desde hoy en la mañana, ¿sabes…? Creo que debe haber estado contento por dentro que volvieras, nee-sama. Quiero que creas eso por lo menos.

— Lo sé, Selka.

Alice abrazó el menudo cuerpo de su hermana menor y susurró en respuesta.

— Dejé esta aldea como una atroz criminal y regresé como una Integrity Knight. Pero la próxima vez… cuando termine con todas mis tareas, volveré simplemente como Alice Schuberg. Eso sería cuando pueda decir verdaderamente esto. Estoy de vuelta, padre.

— Está bien. Ese día vendrá de veras, ¿verdad?

Selka murmuró con una voz acuosa, levantó su rostro, y después lo limpió con el puño de sus ropas de aprendiz.

Girando, ella llamó al joven de pelo negro sentado en una silla de ruedas por el costado con una voz tan alegre como ella pudo reunir.

— También cuídate, Kirito. Apresúrate y recupérate y ayuda a nee-sama, ¿me oíste?

Sosteniendo su rebajada cabeza con ambas manos, la hermana, joven en términos de edad, dibujó un amuleto de bendición antes que diera varios pasos atrás.

Alice se acercó a Kirito, luego tomó gentilmente las dos espadas de sus brazos y las guardó en la bolsa colocada en la montura sobre Amayori. Siguiendo eso, lo levantó, se había vuelto muy delgado, fácilmente y lo sentó en la parte frontal de la montura.

Ella pensó en dejar a Kirito en la aldea bajo el cuidado de Selka. Después de todo, si fueran a proceder en la Gran Puerta del Este que probablemente se convertiría en el campo de batalla decisivo contra las fuerzas de la oscuridad, estaría ocupada como una miembro del Ejército de Defensa del Mundo Humano y sería incapaz de atender a Kirito durante el día como lo que había estado haciendo.

Pero aun así, ella decidió traerlo consigo.

Kirito definitivamente trató de levantar su espada y cabeza por la aldea en la noche del ataque hace una semana. La voluntad para luchar por otro aún permanecía dentro de él. Así, los campos de batalla para proteger el Mundo Humano podrían ser donde mejor se encontrarían los medios para recobrar su espíritu original.

La necesidad debería surgir, ella lo protegería incluso si requería atarlo a su espalda con cuero.

Alice le dio a su hermana menor a quien le tenía cariño un último abrazo firme.

— Me estoy yendo, entonces, Selka.

— Sí. Ten cuidado… y asegúrate de volver, nee-sama.

— Lo prometo… Por favor dale mis saludos a Garitta-san también… Cuídate y concéntrate en tus estudios.

— Lo sé. Me convertiré en una magnífica hermana con seguridad… y un día, yo también…

Selka se detuvo ahí y mostró una alborotada y llorosa sonrisa.

Acariciando gentilmente la cabeza de su hermana menor antes de soltarla, Alice soportó su reticencia para irse mientras caminaba hacia su amado dragón y montó inmediatamente detrás de donde Kirito se sentó en la montura.

Ella asintió a su hermana menor en el suelo y miró hacia los cielos azules.

Las riendas sonaron levemente y el dragón comenzó su carrera por el suelo entre los campos de trigo con fuerza que no mostró señal de los dos humanos y tres espadas sobrecargándolo.

Ella definitivamente volvería a esta aldea un día.

Incluso si fuera a caer en el campo de batalla, su espíritu aún regresaría; seguramente lo haría.

Alice se deshizo de una lágrima en sus pestañas y gritó con una voz nítida.

— ¡Hah!

Suavemente. La sensación de flotar vino mientras dejaban el suelo.

Habiendo tomado una corriente de aire ascendente, Amayori dio vueltas mientras se lanzaba en el cielo.

Los vastos campos y bosques; la villa de Rulid en su centro con un remarcado nuevo tejado resplandeciendo en su centro; Selka ondeando ambas manos mientras corría encarecidamente; ella quemó la vista de todos ellos en sus párpados…

Alice hizo girar la cabeza de su dragón volador hacia los cielos del este.