Sword Art Online

Volumen 15: Alicization Invading

Capítulo 14: Subtilizer

Parte 2

El capitán Dario Giuliani quien comandaba el submarino nuclear de clase Seawolf, Jimmy Carter, era un submarinista hasta sus huesos, subiendo a su posición actual de limpiar las tuberías de torpedo. El primero que montó fue una antigua embarcación de diésel de clase Barbel donde el hedor de petróleo y ruido le seguían no importa dónde uno iba en su sofocante espacio limitado.

En comparación, la clase Seawolf que cuesta más que cualquier otro submarino en el mundo era prácticamente un Rolls-Royce, Giuliani había duchado a la nave y a su tripulación siempre desde que él fue nombrado como su capitán en 2020. A través del duro entrenamiento, el fuerte casco de acero de alta resistencia, su reactor S6W, y los ciento cuarenta miembros de la tripulación estaban unidos como un solo ser, capaz de nadar como ella quería en cualquier océano tanto como tuviera la profundidad.

Jimmy Carter era prácticamente la hija de Giuliani. Era una lástima que él tuviera que dejar el servicio activo pronto, no forzado a trabajar en tierra ni un retiro temprano, pero el sucesor que recomendó, el directivo ejecutivo, Guthrie, definitivamente comandaría la nave de forma excelente.

No obstante…

Como si fuera para la desgracia de los últimos años de Giuliani, una sola orden curiosamente arriesgada fue dictada hace unos diez simples días.

Jimmy Carter era una nave planeada para respaldar en operaciones especiales y poseía una variedad de métodos para cooperar con los SEALs. El submarino en miniatura(ASDS) llevado en su cubierta era uno de esos.

Hubo incontables veces en las que conducía profundo en aguas extranjeras con los de SEAL a bordo. Pero el objetivo siempre era mantener la paz de los estados o el mundo y esos hombres a bordo definitivamente sentían la misma sensación del deber como los subordinados de Giuliani mientras iban a las fauces de la muerte.

Sin embargo, en cuanto al grupo que abordó de Guam hace dos días…

Giuliani fue a ver los rostros de sus invitados en la sección trasera sólo una vez, pero eso fue suficiente para llevarlo al borde de ordenar a sus subordinados echarlos al profundo mar. Las decenas de hombres tendidos en el suelo sin ningún sentido de orden, algún atronado ruido de sus auriculares mientras que otros se regocijaban, apostando en juegos de cartas; por no mencionar las latas vacías de cerveza desperdigadas por todo el lugar. No había ningún marinero apropiado en ese grupo. Era dudoso que incluso fuera de la milicia.

Había sólo uno que parecía tener alguna noción de cortesía, ese alto oficial comandante que pidió disculpas a Giuliani por su alboroto en orden.

Sin embargo, ese hombre con esos ojos increíblemente azules…

Mientras sostenía la mano derecha que él ofreció y encontraba sus ojos, Giuliani probó una sensación que había olvidado por un largo tiempo.

Eso era de, sí, mucho antes que entrara a la marina. Estaba nadando en el océano en Miami, su ciudad natal, mientras que un gran blanco gigante corría directamente pasando por su lado. Él estuvo afortunadamente ileso, pero Giulianivio esos ojos de tiburón justo ante él. Esos ojos devoraron toda luz como un hoyo sin fondo.

Ese mismo vacío se extendió profundamente en los ojos de ese hombre…

—¡Capitán, una lectura del sonar!

La bulla repentina del técnico del sonar sacó a Giuliani de sus pensamientos.

—Es la turbina de un reactor. Estamos comparando… coincide, definitivamente es la turbina de la mega-flota objetivo. Quince millas.

Despertando su mente, rápidamente dio instrucciones desde el puesto de comando de combate, el asiento del capitán.

—Correcto. Mantengan esta profundidad y disminuyan su velocidad a quince nudos.

La orden hizo eco y él sintió un instante de desaceleración.

—¿Dónde está esa nave escolta equipada con Aegis?

—Hay un sonido de una turbina de gas confirmado tres millas al oeste-sudoeste del objetivo… coincidencia hecha, es el Nagato de los JMSDF.

Giuliani miró fijamente a los dos puntos de luz mostrados en el gran monitor en frente.

Poniéndose al lado del buque de guerra equipado con Aegis, escuchó que la mega-flota era una nave de investigación oceánica sin ninguna arma. Y la orden esta vez fue dejar a esos matones armados invadirla. Por no mencionar que era una nave de Japón, una nación aliada. Apenas parecía una operación legítima con la aprobación del Presidente y el Secretario de Defensa.

Las palabras de esos hombres en trajes negros que compraron a la directiva directamente del Pentágono resurgieron en la mente de Giuliani.

«Japón está dirigiendo una investigación en esa mega-flota para recomenzar la guerra en las naciones. No hay otra que la de enterrar esa investigación para mantenerla amistad entre nuestros dos países.»

Giuliani no era un jovencito capaz de comerse sus palabras por su valor nominal.

Aun así, él ya era lo suficientemente viejo para entender que no tenía otra alternativa que obedecer esas órdenes.

—¿Nuestros invitados están preparados?

El oficial ejecutivo parado a su lado confirmó en una voz profunda.

—Están preparándose en el ASDS.

—Bien… ¡mantengan esta velocidad y llévenla a los cien pies!

El aire comprimido expulsó el agua del océano del tanque de lastre y la flotabilidad producida levantó la gigantesca estructura de Jimmy Carter. La distancia de los puntos de luz gentil pero seguramente decreció.

¿Habría pérdidas entre los investigadores japoneses? Eso parecía probable. Él quizás llevaría el recuerdo de cooperaren tal operación hasta su lecho de muerte.

—¡Cinco millas para el objetivo!

Deshaciéndose de su vacilación, Giuliani comandó con resolución.

—¡Liberen el ASDS!

Las débiles vibraciones que su cuerpo sintió transmitían la liberación de su equipaje desde la cubierta.

—Liberación completa… auto-propulsión del ASDS iniciada.

El submarino con un paquete de perros callejeros y un solo tiburón a bordo aceleró en un abrir y cerrar de ojos y embistió directamente al vientre de esa tortuga oceánica gigante flotando encima del océano.