Sword Art Online

Volumen 1

Capítulo 24

 

Cuando volví a estar consciente, me encontré a mi mismo en un lugar místico.

Aquí, la puesta de sol hacia parecer al cielo entero como si se estuviese quemando.

Estaba parado en un delgado piso de cristal. Las nubes naranja se desplazaban lentamente debajo del transparente suelo. Cuando levante mi cabeza, pude ver al cielo teñirse por el ocaso que llegaba tan lejos como el horizonte. Mientras se esparcía hacia fuera, el interminable cielo iba cambiando su color desde un brillante naranja, hasta un rojo sangriento, luego por una sombra purpura. También podía oír al viento soplar.

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Era un pequeño disco circular de cristal que flotaba sobre las nubes en los vacios cielos, aquí estaba parado en su borde.

¿…Que es este lugar? Mi cuerpo debería de haber desaparecido luego de estallar. ¿Estaba todavía en SAO…o había llegado a la otra vida?

Examine mi propio cuerpo. El abrigo de cuero, guantes largos, y todo mi demás equipamiento era el mismo que antes de morir, excepto que todo se había vuelto de alguna manera transparente. No era solo mi equipamiento tampoco, ya que cada sección de mi cuerpo expuesta brillaba con los colores del ocaso como si estuviese echa de vidrio semitransparente.

Alcé mi mano derecha y sacudí un dedo. Una ventana apareció con el efecto de sonido familiar. Entonces, este lugar estaba dentro de SAO todavía.

Pero la ventana no contenía ni un avatar ni una lista de menú. La blanca pantalla solo mostraba el mensaje [Ejecutando la Fase Final, 54% completado]. Al mirarlo detenidamente, el número ascendió a 55%. Originalmente pensaba que mi mente desaparecería al mismo tiempo que se destruyese mi cuerpo, ¿pero que estaba sucediendo aquí?

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Mientras me encogía de hombros y cerraba la ventana, repentinamente escuche una voz detrás de mí.

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“Kirito-kun…”

Era como una voz del cielo. La conmoción recorrió mi cuerpo.

Por favor no dejes que esto sea mi imaginación—roge mientras lentamente me daba la vuelta.

Ella estaba parada allí con el ardiente cielo detrás.

Su largo cabello flotaba a la deriva suavemente con el viento. Pero a pesar de su gentil y sonriente cara estaba a mi alcance, no podía moverme en lo más mínimo.

Sentí como si ella desaparecería si mi vista la dejaba incluso por un segundo— por lo que simplemente seguí mirándola en silencio. Ella también era semitransparente, y era la cosa más hermosa en el mundo al estar para allí, brillando con la luz de la puesta de sol.

A la fuerza retuve mis lágrimas y me las arregle para formar una sonrisa. Con una voz, casi como la de un susurro, dije:

“Lo siento. También morí…”

“… Idiota.”

Lagrimas cayeron por su rostro mientras ella decía esto con una sonrisa. Separe mis brazos ampliamente y con delicadeza la llamé:

“Asuna…”

La sostuve fuertemente cuando ella voló a mis brazos mientras lloraba. Jure que nunca la dejaría irse de nuevo. Sin importar que pasara, nunca jamás la dejaría irse de nuevo.

Luego de un largo beso, finalmente pudimos separar nuestras caras y mirar al rostro del otro. Había tantas cosas sobre la pelea final que quería hablar con ella, por las que me quería disculpar con ella. Pero sentí como si yo no hubiese la necesidad hablar más. En su lugar, dirigí mí mirada hacia los interminables cielos y abrí mi boca:

“Esto… ¿Qué rayos es este lugar?”

Asuna silenciosamente giro su vista hacia abajo y señalo con sus dedos. Mire en esa dirección.

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Mucho más debajo de donde estábamos— algo flotaba en los cielos. Tenía la forma de un cono sin su punta. Esta hecho de numerosos pisos superpuestos uno sobre otro. Al concentrar mis ojos, pude incluso ver pequeñas montañas, bosques, lagos, y ciudades.

“Aincrad…”

Sword Art Online Volumen 1 Capítulo 24 Novela Ligera

 

Asuna asintió cuando yo murmure esto. No había error en esto. Era Aincrad. El enorme castillo flotante que vagaba por los interminables cielos. Habíamos pasado dos años peleando dentro de ese mundo de espadas y batallas, aunque ahora estuviese por debajo de nosotros.

Había visto la parte externa de Aincrad antes de venir a este mundo en alguna información sobre SAO. Pero esta era la primera vez que veía su parte externa con mis propios dos ojos. Contuve mi aliento mientras un sentimiento de imponencia me sobrevino.

La ciudad de acero—estaba siendo destruido.

Incluso mientras mirábamos silenciosamente, una sección de los pisos inferiores estallo en incontables fragmentos. Concentre mis oídos para escuchar, podía todavía escuchar el ensordecedor ruido desapareciendo entre los vientos.

“Ah…”

Asuna exclamo suavemente. Una gran parte de los pisos inferiores se soltó, e incontables edificios, arboles, y ríos todos salieron volando y desaparecieron dentro del mar de nubes. Nuestra casa estaba en algún lugar de esa área. Sentía pesar agridulce presionando mi pecho cada vez que un piso del castillo que creó dos años de valiosas memorias desaparecía.

Me sentía inusualmente calmado. A pesar que no sabía que nos había sucedido o que estaba pasando ahora, no sentía el más mínimo rastro de ansiedad. Había logrado llevar a cabo lo que debía, y por ello había perdido mi vida virtual, y ahora estaba mirando el fin de este mundo con la chica que amaba. Esto era suficiente— mi corazón estaba contento.

Asuna se debía sentir de la misma manera. Entre mis brazos, miraba a Aincrad colapsar con sus ojos semi-abiertos. Suavemente acaricie su cabello.

“Una vista impresionante.”

De repente pude oír una voz a nuestras espaldas. Cuando Asuna y yo nos giramos a la derecha, vimos a un hombre parado allí.

Era Kayaba Akihito.

Apareció no como el paladín rojo Heathcliff, sino que en su forma real, como el creador de SAO. Usaba una camisa blanca con una corbata y una bata blanca. Solo los dos ojos metálicos en su puntiagudo rostro se sentían exactamente iguales. Pero esos dos ojos estaban llenos con una apacible luz mientras miraba hacia el catillo desapareciendo. Su cuerpo era semitransparente como el nuestro.

A pesar de que había peleado hasta la muerte con este hombre hace apenas unos minutos, mi tranquilidad continuó persistiendo luego de verlo. Tal vez habías dejado atrás toda nuestra ira y odio en Aincrad antes de venir a este lugar. Gire mi vista lejos de Kayaba y nuevamente al castillo.

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“¿Qué está pasando exactamente?”

“Tal vez, puedas llamarlo… Una ejecución metafórica.”

La voz de Kayaba era también bastante pacífica.

“En este momento, la computadora principal en SAO, que está localizada en el quinto sótano de los cuarteles generales de Argas, está en medio del borrado de todos los datos de su banco de memoria. En otros diez minutos, este mundo habrá sido completamente borrado.”

“Que hay sobre las personas que vivían allí… ¿Qué les sucedió?”

Pregunto repentinamente Asuna.

“No hay necesidad de preocuparse. Hace un momento—”

Kayaba movió su mano derecha y dio un vistazo a la ventana que apareció.

“Todos los 6.147 jugadores restantes han podido desconectarse satisfactoriamente.”

Lo que quería decir que Kline, Egil y todas las demás personas quienes había conocido durante estos dos años se las habían arreglado para volver seguros al otro lado.

Cerré firmemente mis ojos y permití a mis lágrimas descender antes de preguntar.

“… ¿Qué hay de los que han muerto? Nosotros dos estamos ya muertos, aunque continuemos existiendo aquí. ¿Eso no significa que puedes devolver a los otros cuatro mil muertos al mundo original también?”

La expresión de Kayaba no cambio. Cerro la ventana, puso sus manos en sus bolsillos, y luego dijo:

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“La vida no puede recuperarse tan fácilmente. Sus conciencias nunca regresaran. La muerte desaparecerá—estos hechos permanecerán ciertos en cada mundo. Cree este espacio solo porque quería hablar con ustedes dos—una última vez.”

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¿Era eso algo que alguien que había matado a cuatro mil personas debería decir? Aunque pesaba eso, no sentí nada de ira por alguna extraña razón. En su lugar, otra pregunta apareció en mi mente. Era una pregunta fundamental que todos los jugadores, no, todos los que conocían sobre este incidente se preguntarían.

“¿Por qué— hiciste esto…?”

Podía sentir la sonrisa amargada de Kayaba. Luego de un largo silencio, finalmente hablo.

“Por qué— Lo olvide hace mucho tiempo. ¿Simplemente porque lo hice? Siempre desde que descubrí que el sistema FullDrive había sido creado—no, incluso antes que eso, quería construir un castillo, un lugar que excediera los limites colocados en el mundo real. Luego, en esos momentos finales… vi incluso las reglas de mi mundo ser sobrepasadas también…”

Kayaba primero giro sus pacíficos ojos hacia mí, e inmediatamente después los desplazo hacia otro lugar.

La bata de Kayaba y el cabello de Asuna ondeaban mientras el viento se volvía más fuerte. La mitad del castillo ya había sido destruido. Algade, una ciudad llena de memorias, se estaba esparciendo por el viento y estaba siendo absorbida por las nubes.

Kayaba continuó hablando.

“¿No tenemos todos muchos sueños desde que éramos pequeños? Ya había olvidado cuan viejo era cuando la imagen de un castillo de acero flotante en los cielos comenzó a embriagarme… era una visión que no desaparecía de mi mente no importaba cuanto tiempo pasase. Mientras me volvía más viejo, la imagen se volvía más y más realista, más y más extensa. Dejando al mundo real y volando directamente a este castillo… Ese era mi único sueño por un largo tiempo. Sabes, Kirito-kun, todavía creo— que en algún otro mundo, este castillo realmente existe—”

De repente, sentí como si hubiese nacido en ese mundo, donde soñé en convertirme en un espadachín. El chico un día conocería a una chica con ojos color avellana. Los dos se enamorarían, finalmente se casarían, y vivirían felizmente por siempre en una pequeña casa en el medio del bosque—

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“Si… realmente lo hiciste.”

Murmure. Asuna asintió en mis brazos también.

El silencio regreso entre nosotros. Gire mi vista hacia la distancia nuevamente y vi que otras partes del castillo comenzaban a colapsar. Podía ver el interminable océano de nubes y los rojos cielos ser consumidos por una luz blanca muy lejos. La erosión había comenzado en todas las direcciones y estaba lentamente viniendo hacia aquí.

“Ah, me olvide de mencionar esto. Kirito-kun, Asuna-kun… Felicidades por despejar el juego.”

Miramos a Kayaba cuando dijo esto. Él miro hacia nosotros con una expresión calmada en su rostro.

“Bueno, entonces—Debería irme ya.”

El viento soplo y aparentemente arrastro su figura— para el momento que lo notamos, ya no estaba en ningún lugar a la vista. Solo la roja puesta de sol continuaba brillando a través de la lámina de cristal. Estábamos solos de nuevo.

¿Me pregunto a donde se fue? ¿Volvió al mundo real?

No—no lo haría. Él borraría su propia mente y se hubiese ido a buscar al Aincrad real en algún otro mundo.

Solo la parte superior del castillo quedaba ahora. El piso setenta y seis, que nunca habíamos tenido la oportunidad de ver, colapso. El velo de luz que estaba borrando este mundo gradualmente se nos acercaba. Mientras la vacilante aura tocaba las nubes y los cielos, desparecían y volvían a la nada.

Podía ver el palacio rojo y sus magnificas torres en el piso más alto de Aincrad. Si el juego hubiese proseguido como estaba planeado, habríamos peleado allí contra el jefe final, Heathcliff.

Incluso cuando el soporte del último piso desapareció, el palacio sin dueño continuaba flotando en el aire como si se resistiese a su destino. El palacio rojo que había sido dejado en medio del cielo naranja parecía como el corazón del castillo flotante.

Eventualmente, la destrucción envolvió al palacio rojo también. Se partió, empezando desde el fondo y viajando hacia arriba, y estallando en innumerables fragmentos antes de desaparecer entre las nubes. La torre más alta desapareció casi al mismo tiempo que el velo de luz consumía su área circundante. El enorme castillo de Aincrad había sido completamente destruido, y todo lo que quedaba en este mundo era unas pocas nubes y esta pequeña plataforma donde estábamos sentados Asuna y yo.

Probablemente no nos quedaba mucho tiempo. Estábamos usando solo el corto periodo de tiempo que Kayaba nos había dado. Con la destrucción de este mundo, el NERvGear llevaría a cabo su función final y eliminaría lo que quedaba de nosotros.

Coloque mis manos en las mejillas de Asuna y lentamente presione mis labios contra los suyos. Este era nuestro último beso. Ambicionaba con usar hasta los últimos segundos y grabar su completo ser en mi alma.

“Supongo que este es el Adiós…”

Asuna sacudió su cabeza.

“No, no lo es. Desapareceremos juntos. Así, estaremos juntos, para siempre.”

Ella susurro con una voz clara antes de darse la vuelta entre mis brazos y mirarme fijamente. Luego inclino su cabeza un poco y sonrió.

“Hey, ¿Puedes decirme tu nombre Kirito-kun? ¿Tu verdadero nombre?”

No entendí al principio, pero luego me di cuenta que ella se refería a mi nombre en el otro mundo, que habíamos dejado hacer dos años.

Sentía como si los días donde había vivido con otro nombre y otra vida fuesen cuentos de algún mundo distante. Dije mi nombre como si saliese desde lo más profundo de mis memorias, sintiéndose de alguna manera emotivo.

“Kirigaya… Kirigaya Kazuto. Debería haber cumplido dieciséis el mes pasado.”

En ese momento, sentí al tiempo iniciar a correr para el otro yo. La mente de Kazuto, que había sido enterrada profundamente entro del espadachín Kirito, salía a flote lentamente. Sentí la pesada armadura con la que me envolvía a mi mismo en este mundo caer pedazo a pedazo.

“Kirigaya… Kazuto-kun…”

Asuna dijo mi nombre, concentrándose en cada silaba, luego rio con una ligera expresión perpleja.

“Entonces eres más joven que yo. Yo soy… Yuuki… Asuna. Diecisiete este año.”

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Yuuki… Asuna. Yuuki Asuna. Repetí estas cinco silabas en mi mente una y otra vez.

Repentinamente, me di cuenta de las lágrimas descendiendo de mis mejillas.

Mis emociones comenzaron a cambiar por fin en medio de este ocaso perpetuo. Un sentimiento doloroso recorrió todo mi ser, como si mi corazón de partiera. Por primera vez desde mi llegada a este mundo, lagrimas fluían libremente por mis mejillas. Sentía un nudo en mi garganta, apreté mis dos manos, y comencé a llorar fuertemente como un niño pequeño.

“Lo siento… Lo lamento… Prometí… enviarte… De nuevo… Al otro lado… Pero yo…”

No era capaz de continuar. Al final, no pude salvar a la persona que era más importante para mí. Por mi propia debilidad, su alguna vez brillante y soleado camino había llegado a su fin. Mis lamentaciones tomaron la forma de mis lágrimas y emanaban sin fin de mis ojos.

“Está bien… Está bien…”

Asuna estaba llorando también. Sus brillantes lágrimas descendían sin fin como pequeñas joyas antes de evaporarse.

“Me siento realmente feliz. El tiempo que pasamos juntos Kazuto-kun, y vivimos juntos, fue el más placentero tiempo de toda mi vida. Gracias… Te amo…”

El fin del mundo estaba justo en frente de nosotros. El castillo de acero y el mar de nubes sin fin ya habían sido eliminados por la brillante luz, dejándonos solo a nosotros dos.

Asuna y yo nos abrazamos mutuamente muy fuerte, esperando por el momento final.

Sentí como si nuestras emociones fuesen purificadas por la luz. Todo lo que queda dentro de mí era mi amor por Asuna. Continué diciendo su nombre incluso si todo estaba siendo separado y esparcido.

La luz lleno mi visión. Todo estaba siendo cubierto por el puro velo blanco y desapareciendo después de convertirse en partículas de luz. La sonrisa de Asuna se mezclo dentro de la desbordante luz que envolvía este mundo.





—Te amo… Te amo—

Su voz resonó como el dulce resonar de una campana mientras lo último de mi conciencia desaparecía.

La línea final que no separaba despareció y nos volvimos uno.

Nuestras almas se filtraron en la del otro, combinándose, y luego dispersándose.

Finalmente, desaparecimos.

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