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Volumen 13: Alicization Dividing

Capítulo 10: Comandante Integrity Knight Bercouli

Parte 3

Todo lo que la Blue Rose Sword congeló era una mera parte del agua caliente que llenaba la gigantesca bañera. Aún había mucha alrededor de ellos. Probablemente les tardaría decenas de minutos a diez usuarios de Sacred Arts el congelarlo por completo, incluso si continuamente generaran elementos criogénicos. Pero no tenía otra alternativa.

El Armament Full Control Art era una técnica que despertaba un gran poder que originalmente era imposible mediante la liberación de los recuerdos de la espada.

La misteriosa sabia, Cardinal, fue quien lo dijo. Para poder componer el Full Control Art para la Blue Rose Sword y la espada negra, ella tenía a Eugeo y Kirito buscando los recuerdos de sus respectivas espadas.

La herramienta sagrada que Eugeo poseía, la Blue Rose Sword, era originalmente una masa de hielo protegida en la cima de la montaña más alta en la cadena montañosa del norte. Allí era frío incluso durante la época más calurosa del verano y el hielo nunca se había descongelado a lo largo del año, pero al mismo tiempo, ni un solo ser vivo se había acercado. La eterna masa de hielo pasó aislada decenas de años.

Sin embargo, en cierta primavera, el viento que soplaba a través de la cadena montañosa llevó una pequeña semilla justo a un lado de la masa de hielo eterno. El hielo se derretía día tras día, goteando la escasa agua que generó en la semilla. La semilla finalmente brotó y creció un capullo de flor, que soportó el intenso frío, con esa flor modesta pero hermosa floreciendo con el inicio del verano. Era más azul que los cielos del norte, una única rosa.

Complacida que por fin tenía un amigo, la eterna masa de hielo pasó día tras día conversando con la rosa. Pero en un día, aún cuando pasó el otoño, la rosa azul habló de esta manera. —No puedo soportar el frío del invierno. Así que pronto será momento de separarnos— dijo.

El hielo se lamentó. Sus lágrimas corrían ante el dolor de perder a su primer amigo y su cuerpo se redujo. Al ver al hielo en ese estado, la  rosa azul habló otra vez. — ¿No podrías encerrarme dentro de ti antes que me marchite sin dignidad? Aún cuando perdiese mi vida, entonces mi forma permanecería por siempre.—

La masa de hielo eterno concedió el deseo de la rosa azul. Dio su todo para moverse en el charco de agua que hicieron sus lágrimas, se anidó cerca de la flor, y entonces rezó. —Congelar, congelar, congelar por toda la eternidad—rezó. Esa oración fue fuerte, tan fuerte que incluso el hielo hizo que su corazón se solidificara.

Para cuando la rosa azul estableció su vida dentro del hielo, éste, a su vez, no habló ni pensó más. Todo lo que permaneció en la cima intensamente fría fue el hielo, angostado como una espada mientras todas sus lágrimas fluían, y con una sola rosa azul encerrada en su interior.

Ese pudo haber sido el sueño que Eugeo tuvo en el Great Library Room. No tenía la menor idea de cuán crudamente el hielo moldeado podría convertirse en una espada real o cómo se trasladó hasta la cueva subterránea desde la cima y fue protegida por el dragón blanco, y en primer lugar, dudaba de si una simple masa de hielo o una rosa pudieran poseer corazones.

Sin embargo, incluso si eso había sido un sueño, la petición del hielo permanecía vívidamente dentro de Eugeo. Para congelar todo; la tristeza, el dolor, incluso sus vidas y el tiempo, por el que oró.

—¡…Concédeme poder, Blue Rose Sword!

Un nuevo grito salió de la boca de Eugeo en el momento en que deseó fuertemente aquello.

—¡¡Release… recollection!!

La segunda etapa del Armament Full Control Art. La frase ceremonial para liberar toda la fuerza que dormía en el interior de la espada, el comando para «liberar sus recuerdos». Cardinal había dicho que era muy pronto para que Eugeo lo usara, pero ahora… funcionaría ahora y sólo ahora.

La espada en su mano derecha se sacudió con violencia.

Inmediatamente después, numerosos ruidos rígidos de agrietamiento resonaron en la totalidad de la bañera como incontables paneles de cristal trisándose. Con la mano derecha de Eugeo como nexo, un círculo albiazul de luz se expandió a gran velocidad. Toda el agua caliente que entrara en contacto con eso se congelaría instantáneamente, permaneciendo en la forma de una onda.

Pese a cómo la totalidad del inmenso baño había sido congelado de un blanco puro, había sido simplemente por varios segundos. Eugeo jadeó ante el frío absurdo en el que estaba sumergido su cuerpo entero que ahora se había puesto completamente inmóvil. No podría hacer este frío incluso si se encontrara completamente desnudo en el Bosque Rulid en pleno invierno. Ni siquiera habría sido capaz de decir si aquello era hielo sobre su piel, o hierro abrasador, si tuviera que cerrar los ojos.

Quería limpiar toda la escarcha blanca que colgaba de sus cejas, pero él mantenía presionado a Bercouli con su mano izquierda en las profundidades de la bañera y mantenía su agarre inverso de la Blue Rose Sword con la derecha, ambos fijos firmemente donde estaban. Parpadeando de mala gana con todo lo que tenía y sacudiéndose los cristales de hielo, Eugeo confirmó el estado del enemigo a través de la densa niebla.

El Integrity Knight Commander Bercouli tenía la mitad de su cuello sumergido dentro del hielo. Debido a su intento por levantarse hace un momento, tanto su mano izquierda como la derecha, que deberían haber estado sosteniendo la Time Piercing Sword, estaban en lo más hondo de la bañera, cerca del fondo. Con eso, ya no podía moverse, así como Eugeo.

Frágiles repiques resonaron desde los pequeños carámbanos que colgaban de las cejas y el pelo, y el comandante gruñó.

—No pensé que serías en realidad un espadachín que lanzaría su espada frente a un enemigo… ¿eres el que creó este estilo de lucha?

—… No. Mi compañero me lo enseñó. Que todo en un campo de batalla puede ser usado como un arma o una trampa.

Eugeo de alguna manera respondió con su boca rígida por el frío excesivo. Bercouli momentáneamente cerró sus ojos y la boca como si estuviese pensando en algo, pero pronto mostró una sonrisa descarada. Fragmentos sueltos de hielo cayeron desde su boca.

—Hmm, entiendo. Usando lo que hay, eh… Bueno, voy a admitir que llevas la ventaja, pero no puedo tan sólo perder así.

Tomó aire y lo mantuvo.

Qué podría estar planeando en un momento como este; qué pesaba sobre la mente de Eugeo. Tendría que inmediatamente preparar una ventanilla ante la posibilidad de iniciar un canto para una Sacred Art.

Los ojos azul claro de Bercouli brillaron abiertos. Desde el espacio entre sus dientes, expuestos como los de una bestia, resonó un grito ensordecedor.

—¡¡Nuuuuuuuhn!!

Numerosos y gruesos vasos sanguíneos surgieron a la vez en la frente del Knight Commander. Varios grupos de músculos sobresalían en su cuello expuesto ligeramente, tiñendo su piel de rojo vivo.

—Qu…

Eugeo no pudo evitar dejar salir un grito de sorpresa.  Bercouli estaba intentando imprudentemente romper la gruesa capa de hielo solo con la fuerza de sus músculos.

Eso no podía ser posible. Incluso sin restricciones de movimiento y suficiente espacio, una masa de hielo de tal grosor sería difícil de romper con las manos descubiertas. Menos aún con el estado actual del Knight Commander, atascado en ese lugar sin siquiera el espacio de un cabello para moverse.

Aquellos dientes blancos apretados triturando juntos, produjeron un ruido como el acero chirriante. Aquellos ojos azules lucían un brillo intenso, como si irradiaran luz por sí mismos.

A pesar de estar sumido en un frío por debajo del punto de congelación, un escalofrío más allá de eso recorrió a lo largo la columna de Eugeo.

Justo después de lo cual sonó un débil pero decisivo ruido.

Una grieta se produjo en el hielo que los separaba a ambos. Otra divergió de eso. Y continuó otra.

Eugeo una vez más fue forzado a entender que el hombre gigantesco delante de sus ojos no era un simple humano. Él fue quién se situó en la cima más allá del grupo de valientes Integrity Knights escogidos entre los mejores espadachines entre los cuatro imperios… el hombre más fuerte del Human World. Probablemente había pasado al menos cien o doscientos años en el medio de la batalla: una leyenda viviente.

Una batalla contra semejante enemigo no permitía siquiera un instante de negligencia. Eugeo nunca había creído realmente que la batalla pudiese terminar sólo con congelar al enemigo y a sí mismo en el hielo, desde el principio. Su verdadero objetivo apuntaba más allá… a forzarlo en una lucha mutua por la Vida.

Sujetando firmemente su amada espada por su empuñadura por debajo del hielo, con ésta todavía en su estado actual de recolección liberada, Eugeo aguzó sus sentidos.

Si el recuerdo de Eugeo demostraba ser cierto, la Blue Rose Sword tenía un origen ligeramente distinto cuando es comparada con la espada negra de Kirito, con la Time Piercing Sword del Knight Commander, o con la Heaven Piercing Sword de Fanatio. Esa sería la forma en la que había dos existencias que sirvieron como las raíces de la espada. La masa de hielo eterno y la rosa solitaria encerrada dentro de ésta.

La capacidad de la masa de hielo que congeló todo. Y la capacidad de la rosa… de hacer florecer la vida.

—¡¡Florece Blue Rose!!

Respondiendo al grito de Eugeo, incontables brotes de flores cobraron vida en la superficie de hielo. Abrieron por separado mientras giraban, desplegando pétalos como cuchillas que eran ligeramente translúcidas.

Lideradas por una sola rosa, floreciendo con un tintineo que recordaba el de una campana, incontables, más de varios centenares de rosas florecieron una tras otra. Era una vista extraordinariamente bella, pero implacable. Después de todo, estas rosas enormes sólo florecieron por haber absorbido las Vidas de Eugeo y Bercouli.

La energía restante de sus extremidades e incluso de su visión empezó a ensombrecerse. Ya no tenía ninguna sensación táctil del hielo en su piel, y mucho menos del frío. Solo podía permitir que el entumecimiento paralizante tragara su cuerpo entero.

Aun siendo poderoso, incluso Bercouli que habría tenido la fuerza necesaria para romper la prisión de hielo debilitándola desde la raíz; su piel de color rojo estaba volviéndose visiblemente blanca, estaba perdiendo su color. La compostura desapareció de su rostro varonil por primera vez desde que empezó la batalla.

—Granuja… ¿no me digas que me has estado llevando a un empate… desde el comienzo, chico?

—No… me malinterpretes.

Al hacer su mejor esfuerzo para levantar sus párpados cada vez más pesados, Eugeo forzó a salir una voz ronca.

—Sólo hay una cosa de la que tengo esperanza de ganarte… Eso es… nuestras cantidades de Vida. Fanatio sufrió casi la misma cantidad de lesiones que mi compañero y se desplomaron al mismo tiempo… en otras palabras, aún cuando los Integrity Knights no mueren por la vejez, su cantidad de Vida no es distinta a la nuestra… ¿estoy en lo correcto…?

Aún cuando su boca se movía, gotas brillantes de luz brotaron de las rosas de hielo que seguían floreciendo. El hecho que no había estado escuchando el ruido atronador del  agua caliente fluyendo desde hace un tiempo, debería ser prueba de que incluso los drenajes estaban congelados.

El grueso hielo ya había recubierto tanto a Bercouli y a Eugeo sin que nadie se percatara, dejando descubiertos sólo el centro de sus caras. Si sus Stacia Windows fuesen abiertas, uno debería ser capaz de ser testigo de sus Vidas, reduciéndose a un ritmo aterrador. Soportando el creciente impulso de dormir, Eugeo siguió hablando desesperadamente.

—Basándome en tu apariencia, deberías haber tenido más de cuarenta cuando te convertiste en un Integrity Knight… naturalmente, tu Vida máxima debe haber disminuido. En comparación, mi vida se ha ido acercando a su máximo… aunque he recibido un solo golpe de la espada, debería tener más. Eso es por lo que aposté.

Los dos ojos de Bercouli se abrieron apenas un tiempo después que Eugeo terminara de hablar. Toda su cara estaba severamente distorsionada, rompiendo al mismo tiempo los carámbanos que estaban colgando de su frente y nariz.

—Chico… ¿qué fue eso justo ahora?

Pese a lo difícil que debe ser seguir manteniendo su conciencia en tal situación, una luz intensa surgió en los ojos del comandante.

— ¿Dijiste… convertirse en un Integrity Knight…? ¿Por qué estás fanfarroneando cómo si supieras cómo éramos en nuestras vidas pasadas?

Eugeo parpadeó una vez más antes de reunir las fuerzas que le quedaban y respondió

—Eso es… por lo que no puedo perdonar a muchos de ustedes.

Las fuertes emociones creciendo en las profundidades de su mente le hicieron olvidar la desesperanza que tenía en todo su cuerpo, aún cuando fuese por un simple instante.

—Al olvidar todo sobre quién eras… al dedicar tu espada a la Axiom Church sin siquiera conocer su verdadera forma… al simular esa fachada que insistes en que eres la justicia, que eres quien hace cumplir la ley… No eres un caballero santo llamado desde el Celestial World por la Highest Minister. Tu madre te dio a luz y te puso nombre, Bercouli, ¡eres sólo un humano igual que yo!

Sucedió entonces, en el momento particular en el que gritó…

Eugeo finalmente recordó ‘quién’ era ese hombre gigante delante de sus ojos.

La abrumadora sorpresa oprimió un  corto suspiro a él. Bercouli… era el nombre de ese individuo que aparecía en esa historia antigua que escuchó de su abuelo cuando él era pequeño. El espadachín de renombre que fundó la aldea Rulid hace trescientos años y se convirtió en el primer líder de la guardia. El héroe que fue a explorar la cueva de la cadena montañosa en las afueras e intentó robar una valiosa espada desde un costado del dragón blanco que dormía… la Blue Rose Sword que Eugeo estaba sujetando justo ahora.

Reflexionó si éste era un descendiente del Bercouli original, que llevaba el mismo nombre, pero refutó eso al instante. Los Integrity Knights, que han tenido congelada su reducción natural de la vida, no envejecerán. En otras palabras, éste era ese mismo hombre. El personaje principal de ese cuento de hadas, “Bercouli y el Dragón blanco del Norte”, que amó cuando era niño… y uno que no podía sino recordar el verano en que se llevaron a Alice, estaba ahora en frente de los ojos de Eugeo. Con sus recuerdos de su época en Rulid perdidos, y como un Integrity Knight.

Recuperándose de alguna manera de ese efímero pero inmenso shock, Eugeo habló con palabras titubeantes.

—Bercouli. Deberías… recordar haber visto mi espada en algún lugar.

La Blue Rose Sword, ahora despierta con toda la fuerza que poseía, siguió brillando con una luz fría a aproximadamente diez cen por debajo de la superficie del hielo.

El comandante de los Integrity Knights, también el protagonista de ese cuento de hadas de hace trescientos años, bajó la mirada para echar un vistazo en el hielo. Su fuerte barbilla quedó rígida y forzó a salir una voz ronca de entre sus dientes apretados. Sin embargo, las palabras de Bercouli traicionaron las expectativas de Eugeo.

—Eso es cierto… en algún lugar… En ese entonces… aquella época…

Sus párpados una vez cerrados se levantaron suavemente y el Integrity Knight Commander habló.

—Una espada como esa estaba en el nido cuando maté al dragón guardián del norte…

Al ser asaltado por otra oleada de conmoción, le espetó sus palabras, y el pensamiento de un escalofrío congelando todo su cuerpo lo dejó momentáneamente.

—¿Tú lo… mataste…?

La escena que Alice y él presenciaron cuando exploraron juntos la cueva norte hace ocho años resurgió en su mente.

Aquellos incontables y enormes huesos apilados en esa área espaciosa en el centro de la cueva. Unas heridas cortantes fueron talladas en ellos desde todos los ángulos. Las lesiones no fueron causadas ni por el colmillo ni por las uñas de bestias, sino que por una espada blandida por manos humanas.

—Aquellos huesos de dragón… ¿Tú fuiste quien hizo eso…? ¿Tú… incluso mataste al… dragón que apareció en tu propia historia…?

Sin restringir las emociones febriles que brotaban en su pecho a pesar del frío cortando a través de todo su cuerpo, Eugeo sacudió brutalmente su cabeza. Algo también escapó de sus ojos, nublando su visión.

—Así que realmente lo has olvidado… todo y todos… Bercouli, tú eres un héroe a quien todos conocían en la aldea en la que crecí, Rulid, ya sean viejos o jóvenes. Tú hiciste el largo y duro viaje hasta el norte desde la central y fundaste una aldea en las tierras salvajes, eres nuestro ancestro. La Highest Minister te capturó, selló todos tus recuerdos, y te hizo el primer Integrity Knight. No eres el único, es lo mismo para Fanatio, también para Eldrie, e incluso Alice… les sucedió a todos. Antes que se convirtieran en Integrity Knights, todos fueron lo mismo que nosotros… cada uno de ellos era humano…

—¿Dices… que sellaron… mis recuerdos?

Los ojos de Bercouli, que habían resultado ser totalmente inquebrantables a lo largo de la batalla, perdieron su foco, como si estuviesen mirando hacia algún lugar lejano. Una suave voz, apenas audible, salió de su boca y perdió su fuerza.

—… No puedo creer en tu historia con tanta facilidad… Pero… yo también pensé… que la historia sobre mí siendo llamado desde el Celestial World como un caballero de los dioses… no la había pensado por un largo tiempo…

Toda la fuerza de Bercouli ya se había ido desde hace algún tiempo. Una vez más, la escarcha se asentó en capas sobre sus rasgos varoniles. Las lágrimas que fluían por las mejillas de Eugeo, también se congelaron en pocos segundos y fueron absorbidas por la capa de hielo que invadía su rostro, desapareciendo.

El cuento de hadas que había escuchado incontables veces desde  que era pequeño, de Bercouli y el dragón blanco. La realidad que el héroe que sirvió como su líder había matado al dragón que sirvió como el otro personaje principal le trajo un indescriptible sentimiento  de pérdida e inutilidad.

La Highest Minister, Administrator, tenía una fuerza mucho más allá de lo que podía imaginar. Después de todo, ella podía manipular incluso a algunos grandes espadachines con facilidad, convirtiéndolos en sus leales caballeros. Ella no podría haber tenido en existencia a dos simples espadachines en entrenamiento, que podría haber esperado  para  enfrentar  en primer lugar. Highest Minister… y la Axiom Church también.

Eugeo sintió, en algún lugar en su cabeza, que casi nada de su Vida que las rosas de hielo continuaron absorbiendo quedaba en su interior. Bercouli estaba igual. Aquellos ojos entreabiertos de color gris azulado más allá de la escarcha tenían casi toda su luz derrotada.

—¿Es un empate?

En el momento en que pensó así, una insignificante chispa destelló a la vida en las profundidades de su pecho, era el deseo de no caer aquí y ahora. Pero no podía siquiera mover un dedo. La fuerza comenzó a dejar suavemente su mano derecha, que sujetaba la Blue Rose Sword bajo el hielo…

Fue entonces que…

—Jo-jooo, sublime, simplemente sublime.

Una voz chirriante, como un tenedor rascando una placa de metal con fuerza, resonó con amplitud en todo el enorme baño.

Eugeo movió sus ojos nebulosos y observó una silueta peculiarmente formada balanceándose a lo largo del camino mientras se acercaba.

Debía ser un humano, pero era excesivamente redondo para ser uno. Su torso, que se inflaba en un círculo perfecto, cómicamente tenía adheridas extremidades cortas. Su cuello estaba absolutamente fuera de la vista y una cabeza, también redonda, estaba asentada sobre él. Parecía igual que aquellas figuras de nieve que los niños construyen en invierno.

Sin embargo, las ropas que vestía estaban tan  ricamente coloreadas, que dolía mirarlas. Vestido con un traje brillante que era de color rojo oscuro a la derecha y azul oscuro en la izquierda, su fastuoso estómago tenía botones dorados que apenas resistían. De la misma manera, sus pantalones eran de color diferente a la izquierda y derecha, y ese esmero con los detalles se mantenía igual, hasta para sus zapatos.

No había ni un solo cabello en su cabeza redonda y llevaba un sombrero angular dorado en la lisa parte superior. Su forma hacía recordar el sombrero que usaba Cardinal, la sabia del Gran Salón de la Biblioteca, pero era de mucho peor gusto. Y para añadir, su altura no era más que un poco más de un mel.

Un bufón vestido de manera similar balanceándose sobre una pelota estaba entre los grupos de artistas que exhibían diversas acrobacias en la plaza del sexto distrito de Centoria durante el festival de mediados de verano. Sin embargo, había evidencia suficiente en sus características faciales que el pequeño hombre no tenía esas cualidades delicadas en lo más mínimo.

No pudo calcular la edad del hombre. Su piel era curiosamente blanca, su nariz era redonda, sus mejillas estaban sueltas, y sus labios irrazonablemente rojos se dividían en una amplia sonrisa. Sus ojos eran alargados y estrechos con forma de media luna, arqueándose hacia arriba como si estuviesen riendo, pero el brillo en esos ojos que se atisbaban desde aquellas hendiduras era anormalmente frío.

El bufón vestido de rojo y azul brincaba mientras cruzaba el camino de mármol, y luego saltó con energía sobre el baño congelado. Sus zapatos, con puntas en los extremos, trituraron dos rosas de hielo con un ruido de astillas.

—¡Jo, joo! ¡Joo, joo, joo!

Aparentemente había encontrado algo hilarante, el hombre pequeño aplaudía y se reía con una risa chillona por un momento, entonces empezó a patear las rosas alrededor, convirtiéndolas en partículas de cristal, una tras otra. Hacía un alboroto mientras seguía dispersando esas partículas, se acercó a Eugeo y Bercouli que estaban atrapados dentro del hielo.

Al quedarse quieto a varios mel de distancia, el hombre pequeño rompió una última rosa en pedazos antes que finalmente volteara su rostro hacia ellos. Aquellos labios rojos se abrieron ampliamente y esa voz inquietante resonó una vez más.

—¡Ajá!… Inaceptable, esto es simplemente inaceptable Sir Knight Commander. Supongo que usted no pensaba sólo estirar la pata de esa forma. Eso sería clara traición, usted sabe, hacia Su Eminencia, la resplandeciente Highest Minister. Estoy seguro que estará indignada cuando se despierte, ¿sabe?

Para eso, con su consciencia aparentemente al borde del desvanecimiento, los labios de Bercouli se estremecieron y salió una voz baja y ronca.

—Chief Elder… Chudelkin… No se involucre en una batalla entre espadachines… presuntuoso…

—¡Joo, jojoo!

Al escuchar las palabras de Bercouli, el pequeño bufón saltó tres pasos mientras aplaudía ruidosamente.

—¡Batalla de espadachines! ¡Me haces reír, joojoojooo!

Salió esa risa aguda que no parecía como la de un ser humano.

—¡Seguro que puedes hablar, incluso después de ser blando generosamente contra un sucio traidor! Sir Knight Commander, todavía no ha usado el «otro lado» de su Time Piercing Sword, ¿verdad? ¡Usted podría haber asesinado a ese mocoso antes que pudiera decir una palabra si se le apeteciera! ¡¡Eso es lo que quise decir por la traición hacia la Highest Minister en primer lugar!!

—Cállate… había… luchado con todo lo que tengo… Además, me mentiste, ¿no?… Este granuja… no es ningún asesino del Dark Territory… es mucho mejor que un pedazo de carne feo como tú…

—¡Cierrrra tu booca! ¡¡O te arrancaré el peeeelo!!

Sus ojos se abrieron ampliamente de repente y el hombre pequeño saltó hacia arriba y hacia abajo como una pelota, luego pisoteó con fuerza la cabeza de Bercouli con sus cortas piernas. Mientras se balanceaba de izquierda a derecha sobre la cabeza del comandante, seguía gritando con su voz chillona.

—En primer lugar, esto es porque ustedes caballeros hacen un trabajo horrible que terminó en este fastidio. Me hiciste reír tanto cuando recibieron una paliza por apenas dos niños que se me partía el estómago. ¡Una vez que Su Eminencia se despierte, estoy seguro que todos y cada uno de los caballeros… o al menos, tanto usted como el Deputy Knight Commander serán reprocesados!

—¿Qué… tú, sólo… qué…?

—Ah, viejo, cállate, cállate. Eso ya está fuera de ti, vete a dormir.

El hombre pequeño hizo  sobresalir  su  pequeño dedo de su  mano derecha en un  gesto exagerado mientras montaba en la cabeza de Bercouli. Mientras se lamía los labios con su lengua de color rojo oscuro, comenzó un cántico para un Sacred Art con un tono penetrante.

—¡System Caaaaall! ¡Deep freeeeeeze! ¡Integrator Unit, ID zero zero oneeeee!

Era una Sacred Art que no había oído nunca antes. La técnica en sí era inusualmente corta y aunque fuese una técnica ofensiva, no tendría gran efecto… o eso pensaba.

—Guh…

Bercouli se quejó débilmente. Inmediatamente después, su cuerpo, su pelo, su piel, e incluso las ropas que vestía, empezaron a teñirse cada vez más en un tenue color gris. En vez de estar congelado, parecía como si se estuviese convirtiendo en piedra.

La luz se desvaneció completamente de sus ojos y su cuerpo, oprimido por el hielo, cambió a un color parecido al barro desde sus bordes, antes que el hombre pequeño, el bufón llamado Chief Elder Chudelkin, finalmente saltara con energía de la cabeza del Comandante Integrity Knight Bercouli.

—Hoh, hohi, hohihi… en realidad no necesito más a ningún vejestorio como tú, ya sabes, número uno. Quiero decir, que he encontrado un peón que parece que sería bastante útil… ¿no?

El bufón murmuró de manera que sus pequeños ojos como agujeritos miraran fijamente a Eugeo. El miedo, que era más frío que el hielo, recorrió su espalda.

Sin embargo, Eugeo llegó a su límite entonces.  Con desesperación vio aquellos zapatos rojos y azules aproximarse mientras pisoteaban las rosas de hielo, pero esa escena inmediatamente se desvaneció en una tenue oscuridad.

—Kirito. Alice…

La conciencia de Eugeo fue interrumpida mientras él llamaba a esos dos nombres en las profundidades de su pecho.